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Título: Peones de la Cátedra.

Sinopsis:

Luego de caer en un mundo nuevo, Trish, uno de los sujetos


enviados por un grupo de investigación, se encuentra con ser de ese
mundo que le revela información que pondría en peligro la tierra por
entero. Sin embargo, esta criatura no está dispuesta a dejarla ir tan
fácilmente cuando ella se propone escapar…

Por otro lado, Ganesh y Morgan, que cayeron con el mismo grupo
de Trish, han estado sobreviviendo por 8 meses enteros en ese mundo
sin un flujo de tiempo estable. Cuando finalmente se reencuentran, los
tres se hacen la misión de regresar a la tierra para poder salvarla.

¿Podrán hacerle frente a su perseguidor y lograr su objetivo?

Spin-off de Sobrepasando el Vacío.


Capítulo 1

“Ruinas de Alder Lumen…”

Trish

Miré alrededor, estaba algo aturdida por la caída, pero físicamente


me encontraba bien. Hice un análisis básico para saber si tenía algún
hueso roto o alguna herida interna que no se viera a simple vista nada
más me puse de pie, pero no había nada.

Incluso con la tremenda caída, que nos había hecho zigzaguear por
una red de túneles a gran velocidad, estaba básicamente intacta.

Y en una cueva con increíble acústica, a juzgar por los sonidos de


gotas de agua resonando en el lugar.

“Parece despejado…” Murmuré observando detalladamente los


alrededores. Era una especie sima a la cual se podía bajar mediante
escaleras talladas en piedra cobriza. Por encima se podían ver puentes
del mismo material que daban a túneles con linternas de aceite
brillando en sus entradas. “¿Una mina? No parece haber evidencias de
excavaciones…” Sin embargo, no se podía ver el tope más allá de una
zona de negrura absoluta, ¿a qué profundidad estaba?

“Ughnnn…” Un gemido adolorido sonó en las cercanías. Una


criatura se venía aproximando por el túnel arrastrando los pies, su
cuerpo lucía desgastado y era apenas piel sobre hueso, además de que
esa misma capa protectora lucía rojiza y arrugada, como si hubiera sido
quemado vivo y éste fuera el resultado.

“Evidentemente no eres amistoso…” Murmuré sacando un cuchillo


del talón de mi bota. La verdad es que esos guardias necesitaban
aprender a hacer mejor su trabajo, yo no fui la única que logró colar un
arma al interior del centro de investigación… ¿Ese chico impertinente
seguiría vivo? ¿Si es así, estaría cerca? Se movía con paso confiado, no
un entrenamiento militar como el mío, pero parecía lo suficientemente
capaz para ser útil. O al menos podría utilizarlo hasta que perdiera su
utilidad… Pero no hay tiempo de lamentarse por imposibles justo ahora.

Me lancé hacia adelante esquivando hábilmente el agarre estilo


zombie que arrojó el enemigo y rodé mientras cortaba con mi cuchillo
detrás de su rodilla. A la vez de eso, giré poniéndome de pie para
continuar el ataque. En ese último movimiento aproveché y corté su
costado con una deslizamiento fluido. La piel de la cosa parecía como el
papel y nada de sangre salía, pero al menos cayó de rodillas y dejó
expuesta su nuca, donde clavé mi arma con fuerza y precisión
quirúrgica.

El enemigo cayó al suelo y se convirtió en un montón de arena, en


la que se podía ver un pedrusco opaco y negruzco, parecía un trozo de
carbón endurecido.

No tenía tiempo de ponerme a curiosear, así que dejé eso allí y


seguí mi camino por el túnel de donde salió la criatura. Había lámparas
de aceite por este camino también, pero no había señales de
trabajadores ni de ninguna otra persona por el momento.

“Ni siquiera hay señal.” Murmuré sacando el sistema de


comunicación que me dieron en el centro de investigaciones rival. “Al
menos parece que está funcionando, esperaré a salir de estas cuevas y
lo volveré a intentar.” No disponía de ninguna manera de comunicarme
con mi propia agencia, yo era básicamente una agente doble en este
momento, si se descubrían mis verdaderas intenciones cortarían y
negarían cualquier relación conmigo. Y pensar que sólo tengo 19 años,
aunque luzca menor, estar en el negocio familiar realmente resultaba
difícil algunas veces… “Sin embargo, esto parece averiado…” Seguí
pensando en voz alta al ver el reloj ubicado en mi muñeca que se
supone mostraba mis signos vitales y ubicación geográfica, además de
otros datos que ya no valía la pena mencionar.

Seguí recorriendo los túneles un buen rato, pero no parecían llevar


a ningún lado, sólo era una increíble cueva sin fin con alumbrado
rústico. Al menos, hasta que llegué a una encrucijada.

“Un camino hacia arriba y otro hacia abajo…” Evidentemente, tomé


el que iba hacia arriba. No tenía interés en profundizar más en estas
cuevas, tenía un itinerario mental que seguir. “¿Qué es este lugar?”
Murmuré un tanto atontada cuando las escaleras dieron finalmente a
una brecha que daba a la superficie. Una fina capa de nieve recubría
todo a la vista, pero afortunadamente ya no estaba cayendo más por
ahora.

El lugar estaba completamente desolado, además de parecer en


ruinas. Había marcas de garras en algunos lugares y algunas
habitaciones parecían estar diseñadas para mantener a las personas en
su interior. Barras de metal oxidado destacaban como un punto rojo
sobre las paredes de piedra maciza. ¿Una prisión? Probablemente, pero
era una con un diseño un tanto inconexo.
Seguí caminando hasta llegar a lo que parecía ser un patio, donde
había armas y montículos de polvo en lugares aparentemente
aleatorios. Unas flechas destacaban en algunos montículos como punto
de referencia, ¿serían esos restos de seres como el que vi en las cuevas?

Me adentré un poco más al patio, donde había una especie de fosa


con los bordes irregulares, casi como si el piso entero hubiera colapsado
bajo la fuerza de un gran objeto.

“Sería peligroso acercarse demasiado a los bordes, pero realmente


me gustaría mirar abajo, para darme una idea de si yo estaba al fondo
de una fosa así originalmente…” Murmuré solo para hacer oír mi voz
más allá del atormentador silencio que había en la pseudo-prisión.

Bueno, como no había ninguna cuerda ni nada que pudiera usar a


la vista, tuve que descartar esa idea y seguir explorando por ahora. Lo
siguiente que me había llamado la atención eran unas puertas dobles
de piedra de gran tamaño, que estaban abiertas por algún motivo. Todo
lo demás de la prisión hasta ahora había estado cerrado
completamente, ¿tal vez por ahí escapó lo que sea que estuviera aquí
contenido? Si ese era el caso, era una salida de este lugar, pero también
una posible ruta peligrosa, si tenía en cuenta las marcas de garras y las
armas diseminadas por toda el área con algunas manchas de sangre
seca.

Di un par de pasos más cerca de la puerta cuando una vibración


en mi muslo llamó mi atención. ¡Era el comunicador del centro de
investigación! Rápidamente lo saqué y quité la tapa para dar la
pantalla, no había imagen pero sí audio.

“Aquí…investigación…se… ¿…escucha?” No podría sonar más


entrecortado ni siquiera intentándolo.

“Base, aquí el Sujeto 05 reportando. Repito, Sujeto 05 reportando.”


Hablé al micrófono esperando que me escucharan. ¿Necesitaba más
altura para lograrlo? Miré a mi alrededor, había un campanario cercano
que podría servirme perfectamente, así que corrí hacia allí ignorando
por completo la puerta de piedra por ahora, posiblemente la revisaría
después.

Entré en el edificio que parecía estar conectado al campanario y me


paré en seco, ¿era esto una iglesia? Nunca había sido creyente, pero
podría diferenciar los lugares de adoración o culto si me lo pedían y éste
parecía uno. En la pared más alejada había un vitral circular en
perfecto estado que reflejaba lo que parecía ser una batalla de seis
bandos por una extraña flama blanquecina en el interior de todo ello.
Curiosamente, cada bando parecía tener una flama de un color en
específico acompañándolos, además de tener sus propias características
que diferenciaban notablemente a las facciones rivales entre sí.

“No tengo tiempo de estudiar la cultura de este mundo, aunque


realmente me gustaría saber un poco más de ella, tal vez me ayude a
entender por qué colocarían una iglesia tan bien diseñada en una
prisión.” Dije volteándome para ver los palcos que todavía se mantenían
en buen estado. La madera parecía buena y el acolchado de buena
calidad, ¿esos eran adornos de oro?

Me detuve bruscamente en mi análisis cuando sentí que algo no


iba bien, un cosquilleo en mi nuca me hizo alzar la mirada hacia el arco
de piedra que crucé para entrar aquí y fijé mi mirada en lo que había
allí.

Una figura alta y encapuchada vestida completamente de negro


estaba parada con sus ojos probablemente en mí. Una especie de aura
negra salía de su cuerpo más allá de lo que parecían ser ropas de
sacerdote.

No lo pensé dos veces y salí corriendo por la primera puerta que vi,
forzándola de una patada y subiendo las escaleras de piedra que
encontré a toda prisa. Si este era el camino al campanario estaba en
serios problemas, ya que no tendría una manera de salir a partir de allí
a menos que saltara hacia el vacío.

Esa criatura no se sentía normal. Bueno, nada de lo que había


visto hasta ahora correspondía con mi idea de „normalidad‟, esa era una
rareza aceptable, pero esta nueva criatura no. Esa cosa me había
erizado la piel solo con su presencia.

Irrumpí en lo que parecía ser el segundo piso de la iglesia, donde


había una especie de pequeño escenario, probablemente para el coro de
la misma. La figura de negro ahora estaba en el atrio, y la manera en
que lentamente fijó sus ojos en mí me causó un terror visceral. Acto
seguido, desapareció de la vista en lo que parecía ser un borrón de
movimiento para manifestarse súbitamente a mi lado extendiendo una
mano para tomarme por el cuello.

Mis reflejos me salvaron por poco, ya que me hice hacia atrás lo


suficiente para que sus fríos dedos sólo me rozaran la piel, pero eso
bastó para decirme que definitivamente no quería ser atrapada por esta
criatura. Ese mero roce me dejó el cuello congelado y la garganta
entumecida y adolorida, como si hubiera estado horas gritando
desesperadamente.
Sin pensarlo mucho giré aprovechando lo que parecía ser su
desconcierto momentáneo y salté hacia el piso de abajo. Caí haciendo
un giro en el suelo para recuperarme un poco y salir corriendo por el
arco de piedra por donde esa cosa había aparecido en primer lugar.

Sin perder la concentración tomé el comunicador y hablé mientras


corría.

“Central, aquí Sujeto 05, hay hostiles en el área. Repito: hay


hostiles en el área. Cortaré toda comunicación hasta nuevo aviso.
Repito: cortaré toda comunicac…” Un segundo después me encontraba
volando por los aires con toda la mitad derecha de mi cuerpo
entumecida y agarrotada. Impacté con un golpe sordo contra la pared.
Bajé la mirada para encontrar que mi brazo donde sentí el golpe se
encontraba ceniciento y las venas destacaban prominentemente de un
color azul intenso.

A varios metros frente a mí estaba la criatura con dos


acompañantes más que tenían la misma pinta. Mi brazo derecho
apenas estaba recuperando la movilidad, pero mis piernas funcionaban
perfectamente. ¿Pero acaso tenía algún lugar a dónde correr? Miré a mi
alrededor. Sólo estaban las escaleras por donde había venido, pero no
me parecía muy inteligente la idea de bajar a esos túneles laberínticos
con estas tres cosas persiguiéndome. La puerta de piedra estaba más
allá de ellos, así que esa salida estaba fuera del juego también…

Las criaturas comenzaban a acercarse dejando una estela de humo


negro a su paso, que desaparecía en el aire mismo como si nunca
hubiera existido. ¿Qué eran estas cosas?

Me obligué a mí misma a no caer en la desesperación y analicé el


terreno una vez más. Defenderme no parecía la mejor opción, tenía mi
cuchillo pero eso difícilmente sería un beneficio con mi brazo en este
estado. Como pensé, correr era la mejor opción, ¿pero siquiera tenía
algún lugar a dónde ir?

Por la esquina del ojo vi la fosa y una idea suicida surgió en mi


cabeza… La cueva donde yo había estado tenía varios puentes de piedra
que iban de lado a lado cruzando el vacío, si tenía suerte esta
probablemente también sea igual. Además, que estando tan cerca de la
superficie debía de tener la salida en algún lado cercano si caía en uno
de los puentes superiores. En un plus, no debería de tener una sola
salida, ¿o sí?

No lo pensé dos veces.


Salí disparada e hice el salto de fe sintiendo como las extremidades
de las criaturas me rozaron la espalda y piernas en el último momento,
entumeciéndome todo el cuerpo de golpe y limitando mi
maniobrabilidad en el aire.

Miré hacia abajo, sí había puentes de piedra que cruzaban a lo


largo de la fosa, pero todos estaban destruidos casi por completo. Lucía
como si algo hubiera caído a través de ellos, rompiendo la piedra como
trozos de madera roída.

Caía de cabeza, todavía sin poder maniobrar por tener el cuerpo


entumecido, si seguía ganando velocidad no importaba qué hiciera sería
una caída letal.

En un momento donde mi vida pasó frente a mis ojos, la caída


bruscamente se detuvo y quedé mirando el vacío negro que se extendía
más debajo de mí. Mi cabello cayó ocultando mis alrededores, una
cortina rojiza que me impedía ver qué había pasado. Hice un
movimiento con la cabeza para apartarlo y por un momento mi corazón
realmente llegó a mi garganta. Había una figura vestida de negro
completamente, un abrigo largo de cuero negro y debajo de eso unos
pantalones del mismo color, con lo que parecía ser un chaleco de punto
con una camisa debajo de esto.

“¿Quién eres?” Preguntó el sujeto. Alcé la mirada para encontrarme


con unos fríos ojos violetas. Su rostro parecía ser perfectamente
simétrico, artificial incluso; hasta la manera en la que su cabello negro
caía liso hasta casi ocultar sus ojos lucía perfectamente planeada.

“¿No sería más conveniente tener esta conversación mientras


ambos estamos sobre nuestros pies?” Pregunté sintiendo la sangre irse
a la cabeza.

“No lo preguntaré de nuevo, ¿quién eres?” Dijo con tono inclemente


apretando con fuerza mi tobillo. Un momento… ¿me estaba sujetando
con solo una mano? ¿Así paró la caída? Eso es imposible, tengo buena
masa muscular y soy una mujer alta para el promedio.

“Puedes llamarme Trish.” Dije con cautela dejando de forzar el


cuello para verlo. Ya sentía otra vez la movilidad en mi cuerpo, por lo
que incluso si me soltaba ahora podía arreglármelas para maniobrar y
aterrizar en algún puente inferior.

Como si no pesara nada, el hombre me alzó y soltó bruscamente


sobre el pequeño camino de piedra donde él también estaba parado. No
le iba a agradecer por su aparente rescate, mucho menos cuando lucía
tan poco realizado de haberlo logrado en primer lugar.

“No me sigas, mujer. No te salvaré de nuevo si te encuentras en


peligro.” Dijo dándose la vuelta sin darme una segunda mirada. Sus
palabras ardieron, era perfectamente capaz de cuidarme por mi cuenta,
sin embargo…

“¡Espera…!” Apenas la palabra abandonó mis labios había una


larga y delgada espada de doble filo apuntándome al rostro, a
centímetros de mi nariz en realidad. Si mi conocimiento en armas no
me fallaba, esa era una Jian, una espada china. Sin embargo, estamos
en otro mundo, así que podría conocerse diferente aquí.

“Nada de lo que te pase me incumbe, déjame solo.” Sentenció.

“Al menos respóndeme algo, ¿qué son esas criaturas que están la
superficie? Tienen un aura negra extraña y donde sea que tocan dejan
la zona entumecida.” Murmuré alzando las manos actuando lo más
inocente posible. Los ojos del hombre frente a mí brillaron con una luz
interna momentáneamente, eso solo terminó de confirmarme que esta
cosa frente a mí tampoco era humana.

“Agonías.” Dijo alejando la espada y envainándola con un


movimiento experto en el cinto colgado en la cadera. “Criaturas que se
alimentan de la energía vital de otros seres vivos. No deberían estar
aquí, considerando que el último remanente de la Primavera fue
tomado.” Me ojeó de arriba abajo. “Es en realidad un poco sorprendente
que hayas sobrevivido a un encuentro con ellos, puede que Cristus te
encuentre alguna utilidad.”

“¿Cristus?” Murmuré siguiéndolo cuando comenzó a subir las


escaleras.

“Se te presentará a él cuando sea el momento, si no me resultas


una molestia de aquí a ese encuentro.” Dijo llegando a unas escaleras
de mano que lucían más o menos estables. “Mientras tanto, viajarás
conmigo.”

“¿Podría saber tu nombre al menos?” Pregunté irritada, no estaba


acostumbrada a ser una carga para los demás, pero debía admitir que
en estas circunstancias me encontraba en desventaja. Mientras tanto,
cooperaría, ya llegaría mi oportunidad.

“Puedes llamarme Cain.” Dijo pronunciándolo casi melódicamente


al subir las escaleras. Una vez en la superficie nuevamente, me di
cuenta que estábamos sobre una de las gruesas paredes que hacían de
barricadas para esta extraña prisión.

“Aquí central a todos los sujetos…” La voz robótica provino de mi


transmisor, por lo que de cierta manera respiré aliviada. Cain me vio
extrañamente mientras sacaba apurada el pedazo de chatarra y trataba
de comunicarme, sin embargo… “…este es un mensaje grabado. Repito:
este es un mensaje grabado. La zona maldita entró en expansión
súbitamente, nos vimos forzados a evacuar el centro. Las comunicaciones
se restaurarán en tres días. Repito…”

“¡Gah! ¡Inútiles…!” Gruñí aguantando las ganas de arrojar el


dispositivo y aplastarlo contra el suelo.

“¿Y eso es?” Murmuró el pelinegro mirando con desdén el aparato


en mi mano. Lo analicé a él detenidamente, su mirada revelaba poco,
pero no parecía conocer qué era lo que tenía en mi mano. Mientras
tanto, lo mantendría así.

“Una pieza de tecnología de mi mundo, pero está averiado.” Gruñí


guardándolo en el bolsillo. “Guía el camino, Cain.” Dije cruzando los
brazos. Él me analizó entonces, pero me descartó rápidamente con la
mirada y seguimos caminando. “¿Por cierto, a dónde vamos?”

“No necesitas saberlo, sólo sígueme.” Cortó secamente cualquier


intento de obtener información con esa respuesta.

El silencio se estableció mientras seguíamos caminando por la


pared de la fortaleza. No había señal de las „Agonías‟, lo cual en cierta
manera me hacía sentir mejor. No quería volver a contemplar la
oscuridad que existe donde deberían de estar sus rostros.

“Últimamente llegan cada vez más humanos como tú, de otros


mundos con remanentes de tecnología de allí. Tal parece, según lo que
entendí de ese „mensaje grabado‟, es que Los Estratos están
absorbiendo un nuevo nivel, que sería tu mundo. Eso explicaría por qué
llegan aquí con tecnología diferente.” Sorpresivamente, Cain fue el que
rompió el silencio, aportando un poco de información útil para variar.

“¿Estás diciendo que mi mundo se hará parte de este grotesco


paisaje?” Dijo haciendo señas a lo que parecía ser un cementerio al
borde inferior de la barrera. Había criaturas como la que hice polvo
merodeando por ahí, algunas en meros harapos de ropa haciendo de
taparrabos, otras se veían como víctimas más recientes de lo que sea
que infectó este lugar. Algunas incluso llevaban armaduras y armas de
caballeros. Sin embargo, Cain ignoró todo eso y siguió caminando, de
todas maneras no había ninguna forma de llegar a donde estábamos
desde allí.

“Este lugar es conocido como las Ruinas de Alder Lumen, era un


viejo reino muy próspero que decidió hacer experimentos con el brillo y
en consecuencia liberó una reacción en cadena que convirtió en
Afligidos a la mayoría de sus pobladores lentamente. ¿Sus monarcas?
Desaparecidos. ¿Sus herederos? Todavía vagan estas tierras con formas
corruptas de lo que eran. ¿Sus caballeros? Muchos siguieron a sus
monarcas, incluso más allá del abismo donde sea que se escondieron…
Otros se quedaron aquí, y eliminan a los intrusos a diestra y siniestra.”
Explicó llegando a una torre, donde comenzamos a descender por unas
escaleras de piedra circulares.

“Estás sorprendentemente comunicativo.” Dije absorbiendo la


información y grabándola a fuego en mi mente.

“Si realmente te presento ante Cristus, no puedes seguir siendo


una humana tonta e inculta.” Dijo mirándome por encima de su
hombro mientras lentamente éramos rodeados por las Agonías nada
más salir. “Quédate atrás y no estorbes.”

Mordí mi lengua mientras retrocedía, me había llamado tonta e


inculta, aunque eso último era cierto en cuestiones de éste mundo; lo
que realmente me fastidiaba de su comentario era que me consideraba
una carga. Eso era lo que más me molestaba de sus declaraciones, no
me importaba si pensaba que era tonta, podría aprovecharme de ello,
también podría hacerlo si me consideraba una carga, pero sólo de
pensar en ello me hervía la sangre.

Las Agonías parecían sentir la diferencia en él, pues ahora estaban


acechándolo lentamente mientras lo rodeaban adoptando posturas
depredadoras. Incluso, su aura oscura se alargó para formar zarcillos
hasta sus manos que tomaron la forma de una alabarda de humo
negro.

Tragué saliva mientras observaba la escena, pero Cain lucía


sorpresivamente tranquilo, a pesar de estar rodeado por seis de esas
cosas armadas y dispuestas a absorber su energía vital. Incluso me
tensé cuando la mitad de las agonías saltaron rápidamente a la vez para
atacarlo, pero parecía que había subestimado a la persona con la que
estaba temporalmente viajando.

Sin hacer ningún movimiento aparente, las tres alabardas fueron


alejadas de su camino y las Agonías se desequilibraron en su salto.
Cain tomó entonces su Jian y desenvainó lentamente la espada, pero
cuando apenas llevaba unos 10 cm de ello la volvió a envainar y dos
agonías se partieron limpiamente a la mitad liberando un líquido como
la tinta que tiñó de negro el suelo cubierto de nieve.

El tercero aterrizó tambaleándose por la pérdida de su arma, pero


los que se habían quedado a la espera aprovecharon su oportunidad
para hacer ese movimiento súper-rápido borroso y acercarse a Cain. Sin
embargo, éste simplemente pateó los pies de la Agonía que no se había
movido y el cuerpo de ésta quedó horizontal al suelo. Entonces, fue
cuando Cain desenvainó completamente, cortando limpiamente a la
agonía flotante frente a él, la Jian brillando amenazadoramente sin una
gota de tinta encima. Un anillo de sangre negra se reveló alrededor del
pelinegro mientras una explosión de nieve se daba en el suelo y tres
cuerpos cercenados aparecieron en direcciones diferentes antes de que
la agonía flotante tocara el suelo.

“¿Qué… cómo…?” Murmuré incoherencias mientras los cuerpos se


volvían tinta completamente en el suelo y dejaban un charco negro
atrás. ¿Cain había cortado a los cuatro mientras se movían a esa
velocidad?

“Tenemos que proseguir.” Dijo girando la Jian un par de veces en


su mano antes de tomar la vaina y guardarla como si no acabara de
desafiar todas las leyes de la lógica hace un momento. “Mis asuntos
aquí terminaron. Ahora debo ir a un pueblo cercano a verificar algo,
eres libre de seguirme si así lo deseas.”

“De… de acuerdo.” ¿Había alguien que le ordenaba a Cain? ¿Sería


este tal Cristus que tanto mencionaba? Por la manera en que actuaba,
parecía estar siguiendo órdenes…

Era terrorífico y de sangre fría, pero justo ahora era mi mejor carta
por jugar.

Me aprovecharía de ella todo lo que pudiera.


Capítulo 2

“Dioses y reyes…”

Trish

Caminamos a través de un bosque lleno de niebla espesa,


difícilmente se podría ver más allá de cinco metros a la redonda, por lo
que procuraba mantenerme cerca de Cain.

Me había estado llenando de datos al azar sobre este mundo, era


extraño ver a una persona tan distante y fría actuar tan comunicativa,
pero supongo que tenía su motivo.

“Nos estamos acercando.” Dijo el Emisario antes de extender el


brazo hacia atrás y tomar mi brazo con firmeza, no me gustaba su
agarre, pero lo toleré porque hasta ahora había evitado tocarme a toda
costa a menos que tuviera una razón específica. Oh, y respecto de lo de
„Emisario‟, aparentemente esa era su especie. Criaturas llenas de magia
que devoraban a otros similares para crecer y hacerse más fuertes,
porque de lo contrario podrían llegar a volverse locos, como los Afligidos
de antes. Sin embargo, cada vez que uno consumía a otro, incontables
más nacían a partir de los fragmentos resultantes en un ciclo sin fin.
“Finalmente, Arisville…” Suspiró cruzando lo que parecía ser un banco
de niebla conmigo a rastras y entrar en un… muy devastado pueblo,
parecía que había sido golpeado por un tsunami o algo así.

“¿Éste es el pueblo que tenías que verificar? Parece que llegas un


poco tarde.” Dije admirando la destrucción. Sin embargo, parecía que
sobrevivirían, había varios hombres y mujeres trabajando en la
reconstrucción de las casas, varios estaban cargando maderos y
bloques de piedra sólida de aquí para allá. Sin embargo, también había
otros en lo que parecían ser torres de vigilancia, esos tenían arcos y
ballestas preparadas. ¿Habían sido atacados recientemente, entonces?

“El pueblo en sí no me interesa, sólo quiero verificar la presencia


de cierto grupo de individuos.” Dijo analizando el terreno. “Parece que
voy a tener que preguntar, no los veo a simple vista…”

“¡Eh, ¿quiénes son ustedes?!” Interrumpió alguien. Un hombre


corpulento llegó seguido de una mujer con una ballesta preparada y un
hombre más delgado, pero que tenía una espada que lucía afilada en
sus manos.
Cain giró la cabeza hacia ellos, y sea cual sea la mirada que les dio
hizo al más grande retroceder asustado un par de pasos. Los otros dos
se refugiaron detrás de éste. No eran combatientes, eso era obvio. Al
menos, no estaban habituados al combate.

“Un grupo grande de niños y adolescentes. ¿Lograron llegar aquí


intactos?” Exigió mirando al trío, yo me acerqué para actuar como una
presencia tranquilizadora de ser posible. No siempre el miedo afloja la
lengua de esta clase de personas.

“¿Los críos…? Ellos…” La mujer a su lado dio un codazo al


grandulón y negó con la cabeza. Como pensé, instinto protector.
Probablemente sea madre o hermana mayor de alguno.

“Hablen. Ahora. No me gusta repetirme a mí mismo.” Los ojos de


Cain brillaron como fuegos fatuos violetas mientras desenvainaba un
poco su espada con el pulgar.

Inhalando profundamente, tomé una decisión riesgosa. Coloqué


una mano en el antebrazo de Cain, la energía manando de él me
causaba un cosquilleo para nada agradable en la palma, pero por ahora
era soportable. Coloqué mi sonrisa de negocios y comencé a ganarme a
estas personas.

“Estamos preocupados por ellos, somos parte del grupo que ayudó
a salvarlos y queremos saber si lograron llegar a salvo. Nosotros nos
tuvimos que quedar atrás lidiando con los rezagados de otras aldeas,
pero éste grupo nos preocupaba especialmente.” Dije en el tono más
pacifista que pude mientras Cain suspiraba y soltaba su espada, el
sonido metálico funcionando de alguna manera como un rompehielos
de la situación.

“Oh, ¿estabas allí? Entonces sabrás el nombre de alguno nuestros


chicos, ¿no?” La mujer se envalentonó y dio un paso al frente
cruzándose de brazos. Hasta ahora, había sido horriblemente obvia
sobre su información: Ya sabía que los chicos estaban aquí, gracias a
su sobreprotección. Y ahora sabía que la mayoría estaría bien, si acaso
no todos, no se arriesgaría a que nombrara el nombre de un posible
fallecido. Sin embargo, justo ahora no tenía nada con qué trabajar, era
un mundo nuevo, no podía simplemente decir un nombre al azar.

“Moira.” Dijo secamente Cain desviando la mirada. “Una chica


gritona, de cabello negro corto y un poco más baja que esta mujer.”

“¡Bueno, eso encaja bastante bien con la descripción de la Moira


que conocemos!” Se carcajeó el grandulón. Los dos hombres ya estaban
en la bolsa, sin embargo, la mujer todavía no confiaba en nosotros.
Aunque este era su turno de cooperar, ya habíamos cumplido con lo
que solicitó.

“Parece que sí los conocen…” Murmuró mirándonos de arriba


abajo. Esto sería más fácil de no ser por cual fuera la mirada que les
arrojó Cain al principio. Pero de nada sirve quejarse por imposibles.
“Los niños están bien, ellos están en el Gran Comedor, por si quieren
verlos…”

BOOM

Una explosión sacudió los árboles cercanos a la niebla. Acto


seguido, una de las casas cercanas explotó también. Finalmente fue que
tocaron la campana de una de las torres de vigilancia.

“¡Están de vuelta! ¡Los gobblins están de vuelta!” Gritaba a través


de un parlante. El trío frente a nosotros no nos dio otra mirada antes de
salir corriendo al puente sobre el río. Gruñidos animales y humanos se
mezclaron dando inicio a la pelea.

“¿No vas a ayudarlos?” Pregunté mirando de reojo como Cain


regresaba lentamente al banco de niebla por donde vinimos.

“Su batalla no me concierne, mi misión era saber si los niños había


llegado a salvo. Está hecho.” Antes de darme la vuelta y seguirlo, mi
mirada se encajó con la de aquella mujer que nos había cuestionado
nada más la llegada. Estaba forcejeando con un gobblin y era evidente
que estaba perdiendo en ese duelo de fuerza.

Mantuve su mirada hasta que el hacha del monstruo comenzó a


rasgar lentamente su piel, entonces la abandoné y me acerqué a Cain
en nuestra partida.

Él era mi mejor carta, no iba a simplemente dejarla ir sólo por un


montón de desconocidos.

“Debo admitir que te subestimé.” Dijo Cain tras ya haber caminado


un buen trayecto en el bosque de niebla. Curiosamente, nada más
entrar aquí todos los gritos y sonidos de pelea desaparecieron
inmediatamente, es como si estuviera desconectado completamente de
Arisville y a la vez estuviera a un paso de él.

“¿Habrías ayudado si te lo hubiera pedido?” Pregunté sabiendo


exactamente a qué se refería. Él me miró por encima de su hombro, el
cabello negro azabache sobre sus ojos solo hacía al violeta en ellos
resaltar.

“No soy un héroe, a ti te ayudé porque seguía mi línea de


intereses.” Declaró tras un momento de silencio. “Aunque me hubiera
gustado descansar un poco en ese pueblo, ya llevo diecinueve días sin
dormir.”

Justo como lo pensé. Al menos la parte de la ayuda. Cain no lucía


nada cansado a pesar de llevar tantos días aparentes sin descansar.

“Entonces, ¿ahora sí iremos a ver a este tal Cristus?” Murmuré


aireada mirando a mi entorno. Un silbido cortó el aire y, nuevamente,
tenía una espada dirigiéndose a mi rostro. Sin embargo…

“Hablarás de él con el debido respeto.” Zanjó él apartando la mano


que sostenía un cuchillo contra su abdomen. Mi cuerpo se había
movido por instinto, pero la pregunta había sido muy intencional.
Necesitaba saber cuál era la naturaleza de la relación entre Cristus y
Cain y cómo eso me afectaría a mí.

“Mi error.” Escondí el cuchillo entre mis ropas nuevamente.

“Así que fue de esa manera en la que has sobrevivido hasta que te
encontré. Ya me había dado cuenta que tenías una mente aguda, pero
no sabía que tenías las habilidades necesarias para respaldarla.” Dijo
lacónicamente antes de darse la vuelta. “Lo más probable es que
realmente le intereses a Cristus después de todo.” Añadió ya de
espaldas retomando la caminata, yo lo seguí sorteando las raíces para
mantenerme cerca. “Si te sientes cansada sólo dilo, de nada me sirves
estando incapacitada.”

“Entendido…” Murmuré mordiéndome la lengua nuevamente.


Realmente, esperaba que mi momento llegara pronto. Pero… me estaba
enfrentando a un monstruo de sangre fría y habilidades que desafiaban
la lógica. ¿En realidad tenía alguna oportunidad? Y este Cristus… Tenía
que ser más fuerte que Cain por mucho, no veía al pelinegro siguiendo
a un debilucho por nada del mundo.

Estos sí eran verdaderos monstruos…


Pero, ningún daño me hacía recolectar un poco de información.
Esa siempre era la clave para darle la vuelta a cualquier situación.

“Entonces… ¿qué puedes contarme de Cristus?” Me aseguré de


sacar cualquier posible tono despectivo de mi voz, no podría haber
sonado más monótona de haber sido creada por computadora.

“Es mi Sire, cumplo sus órdenes en la Cátedra.” Dijo como si nada


y luego guardó silencio. Esperé pacientemente, pero ninguna otra
información salió de él.

“Y… ¿qué es la Cátedra?” Una mirada rápida por encima de su


hombre fue la única señal de que lo había tomado por sorpresa.

“Realmente vienes de otro mundo.” Dijo al voltear la mirada


nuevamente. “La Cátedra de los Seis Grandes, abreviada muy a menudo
como Cátedra, es un grupo de entidades que gobiernan los estratos
desde las sombras. Incluso los mandatarios en ley de cada elemento
temen a la Cátedra. Son figuras que aparecen en las leyendas, había
una ilustración muy bien conservada en la iglesia de Alder Lumen cerca
de donde te encontré.”

“¿Te refieres a los seis estratos elementales que mencionaste antes,


no? Sí vi un vitral, pero parecían más bien facciones que combatían
entre sí por algún tesoro, no seis individuos.” Murmuré entendiendo un
poco más la política de este mundo.

“Entonces no alzaste la mirada ni una vez. El techo de la iglesia


tiene una pintura sobre seis seres de aspecto divino dispuestos en un
anillo. Eso para representar que en realidad son una especie de consejo,
no hay líder en la Cátedra, actúan independientemente en sus
territorios y solo interfieren si otro miembro de la Cátedra trata de
alterar el balance.”

“¿Entonces por qué gobiernan desde las sombras?” Pregunté


saltando sobre un tronco caído y caminando equilibrándome sobre éste.

“Por el mismo motivo que existen dioses y reyes.” Hablar con Cain
era fácil si sabía a qué temas atenerme, y qué preguntas hacer. “Los
dioses hacen lo que quieren, su voluntad es absoluta y pueden jugar a
gusto con su territorio. Un rey es el enviado de esos dioses a la tierra
para velar por sus habitantes. Su palabra es la ley…”

“Siempre y cuando no vaya en contra de la voluntad de los dioses.”


Hablé entendiéndolo a la perfección. “Lo capto.” Añadí al aterrizar con
suavidad en la tierra.
“Además, hay mayor libertad en funcionar bajo las sombras.
Cuando eres un dios, puedes ser quien quieras, y por ende hacer lo que
quieras.” Dijo alzando la mano y convocando una llama fantasmal de
color blanquecino con bordes negros que sorpresivamente causó a la
niebla a nuestro alrededor se despejara. “Descansaremos aquí, tu
cuerpo está fallando lentamente. No creas que puedes engañarme,
mujer, usaste el tronco para probar el estado en que te encuentras.”

Grité internamente. Creí que había sido lo suficientemente sutil,


¿cómo se dio cuenta? Incluso me aseguré de disimular la pequeña
pérdida de equilibrio al aterrizar.

“De acuerdo.” Suspiré sentándome mientras él creaba una llama


normal en sus manos y la enviaba al suelo mientras murmuraba unas
palabras inentendibles bajo su aliento. En cuanto la llama tocó la
tierra, diversos maderos se vieron atraídos como por arte de magia
hasta dar una fogata en perfecto estado.

