Está en la página 1de 3

I.

LA DEMOCRACIA: UNA IDEA NUEVA

Hoy en día la democracia se impone como la forma normal de organización


política, ella se caracteriza por un mercado político abierto competitivo y por la
economía de mercado, pero aunque estas son condiciones necesarias para la
democracia, no son suficientes.

Sabemos que los regímenes democráticos se debilitan tanto como otros; el


retroceso de los Estados podría significar una crisis de la representación
política, donde los electores ya no se sienten representados por una clase
política que consideran solo busca su propio poder y enriquecimiento, la
conciencia de ciudadanía se debilita debido a que se sienten marginados o
excluidos. Así, la democracia puede ser destruida, ya sea desde arriba, desde
abajo o desde sí misma.

Giovanni Sartori tiene razón al rechazar la separación de dos formas de


democracia: política y social, ya que no podría emplearse el mismo término
para designar dos realidades diferentes cuando estos tienen elementos en
común.

¿Cómo combinar, entonces, el gobierno por la ley con la representación de los


intereses? Para ello es necesario definir la democracia a partir de Norberto
Bobbio con sus tres principios fundamentales: la democracia es un conjunto de
reglas que establecen quien está autorizado a tomar las decisiones mediante
qué procedimientos, mientras más personas participen (directa o
indirectamente) es más democrático y las elecciones a hacer deben ser reales.

Sin embargo, vemos que en la realidad este modelo no se cumple, ya que las
grandes organizaciones, partidos y sindicatos tienen un peso creciente en la
vida política, quitándole poder al pueblo “supuestamente soberano”, a menudo
los intereses particulares no desaparecen ante la voluntad general y las
oligarquías se mantienen.

¿Cómo se forma, se expresa y se aplica una voluntad qué representa los


intereses de la mayoría al mismo tiempo que la conciencia de todos de ser
ciudadanos responsables del orden social? Ya no podemos contentarnos con
garantías constitucionales y jurídicas, por ello desconfiamos de la democracia
participativa. Necesitamos una democracia de liberación, pero antes de ello es
necesario aclarar que la idea de una religión de Estado es incompatible con la
democracia. Entonces ¿cómo respetar lo más posible las libertades personales
y, por otro lado, organizar una sociedad que sea justa para la mayoría?

LA LIBERTAD DEL SUJETO

Llamo sujeto a la construcción del individuo como actor, por la asociación de su


libertad afirmada y su experiencia vivida, asumida y reinterpretada. Es aquel
que introduce libertad en lo que en principio se manifestaba como
determinantes sociales y una herencia cultural.

¿Cómo se ejerce esta libertad? Se expresa por la resistencia a la dominación


creciente del poder social sobre la personalidad y la cultura. Ante todos los
poderes y opresiones, el sujeto resiste y se afirma al mismo tiempo mediante
su particularismo y deseo de libertad. (Tocqueville)

La democracia es la lucha de unos sujetos, en su cultura y su libertad, contra la


lógica dominadora de los sistemas. El régimen democrático es la forma de vida
política que da la mayor libertad al mayor número, que protege y reconoce la
mayor diversidad posible.

La cultura democrática protege la diversidad, opone los derechos del hombre a


los deberes del ciudadano o a las demandas del consumidor, el poder del
pueblo no significa que el pueblo se siente en el trono, sino que ya no haya
trono. El poder del pueblo significa la capacidad para la mayor cantidad posible
de personas de vivir libremente, oponiendo resistencia al poder.

Los Estados nacionales Europeos se convirtieron en democracias porque


reconocieron su diversidad social y cultural, en contra del territorialismo
religioso.

Lo que define a la democracia es, ante todo, el respeto a los proyectos


individuales y colectivos, que combinan la afirmación de una libertad personal
con el derecho a identificarse con una colectividad social, nacional o religiosa
particular. La igualdad, para ser democrática, debe significar el derecho de
cada uno a escoger y gobernar su propia existencia

LA LIBERTAD, LA MEMORIA Y LA RAZÓN

Otra amenaza a la democracia es el culturalismo que impulsa el respeto a las


minorías hasta la supresión de la idea misma de mayoría y a una reducción
extrema del dominio de la ley. Ante ello, la única defensa es la acción racional,
es decir, el llamamiento al razonamiento científico, el juicio crítico y la
aceptación de reglas universalistas que protejan la libertad de los individuos.

La democracia tiene que combinar el pensamiento racional, la libertad personal


y la identidad cultural. Un individuo es un sujeto si asocia en sus conductas el
deseo de libertad, la pertenencia a una cultura y el llamado a la razón. Una
sociedad democrática combina la libertad de los individuos y el respeto a las
diferencias con la organización racional de la vida colectiva mediante leyes, es
una combinación de unidad y diversidad. La democracia no reduce al ser
humano a ser únicamente ciudadano, lo reconoce como un individuo libre pero
perteneciente a colectividades económicas o culturales.

DESARROLLO Y DEMOCRACIA

La autonomía de los individuos es más fácil de obtener en los países más


desarrollados, pero ello no implica que no puedan obtenerse en los que no lo
son. La democracia está igualmente amenazada en ambos grupos de países.

En los países modernizados, la acción democrática tiende a limitar el poder del


Estado sobre los individuos, mientras que en las sociedades dependientes, es
la afirmación defensiva de la comunidad la que inicia el trabajo de
reapropiación colectiva de los instrumentos de la modernización. De un lado,
las libertades individuales son portadoras de la democracia, pero también
pueden hacerla prisionera de intereses privados.

Cuanto más dependiente es una sociedad, más implica una movilización


guerrera y mayor es el riesgo de un desenlace de régimen autoritario. Solo
unos movimientos sociales fuertes y autónomos pueden oponer resistencia al
dominio del Estado autoritario modernizador. El espíritu democrático está en
acción en todas partes, pero también puede degradarse o desaparecer.

LA LIMITACIÓN DE LO POLÍTICO

La democracia está al servicio de los seres humanos como Sujetos, los cuales
nunca pueden ser definidos por una relación consigo mismos ya que sería
ilusorio.

La organización social penetra al yo tan completamente que la búsqueda de la


conciencia de sí y la experiencia personal de la libertas son ilusorias. La
democracia reposa sobre el reconocimiento de la libertad individual y colectiva
por las instituciones sociales, y la libertad individual y colectiva no puede existir
sin la libre elección de los gobernantes por los gobernados y sin la capacidad
de la mayor cantidad de participación en la creación y transformación de las
instituciones sociales.

Todos aquellos que pensaron que la libertad verdadera residía en la


identificación del individuo con un pueblo, poder o dios, abrieron camino a
regímenes autoritarios, el pensamiento democrático solo puede sobrevivir a
partir del rechazo de esas propuestas unitarias.

También podría gustarte