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48 LAS MIL Y UNA NOCHES ik HISTORIA DE UN PESCADOR Erase un pescador muy pobre, que a duras penas ganaba para mantener a su esposa y a sus hijos. Un dia, después de haber echado initilmente las redes dos veces, noté que a la tercera sacaba una cosa tan pesada que, casi no la podia arrastrar a la orilla; mas fué gran- de su desilusidn al cerciorarse de que sdlo ha-. bfa pescado piedras y el esqueleto de un po- Ilino. Se dié primero a todos los diablos, mas no tardé en serenarse y, encomendandose a Dios, eché las redes por cuarta vez; al arras- trarlas a la playa observé que contenfan una copa de bronce cuidadosamente cerrada con un sello. Eché mano a su cuchillo y, después de algéin trabajo, logrd romper el sello y destapar la Escaneado con CamScanner HISTORIA DE UN PESCADOR 49 copa. La volvié boca abajo, pero nada salié de ella. Se puso a mirar atentamente al fondo de ella y entonces empezé a salir un humo cada vez mds denso que se elevé hasta las nubes, se extendié sobre el maz y sobre las montafias y formé un denso nubarrén. Apenas terminé de salir el humo, se apa- recié un Genio de colosal estatura. El pescador quedé horrorizado ante aquel monstruo. —Salomén, gran profeta de Dios—exclamdé el Genio—perdéname, cumpliré puntualmen- te tus érdenes sin volver a oponerme a tu vor luntad. —¢ Qué es lo qué decis?>—respondié el pes- cador—. Salomén hace ya mas de mil ocho- cientos afios que murid. —Hiablame con mis cortesfa o te arrancaré la existencia—repuso el Genio con tono ame- nazador. —Es decir, que en pago de haberos dado la libertad, me queréis matar. ; Vaya una recom- pensa! ; Pronto habéis olvidado el beneficio que os acabo de hacer ! —De todas maneras moriras a mis manos; a Escaneado con CamScanner . 50 la dnica gracia que te concedo es que clijas la clase de muerte que prefieres. —Pero, gen qué he podido ofenderos? —En nada, mas es forzoso que te trate asi, y pata que te convenzas te voy a contar mi historia, que es como sigue : Yo soy uno de los espfritus malignos que se rebelaron contra la voluntad de Dios, y por ello el gran profeta Salomén me mandé apri- sionar y conducir delante de su trono para que le jurase fidelidad ; como le respondi negati- vamente, Salomén me encerré dentro de esta copa de cobre cerrada y sellada por él mismo y me arrojé en las profundidades del mar. Du- rante el primer siglo de mi prisién juré hacer rico y feliz al hombre que me libertase ; pero ninguno vino en mi auxilio. En el segundo siglo juré dar a mi libertador todos los tesoros de la tierra; tampoco aparecié ninguno que ibertase. Al tercer siglo promet{ convertir al que me sacase de la copa ; y, vor ul- desesperado ya, al cuarto siglo juré ma- hombre que me devolviese la libertad y se a la luz del sol. © ese hombre has sido th, prepérate aan LAS MIL Y UNA NOCHES Escaneado con CamScanner HISTORIA DE UN PESCADOR 51 para morir y dime qué clase de muerte pre- fieres, El pobre pescador se lamenté amargamen- te de la injusticia y le hizo ver la orfandad en que dejaba a sus inocentes hijos ; pero el Ge- nio se mostré iracundo e irreductible. —Ya que no hay remedio para mi—dijo el desolado pescador—me someto a la voluntad de Dios; mas antes quisiera que me dijeses la verdad sobre una duda que tengo. —Pregunta lo que quieras y despacha pron- to—repuso el Genio. —Es verdad que estabas dentro de la copa? —Si estaba, lo juro. —Pues yo no puedo creer que en un sitio tan pequefio se encierre un cuerpo tan grande como el tuyo. No me convenzo si no lo veo. —Para que te convenzas lo vas a ver ahora mismo. El Genio volvié a trocar su cuerpo en humo y empezé a entrar poco a poco en la copa has- ta que no quedé nada fuera. —iMe crees ahora, incrédulo pescador?— exclamé el Genio. EI pescador, sin preocuparse de responder Escaneado con CamScanner 52 LAS MIL Y UNA NOCHES i mucho, cerré cuidadosamente la copa Peajusté bien el sello de Salomén. El Genio se enfurecié e hizo terribles esfuerzos por salir, mas se lo impedia el sello. Recurrié entonces a las siplicas y a las ofertas, jurando que cuanto habfa dicho antes era pura broma. El pescador no se ablandé por eso, y le replicé : —Maldito Genio, que pagas con la muerte el beneficio que se te hace, me guardaré mu- cho de dejarte salir. Ahora mismo voy a arro- jar la copa al mar y a decir a todos mis com- pafieros que no vuelvan a echar més aqui las redes y que si alguno, por casualidad te saca, que te vuelva a arrojar en seguida, Y mientras cierro bien para que no te escapes, voy a refe- tirte la historia del rey leproso y de su médico, Para que te sirva de ensefianza. Alla en Persia, en el estado de Zumén, ha- bia un rey cubierto de lepra. Los médicos ne pudieron curarle por muchos remedios que le aplicaron. Llegé entonces a la Corte un médica famosisimo, llamado Duban, que habia apren- dido cuanto sabfa en libros