“Puedes dormir con tranquilidad, el orbe de arriba repelerá a


cualquiera que se acerque, sea amigo o enemigo.” Dijo quitándose el
abrigo. Por un estupefacto momento creí que me lo entregaría, pero lo
usó para crearse una almohada y rápidamente quedarse dormido. Eso
era eficiencia.

Él me dijo que podía dormir tranquila, pero… ¿¡Cómo se supone


que lograra eso mientras estaba en una dimensión alterna!? Los
sucesos del día comenzaban a golpear sobre mí como si ladrillos me
cayeran encima, lo que me impedía dormir muy efectivamente.
Renunciando momentáneamente a ello, volteé en mi cama de tierra y
admiré a mi compañero de viajes. Incluso dormido parecía tener la
guardia en alto.

Su cuerpo era largo y musculoso, al menos parecía un nadador


con todos los músculos desarrollados eficientemente, o eso era lo que se
podía decir admirándolo por encima de esas ropas que… parecían tan
de mi mundo. La camisa negra la tenía ahora arremangada hasta los
codos, lo que dejaba ver un sinnúmero de tatuajes entrelazados entre sí
que por alguna razón me daba la sensación de que nacían de su mano
derecha, específicamente desde esa triqueta con centro violeta justo en
la unión entre su pulgar e índice. En el brazo contrario no se veían
tatuajes, curiosamente, pero asomándose por el cuello de la camisa
había bordes de tinta negros, lo que decía que iban más allá de donde la
ropa dejaba ver. ¿Tendrían algún significado?
“Te dije que durmieras. Deja de observarme fijamente.” Dijo apenas
moviendo los labios, ni siquiera hubo un cambio en el subir y bajar de
su pecho que delatara que estaba despierto. “La próxima vez que hable,
nos estaremos yendo de aquí, hayas dormido o no.” Sentenció antes de
quedarse dormido otra vez, aparentemente.

Suspiré, dándole la espalda y tratando de dormir otra vez. Había


perdido la comunicación con la central, no había señales por ningún
lado de las personas que habían venido conmigo a este mundo, y estaba
básicamente atada a los caprichos de este hombre durmiendo a unos
metros si quería sobrevivir.

Hasta ahora, la peor misión de la vida…

Desperté bruscamente al sentir movimiento a mi lado, pero no


había nadie allí. Cain seguía durmiendo calmadamente a unos metros,
así que debía ser mi imaginación. Él debía confiar bastante en su magia
para decir que nadie se aproximaría, pero yo no tenía esa misma
confianza en él. Alcé la vista, no podía ver mucho, pero se diferenciaba
que todavía era de noche.

“¿Despertaste finalmente?” Dijo a mi lado.

“Sí, ya estoy descansada, podemos irnos cuando quie…” Me


congelé en el acto. Ese no había sido Cain.

Salté haciendo un giro y me coloqué junto al espadachín


durmiente, alejándome efectivamente de lo que sea que había
susurrado en mi oído esas palabras.

“Cain. Cain, despierta…” Dijo sin despegar mis ojos de… la mujer
que estaba acuclillada con una sonrisa entretenida en su rostro.
Llevaba un vestido color crema con bordados que parecía moverse con
un viento propio, así como su cabello largo que compartía el mismo
tono dorado/platinado de la luna.

“Está bien, no estoy aquí para hacerte daño.” Dijo con una sonrisa
calmada poniéndose de pie. Su piel parecía hecha de porcelana, era
evidente que esta mujer frente a mí no era humana. Sus ojos, del color
del oro derretido, reflejaban amabilidad mientras extendía una mano
hacia mí. “Todo lo contrario, en realidad, estoy aquí para ayudarte.”

Claro, como si fuera a confiar en eso.

“¡Cain, tú inútil, levántate de una vez!” Gruñí poniéndome de pie


mientras le daba una patada en el costado con mucha fuerza. ¿Y se
suponía que esta era mi mejor carta?

“No le hagas daño, mientras yo esté cerca no despertará.” Explicó


con lo que parecía tristeza ante mi comportamiento. “Como dije, vengo a
ayudarte. Beatrice Callaghan.”

No lo pensé dos veces, envié el cuchillo volando en su dirección en


menos de un respiro.

Justo cuando parecía impactar en ella, su forma se astilló


transformándose en un millar de mariposas del mismo color de su
vestido que se reagruparon en otro punto cercano.

“Nuevamente, no hay motivos para la violencia.” Se acercó con el


cuchillo en la mano, tendiéndomelo por la empuñadura. “He estado
esperando por alguien como tú mucho tiempo, Beatrice Callaghan.”

“Trish. Simplemente Trish está bien.” Dije tomando el arma y


guardándola rápidamente. Ok, había agotado mis opciones. No podía
salir corriendo en la niebla porque me perdería, y quien sabe qué cosas
moraban por allí. Mientras ella estuviera aquí, Cain no despertaría ni a
patadas, así que eso también estaba descartado. Podía ir con ella y ver
qué quería, pero eso implicaba alejarme de la capa protectora que Cain
creó y de él mismo, cosa que no me parecía inteligente.

Sin embargo… Esa era probablemente la mejor opción, si lograba


jugar las cartas a mi favor. En teoría, alejar a esta criatura lo suficiente
de Cain haría que despertara, ¿pero qué me garantizaba que cuando lo
hiciera realmente saliera a buscarme? Odiaba las apuestas cuando no
estaba segura de ganar… pero no veía una opción más inteligente que
ésta.

“Bien.” Murmuré acercándome al cuerpo durmiente de Cain y


tomando su mano marcada, tenía sensación de que le dolería más en
ésta. Saqué el cuchillo y con fuerza perforé la tierra a través de su
mano, clavando la cosa hasta la empuñadura. Entonces me puse de pie
y me di la vuelta con una sonrisa amable hacia la criatura que me veía
extrañada. “Iré contigo.”
Si había entendido a Cain hasta ahora, sabría que no lo abandoné
en el momento en que se despertara. Además, mi cuchillo atravesando
su mano le diría que en realidad traté de despertarlo y no funcionó,
hasta el punto en el que ni siquiera apuñalarlo sirvió.

Realmente, esperaba haber entendido como funcionaba su mente y


no tomara esto como una especie de vendetta contra él o algo así.

Seguí a la criatura femenina por el bosque, no me había percatado


por la luz de la fogata que ella en realidad liberaba un brillo natural que
hacía a la niebla disiparse por donde sea que pasaba.

“Oh, ya estamos aquí, tomó menos tiempo regresar de lo que creí.”


Dijo mirándome sobre el hombro con una sonrisa complacida antes de
empezar a correr hacia el frente como una niña entusiasmada. No
dejaba huellas al caminar sobre la tierra grisácea y el paisaje
ceniciento, además de que las plantas de sus pies descalzos no tenían
una señal de haberse ensuciado, a pesar de haber hecho el viaje ida y
vuelta. ¿Qué era ella? ¿Una especie de hada o algo así?

“¿Quién eres? Nunca me dijiste tu nombre.” Murmuré para ganar


tiempo, además de tratar de sacar toda la información posible que
pudiera de ella.

“Sabrás todo de mí una vez completemos lo que tengo planeado.”


Sonrió alegremente llegando a un árbol hueco al borde de un
acantilado. Tuve que bajar una pequeña saliente para seguirla y
mantenerme a su ritmo. “Como ya he dicho repetidas veces antes, estoy
aquí para ayudarte. Pero lo haré de una manera especial, te ayudaré
ayudándome se podría decir.”

“¿A qué te refieres?” Entorné los ojos en su dirección dando un


paso atrás. El árbol hueco brilló un momento entonces, no… algo en su
interior brilló. Una pequeña polilla salió destellando luz blanca
intermitentemente como una luciérnaga.

“¿Has escuchado hablar de los Emisarios, no?” Preguntó ella con


tristeza viendo al insecto dar un par de revoloteos débiles antes de
posarse en el hueco del árbol de donde salió. “Criaturas llenas de
magia…”

“…que devoran a sus semejantes para crecer y evitar enloquecer.”

“…que se encargan de proteger los Estratos del verdadero mal que


los acecha.” Dijimos a la vez. Su cara estupefacta hacia mí era de cierta
manera irritante. “Dioses, no, ¿dónde escuchaste tal definición de
nosotros? Hay muchos tipos de Emisarios en los diferentes Estratos,
pero todos cumplen el mismo papel: mantener el Equilibrio. Algunos se
atacan entre sí, sí, por supuesto, pero es por mera elección. Libre
albedrío, le podrías decir. Hay otros que atacan porque ya no tienen
otra opción, pero sabrás todo eso una vez que cumplamos el objetivo
por el cual te traje aquí…” Sonrió para calmarme extendiendo la mano.

¿Dónde estaba Cain? ¿No había sido suficiente para despertarlo o


algo así? Odiaba sentirme como una damisela en apuros, pero justo
ahora estaba cara a cara con una Emisaria cuyas intenciones parecían
dudosas.

“¿Por qué estoy aquí?” Pregunté acercándome a regañadientes.


Cooperaría hasta que ya no tuviera opción.

“Pues para unirte a mí, por supuesto.” Sonrió como si fuera obvio.
“Nos fusionaremos, lo que te dará a ti lo que quieres y a mí igual.”

“¿Y qué es exactamente lo que tú quieres? No respondas que lo


sabré cuando nos „fusionemos‟, porque no te ayudaré sin saber
exactamente en qué me estoy metiendo.” Gruñí a su rostro.

“Seguir ayudando a los demás a mantener el equilibrio.” Murmuró


con tristeza acercándose al acantilado y mirando al vacío que se
extendía más allá del acantilado. Las estrellas y… ¿¡tres lunas!? Inhalé
profundamente impresionada admirando el mismo paisaje que ella.

“Es hermoso, ¿verdad?” Suspiró colocándose el cabello tras su


oreja en un movimiento muy humano. Lo que había más allá del
acantilado era un mar infinito donde se reflejaban las estrellas y las
lunas como un espejo de oscuridad, lo que hacía parecer al lugar como
si en realidad estuviéramos parados al borde del fin del mundo. Era
escalofriante, pero aun así…

“Sí, es realmente hermoso.” Suspiré como ella.

“Y éste es el nivel más exterior de nuestro mundo, el que recibe


menos magia directo desde su núcleo. Los primeros tres Estratos son
indescriptibles, es una experiencia que se debe ver para entenderla.”
Cruzó las manos en la espalda mientras una lágrima resbalaba por su
mejilla, no podía creer que se pudiera colocar tanta tristeza y
melancolía en una sonrisa. “Quería ser capaz de seguir defendiendo
este mundo que amo un poco más… pero perdí.” Se limpió la lágrima
con el pulgar. “Oh, vaya, qué es esto…” Soltó una risa un tanto forzada.
“Disculpa por soltarte mis dolencias de la nada, pero eso que reposa en
el árbol es realmente todo lo que queda de mí.”
Di un paso atrás, la polilla convaleciente era ella, ¡pero si se veía en
perfecto estado justo ahora!

“Esta es solo la proyección de mi poder, la manera en la que solía


verme mientras tenía un cuerpo físico.” Eso explicaba por qué mi
cuchillo no le había hecho nada. “Beatrice Callaghan… Trish. Tú
buscas poder para no sentirte indefensa en este mundo, yo buscaba a
una sucesora digna. Ambos objetivos están alineados, ¿no crees?”

“Espera… ¿qué sería de ti entonces?” Pregunté sintiendo por


primera vez la honestidad en ella. O mejor dicho, creyendo por primera
vez en la honestidad en ella.

“Lo sabrás… cuando cumplas el motivo por el que traje aquí.”


Sonrió con tal paz que realmente sentí que estaba haciendo lo correcto.
Entonces con las manos todavía a la espalda fue y se acercó al árbol
huevo, donde la polilla trataba de alzar el vuelo infructuosamente una
vez más.

La Emisaria se arrodilló para quedar junto al hueco, por lo que yo


la imité mientras mis manos eran guiadas por las suyas para crear un
cuenco y así reposara el insecto brillante en la palma de mis manos.

“Trish… ¿Me ayudarías?” Suspiró las palabras mientras su forma


desaparecía lentamente.

Miré a la polilla blanca en mis manos, lucía tan frágil, pero por lo
que sabía ostentaba un poder increíble. ¿Qué estaba a punto de hacer?
¿Qué estaba a punto de ser?

“Sí…” Susurré bajo mi aliento la palabra llevándola cerca de mi


pecho, justo sobre mi corazón.

Una luz brillante emanó del lugar y sentí una quemadura ardiente
en mi mano derecha, donde un pequeño diamante con corte de princesa
se había manifestado, justo en el dorso de mi mano. Era una gema
transparente que brillaba con un arcoíris interno. Desde allí varios
tatuajes tribales fueron extendiéndose como vides desde un tatuaje de
pentagrama ubicado en mi muñeca. En vez de sentir miedo, estaba
profundamente calmada por alguna razón, ahora tenía más cartas en
mi mano. Menos razones para preocuparme por ahora.

Eso fue hasta que alcé la mirada…

Había dos orbes violetas brillando intensamente hacia mí desde las


sombras.
Capítulo 3

“Una leyenda antigua…”

Ganesh

Corrí manejando mi espada para atacar a los gobblins, ya era un


poco más apto usándola dado que llevaba aquí aproximadamente ocho
meses, donde la amabilidad de unos aldeanos me habían ayudado a
sobrevivir. Les devolvía el favor defendiendo con todo lo que tenía su
aldea de los constantes ataques de estos monstruos.

Después de todo, luego de que esa extraña polilla de fuego se posó


en mi hombro en la fosa donde aparecí en este mundo, yo era más
fuerte que la mayoría, más rápido y ágil. Además, se podría decir que
estar en este mundo me había hecho madurar un poco, a mí y a…

“¡Morgan!” Rugió Garrett, uno de los chicos cercanos a nuestra


edad que vivían en este pueblo. Él estaba llamando en realidad a Tiffany
St. Morgansen, pero Garrett y muchos otros utilizaban solo el „Morgan‟
para molestarla por su anterior actitud ególatra. Después de ocho
meses, ya todo el mundo la llamaba así. Incluyéndome.

“No molestes, pulgoso.” Balanceando una especie de látigo con


cristales incrustados que ya tenía cuando me la encontré en la salida de
las cuevas, cuando nos reencontramos luego de caer a este mundo. Era
sorprendentemente hábil con esa cosa, aparentemente usarlo era
similar a los listones que anteriormente usaba en el ballet.

“¡Ve a ayudar a Rowena, está en peligro!” Gruñó el chico


quitándose por pura fuerza bruta un grupo de gobblins de encima.
Entonces comenzó a balancear su garrote con púas para atacar a los
monstruos.

“¡Yo iré!” Grité al aire balanceando mi espada para decapitar un


gobblin cercano antes de salir corriendo donde Rowena estaba
forcejeando. El hacha salvaje del monstruo verde estaba cortando
lentamente la piel de la mujer, por lo que aceleré el paso abriéndome
camino a la fuerza hasta llegar a ella. “¡Groaaar!” Rugí cortando en seco
al atacante de la aldeana a la mitad. “¿Estás bien?” Jadeé.

“Sabía que había algo mal con ellos…” Murmuró llevándose la


mano al hombro herido mientras veía a la distancia.
Seguí su mirada para ver a un hombre en un largo abrigo negro
caminando hacia la niebla, ¿un enemigo? Sería la primera vez que uno
de su tipo nos atacaba. Un poco detrás de él iba una mujer con un
cabello rojizo que llegaba más o menos hasta la mitad de la espalda.
Llevaba unos… ¿jeans? ¿Era eso una camiseta? Si lo era, alguna vez fue
blanca, pero ahora estaba bastante sucia.

El recuerdo golpeó mi cabeza como un tren de carga a toda


velocidad.

“¿Trish?” Jadeé sin aire. Inconscientemente, mis piernas habían


comenzado a moverse hacia ella. Para perseguirla. Llevaba ya cuatro
meses desde que perdí las esperanzas de encontrar a los demás que
cayeron con nosotros, ver a otro de ellos vivo y aparentemente intacto
era… una sensación indescriptible. “¡Trish!” Rugí cortando todo lo que
trataba de meterse en mi camino. Mi visión estaba en modo túnel
mientras mi espada cortaba y sesgaba en piloto automático a los
enemigos a mí alrededor.

Esto era malo, ella estaba siguiendo a ese hombre y estaban a


punto de entrar al Bosque de los Perdidos. Una vez entrabas en esa
niebla, no había manera de regresar a menos que supieras manejarte
allí adentro. Según decían los aldeanos, era como entrar a otra
dimensión. Si entraba allí la perdería, no podía dejar que eso ocurriera.

“¡Trish! ¡Espera!” Mis piernas dejaron una impresión en la tierra


mientras saltaba a toda velocidad, la marca en mi mano derecha
ardiendo mientras me movía más rápido y un tatuaje espiralado
recorría mi antebrazo entero. Llamas redujeron a cenizas a los
monstruos que me estorbaban. Tenía que ser más rápido, ¡tenía que
alcanzarla!

Miré su espalda en retirada, entró junto al hombre a la primera


capa de niebla, todavía había oportunidad.

“¡TRIIIIIISH!” Rugí, mi mano casi rozando la suya antes de que se


perdiera en la niebla y algo se aferrara a mi tobillo. Ese agarre me
detuvo en pleno vuelo de golpe, pero sea lo que sea había causado un
grave daño a mi pierna, se había clavado como pinchos afilados a mi
cuerpo.

Caí al suelo con un golpe sordo, mi brazo derecho en el interior de


la capa verdadera de niebla. Bajé la mirada para ver a Morgan con una
expresión furiosa en su rostro. Garrett estaba sujetándola de la cintura
y Moira con Mandy de las piernas, una parte de la tierra a su espalda
arada como si fuera a ser sembrada. En las manos de la chica que vino
conmigo a este mundo estaba su látigo y parte de él era lo que estaba
aferrado a mi tobillo.

“¿Se puede saber…?” Inhaló profundamente mientras tiraba


bruscamente del látigo para despegarlo de cuerpo. Se llevó mi pie
consigo. Pero estaría bien, volvería a crecer, no era la primera vez que
perdía una extremidad. “¿Se puede saber en qué estabas pen…? No, tú
no piensas, ¿qué en tu sano juicio…? Eso tampoco, estás loco…”
Mientras seguía murmurando furiosamente, mi pie volvió a crecer.

“Vi a Trish.” Dije poniéndome de pie mirando la destrucción detrás


de ellos. Mis llamas se había salido de control otra vez, había un canal
carbonizado con restos de gobllins regados aquí y allá.

“¡Eso fue lo que gritaste, pero es imposible que sea ella!” Rugió ella
pasándose las manos por la cabeza para calmarse. Siempre hacía que
perdiera la paciencia de esta manera. La verdad, la hacía ver un poco
más guapa de lo normal, como cuando intenta actuar toda distante
pero se sonrojaba por los detalles más simples.

“Llevaba jeans, y una camiseta.” Dije más calma acercándome a


ella. “La primera vez que pedimos en este mundo por un par de jeans
nos miraron como si fuera mi trasero el que estuviera hablando.”

“Ganesh, entiende, las probabilidades de que sea ella son muy


escasas… Hasta donde sabemos bien podría ser alguien del siguiente
grupo que enviaron.” Suspiró. “El calor de la lava destruyó tu
transmisor y el electromagnetismo el mío, ¡han pasado ocho meses
enteros desde que caímos aquí!” Ella se refería a las cámaras
subterráneas donde aparecimos por primera vez.

Cuando desperté esa vez, me encontraba solo en una cueva llena


de pozos de lava y géiseres que en realidad expulsaban fuego puro hacia
el techo, donde desaparecían por unos agujeros que aparentemente su
propio poder destructivo había creado.

En una especie de altar, con un mural de piedra que no parecía


afectado por el ambiente destructivo, estaba flotando una polilla
gigantesca con alas de fuego puro. De la impresión de tener a ese
monstruo enorme volando frente a mí traté de salir corriendo, para
encontrar que no había ninguna salida en esta especie de isla en medio
de la lava. A la distancia había una apertura en la pared, pero no
parecía haber forma de llegar allí.

Entonces, algo se posó en mi hombro izquierdo. ¡Era la polilla de


fuego! Pero en ese momento estaba del tamaño de un insecto normal,
pero incluso así traté de quitármela de encima como pudiera para, en
mi desesperación, caer directamente a la lava ardiente.

No tengo muy claro mis recuerdos inmediatos a partir de allí, creo


que por un momento quedé inconsciente, pero cuando desperté me
encontraba flotando sobre la lava como si de una piscina naranja se
tratase. Mi hombro izquierdo, donde se había posado el insecto,
pulsaba y palpitaba como si tuviera el músculo acalambrado. El resto
de mis ropas estaban bien, pero esa manga y gran parte de la tela del
pecho y cuello se habían carbonizado.

Además de todo eso, había una gema redonda como una canica
que tenía fuego bailando en su interior, junto con un tatuaje geométrico
en líneas rectas. Uno que nunca me había hecho, mi madre me mataría
si fuera así.

Entonces, para salir de ese lugar, nadé a través de la lava y subí


varios escalones hasta encontrar la salida hacia la superficie, donde me
encontré con Morgan.

Ella nunca me contó exactamente qué pasó en su lugar, pero


estaba viva e intacta y eso me era suficiente.

“…¡Ganesh!” Rugió la chica en mi cara, parecía que había estado


llamándome por un rato. “Dios, ¿se puede ser más distraído?” No lo
sabía, pero me gustaría averiguarlo. “Acabas de pensar que te gustaría
comprobarlo, ¿no…?” Entornó los ojos hacia mí.

“Emm… ¿no?” Me conocía demasiado bien.

“Sea como sea, la matriarca ha decidido que no podemos seguir a


la defensiva, reuniremos armas y los mejores guerreros para asaltar el
campamento gobblin.”

“¿Decidieron eso? ¿Cuánto tiempo estuve fuera de servicio?” Dije


mirándola directamente. Dios, era hermosa… podría perderme en sus
ojos grises azulados por toda la eternidad… Era como si alguien hubiera
tomado un par de diamantes y colocado en su rosotro…

“…¡Ganesh!” Chasqueó los dedos frente a mi rostro. “¿Qué te pasa


últimamente? Para responder a tu pregunta, era una decisión previa si
volvían a atacarnos. Se envió un grupo de nuestros mejores
exploradores y ya enviaron el pájaro mensajero con la ubicación.”

Una bombilla se prendió en mi cerebro.

“Espera, ¿qué hay de Trish?”


“Deberías olvidar eso, Ganesh, no hay certeza de que realmente era
ella.” Se dio la vuelta trotando para ir a alguna parte. “Habrías de
prepararte para partir, saldremos en unos quince minutos.” Dijo sobre
su hombro antes de perderse en la multitud.

No estaba seguro de poder hacerlo, en realidad.

Además, si ella estaba bien… ¿Estaría los demás también


rondando por ahí? ¿El chico loco del cuchillo, la niña de lentes y el tipo
genial de cabello negro? No deseaba precisamente encontrarme con el
primero, pero los otros dos estaban bien.

Claro, Trish tampoco había sido precisamente amable, pero


Morgan tampoco al principio y resulta que sólo necesitaba un poco de
amor, cariño, comprensión y ternura. Por supuesto, había guardado
todo ese amor realmente para mí, hasta el punto de sentir que podía
explotar a veces.

Morgan era… una hermosa cosa que nunca esperé, pero de la que
no me quería alejar.

“Estás haciendo caras de nuevo.” Salté un poco cuando Mandy, la


hermana menor de Moira, dijo eso frente a mí. Hoy llevaba un vestido
de combate con algunas placas de acero encima de la tela. Lo había
sacado de aquel extraño castillo en ruinas donde los encontramos. Gran
parte del lugar lucía en el mejor estado, pero una parte de él se había
desmoronado por completo con lo que parecía ser fuerza bruta. “Me
pregunta qué estás pensando cuando colocas esa expresión soñadora.”
Sonrió como si supiera mi mayor secreto. “O en quién…”

Sentí que mi rostro se calentaba.

“En nada, ni en nadie. ¡Vamos, hay que prepararnos!” Huí lo más


rápido que pude de ella.

“¡Ganesh!” Llamó con fuerza. La miré sobre mi hombro, estaba


apuntando hacia su izquierda con la mano. “La casa queda hacia aquel
lado.”

“Eh… sí, por supuesto, ya lo sabía…” Murmuré agachando la


cabeza mientras pasaba junto a ella, pero considerando la notable
diferencia de altura, probablemente sólo le coloqué mi rostro sonrojado
en primera plana.

“Los niños enamorados son tan tontos…” Creí que murmuró a mis
espaldas antes de llegar a mi lado con una sonrisa amigable.
“¿Dijiste algo?” Pregunté con algo de miedo. Ella tenía una sonrisa
conocedora en su rostro.

“No… nada de nada.” Pero sonrió aún más al decir eso.

“Descansaremos aquí por la noche, mañana al salir el sol


atacaremos el campamento gobblin. Tendremos un par de vigías
ubicados en la distancia, además de estar atento a cualquier posible
mensaje de nuestros espías.” Esa era la hermana mayor de Rowena
hablando, Ruth. Todos nos apresuramos a descargar las cosas, un
minuto de descanso perdido podría significar una muerte contra esos
monstruos.

A los veinte minutos, aproximadamente, teníamos algo así como


un campamento montado. Fogata incluida y todo, quería hacer algunos
emparedados de malvavisco como en los viejos tiempos…

“¿Quieren contar historias de terror para distraernos de lo que se


avecina?” Sonrió Moira con malicia. “Aunque claro, podríamos hacer a
los niños mojar los pantalones…” Me miró directamente.

“¡Ya te dije que eso era agua que me cayó encima, Moira!” Me quejé
recordando aquella noche de guardia y el incidente con el balde.

“Más que una historia de terror, hay una leyenda que me gustaría
compartir con ustedes. Al menos, con los forasteros.” Ruth se acercó
con Rowena a su lado, a pesar de que ésta seguía algo herida del
hombro, decía que estaba lo suficientemente bien para pelear. “Esto ha
pasado de generación en generación entre los habitantes de Arisville, y
puede que le hayan cambiado algo a lo largo de los años, pero aquí
va…” Lanzó un polvo que olía a cloaca hacia la fogata.

Una nube se alzó del humo y formó lo más cercano que podría
haber en este mundo a una pantalla de televisión ovalada. Cuando
Ruth comenzó a hablar, las imágenes se fueron representando en el
interior de la transmisión de niebla.

“Hace muchos años, cuando la Disparidad aún no había nacido, en


un mundo lleno de Caos y tragedias, existía una raza de individuos que
controlaban a su antojo todo aquello que les rodeaba…”
En la pantalla se materializó un grupo de figuras humanoides que
parecían vivir en un palacio en el cielo, formado por nubes, estrellas y
planetas o algo similar.

“Con un aliento, podrían alterar la distancia que había entre todo…”


Una de las figuras sopló sobre una esfera, ¿un planeta más? Y lo mandó
volando a impactar como una bola de pool contra otros más. “Con un
ademán, podría cambiar la composición de los objetos…” Otro
humanoide sacó del aire mismo lo que parecía ser un cúmulo de
líquido, que luego le dio forma de humanoides más más pequeños que
vio jugar en su palma antes de aplastarlos con una mueca aburrida en
su rostro nebuloso. “En aquel momento, se les adjudicó el nombre de
Archeontes…”

“¡OH, OH!” Saltó Moira emocionada por alguna razón


interrumpiendo el relato. “¡Mi padre solía contarme esa historia todo el
tiempo cuando era niña!” Su rostro se puso serio otra vez, como si
recordara que tenía que comportarse como una adolescente genial justo
entonces. “Pero él la contaba diferente… ¿Puedo dar mi versión? ¡Por
favor, por favor…!” Estaba haciendo ojitos de cachorro a Ruth. Que
simplemente sacudió la cabeza como si no pudiera creerlo y dejó que la
chica continuara.

“Ok, aquí voy…” Dijo ella tomando aire.

“Hace mucho, en las eras antiguas, un archeon se rebeló contra su


propia especie…”

“Te estás saltando el 90% de la historia.” Dijo Garrett desde donde


estaba acostado junto al fuego. Parecía dormitar, pero aparentemente
estaba prestando atención.

Miré a Morgan con una sonrisa resignada, parecía que nunca


íbamos a escuchar el final de la historia a este paso. Aunque ella estaba
mirando al fuego directamente sin escuchar atentamente el cuento del
pueblo.

“Se llama ir a la parte interesante, Garrett. Pero claro, siendo tú,


no sabrías lo que interesante significa.” Dijo la chica con tono pedante.

“Pero ellos no saben…”

“¿Quién está contando la historia, Garret? ¡Yo! Así que, luego


puedes darles los detalles aburridos, si quieres.” Miré a Ruth, que veía a
los niños discutir mientras descansaba su rostro en la palma de su
mano. Ella también parecía resignada. “¿Dónde me quedé…?”
“El archeon que se rebela contra su propia especie…” Suspiró
Morgan, parecía mortalmente aburrida.

“Oh, sí, gracias, Morgan.” Moira se reacomodó en su piedra,


entonces retomó la leyenda:

“Un archeon se rebeló contra su propia raza por el bien del resto de
las especies…” Mi cara debió haber mostrado algo, porque Garrett se
burló:

“¿¡Lo ves!? ¡No están entendiendo nada!”

“Ganesh siempre tiene esa expresión.” Dijo confiada, a lo que


fruncí el ceño. “La siguiente persona que interrumpa, le clavo una rama
en el ojo.” Miró a todos con malicia, retándolos silenciosamente a
actuar.

“Con su poder, separó la dimensión y a los archeontes que la


habitaban en seis Estratos diferentes, para que así las demás especies
tuvieran una oportunidad de sobrevivir…”

La niebla obedeció los comandos de Moira y mostró una figura


humanoide alzándose sobre las demás similares, cosa que dio lugar a lo
que parecía ser la explosión de una galaxia entera. Entonces, naciendo
en un espiral, seis esferas brillante se despegaron de ese núcleo caótico,
cada una más pequeña que la anterior conforme iba avanzando el
espiral.

“Sin embargo, dado que ese ser también era un archeon, sus
poderes fueron a la vez divididos a lo largo de ese nuevo universo, y así
es como tenemos las dimensiones de hoy en día.” La niebla entonces
mostró como el núcleo caótico se reducía hasta ser un punto blanco
brillante mientras sus fragmentos separados eran lanzados como
misiles hacia los seis estratos que circundaban. Los más grandes y
cercanos obtuvieron más, pero incluso hubo fragmentos de ese poder
que se perdieron en el vacío donde se tendía ese universo.

“Nunca creí en esta leyenda…” Suspiró Mandy extendiendo los


brazos a su espalda y mirando el cielo estrellado junto a nuestras tres
lunas. Era un paisaje cautivador al que costaba un poco
acostumbrarse, la luna solo se veía así de cerca en imágenes
prefabricadas.

“Siempre creí que era un simple cuento para niños…” Moira se


encogió de hombros.

“Yo también…” Bostezó el único hijo de Magda.


“Ah, pero ese archeon existió.” Sonrió Ruth mientras Rowena
negaba con la cabeza ante la actitud de superioridad de su hermana.
“Esta tan aclamada leyenda no es un mito para nada…”

“¿Que?” Morgan alzó la cabeza bruscamente. “Digo, no es como si


me importara tanto, solo es una historia de este mundo…” Murmuró
para corregirse a sí misma.

“¿Cómo es que sé eso…?” Rió la mujer guerrera. “Bueno, he


conocido a sus herederos, a varios de ellos en realidad…” Entonces, ella
retomó el relato, agregándole lo siguiente:

“A pesar de que las criaturas resultantes eran ciertamente más


débiles, y corría la misma sangre de su padre por las venas…” La niebla
mostró a figuras, algunas bestias otras humanoides, todas naciendo de
un fragmento de cristal. “Comenzaron a batallar ferozmente entre ellas
como si fueran archienemigas… Parecían obtener una especie de placer
morboso al consumir la energía de sus similares, además del gusto y
habilidad que adquirieron de manera innata a medida que más
combatían…

Ahora la niebla mostraba un hombre batallando con otro en un


pastizal, un círculo perfecto a su alrededor gracias a la energía que
despedían sus espadas al cortar el aire y chocar entre ellas.

“El archeon se dio cuenta de la situación y, usando el último


fragmento de su poder que mantenía, forjó una última barrera: No
importaba qué tanto se mataran entre sí, mientras fueran esclavos de la
gema que poseían y continuaran aplastando a sus similares para
aumentar su propio brillo, nunca volverían a ser lo que eran, pues la
energía del universo se iba a asegurar que nacieran más de ellos con los
trozos de gemas destrozadas…”

Una sucesión de imágenes sobre bestias y humanoides aplastando


gemas una tras otra hasta caer en la desesperación absoluta, sólo
deseando volver a ser lo que alguna vez eran, sin importar el precio.

“…si llegaban a romper este ciclo de muerte y destrucción, al final…


sólo un ser en el universo se alzará sobre los demás.”

“¿Esos seres realmente existen, Ruth?” Pregunté inclinando la


cabeza con curiosidad. “Realmente parece algo salido de un cuento de
hadas.”

“Todo este mundo lo parece…” Dijo Morgan a mi lado.


“Existen, realmente existen.” Sacó una especie de botella de licor
de su bolsillo y dio un par de tragos profundos. “Pueden adoptar
infinitas formas según he oído, además de utilizar a los seres vivos de
su alrededor a su antojo muchas veces. Si pierden su camino, se
vuelven unas bestias salvajes que no tienen cura alguna, sin embargo,
mientras están cuerdos… Los cuentos los llaman „Emisarios‟, pues se
dice que su presencia sólo es un mensaje del fin, por lo que también se
les conoce como Demonios.” Terminó tapando la botella y guardándola
de nuevo.

“¿Emisarios…? ¿Dónde he escuchado ese término antes…?”


Murmuró Mandy un tanto pensativa. “Creo que fue en el castillo donde
nos tenían cautivos. La última vez que vimos a los amigos de la infancia
de mamá, creo que los llamaron así.”

“Ahora que lo recuerdo, juraría escuchar la palabra „Demonio‟ en


ese lugar también.” Garrett arrugó la cara recordando.

“Los „Demonios‟ de ahora son llamados así porque no provienen de


los Estratos, pero guardan relación con los Emisarios porque se creen
que nacieron de los fragmentos de energía del Archeon que dividió las
dimensiones.” Rowena explicó entonces. “Muchos de ellos usan Artes
extrañas, pero la mayoría en lugar de artes son capaces de devorar la
magia que los rodea, de la misma manera en que los Emisarios usan el
brillo, ellos probablemente traten de llegar a su verdadera forma así.”

“Me pregunto qué habrá sido de ellos…” Dijo Moira atizando la


fogata con una rama. “La última que vimos fue a la chica… aunque no
recuerdo bien su nombre por alguna razón. Es casi como si mi cerebro
se volviera una bruma si trato de pensar mucho en lo que pasó allí.”

“Probablemente una defensa natural ante un trauma, lo recordarás


cuando estés lista.” Ruth aplaudió. “¡Muy bien, a dormir, traviesos!
Mañana es un largo día y no tenemos tiempo que perder…”

Todos nos pusimos de pie y fuimos a nuestras tiendas de


campaña.

Mientras estaba a punto de caer dormido, inconscientemente mi


mano fue al hombro izquierdo tatuado, donde la extraña gema estaba
allí. No tenía el deseo de „consumir‟ a otros, pero desde que esa cosa se
pegó a mi cuerpo, había cambiado por completo.

¿Me había convertido en un Emisario?


“En un heredero del Archeon…” Juraría escuchar junto a mi oído
antes de que el mundo se desvaneciera por completo en la tierra de los
sueños.

Al día siguiente, nos preparamos rápidamente para el asalto a los


gobblins. Rowena tenía un plan, o eso parecía.

