Está en la página 1de 4

Margarita La Amargada

Cuentos originales
Autor:
 
Eva María Rodríguez
Edades:
 
A partir de 8 años
Valores:
 
soberbia, arrogancia, aprendizaje
Margarita era un niña muy
criticona a la que todo le parecía
mal. Como siempre estaba
enfadada se ganó el apodo de
Margarita La Amargada, porque
no había ni una pizca de dulzura
ni en sus palabras ni en sus
gestos.

Margarita se enfadaba si no podía


ponerse sus vestidos o sus
zapatos favoritos, y prefería fingir
que estaba enferma y pasarse
sola el día metida en casa sin
hacer nada que ir al colegio con
un conjunto que no fuera de su
gusto.

Un día, Margarita se dio cuenta


que no veía bien la pizarra, pero
no dijo nada, porque por nada del
mundo se iba ella a poner gafas.
Los días pasaban y Margarita cada
vez sacaba peores notas. Sus
padres y profesores pensaron que
era por su tozudez, sin darse
cuenta que era su soberbia lo que
le impedía reconocer que no veía
bien.

A mediados de curso llegó a la


clase de Margarita una niña
nueva, pero Margarita no pudo
verla bien de lejos. Aún así le
pareció desagradable y fea. Ni mucho menos iba a reconocer Margarita los
celos que sentía porque ese día la nueva era el centro de la clase en vez de
ella con sus hermosos vestidos y sus increíbles adornos para el pelo.

Dispuesta a amargarle el día, Margarita esperó a la nueva en el lavabo.


Cuando se abrió la puerta y entró la niña nueva acompañada de otras
compañeras, Margarita esperó a que la nueva se lavara las manos.
Entonces, mirándola a través del espejo, le dijo:

-Hay que ver qué pelo rubio tan mal peinado y tan sucio llevas. Y qué
vestido verde tan horroroso. Esas flores son lo peor que he visto en mi
vida. Y a ver si comes un poco menos, que parece que te estás poniendo
fondona. Aunque tampoco se puede pedir mucho, con lo bajita y lo fea que
eres.

-Margarita, qué desagradable eres -le dijo una de sus compañeras.

-Digo la verdad, ni más ni menos -dijo Margarita.

-Si no es por ella, es por ti -le dijo la niña-. La niña que has descrito no es
nuestra nueva compañera, sino tú misma. Ella es más alta y está más
delgada que tú, tiene el pelo pelirrojo atado en un coleta impecable.
Además, no lleva vestido, sino unos pantalones vaqueros con una camisa a
cuadros blancos y rojos.

Margarita, roja de ira, salió corriendo de allí. Sus compañeras, que la


habían estado observando, se acercaron a ella. Una le dijo:

-¿Qué te pasa, Margarita? ¿A que no ves dos en un burro?

-¡No veo nada! -gritó Margarita.


- Ya nos parecía a nosotras que esos nuevos
vestidos que traes no son de tu estilo y que esa nueva forma de peinarte
no encaja.

Las amigas de Margarita acompañaron a su compañera a casa y le contaron


a su madre lo que pasaba.

-¿Por qué no contaste nada? -le dijo su mamá.

-No quiero llevar gafas. Son horribles -dijo Margarita.

Su mamá la miró muy seria y le dijo:

-Horrible es como sales últimamente de casa. Horribles son tus notas y


horrible es tu actitud.

Margarita accedió a graduarse la vista y a ponerse gafas. Descubrió que


había muchos modelos y que le daban un toque intelectual muy
interesante.
Desde entonces, Margarita no está tan amargada y, como ve muy bien,
puede disfrutar de muchas más cosas. Incluso de vez en cuando es capaz
de decir alguna cosa agradable, cada día un poco más.

También podría gustarte