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Presentación Waynakay
Presentación Waynakay
Así como al cura Santiago, de “La violencia de las horas” de César Vallejo, “a quien placía
«Buenos / días, José! Buenos días, María!»”, a mi amigo Gato (qué fortuna quien pueda
utilizar la palabra «amigo») le place saludar, cuando salimos por las calles a pasear, a
el saludo con alegría. A veces les dice “divinos” o “divinas”; otras veces cuando la tarde es
muy bella y suave el viento y suave la vida y suave es dios reciben el saludo de “tesoro”. O
ya, en el éxtasis del paseo, sorprende a las paseantes con el saludo de “tesoras”. Es
inconfundible. Siempre alegra su tono: la forma cómo alarga las sílabas y se ingenia en sus
Esta revista es traslúcida muestra de ese tesoro divino, que mi amigo siempre homenajea.
redactamos manifiestos al terminar de darnos cuenta con terror o alegría algo o todo.
Edad de las posibilidades, la verdad y la utopía. Del autoconocimiento, revelándonos.
Donde importamos mucho como para no dejarse el pelo largo ni mostrar nuestro lunar,
rebelándonos.
Los jóvenes creadores de esta revista tomaron al arte como un refugio o una reafirmación.
Parte de su educación integral les exigía mostrar artísticamente sus intereses. Es por ello
que la revista afirmó su camino naturalmente, como una reunión de amigos que planean
una fiesta. La idea eje de esta publicación fue aunar el arte plástico con el literario. En ese
propuestas, tanto en narrativa breve como en poesía, cumple con uno de los objetivos
los acoge proponiendo una antología del poeta moyobambino Luis Hernán Ramírez para
juventud. Pero… ¿Por qué en quechua?, recalcitré. Ella más franca y abierta me respondió:
sobre la revista: Waynakay es una publicación que irradia inteligencia, asombro, sano y