“Dejen de actuar como vagos, debemos proceder ahora en el


amanecer si queremos alguna oportunidad de librarnos de esta plaga.”
Decía mientras tratábamos todavía de quitarnos las lagañas de encima.
Morgan, por alguna razón, lucía tan perfecta como siempre. “La mitad
de ustedes sólo aprendió a usar la espada estos últimos meses, desde la
destrucción de nuestro pueblo...” Miró a hombres y adolescentes
parados en filas, Rowena tenía aires de capitana de alguna legión. “Y
todo eso les servirá para sobrevivir el día de hoy… No… ¡Les servirá
para imponerse sobre todo aquel que trate de dañar lo que es preciado
para ustedes!” Rugió alzando una espada de doble filo. Todos aclamaron
eso con la moral en alto.

“Bien, con eso dicho, sólo falta poner en marcha el plan…” Ruth
dio un paso al frente. Aparentemente, su esposo había sido el jefe de los
cazadores del pueblo, pero fue asesinado durante la incursión de
Corruptos y gobblins ocho meses atrás, cuando nosotros llegamos a
este mundo, según parece. “No me defrauden.” Asintió.

“De todas maneras, enfrentar a los gobblins es demasiado fácil…”


Suspiró Morgan limándose las uñas con un trozo de metal corrugado.
Parecía una lima de verdad, en realidad, ¿la habría traído consigo desde
nuestro mundo? “Es un acierto que Ganesh y yo vayamos primero.”
Remató guardando la lima en su pantalón. “Aunque eso no hace que me
sienta menos como carne de cañón.”

Movió su cabello con un ademán refinado sobre su hombro.

“Parece que alguien no amaneció de buen humor hoy.”

“Ganesh, vamos allá…” Llamó ella cortando el intento de charla de


Garrett hacia mí.

“Deséennos suerte.” Dije trotando para alcanzarla.


“No la vamos a necesitar…” Suspiró Morgan a mi lado

“Te cubriré las espaldas, no importa qué.” Le sonreí. “Aunque no es


como si lo necesitaras, eres mejor peleadora que yo.” Añadí colocándolo
la mano en el hombro. Sus mejillas parecieron teñirse de rojo mientras
apartaba la mirada.

“Idiota cerebro de músculo…” Creí que susurró por lo bajo antes de


adelantarme en una carrera rápida.

“Eh… ¡espera!”
Capítulo 4

“Un ángel de alas negras…”

Ganesh

Corrimos hasta alcanzar el campamento gobblin. Nos habían


enviado primero porque nosotros nos curábamos de prácticamente
cualquier herida en un santiamén, por lo que nuestra única
preocupación era no quedar inconscientes.

Mientras que nosotros batallábamos, los arqueros del pueblo nos


iban a estar cubriendo la espalda. Si bien muchos no eran guerreros, en
Arisville la mayoría se podía enorgullecer de su buena puntería con el
arco.

“Yo atacaré desde la derecha, tú ve por la izquierda…” Dijo Morgan


corriendo con la intención de separarnos.

“¡No! ¡No nos separaremos!” Grité manteniéndome cerca de ella.

“¡Tonto, es la forma más rápida de terminar con esto!” Me regañó


ella tratando de dejarme atrás.

“¡No hay manera en que te deje fuera de mi vista!” Jadeé tras ella.
Era malditamente veloz.

“¡Bien, pero no estorbes!” Dijo al llegar a la barricada de troncos


que señalaba la entrada al campamento gobblin. “Si es que puedes
mantener mi ritmo, claro…” Dijo con una sonrisa sobre su hombro
antes de lanzar su látigo sobre el muro y, gracias a los cristales
adheridos, propulsarse sobre el mismo.

Yo rugí mi camino a través de la cosa, trozos de madera volando en


todas las direcciones.

“No te librarás de mí tan fácilmente…” Dije limpiándome la nariz


con el pulgar.

“Esas cosas eran casi dos veces mi grosor…” Señaló ella un poco
estupefacta. “La fuerza de un idiota… “Murmuró por lo bajo.

“¡Aquí vienen!” Saqué la espada de la vaina en mi cintura.

La pelea había comenzado.


Como siempre, Morgan movía su látigo como si lo controlara con
su mente, los cristales cortaban a través de los gobblins como si de una
motosierra se tratase. A los pocos segundos, ya había varios cuerpos
muertos a su alrededor.

Yo simplemente estaba balanceando mi arma casi aleatoriamente,


ahora que había visto qué tan aterradora era Morgan en combate,
venían a tratar de tomarme a mí. Pero yo no era ningún debilucho…

“¡Roaaaar…!” Balanceé la espada en un giro circular cortando casi


limpiamente a los gobblins que me rodeaban.

“¿¡Qué diablos es eso!?” Preguntó Morgan mientras azotaba con


furia al menos una docena de gobblins en su lado.

“¿Qué…? Wow…” Murmuré impresionado viendo las cosas


inmensas que venían en nuestra dirección. Eran tres, y medían al
menos 6 metros cada uno, su piel era grisácea verdosa y sólo tenían un
ojo en su feo rostro con afilados colmillos sobresaliendo.

“¡No puedo hacerles nada…!” Dijo Morgan cuando azotó varias


veces en su dirección, pero solo chispas salían al entrar el látigo en
contacto con sus cuerpos.

“Entonces me encargaré yo, ¡cúbreme las espaldas!” Dije golpeando


el puño contra mi palma. Si el látigo de Morgan no había hecho nada
contra ellos, la espada que me habían dado los aldeanos no tendría
oportunidad alguna. Sería una pelea a puño limpio.

“¡No puedes enfrentare a ellos desarmado, tú, loco idiota!” Ella


estaba haciendo un papel espléndido cubriendo mis espaldas y
eliminando a los gobblins normales. Estos tres eran míos.

“Soy un niño fuerte, no te preocupes…” Sonreí deseando el


enfrentamiento.

El primero llegó lanzando un mazazo con su brazo para


aplastarme. Alcé las manos y atrapé el puño en el aire, la tierra bajo mí
agrietándose con la fuerza de ese monstruo. Pero yo estaba bien, podría
resistirlo.

Gruñí alzando a la criatura al aire antes de girar sobre mí mismo


un par de veces y arrojarlo contra los otros dos que venían rezagados.

“Definitivamente, la fuerza de un idiota…” Dijo Morgan parándose


a mi lado por un momento. Los gobblins ya no querían enfrentarse a
ella y estaban huyendo. Sin embargo, flechas precisadas fueron
colocadas en los cuerpos de esos que trataban de huir.

“Te dije que te protegería, ¿no?” Sonreí hacia ella sobre mi hombro.
“Debo tener la fuerza necesaria para ello.” Como esperaba, se sonrojó
un poco.

“Idiota cerebro de músculo…” Murmuró antes de suspirar. “Iré a


acabar con los que quedan, atento a tus espaldas.”

“Sí, sí, princesa…” Abrí y cerré los puños preparándome para


enfrentarme de nuevo a esa fuerza bruta que venía contra mí.

“¿¡Prin-Princesa…!?” El golpe a mi cabeza nunca me lo esperé, y


esto seguro que dejaría un chichón del tamaño de un melón. “¡Idiota
cerebro de músculo…!” Gritó antes de irse arrojando su cabello sobre el
hombro.

“Duele…” Me quejé de cuclillas sobándome la cabeza.

Tomé aire y me preparé mentalmente para enfrentar a estos


cíclopes otra vez. Uno simplemente arrancó un árbol en su camino aquí
y lo balanceó contra mí antes de que pudiera reaccionar. Salí volando y
atravesé cinco chozas de madera hasta impactar contra una roca.

“El golpe de Morgan dolió más, bastardo…” Sonreí limpiando la


sangre de las comisuras de mi boca. “Dos pueden jugar ese juego…”
Tomé un tronco de la valla gigante de madera y lo alcé como si fuera
una jabalina. “¡Toma esto…!” Grité arrojándolo con todas mis fuerzas.
El tronco salió disparado a mayor velocidad de la que creía, pero golpeó
justo en el blanco.

La cabeza del cíclope ahora era un lío sanguinolento de carne


aplastada que cayó muerto un segundo después.

“¡Bien, a por el siguien…!” Una chica cayó volando del cielo y se


estrelló con fuerza contra la tierra, dejando un sendero destruido a su
paso. “¿…te?” Me acerqué corriendo con angustia en mi pecho. „Por
favor, no dejes que sea Morgan, que no sea Morgan…‟ Pensaba hasta
que alcancé el cuerpo en la cuna de tierra que ella misma creó.

No era Morgan, era…

“¿¡Trish…!?” Me acerqué hacia ella con velocidad, pero antes de


que la alcanzara sacó una espada larga y delgada de la nada y la tenía
apuntando a mi garganta. “¡Trish, soy yo, Ganesh!” Alcé las manos
rápidamente. ¿Cómo había llegado hasta aquí?
“Oh…” Suspiró ella bajando el brazo, con un temblor notable…
“¿Ganesh…? Ah, el chico del contenedor.” La ayudé a ponerse de pie.
Pero ella rápidamente me empujó y mientras se aferraba el torso, trató
de correr lejos de donde estábamos.

“Me debes una vida, después de todo te salvé de esa caída… ¿Por
qué insistes en huir aun cuando sabes que es inútil?” Una voz dijo
sobre nosotros.

Había una figura volando allí, el sol a su espalda, así que sus
rasgos no eran diferenciables. Sin embargo, tenía un par de alas
inmensas en su espalda, y un par de orbes en su rostro que brillaban
peligrosamente en violeta.

Repentinamente, un árbol salió volando en su dirección.

El mismo fue desintegrado en un parpadeo. Literalmente se volvió


polvo negro antes de hacer contacto con el aparente ángel. Los orbes
violetas, sus ojos, se dirigieron a los cíclopes que estaban a nuestra
derecha e ignoró la huida de Trish temporalmente. ¿Qué estaba
pasando?

“Escorias…” Dijo descendiendo un poco. ¡Era el hombre con el que


vi a Trish ayer en el bosque! Estaba vestido completamente de negro,
incluso sus alas emplumadas eran del mismo color.

“Ganesh, ¡corre…!” Rugió Trish desde donde estaba corriendo, pero


no miró hacia atrás.

Sin pensarlo mucho, seguí su orden y corrí tras ella, la tomé en


brazos en plena carrera y puse todo el esfuerzo que pude en mis piernas
para sacarnos de allí. Algo malo estaba a punto de ocurrir, lo sentía
hormigueando en mi piel. Al primer paso firme, la tierra se agrietó bajo
mi fuerza mientras tomaba velocidad.

“Arte de la Oscuridad: Batir de Alas del Ángel Caído…”

Ese extraño murmurar vino de nuestras espaldas. No entendí ni


una palabra de lo que había dicho, pero ese hormigueó en mi piel se
intensificó y corrí todavía más rápido con Trish en mis brazos.

Incluso llegué hasta donde Morgan había perseguido a los


rezagados, una especie de arroyo cristalino en medio de dos riscos de
piedra gris y musgosa.

“¿¡Ganesh…!? ¿Qué pa…?” Un torbellino de plumas negras se alzó


desde donde hace un momento estaba la aldea y se aproximó
lentamente a nosotros antes de disiparse, había liberado una vendaval
increíble con su poder. Cuando se detuvo, Trish se empujó a sí misma
fuera de mis brazos para tratar de seguir corriendo.

“Si saben lo que es bueno para ustedes, ¡huyan…!” Gruñó


esforzándose por seguir. La vi alejarse un segundo antes de regresar la
mirada al campamento gobbling.

Toda la tierra que había allí había sido reducida a un terreno


baldío y negruzco nivelado.

“¿Trish…? ¿Realmente eres tú? ¿Qué está pasando?” Preguntó


Morgan llegando al lado de la otra chica.

“No me hagas perder más tiempo, Trish.” Una voz fría llegó a
nosotros. “Sabes que intentar huir es inútil, mucho más en tu
condición.”

“¡Dale esto a Trish mientras yo lo entretengo…!” Dije arrojándole a


Morgan una botella que contenía mi sangre. Resulta que beberla te
curaba de todas las heridas por alguna razón; me hacía sentir raro,
como una especie de fénix o unicornio, o algo por el estilo. Pero justo
ahora estaba alegre por ello.

El ángel de alas negras aterrizó a unos metros de nosotros, yo corrí


hacia allí con las manos en guardia dispuesto a darle un puñetazo con
toda mi fuerza, pero algo extraño pasó. Ese hombre apenas desenvainó
su arma y hubo una especie de destello de luz antes de sentir un dolor
cortante en mis brazos y piernas.

Caí de rodillas gruñendo mientras en mis antebrazos se trazaba


una línea rojiza de donde comenzó a manar sangre rápidamente. Sentí
el mismo dolor en mis muslos, donde la ropa se me desgarró como si
me hubiesen cortado. ¿Lo había hecho…?

“Tienes una capacidad regenerativa bastante potente.” Dijo él


frente a mí mientras las alas desaparecían en un montón de plumas
negras que al tocar el suelo estallaban en polvo del mismo color que se
disipaba en el aire. “Te corté limpiamente brazos y piernas hace un
momento hasta el punto de amputártelos.”

“Grr…” Me puse de pie y arrojé el puño hacia el frente siguiendo


mis instintos. Una onda expansiva producida por mi propia fuerza
bruta barrió el terreno dejando una grieta en el suelo mientras la
presión de aire se dirigía al hombre.

Él repentinamente estaba a mi lado.


Una espada estaba clavada en mi estómago.

Gruñí arrojándole otro puñetazo incluso así.

Él desapareció de nuevo, ésta vez mi brazo sí cayó desconectado


mientras sentía el mismo dolor en el cuello.

Caí de rodillas aferrándome a la garganta que no dejaba de arrojar


sangre hacia afuera. ¡Me había degollado como a un cerdo!

El brazo cortado frente a mí se hizo arena en un momento, el


repuesto ya estaba casi completamente formado.

“Realmente, una habilidad así sería una molestia de enfrentar en


alguien más fuerte. Puede que Cristus te encuentre alguna utilidad, así
que también te llevaré conmigo.” Dijo ignorándome mientras se dirigía
hacia las chicas, ¡ya la sangre debería haber hecho efecto! ¿Por qué no
huyeron?

Mi garganta estaba curada, ¡pero este tipo era ridículamente


rápido! No podía ganar en un combate cuerpo a cuerpo…

Cerré los ojos mientras escuchaba lentamente sus pasos.

Debía dejar que las cosas se salieran de control, debía dejar que
quemara todo.

La gema en mi hombro izquierdo pulsó mientras un tatuaje de


rectas y líneas anguladas recorría todo mi brazo derecho como flechas
ardientes. El torso me ardió mientras la temperatura subía, mi camisa
se redujo a cenizas como si fuera altamente inflamable.

Las llamas nacieron a mí alrededor mientras el arroyo se


evaporaba en menos que un parpadeo. Me guié por el sonido de sus
pasos y traté de enfocar mis llamas allí con toda mi fuerza de voluntad.

Un pilar llameante se elevó desde su posición y creó un vórtice de


fuego que llegó hasta el cielo mismo.

Cuando el fuego desapareció, no había ni rastro de él, sólo una


espada calvada en el suelo, que no parecía haberse visto afectada por
las llamas. Me puse de pie, dispuesto a ir con las chicas y salir de aquí,
no podía creer que realmente había funcionado.

“No importa qué tanto te esfuerces…” Me congelé en el momento


que escuché esas palabras a mi lado. “Para mí, es como si estuvieras
completamente quieto.”
Me giré, pero su mano se movió como una serpiente y se dirigió a
la gema que había en mi hombro izquierdo, sus dedos la rozaron antes
de que hubiera un extraño silbido en el aire y el hombre desapareciera
de nuevo.

Entonces, una risa oscuramente complacida flotó en el aire.

“¿Hace cuánto que no ves tu propia sangre, Cain?” Alcé la vista y


había un hombre flotando sobre nosotros. No, más que flotando,
parecía simplemente parado sobre el aire mismo, como si las leyes de la
gravedad no le afectaran.

Cain había reaparecido a unos metros de nosotros, sobre su mano


había una pequeña cortada que apenas y dejaba salir un par de gotas
de sangre.

“Pero claro, un látigo, es natural para ellos romper la barrera del


sonido.” Siguió hablando el hombre, tenía voz gruesa y una especie de
acento británico. Su ropa era un traje de cola gris plomo con el interior
púrpura, un chaleco también en gris plomo acompañaba a un pañuelo
negro en su cuello. Un monóculo brillaba en su ojo izquierdo. Se veía
joven, pero su cabello era plateado.

“Sire.” Cain habló inclinando la cabeza de manera reticente, como


si no quisiera hacerlo. “Puede que estos Emisarios le interesen.
Originalmente sólo le iba a llevar a la mujer pelirroja, pero el chico de
fuego tiene potencial también.”

“Juega un poco con ellos.” Dijo el hombre mirándonos como si


fueras ratas corriendo a su voluntad en un laberinto. “Quiero ver por mí
mismo qué fue lo que escogiste. Aunque descartaremos de inmediato al
Emisario de Fuego.”

“¿Sire?” El hombre de negro, Cain, alzó la cabeza con calma, pero


había una pregunta en su voz.

“Ya he visto esta gema antes, no se puede corromper ni modificar.


Es una verdadera Llama Eterna, la Joya de la Polilla Fénix.” Explicó el
hombre de gris. “Date prisa, Cain, no tolero perder el tiempo.”

“Como ordene, Lord Cristus…” En parpadeo, Cain estaba frente a


mí con su mano perforado mi pecho. Inhalé profundamente, lo que fue
un error ya que sentí como se comprimía mi corazón bajo su agarre.

“Arte de la Luz: Espadas de la Luz Incandescente” Un cosquilleo


saltó sobre mi piel antes de que Cain desapareciera con mi corazón tras
su agarre. Tres espadas de luz se clavaron donde había estado parado
hace un momento.

“Nuestra mejor apuesta es huir, pero si escuché bien y Cain


realmente dijo „Cristus‟ hace un momento, nuestra posibilidades de
escapar son de una en un millón.” Trish se puso a mi lado mientras
sentía como entraba y salía de la inconsciencia hasta que el corazón se
regeneró completamente. Eso me había debilitado mucho.

“¿Es posible hacerlo entrar en éxtasis?” Se escuchó a Cain


hablando a la distancia. En su mano había un corazón humano que se
volvió arena un momento después.

“No.” Cristus sonaba todavía oscuramente complacido desde su


posición. “Es verdaderamente eterno, a menos que apagues su voluntad
de seguir viviendo.” Suspiró como si estuviera decepcionado. “Si su joya
se pudiera corromper, sería una adquisición casi invaluable.”

Antes de que me diera cuenta, Trish y Morgan estaban a mi lado


abrazándome, entonces una barricada inmensa de cristales surgió
frente a nosotros y la tierra nos tragó enteros. Nos fuimos enterrando
más y más hasta caer en una especie de caverna subterránea con un
iluminado de cristales tenues.

“¿Dónde… estamos…?” Jadeé a través del dolor en mi cuerpo. Casi


no podía moverme bien, ¡literalmente mi corazón había sido extirpado!
¿Por qué no estaba muerto? Sabía que nos podíamos curar de muchas
cosas, pero eso simplemente parecía… más allá de lo normal.

“Tenemos que seguir moviéndonos, Tiffany nos compró algo de


tiempo, pero me está rastreando de alguna manera y, ahora con Cristus
aquí, nuestras posibilidades de escapar son tan cercanas a cero que es
casi ridículo.” Creó un orbe de luz en su mano que ascendió sobre
nosotros y se quedó allí flotando. Los cristales parecieron reaccionar
con esa y comenzaron a brillar más intensamente en respuesta.

“¡Ganesh!” Morgan llegó a mi lado. “¿Estás bien? ¿Puedes


moverte?” Palpó mi cuerpo, pero la verdadera herida estaba en el
interior. Ya la fisura había sanado, pero el corazón todavía estaba en
formación.

“¡Muévanse!” Regañó Trish caminando más adelante, el orbe de luz


siguiéndola. “Ya escucharon a Cristus, Ganesh estará bien.”
“¿Qué será de los aldeanos…?” Pregunté mientras ella me colocaba
un brazo sobre sus hombros para usarla de apoyo. “Si esos dos están
allí arriba, están en severo peligro.”

“Siempre y cuando no ataquen o insulten a ninguno, estarán bien.”


Murmuró Trish soltando la pared que parecía estar escaneando. “Más
importante, ¿qué es este lugar?” Cuestionó. Había grabados peculiares
en las paredes, parecían contar una historia pero, en el estado en que
estaban, era imposible decir exactamente qué había querido relatar
alguna vez. “¿Cómo nos trajiste aquí, Tiffany?” Preguntó sin mirar sobre
su hombro.

“Ahora voy más por el Morgan, Trish.” Ella me soltó cuando la


insté a hacerlo. Mis energías estaban bajas, pero ya podía caminar por
mi cuenta. “Y respecto a tu pregunta, simplemente quise que la tierra
nos llevara a un lugar seguro, y resultamos aquí.”

“Ya veo…”

“¿Cómo te estaban rastreando, Trish?” Pregunté haciendo rodar el


brazo que me habían cortado hace poco. Estaba acalambrado. “Tienen
alguna clase de sabueso, ¿no?”

“¿Alguna clase de sabueso?” Ella me miró sobre su hombro con


curiosidad.

“Bueno, siempre he sido un fan de los animales y tengo una nariz


un tanto sensible…” Expliqué un poco avergonzado. “Había un sutil olor
a perro en sus ropas.”

Trish soltó un bufido de risa que se convirtió en una carcajada.

Yo me sonrojé en respuesta, ¿no había dicho nada estúpido,


verdad?

“Mi Dios, para decir que Cain huela a perro…” Siguió riéndose un
poco más hasta calmarse con un suspiro un tanto apático. “No lo sé,
pero siempre que trataba de huir, me encontraba. Llevo huyendo tres
días seguidos de él.”

“¿¡Tres días!?” Jadeó Morgan acercándose para ponerse a su lado.


“Te vimos ayer mismo en las fronteras del bosque, ¡no pudieron haber
sido tres días desde eso!”

“Este lugar, mejor dicho, esta capa de la dimensión es conocida


como „El Vacío‟. Es la que menos magia recibe de su núcleo, por lo tanto
cosas como el tiempo y el espacio tienden a… comportarse de manera
diferente.” Llegamos a una cámara gigantesca que tenía puentes de
piedra que daban a cuevas completamente nuevas. Había cristales
luminiscentes en todos lados, pero el abismo absoluto que se exponía
más debajo de los puentes era abrumador… “Más puentes de piedra…”
Pareció murmurar para sí.

“¿Cuánto tiempo llevas en este mundo entonces?” Preguntó


Morgan mientras hacíamos fila para pasar por el estrecho bloque de
piedra natural. Tragué fuerte apretando los puños, no era bueno con las
alturas. Si me daba vértigo ahora… sería mi fin.

“¿Desde que desperté? Unos seis días.” Explicó mirándome con


cuidado. ¿Se había dado cuenta que mis manos y piernas estaban
temblando?

“Trish… Nosotros llevamos ocho meses enteros en este infierno.”


Era increíble la confianza que tenía Morgan en sí misma, para pasarse
la mano por la cara y tapar sus ojos con eso mientras caminábamos
sobre este angosto, muy angosto, puente de piedra. “Por supuesto, no
es como si fuera difícil para mí sobrevivir a estas situaciones, pero me
parece que…”

“Ganesh… ¿Tienes algún problema?” Sus ojos verdes me estaban


escaneando como si fuera un robot analizando su objetivo.

“N-No… para n-nada…” Dije con toda la firmeza que pude reunir.
Esperaba que mis labios no estuvieran tan pálidos como se sentían.

“¿Eh? ¿Tienes miedo a las alturas?” Morgan volteó a ver también.

„Explíquenme cómo es que habría una manera de no temerle a este


abismo absoluto y sin fondo que se extiende bajo nosotros.‟ Pensé
haciendo una mueca, pero no dije nada.

“Está bien, tranquilo. Ya casi llegamos al otro lado.” Sonrió


mirándome sobre su hombro y tomando mi mano, que para mayor
mortificación estaba manando sudor como manantiales de montaña.
“Sólo concéntrate en mí y estaremos allá en un parpadeo.”

“S-Sí…” Desvié la mirada antes de que notara mi sonrojo, pero era


por motivos totalmente diferentes.

“Hay algo que es necesario hablar con ustedes.” Trish cambió el


tema bruscamente. „¡Gracias, oh, gran Trish, me has salvado!‟ “Escucho
el sonido de agua cerca, así que podría ir allí y quitarme el olor residual
de lo que sea, entonces aplicar un Arte para ocultar mi presencia y
seguir recorriendo estas cavernas.”
“¿Arte?” Me la imaginé por un momento sacando papel y acuarelas
de su bolsillo y comenzar a pintar a un grupo de perros jugando póquer.

“¿No saben qué es un arte? ¿Qué tan profundo han explorado su


núcleo de poder?” Preguntó intrigada sobre su hombro. “Para que ni
siquiera sepan qué es un Arte… ¿¡Qué han estado haciendo sus
antepasados en absoluto!?”

“Mi abuela era artesana, si eso sirve de algo…” Di la información


tratando de llenar el vacío que sus palabras habían dejado en el lugar.

“Un Arte es la manera en que los Emisarios y otros seres usuarios


del maná influyen en el mundo usando esa energía.” Explicó con una
certeza confiada. Pero…

“¿Nosotros somos Emisarios? ¿Cómo los de la leyenda de anoche?”


Pregunté pensando en esa historia de la eterna rivalidad. No quería
tener que enfrentar a mis amigos por nada el mundo. Ahora mismo sólo
estaban Trish y Morgan por aquí, pero… Si Trish estaba viva, ¡entonces
había una buena posibilidad de que Mistral y Zach también, incluso el
chico del cuchillo!

“Evidentemente son Emisarios.” Finalmente, cruzamos el puente y


Morgan me soltó. En realidad había olvidado por completo donde
estábamos parados hasta que estuvimos seguros al otro lado. “Tienen
una gema en su cuerpo que lo prueba.” Me señaló. “Tú, la gema en tu
hombro, Cristus la nombró „Joya de la Polilla Fénix‟ o algo así, y
ciertamente tus habilidades regenerativas sobrepasan incluso a las
mías, a pesar de la diferencia de brillo…” Señaló entonces a Morgan, en
la parte superior de su mano un diamante brilló tenuemente mostrando
un arcoíris interno. “Y tú… si no me equivoco, la gema está justo en
algún lugar de tu pecho.”

“Sí… hay algo allí, parece un topacio o algo así…” Morgan desvió la
mirada, parecía comenzar a incomodarse.

“Una vez que lleguemos al posible manantial, les mostraré qué es


de lo que estoy hablando, a pesar de que se las arreglaron para usar
sus poderes y ejecutar su elemento sin aplicar ningún Arte.” Ella entró
atenta su entorno en la cueva, que instantáneamente se iluminó con su
poder. “Pero más importante que eso, hay otro asunto del que hablar…”

“¿Qué sería eso?” Morgan preguntó cruzándose de brazos como si


tuviera frío. Resistí el impulso de abrazarla a mi costado.
“Bueno, eso sería el grave peligro en el que está nuestro mundo,
por supuesto…”

Capítulo 5

“La verdadera amenaza…”

Tiffany St. Morgansen

“¿Grave peligro?” Pregunté mirando la espalda de Trish. La verdad,


todavía no estaba segura de confiar plenamente en ella, era casi como si
en realidad fuera una persona totalmente diferente a la que conocimos
antes de entrar aquí.

“Pueden hablar mientras caminan, estoy segura de ello.” Instó


dejándonos atrás a Ganesh y a mí. Cuando la alcanzamos, volvió a
hablar. “Sí, dije grave peligro, el mundo que conocemos pronto será
absorbido por esta dimensión y destrozado de adentro hacia afuera.”

“¿¡Qué, como algo sacado de la película Alien o algo así!?” Gritó


Ganesh prácticamente entrando en pánico.

“Esa es… una forma interesante de ponerlo, sin duda alguna. Pero
sí, es el mismo concepto.” Alzó su mano y allí se manifestó una esfera
con un núcleo brillante. “Imaginen que éste es nuestro mundo. El
núcleo del planeta es en realidad una zona de magia altamente
concentrada, rodeada por una capa protectora de cosas derretidas que
afectan en gran manera el exterior.”

“Te refieres al hierro y otros metales que crean las fuerzas


electromagnéticas del planeta. Ahora estoy muy segura de que perdiste
la cabeza en algún lado…” Murmuré cruzándome de brazos.

“Como decía, imaginen.” Cortó ella sin mirar hacia atrás, chasqueé
la lengua ante su actitud. “Justo ahora, la cantidad de magia que hay
allí está en sobrecarga y, por lo tanto, tiene fugas.” Prosiguió
explicando, la esfera y su núcleo flotando en la mano de Trish modelaba
sus palabras con imágenes. “Un… llamémoslo conducto… de escape
para esta magia siempre fueron zonas comúnmente llamadas „muertas‟.
El triángulo de las Bermudas, el Desierto del Sahara, la Fosa de las
Marianas… varios súper-volcanes que no vale la pena mencionar y una
que otra sima o cueva subterránea inexplorada.”
“Si lo que dices es cierto, entonces la aparición de la Zona Maldita
no fue al azar, ¿o sí?” Cuestioné entrecerrando los ojos en su dirección.

“Efectivamente, parece que ambos están entendiendo a dónde


quiero llegar, ¿no?” Esa vez miró directamente a Ganesh. Sabía que mi
amigo era lento, pero eso no justificaba que lo tratara como niño de tres
años. Sólo yo podía hacer eso.

“Él está bien, cualquier cosa que no entienda se la puedo explicar


yo después.” Coloqué mis manos en mis caderas mientras alzaba una
ceja desafiándola. Ella me ignoró hasta que Ganesh asintió un poco
mudo de la sorpresa por sus palabras.

“Bien entonces, las Zonas Malditas del mundo están en expansión.


Antes de encontrarme con ustedes, recibí un mensaje de la central de
investigación. Básicamente, evacuaron porque el área que te traía a esta
dimensión estaba creciendo más rápido de lo que podían manejar.” El
núcleo de la „tierra‟ se fue expandiendo lentamente. “El problema
radica, en que esos conductos de escape son demasiado pequeños para
dejar escapar suficiente energía. Eventualmente…” El núcleo de la
esfera en su mano creció tanto que rompió a través de la misma
liberando una pequeña galaxia de energía. “Y la única manera de
evitarlo, es abriendo definitivamente los canales de maná en nuestro
mundo.”

“Pero estamos aquí, en esta dimensión, ¿cómo podríamos siquiera


soñar en llegar allá?” Preguntó Ganesh luciendo extremadamente
preocupado. Se lo estaba tragando entero, este aparente cuento de
„Trish‟. Para empezar, ¿cómo había llegado ella a saber tanto? ¿Y cómo
sabíamos que no era una manera de acelerar ese proceso? ¿Acaso no
queremos que entre menos magia en nuestro mundo, para que no
explote? Abrir por completo la válvula podría liberar tal presión que el
sistema colapsaría por entero. En otras palabras, abrir esos „canales de
maná‟ solo aceleraría el proceso.

“Es por eso que debemos hacer nuestra prioridad escapar de Cain
y lograr establecer nuevamente comunicaciones con nuestro mundo.”
Finalmente habíamos llegado al manantial. Era una piscina natural que
nacía de una pequeña serie de cascadas brotando a través de un
cúmulo de piedras caídas. Ella tocó el agua con la punta de sus dedos.
“Está caliente…” Dijo antes de lanzarse por completo.

“¿Eh…?” Murmuró mi amigo confundido. Era curioso, una vez que


había comenzado a pensar en Ganesh como un „amigo‟ no había podido
detenerme. Era una… bonita… sensación tener un amigo verdadero. Él
era la persona más sincera que conocía, tan diferente al mundo en el
que antes vivía, rodeada de mentiras, maquinaciones y manipulaciones.
¿Estaba siendo muy dura con Trish?

“Arte de la Luz: Renovación.” Dijo la susodicha al salir del agua. Por


alguna razón, podía entender cada palabra que salía de su boca. No era
como ese extraño murmullo que provino del tal Cain antes de que
arrasara con el campamento gobblin. Esas palabras habían hecho eco
en todo esta parte del mundo, pero era imposible diferenciarlas. Con
Trish, sin embargo, había entendido a la perfección que había querido
decir „Arte de la Luz: Renovación‟. Así como en el arroyo y las espadas
de luz que invocó. ¿Estos eran los artes? ¿Murmurar hechizos?

“Wow… increíble…” Ganesh estaba definitivamente impresionado


mientras una luz brillaba sobre Trish por entero y sus ropas, heridas y
aspecto en general obtenía una limpieza masiva.

“No es para tanto…” Gruñí cruzando los brazos y apartando la


mirada. “Sólo es un servicio que cualquier mayordomo podría hacer.”

“¿Por qué tendría un mayordomo?” Él preguntó con curiosidad


mientras se rascaba la cabeza. Era como ver a tu perro hacer una
expresión tierna y resistir el impulso de acariciarlo, la verdad. “¿No son
ellos cosas de, ya sabes, sólo películas y gente asquerosamente rica?”
Me tensé, pues no le había dicho nada a éste sobre mi estatus en
general. El chico guapo, Zach Rogers, si no recordaba mal, había
diferenciado mi apellido, pero parecía que Ganesh no recordaba eso
para nada.

“Por nada especial, es un decir.” Corté esa línea de conversación de


inmediato. Era peligrosa. “¿Es esto lo que querías enseñarnos?”

“Sí. Ahora, la fase dos…” Extendió el brazo con la palma de su


mano apuntando a nosotros. Inmediatamente ella estaba rodeada de mi
látigo flotando a su alrededor listo para cortarla en pedacitos.

“Ni un paso en falso, Trish.” Dije cuidadosamente.

“¡Morgan, ¿qué estás haciendo?! ¡Detén eso!” Dijo mientras trataba


de bajar mi brazo.

“Confías demasiado rápido en las personas, yo todavía no tengo


motivos para creer en esta mujer frente a mí.” Entrecerré los ojos en su
dirección. “Para empezar, sabe demasiado de este mundo…”

“Porque el Emisario que me dio su gema voluntariamente todavía


estaba plenamente consciente. O al menos en su mayoría.” Ella se
encogió de hombros. “Estoy a punto de hacer un Arte de ocultación, es
necesario para tratar de seguir huyendo. Si hasta ahora no hemos visto
señales de Cain, es porque estamos bajo tierra.”

“De nada.” Sonreí sin humor mientras el látigo se retorcía flotando


a su alrededor. Mi habilidad me permitía controlarlo muy bien con mi
mente y, dado que había practicado en secreto de los del pueblo y
Ganesh, estaba muy versada en ese control.

“¿Vas a dejarme hacer el Arte?” Preguntó con aparente fastidio.


“Me duele, pero estoy en deuda con ustedes.”

“Ya veo…” Evalué la situación, supongo que si intentaba algo,


podría eliminarla. Tal vez. “Bien, haz el arte, pero el látigo se queda
donde está.”

“Arte de la Luz: Ilusión de Luz Solar – Desvanecimiento.” Una luz


nos bañó a los tres entonces, fue como si un montón de chispas
escarchadas se fijaran en nuestra piel para luego desaparecer. “Bien,
con esto hecho, necesitamos continuar. Por alguna razón, siento que
sólo están jugando con nosotros…”

Caminamos un buen tramo de la red de cuevas subterráneas,


realmente no tenía idea de a dónde íbamos, o para el caso qué era este
complejo bajo tierra para empezar.

“Entonces, ¿qué haremos si no podemos comunicarnos con la


central?” Preguntó Ganesh recogiendo una pequeña joya brillante del
suelo. Era dorada, se parecía a la que tenía justo sobre mi corazón, un
topacio. Él sonrió un poco y la guardó en su bolsillo…

“Eso nos llevaría a seguir el plan B, asumiendo que realmente


podamos escapar de Cain.” Ella trazó sus dedos sobre el grabado en la
pared, ¿era esto alguna clase de vieja ciudad subterránea? ¿Alguna vez
estuvo habitada? “Tendríamos que ir nosotros personalmente a nuestro
mundo y abrir los canales de maná.”

