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Capitulo Oriental 39 PDF
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AÑO IV - NO8
AMANDA BERENGUEE
IDA ViTALE
SARANDY CABRERA
JUAN GELMAN
RAUL Z A F F A R O M
MILTON SCHINCA
Jorge Arbeleche.
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PRESENCIA EN EL TIEMPO
Washington Benavides.
Iván Kmaid.
el contrario, lván Kmaid logra una austeridcd, l a materia del poema, los instantes en sucesión,
a veces una dureza que derivan sin duda de postergar una madurez, l a que se requiere
Liber Folco; un mundo auténtico, entrañable, para desarrollar históricamente l a personalidad.
impregnado de nostalgia, de dulce desazón
por l a muerte de los seres queridos, una
gracia personal, algo así como un d e s p a r p ~ j o
sofrenado otorgan a sus poemas un tono con- En una apreciación de conjunto, l a produc-
vincente y una a:mósfera aérea tan agradabie ción lírica más reciente muestra descuidos for-
como insospechada. La estructura de sus poemas males, escasa atención por los procedimientos
suele resentirse y esa misma levedad amenaza técnicos y hasta una sospechosa tendencia a
disiparlo. ignorar la teoría prosódica y métrica O a hur-
Aunque no es en la modalidad que trabaja tar el cuerpo ante el esfuerzo que representa
Iván Kmaid, por cierto, l a única en que se el estudio. La facilidad expresiva, l a sensación
debe estar en guardia contra las irreguiaii- de que se escribe afiebradamente, en l a sor-
dades del verso o el desajuste de las estruc- presa o en el éxtasis de los primeros contcc-
turas. La producción de Diego Pérez Pintos, en tos con el y o y con el mundo, hablan de un
l a que surgen poemas hermosos, de fina ca- desdén por l a discipline. ¿Cómo compensarlo?
pacidad sensorial, de vislumbres de noches y Con l a atención exc!usiva hacia el "contenido",
de amaneceres, no soporta siempre cierta abun- el "fondo", lo "esencial", con las emociones y
dancia, cierra languidez, ciertos choques de las las angustias avasallantes, capaces de tornar
palabras; su libro Los pasos muestra un impul- estériles y hastu ridículas las imposiciones del
estudio, el curso de l a disciplina o l a preocu-
so reiterativo que no h a l l a fácilmente sus
pación por l a pericia técnica. Tal vez la ju-
limites. Las composiciones de Esteban Otero,
ventud no pueda -o no deba- tener en cuen-
en cambio, son como aires inmóviles, de ex-
ta demasiado pronto los exigencias formales
trema parquedad, pudorosamente replegados,
ni la vigilancia del lenguaje. Pero tal vez sea
sin que deje entrever un arranque de audacia conveniente pensar que dicha atención no es
que le permita captar o!ros registros. Quien impunemente postergable. Parte de la juven-
logra estruciurar sus poemas hasta dotarlos tud ha de ser invertida en el duro aprendizaie,
de un aliento poderoso es Roberto Echavo- en el encarnizado estudio de l a gramárica poé-
rren Welker. El mtir deiras del nombre es un tica. Y ello no en nombre del decoro -peli-
libro atrcctivo y estimulante. Influido por la grosa sirte donde encallan tantas inspiraciones
gran poesía del siglo (Eliot, Saint-John Perse, genuinas- ni de una perfección sin más ho-
Octavio Paz) se mueve en una textura de imá- rizonte que el regodeo del oficio, sino en el
genes, en un fluir de vocablos con el que los de l a misma renovación que se desea, en el
poemas crecen y se afirman. Sus composicio- de la misma proyección hacia el futuro. Y no
nes parecen haber nacido d e una acumulación como promesa: como realidad.
de vivencias, admiten a l a vez l a integracion El desafio existe y todos, a l fin y a l cabo,
de varias voces, se muestran como formadas deberán enfrentcrlo. ¿Qué decir? ¿Cómo de-
de múltiples capas, sedimeniados, plurivalen- cirlo? Y una vez hallada una manera propio,
jcómo hacerla progresar, cómo enriquecerla y
tes. Las cosas sobreabundan, ias referencius y
transformarla? ¿Con qué derecho organizar
las a'usiones se abren hacia distintos rumbos.
