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No más crisis

Somos una sociedad que ha vivido 20 años de violencia que ha


implicado muertes, desapariciones, torturas y la violación de los
derechos de miles de ciudadanos y ciudadanas peruanas que
hasta el día de hoy no han recibido debida atención ni justicia.
El conflicto armado interno en el Perú, que enlutó al país
durante un periodo de 20 años, ha resultado en más de 69 000
personas asesinadas o desaparecidas y otros miles de víctimas
de violencia sexual, de tortura y de desplazamiento forzado. Es
la época más grave y violenta de la historia del país y todavía se
sigue esperando reparación para avanzar en la verdad, la justicia y la memoria.  Con la
llegada del ex presidente Alberto Fujimori, quien ocupó el cargo entre 1990-2000, la
situación se volvió aún más grave. Después de haber sido concentrada en las zonas
rurales, la violencia de Sendero ahora se extendió a las zonas urbanas. Para seguir
combatiendo la organización terrorista el Gobierno creó el grupo paramilitar llamado
“Grupo Colina.” El Grupo cometió algunos de los crimines de lesa humanidad más graves
durante las dos décadas, entre ellos las masacres de civiles de Barrios Altos y de La
Cantuta a principios de los años noventa.
El gobierno de Fujimori se negó a asumir la
responsabilidad de estos hechos y en 1995 el Gobierno
aprobó una ley de amnistía garantizando completa
impunidad para las violaciones de derechos humanos
cometidas por las fuerzas del Estado. Como parte de su
política pública, Fujimori también introdujo la
esterilización forzada de aproximadamente 350 000
mujeres de la población más pobre del país para que no
tuvieron más hijos. Lo que hizo Fujimori fue crear sus
propias políticas. A él no le importó ni el orden democrático ni el Estado de derecho. La
base fundamental de nuestra lucha común contra el terrorismo es el respeto de los
derechos humanos y el imperio de la ley. Por lo tanto, el fortalecimiento de la arquitectura
jurídica internacional en el marco de la cual nos esforzamos por prevenir y combatir el
terrorismo debe constituir una prioridad. Así que debemos:
Fomentar del cumplimiento del marco jurídico internacional contra el terrorismo, y
refuerzo de la cooperación jurídica internacional en asuntos penales relacionados con el
terrorismo.
Luchar contra el extremismo violento y la radicalización que conducen al terrorismo
mediante un enfoque multidimensional.
Prevenir y eliminación de las fuentes de financiación del terrorismo.
Luchar contra la utilización de Internet para fines terroristas.
Fomentar del diálogo y la cooperación acerca de cuestiones antiterroristas,
concretamente a través de asociaciones de los sectores público y privado formadas por las
autoridades estatales y el sector privado (la comunidad empresarial e industrial), así como
la sociedad civil y los medios informativos.
Fuente: Wikipedia

Karolin Rodriguez 5 A

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