“¿A qué te refieres con regresar? ¿Es posible?” Ganesh se adelantó


y bajó la mirada para ver la expresión de Trish, aunque no es como si
pudiera ver mucho en ella, era buena ocultando sus emociones, hasta
donde podía analizarla. “¿¡Sí!? ¿¡En serio!? ¿¡Escuchaste eso, Morgan!?
¡Podemos regresar a nuestro mundo…!” El idiota cerebro de músculo
siguió balbuceando sobre tantas cosas que parecía extrañar de estar
allí. “¡…hay tantas cosas que me gustaría mostrarte!”
“¿¡Eh…!?” Me sorprendió y, en contra de mi voluntad, sentí que me
sonrojaba. “Tú… n-no hay nada que… ¡No hagas planes tan a la ligera!”
Grité adelantándome a esos dos.

“Primero, tenemos que llegar a uno de los Seis Estratos, hay


portales escondidos que ni siquiera la Cátedra ha logrado deshabilitar.
Probablemente, haya alguien en esos estratos que conozca dónde están
ubicados.” Llegamos a una caverna donde había edificaciones en piedra
también, pero había un olor dulzón en el aire… ¿perfume?

Trish olfateó el aire un par de veces, sus ojos se entrecerraron


mientras veía fuego verduzco ardiendo a la distancia. No sabíamos qué
había allí y, desde aquí, no había manera visible de llegar. Un abismo
oscuro sin fondo se extendía un par de pasos más allá de nosotros.

“No tomen respiraciones demasiado profundas, el lugar está


impregnado de veneno.”

“¿¡V-Veneno!?” Gritó Ganesh, lo que hizo al idiota cerebro de


músculo comenzar a toser como si tuviera neumonía.

“No será letal para Emisarios como nosotros, pero respirar mucho
de ello podría hacer que nuestros movimientos se entorpezcan mucho o,
en el peor de los casos, entrar en éxtasis.” Explicó recogiendo una
piedra teñida de un extraño color verde venenoso. Usó un poco de su
energía para hacerla brillar por alguna razón. “¿Cómo llegó todo esto
aquí?” Murmuró lanzando la piedra al vacío frente a nosotros. Como si
fuera un activador, varias estatuas escupieron un líquido amarillento a
medida que el pedrusco caía y caía hasta que su brillo se perdió de la
vista. ¿Qué tan profundas eran estas cavernas? De por sí ya estábamos
bajo tierra, que un abismo así se extendiera no debería ser posible…

“Creo que lo mejor sería continuar…” Curiosamente, fue Ganesh el


que habló con una mirada aguda en la cueva por donde habíamos
venido. “Tengo un cosquilleo en la piel que hasta ahora no ha
significado nada bueno.”

“Nos ha encontrado…” Dijo Trish con lo que parecía miedo. “¡No


tenemos tiempo! ¡Salten!” Gritó antes de aproximarse al borde. Lo que
parecían ser gruñidos y garras chocando contra la piedra venía del
interior de la cueva a un ritmo constante, ¿realmente era un perro?

Saltamos los tres a la vez y las trampas venenosas se activaron de


nuevo. Al mismo tiempo, justo donde estábamos parados hace un
momento surgió un vendaval lleno de plumas negras. Antes de que la
luz se hiciera escasa para ver, una figura se paró justo al borde del
acantilado.

“¿¡Ahora qué!? Grité sin creer que me había metido en este


estúpido plan abrupto. ¿Realmente se podía llamar siquiera un plan
saltar al vacío?

“Debemos esperar primero a estar lo suficientemente profundo


para que mi luz no se distinga en la cima.” Explicó gritando Trish a su
vez, el viento generado por la caída a gran velocidad dificultaba
ciertamente la comunicación. Además de…

“AAAAAAAAHHHHHHHHHH…” Ese horrible alarido proveniente de


Ganesh. Realmente le tenía pánico a las alturas.

“¡Veo la luz!” Aseguró Trish cuando un pequeño destello apareció al


fondo del abismo.

“¡ESO NO ES BUENO!” Aulló el chico mientras agitaba los brazos


como loco. Los disparos de veneno casi nos daban, pero íbamos a
mucha velocidad para ellos.

“Arte de la Luz: Transmigración de Estrellas.” Un segundo


estábamos cayendo desesperadamente, al siguiente nos volvimos un
cúmulo de polvo escarchado que estaba flotando a unos centímetros del
suelo.

De alguna manera, nos recompusimos de eso y caímos a salvo con


un golpe sordo al suelo. Arriba de nosotros ahora brillaba una pequeña
estrella que cada vez se veía más y más cercana.

“¡Estamos vivos!” Se alivió Ganesh alzando la cabeza del suelo. La


estrella cayente impactó su cráneo como un meteoro. Jadeé viendo
como trozos de hueso, sangre y materia gris casi nos bañaban por
completo.

“¡G-Ganesh…!” Dije tomándolo por los hombros. Era asqueroso,


pero al menos se estaba regenerando.

“Estará bien…” Trish se hizo notar creando otro orbe de luz para
nosotros. Lo que iluminó el pequeño lugar donde estábamos, parecía
una especie de frontera para dar a una ciudad antigua, grandes
murallas de piedra con musgo o veneno encima se alzaban y erigían
hasta perderse en las sombras donde la luz de Trish no llegaba.

Frente a nosotros había un gran portón doble de roca sólida


impoluta, con detalles de lo que parecía ser una luna con un sol dentro
de ella, éste último tenía una cara femenina de piedra que pareciera ser
lo único afectado por el ambiente venenoso, la hacía lucir como si
lágrimas verdes salían de sus ojos, a pesar de estar diseñada para
parecer calmada.

Ganesh levantó la cabeza de nuevo y vio a los lados.

“¿Seguimos vivos? ¡Seguimos viv…!” Su grito de alegría se vio


interrumpido por una tos abrupta y fuerte, sangre salía de las
comisuras de su boca y los orificios de su nariz.

“El veneno aquí bajo está en mayor cantidad, hay poco oxígeno en
el aire…” Ella se tapó la boca con la mano. “Arte de la Luz: Purificación.”
De repente, se hizo más fácil respirar y una luz dorada nos rodeó.
Específicamente, salió de ella y trabajó en nosotros. “Esto disipará el
veneno de nuestros cuerpos, pero mis pozos de maná no son infinitos y
ya he conjurado varias veces hoy.”

“¿Vamos a cruzar eso?” Suspiró Ganesh al recuperarse y limpiarse


la sangre de la nariz con el pulgar. Sólo hizo que la mancha de sangre
se extendiera.

“Hombres…” Me acerqué a él y saqué un pañuelo de mi bolsillo,


entonces tomé su rostro y cuidadosamente limpié su cara. “Ya, eso está
mucho mejor.” Le sonreí.

“Sip.” Dijo como si de repente le costara respirar otra vez

“¿Por qué está tan rojo? ¿Puede ser efecto del veneno?” Pregunté a
Trish mientras guardaba el pañuelo de nuevo. No lo iba a tirar, lo había
traído conmigo desde casa y lo bordé yo personalmente. De cierta
forma, me reconfortaba tenerlo conmigo.

“Claro, el veneno…” Dijo despreciando mi pregunta mientras se


dirigía al portón. “¿Cómo abrimos esto? Esa me parece una pregunta
más importante…” Chasqueé la lengua ante su actitud, ¿cuál era su
problema?

“¿No podemos saltar sobre ella?” Dijo Ganesh desviando la mirada


mientras se rascaba la mejilla donde lo había limpiado con el pulgar.
“Es alta, pero no tanto. ¿Tal vez estaban contando con que el ambiente
venenoso los matara a todos?”

“Esa es, probablemente, la cosa más inteligente que te he


escuchado decir hoy.” Sonrió ella mirando hacia Ganesh. “Manténganse
cerca de mí.”
“Tirana…” Gruñí bajo mi aliento, pero me acerqué a ella. “Ahora,
¿a la cuenta de tres?”

“No hay tiempo para eso…” Ella saltó sin más, lo que nos obligó a
Ganesh y a mí a hacer lo mismo, incluso cuando no estábamos
preparados. Él y yo apenas llegamos a la cima, donde Trish se paró en
el borde del portón mientras Ganesh se aferraba con los dedos al borde
de piedra del mismo.

“Esto es… bastante más problemático de lo que creí.” Murmuró


Trish. Gruñí parándome sobre la gruesa piedra que era el portón, ¿a
qué se refería?

“¿Esto es una ciudad subterránea?” Preguntó Ganesh admirando


la enorme construcción que se extendía sobre otro foso de oscuridad.
Había cristales verdes brillando aquí y allá, algunos lucían más claros
que otros, unos incluso eran lilas, ¿efecto del veneno? Probablemente.
El porcentaje de hidrógeno, comúnmente conocido como pH, podía
alterar en gran cantidad la coloración tanto de plantas como de gemas.

La piedra que se extendía finamente trabajada, evidentemente una


obra arquitectónica de primera, tenía como centro lo que parecía ser un
castillo con una torre alta que en su copa ostentaba una especie de
cámara llameante, donde brillaba fuego verde intensamente. Eso
iluminaba la ciudad subterránea con una luz fantasmal.

“¿Qué clase de sitio es este?” Dije viendo cosas que parecía arañas
recorrían a la distancia la pared de una casa común, antes de entrar
por una ventana. Esos arácnidos eran definitivamente del tamaño del
perro más grande.

“Debemos seguir moviéndonos.” Trish comenzaba a verse un poco


más cansada. “Como dije, mis fuentes de maná no son infinitas, y aquí
no creo que exista maná de la naturaleza que pueda aprovechar.”

“¿Darte más de mi sangre ayudaría?” Propuso Ganesh rascándose


la cabeza.

“¿¡Eso era tu sangre…!?” Se puso un poco pálida entonces.

“¿Ups…?” Soltó él una risa incómoda.

“Ciertamente, sí ayudó a recuperarme mucho, pero…” Ella desvió


la mirada soltando un quejido frustrado. “Lo consideraremos nuestra
última opción.”
Los tres saltamos al mismo tiempo y caímos a salvo al otro lado del
portón, a primera vista no había ningún enemigo cerca, pero no
podíamos bajar la guardia. Mucho menos considerando quién nos
estaba persiguiendo.

Recorrer estas calles prácticamente desoladas era ciertamente


aterrador, las casas y otros edificios estaban vacíos y no parecía que
nadie hubiera estado en ellos desde hace años. Sin embargo, dado que
había visto esas arañas monstruosas hace rato adentrándose en el
interior de esas casas, tenía a mi látigo con incrustaciones de cristales
rodeándome por entero.

La verdad, había una buena parte de mi memoria que estaba


difusa, así que no podía decir cuándo ni cómo lo conseguí. Recordaba
una cueva con cristales flotando, el electromagnetismo hacía incluso a
mi cabello flotar. Lo siguiente, una especie de polilla gigante con alas
ambarinas y detalles en negro flotó frente a mí.

Desde allí, todo está en blanco hasta mi reencuentro con Ganesh.

“Más cadáveres…” Murmuré mirando a una especie de cuerpo que


parecía un humanoide gigante con cola. Parecía que todo su interior
hubiera sido succionado, lo que solo dejaba piel gris escamosa sobre
huesos. “Deberíamos evitar las zonas donde los cristales estén más
verdosos.” Comenté señalando a un cúmulo de gemas que brillaban en
verde chillón como señal indudable de radioactividad o toxinas.
“Siempre que nos encontrábamos cerca de algún nacimiento de joyas,
los cadáveres aparecen.”

“La cosa es… ¿Son estos los ciudadanos o algún explorador


perdido como nosotros?” Ganesh se acuclilló junto al cuerpo y extendió
la mano como si fuera a tocarlo, pero yo instantáneamente rodeé su
muñeca con mi látigo. Él me miró sorprendido, incluso yo me sorprendí
un poco, el movimiento había sido fantasmalmente rápido. “Estaré bien,
ya escuchaste al tipo este, Cristus, no puedo morir a menos que
quiera.” Me sonrió para calmarme. Chasqueé la lengua mientras
cuidadosamente para no lastimarlo retiraba la sujeción de su brazo;
incluso así, pequeños cortes que sanaron al momento quedaron atrás.

“Está muerto desde hace mucho, dudo que puedas averiguar


mucho de esa cosa.” Murmuré por lo bajo cruzándome de brazos.
“Además, ¿no vieron las arañas gigantes que caminaban por ahí? Es
peligroso quedarnos en un solo sitio…” Añadí frotándome los brazos
antes un escalofrío que me recorrió la espalda, como diría padre,
alguien había caminado sobre mi tumba…
“Esta cosa…” Ganesh finalmente le dio la vuelta al cuerpo. Había
un enorme agujero que se abría desde adentro hacia afuera,
aparentemente. Era difícil decir desde que se encontraba en ese estado
tan deteriorado. “¿Algo se lo comió de adentro hacia afuera?”

“Arañas y parásitos intestinales, esto solo se pone mejor y mej…”


Me paralicé cuando vi movimiento a la distancia. “Corran…”

“¿Qué…?”

“¡Corran!” Tomé a Ganesh del brazo y me encaminé a toda


velocidad subiendo las escaleras de piedra que se extendían sobre el
vacío bajo nosotros.

“¡No miren atrás…!” Trish gritó cerca de nosotros. Naturalmente,


miré hacia atrás. Había un enjambre inmenso de
arañas/escorpiones/moscas o una extraña y aberrante combinación de
esas tres cosas corriendo sobre ocho patas insectoides tras nosotros.

Grité como nunca antes lo había hecho y corrí todavía más rápido.

“¡Ganesh, ¿puedes hacer un Arte contra ellos?!” Rugió Trish


mientras saltábamos sobre una grieta de buena tamaño en el puente. El
crujido de la roca al caer al otro lado no era para nada reconfortante.

“¡No sé hacer ningún Arte!” Gritó él en respuesta mientras el


puente comenzaba a caerse a pedazos con cada paso que dábamos.
“Puedo intentar llamar a mi fuego, pero necesito concentrarme
mucho…”

“¡Te crearé una barrera, pero tendrán que aguantar la respiración


mientras tanto, mi maná está casi acabado!” Los moscoescorpiones
ahora habían tomado vuelo. A partir de hoy, si sobrevivía, aplastaría a
cada mosca que se cruzara en mi camino. Haría mi misión personal
impedir que algo así nazca alguna vez. “O tal vez… ¡Tiffany, cúbreme
mientras conjuro…!” Me pidió una vez llegamos al otro lado y Ganesh se
paraba de repente al igual que ella, ¿¡que acaso estaban locos!?

Mi látigo silbó cortando el aire y atravesando las alas de los


moscoescorpiones para hacerlos caer al vacío. Esperaba que tuvieran
una horrible y aplastante muerte allí abajo.

“¡Son demasiados!” Grité cuando me di cuenta que algunos se


habían dado cuenta de mi ataque y estaban sobrevolando para
rodearnos. “¡No aguantaré mucho tiempo así!” Dije para ver que tanto
Ganesh como Trish tenían los ojos cerrados, esta última murmuraba
por lo bajo palabras que no alcanzaba a escuchar.
Le añadí velocidad a mi ataque comenzando a balancear el látigo
manualmente y ajustando su precisión en el aire con mi mente. Uno de
los moscoescorpiones se acercó mucho y terminó cortado a la mitad, su
cuerpo cayó segmentándose y… ¿eran esas crías? Arañas diminutas
comenzar a salir y dirigirse en nuestra dirección. Esto era malo.

“¡Chicos, es ahora o nunca!” El látigo silbó mientras azotaba varias


veces esa parte de la piedra. No dejaría que ninguna de esas cosas se
acercara a mí o a Ganesh.

“Combinación de Artes – Fuego Rugiente y Candil de Luz Sagrada:


Oleada de Luz Sagrada Abrasadora” Fue Trish la que habló, pero
Ganesh cayó al suelo jadeando hasta perder el conocimiento.

Nuestra posición se iluminó como si una estrella hubiera nacido.


Incluso cerrando los ojos y cubriéndolos con mis brazos esa luz llegaba
a mí y dañaba mis retinas, ¡no podía ver nada y mucho menos
defendernos en este estado!

“Está bien, ya puedes abrir los ojos.” La voz cansada de Trish llegó
hasta mí, parecía bastante calmada dada nuestra posición.

“Ugh… apesta… aunque ya no huele a veneno…” Apenas podía ver,


todo estaba borroso, pero mi gema quemaba cono fuego en mi pecho y
poco a poco fui recuperando la vista. “Todos están… Los redujiste a un
montón de carne quemada y cenizas…”

Miré a mi alrededor, todos los moscoescorpiones estaban muertos


y en realidad todavía seguían ardiendo, trozos naranja que iba
devorando la carne carbonizada hasta reducirlos a cenizas por
completo…

“Unh…” El quejido provino de Ganesh, que trataba de ponerse de


pie desde donde estaba en el suelo. “¿Qué pasó…? Nunca antes me
había afectado así…”

“Eso es porque hasta ahora nunca habías hecho un Arte en sí, sólo
liberabas explosiones de maná elemental.” Trish explicó admirando los
alrededores. “Forcé mi maná en ti para hacerte usar un Arte, era la
mejor opción en la situación.” Suspiró apartándose el cabello del rostro.
“Propongo investigar el castillo, si el pueblo alrededor está así, tal vez
ese lugar está en mejores condiciones. Ya no nos queda maná a
ninguno de los dos para hacer una explosión similar, así que si nos
atacan a este nivel de nuevo, caeremos; además, dudo que esa sea la
totalidad del enjambre situada en el pueblo.”
“Acepto… la propuesta… con una condición…” Ganesh todavía
estaba jadeando. “Nunca vuelvas a hacer algo así.” Cuando alzó la
cabeza, sus ojos, normalmente marrón claro, brillaban enfadados con
un tono naranja llameante, era casi como si tuvieran fuego en su
interior. El contraste entre su piel oliva y esos ojos de fuego… Lo hacían
lucir guapo, en realidad…

Él se alzó sobre Trish en toda su altura, en algún momento había


desarrollado músculo, así que sí era bastante intimidante. Los hombros
amplios, los brazos trabajados y…

“¿¡Qué estoy pensado en este momento!?” Me golpeé ambas


mejillas mientras me alejaba de ellos dos.

“¿Morgan, estás bien? ¿Fuiste herida?” El sujeto de mi desdicha


era justamente el que venía acercándose más. Me sujetó con los
hombros y, ¿¡en qué momento se había hecho tan alto!? ¡Fácilmente me
sacaba cabeza y media! ¡Y yo medía al menos 1.65! “¡Oye, responde!”
Dijo inclinándose tratando de ver el rostro que ocultaba con mis manos.

“I-I…”

“¿I?” Murmuró confuso. ¡Estaba demasiado cerca! ¡Demasiado


cerca! ¡Podía sentir su respiración contra el dorso de mis manos!

“¡Idiota cerebro de músculo!” De un golpe fuerte a su estómago


hice que se alejara aferrándose al abdomen antes de agacharse.
“Hmph…” Lancé mi cabello sobre el hombro y lideré el camino hacia el
castillo. “¡Al menos pregunten qué es lo que yo pienso antes de tomar
decisiones tan a la ligera!”

Listo, eso salvaría la situación por ahora.

Yo, totalmente, no estaba pensando en Ganesh hace un momento.

Absolutamente.

Sin dudas.
Capítulo 6

“Los Soberanos de Alder Lumen…”

Tiffany St. Morgansen

Milagrosamente, logramos llegar a las puertas exteriores del


castillo sin ser atacados de nuevo. Nos mantuvimos alejados de las
zonas con los cristales más verdes para evitar riesgos, también había
sido cerca de esos que fuimos atacados por los moscoescorpiones.

Vimos también criaturas humanoides en el pueblo que no eran


hostiles, pero que tampoco eran amigables para el caso. Simplemente
nos ignoraban mientras seguían cumpliendo su autoflagelación, ya sea
que algunos estaban tirados en el suelo o simplemente golpeando la
cabeza contra la pared.

Caminar por este pueblo fantasma, sabiendo que alguna vez estuvo
habitado por ellos, sólo hacía peor toda la experiencia. ¿Cómo habían
terminado así?

“En serio, ¿qué es este lugar?” Dije admirando el puente que se


extendía desde el portón para llegar al castillo como tal. Había
esculturas de caballeros gigantescos apostados a cada lado del portón
y, por un segundo, tuve miedo de que en realidad cobraran vida y
comenzaran a atacarnos.

“Este símbolo…” Trish acarició con la punta de sus dedos una


figura parecida a la que conseguimos en la muralla del pueblo, una
luna con un sol en calma, pero con lágrimas de veneno saliendo de sus
ojos. “No es exactamente el mismo, pero es parecido a uno que encontré
en la fortaleza donde desperté por primera vez.” Ella empujó un poco y
las puertas dobles comenzaron a abrirse por su cuenta.

“¿Supongo que eso significa que nos están invitando a pasar?”


Murmuro Ganesh mirando hacia la enorme construcción frente a
nosotros. Tenía muchas torres y murallas, algunos adornos hacían
parecer el exterior más como una catedral que como un castillo, pero
eso es lo que era. Y, si mis ojos no me engañaban, se extendía también
bastante profundo en el abismo bajo nosotros.
“¿Por qué lo dices?” Pregunté abrazándome a mí misma para
mantener el calor. La temperatura había descendido súbitamente.

“En algún lugar en su interior… ¿Cómo explicarlo? Siento que


hay… ¿fuego?” Dijo rascándose la cabeza.

“Ganesh, hay una antorcha verde gigantesca en la torre más


alta…” Murmuré alzando la vista para verla. Desde aquí, parecía como
una flor verde enorme que extendía sus pétalos infinitamente.

“No, eso no es lo que siento. Viene desde el centro del castillo, no


desde arriba… Allí arriba no siento nada.” Los tres nos adelantamos al
puente mientras el portón se cerraba a nuestras espaldas. Ganesh tenía
razón, parecían conocer nuestra presencia, había algo o alguien allí
dentro.

El puente estaba en perfectas condiciones, afortunadamente. No


quería que se repitiera lo del pueblo otra vez. Las puertas interiores
estaban flanqueadas por dos figuras humanoides, un ente masculino
sostenía una media luna sobre la palma de sus manos y el otro
femenino alzaba un sol con una palma mientras parecía sonreír.

“¿Esta es nuestra recepción? ¿Unas puertas cerradas?” Pregunté al


aire cuando Ganesh trató de empujar las puertas sin éxito. Trish estaba
analizando detalladamente las estatuas que bordeaban el gran portón.

“Si soy honesto…” Gruñó Ganesh todavía tratando de empujar.


Sólo el recordar que podía destrozar una valla de madera con dos veces
mi grosor me hacía tener escalofríos, definitivamente había algo en esta
puerta que estábamos pasando por alto. “…creo que prefiero esto… a
un batallón armado recibiéndonos…” Suspiró colapsando junto a la
puerta. “Imposible. No se mueve ni un centímetro.”

“Ayúdenme a girar las estatuas.” Dijo Trish repentinamente. Justo


ahora, ambas estatuas estaban dando la cara a nosotros. “Creo que, si
hacemos que se enfrenten, esto podría abrirse.” Ella se dirigió a la
femenina y yo lo hice con la masculina. Puede que no fuera tan fuerte
como el idiota cerebro de músculo, pero tenía mis propias fortalezas.

Con un gruñido de esfuerzo de mi parte, la estatua comenzó a girar


lentamente hacia el lado donde Trish estaba de pie empujando la otra.
Con click sonoro, ambas estatuas cayeron en su nuevo lugar y una
placa circular salió desde el punto donde se conectaban ambos lados de
la puerta doble.
La placa circular giro y mientras estaba en eso el diseño de la
puerta fue cambiando. Lo que antes creíamos eran decoraciones, en
realidad eran seguros para mantener la puerta atracada. Barras
laterales se fueron hundiendo en las paredes hasta casi quedar una
puerta simple de hierro negro.

Entonces, comenzó a abrirse por su cuenta.

De su interior salió aire a gran presión que olía más dulce de lo


que habíamos conseguido hasta ahora. Era como si todo el veneno
estuviera concentrado en el interior del castillo y simplemente se filtrara
por las ranuras al pueblo.

“Bienvenidos, Emisarios…” Cuando el viento cesó, lo que vimos al


frente fue una amplia recepción que daba a dos escaleras curvas con un
atrio justo entre ellas. Allí, un cuerpo neblinoso brillaba tenuemente en
un color gris azulado. “Mi nombre es Mirasia, soy una de las princesas
de este castillo, o al menos lo era…” Su voz era delicada, un ligero
acento cortesano en su pronunciación. Definitivamente, esta chica
parecía ser quien dice. “El veneno ya se disipó lo suficiente, pueden
respirar…” Instruyó sin dar algún indicio de bajar a recibirnos.

“¿Un fantasma? Eso es poco común incluso para esta dimensión…”


Trish dijo con cuidado. No respiré nuevamente hasta que vi bajó la
mano fuera de su rostro.

“Incluso en muerte, sigo y espero a mi padre, pues su tarea es ardua


y continua. Con su llegada, sin embargo, es posible ponerle un fin.”
Cuando nos acercamos, ni siquiera sus rasgos era posible diferenciar.
Apenas era una figura neblinosa de apariencia femenina, pero parecía
estar en sus cabales. Nada como esos fantasmas locos de las películas
que atacan a diestra y siniestra. “Los llevaré hasta él… pero antes les
daré un consejo…” La figura flotó a través de unas puertas de cristal y
oro que tenían las mismas gemas del pueblo creciendo sobre su
superficie. “Este reino tiene dos soberanos… desde que esto comenzó,
han estado separados… Recuerden esto: ustedes son libres de seguir a
cualquiera de los dos…” Su voz llegó como un eco fantasmal, cosa que
tenía sentido considerando lo que era.

Entramos tras la puerta, que estaba algo atascada, pero Ganesh


pudo derribarla de una patada. En este salón, que parecía ser una sala
para fiestas con amplias columnas y otro atrio en un piso superior, al
cual no parecía haber forma de llegar, nos estaban esperando dos
sujetos en armadura.
“Tristemente, lo que corrompe nuestra tierra también lo hizo con
nuestros caballeros. Estos son… M‟arius y A‟chion…” El fantasma estaba
flotando en el atrio superior. “Atacan a todo aquel que invada las tierras
de la Corona… Lamentablemente, esto es lo más lejos que han llegado
muchos que vinieron con la intención de ayudarnos…” Su figura comenzó
a de desvanecerse. “Espero… ustedes… sobrevivan…”

“¿Nos guió a una trampa?” Pregunté haciendo el látigo flotar a mí


alrededor. Los sujetos en armadura finalmente se habían percatado de
nuestra presencia.

Uno de los caballeros, porque eso parecían ser, era tan enorme que
fácilmente alcanzaba los tres metros. Portaba una armadura pesada y
gruesa, con picos saliendo de cada hombro y un cúmulo de cristales
verdes cubriendo el lado derecho de su cuerpo. Su casco tenía cuernos
y, de cierta manera, me hacía recordar a la bestia mitológica: el
Minotauro. Por no añadir, como si su tamaño no fuera amenaza
suficiente, portaba un mazo incluso más alto que él y con un tamaño
fácilmente más grande que un barril.

“¿Por qué no pueden simplemente invitarnos a tomar el té?”


Suspiré balanceando el látigo en su dirección. Mi arma cortó el aire con
un silbido y estaba perfectamente dirigida… pero fue detenida sin
mucho esfuerzo aparente. “¿Qué rayos…?” Pregunté para mí misma
viendo como mi látigo era sujetado por una mano enguantada del otro
caballero.

Éste tenía un tamaño normal, era un poco más bajo que Ganesh
en realidad, pero para detener mi arma así… Debía tener unos reflejos
inhumanos y una velocidad arrolladora. Esperaba que no tanto como
nuestro perseguidor, porque de ser así estábamos en problemas.

Este caballero „normal‟ tenía una armadura ligera donde solo la


parte superior de su cuerpo tenía placas de metal protegiéndolo. En sus
manos enguantadas tenía una especie de lanza con dos picas en el
extremo en lugar de una sola. No era un tridente, sino más bien un…
¿bidente? Parte de ella tenía cristales verdes creciendo en su superficie,
así como la mitad de su casco estaba completamente rodeado de ellos.

“¿Por qué están tan callados, muchachos?” Dije dándome la vuelta,


allí había una pequeña sorpresa para mí… Mis compañeros estaban
inconscientes y sudando a montones. ¿El veneno les había afectado?
¡Pero si estaban bien hace un momento!

Súbitamente, sentí que una sombra se posaba sobre mí. Salté


haciéndole caso a mis instintos y un barrido de martillo cruzó justo el
lugar en el que estaba hace un momento. El viento que generó su
movimiento me envió volando hasta impactar contra la pared del salón.

“Eso dolió…” Me quejé alzando la cabeza hacia ellos. El caballero


normal estaba mirando en mi dirección mientras el gigante reajustaba
su posición para colocar el mazo gigante sobre su hombro. “¿Tengo que
enfrentar…?” Jadeé cuando mi cuerpo se movió por su cuenta apenas
treinta centímetros a la derecha y la punta de una lanza se clavó en el
lugar donde había estado mi cabeza.

Sin perder el tiempo, controlé el látigo con mi mente y envié la


punta volando en su dirección como si de un aguijón se tratase. Ese
caballero saltó hacia atrás muy rápido, pero al menos había podido ver
el movimiento. Probablemente, sea solo con ataques similares a esa
estocada que pueda moverse más rápido que mi vista.

Afortunadamente, por ahora no parecían estar interesados en mis


compañeros inconscientes. ¿Por qué les había afectado el veneno
repentinamente? ¿Tal vez tenga alguna relación con el maná…? Ellos
estaban agotados por utilizar demasiado.

Salté dejando escapar un pequeño grito cuando el gigante saltó


para aplastarme. Su mazo dejó un cráter en la piedra y una onda
expansiva casi me alcanza. Mientras todavía me tambaleaba por ese
ataque, el otro guerrero vino hacia mí como una centella.

Esquivé la primera estocada, que rozó mi estómago dejando una


pequeña cortada, pero seguía entera incluso con los giros rápidos que
vinieron después de ese primer golpe.

Sin darme cuenta, me estaba moviendo como en el ballet, danzaba


para esquivar sus cortes moviéndome sobre las puntas de mis pies. Por
alguna extraña razón, podía aplicar esos movimientos aquí.

Cuando mi sexto sentido zumbó, giré mi muñeca y enlacé el látigo


a una columna para esquivar una tacleada proveniente del otro
caballero. Ese era más lento, pero su poder bruto era devastador. Esa
carga se llevó consigo una columna entera y causó que parte del techo
se desprendiese.

¿Qué podía hacer? Me tenían a la defensiva…

No quería repetir lo que paso con el hombre de alas negras, Cain,


porque si el veneno realmente se relacionaba con el maná, crear
cristales de esa manera sería peligroso.
Miré al látigo en mi mano, técnicamente era solo un trozo de
material desconocido extensible con cristales diamantinos incrustados.
Ni siquiera tenía agarradera, pero el arma se moldeaba a mis manos
perfectamente. Suspiré, era lo único que tenía para defenderme
actualmente.

“Bueno, si no lo intento no sabré si funciona, supongo…” Solté el


látigo y me dejé caer mientras el bidente se fijaba con fuerza a la pared.
“¡Iré con todo!” Grité extendiendo la mano para apuntar al caballero
desarmado. Al principio no pasó nada, pero el látigo reaccionó
siguiendo el patrón que tenía en mi mente.

Formando un anillo sobre sí mismo, mi arma voló girando a gran


velocidad para golpear el costado del caballero normal. Se mantuvo allí
girando a gran velocidad, chispas saltaban mientras el cristal en el
látigo actuaba como una sierra y comenzaba a cortarlo.

Lamentablemente, no pude terminar eso debido al otro caballero,


que vino por mí haciendo un trompo mientras balanceaba su arma. Si
eso me daba, no quedaría nada de mí para recoger.

Sin embargo, podía utilizarlo. Mi agilidad no era demasiada sin el


látigo, pero todavía podía saltar buenas distancias y correr algo rápido,
por lo que utilicé eso para alejarme. Entonces comandé a mi látigo
mentalmente y lo envié volando hacia el cuello del gigante, para que se
amarrara firmemente allí y girara en dirección contraria a la que el
caballero lo hacía.

Un segundo fue suficiente para que la cabeza de esa cosa saliera


volando al igual que su mazo, que se escapó de las manos gracias a la
pérdida de la vida de su portador. Afortunadamente para mí, golpeó en
su trayectoria al otro caballero y lo fijó a la pared.

“¿Sigues vivo…? Eres más duro de lo que pareces.” Murmuré


mirando al gigante comenzando a ponerse de pie, donde antes estaba
su cabeza ahora había un nuevo yacimiento de gemas verdes. “Aquí
termina todo para ti…” Ordené a mi látigo a que se contrajera y
acortara, entonces lo hice descender con velocidad letal hacia el pecho
del gigante como si de una lanza se tratase.

Cuando ese caballero trató de tomar mi látigo con su mano,


rápidamente retiré el arma de su cuerpo. ¡Pero si le había dado a su
corazón! ¿¡Cómo es que seguía vivo!?
Miré a Ganesh en el suelo, a él técnicamente le habían extirpado el
mismo órgano antes de descender, ¿sería esta criatura realmente
inmortal como él?

“¿Qué hago? ¿Qué hago?” Cuando el gigante se puso de pie y el


látigo flotó rodeándome protectoramente, el caballero normal del cual
me había olvidado temporalmente atacó. Había recuperado su lanza, y
ahora que había aprendido una nueva manera de utilizar mi arma,
estaba bloqueando sus ataques en lugar de simplemente esquivar.
“¿¡Acaso ustedes son inmortales o qué!?” Me quejé cuando logré cortar a
través de la armadura del caballero y quitarle un brazo, pero un
segundo después un brazo hecho de cristales verdes nació para
reemplazarlo.

Salté aferrándome con el látigo a una de las columnas, necesitaba


retroceder y replantearme esta situación. Una idea peligrosa comenzaba
a tomar forma en mi cabeza…

“Si sobrevivo a esto, Ganesh, te patearé por influenciarme con tus


ideas llenas de locura…” Murmuré abriendo y cerrando las manos para
prepararme mentalmente. “Como diría mi hermano, „hazlo en grande o
vete a casa…‟. Y pensar que ustedes vendrían a mi cabeza en momentos
como este…” Me recriminé en voz alta. Mi familia no era precisamente
la más unida.

Salté hacia adelante a la vez que lo hacía el caballero normal, puse


el látigo en su dirección y gracias a su desquiciada velocidad, lo corté
limpiamente a la mitad. Las dos partes cayeron separadas, y justo
donde se cortaron un cúmulo de gemas verdes apareció, lentamente fue
tomando forma hasta crear según era necesario un torso o piernas de
cristal.

“Ahora o nunca…” Suspiré saltando y tocando firmemente con mis


manos ambos cuerpos. “Destrúyete… rómpete… quiébrate…” Grité
llamando a mi poder interior.

Yo tenía una cierta influencia sobre la tierra y las cosas que


salieran de ella, especialmente con las gemas preciosas, cosa que sólo
me hacía recordar a mi madre y su obscena fijación por ellas. Sin
embargo, me había sido útil hasta ahora.

“¡Vamos, rómpete…!” Caí de rodillas mientras los caballeros


comenzaban a golpearme con fuerza. Mi mente en este momento estaba
concentrada en dos cosas: a) mantener ocupado al grandote con mi
látigo y b) lograr usar ese extraño poder en las gemas que estos
caballeros tenían en su cuerpo. “¡Por favor, rómpete…!” Grité rogándole
a cual sea que fuera mi fuerza interior funcionara con ellos.

Cuando uno de ellos me dio un fuerte golpe a la mandíbula, perdí


el agarre en el que tenía las piernas de cristal y me tambaleé
retrocediendo.

Sin embargo, eso pareció ser justo lo que necesitaba…

Como si se hubiera paralizado de repente, el caballero del torso


modificado explotó liberando esquirlas de cristal en todas las
direcciones. Entonces, una extraña chispa flotó en el aire a unos metros
de mí, antes de dirigirse como un rayo a mi corazón. No,
específicamente a la gema en mi pecho, que se calentó mientras sentía
un fuerte ardor en mi mandíbula.