una vida en el cultivo del arte cuando el mun-
Es la movilidad del mar, pero del mar que gol-
d o entero arde y se resquebraja? ¿Hasta dón-
pea y estalla en Ic costc, a l l i donde siempre
de es licito aguardar de l a nueva poesia una
es posible sorprender lo Iiuella humana. N o ética de l a forma s i l a ética de hoy, l a de
revela, o no ha encontrado aún, la facultad ahora mismo, exige todas las fuerzas para l a
de asir un instante, de detenerlo en su de- construcción del mundo nuevo? "Apremiante,
licia. EsÍa tarea, no indispensable pero sí pro- confusa, sin perspectiva": estos calificativos de
piciudora del lirismo puro, l a encarna hasta el Valéry a propósito de su época bien pueden
momento, con aciertos, Jorge Arbeleche. "ln- aplicarse a l a nuestra en cuanto intentainos
dudablemente", dice Domingo L. Bordoli en el diagnosticarla. "Nos hallamos en un banco de
prólogo a Sangre de l a luz, "esta poesia de niebla", dijo el autor de Charrnes. Sin duda,
Jorge Arbeleche es una poesia del instante, y igual sensación nos invade cuando queremos
se l a reconoce de este modo porque ha pro- ver claro y arrojamos una mirada en torno.
curado poner de manifiesto un «no-tiempo», También nosotros compartimos l a niebla, es-
que en forma circular rodea a cada uno de tamos en su centro. ¿Cuál puede ser el camino
los momentos elegidos". Esta actitud envuelve real de l a nueva poesia? ¿Cuál l a orientación
también sus escollos: la misma tenuidad a que de los más jóvenes? Los gérmenes del rechazo
alude Bordoli puede adelgazar excesivumente de los antecesores, detectados al comienzo
Ernesto Guevara, cuya acción revolucionaria y cuya muerte
en Bolivia fueran recogidas en l a creación poética de
los jóvenes.
DOS REVISTAS
Si mantener publicaciones periódicas cuyo
contenido verse exclusivamente sobre poesia
es tarea ardua en cualquier ambiente, ha-
cerlo en el Uruguay de los últimos años re-
quiere enfrentar es!os obstáculos: proverbial
indiferencia del público, pesadas trabas eco-
nómicas, corencia de estímulos. Y hacerlo de
modo satisfactorio, no sólo enfrentando di-
chos obstáculos sino en buena medida do-
blegándolos, habla de un fervor por l a poe-
sía poco frecuente y de una insólita fe en
que la voz de esa "cenicienta de las letras"
habrá de ser a l fin oida. La nueva poesia
en el Uruguay encontró esas publicaciones:
"Siete poetas hispanoamericanos" y ' Aqui
poesia". Ambas reconocen en Noncy Bacelo
y en Ruben Yacovsky, respectivamente, sus
enimadores y sus tenaces sostenes; ambos
acogen voces diversas, propagan, esfrmu-
de este trabajo, ka:canzaron ya verdadero Ion Y, hasta donde les es posible, orientan.
desarrollo? El apremio los comprende a todos: S'n desmanes de exigencia, dejan convivir
&será también el de ellos un poe:izar a partir como en la parábola evangélica, el trigo
del remordimiento, se verán compelidos a en- y la cizaña. sabedores -consciente o in-
frentar a l a poesía como una carga y a sobre- conscientemente- de que la separación y
llevar su condición de poetas sintiendo que decantación verdaderas quedan a cargo del
l a conciencia se los recuerda penosamente? De tiempo. Sin ellas., las oportunidades se ha-
l a forma en que se emancipen y del nuevo brían reducido hasta un grado tal vez desa-
hombre que avizoren en sus creaciones, depen- lentador; sin ellas.. muchas vocaciones no ha-
derá en parte el nacimiento o l a frustración de brian hallado cauce.
ese mundo en cuyo porvenir están comprome-
tidos.
La muerte del estudiante Líber Arce también marcó l a
sensibilidad d e los nuevos poetas.
7 POETAS
HISPANO
AMERICANOS
circe moia
vicente basso magiio
v~ashingtonb e n a ~ i d e s
esther de clceres
enrique casaravillo Iemos
enrique fierro
nancy baceio
Este farcíc"lo, ton el libro
LA NUEVA POESIA
(antología) Precio del
constituye la entrega N.o 39 f ascieulo
de CAPITULO ORIENTAL más el libro: $ @a