“Tan poco… elegante…” Me quejé teniendo que escupir… ¿¡eso era


un diente!? ¡Oh por Dios! ¡Oh por Dios! ¿¡Ese era mi diente!? “¡Me
sacaron un diente…!” No sé qué me poseyó, pero cuando el caballero
vino por mí y yo le regresé el golpe, lo envié volando hasta que
impactara contra la pared para dejar un buen cráter.

¿Esa fue mi fuerza…?

¿Tenía alguna especie de súper fuerza de la que no me había dado


cuenta hasta ahora? ¿Era reciente? Pero realmente lo había golpeado
hasta enviarlo volando hacia allá, ¿no?

Me quedé un momento paralizada ante ese hecho.

“Sea como sea…” Corrí hasta llegar a él y lo tomé del hombro.


“Rómpete…” Su cuerpo se astilló automáticamente con mi orden, partes
del cristal en su cabeza cayéndose a pedazos antes de explotar
liberando cristales verdes y otra de esas extrañas chispas.

Sin embargo, cuando esta entró en mi gema, todo mi cuerpo se


regeneró y automáticamente me sentí más ligera que nunca.

“Sólo quedas tú…” Murmuré un tanto confiada. Entonces comencé


a toser para luego caer de rodillas. Quité la mano de mi rostro, había
sangre en mi palma, ¿el veneno había comenzado a hacer efecto en mí?
¿Cuándo? No había usado maná hasta ahora, ¿o sí…? “¿En serio,
universo…? ¿La única arma efectiva contra ellos de la que dispongo
también me hace daño a mí…? Eso no es justo para nada…” Me quejé
al aire mientras me paraba. Miré a mi enemigo batallando, entonces el
látigo cayó al suelo como una cuerda desechada, no podía seguir
usándolo de esa manera por ahora.
El gigante se dirigió hacia mí como un toro rabioso, sus pasos
haciendo temblar el suelo incluso, ¿o era sólo yo? No podía decirlo. Mis
manos, todo mi cuerpo, empezó a sudar frío.

“Rómpete…” Ordené extendiendo la palma en la dirección del


caballero. Antes de que diera su siguiente paso, estalló en pedazos por
todos lados. Estas cosas, aparentemente caballeros, estaban
completamente hechos de cristal en su interior. ¿Habían sido en algún
momento humanos? Según nuestra guía temporal por este castillo,
Mirasia, así había sido…

¿Cómo terminaron de esta manera, entonces…?

Una chispa flotaba sobre el lugar donde el último caballero había


estallado en pedazos. Al menos, no se había fijado en mis compañeros
en ningún momento, lo que era ciertamente un alivio… Bueno, todavía
no confiaba en la tal „Trish‟, pero tampoco la quería aplastada bajo un
martillo gigante… Ahora que lo pienso, ¿tal vez Ganesh podría
utilizarlo? Él era fácilmente cien veces más fuerte que yo… Aunque esa
cosa era demasiada voluminosa…

Diría que utilizara la lanza, pero no veía a Ganesh moviéndose de


manera adecuada con una, era demasiado… bueno, siendo sinceros,
era demasiado tosco. Él simplemente no poseía la agilidad, sutileza y
elegancia para usarla. La usaría yo, pero ya tenía mi látigo.

Suspiré mientras me acercaba a la cosa brillante. Había dos


objetos allí, una especie de anillo y la chispa brillante de antes.

“Qué extraño…” Murmuré, pero me lo puse de todas maneras. Mi


sexto sentido no saltaba diciendo „¡Peligro!‟, así que debía estar bien. “Al
menos es bonito…” Suspiré mirando a la chispa, que repentinamente se
dividió en tres y los otros dos fragmentos volaron al par dormido.

Cuando la chispa entró en mi cuerpo, parte de los efectos del


veneno desaparecieron, mi cuerpo se sintió un tanto revitalizado.
Incluso mis músculos parecieron recibir un masaje relajante a cuerpo
completo…

“Dios, deberían embotellar eso y venderlo…” Suspiré de placer


poniéndome de pie. Ganesh y Trish comenzaban a ponerse de pie con
gruñidos de esfuerzo aparente. “Mejor que mejor, ya creí que tendría
que cargarlos por todo el lugar…” Dije colocando mi mano en la cintura
cuando llegué a su lado. “¿Están bien?”
“Veneno. Afecta más rápido cuanto menos maná exista en tu
cuerpo.” Trish explicó. Algo en su mano me llamó la atención, cerca de
su propia gema habían nacido esos cristales verdes de antes.

“Esto es malo…” Murmuré tomando la extremidad afectada. Me


mordí el labio mientras pensaba, no creí que fuera seguro utilizar el
„Rómpete‟ sobre estos, ¿y si agrietaba también la gema de Trish? Una
voz en mi cabeza me decía que eso sería todo para ella. “Los caballeros
tenían esto por todo su cuerpo.”

“Tenemos que seguir, por ahora no tenemos que preocuparnos por


esto.” Ella dijo tomándose la mano ya analizando su gema personal
cuidadosamente. “La guía nos espera.” Ciertamente, la fantasma estaba
justo en el palco de nuevo.

Los tres lograron llegar allí de un salto, de cierta forma Ganesh y


yo nos habíamos hecho más fuertes de alguna manera. Hace unas
horas nunca hubiéramos podido hacer eso, al menos no
conscientemente.

“El Rey los espera… allí, el veneno en su flujo de maná


desaparecerá… deben… apr…” Su figura se desvaneció antes de
completar la frase. ¿Cómo se había mantenido aquí hasta ahora? ¿Se
había ya agotado esa energía? Incluso siendo un fantasma, debía
depender de algo, ¿no?

Más allá del arco del palco, entramos en un pasillo con ventanas al
exterior, era prácticamente un camino techado sin ningún otro desvío.
Los ventanales solo daban a una oscuridad absoluta, algunos tenían
cristales verdes y lilas bloqueándolas completamente.

“Este lugar me pone la piel de gallina…” Ganesh murmuró mirando


las ventanas con cuidado. Él no parecía tener cristales en su cuerpo
más allá de la gema en su hombro, y dado que su camisa se había
calcinado en la pelea contra Cain de antes, se podía ver mucho de su
piel…

„¡Deja de pensar en eso, Tiffany!‟ Me recriminé a mí misma


apartando la mirada rápidamente. Pero… ¿¡En qué momento Ganesh
había desarrollado abdominales…!? Parecían bastante firmes… ¡Que
dejes de pensar en eso! ¿¡Estás demente!? ¡Es Ganesh de quien estamos
hablando!

“Hey, Morgan, ¿estás bien? Tu cuello y orejas se ven un poco


rojas… ¿No tienes fiebre o sí? A nosotros nos dio algo así cuando nos
hizo efecto el veneno…” La fuente de mi locura habló.
“¡Estoy completamente bien!” Exclamé tapándome las mejillas con
las manos rápidamente.

Trish suspiró hastiada a mi lado.

“Entramos a lo que parece ser la sala del trono, déjense de juegos


por ahora…” Dijo haciendo aparecer una espada larga y delgada en su
mano. Sabía por el deporte que practicaba mi hermano mayor, que eso
era un arma de estocada, pero me era imposible decir qué clase era.

“Bueno, finalmente alguien además de mis pesadillas aparece, por


fin…” Había una especie de zona circular a donde se llegaba por
escaleras que la rodeaban por entero. Allí había dos tronos de lo que
parecía piedra, uno tenía un sol coronando su superficie, el otro una
luna. Éste último estaba ocupado por hombre gigantesco, fácilmente de
al menos 3 metros de alto, tal vez más.

El hombre elevó la mirada hacia nosotros, cabello grueso hasta el


cuello enmarcaba su rostro; tenía los codos colocados sobre sus rodillas
y las manos unidas para apoyar su barbilla, por lo que su rostro estaba
sumido en las sombras. Llevaba una túnica andrajosa y un abrigo sobre
ésta, éste último parecía que alguna vez había sido azul oscuro, pero
ahora estaba bastante desteñido o cubierto de polvo y telarañas.

“Mi nombre es Carhilion de Lumen, soy el gobernante de este reino


podrido…” Sus ojos brillaron azules, como trozos de hielo reflectando la
luz. “Y ustedes, Emisarios, me temo que están marcados por La Muerte
misma…”

“Así que aquí es donde se estableció el nuevo reino de Alder


Lumen.” Cain murmuró envainando su espada, tres bestias mutantes
cayendo cortadas limpiamente detrás de él. “Si siempre lo supiste, ¿por
qué ahora es que interfieres?” Dijo al aire mientras calmadamente
avanzaba por el puente de piedra para cruzar el vacío que se extendía a
lo largo y alrededor de estas cavernas.

Cristus se manifestó caminando sobre el aire mismo como si


siempre hubiera estado allí.
“Me entretenía saber hasta donde este rey caído era capaz de llegar
por sí mismo.” Rió oscuramente. Hablaba con los brazos cruzados a la
espalda.

“¿Puedo preguntar por qué me has hecho guiarlos hasta aquí?”


Cain se detuvo cuando unos caballeros de piedra que adornaban el
puente de repente crujieron tomando vida. “Esto es más una molestia
que cualquier otra cosa.” Antes de que las estatuas comenzaran a
descender sus armas, estallaron en trozos de escombros como si una
gran fuerza las hubiera golpeado desde adentro.

“Esto es solo una tarea más antes de hacerte ir por los otros tres,
nunca esperé que cayeran en manos de Nyarla, pero es un desarrollo
más interesante de lo que inicialmente había planeado.”

“¿Y por qué no vas tú por ellos?”

“Pequeño espadachín, no utilizas al sol para encender una vela, ¿o


sí?”

Cain guardó silencio, sus pasos contra la piedra fueron el único


sonido por un momento contra la piedra.

“Ahora, respecto a estos tres, contigo como oponente había poco


que realmente pudieran hacer, aunque tu arrogancia te hizo resultar
herido, ¿no es así?” Su voz sonaba satisfecha, a pesar de ser realmente
una reprimenda, parecía desafiar a Cain a desenvainar en su dirección.
“Incluso si fue solo un rasguño, ¿hace cuánto que no veías tu propia
sangre?”

“Desde el momento en que Cilan logró frustrar tus planes la última


vez.” No se pudo reprimir al soltar la réplica, incluso cuando sabía de la
abrumadora presión silenciosa que se avecinaba y que se posó sobre él
como si la misma gravedad tratara de asfixiarle.

“Ese orgullo tuyo será tu perdición algún día.” Lo dijo sonriendo,


pero era claramente una amenaza. Cain resistió el impulso de suspirar
cuando la presión desapareció de su cuerpo.

“El orgullo de un guerrero puede resultar su arma más afilada.”


Cain habló cuando llegaron a las puertas dobles del castillo.

“Las espadas se rompen fácilmente en mi presencia.” Sentenció


como si nada. “Bueno, encuentra a estos en el interior del castillo, ve
cómo se desarrollan los eventos, pero no interfieras bajo ningún motivo.
Reapareceré cuando sea el momento.” El cuerpo de Cristus había
desaparecido, pero su voz todavía se escuchaba. “¡Deshazte de los
obstáculos rápidamente! Debería de ser una tarea sencilla para ti…”

Caballeros aparecieron desde debajo de la piedra misma, el suelo


onduló cuando emergieron como si de agua se tratase. Partes del
cuerpo, incluso las armas, ahora estaban recubiertos o hechos de
cristal verde.

Todos los caballeros, que lo rodearon por completo, saltaron en su


dirección a la vez como centellas en el viento, era un ataque total donde
sin importar qué, incluso si eran heridos o morían, se asegurarían de
acabar con su objetivo.

Sin embargo…

Cain tomó su espada y atacó, varios trazos de luz cortaron el aire a


su alrededor como media lunas.

Para el ojo cualquiera, simplemente parecería como si apenas


hubiera sacado una parte del arma antes de volverla a envainar. Para el
ojo entrenado, probablemente también se viera igual, había pocos que
podía igualar habilidad en esgrima, después de todo.

“Hmpf…” Murmuró bajo su aliento cuando los caballeros cayeron


cortados tan finamente que los segmentos ardían por donde había
pasado la espada. “Como dije, esto no es más que una molestia…”

Se detuvo frente a la puerta, que cayó hecha pedazos también,


viento impregnado de veneno alzó su abrigo y agitó su cabello.

“Cilan…” Hacía un tiempo que no pensaba en ese nombre. Miró la


triqueta con un centro violeta en la unión del pulgar con el dedo índice
de su mano derecha. “Así que tu plan de contraataque finalmente ha
iniciado…” Avanzó hacia el interior.

“Me pregunto qué pasará cuando nos encontremos cara a cara de


nuevo… Supongo que la historia decidirá quién de los dos tenía la
razón.” Fue lo último que dijo antes de adentrarse en las sombras del
castillo.
Capítulo 7

“El rey caído…”

Trish

Miré en la dirección del hombre que había hablado, tenía un aura


de maná silencioso brotando de él, pero no se sentía hostil. Sin
embargo, esa no era razón suficiente para bajar las armas todavía.

“¿Marcados por la muerte?” Dije repitiendo sus palabras. “Somos


Emisarios, no morimos, realizamos la transmigración.” Añadí apretando
mi agarre sobre mi sable, Ariondas. Desde que esa Emisaria de la Luz,
Bianca, se unió a mi cuerpo, sus recuerdos y conocimientos habían
estado fusionándose con los míos hasta el punto de hacerlos
indiferenciables. Gracias a eso, yo era Trish y Bianca ahora, con todo de
ambas.

“La Muerte, con „M‟ mayúscula, Emisaria.” Los ojos de Carhilion


seguían brillando en azul, usualmente ese brillo era una señal de
advertencia para un potencial ataque, como una serpiente de cascabel
haciendo su particular sonido. No obstante, no sentía ninguna
hostilidad proveniente de él. “Pero, no es por eso que decidiste entrar a
este castillo, ¿no es así?”

Guardé silencio por un momento, el par de tórtolos a mis espaldas


atentos de cierta manera a cada palabra de nuestra conversación.

“Sí, queremos usar tu portal para cruzar al siguiente estrato.” Dije


muy segura, mis ojos seguramente iluminándose dorados.

“Hmm… ¿crees que con solo salir al siguiente estrato el Campeón


del Lord de la Mano Izquierda dejará de seguirte?” Se puso pie,
telarañas y polvo caían de él a cada paso, hasta dar con un pequeño
círculo que no había notado hasta ahora. Parecía tener un líquido
blanco en su interior. “Pero, no soy quien para meterme en sus asuntos
de esa manera, ahora mismo solo soy rey de estas tierras porque tengo
la corona.”

“¿No es eso por lo general lo que hace un rey lo que es?” Dijo
Ganesh acercándose. “¿Porque tiene la corona?”

“Niño inocente.” Se rió el rey caído, pero no parecía querer ofender.


“Primero, crucen esta línea, es la manera más rápida de eliminar el
veneno de su cuerpo. De no hacerlo, ocasionalmente mi esposa, la
reina, tomará el control de ustedes también.” Suspiró apartando la
mirada. “A cambio de dejarlos usar el portal, requiero dos cosas de
ustedes.”

“Nómbralas.” Me crucé de brazos parándome al límite del círculo.

“Primero, quiero que escuchen la historia de cómo llegamos a esto,


no quiero que vayan a malentender mi segunda petición.” Nos dio la
espalda regresando a su trono. “Si están de acuerdo, adéntrense de una
vez, cada segundo cuenta.”

“Primero di cuál es tu segunda petición.” Exigí sin moverme un


milímetro. No había sobrevivido hasta ahora por ser estúpida.

Si bien cuando recibí mis poderes de Emisaria realicé tremenda


estupidez, por lo general tomaba buenas decisiones. En ese momento,
me había ahogado en el poder, y en ese estado, creí que podría escapar
de Cain de ser necesario, matarlo incluso, si se metía en mi camino.

De alguna manera, ese hombre no me había asesinado,


probablemente porque no quiere sentir que perdió el tiempo que invirtió
en mí, y ahora que soy una Emisaria, mi valor a sus ojos seguramente
aumentó.

“¿Rey Carhilion?” Tiffany se acercó a mi lado. Su brillo había


aumentado significativamente tras derrotar ella sola a los dos caballeros
protectores, su gema era un tanto peculiar. Incluso explorando
vagamente mis recuerdos, no había conocido a nadie como ella antes.

“Siento que no nos va a gustar la siguiente petición…” Dijo la otra


anomalía, Ganesh. Había escuchado rumores de Emisarios como él,
criaturas verdaderamente inmortales que eran espíritus de la
naturaleza con cuerpo físico. Por eso, la única forma de matarlos era
hacer sentir al Emisario deseos de morir, cosa que la tortura o ataques
psicológicos calculados podrían lograr.

“Habla ahora, rey de Alder Lumen.” Dije recordando mi pequeña


excursión por sus antiguas tierras. Realmente, tenía curiosidad por
saber qué había pasado allí, pero…

“Quiero que maten a mis tres hijos restantes.” Habló regresando a


la posición donde apoyaba la barbilla en sus manos unidas.

“¡Un padre nunca debería siquiera pensar en hacerle eso a sus


hijos!” Exclamó Ganesh dando un par de furiosos pasos adelante, cruzó
el círculo sin darse cuenta incluso. Del cuerpo del Emisario de la Polilla
Fénix salió un cúmulo de cuerpos de líquidos flotantes, eran como
trozos de plasma verde flotante que se sumergió rápidamente en el
anillo blanco.

“El veneno fue purgado de tu cuerpo, Emisario, no te preocupes.”


Dijo el rey dejando salir una ráfaga de vapor por su boca. “¿Podrían
hacerlo ustedes también? El tiempo es un recurso valioso, ya La Muerte
está respirando en su nuca.” Nuevamente, ¿por qué se refería a Cain
como La Muerte? Era fuerte, pero no invencible. “Puedo ver las
preguntas cruzando tu cabeza, Emisaria. El Campeón de la Luz tiene
una manera peculiar de utilizar sus Artes, donde es capaz de borrar por
completo una gema.” Suspiró. “Realmente, es una potencia destructiva
fuera de este mundo…”

“¡Pero…!” Jadeé dando un paso atrás. ¡Eso era una blasfemia! No


había Emisario que tuviera tal poder sobre los demás, para este
momento ya habría devorado todo de ser cierto…

“Probablemente tenga condiciones, o lo hizo inconscientemente o


quién sabe cuál es la historia, pero es un hecho verificado.” Su mirada
se intensificó en mi dirección. “Eliminó por completo la gema del
antiguo rey de Nocturya, la capital del Estrato de Oscuridad.”

Sabía por las leyendas que Ruslan el Devorador de Brillo había


sido el rey más poderoso en sentarse jamás en el trono de Oscuridad, y
cuando los rumores empezaron que se revelaría contra la Cátedra de los
Seis, lo eliminaron. Sólo no sabía que había llegado hasta este punto, o
que lo había hecho Cain.

Tiffany me siguió en cuanto crucé la línea, el cristal extraño en mi


mano cayéndose a pedazos mientras sentía mi cuerpo sudar el veneno
del interior, el cual se concentró en cuerpos líquidos que se adentraron
en el interior de la marca de plasma blanca.

Pero, además de eso, había otra peculiaridad en esta parte del


castillo…

“¿Es esta… una zona de vacío?” No podía sentir mi maná, ni


siquiera podía hacer nada para hacerlo circular por mi cuerpo, era casi
como si nunca hubiera existido en mí en lo absoluto.

“Entonces, déjenme compartir con ustedes la historia del auge y


caído del vasto reino de Alder Lumen.” Ignoró mi pregunta. El rey fijó
cada mano contra su respectivo reposabrazos del trono y se vio como
un verdadero monarca por un momento. “Esta es una historia donde no
hay héroes ni villanos, sólo criaturas curiosas tratando de sobrevivir...”
Hace mucho tiempo, cuando los límites entre Estratos eran difusos y
difíciles de diferenciar entre sí, nació una forma de vida que era incapaz
de producir maná por su cuenta. A esta criatura la llamaremos Diaborus.

Este Diaborus vagó por las tierras de cada Estrato, absorbiendo los
conocimientos y costumbres junto a las maneras de actuar de cada tribu
pobladora de esta tierra sin nombre. Al ser un neófito recién nacido, se
interesó por todo aquello que brillaba y le llamaba la atención, así fue
como conoció los Artes.

Observó las sangrientas y terribles batallas que se gestaban entre


tribus para devorarse entre sí, aunque en su mente creía que era el alma
lo que estaba siendo devorada.

Sin saber de su propia condición, este Diaborus de cierta manera


inocente trató de imitarlos, buscó mil y un maneras de lograr realizar un
Arte, y fracasó rotundamente en cada una de ellas. Así pues, se decidió a
tratar de imitar lo siguiente que le llamó la atención: iba a robar almas
también.

Una noche, donde las tres lunas estaban completamente ocultas, se


coló en el hogar de un miembro joven de la tribu de la Luz, y con una
gran piedra aplastó la gema que había localizado en el cuerpo del mismo.
El joven se hizo polvo a medida que la gema que tenía en su cuerpo se
agrietaba, y el Diaborus ganó un poder que sólo terminaría resultando
una maldición para él mismo.

El brillo entró en el cuerpo del Diaborus buscando una gema donde


reposar y, al no encontrarla, comenzó a salir lentamente del cuerpo de
éste. Como si de un Emisario perdiendo su fulgor se tratase, el cuerpo del
Diaborus comenzó a desfallecer a velocidades alarmantes. Para curarse
a sí mismo, absorbió a otro miembro de la tribu de la Luz, pero nada pasó
con él…

En un intento desesperado, fue y buscó en las otras tribus por una


manera de salvarse.

El primero en absorber fue un miembro de la Oscuridad, que sólo


terminó por empeorar su situación y transformar su cuerpo en una
criatura de pesadillas. Antes había podido viajar entre las tribus porque
a simple viste tenía el mismo aspecto antropomórfico que ellos, pero
ahora que Luz y Oscuridad estaban colisionando en su interior, su cuerpo
mutó en respuesta para tratar de hallar una forma de resistir esa energía
generada.
La piel del Diaborus se hizo escamosa y oscura, para absorber mejor
ambos elementos superficialmente, sus piernas se transformaron en
garras similares a los músculos traseros de los caninos, pero con largas
garras reptilianas en sus pies.

Necesitaba curarse de esta nueva forma, así que fue y absorbió a un


miembro de la tribu del Agua, pero esto solo empeoró su situación. Desde
el momento en que el brillo del Agua entró en su sistema, se desató una
sed insaciable que ningún líquido podía curar, y lo intentó con varios
hasta probar la sangre, que daba un alivio momentáneo.

Para Diaborus en ese momento ya quedaba poco de su raciocinio y


el recuerdo de su objetivo inicial se hacía lejano.

Absorbió a miembros de las otras tres tribus en su neblina roja de


sed de sangre, y como había pasado antes, era casi como si el brillo
aportara la última maldición que pudieron arrojar sus anteriores
portadores.

Entonces ya el Diaborus era conocido entre las tribus como una


criatura peligrosa, que solo se nombraba en susurros aterrados y
aparecía solo en pesadillas.

Por primera vez desde que las tribus estaban en guerra, se


decidieron por un objetivo en común: eliminar la amenaza que
representaba el Diaborus para su pueblo.

Juntas, las tribus le dieron una caza implacable al antiguo neófito,


que respondió con la misma ferocidad para defender su vida, incluso a
través de lo poco que quedaba de sí mismo, él tenía una cosa muy clara:
no quería morir, desaparecer de este mundo no era una opción para él.

Así fue como este Diaborus realizó un Arte por primera vez.

Todavía no podía generar maná por su cuenta, pero desde que el


brillo entró en su cuerpo podía sentir todo el maná que había alrededor,
en la naturaleza misma.

Usualmente, cuando un usuario de maná utiliza el disponible en la


naturaleza, al disiparse el Arte el maná regresa al lugar de donde
provino luego de un tiempo. En el caso del Diaborus no era así.

Sus artes eran deformaciones de los seis elementos que absorbió, el


maná que utilizaba en sus Artes en lugar de regresar a la naturaleza, se
albergaba en su interior, lo que generaba un área de maná vacío. A ese
paso, el Diaborus devoró grandes zonas de maná entre los límites difusos
de los Estratos, cosa que se rumorea fue el detonante final para su
separación definitiva.

La batalla encarnizada llegó a un final nulo, donde ningún bando


pudo acabar con el otro. Los miembros de cada tribu regresaron a su
Estrato antes de que se separara definitivamente en consecuencia de la
batalla contra el Diaborus, y éste último no les dio caza por alguna razón.

Hoy en día, la razón detrás de ese hecho es conocida: todo ese


maná que absorbió causó un estado de equilibrio en su cuerpo, por lo que
su mente regresó a la relativa curiosidad inocente que alguna vez fue.

Pero, sentía el tirón del brillo descomponiendo su cuerpo en el


interior, por lo que su siguiente movimiento fue ir a la tierra de nadie, el
lugar donde todas las criaturas que no utilizaban el maná vivían en un
ecosistema aparentemente estable.

Allí, hizo su misión experimentar con el maná en su cuerpo, ahora


que estaba en él bien podría utilizarlo hasta que se agotase
completamente.

La primera maldición que intentó eliminar fue la de su cuerpo,


intentó eliminar esa forma de bestia utilizando diferentes Arte corruptos.
Nunca pudo lograrlo permanentemente, pero sí pudo generar una forma
antropomórfica temporal para interactuar con los no-mágicos a su
alrededor sin que tuvieran terror y pánico.

La sed de sangre había desaparecido por su cuenta, como si toda la


batalla donde se derramó tanta fue suficiente para apaciguarla hasta su
final.

Así pues, mientras investigaba sobre su cuerpo, obtuvo


descendientes que nacieron con una extraña mutación: tenían maná en
su interior, que se regeneraba naturalmente a diferencia de él, pero
carecían de brillo. Estos fueron los primeros usuarios de maná que
diferían de los Emisarios y Demonios, y gracias a su existencia toda la
tierra de nadie fue llenándose de maná progresivamente, generaciones
pasaban y nuevos usuarios nacían, ya sea del mismo Diaborus o de sus
herederos.

Luego de lo que se dice fueron miles de años, Diaborus halló la cura


para su perdición justo cuando se estaba desvaneciendo finalmente.
Nadie sabe qué pasó exactamente a partir de allí, pero una nueva área
de maná vacío nació en el último lugar donde se cuenta que Diaborus
estaría.
Los rumores dicen, que logró viajar a otra dimensión, abandonando
todo el brillo que acumuló en la que vivía y yéndose a la nueva. Allí, justo
como en esta dimensión, se dice que nacieron seres incapaces de
producir maná por cuenta propia y que, siguiendo deseos primitivos
ubicados en lo profundo de su psiquis, comenzaron a experimentar con la
naturaleza en afán de reemplazar aquello que les faltaba.

Esa es la historia de Diaborus, el primer Rey de Alder Lumen y


padre de todos los usuarios de maná de esta tierra sin nombre.

Eones después, cuando ya se creía que toda esta historia no era


más que un mito, un hombre que llevaría a Alder Lumer a su ruina
inconscientemente se sentó en el trono, la capa fue colocada sobre sus
hombros, la corona sobre su cabeza y el cetro para gobernar
absolutamente entregado en sus manos.

Durante sus viajes, cuando todavía no era su tiempo de gobernar, el


Príncipe de Alder Lumen recorrió cada rincón de la tierra de nadie,
amasando conocimientos e historias infinitas. Era curioso como ningún
otro, y creía que nadie era rival para él en cuestiones del saber…

Hasta que conoció a la mujer que vendría a ser su Reina.

Era una erudita como ninguna otra que hubiera conocido, su saber
sobre este mundo superaba fácilmente al del Príncipe y eso le impresionó
en gran medida.

Fue amor a primera vista, dicen, ya que el Príncipe le propuso


matrimonio antes de siquiera presentarse.

Ella, naturalmente, lo rechazó.

El heredero no cesó en su afán, demostrando afecto y tratando de


enseñarle cosas nuevas a la que sería su futura esposa. Acertó contadas
veces, y atesora la expresión de asombro que logró plasmar en el rostro
de la hermosa y sabia mujer de la que se enamoró perdidamente.

Finalmente, ella aceptó ir con él al castillo, sólo porque tenía


curiosidad por los secretos que podían esconderse en una construcción de
la que ni siquiera se tenía data sobre cuándo fue construida.

Ocasionalmente, luego de ser escoltada por el Príncipe mientras


recorrían las profundidades del extenso castillo, ella también cayó
enamorada.

Se casaron finalmente y vivieron felices, dando como descendientes


a cinco criaturas.
No se sabe exactamente cuándo se originó la temática del sol y la
luna en Alder Lumen, pero aplicaba perfectamente para la pareja real. El
Rey admiraba y seguía a su Reina lealmente, de la misma manera que la
luna perseguía al brillante e independiente sol.

Sin embargo, cuando la curiosidad de la Reina la llevó a descubrir


una zona sellada con Artes que nunca había visto antes, y ya conocía
infinitos tipos de Artes allí afuera, fue que la tragedia golpeó fuerte al
reino de Alder Lumen.

El brillo de un Emisario no es algo que simplemente se evapora,


simplemente abandona la gema en que se encuentra y regresa a su
origen. Sin embargo, dado el fuerte sello mágico donde estaba confinada
esa zona del castillo, quedó suspendido indefinidamente hasta que el
sello fue roto y las puertas fueron abiertas.

El brillo de Emisarios de la primera era, cuando todavía


conservaban gran parte de su poder original, fue implantado a la fuerza
en el cuerpo de la Reina de Alder Lumen.

Y así la maldición de Diaborus renació en la época actual.

El cuerpo de la Reina mutó, transformándola en una criatura que


sólo buscaba satisfacerse a sí misma. No obstante, parte del raciocinio de
la Reina se mantuvo en el último minuto y una sola idea fue plantada en
su cabeza: Necesitaba descubrir los misterios que ocultaba este brillo.

Imperdonables experimentos comenzaron a tener lugar en el Castillo


de Alder Lumen, cada miembro de los criados fue transformado en
criaturas oscuras y deformes. Cuando el Rey se enteró de esto, no le
quedó opción más que enviar a su caballería para buscar a su amada,
entonces ponerle un fin tajante a toda esta serie de tragedias de una vez
por todas.

Sin embargo, ya era demasiado tarde.

La Reina había logrado perfeccionar su último Arte, donde convirtió


a todo ser viviente en el reino en una criatura como ella, implantándoles
brillo que logró sintetizar a partir del maná y una gema corrupta capaz de
albergarlo.

El Rey fue el único en salvarse, ya que estaba en la sala donde creía


estaría su esposa: la zona sellada donde se generó un área de maná
vacío. Fue la única razón por la que el Arte no le afectó, incluso sus hijos
se vieron corrompidos por el abominable poder de la Reina, su madre.
Cuando salió de la zona segura, se encontró con la mejor expresión
de tragedia que podría hallar: sus propios hijos trataron de asesinarlo.
Sin embargo, dos de ellos lograron conservar parte de su raciocinio y
rogaron a su padre por una muerte rápida.

Sin otra opción a la vista, el Rey mató al par mientras sentía que
partes de su corazón morían con ellos.

Los otros tres escaparon, aparentemente siguiendo un llamado de


sirena provocado por su propia madre.

El último acto como Rey de ese hombre fue utilizar su Arte, uno que
había pasado de generación en generación entre su familia, para poner
una pausa temporal a tal desastre.

Transfirió completamente el reino de locación a un lugar donde


nunca pudieran hacer daño a nadie más en su estado actual, no dejaría
que el nombre de su amada e hijos se ensuciara de tal manera cuando
evidentemente había sido un factor externo el causante de todo este
desastre.

Tomó la culpa de toda la situación, incluso de ser el causante de


todo esta serie de acontecimientos. Lamentablemente, su poder no era el
suficiente para llevarse todas las zonas afectadas por la maldición que
su esposa había lanzado, así que era inevitable que ocasionalmente se
supiera qué había sido de Alder Lumen.

Hizo todo en sus manos para hacer parecer que fue su culpa.

Entonces esperó, sabía que ocasionalmente su Reina vendría por él,


para poner fin a la última protección que había conjurado en las tierras
que había logrado llevar a ese abismo en el centro de la tierra de nadie
que conoció en sus viajes.

La curiosidad de ambos fue, a fin de cuentas, lo que causó este


desastre y puso una pausa temporal para que se extendiera por el resto
del mundo.

Justo ahora, no le quedaba otra cosa que esperar.

Incluso si le tomaba toda la eternidad…

“Y eso es todo, ¿entienden ahora por qué les pido que eliminen a
mis hijos? Ningún padre querría que sus descendientes permanezcan
en ese estado.” Habló poniéndose de pie. “Iría por ellos yo mismo, pero
dado que la maldición de mi esposa está dirigida a los habitantes del
pueblo, sólo salir de este lugar sería letal para mí. Me convertiría en
uno de los suyos en menos de un parpadeo.”

“¿Y este líquido blanco qué es?” Preguntó Morgan arrodillándose


junto a la frontera mencionada.

“Mi sangre, con un hechizo de regeneración bastante potente.”

“¿Eh?”

“La maldición está dirigida a mi pueblo, una vez entran a este


círculo la maldición en lugar de anularse busca el siguiente objetivo
opcional más cercano, entonces entra en el círculo de sangre y se
deshace.”

Yo, por mi parte, estaba digiriendo toda la información repentina


que me habían dado. ¿Acaso había el rey insinuado que los humanos
eran descendientes de Diaborus, así como él mismo?

Conocía por encima la leyenda del antiguo ser que surgió de la


nada misma y sólo tenía como propósito devorar a todos los seres
vivientes a su alrededor.

Una criatura de destrucción.

La historia del Rey Carhilion sonaba bastante similar a esa, ya que


según la leyenda fue necesaria la unión de los Seis Estratos para
detener a la bestia, y sólo eso. Incluso con todo el poder que poseían los
Emisarios de ese entonces, no fueron rival para Diaborus, si realmente
era el mismo.

¿Y ahora la Reina tenía el mismo poder?

Si era cierto, básicamente habíamos salido del sartén para caer en


las brasas.
Capítulo 8

“Las dos caras…”

Trish

“Entonces, cuento con ustedes, Emisarios. Eliminen a mis tres


hijos y les dejaré usar el portal para cruzar al siguiente estrato.” El
hombre que llevaba la corona caminó bordeando el límite de lo que sería
su zona segura, pero también su prisión.

“¿Realmente vamos a ayudarlo?” Tiffany se acercó para susurrar.

“Puedo ver que la chica rubia tiene el anillo de uno de mis


Capitanes, eso les servirá para abrir la puerta, arriba en la Torre de la
Llama…” Habló por encima de nuestra compañera, parecía consciente
de nuestros susurros.

“¿Qué hay de Cain?” Pregunté alzando la mirada para encontrar


mis ojos con los del rey. “¿Realmente ya está aquí, en el castillo?”

“Sí, La Muerte ronda los pasillos de mi castillo incluso ahora.” Dijo


tras un silencio contemplativo. “Sin embargo, dado que incluso la
piedra misma de este lugar fue tomada por la Reina, está siendo guiado
para enfrentarse a la peor cara de Alder Lumen.”

“¿Y no puedes hacer que se enfrente él a tus hijos?” Tiffany


intervino, era en realidad una idea bastante buena. “¿Modificar su
trayecto para que vaya hacia ellos?”

“Me temo que no. La Reina también tomó un interés en ustedes


tres, y es probablemente el único motivo por el cual lograron llegar
hasta mí intactos.” Suspiró. “Bueno pues, están malgastando el aliento.
Vayan y cumplan lo que les he pedido.”

“Sólo recuerda tu promesa, rey caído.” Dije sobre mi hombro al


darme la vuelta. “No me gustan los jueguecitos. Tus hijos por el portal.”

“¿Realmente vamos a asesinarlos? ¿Cómo, en serio matarlos?”


Preguntó Ganesh bajando la cabeza para susurrar en mi oído.

“Ya tienes sangre en tus manos, ¿qué problema hay en añadir un


poco más?” Zanjé hablando directo al punto. “¿O es que sólo te afecta la
sangre si viene de algo parecido a un humano?”
El Emisario de la Polilla Fénix tragó saliva, pero no añadió más.
Tiffany estaba sorpresivamente pensativa, parecía estar considerando
nuestra situación en profundidad.

Cuando llegamos a las puertas que daban al puente, me volteé


nuevamente para ver al Rey. Su manera de ocultar el rostro en las
sombras mientras apoyaba la barbilla en sus manos lo hacía ver
siniestro. La verdad, no confiaba en él, no tenía motivos para hacerlo,
pero era nuestra mejor opción justo ahora.

“¿Cómo llegaremos a tus hijos?” Pregunté cuando las puertas


comenzaron a cerrarse por sí solas frente a mí.

“Recorran el castillo a su gusto, sólo tienen que ir arriba o abajo, la


Torre de la Llama está en el punto más alto y lo opuesto ocurre con las
Mazmorras del Abismo.” Sus ojos destellaron azul hielo una última vez.
“Recuerden: la sombra de La Muerte se posa sobre ustedes, no pierdan
tiempo sin sentido.”

“Así que, debemos asumir que Cain ya está en el pueblo, al


menos.” Tiffany murmuró mientras el largo pasillo techado con
ventanas al vacío se extendía frente a nosotros. “En el peor de los casos,
ya está en el castillo y podríamos dar de frente con él. Diría que nos
separemos, pero este lugar es demasiado extenso y si los príncipes son
demasiado poderosos sería imposible...”

“¡No nos vamos a separar!” Ganesh se adelantó. “¿¡Acaso nunca


vieron televisión!? ¡Las cosas malas empiezan a pasar cuando el grupo
se separa!” Parecía realmente serio al decirlo, a pesar que lo que dijo era
tan ridículo. ¿Cómo se podía tener un cuerpo tan grande y mentalidad
de niño? Eso estaba más allá de mí entendimiento.

“Voto por ir arriba, al menos allí sabremos cuando llegar.” Dije


recordando la llama verde que vimos al caer. “Por otro lado, quien sabe
cuán profundo es este abismo y la cantidad de tiempo que nos tomaría
llegar allí.” Los miré mientras colocaba la mano en el picaporte. Sentía
que había algo esperándonos al otro lado de las puertas, así que afirmé
el agarre que tenía sobre Ariondas.

Mi espada era un estoque que podía utilizarse también para cortes,


su encantamiento hacía que a medida que más rápido manejara el
usuario el arma, más vibraba la hoja y aumentaba la potencia de corte.

“¿Pueden sentirlo también, no? Hay algo al otro lado.” Murmuré


por lo bajo. “El veneno se relaciona con el maná, así que procuren usar
el menos posible.” Los dos asintieron. Tiffany tomó el látigo en su mano
y Ganesh sacó una espada, que había visto mucho mejores días, de su
cinto. “Aquí vamos.”

Usando toda mi fuerza envié la puerta volando hacia el interior


como un proyectil de bienvenida. Sin emargo, me sorprendió el
recibimiento que nosotros tuvimos. Un nacimiento de cristales lilas vino
hacia nosotros a velocidad inmensa, parecía crecer desde el mismo
suelo.

“¡Rómpete!” Tiffany extendió la mano con la palma señalando el


nacimiento.

“¡Tiffany, no!” Advertí, pero ya había comenzado a usar el maná. El


ataque de cristal en lugar de romperse pareció chocar contra una pared
invisible y crecer hasta tocar el techo, entonces dejó de agrandarse.

“No te preocupes, esto no es nada.” Suspiró sudando un poco. No


sabía si éste había sido un movimiento estúpido por su parte o
realmente nos había salvado. Por ahora, ya de nada servía seguir
pensando en eso, había un enemigo más allá de esta barrera de cristal.

“Emisarios.” Una voz suave y elegante vino desde el otro lado de la


barrera. “Si saben lo que es bueno para ustedes, abandonen este
castillo y las intenciones que los trajeron hasta aquí.”

Salté rápidamente rodeando el nacimiento para ir al ataque.


Confiaba bastante en mi velocidad y fortaleza física como para
defenderme de ataques repentinos. De nosotros tres, yo era ciertamente
la más ágil y mi estilo de pelea era el más veloz.

“¡Como si fuéramos a abandonar ahora!” Ganesh se precipitó desde


el otro lado del nacimiento de cristal, era mucho más lento que yo, pero
su fuerza neta era mayor. Eso quedó demostrado cuando paredes de
joyas lilas nacieron del suelo para bloquearlo y él atravesó con una
tacleada cada una.

“Deténganse.” Dijo como si su voz resonara en el espacio entero.

Yo por mi parte estaba esquivando y saltando, básicamente


adelantándome a los ataques que el enemigo arrojaba mientras me
dirigía hacia la dirección donde mi sentido del maná me guiaba.

“¡He dicho que se detengan!” Rugió, ahora podía diferenciar que era
claramente femenina. Con su orden el suelo se cubrió de cristal como si
de hielo se tratara, era el ataque más rápido que había realizado hasta
ahora y por ello no pude esquivarlo.
Rápidamente el arte de esa persona fue cubriendo nuestras
piernas y ascendía a una velocidad alarmante.

“¡Rómpete!” Se escuchó la voz de Tiffany desde nuestras espaldas.


Como si fuera escarcha helada, el cristal cedió bajo su orden y se
transformó en polvo lila. Sin embargo, nuestra compañera cayó de
rodillas tosiendo. No creo que pueda hacer algo así de nuevo por un
tiempo.

“Arte de la Luz: Técnica de Espada – Rocío de una Lluvia de


Estrellas.” Mi estoque centelleó cubriéndose por entero con una luz
dorada. Mi cuerpo también fue repotenciado por la magia y en unos
segundos me encontraba a un metro de donde sentía que estaba mi
enemigo.

Mi espada silbó a la par que un capullo de cristal nacía para


proteger el lugar en el que sentía una presencia. La primera estocada
impactó justo en el centro del escudo repentino, las siguientes eran
imposibles de decir dónde acertaron.

Un Arte que era utilizado para una técnica física potenciaba el


cuerpo más allá de los límites, pero era sólo momentáneo y para realizar
una secuencia de movimientos fijos y premeditados. Siempre que se
realizara el Arte físico vendría el mismo combo de ataques, el problema
para el adversario radicaba en que eran extremadamente difíciles de
bloquear gracias a la potencia, velocidad y precisión de la magia al
llevar el cuerpo más allá de los límites.

Según entendía yo, pues me era imposible para mí el saberlo


enteramente a su vez, cuando utilizaba el Rocío de una Lluvia de
Estrellas mi cuerpo entero desaparecía de la vista y las estocadas de mi
espada se veían como infinitas estrellas fugaces impactando el objetivo.

Cuando la secuencia de movimientos terminó y la última estocada


golpeó el capullo de cristal, una onda expansiva nació desde el punto de
contacto mientras la cubierta lila estallaba en pedazos y un cuerpo
femenino salía volando hacia atrás. Yo retrocedí de un salto, pues
ninguno de mis ataques la había alcanzado realmente, su defensa había
sido así de absoluta.

La persona que estábamos enfrentando creó una montaña de


cristal en el punto donde iba a caer y se alzó muy por encima del suelo,
al menos lo suficientemente alto para hacernos complicada alcanzarla.

“Impresionante.” Fue la única palabra que murmuró ella


poniéndose de pie. “Pero no lo suficientemente bueno.”
Chasqueé la lengua muy fastidiada. Las técnicas de espada no
consumían demasiado maná y por eso me había arriesgado a utilizarla,
no contaba con que tuviera una defensa inmediata tan buena.

“Mi nombre es Cynthia, soy una de las Princesas de este castillo


derruido.” Se alzó en la cima de su montaña. Ella era alta y esbelta,
pero su cuerpo entero parecía estar hecho de vidrio o de diamante del
mismo color con los que atacaba. Llevaba un vestido azul oscuro largo
de cola en el que parecía haber nacimientos de cristales en forma de
rosas del mismo color, con escarcha de un tono azul intenso en los
finales de la cola del vestido y al borde de cada manga que llegaba más
allá de sus codos. “¿Hago bien en asumir que ya hablaron con Padre, el
Rey Loco, no es así?”

“¿El Rey Loco?” Preguntó Ganesh, que había retrocedido para ir a


por Tiffany, ahora mismo la llevaba en brazos y ella parecía en mal
estado. Tendríamos que descansar un poco en algún lado hasta que el
veneno dejara su cuerpo.

“Apuesto que les contó su versión de la tragedia de Alder Lumen,


una verdadera miseria arrasó estas tierras, con el amable rey como el
mártir de la historia, ¿no es así?” Dijo ella colocando las manos en la
cintura ladeando la cabeza.

“¿Cuál es tu punto?” Pregunté entrecerrándole los ojos.

“¿Qué les pidió? ¿Romper la maldición? ¿Recuperar su espada?”


Ignoró deliberadamente mi pregunta. Detallé analíticamente sus
facciones, el cristal en su rostro no se movía cuando hablaba, parecía
una máscara inexpresiva con los labios pintados de negro. Sus ojos, o
mejor dicho sus cuencas oculares, estaban vacías, sólo había un
espacio negro hueco donde antes deberían haber estado sus ojos; sin
embargo, ella parecía vernos muy y bien y saber dónde estábamos.

“Nos pidió tu cabeza y la de tu hermano.” Dijo sin mostrar emoción


alguna. Ella se sobresaltó un poco, el corto cabello negro y liso caía
como tinta hasta su cuello, adornando su frente había una pequeña
diadema dorada con una gema en el centro de su frente.

“Ya veo…” Logró hacer que esas dos palabras sonaran


increíblemente tristes. “Emisarios, se los repito una vez más:
abandonen este lugar, olviden lo que sea que los trajo a este terreno
maldito y márchense. Es lo mejor para todos los involucrados.” El tono
altanero había sido abandonado, ahora solo tenía cierta sensación de
melancolía en su voz.
“¿Por qué? Eso no nos serviría para nada, necesitamos utilizar el
portal del Rey para ir al siguiente Estrato.” Dije todavía estudiándola.

El silencio se extendió momentáneamente, Ganesh sabiamente se


había mantenido callado hasta ahora. O tal vez simplemente estaba
demasiado concentrado en la Tiffany convaleciente, no podía decirlo.

“Lanzar una moneda al aire es muy similar a escuchar la historia


de un conflicto: independientemente del resultado final, no se puede
negar la existencia de la otra cara.” Dijo ella. “Si tan decididos están, los
esperaré entonces al fondo del Abismo. Pero, si llegan allí, no seré tan
piadosa como ahora.” Su cuerpo lentamente se fue recubriendo de
cristal.

“¡Espera!” Ganesh dejó a Tiffany cuidadosamente en el suelo.


“¡Debe haber una manera de resolver esto sin derramar sangre! ¡Pareces
una buena persona!”

Si bien el rostro de la Princesa Cinthya permaneció congelado e


inexpresivo, su voz pareció dejar fluir el intento de una sonrisa.

“Me gustaría que fuera así, realmente. Todo dependerá de ustedes


al final, si logran averiguar qué esconde la otra cara de la moneda.” Su
cabeza y cuerpo entero se cubrió de cristal para ese momento, entonces
el conjunto entero estalló en pedazos liberando una nube de escarcha
lila.

“¿Murió?”

“No seas ingenuo.” Le respondí a Ganesh desvaneciendo a


Ariondas. “Por ahora, enfoquémonos en nuestro objetivo. El momento
de decidir nuestro curso de acción no ha llegado, pero ya tenemos
nuestro siguiente destino a la vista.” Señalé hacia arriba.

El palco de observación, que antes había sido inaccesible desde


aquí, ahora estaba a un par de saltos de distancia gracias a la montaña
de cristal que la Princesa había conjurado.

“La historia es cruel.” Murmuré subiendo rápidamente las salientes


de cristal.

“¿Qué quieres decir?”

“¿No lo entiendes? Su analogía de las dos caras de la moneda.” Dije


al llegar al palco, como pensé había escaleras para seguir subiendo
desde este punto. “La historia es contada por los ganadores, lo que
significa que éste conflicto hace tiempo llegó a su fin.”
“Pero para la Princesa no parecía que hubiera terminado.” Ganesh
estaba subiendo torpemente a cuestas con Tiffany.

“Eso ya te dice quién fue el lado ganador, Ganesh.” Hablé


pensando en el Rey. Cynthia, a pesar de tener el cuerpo mutado, seguía
teniendo una altura normal, ¿en qué momento se había convertido
Carhilion en lo que es ahora? ¿Antes o después de que se abrieran las
puertas de Diaborus? Esa simple respuesta podía alterar todo lo que
sabíamos de Alder Lumen hasta ahora.

Cain caminó el nuevo sendero que se abría frente a él, hasta ahora
el castillo mismo se había retorcido y reformado para tratar de guiarlo
por lo que parecían ser los sectores más peligrosos del mismo.

Sin embargo…

“No hay nada más que escoria en estas tierras.” Sentenció dejando
atrás el gran salón repleto de caballeros de cristal derrotados. Había
algunos con armadura diferente del resto, probablemente capitanes o
soldados avanzados. Pero eso ya no importaba, habían caído con la
misma facilidad.

Ante él se extendía un largo pasillo con ventanas que daban al


vacío negro sobre el que se extendía el castillo. A su izquierda había
otro sendero igual, sentía un leve indicio de maná por ese punto, pero
no había manera de llegar hasta allí desde este punto sin utilizar maná
él mismo.

“Supongo que puedo ver hacia donde conduce esto.” Murmuró


colocando su espada envainada en el cinturón y caminando hacia lo
que parecía una torre. ¿Por qué estaría exiliada del castillo? Parecía
enormemente sospechoso, además de que se podría decir que alguien o
algo lo había „forzado‟ a caminar hasta este punto. Bien podría ver qué
era tan importante como para hacer eso.

Cuando ya casi iba por la mitad del trayecto, caballeros


aparecieron en ambos extremos del largo sendero. Estos soldados eran
más grandes que los demás y traían consigo lo que parecían mazas
enormes.
Cuando la alzaron, Cain supo cuál era su intención, pero con la
distancia sería muy complicado avanzar tan rápido sin usar maná para
fortalecerse.

El puente colapsó bajo la fuerza inmensa de los dos ataques


desplegados en ambos extremos. Grietas surgieron en el pasillo exterior
antes de que cayera en grandes trozos, incluso desde donde estaba Cain
pudo ver que ambos caballeros también estaban cayendo.

“Estorbos.” Con un suspiro del Emisario de la Oscuridad las


dimensiones parecieron superponerse unas sobre otras y el tiempo se
paralizó enteramente. La cantidad de maná que estaba usando era
mínima, por lo que podía permitírselo. Usualmente usaba esta
habilidad en una escala mucho menor cuando peleaba en serio, aunque
eso no había pasado en mucho tiempo.

Con su agilidad pasó por los escombros suspendidos en el aire,


Cain saltó ágilmente entre ellos hasta llegar al otro extremo, en el borde
roto que daba a la torre exiliada.

Cuando puso un pie en la roca firme, su control sobre el tiempo


cedió y el puente colapsó rápidamente a sus espaldas. Cain quedó de
frente a unas puertas dobles de hierro negro con un diseño que ya
conocía bastante bien: el rostro de Diaborus, la Anomalía. Una bestia
que nació de la nada misma y devoraba todo aquello que le rodeara.
Aunque para ese momento ni siquiera Cain había sido creado.

Expandiendo el maná que fluía de su cuerpo naturalmente, lo


liberó como si fuera una onda expansiva desde su mano para luego
resguardarlo con la misma velocidad. Estos ataques de presión usando
maná eran un dominio básico del mismo, era como extender un brazo y
golpear, no estabas realmente perdiendo el brazo luego de hacerlo,
¿verdad?

Los dos extremos de la puerta volaron doblados por la presión


hacia el interior de la habitación, casi golpearon algo que se ubicaba
justo en el centro de la misma. Hubiera sido algo que no lamentaría
perder, pero no era de su interés exactamente enfrentarse a él.

“Así que, finalmente estás aquí, Muerte…” Un gigante estaba en


sentado en un trono de hierro corroído con óxido. El viejo Rey de Alder
Lumen. “Al menos, sé que los otros tres están todavía vivos si tú estás
aquí.”
“Odio perder mi tiempo, rey caído.” Ignorando al portador de la
corona, Cain se dirigió hacia el otro extremo de la habitación, donde
una puerta similar a por la que había entrado se erguía.

“¿Ya te vas?” El gigante se puso de pie y comenzó a caminar en


círculos. Cain se fijó que había una barrera de sangre rayada en el
suelo, el límite que el Rey no cruzaría.

“Como dije, odio perder mi tiempo, así como repetirme a mí mismo;


si quieres mantenerte vivo, no interfieras con mis asuntos.” Abrió la
puerta y salió al exterior.

“¡Espera!”

En un parpadeo, Cain se encontraba chocando la punta de su


espada contra una barrera inamovible. La burbuja se veía de un blanco
lechoso y tenía símbolos que significaban varios sinónimos de „sacrificio‟
grabados en su superficie con letras rojas.

“Curioso.” Murmuró el Emisario. Su espada, Sabatiel, estaba


hecho de un metal extraído directamente de una zona de maná nulo, lo
que le daba la capacidad de cortar a través de la magia y anularla sin
esfuerzo. Pero aquí estaba, incapaz de atravesar una barrera que tal vez
parecía más simple de lo que era.

El Rey rió satisfecho.

“Torcí la magia corrupta que vino hacia mí para hacer esa barrera,
puedo sentir el efecto de tu espada tratando de anularla, pero justo
ahora ni siquiera eso funcionaría en este escudo.”

Cain retrocedió un par de pasos y giró la espada un par de veces


en su mano antes de envainarla, entonces la regresó al cinturón.

Así, se dio la vuelta ignorando nuevamente al Rey.

“Quiero hacer un trato, Muerte.” Carhilion habló rápidamente


mientras Cain se dirigía con paso confiado hacia la salida. “Mata a mi
esposa. Tráeme su corona como prueba, entonces te contaré aquello
que más quieres.”

“¿Aquello que más quiero? Me confundes con alguien que en


realidad no puede lograr todo lo que quiere por sí mismo.” Cain apenas
miró por encima de su hombro al rey mientras colocaba una mano en la
puerta de hierro.
“Ah, pero hay algo que deseas profundamente. Yo puedo darte ese
conocimiento.” Carhilion se sentó de nuevo en el trono. “Como dije, es
un trato.”

“¿Crees que estás en posición de negociar?” Colocando la otra


mano en el otro extremo y abrió las puertas dobles ampliamente.

“Tráeme la corona… y te diré cómo matar a un miembro de la


Cátedra.”

Las puertas se cerraron con un sonido firme tras él.

Con un suspiro hastiado, Cain retomó la molesta tarea


encomendada por su maestro, Cristus.
Capítulo 9

“El fin de la llama…”

Ganesh

El único camino que debíamos recorrer era hacia arriba.

Sin embargo, Trish estuvo guiándonos con cautela por los pasillos
mientras yo cargaba al estilo princesa a Morgan. Su cuerpo se sentía
tan ligero que a veces bajaba la mirada para asegurarme que todavía
estuviera allí.

“Parece que vamos a tener que salir a la zona exterior.” Estaba


caminando sin rumbo hasta ahora, por lo que no me había dado cuenta
del enorme nacimiento de cristal que bloqueaba la siguiente puerta.
“Desde aquí podemos llegar al tejado del castillo.” Añadió Trish sacando
la cabeza por una apertura en la piedra con forma de arco. “Parece
despejado. Sígueme.” Añadió mirando sobre su hombro antes de saltar.

“Estará un poco movido, ¿ok?” Susurré a Morgan en mis brazos,


ella se acurrucó un poco más en mi pecho y por un momento juraría
que sentí a mi corazón detenerse antes de acelerarse el triple de rápido.

“¡Ganesh, deprisa!” Se escuchó la voz de Trish más abajo. Sin


mirar hacia abajo, para no tener un ataque de vértigo, salté por la
ventana y caí unos buenos tres segundos antes de impactar contra la
piedra que hacía de techo.

Sin embargo, no me esperaba que la zona de aterrizaje fuera tan


corta. Perdí el equilibrio y me incliné hacia el frente, a punto de caer
hacia el abismo negro.

“¡Wooow…!” Mi caída fue detenida por el brusco tirar de mi codo,


que me envió de golpe contra la pared contraria, donde me quedé
respirando pesadamente. Había visto mi vida entera pasar frente a mis
ojos.

“Sigamos caminando.” Dijo Trish como si nada hubiera pasado


mientras yo estaba allí, tratando de recordar cómo respirar
normalmente y tragar el corazón que se había subido súbitamente a mi
garganta.

“¿Estás bien, Morgan?” Susurré al aire para recomponerme. Sólo


de pensar que mientras tanto tenía que velar por ella me hacía
recuperar mis fuerzas. Con ese pensamiento, me puse de pie y seguí a
la figura de Trish que avanzaba calmadamente por las tejas de piedra
verde oscuro.

“Allí está la torre.” Dije para llenar el silencio. El veneno todavía


trataba de entrar en nuestro cuerpo, podía sentirlo consumir mi maná a
la misma velocidad que éste se regeneraba. “¿Alguna idea de cómo
llegar hasta allí?” Pregunté mirando la flor verde ardiendo en la cima.

“Es sencillo, tenemos que…” De repente, ella se detuvo de golpe y


su espada apareció en su mano para luego hacer un corte circular al
aire.

“¿Qué…?” Seis explosiones sacudieron las tejas a nuestro


alrededor y comenzaron a desprenderse una a una para luego caer por
la pendiente. Yo casi me iba con ellas, de no ser porque salté hasta
quedar junto a Trish.

“¿Un arquero? No… No es posible lograr esa trayectoria de


disparos, no hay un punto de apoyo…” Murmuraba para sí misma.
“¡Tenemos que avanzar!” Hizo otros dos cortes al aire y cuatro
explosiones sacudieron el techo a nuestro alrededor. ¿Ella podía ver los
proyectiles?

“¡Emisarios! ¡Puedo sentir su putrefacto esencia contaminando estas


tierras…!” Una figura sobrevolaba entre los sombras del abismo. Parecía
un… ¿caballo? Bueno, al menos era de ese tamaño. Tenía cuatro pares
de alas saliendo de su espalda que brillaban como si tuvieran
diamantina incrustada.

“¡Ganesh, muévete! ¡Llega hasta el balcón, yo te cubro la espalda!”


Dijo ella haciendo un par de movimientos con la espada.
Repentinamente, y obviamente sorprendida por ello, tuvo que hacer tres
golpes con su sable al frente, pero dado que no estaba preparada el
último no fue preciso y algo la envió volando hacia atrás.

Salté girando mi cuerpo para que Morgan quedara sobre mí, pero
eso no me impidió tomar el tobillo de Trish y atraparla antes de que
cayera al vacío. Fijé mis talones para detener el avance, pero incluso así
el cuerpo de ella cayó y con eso mi brazo bajó del techo en una mala
posición.

Grité con dolor, pero no solté mi agarre sobre ninguna de las dos.

“¡Emisariooooos…!” La figura de antes aterrizó a varios metros más


allá de nosotros, ahora podía diferenciarla fácilmente. No era un caballo
alado, era un grifo. Incluso yo sabía qué criaturas eran esas.
“Trish…” Gruñí llamando por ella, pero no había respuesta. Al
menos sabía que estaba allí, todavía estaba sujetando su tobillo.

El grifo se acercó a nosotros, por lo que pude diferenciar su cuerpo


con más detalle. Su torso estaba compuesto por el cuerpo de un león
grisáceo, mientras que su cabeza era la de un águila blanca con el lado
izquierdo obstruido por un cristal lila intenso. Había otros pequeños
nacimientos en el pelaje de león, así como en gran parte del arco de sus
cuatro alas, en las que cada pluma parecía estar hecha de algún tipo de
metal.

“Emisarios… ¡SU PESTILENTE OLOR CORROMPE LA PAZ DEL


REINO DE MI SEÑOR! ¡DEBO HACERLO DESAPARECER!” La voz del
grifo llegaba directamente a mi cabeza, de su pico de águila sólo salían
gruñidos y un semi-graznido.

Bajé la cabeza lo más que pude para ver por el borde del techo sin
caer, Trish colgaba con los brazos al aire, parecía inconsciente. Incluso
con el brazo posiblemente roto, balanceé su cuerpo para que impactara
contra la pared del castillo lo más fuerte que pudiera.

“¡TRISH!” Grité desesperado cuando luces comenzaron a brillar en


las esquinas de mis ojos por el dolor.

“¡Perezcan, Emisarios!” El grifo extendió sus cuatro alas en toda su


longitud y varias plumas metálicas se desprendieron a la vez que
brillaban con un tono blanquecino.

“¡¡TRIIIISH!!” Rugí utilizando toda mi fuerza para lanzarla hacia la


superficie. El dolor no me había permitido calcular mi propio poder, por
lo que ella voló como una muñeca de trapo por el cielo negro mientras
yo rodaba por los suelos. Dieciséis explosiones sacudieron mi camino
mientras yo rodé hasta quedar detrás del grifo.

Alcé la mirada, a las alturas podía ver el cuerpo de Trish cayendo


sin control. Ese disparo del grifo la había dejado en un estado terrible.

“Dejen de resistirse, es inútil tratar de enfrentarse a mí.” Su voz


telepática furiosa estaba en perfecta concordancia con los chillidos
agudos que salían de su pico.

“Puedo intentarlo.” Gruñí haciendo un movimiento brusco con el


brazo herido, lo que regresó el hueso a su lugar. “Espera aquí.”
Murmuré hacia el cuerpo inconsciente de Morgan, el cual coloqué con
suavidad en el techo de piedra.
“Idiota insensato.” El grifo abrió su pico y una ráfaga de sonido y
aire me envió volando hasta impactar, afortunadamente, contra la
pared de la torre por la cual habíamos llegado a este tejado.

Bajé la mirada a mi pecho, estaba completamente destrozado y el


dolor era abrumador, literalmente podía ver mi pulmón expandiéndose
para tomar oxígeno apresuradamente.

“¡Desaparece!” Rugió el grifo abriendo su pico, energía blanquecina


cargándose allí. Maldición, todavía no me había recuperado, no podía
esquivar un ataque así ahora.

Justo cuando ese pensamiento rondaba mi mente, un especie de


lanza u objeto puntiagudo se clavó en el ojo bueno del grifo, haciéndolo
chillar y fallar el disparo que recorrió todo el suelo y arrasó la torre que
estaba a mis espaldas, casi dándome en el proceso. Ambos, el suelo y la
torre comenzaron a caer bajo la potencia del disparo.

“¡Los maldigo, Emisarios! ¡No crean que pueden escapar de mí, el


protector de estas tierras!” El grifo había alzado vuelo, sus cuatro alas
relampagueando con fuego blanquecino.

“¡Morgan!” Corrí hacia el cuerpo inconsciente y lo tomé en mis


brazos antes de que colapsara el suelo bajo nosotros.

“¡Todavía tengo su esencia! ¡Puedo sentir la esencia de todos los


Emisarios profanando estas tierras! ¡No escaparán de mí tan fácilmente!”
Rugió dejando escapar otra llamarada de aliento sónico destructor. Eso
causó que el suelo terminara de colapsar y cayéramos varios pisos más
abajo.

Al alzar la mirada, pude ver que el grifo estaba aleteando mientras


se alejaba de la zona, eso era un golpe de suerte para nosotros.

“¿Trish?” Llamé a los lados, pero no había señal de ella. Levanté la


mirada nuevamente, había un objeto que se aproximaba a una
velocidad fulminante, ¿qué era…?

Eso se estrelló contra el suelo creando un cráter inmenso que


atravesó otros tres pisos hasta más abajo.

Corrí hasta acercarme a la grieta con Morgan en mis brazos,


aunque eso fue una mala idea, porque el resto de las piedras
colapsaron bajo el nuevo peso y descendí a merced de la gravedad hasta
el final del cráter que el objeto caído había creado.
“Ugh…” Gemí moviendo la cabeza de un lado a otro. Incluso en la
caída, me había asegurado de que Morgan estuviera sobre mí para yo
tomar lo peor del daño. “Eso dejará marca…” Gemí cuando sentí las
costillas y otros huesos reacomodándose. “¿Eh…?”

A unos pasos de mí había un diamante pulido que parecía tener un


arcoíris en su interior. Me acerqué hasta tocar la gema, sabía que
estábamos en un castillo, pero esta joya parecía fuera de lugar. La alcé
en mi mano, estaba cálida al tacto. Cuando la coloqué a contraluz para
observarla mejor, una imagen de una chica flotando en una galaxia
dorada como la luna se mostró frente a mí, la sorpresa me hizo soltar el
pedrusco que cayó al suelo con el efecto perdiéndose.

“¿Esa era…?” Rápidamente tomé la cosa de nuevo. Efectivamente,


mis sospechas eran ciertas cuando la luz tocó la gema de nuevo, era
Trish la que flotaba en ese mar de estrellas pulidas. “¿Y ahora qué…?”
Murmuré mirando hacia los lados. Estaba completamente solo.

Morgan estaba inconsciente.

Trish estaba… ¿muerta? ¿Alguna clase de modo burbuja o algo


así? ¿Cómo una tortuga?

“Por ahora, ¿debería seguir subiendo, no?” Creó que sería lo más
inteligente… Supongo…” Suspiré tragando fuerte, ¿realmente era lo
correcto? Si me encontraba con un enemigo como ese grifo, tendría que
encargarme de él yo solo.

Además de proteger a Morgan y la gema-Trish, que parecía


importante.

“Puedo hacer esto…” Murmuré en el pasillo vacío para darme


ánimos, pero el eco que resonó lo hizo sonar como una pregunta en
crescendo.

Pasé los brazos de Trish alrededor de mi cuello y coloqué su peso


sobre mi espalda, de esta manera correr sería más fácil si fuera
necesario. La gema la sostuve con firmeza en mi mano derecha, pero
asegurándome de no apretarla demasiado por miedo a romperla.

“Oh, unas escaleras…” Caminé hacia allí ajustando el peso en mi


espalda hasta sentirme cómodo y que ella estuviera segura. “Bien,
¡puedo hacer esto!”
Cain estaba recorriendo unas escaleras exteriores luego de
sobrepasar lo que parecía un jardín colgante en un piso especial, había
una estatua allí de una chiquilla que le pareció familiar al espadachín.

Esa era la tercera princesa, la más joven de todas.

Repentinamente, una voz telepática trató de hacer contacto con su


mente, pero la barrió fuera como si de una mosca molesta se tratase.

Un chillido provino de su derecha entonces, parecía el graznido de


un águila.

Aplastando la estatua de la princesa, cuyo nombre Cain no se


molestó en leer, un grifo aterrizó de manera casi torpe en el jardín.

Nuevamente, el intento de contacto telepático se manifestó en su


cabeza. Esta vez aceptó, tenía la sensación de que sólo se convertiría en
una situación mucho más tediosa de otro modo.

“¡EMISARIOOOOO…!” La voz rugió con fuerza apenas se inició el


contacto. “¿¡CÓMO OSAS A IGNORARME A MÍ!? ¡YO, QUE SOY CASI
COMO UNA DEIDAD PROTECTORA DE LAS TIERRAS DE MI SEÑOR!”

Al ver mejor al grifo, Cain se dio cuenta de que en realidad estaba


casi tan corrupto como el reino mismo.

“¡DA IGUAL, VUESTRO DESTINO ES EL MISMO, EMISARIOS!” Rugió


enviando una oleada de poder desde su boca hacia el cielo. “¡YO,
GRIPHERIAL, PURGARÉ VUESTRA PATÉTICA EXISTENCIA D-…!”

Una línea de luz cruzó limpiamente al grifo longitudinalmente.

“¿A quién llamas patético, mascota…?” Cain regresó la espada a su


vaina luego de girarla un par de veces en su mano.

“T-TÚ… No e-eres igual… a los otros…” Lentamente, sangre fue


saliendo del corte para irse separando las dos partes cortadas. “¿Qué
clase de… monstruo… eres…?”

El silbido metálico al envainar el último segmento de su espada fue


el punto final para su intento de telepatía.

Una chispa blanquecina quedó flotando sobre el cuerpo muerto del


grifo. Extendiendo la mano en su dirección, la chispa flotó hacia su
palma obedientemente y, al entrar en contacto con él, una especie de
armadura recubrió su espalda y manos.

Mirando sobre su hombro, Cain pudo ver un juego de cuatro alas


metálicas con plumas de plata que tenían runas grabadas sobre su
superficie. De la misma manera, en las manos habían aparecido unos
guantes que transformaban sus dedos en garras, instintivamente sabía
que era para tomar las plumas sujetas a su espalda y lanzarlas como
cuchillos letales. Tomó una y la analizó en detalle, un curioso regalo por
parte del grifo muerto.

Sin embargo…

Con un pensamiento todas las plumas de las cuatro alas se


dispersaron en el aire y volaron casi mansamente, entonces se
endurecieron como el metal del que parecían hechas y volaron hacia las
dos partes del cuerpo destruido del grifo. Cada vez que una pluma
impactaba, una pequeña explosión mágica sucedía. Con sólo cuatro de
ellas los dos fragmentos del grifo estaban flotando muy por encima del
aire.

De un suspiro de su maestro, todas las plumas volaron a la vez


hacia el cuerpo destrozado y colisionaron en un solo punto creando un
pequeño sol azulado.

“Patético, realmente…” Suspiró Cain arrojando la última pluma


hacia arriba con un movimiento desinteresado. El sol explotó liberando
chispas azules en todas las direcciones que borraban todo aquello con
lo que hicieran contacto.

Alzando la mano frente a él con la palma hacia arriba, las alas a su


espalda desaparecieron para formarse la chispa blanquecina original
flotando allí.

“No necesito algo como esto.” Fue hacia la estatua destruida de la


tercera princesa. „Mirasia, la leal.‟ Decía en la placa.

Utilizando su maná moldeó la piedra de mármol caído y


reestructuró de su memoria sempiterna la imagen de la princesa. Pero
no reconstruyó el ramo de flores que originalmente tenía en sus manos,
por lo que colocó la chispa flotando allí.

“Ocasionalmente tendrán que pasar por aquí, consideren esto un


regalo de mi parte por sobrevivir tanto sin hacerme interferir…”
Murmuró para los tres Emisarios que estaba vigilando desde las
sombras. “Odiaría perder mi tiempo dejándolos morir aquí, de todas
formas…” Murmuró alejándose del lugar.

La imagen de la princesa parecía sonreír con sus palabras.

Sí pude lograrlo.

O al menos, eso creía.

Dejé el cuerpo todavía inconsciente de Morgan en el suelo y


coloqué la gema de Trish entre sus manos. Estaba a punto de entrar en
lo que parecía ser la cámara de la flor de fuego, y mi instinto me decía
que esto sería peligroso. Una puerta en una cámara anterior había
reaccionado al anillo de Morgan, el cual se astilló para romperse luego
de que la puerta se abriera.

Tragando saliva, saqué mi espada desgastada y me adentré más en


la torre, las escaleras de piedra llevándome a una cámara circular con
ventanas abiertas que mostraban todo el reino.

Dándome la espalda, frente a la gran llama verde, había un


hombre de al menos 2.10 metros que tenía una armadura pesada que
parecía de hierro negro.

“¿Estás aquí para perturbar mi llama?” Dijo con voz


sorprendentemente delicada para su tamaño.

“¿Eres el guardián o algo así?” Pregunté mirando su figura.

“Soy Baarkion, el primer príncipe y legítimo heredero de este


reino.” Dijo sin voltearse todavía. “Eliminaré sin dudar todo aquel que
atente contra mi llama.”

“¿Y qué es esa llama?” Murmuré mirando el fuego de apariencia


siniestro que salía de la hoguera. Los leños allí colocados parecían
huesos en lugar de madera.

“Mientras esta llama exista, el reino perdurará.” Tomó un


ultraespadón, una espada gruesa que medía al menos metro ochenta
sólo con la hoja, que estaba clavado en el centro de la hoguera. El filo
de la espada salió bañado en fuego verde que no parecía desaparecer.
“Tu sola presencia perturba mi llama. Vete ahora o no tendré piedad.”
“Espera, sólo quiero hablar.” Alcé las manos envainando la espada.
“En serio, ¿conoces el portal del rey? ¿Sabes alguna forma de activarlo?”

“Así que eliges seguir perturbando.” Balanceó el ultraespadón


como si de un mondadientes se tratara, a pesar de que esa cosa era casi
tan alta como yo. “Pues que así sea. Eliminaré cualquier cosa que
interfiera con mi misión.” Tomó la espada con ambas manos, el fuego
en ella rugió con más fuerza antes de que la balanceara para golpear el
suelo. Una ola de fuego verde y viento se propulsó en mi dirección,
apenas pude saltar hacia un lado antes de que me golpeara.

“¡He dicho que esperes!” Me volteé para encontrar que ya tenía al


príncipe Baarkion encima, su espada cayendo para golpearme sin
piedad alguna. No podía ver su rostro a través de su casco, pero por sus
acciones parecía determinado a eliminarme.

Maldición, dudaba poder bloquear siquiera un golpe con mi espada


desgastada, por no mencionar el poder bruto natural que poseía el
príncipe para balancear un ultraespadón así como si no fuera nada.

Rodé lejos cuando el ataque de Baarkion descendió, pero el fuego


de su espada me rozó y causó una quemadura en mi muslo derecho.
Ardía como si ácido me corroyera la piel.

Sin ver otra alternativa, me cuadré como si de una pelea de box


callejera se tratase. Me había metido en mi buena tanda de
enfrentamientos cuando todavía estaba en la secundaria, en su mayoría
por delincuentes que querían demostrar ser lo más fuertes de la ciudad
o algo así.

Probablemente sea por mi tamaño, pero no había perdido ni una


de esas.

Me balanceé sobre las puntas de mis pies al esquivar el espadazo y


sentir las llamas bailando sobre mí, entonces lancé mi primer puñetazo.
Impactó contra el costado izquierdo y mi nudillo ardió dos veces, el
primero por golpear metal a mano limpia y el segundo por la
recuperación.

Baarkion se tambaleó hacia atrás sujetando su costado herido, no


me había molestado en moderar mi fuerza con alguien que no parecía
escuchar razones. No lo mataría, pero me aseguraría de golpearlo lo
suficiente como para dejarlo inconsciente.
El príncipe bajó la mirada a donde mi puño había impactado, la
armadura se caía como trozos de carbón quemado y debajo de ella la
piel parecía en carne viva, como si estuviera constantemente ardiendo.

“¡Mi llama! ¡No dejaré que perturbes a mi llama!” Gruñó tomando


la espada con ambas manos y saltando hacia mí. Su velocidad había
incrementado, no me dio tiempo de esquivar cuando su espada
descendió cortando con su punta limpiamente a través de mi pecho.

“¡Guagh…!” Gruñí viendo como del corte se metían llamas verdes al


interior de mi cuerpo y comenzaban a devorarme de adentro hacia
afuera. Me tambaleé hacia atrás, casi llegando al borde de la sala. Mi
gema ardió entonces más intensamente que antes, las llamas verdes
pasaron a ser naranjas hasta que mi cuerpo las absorbió, entonces la
sanación empezó.

“¡Perece, profanador!” Baarkion estaba sobre mí balanceando el


ultraespadón como un ejecutor. Pateé sus pies expuestos y la espada
silbó cortándome un brazo mientras él caía aturdido.

Gruñí corriendo por la sala para ir por la espada que había


escapado de sus manos. Puede que él fuera un príncipe, pero su única
ventaja justo ahora era esta arma. Al tomar el arma en mi mano sentí
literalmente que un pulso de energía recorrió mi cuerpo haciéndolo
palpitar por entero.

Intenté soltar el arma, pero mis dedos parecían fijos en el trozo de


metal. Mi otro brazo, que se regeneró a partir de un fogonazo de fuego
verde, se fijó también en la empuñadura del arma contra mi voluntad.
Fuego rugió por mis brazos mientras sentía que literalmente estaba
siendo quemado vivo.

Una ironía, ya que me habían llamado repetidas veces el „Emisario


de la Llama‟.

La joya en mi hombro brilló intensamente de naranja, el fuego


verde recorriéndome los brazos pasando a ser naranja puro hasta
desaparecer, pero la sensación de estar siendo quemado seguía allí, así
como el fuego verde recorriendo el sable del ultraespadón.

“Mi llama… mi querida, llama…” El príncipe Baarkion no parecía


estar atento a lo que me pasaba, en su lugar parecía estar hablando con
la flor de fuego verde en el centro de la sala. “Te protegeré con mi
cuerpo. Te protegeré con mi vida.”
Él extendió la mano hacia la llama y ella respondió saltando
violentamente hacia su cuerpo, la flama verde fluyó por cada pequeño
hueco de su armadura y luego pareció hacerlo explotar de adentro hacia
afuera.

El casco del príncipe Baarkion explotó, así como sus guanteletes;


ahora había llamas saliendo de ellos. Fuego verde rugía en donde
originalmente estaba su cabeza, una extraña mueca que simulaba un
rostro entre las llamas quedó en su lugar. Del pecho del príncipe, justo
donde debería estar su corazón, creció un cristal verde intenso que se
expandió hasta su hombro.

“Mi llama… mi querida llama… te protegeré con mi vida…” Su voz


había cambiado a gutural, casi como alguien que hubiera gritado
demasiado tiempo y se destrozó las cuerdas vocales. Las chispas que
hacían de sus ojos brillaron intensamente en mi dirección. De sus
manos, que ahora eran lenguas de fuego saliendo de la armadura, se
manifestó una larga espada de doble filo de cristal.

Mis manos se movieron por cuenta propia, casi como si fuera la


espada la que decidiera qué hacer para defenderme.

El ultraespadón golpeó contra la espada de cristal antes de que el


príncipe y yo comenzáramos a movernos de una manera que nunca
hubiera esperado de mí. Es decir, nunca había tocado una espada en
mi vida sino hasta hace unos meses cuando caí a este mundo… y ahora
estaba luchando de igual a igual con alguien que probablemente había
nacido con una espada en mano.

Claro, el ultraespadón era el que parecía estar haciendo todo el


trabajo y yo era simplemente su herramienta, cuando normalmente era
al revés.

Las chispas volaban mientras la velocidad incrementaba, cada vez


más fuego de la flor verde entraba en el interior del príncipe así como la
sensación de ser quemado vivo incrementaba en mi cuerpo, a pesar que
no había fuego en mi cuerpo.

Mi cuerpo se agachó cuando la espada rival silbó para hacer un


corte en equis, a lo que yo respondí con un tajo ascendente que el
príncipe bloqueó, pero lo hizo tambalear.

Mi oportunidad.

Mis pies se habían comenzado a mover antes de que ese


pensamiento terminara de cruzar mi cabeza. En el fondo de mi mente
había una vocecita que me decía que me detuviera por alguna razón,
pero no entendía el por qué, esta era la oportunidad perfecta para
acabar con mi enemigo.

Incluso tambaleándose, el príncipe todavía tenía un as bajo su


manga. Desde su mano sin cristal nació una lanza de fuego que me
impactó justo en el centro del pecho, pero mi cuerpo siguió moviéndose
incluso mi esternón se estaba literalmente carbonizando.

Con un rugido clavé la espada en el nacimiento del cristal del


pecho del príncipe, la fuerza del golpe lo hizo caer hasta quedar fijo en
el suelo, donde clavé la espada hasta la empuñadura.

No salió sangre, pero las llamas que ahora formaban su cuerpo


ondularon para agrandarse y luego desaparecer, una figura quemada
esquelética debajo de ello. Eso era lo que quedaba del príncipe
Baarkion.

Él extendió una mano hacia la flor verde, que estaba parpadeando


al igual que la vida del príncipe: extinguiéndose.

“Mi… llama… mi amada… mi… amada… L…ar…k”

Con sus últimas palabras, tanto la flama como él se esfumaron en


un parpadeo, solo ceniza quedó donde antes habían estado ambos.

El llanto de una bestia se escuchó a la distancia mientras yo caía


de rodillas, el fuego verde de la espada también se había extinto, ahora
humo negro salía permanentemente de su filo.

Mi consciencia parpadeaba cuando creí ver una especie de ojo


reptiliano enorme mirando en mi dirección desde las ventanas abiertas.

Hubo una fuerte sacudida, sentí que alguien me estaba tocando.

Pero luego todo fue caer y caer…

Hasta que todo se volvió negro.


Capítulo 10

“La princesa prometida…”

Morgan

Desperté con un fuerte dolor de cabeza palpitando en mis sienes.

¿Desde cuándo había estado dormida?

“Finalmente despertaste.” Murmuró una voz conocida desde algún


lugar a mi izquierda, era Trish, y parecía estar en mal estado. Se
encontraba recostada de una especie de árbol, que de alguna manera
tenía hojas verdes incluso cuando aquí abajo no había sol. Tenía los
brazos colgando a sus lados, inertes, parecían quemados por una
intensa llama.

“¿Qué pasó contigo…?” Murmuré al tambalearme. Ese movimiento


me hizo dar cuenta del cuerpo tendido a un lado de Trish. “¡Ganesh…!”
Corrí hacia él, ¿cómo habíamos llegado a esto? Estaba obviamente
inconsciente, además de estar sosteniendo una espada ridículamente
grande en su mano derecha.

“¡No lo toques!” Gritó Trish en advertencia, mis dedos se detuvieron


a unos centímetros del pecho de Ganesh, necesitaba comprobar si su
corazón seguía latiendo, ya que no veía su pecho alzarse para respirar.
“Terminarás como yo si lo haces…” Gruñó levantando un brazo herido.
La herida parecía estarse curando, ¿pero a qué velocidad lo hacía?
Lucía increíblemente lento el proceso de sanación, usualmente no era
así.

“¿Qué sucedió exactamente, Trish? Lo último que recuerdo es


enfrentarme Cynthia y luego nada.” Murmuré tratando de forzar a mi
cerebro a recordar.

“Quedaste inconsciente por usar el maná, el veneno entró en tu


cuerpo y colapsaste.” Explicó suspirando. “Desde que Ganesh apagó la
llama, hay cada vez menos veneno en el aire, pero no me parecía
prudente usar un Arte si era la única consciente.”

“¿Ganesh apagó la llama? ¿De qué estás hablando?”

“Dame un momento…” Gruñó poniéndose de pie como pudo y


acercándose al cuerpo inconsciente del chico, entonces se tumbó para
quedar al lado de él. “Incluso desde esta distancia el calor que
desprende es increíble…”
“¿Qué vas a…?”

“Arte de la Luz: Curación Regenerativa – Bendición de Polvo de


Estrellas.” Chispas de todos los colores bañaron el cuerpo de ambos, la
herida en los brazos de Trish se fue cerrando rápidamente, pero Ganesh
no mostraba reacción alguna.

“Ganesh… Despierta…” Suspiré aguantando las ganas de


comprobar si estaba vivo.

“Justo como pensaba, el veneno del aire se disipa rápidamente.”


Trish murmuró poniéndose de pie. “Los artes curativos gastan mucho
maná, pero el efecto de la toxina en mi cuerpo es insuficiente.”

“¿Podrías explicar claramente qué pasó?”

“Como gustes… Aunque hubo un momento en el que yo misma


quedé más que inconsciente.” Fue su respuesta. “Después de luchar
contra Cynthia y que quedaras fuera de combate, un nuevo enemigo
nos atacó mientras tratábamos de subir hacia la Torre de la Llama.
Debo decir que me derrotó completamente, de no ser por Ganesh no
estaríamos aquí ahora.”

“¿Fue allí cuando quedaste inconsciente?” Pregunté considerando


qué clase de enemigo monstruoso había sido y cómo se las había
arreglado Ganesh para salvarnos a los tres. En ese momento, no sólo
tendría que haber cargado conmigo, sino también con Trish.

“Quedé inconsciente brevemente durante esa batalla, sí.” Explicó


quitándose el cabello rojizo del rostro. “Pero lo peor para mí vino
después. Cuando recuperé la consciencia, estaba cayendo desde una
altura más que considerable.”

“¿Caíste al abismo?” Tragué saliva solo de considerar la idea, eso


parecía un pozo sin fondo. Sólo de ver hacia abajo sentías un gran
terror, incluso sin temerle a las alturas.

“Al principio también pensé eso, pero luego me di cuenta de que en


realidad estaba muy por encima de donde había estado peleando
antes.” Habló acariciando la gema en su mano derecha. “Apenas podía
diferenciar la altura a la que me encontraba con tan poca luz, pero
pude ver a Ganesh enfrentándose al grifo en el tejado. Y estaba a punto
de perder.”

“¿Un grifo?”
“El emblema de Alder Lumen tenía un grifo en algunos diseños,
probablemente haya sido mascota del rey o protector del reino en algún
momento. Pero ahora está corrupto.”

“¿Está? ¿Sigue vivo?” Tragué fuerte solo de pensar en ello, pero


ahora podríamos usar maná, tal vez tuviéramos una oportunidad.

“Sí, lo único que pude hacer para salvar a Ganesh fue cegar al
monstruo en ese momento.” Suspiró convocando su estoque. “Utilicé a
Ariondas como una jabalina para ensartarla en el ojo sano del grifo,
pero eso causó que gran parte del castillo colapsara.”

“¿Y cómo sobreviviste a la caída?”

“No lo hice.” Dijo mirándome fijamente. Yo parpadeé, entonces me


adelanté y apreté su brazo. Era tangible. “¿Qué haces?” Miró mi mano
que todavía exprimía su bíceps como si fuera un juguete amasable.

“Comprobaba si eres un fantasma. Parece que no.”

“Literalmente me viste herida de gravedad hace un momento.”

“Oh, cierto. Continúa.” Asentí. Ella suspiró cansada.

“Puede que sepa más que ustedes de este mundo gracias a las
condiciones en las que obtuve mi gema, pero hay muchas cosas que
todavía no asimilo.” Ella frotó sus brazos al abrazarse a sí misma. “Una
de ellas es lo que pasa cuando un Emisario recibe daño crítico.”

“¿A qué te refieres?”

“Pocas veces he estado asustada en mi vida, pero caer desde esa


altura a esa velocidad es probablemente una de las peores veces.”
Suspiró de nuevo. “Sentí mi cuerpo romperse, la sangre salpicar y cada
molécula de cuerpo destruirse. Entonces entré en éxtasis.”

“¿Éxtasis?” Pregunté curiosa.

“En mi mente, la información es una cosa, pero experimentarlo de


primera mano es… un poco traumante, la verdad.” Levantó sus dedos y
se peinó el cabello, probablemente un acto reflejo para tranquilizarse a
sí misma. “El éxtasis es el estado más vulnerable en el que se puede
encontrar a un Emisario, su cuerpo físico se vio comprometido y sólo
queda la gema que lo acompaña, donde está retenido todo su ser y el
Emisario que se unió ellos. Se entra allí para reconstruir y reparar
cualquier deterioro causado al Emisario, pero mientras está en ello él es
solo un pedrusco en el suelo.”
“¿No hay una manera de evitar eso?” Pregunté impactada por la
información. ¿Trish se había convertido en una gema
momentáneamente? ¿Qué hubiera pasado si Ganesh no hubiera sido
capaz de encontrarla? ¿Y si quedaba atrapada en un lugar donde no se
hubiera podido regenerar?

“La hay, pero no es nada que podamos hacer en este lugar.” Sus
ojos verdes alcanzaron los míos. “En fin, cuando mi cuerpo físico se
reconstruyó, Ganesh estaba en medio de otra batalla.”

“¿Uh?”

“Sí, aparentemente había seguido con el encargo del rey por su


cuenta y nos llevó a ti y a mí con él mientras tanto.” Miró entonces al
cuerpo todavía inconsciente del chico. “No había nada normal en la
manera en que se comportaba durante esa batalla.”

“¿A qué te refieres?”

“Combatió por tres horas enteras contra ese caballero de fuego,


pero lo extraño era la experiencia con la que Ganesh movía su cuerpo.
Lo he visto utilizar su espada antes, no es nada digno de mencionar.”
Sus ojos brillaron con sospecha. “Sin embargo, luchó expertamente
contra su rival sin retroceder ni una vez.”

“¿Pero eso no es bueno?” Pregunté mostrando el control que ahora


tenía sobre mi látigo. “Yo aprendí a hacer esto al caer aquí, ¿no es
normal que él hubiera pasado por lo mismo?”

“Lo sería, pero… ¿Cómo explicarlo? No sentía que era Ganesh


quien estaba utilizando la espada, sino que la espada lo estaba
utilizando a él.”

“Eso no tiene ningún sentido.” Dije frunciendo el ceño.

“¡Ya sé que no tiene ningún sentido, pero es lo que vi!” Gruñó


apartándose el cabello de su rostro con expresión frustrada. “¡Ganesh
luchó contra ese caballero, incluso lo asesinó, pero en ningún momento
sentí que fuera él quien estuviera combatiendo!” Se puso de pie para
pasear de lado a lado por el pequeño campo de hierba donde
estábamos. “No podría decirlo por la luz de la flor de fuego, pero incluso
sus ojos lucían diferentes durante… ¡Ugh, estoy diciendo sinsentidos!
¡No me prestes atención!”

“Nghh…” El gemido adolorido vino de nuestras espaldas, la cabeza


de Trish así como la mía giraron de golpe para ver a nuestro compañero
ponerse removerse en su sueño.
“¡Ganesh, despierta!” Ignorando la anterior advertencia de Trish,
fui hacia él y toqué su hombro. La quemadura fue inmediata. Y no solo
eso, sino que la mano de él voló para sujetar mi muñeca, que comenzó
a sisear por el contacto.

Sorprendentemente, eso no acabó allí.

El ultraespadón cortó el aire en mi dirección y, de no ser por la


rápida reacción de Trish, habría perdido la cabeza.

“¡Maldición, lo sabía…” Gruñó ella haciendo fuerzas para sostener


su espada en posición en contra del impulso del ultraespadón. El filo
del arma más grande estaba a centímetros de mi cuello y el extraño
humo que salía de él me corroía la piel como ácido.

“¡Ganesh, despierta!” Gemí a través del dolor. “¡Me estás haciendo


daño…!” Desearía haber podido tener la concentración para controlar
mi látigo y cortar su mano, pero el dolor de mi cuello y muñeca no me
dejaban. “¡Ganesh!”

Él abrió los ojos entonces, el alma se me cayó al suelo al ver que


eran de un verde venenoso.

“¡Ganesh, reacciona!” Gruñó Trish, una espada de luz voló en


dirección del brazo de él, para cortárselo probablemente, pero una
lengua de fuego verde surgió de su piel y ambos ataque se anularon.

“¡Ganesh…! ¡Por favor…!” Gemí sintiendo las lágrimas formándose


en las esquinas de mis ojos.

El chico parpadeó un par de veces, entonces el verde en sus ojos


comenzó a disiparse lentamente hasta ser un anillo bordeando el ámbar
de sus irises.

“¿Morgan…?” Murmuró casi adormilado, entonces parpadeó de


nuevo y sus ojos se abrieron en shock. Casi como un latigazo se alejó de
nosotras, su fuerza inicial fue tanta que astilló el árbol donde antes
Trish se había estado recostando.

“Espera. No te acerques.” Advirtió ella a mi lado cuando traté de ir


hacia él. Tragué saliva asintiendo, sujeté mi muñeca en un intento de
bloquear el dolor. Estaba negra y rostizada, podía diferenciar
claramente dónde habían estado sus dedos fijados.

“¡Morgan…!” Él se puso rápido de pie y trató de venir hacia


nosotras, pero Trish colocó el estoque apuntando a su garganta en
menos de un parpadeo a la vez que yo me escondía ligeramente tras de
ella.

“¿Qué…? ¿Qué pasó?” Preguntó mirando la espada apuntando en


su dirección. “¿Están bien?”

“La espada.” Habló Trish con voz autoritaria. “Suéltala.”

“¿Espada? ¿Qué…? ¡Wow…!” Miró el ultraespadón en su mano


derecha. “¿De dónde…? ¡Argh…!” Gruñó inclinándose de dolor, se
sujetó la cabeza con su mano libre. “Sí, ya… ya recuerdo…”

“Su. Él. Ta. La.” Trish enunció cada sílaba con intención.

“C-Claro…” Ganesh dijo un tanto aturdido.

La mano que sostenía la espada tembló un poco, pero no la soltó.


La expresión de Ganesh cambió a confundida inmediatamente.

“Bien. Si así quieres que sea.” Murmuró Trish.

Mis sentidos se sobrecargaron entonces mientras mi instinto


tomaba el control.

“¡Espera!” Mi látigo silbó envolviéndose alrededor del estoque de


Trish, que había estado a punto de dirigirse hacia Ganesh.

“¿Qué sucede?” Gruñó en mi dirección.

“Mira sus ojos…” Susurré. El cuerpo de Ganesh estaba tenso, y


uno de sus ojos estaba completamente verde. “Parece reaccionar si lo
atacamos o nos acercamos a él.”

“Esto no puede ser en serio, se supone que su gema no puede


corromperse.” Gruñó Trish mirando detenidamente a Ganesh.

“¿Y por qué es eso?” Pregunté bajando el látigo cuando el estoque


de Trish retrocedió. Lentamente, el ojo de Ganesh fue regresando a la
normalidad.

“Es una gema especial, conocida como la Polilla de la Llama Fénix


o Polilla de la Primera Llama.” Retrocedió sin quitar los ojos de Ganesh
ni una vez. “Las leyendas dicen que nació directamente de un archeonte
cuya naturaleza fue robada, es decir, tiene todo el potencial de la
primera generación de los Emisarios de Fuego.”

“Pero esa no me parece razón suficiente para que no pueda


corromperse.” Protesté mirando a Ganesh de reojo, parecía perdido en
sus pensamientos mientras miraba la mano que sostenía la
empuñadura de la espada.

“La Joya de la Polilla Fénix.” Habló nuevamente Trish. “Del mismo


modo que el animal mítico del cual tiene su nombre, tal parece que el
fuego del Emisario incinera las impurezas. Ha sido alabada incluso
como deidad del fuego en algunas religiones pasadas, pero eso ya ha de
ser eones atrás.”

“¿Entonces Ganesh tiene en su interior algo ignifugo?” Dije lo


único que tenía sentido.

“Algo ignifugo… o algo con la misma naturaleza de la Polilla Fénix.”


Murmuró con sus ojos estrechándose, parecía aceptar más de esa
aseveración. “Una llama capaz de corromper todo lo que toca. Que
exista algo así y no se conozca ningún mito… Es ciertamente dudoso,
pero parece la conclusión más probable.”

“¿Estás diciendo que tiene que ver con el caballero de fuego y el


veneno de esta zona?” Me pasé una mano por el cabello para apartarlo
de mi rostro. “La flor de fuego desapareció y sus colores encajan con…
¿estás pensando que está ahora dentro de Ganesh?”

“No veo otra opción, su efecto secundario es más que obvio.” Dijo
mirando a mi muñeca, que seguía negra y ardiendo. “Deberías cortar
eso, tengo el presentimiento de que uno nuevo nacerá mucho más
rápido de lo que eso se cura.”

Asentí mientras apartaba la mirada de mi brazo, mentalmente


ordené a mi látigo e hice una mueca esperando el dolor. Antes de
arrepentirme, forcé el látigo a apretarse alrededor de mi codo y girar;
gruñí mientras la extremidad caía y la sangre manaba. Lentamente,
arena fue posicionándose desde la herida para reformarla, al igual que
el brazo caído se volvía polvo.

“Sea como sea… ¿dónde estamos?” Gruñí apretando las muelas.

“Parece ser el borde exterior de lo que solía ser el jardín del


castillo.” Dijo Trish mirando de reojo a Ganesh. Repentinamente,
parecía haber perdido toda la confianza en él. Supongo que tenía una
razón válida para ello, pero me gustaría que al menos hubiera esperado
a confirmar la entidad maligna en su interior o la inexistencia de ella.

“¿Y cómo llegamos aquí?” Ganesh habló, parecía un poco


deprimido.
“Algo nos atacó luego de que te corrompieras. Toda la Torre de la
Llama cayó, hice lo que pude para traernos hasta un lugar sólido a
pesar de las circunstancias.” Es decir, ser quemada viva por el cuerpo
de él. Ganesh parecía incluso más culpable que antes.

“Hey, tranquilo.” Le dije extendiendo la mano sana hacia él, pero


luego recordé su condición y la dejé caer. Trish se adelantó, tal vez para
darnos un pequeño espacio, o no, quién sabe. “No estoy molesta, confío
en ti, cerebro de músculo. Sé que no me harías daño a propósito.”

“Vamos, creo que este es el camino para descender al abismo…”


Trish llamó más adelante.

“Morgan, espera…” Él también extendió la mano hacia mí, pero la


dejó caer de la misma manera. “Yo… no sé qué pasó allá arriba, pero…
mi promesa todavía se mantiene. Sé que suena un poco hipócrita
decirlo después de…” Miró a mi cuello con intención, probablemente
todavía estaba un poco quemado. “Pero te protegeré no importa qué. Lo
prometo nuevamente aquí y ahora.”

Sus ojos eran intensos, parecía completamente sincero.

“Encontraremos la forma de sacar eso de tu interior, entonces todo


estará bien, justo como antes, ¿sí?” Suspiré quitando el cabello de mi
rostro. “Ayudaremos a Trish a salvar el mundo, entonces podremos
hacer lo que queramos. Podemos regresar con nuestras familias,
podremos incluso quedarnos en el pueblo con Magda y los demás.
¿Verdad? Lo lograremos…”

Pero… La verdad sea dicha, ese anillo verde que bordeaba sus ojos
me hacían sentir inquieta.

Ganesh guardó silencio por un momento.

“Sabes, puede que no sea el más inteligente de todos, pero incluso


yo puedo darme cuenta de que estás tratando de convencerte a ti
misma, ¿no?” Murmuró sombríamente.

No pude sostenerla la mirada, por lo que le sonreí mientras dejaba


caer un poco la cabeza.

“Sé que tú no me harías daño, Ganesh.”

“¡Morgan…!” Sonaba herido, supongo que me había dado a


entender.
“Vamos.” Dije dándome la vuelta para que no viera las lágrimas
que comenzaban a formarse otra vez. “Tenemos que mantenernos
juntos, hay que alcanzar a Trish.”

Sin confirmar si me seguía o no, corrí hasta llegar a donde nuestra


compañera estaba parada.

“¿Qué es eso? ¿Esa estatua sostiene una linterna?” Pregunté


manteniendo la voz lo más firme que pude. ¿Por qué me sentía tan
alterada? No es como si uno de los dos fuera a morir o algo. Ya
encontraríamos la solución a ese veneno en el interior de Ganesh, sólo
era cuestión de tiempo.

“Es brillo.” El de Trish fue neutral, pero sabía que se había dado
cuenta de mi situación. La aprecié un poco más por ello. “No está
corrupto y es intenso.” Dijo cuando Ganesh se acercó silenciosamente a
nosotras. Su expresión era taciturna, en lugar del alegre y vivaz chico
de siempre.

“¿Vamos a ir por él?” Murmuré regresando la mirada a la estatua a


la distancia.

“No sé si sea prudente.” Suspiró ella. “Siento rastros de Cain en el


lugar, puede que todavía esté cerca si es así.”

“Hey… ¿qué es eso?” Dije cuando una nueva luz apareció cerca de
la estatua. Lentamente, y parecía que a duras penas, tomó la forma de
una niña, muy parecida a la estatua. “¡Es la princesa que nos guió!”

“Supongo que eso lo decide. ¡Vamos!” Instruyó Trish trotando sobre


por el pasto hasta llegar a donde la figura fantasmal nos esperaba.

“Emisarios… ¡Todo está mal…!” Nos informó apenas llegamos a


ella. “El mal ya ha llegado personalmente… a estas tierras… ¡Deben
apresurarse y escapar…!”

“¿El mal?” Ganesh murmuró antes de gruñir adolorido y sujetarse


la cabeza con las manos. “¡Gah…! ¿Quién… llama?”

“Madre está llamando… incluso ella nota la presencia de…” Su


figura se distorsionó y no nos dejó escuchar el nombre. “Usaré… lo que
queda… de mi energía… para crearles un enlace… llevará a… ¡salven
a…!”

Su forma se redujo a una esfera que luego se expandió a un vórtice


apenas lo suficientemente grande para que una persona pasara.
“Nos estamos quedando sin tiempo.” Murmuró Trish. “Mirasia no
reaccionó así incluso con la presencia de Cain en el castillo, así que algo
peor ha de estar pasando.” Entonces miró dudosamente el brillo antes
de extender la mano y aplastarlo con ella.

Cuatro alas de platino se formaron en sus espaldas, cada ala


parecía tan afilada como una cuchilla y tenía una runa azul grabada en
su superficie. Además, en sus manos apareció juego de guantes con las
puntas afiladas como garras, también con apariencia metaloide.

“Esto es…” Su voz parecía impresionada. “Alguien derrotó al grifo.


Creí que sería un aumento de brillo, pero es la metamorfosis del brillo
de una criatura.”

“¿Así que nosotros no obtenemos nada? Hurra…” Suspiré


sarcásticamente.

Trish apretó el puño, donde un tatuaje de grifo apareció rodeando


el diamante que tenía allí, casi como protegiéndolo. Sólo con eso, sus
alas recién adquiridas desaparecieron.

“Tenemos que darnos prisa, esto sólo puede significar malas


noticias.” Dijo tomando mi mano y la de Ganesh a la vez, hizo una
mueca con esto último, pero no parecía estarse quemando… mucho.
“Es la forma más segura de atravesar un portal…” Suspiró antes de
avanzar llevándonos con ella y saltando al pequeño portal.

Sentí como si mi cuerpo hubiera sido estirado y comprimido a la


vez, de alguna manera creo que entendía cómo se sentía la pasta hecha
en casa ahora…

Caímos en una especie de caverna, muy similar a las que


encontramos cuando caímos al subterráneo la primera vez.

“Así que…” Una voz se hizo escuchar a la distancia. “Ya escogieron


un bando.” Cynthia apareció de la sombras, se veía exactamente igual
que antes, con la piel hecha de cristal, el vestido oscuro con flores
hechas de joyas sobre él y la cola de éste parecía escarcha o diamantes
triturados. “La verdad, tenía esperanzas en ustedes… Pero ambos nos
quedamos sin tiempo. Que así sea…”

Un rugido atronador recorrió toda la sala, los cristales comenzaron


a vibrar con el sonido y parecían resonar e intensificarlo.

“Hasta nunca, Emisarios…” Ella extendió la mano hacia nosotros,


el suelo entero de la caverna se recubrió de mineral y casi nos convierte
a nosotros.
“Detente.” Gruñí llamando a mi maná interno. La capa de cristal
nos rodeó como si hubiera un campo de fuerza invisible a nuestro
alrededor.

“Calamity, ve y responde al llamado de madre, yo me ocuparé de


estos…” Cynthia dijo mirando a nosotros. Manifestándose del aire
mismo, como si repeliera toda luz, un dragón gigantesco se elevó a
espaldas de la princesa. Su piel era pálida y no parecía tener escamas,
sino que era completamente lisa. Sus cuernos eran trozos de cristal, así
como sus dientes y garras. Tenía un gran trozo de lo que parecía cuarzo
naciendo justo en el centro de su pecho, que parecía palpitar emanando
energía por todo el cuerpo del dragón.

La bestia rugió dejando escapar una especie de haz de energía lila


que desintegró un gran espacio circular de la caverna, entonces
desplegó las alas que tenía a su espalda y ascendió como una flecha por
el hueco que había creado. El vendaval que generó sólo pareció
afectarnos a nosotros, que volamos del lugar y caímos a una gruta
todavía más profunda, donde había soldados del reino corruptos hasta
donde se podía observar.

“¡Cynthia, espera…!” Ganesh gritó poniéndose de pie. “¡No


queremos luchar contra ti, ni siquiera queríamos venir aquí en primer
lugar”

“¡Sí, sólo queremos regresar a nuestro mundo!” Lo apoyé.

“Son Emisarios, éste es su mundo.” Dijo mirándome directamente.


Entonces volteó a ver a Ganesh, sus ojos parecían fríos y severos
cuando se posaron sobre la espada en la mano del chico. “Y tú, que
llevas esa espada, no deberías clamar por piedad de mi parte, cuando la
sangre de mi hermano todavía está fresca en tus manos…”

Ella alzó la mano hacia nosotros de nuevo y una lanza de cristal se


propulsó rompiendo la velocidad del sonido. No pude hacer nada, la
polvareda que se alzó por el impacto me hizo volar lejos de allí.

“¡Ganesh…!” Grité viendo el lugar donde había estado parada hace


un momento. “¿Por qué…? ¿¡Por qué nadie en esta tierra se atreve a
escucharnos por un momento…!?”

Mi furia se elevó y aparentemente el látigo sintió mis emociones


elevarse, porque los cristales que creían sobre él crecieron mientras el
cuerpo del mismo se alargaba.
Sin siquiera pensarlo, salió volando hacia la princesa, pero tres
caballeros saltaron para detener mi ataque utilizando sus cuerpos como
escudos.

“¡No interfieran…!” Grité haciendo un manotazo, sus cuerpo fueron


despedazados por mi arma mientras se lanzaba de nuevo hacia
Cynthia, que simplemente creó un escudo el cual mi látigo no pudo
atravesar.

“Yo me haré cargo de los caballeros, tú y Ganesh encárguense de la


princesa.” Trish de repente estaba a mi lado, cuando volteé en esa
dirección me di cuenta de que había estado luchando todo este tiempo,
había varios cuerpos de caballeros corruptos volviéndose polvo en el
suelo de la gruta.

“Pero Ganesh está…”

Una explosión de fuego verde y naranja sacudió el suelo e iluminó


brevemente la gruta. Ganesh estaba de pie sosteniendo su espadón,
todo el suelo a su alrededor vuelto negro por el fuego que lo envolvía y,
la lanza de cristal en su estómago parecía estarse convirtiendo en
carbón frente a nuestros ojos.

“No sé si estará de tu lado a no, así que no bajes la guardia…” Me


dijo antes de moverse como un destello de luz y regresar al ejército
masivo de caballeros que nos rodeaba.

“Arte de la Luz: Técnica de Espada – Florecer de Blazar Explosivo”


Murmuró su arte mientras una luz naranja la envolvía y desapareció de
la vista, entonces múltiples explosiones sacudieron la zona en varios
lugares del ejército mientras cuerpos volaban cortados, estaban al rojo
vivo por donde parecía haber pasado la espada.

“No bajes la guardia…” Una voz dijo a mi oído. Era Cynthia. Estuve
a punto de ser empalada, pero un destello naranja y verde se manifestó
a nuestro lado y Ganesh estaba allí, la espada descendiendo para cortar
a la princesa.

Todo el cuerpo de ella se volvió polvo diamantino flotando a


nuestro alrededor justo cuando la espada golpeó el lugar donde solía
estar. Ese sablazo liberó una onda expansiva de viento y fuego que se
llevó consigo a varios caballeros a la vez.

Dagas de cristal aparecieron desde el polvo a nuestro alrededor, se


precipitaron a velocidad sónica, pero mi látigo respondió rodeándonos
tanto a Ganesh como a mí flotando a la misma velocidad y haciendo
estallar las cuchillas en el aire.

“¿En serio creen que pueden derrotarme?” La voz de Cynthia hizo


eco en la caverna. “Soy la que mejor se adaptó a los dones que madre
nos regaló, ¡no pueden ganar!”

Ganesh gruñó cayendo de rodillas, se sujetaba la cabeza con su


mano libre, parecía estar sufriendo.

“¡Ganesh, reacciona!” Balanceé el látigo todavía más rápido.


¡Necesitaba protegernos a ambos! Las dagas aumentaban su velocidad y
aparecían en mayor cantidad también.

Mi látigo silbaba rondándonos mientras los cristales que trataban


de atacarnos estallaban en el aire mismo tan rápido como se formaban.
Sin embargo, eran demasiados incluso para mí.

Una daga impactó en el omoplato de Ganesh, que no pareció darse


cuenta. Él estaba jadeando mientras se sujetaba su cabeza con fuerza,
los ojos los tenía desenfocados y estaban cambiando intermitentemente
del verde al marrón, y de éste al naranja.

“¿Tienen alguna idea de a favor de quién están luchando?” La voz


de Cynthia vino hacia nosotros desde todas las direcciones. No podía
decir dónde estaba para atacarla directamente. “¿¡Tienen alguna idea de
la atrocidad que cometió el Rey para dar inicio a toda esta calamidad!?”

“¿¡Por qué debería escucharte!?” ¡Más rápido! ¡Tengo que ir más


rápido! Pensaba mientras inconsicentemente otro látigo nació de la
tierra y se unió al primero creando la jaula de zarzas que actuaban
como escudos para nosotros. El mundo parecía moverse un poco más
lento en respuesta a mis necesidades, casi como si mi cuerpo se
moviera más rápido de lo que éste podía adaptarse a mí. “¡Tu sólo nos
has atacado desde que nos encontramos contigo! ¡No tienes derecho a
juzgarnos!

Mi grito también convocó varios cristales que mandaron a volar


destrozados a los caballeros que habían escapado del campo de
ejecución de Trish. El maná fluía de mí haciendo a los cristales en los
látigos brillas intensamente.

“Antes de que nos movieran aquí, padre había estado realizando


unas investigaciones junto a su hijo, Lark, mi hermano, como
ayudante. Ambos estaban decididos a crear algo que la reina nunca
antes había visto: Un archeonte.” Cynthia apareció varios metros frente
a mí. Un dragón serpentino de cristal surgiendo a su espalda para luego
propulsarse hacia nosotros. “Lamentablemente, fallaron, y mi hermano
fue convertido en una criatura sin cuerpo que destruía todo lo que
estaba hecho de maná.” Dijo cuando su dragón impactó contra la
barricada que yo creé y ambos ataques estallaron en esquirlas que
enviaron trozos de cristal en todas las direcciones.

“¿¡La llama verde!?”

“Sí. Es una versión corrupta del maná que ustedes conocen.” Su


voz era calmada mientras explicaba, pero el rugido de Ganesh a mi lado
rompió el momento.

Él estaba sujetándose la cabeza mientras sus ojos dejaban salir


energía pura en un caleidoscopio de colores.

“Madre, desesperada por sanar a su hijo antes de que la tragedia


golpeara, decidió abrir la cámara sellada en el interior del castillo,
donde se decía que reposaba un poder prohibido que superaba todo lo
conocido.” Un brazo de cristal gigante nació del aire y lo usó para
atacarme, yo le respondí con uno propio. Los ataques impactaban
continuamente dejando una neblina en el aire que hacía difícil respirar.
“De allí se enteró de lo impensable: Sólo la sangre de aquel que lo creó
tendría el poder para sanarlo.”

“¿Así que la respuesta era matar al rey?” Jadeé cuando tuve que
saltar hacia un lado cuando estacas nacieron del suelo. Yo envié dagas
en su dirección entonces, pero ella las rechazó creando una pared de
vidrio. ¿Por qué nuestros poderes eran tan similares?

“Eso fue lo que él pensó dada la maldición que se desató sobre


todos.” Explicó. “Admito que nuestro comportamiento era más que
errático al principio, pero todavía éramos sus hijos. Debía tener fe en
nosotros.” Entonces su tono se llenó de rabia. “¿Y qué fue lo que hizo?
Mató despiadadamente a dos de mis hermanos.”

“¡Ustedes trataron de matarlo!”

“¡Nunca haríamos tal cosa!” Rugió cuando dos esquirlas de cristal


colosales chocaron para dejar el suelo lleno de vidrio y otros trozos de
más grandes del original. “Necesitábamos su sangre para sanar a Lark,
pero ahora es demasiado tarde para todos…” Su rostro fue hacia mi
amigo de rodillas, todavía siendo protegido por los látigos que creé.

Escuché un extraño susurro proveniente de él, Ganesh estaba


moviendo los labios, pero no podía entender nada de lo que salía de
ellos. También, me di cuenta de que los ojos de Ganesh estaban
completamente verdes otra vez…

“Arte de Fuego: Llamada del Purgatorio – Cremación de Almas en


Pena:…” Él alzó el ultraespadón luego de recitar esos extraños versos
que no podía descifrar y fuego rugió naciendo de su espada.

Llamaradas verdes volaron como si del aliento del dragón de antes


se tratase. Fueron girando y girando alrededor de la zona hasta crear
un domo de fuego verde que nos rodeaba por entero. A toda la gruta.

“Ganesh, ¿¡qué…!?”

“…Ejecución…”

Antes de que comenzara a bajar su espada, Trish estaba sobre mí


recitando Artes a su vez.

“Combinación de Artes – Capullo de Luz, Coraza de Estrellas y


Protección Divina de Quasar: Escudo Supremo de la Luz.”

Una luz nos rodeó antes de que la calidez llegara, se sentía como
un verano intenso en la playa sin utilizar protector solar. Y,
técnicamente, estábamos utilizando uno.

Poco a poco, el calor se fue reduciendo hasta no ser capaz de


sentirlo. Sin embargo, Trish no bajó su escudo.

“Te daré esta opción en este momento: Podemos huir ahora, tú y


yo, y adentrarnos en lo más profundo de los Estratos hasta dar con
algún portal.” Dijo mirando más allá de mí, como si pudiera ver lo que
pasaba más allá del escudo que nos rodeaba.

“¡No podemos dejar a Ganesh atrás! ¡Estamos bien, todavía


podemos…!” Dije alterada y ofendida en partes iguales.

“Ese no es Ganesh.” Dijo cortando mis palabras. “Escuché la


promesa que te hizo. Aquí, esa clase de cosas son ataduras. Pedir un
favor, dar las gracias, hacer una promesa. Te coloca en deuda con la
otra parte. Un lazo que no puede romperse por voluntad propia.”

“¿Por qué me dices esto ahora?”

“Sabes la respuesta…” Suspiró. “Si yo no venía a tu rescate,


estarías vuelta cenizas justo ahora. Quizás menos.”

“¡No sabes eso…!”

La bofetada llegó sacudiendo mi sistema.


“¡No seas ilusa! ¡Casi te mata! ¡Casi nos mata!” Gritó a mi cara.

No quería aceptarlo, pero parece que la realidad estaba


estableciéndose más rápido de lo que creía. Las lágrimas llegaron
entonces. Sollozos comenzaron a sacudir mis hombros mientras Trish
se paraba silenciosamente frente a mí.

“Creo que estará bien si nos despedimos al menos, tienes derecho


a eso…” Dijo bajando el escudo.

No quedaba nada.

Estuve tentada a pedirle a Trish que levantara el escudo de nuevo,


pero se veía agotada. La vista era, por sí sola, aterradora.

Si alguna vez me preguntaran cómo se vería el infierno,


probablemente esta sería mi respuesta: La gruta, que antes había
tenido cristales y retazos de antigua arquitectura aquí y allá se había
convertido en un páramo de lava verde y tierra cenicienta. Ningún
cuerpo había quedado a la vista.

Llamaradas salían debajo de la tierra y ascendían tomando formas


siniestras en la borrosa superficie gracias al calor en que se encontraba
el terreno. Parecían almas en pena gritando por ser arrasadas de esta
manera.

Una risa nos sacudió de nuestro aturdimiento.

Allí estaba Cynthia, o lo que quedaba de ella.

Sus piernas ahora eran muñones que se iban deshaciendo en


cenizas, sólo le quedaba uno de sus brazos y la mayor parte de su caja
torácica dejaba ver el interior de su cuerpo, que estaba ardiendo con
matices de verde a su vez.

“No espera…ba…este…desarr…ollo…” Su cara estaba torcida en


una mueca horrible, parecía una muñeca de cera derretida. “Sálvenlo…”
Tosió. Su cuerpo se comenzó a volver polvo más rápido. “Salven… a mi
herma… no… salven… Lark…”

Lo último de ella cayó hecho polvo.

Tragué saliva mirando alrededor.

Sólo de verlo allí, sentí que mi corazón se rompió en pedazos.


Ganesh estaba acuclillado en una pequeña zona no quemada,
tenía la cabeza recostada sobre sus rodillas y sus hombros subían y
bajaban erráticamente, parecía estar llorando.

El brazo con el espadón estaba colgando a un lado, todavía no


parecía ser capaz de soltarlo.

Miré a Trish, pero ella me esquivó la mirada. Parecía que estaba


completamente en mí qué era lo que iba a pasar.
Capítulo 11

“La corrupción…”

Ganesh

“¡Ganesh…!”

Alcé la mirada. Las lágrimas seguían corriendo por mi rostro.

Esta debía ser una ilusión por el calor, ¿verdad…?

Había borrado todo lo que me rodeaba y no había tenido ninguna


opción en ello. Pero allí estaban esas dos, saludando desde la distancia
como si mi cuerpo no se hubiera convertido en una bomba nuclear y
arrasado con un ejército entero… Y con dos de las personas que se
habían convertido rápidamente en una de las cosas más importantes
para mí: amigas.

Lancé una risa que incluso a mis oídos sonó rota.

Entonces regresé mi cabeza de regreso a su lugar, era muy pronto


para tener alucinaciones sobre ellas de todas formas.

Un sonido de vidrio rompiéndose llamó mi atención, entonces un


ligero picor molestó mi cabeza.

Miré hacia arriba y allí estaban ellas otra vez.

“¿Son… reales…?”

“Por supuesto que somos reales.” Morgan sonrió con compasión


hacia mí, pero parecía profundamente preocupada. Ambas estaban
paradas sobre un bloque cristal flotante. ¿Lo había hecho Morgan?
Además, ¿fue su látigo lo que tocó mi cabeza…?

“No… ¿no las maté…?”

“Casi lo haces.” Respondió lacónicamente Trish.

Mis esperanzas comenzaron a elevarse, ni siquiera mi


subconsciente podría colocar esa frialdad a una respuesta de Trish.

“¡Están... vi…!”

Un conjunto de aplausos secos y pausados nos interrumpió.


Mis ojos se ampliaron asustados cuando vi a Cain volando con sus
alas, pero tragué saliva cuando vi quién era el que producía el sonido.

“Un muy emotivo momento, realmente digno de estar en un


teatro…” Cristus enunció. Su voz parecía molesta, a diferencia de lo
complacida que se había escuchado la vez anterior que nos
encontramos. “Pero las cosas no están saliendo según mis planes, y eso
me pone de mal humor.”

“¡Cristus…!” La espada de Trish apareció en su mano y comenzó a


producir un leve zumbido, casi como si vibrara.

“Escuchen, pequeñas sabandijas. Mi plan está al borde de fracasar


gracias a que ese par de molestias comenzaron a recuperar…” Gruñó
lentamente, el suelo tembló por entero antes de que inhalara
profundamente para calmarse. “Pero nada de eso tiene que ver con
ustedes. Cambiemos de ambiente, ¿les parece?”

El mundo pareció moverse a la velocidad de la luz. Antes de que


nos diéramos cuentas los tres estábamos en la misma posición exacta
de cuando empezamos a hablar con Cristus, pero el lugar era
completamente diferente.

Este era el arroyo donde Morgan nos había llevado al subsuelo.

“Esto es mucho mejor… o algo así, sigue siendo el Vacío, después


de todo.” Suspiró Cristus como si no hubiera desgarrado el espacio-
tiempo hace un momento. “Pero cualquier cosa es mejor que ese viejo
pozo, tardaré semanas en sacar ese fétido olor ponzoñoso fuera de este
traje…”

Tragué saliva, por alguna razón mis manos habían comenzado a


temblar. Cain, que usualmente tenía una expresión fastidiada, se
encontraba completamente estoico. Casi parecía querer hacer la menor
expresión posible, ¿para no molestar a Cristus, tal vez?

“Bueno, renacuajos, es hora de que finalmente me sean útiles, no


los dejé tomar todo ese pequeño viaje por nada.” Cristus murmuró
sacando un reloj de bolsillo del bolsillo de su chaqueta. “Cain”

“Sire.” La voz del espadachín de negro sonó plana.

“Elimina al Emisario que me es inútil.”

“Como ordenes.”
Mi cuerpo se movió por su cuenta entonces, de la misma manera
que lo había hecho desde que aparentemente me había corrompido. La
espada en mi mano derecha voló para golpear en esa misma dirección a
un espacio de aire vacío, sin embargo…

“¿Pero qué…?” Los ojos de Cain estaban amplios mientras las


chispas saltaban al impactar las dos armas.

“Interesante…” Nuevamente, Cristus sonaba siniestramente


complacido. “Realmente interesante…”

“¡No vuelvas a tocar a Ganesh!” Rugió Morgan antes de que su


látigo se moviera más rápido de lo que lo había hecho nunca antes, pero
no pudo golpear al espadachín, que se desvaneció en el aire.

Cain en un momento estaba a su lado, pero era como si Morgan se


hubiera anticipado a ello y un cristal gigantesco surgió justo donde el
hombre de negro estaba parado.

“Ohhh…” Dijo Cristus con una sonrisa. “Realmente, hay potencial


aquí, Cain.”

“¿Órdenes?” Dijo él teniendo una pequeña batalla de espadas


contra Trish, pero no parecía estarse esforzando en lo absoluto. Quería
saltar y ayudar, pero mi cuerpo no me respondía.

¡Muévanse, piernas! Gruñí apenas logrando dar un pequeño paso


mientras Cain bailaba fácilmente entre los ataques combinados de Trish
y Morgan, que habían aumentado enormemente su velocidad desde la
última vez que las vi luchar.

Entonces Cristus habló de nuevo.

“Yo me encargo.”

Era como si el mundo entero se hubiera desgarrado a su antojo.

Un momento estaba de pie mirando a Trish y Morgan combatir, al


siguiente estaba clavado en la piedra que rodeaba el antiguo arroyo con
lanzas de luz dorada perforando mis manos y pies unidos.

Las chicas se paralizaron en su sitio, las armas cayeron de sus


manos y entonces colocaron los ojos en blanco antes de que su cuerpo
se desmoronara en arena.

“Bien, realmente tienen potencial, incluso casi reaccionan a mi


ataque.” En cada mano de Cristus, sujetada por el dedo índice y medio,
estaba una joya de tonalidad diferente. Una era un diamante que
parecía tener un arcoíris en su interior, la otra era un topacio con corte
de esmeralda.

Rugí lleno de ira cuando caí en cuenta de qué había pasado.

“¡REGRÉSAMELAS!”

Fuego salió de mi cuerpo y era como si un volcán hubiera estallado


por entero. La tierra se sacudió mientras rugía desde lo más profundo
de mí, grietas se abrieron de la tierra y magma salió propulsado hacia la
superficie.

En un momento, fue como si el mundo se hubiera desgarrado de


nuevo.

Ahora estaba en una cruz de piedra, atado por anillos de luz para
fijarme. Infinitas clavos me sujetaban a la roca perforando mis órganos.

“Realmente, es un pena que no se te pueda corromper…” Cristus


habló con una sonrisa, todo el daño que había hecho hace un momento
no estaba, era como si nunca hubiera pasado. “Aunque ahora hay algo
en ti, algo impuro…” Dijo analizándome detenidamente.

Intenté llamar de nuevo a esa explosión, pero no podía hacer al


fuego fluir por mis venas.

“Creo… que acabas de hacerme el hombre más feliz de esta tierra,


pequeño mocoso.” Sonrió genuinamente feliz luego de ver un momento
a mis ojos. Dio un par de golpesitos a mi mejilla entonces, casi como un
padre afectuoso mientras soltaba una risa complacida antes de
retirarse. Yo rugí lleno de ira, la espada en mi mano derecha no
reaccionaba siquiera.

Simplemente me dejé llevar por la ira mientras veía el trozo de


metal inútil. „¡Fuiste un incordio desde el momento en que puse mis
manos en ti, ¿y cuando más te necesito no haces nada?! ¡No jodas
conmigo!‟

Arrancando a la fuerza mi brazo de las sujeciones de piedra en mi


cuerpo, ignoré el dolor que moverme de esa manera me ocasionó y
arrojé la espada en dirección a Cristus. Voló en línea recta con la punta
apuntando al centro de su espalda.

“Mí, mí… pero que pequeño mocoso tan energético…”


Mi brazo cayó inerte mientras la espada flotaba en el aire a
centímetros de la espalda del hombre mayor. Cristus miró sobre su
hombro, los ojos eran de un dorado siniestro.

“Trata de sobrevivir para que me sigas entreteniendo, ¿sí?”

Alguna fuerza hizo volar la espada a velocidad supersónica, y


acabó clavada en el centro de mi pecho. La cruz de piedra se cayó a
pedazos mientras mi cuerpo impactaba contra la montaña y era clavado
allí hasta la empuñadura por el ultraespadón.

Fuego verde nació de la herida, comenzó a fluir por mi torrente


sanguíneo, impregnó cada célula de mi cuerpo.

“Los débiles me disgustan tanto…”

Alcé la mirada como pude ante las palabras.

Cain me miró de la misma manera que alguien observaría a un


insecto moribundo. Un portal se abrió a sus espaldas y Cristus estaba
atravesándolo.

“Convocaré una reunión de los 6…” Su voz llegó incluso cuando su


cuerpo ya no estaba. “Tengo un encargo especial para ti, Cain…”

El espadachín me miró una última vez, sus ojos violetas sólo


hicieron arder llamas de odio en mi interior, ¡él tenía la culpa de todo
esto!

“Regré…samelas…”

Me sacudí tratando de liberarme de mis ataduras, pero el fuego


verde me estaba quemado por dentro. Grité de furia y dolor hasta que
sentí que la garganta se me iba a desgarrar, mucho más cuando veía la
espalda de Cain en retirada.

“¡REGRÉSAMELAS!” La roca comenzaba a partirse bajo mi fuerza.


¡Podía lograrlo!

“La próxima vez que las veas, ya no serán las mismas...” Dijo
deteniéndose frente al portal. “Yo que tú me prepararía mentalmente
para ello.” Volteó sobre su hombro para mirarme una última vez, sus
ojos violetas brillando como amatistas. La espada en mi pecho
reaccionó a mis emociones, pequeñas ascuas se formaban sobre mi
cuerpo. “Claro, si es que todavía te queda voluntad de vivir después de
una derrotar tan aplastante…" Se escuchó su voz antes de que se
cerrara el portal.
Después de eso, no recuerdo bien qué pasó.

Sólo sentí que todo a mi alrededor simplemente desapareció.

“¿…la? ¿Holaaa…?” Había una voz insistente llamándome. ¿Era


esa Morgan. No, sonaba demasiado diferente y… Morgan ya no estaba
conmigo. Tampoco lo estaba Trish. “¿Hola? Joooo, ¿es que no vas a
despertar nunca?

Renuentemente abrí los ojos, me encontraba flotando en una


especie de infierno ardiente, ¿había muerto? ¿Este era mi castigo por no
poder salvar a mis amigas? Cerré los ojos otra vez resignándome a mi
destino.

“Eh, cerebro de alcornoque, despierta de una vez y deja de


desperdiciar nuestro maldito tiempo, imbécil.” Una voz diferente habló,
con más insultos de los que deberían ser legales en una oración. Hubo
un fuerte golpe en mi costado. “¡He dicho que despiertes, jodido inútil!”

Gruñí mientras abría los ojos otra vez.

El ambiente a mi alrededor fue aclarándose. Todavía parecía un


infierno, lleno de flamas naranjas y verdes ardiendo en una revuelta de
ambas. También, había otras dos personas allí… Dos personas que se
veían muy parecidas a mí. Prácticamente idénticas a mí.

Excepto que una lucía una piel negra cenicienta con glifos verdes
brillando venenosamente sobre todo su cuerpo casi desnudo, a
excepción de unos pantalones de caza negros iguales a los que yo
llevaba. También, su cabello se movía como si fuera humo negro
intenso, como la tinta. Y los ojos de esta persona eran verde tóxico, del
mismo color que las llamas que habían colaborado en arruinar mi vida.

“Sé que tienes un 99% menos neuronas que el resto de la gente


promedio, pero tienes que ponerte de pie y al menos intentar funcionar,
maldito idiota.” Su voz era igual que la mía, pero yo nunca hablaría así.
Su tono era rudo y despectivo, nunca pensé que escucharía algo así
salir de mi boca.

“Deja de meterte con él, el intruso aquí eres tú, Corrupto.” Dijo
otra voz haciéndome girar la cabeza en su dirección. Este chico tenía la
piel gris ceniza, con glifos naranjas brillando sobre toda la piel visible.
Sus ojos eran como ascuas de fuego naranja cuya tonalidad cambiaba
de la misma manera que bailaba una llama en el viento. Su cabello era
normal, en realidad teníamos en mismo corte y color: castaño oscuro y
ligeramente más largo arriba que a los lados.

“Bueno, estoy aquí para quedarme, Flamita, hazte la idea y deja de


joder con mi paciencia.” Gruñó el de verde cruzando los brazos y
girando los ojos. “Y por cierto, ese acto de „soy tan santo como para
juzgarte‟ es malditamente molesto, corta la mierda.”

Mis ojos comenzaron a ir de uno a otro mientras una discusión se


desarrollaba entre ambos.

“Creo que mi cabeza está rota…” Dije sentándome y sujetando la


extremidad mencionada.

“Oh, wow, noticias de última hora: se llama estupidez y vienes así


desde que naciste, imbécil.”

“Dioses, tan molesto…” Se quejó el de naranja sujetándose el


puente de la nariz con los dedos. “Ganesh, no hay nada de malo
contigo… Con este corrupto sí, pero no contigo.” Ante la actitud del de
naranja, las cejas del verde subieron hasta el nacimiento de su cabello
de humo.

“Oh, disculpa que seas una cosita molesta tan delicada, Flamita.
Ve a que te den por el…”

“¿Podrían dejar de discutir y comenzar a explicar por qué estoy


aquí? Y si no van a hacer eso, regresaré a dormir. No estoy
precisamente animado dado lo que pasó recientemente…” Dije
masajeándome las sienes.

“Bueno, larga historia corta: deberías patear fuera a esta Flamita


naranja y quedarte conmigo, soy mucho más genial…”

“Soy la manifestación espiritual de la Polilla de la Llama Fénix…”


Interrumpió el de naranja. “Soy un tipo de Emisario especial que no
puede perecer ni corromperse. La única manera de extinguirnos es que
la voluntad de nuestros portadores se apague, es decir, pierdan el deseo
de seguir existiendo.”

“¡No te atrevas a interrumpirme otra vez, tú, maldito infeliz…!”

“Como decía, normalmente sería imposible de corromper, pero este


Corrupto es una llama técnicamente recién nacida, un infante…” Eso
último lo dijo con intención mientras mirada al de verde. “Pero tiene
propiedades similares a nosotros, así que fue capaz de invadirnos.
Como un molesto parásito.”

“¿Pero cómo fue capaz de entrar en mí?” Pregunté mientras del de


verde saltaba sobre el de naranja y comenzaban a golpearse entre ellos.
Una pelea de puñetazos bastante ridícula si se tenía en cuenta cómo se
veían. “¿Y por qué Cristus se veía tan complacido de saber que estaba
en mí?”

“¡Eso probablemente sea porque fui capaz de entrar en ti incluso


con la protección de este inútil…!” Gruñó el de verde, que tenía el rostro
siendo empujado hacia atrás por la palma del de naranja, pero también
trataba de asfixiar a éste último con la mano libre.

“¿Así que… qué estaré atrapado aquí con ustedes por el resto de la
eternidad?” Suspiré.

“La verdad te llamé porque tu voluntad de vivir estaba


peligrosamente cerca de apagarse, y no sé qué sería de nosotros si eso
pasa mientras tenemos a este Corrupto con nosotros.” Explicó como
pudo el de naranja mientras giraban por el suelo tratando de ganar
dominio sobre el otro.

“En realidad estás cayendo en el abismo justo ahora, borraste


medio continente cuando trataste de obtener a la fuerza mi poder
incluso con el bloqueo de ese sujeto sobre nosotros.” Gruñó el de verde.

“¡Ok, basta!” Me metí entre ellos y los empujé como pude en


direcciones opuestas. Costó bastante, ya que teníamos el mismo tipo de
cuerpo y la misma fuerza base. “¿A qué te refieres con que borré medio
continente?” Gruñí a través de la palma del de verde que trataba de
quitarme del medio. El de naranja estaba aferrándose a mi hombro
mientras yo lo apartaba a él de la misma manera que este aparente
Corrupto trataba de apartarme a mí.

“Hiciste ka-boom mágico, tu maná se condensó en tu interior y


cuando pudiste liberarlo salió aproximadamente cien mil veces más
fuerte que un súper volcán, cerebro de pez.” Gruñó el de verde cuando
logré apartarlo por fin.

“Así que… ¿qué harás ahora?” Jadeó el naranja. “Estamos cayendo


en un abismo sin fondo, más específicamente estamos recorriendo el
espacio que hay entre el Vacío y la tierra de los demonios.”
“Bueno, lo primero sería colocarles nombres, me estoy cansando de
llamarlos „verde‟ y „naranja‟ en mi cabeza.” Suspiré. “¿Tienen alguno o
tengo que hacer los honores?”

“Él último nombre por el que fui adorado fue Agni, pero siempre
me gustó más Ignite.” Dijo el de naranja asintiendo.

“A mí simplemente llámame Blaze.” El de verde, Blaze, dijo eso


cruzando los brazos detrás de su cabeza mientras suspiraba
desinteresado.

“Bueno… ¿alguno tiene una idea de cómo salvar a mis amigas?”

Silencio absoluto.

“Veo que dos cabezas no funcionan mejor que una…” Dije


viéndolos de uno a otro.

“Hay…” De repente, Ignite parecía alerta.

“La Reina.” Gruñó Blaze tensando su cuerpo mientras bajaba los


brazos.

“¿Qué…?”

Repentinamente, fui sacado de ese espacio ardiente y mis ojos se


abrieron bruscamente en un espacio de negrura absoluta. Sentía que
estaba cayendo, pero gracias a la oscuridad perpetua apenas superada
por el tenue resplandor de la joya en mi brazo, no sentía que me movía
realmente.

“Finalmente nos conocemos en persona.”

Hilos lilas luminosos comenzaron a producirse del aire mismo y sin


nada que pudiera hacer se pegaron a mis extremidades y varias partes
de mi cuerpo. Llamé a mi fuego, que ardió sobre ellos, pero no parecían
verse afectados.

“No te molestes, tu llama todavía es demasiado débil.” Una voz


femenina dijo pacientemente desde algún lugar de la oscuridad. “¿Sabes
quién soy, muchacho?”

“La Reina Corrupta…” Gruñí tratando de liberarme a la fuerza.

“Más bien, la Reina de la Corrupción.” Una figura se manifestó


caminando delicadamente sobre un hilo. Era una mujer pálida, como si
nunca hubiera sido tocada por la luz del sol, sus pies estaban descalzos
y las uñas parecían tener esmalte negro.
A medida que se aproximaba, más rasgos se hacían visibles. Ella
estaba muy posiblemente desnuda, sólo cubría sus caderas con varios
hilos lilas que la rodeaban y caían simulando una falda.

Su torso estaba completamente desnudo, y tenía seis brazos


saliendo de él en lugar de dos. Parecía llevar guantes de cuero negro
sobre ellos, o habérselos manchado de tinta recientemente porque
brillaban incluso con la tenue luz que había en el lugar. Sus dedos eran
garras largas, delgadas y afiladas.

“¿Sabes por qué sigues vivo en mi presencia, muchacho?” La reina


se acercó, su largo cabello del mismo color de los hilos bloqueaba su
rostro. Rasgó mi pecho con su garra lentamente, me corroía la piel
como si fuera ácido y dejaba la herida negra, parecía carne
descompuesta por una enfermedad. “Vamos, tienes tres intentos para
adivinarlo…” Suspiró pasando el dedo en sentido contrario, la herida
desapareciendo.

“Porque crees que seremos útiles para ella…” La voz de Blaze resonó
en mi cabeza. “Dile eso.”

“¿Crees que seré útil… para ti?” Gruñí a través del dolor cuando
utilizó sus cinco dedos para acariciar letalmente mi abdomen.

“Tch, tch, tch… tan cerca, pero tan lejos…” Suspiró insertando un
dedo sobre mi pecho. No sentía que los cortes en mi estómago
estuvieran sanando.

“¡Idiota, te dije qué era lo que tenías que decir muy claramente!”
Blaze estalló en mi cabeza.

“Hazle… caso… al… Corrupto…” Jadeó la voz de Ignite. Parecía


bastante débil.

“¿Ignite? ¿Qué está pasando..?”

“¡Ella lo está matando obviamente, cerebro de maní podrido!” Gritó


Blaze respondiéndome. “La magia de la Reina es la magia del original,
no utiliza maná normal, por eso es capaz de destruir cosas que
normalmente el maná no podría…” Dijo lentamente, parecía estar
forzándose a calmar ante mis actos.

“¿Porque… de alguna manera… te seremos útiles…?”

La Reina detuvo en el acto todo movimiento, recordaba


anormalmente a un insecto preparándose para atrapar a una presa.
“¡SÍ…!” Incluso si no podía ver su rostro, la sonrisa se sentía en su
voz. “Tú y tus dos llamas me serán muy útiles, muchacho…”

“¿Y por qué te ayudaría…?” Gruñí con furia. Sentía esa neblina de
cuando sujetaba mi… ¿dónde estaba mi espada? Miré a los lados, pero
no encontré nada, ¿la había perdido?

“Porque quieres recuperar a tus amigas, ¿no?” Ella introdujo la


mano en mi estómago otra vez, la piel onduló como si de un cuerpo de
agua se tratase, pero no hubo dolor alguno. “Con esto, mis
conocimientos y tu poder innato, te convertiré en un guerrero
imparable…” Dijo sacando lentamente de mi estómago su mano,
sujetaba una empuñadura sorprendentemente familiar. El ultraespadón
que había obtenido tras derrotar al príncipe heredero salió de mi cuerpo
como si yo fuera su vaina y terminó en una de las manos de la reina.

“¿Pero qué…?”

“¿Qué me dices, muchacho? ¿Aceptas mi oferta?” Giró la espada en


su mano y la extendió hacia mí por la empuñadura. También me tendió
el brazo para dar un apretón que sellaría el trato.

“¿Ignite? ¿Blaze?”

“Está en ti la decisión, idiota de tercera.”

Ignite no parecía capaz de responder, ¿qué tan grave estaba?

“Yo…”

“¿No quieres recuperar a tus amigas…? ¿Tal vez vengarte de esos


Emisarios…?” Hilos bailaron frente a mí hasta tomar la forma de dos
muñecas idénticas a Trish y Morgan.

“…lo haré.”

Ese apretón de manos pareció dejar una mancha en mi alma para


siempre.
Epílogo

En algún lugar del Estrato de la Luz…

Cristus se sentó en su trono, sus copias de luz manifestándose


frente a él trayendo las noticias variadas. Tanto buenas como malas.
Cada una de ellas era un él en todo su poder, pero estaban hechas de
luz. Normalmente, crear copias así sería peligroso, podrían atacar al
original.

Sin embargo, cada una de ellas estaba hecha de luz.

Y él tenía un control absoluto sobre la luz. También sobre la


mayoría de las cosas que esta tocaba, pero eso variaba y dependía si en
realidad eran más débiles que él.

Eso se reducía al 97.9% de las criaturas de los Seis Estratos.

“Los dos confinados por Nyarla están actualmente en algún lugar


del Estrato del Viento.” Dijo una copia manifestándose frente a él.
“Después de que lograron derrotarla, parecen estar recuperando más
rápidamente de lo esperado sus…”

Con un barrido de sus dedos la boca de la copia desapareció y en


su lugar quedó un espacio de piel lisa.

“No te diré incompetente, porque eso sería insultarme a mí mismo.”


Suspiró el que estaba sentado en el trono cuando un portal se
manifestó en el camino que daba hacia él. Otra copia apareció, pero
ésta tenía a su fiel mascota con él, Cain.

La copia sin boca se inclinó antes de desaparecer en un destello de


luz.

“Sire.” Su campeón se posó sobre una rodilla bajando la cabeza.

“Informa.” Ordenó a su copia Cristus.

“Lo encontramos.” Sonrió ésta. La información llegó a la mente del


original como un recuerdo reciente y comenzó a sonreír. Años, milenios,
eones… de búsqueda finalmente traían frutos. La pieza faltante de su
rompecabezas. “Convoca a La Cátedra, nuestro objetivo está cerca…” Le
ordenó a Cain.

“Sire…” Aceptó levantándose.


“Una vez termines con eso, ve y busca a Cilan antes de que entre
en contacto con ellos.” Dijo a su campeón en retirada. “Elimínalo.
Asegúrate de que no quede nada de él para ser heredado.”

“Como ordene…” Fueron sus últimas palabras antes de


desaparecer en un destello borroso.

“En cuanto a ti. Ve y corrompe esas gemas, las necesito listas para
cuando los otros vayan a salir.”

“¿Los otros?”

“Ashclow, Shiva, Marduk…” Tres miembros de su ejército personal.


Además de su campeón, los miembros de la Cátedra solían tener otros
miembros de élite, casi tan fuertes como su guerrero representante. En
el caso de Cristus, estos eran las Arcanas.

“Sire…” Los tres aparecieron de un pentagrama en el suelo,


arrodillados con el cuello expuesto. Ashclow estaba sujeto por el
contrato de El Tonto, la del Guerrero Sin Número, un guerrero inmortal
experto en las ilusiones, trampas y engaños. Un bufón que se vestía
como uno.

Shiva era la Arcana contratada bajo la Emperatriz, la Guerrera


Número 3. La había usado en el pequeño show del castillo y el
secuestro, y quería venganza de la chiquilla. Cristus esperaba que eso
mejorara su rendimiento.

Marduk era el Guerrero Número 18, bajo el contrato de La Luna.


Su habilidad en la esgrima con su espada curva, muy similar a la de
Cain, casi igualaba a su campeón en un duelo limpio. Vestía ropas
sencillas y tradicionales del antiguo país del sol de donde provenía.

“Vayan y encuentren a los dos objetivos, tráiganlos vivos, puede


que no intactos, pero todavía reparables.” Dijo el hombre del trono
levantándose y pasando más allá de ellos, dispuesto a llegar a la sala de
conferencias. “Fallen…” Rió oscuramente. “Bueno, fallar no es una
opción para ustedes. Dejar de existir sería un dulce alivio si así fuera…”

“Como ordene, Lord de la Mano Izquierda.” Dijeron al unísono


antes de ser tragados por otro portal pentagrama.

Cristus no estaba precisamente apegado a ese título, era viejo y ya


casi nadie sabía qué significaba, pero le traía recuerdos de una mejor
época para los archeontes… de cuando todavía eran los dioses de este
universo.
“Cristus…” Dijo una voz femenina cuando entró a la sala de
conferencias. Era una habitación circular con una gran mesa redonda
donde, en las sillas dispuestas allí, se sentaban aparentemente los
hologramas de sus iguales de La Cátedra y, junto a estos de pie, sus
respectivos campeones. “¿Nos llamas y nos haces esperar? No esperaba
un movimiento con tan poca clase de tu parte…”

“Además, ¿sigues vigilando a los…?” Un ente masculino habló.

“No los convoqué para hablar de esa patética excusa de rebelión,


camaradas.” Cortó Cristus tomando su asiento, en este momento
estaba en demasiado buen humor para preocuparse por formalidades.
Incluso cuando cada holograma en esta sala tenía tanto poder como él,
justo ahora nada de ese importaba. “Lo encontré.” Sonrió juntando las
manos mientras colocaba los codos en la mesa. “Finalmente lo
encontré…”

“¿Te refieres a…?”

“¿El elemento que nos faltaba para poner en marcha nuestro


objetivo principal? Sí.” Esa última afirmación estaba llena de
sanguinaria anticipación. Estaba tan cerca, tan cerca.

“¿Qué haremos respecto al otro lado? ¿A quién enviaremos a la


tierra?”

“Por ahora, es el momento de poner en juego nuestra última ficha y


dejar que las piezas caigan en su lugar…” Rió oscuramente. “El fin de
este horrible ciclo está cerca…”

“Pronto…”

“…volveremos a ser dioses.”

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