gtiegos, persas y turcos,“y que conoeia todas Ing cualidades de las drogas y de las plantas. Supo la enferme- dad del Rey y supo también, que habfa sido Escaneado con CamScanner HISTORIA DE UN PESCADOR 53 desahuciado por todos. Buscé medio de pre- sentarse ante él y le dijo: —Sefior, yo me comprometo a curaros, si me concedéis el honor de aceptar mis servi- clos, —Si me curdis—respondié el Rey—os col- maré de riquezas a vos y a todos vuestros descendientes. El médico se retiré a su casa, hizo un mazo de madera ¢on el mango hueco y perforado de una manera casi imperceptible y colocé alli la droga de que pensaba servirse. Fabricé ego una bola a su capricho, y al dia siguiente se presenté ante el Rey y le dijo que era preciso que montase a caballo y que fuese a jugar al mallo a la plaza publica. Obedecié el Rey y, cuando estuvo en el lugar designado para el juego, el médico le entregé el mazo, dicién- dole: —Seffor, empujad esta bola con el mazo hasta que a fuerza de hacer ejercicio sintdis la mano y el mango bafiados en sudor. La medi- cina que he colocado en el interior del mango penetrara por los poyos y os serviré de reme- dio. Volvéis inmediatamente a palacio, os Escaneado con CamScanner 54 LAS MIL Y UNA NOCHES dais un bafio y os acostais. a al amane. cer estaréis completamente Cae _ EI Rey cumplié al pie de la letra las indi- caciones del médico, y al dia siguiente se le. vant6 tan sano y limpio como si nunca hubie- se tenido lepra. Lleno de regocijo, comunicé a los cortesanos el triunfo del médico Duban, y todos maniféstaron un gozo indecible. Cuando el médico entré en el salén y fué a postrarse a los pies del Rey, éste le Ilené de elogios, le abrazé y le invité a sentarse a su real mesa, favor inusitado en aquel pais. Le did, ademas, dos mil cequies (el cequi valfa unas dos pese- tas), y desde entonces le hizo objeto de sus preferentes atenciones, Este Rey tenfa un Visir avaro, envidioso y de muy malvados sentimientos, que le dijo: —Sefior, para un soberano es peligroso con- fiar en un hombre cuya fidelidad no ha sido probada. Segtin mis informaciones estoy con- vencido de que Duban es un traidor que salié del corazén de Grecia y que ha venido aqui con el horrible designio de asesinaros. —No, no, Visir—respondié el Rey—ese hombre a quien calificéis de pérfido, es el mds vittuoso que existe en el mundo. Comprendo Escaneado con CamScanner HISTORIA DE UN PESCADOR 55 que su virtud excita vuestra envidia; pero no me inclinaréis en contra suya. —Sefior—replicé el infame Visir—, cuando se trata de asegurar la vida de un monarca la acusacién sola, la simple sospecha equivale ala certidumbre. Lo repito : Duban quiere ase- sinaros y no es la envidia lo que me hace advertiros el mal, sino el amor que os profeso. Es verdad que os ha curado, pero nada mas que en apariencia, y acaso con el tiempo sus remedios produzcan efectos mortales. Tanto insistié el Visir que el Rey, hombre de pocos alcances, llegé a creerle, por lo que le dijo: _—Me parece que tienes razén. Es muy po- sible que ese médico haya venido a quitarme la vida y lo conseguiré seguramente con el olor de una de sus drogas. EI Visir insistid en que era preciso librarse de tan terrible enemigo y que el medio mas rapido era cortarle la cabeza. El Rey convino en ello y mandé a uno de sus oficiales que fue- se en busca de Duban, el cual apenas recibié el aviso se apresuré a ir a palacio. ‘¢Sabes para qué te lamé?—le pregunté el Rey. Escaneado con CamScanner 56 LAS MIL Y UNA NOCHES —wNo, sefior, y espero que os sirvais decfr- melo. . . : —Pues te madé venir para quitarte la vida. —Sefior, ¢qué crimen o qué delito he come- tido? - —He sabido—replicé el monarca indignado —dque eres un espia y que atentas contra mi vida, y para evitarlo voy a arrancarte la tuya. Que tu alfanje me liberte inmediatamente de este pérfido—aiiadié dirigiéndose al verdugo. —Sefior — exclamé. el médico con voz su- plicante—prolongadme la vida, que Dios os prolongar4 la vuestra: no me hagéis morir porque Dios podra trataros del mismo modo. —Tengo necesidad absoluta de que perez- * cas para que no me mates de una manera tan ingeniosa y sutil como me curaste. EI médico, anégado en Ilanto, y en vista de la ineficacia de sus ruegos, se resigné a morir. Los cortesanos suplicaron al Rey que le per- donase, mas éste se mostré inflexible. E] ver- dugo vendé los ojos al reo, le até las manos y se dispuso a degollarlo. E] infeliz Duban, ya de rodillas, dirigié al Rey su iltima plegaria, diciéndole : —Ya que Vuestra Majestad no se digna re- Escaneado con CamScanner HISTORIA DE UN PESCADOR 57 vocar la horrible sentencia, ruego que me per mita ir a casa a dar el iltimo adiés a mi fami- lia y disponer de mis cosas ; entre ellas hay un libro precioso y entre las muchas curiosida- ' des que contiene la principal de ellas consiste en que cuando me hayan cortado la cabeza, si Vuestra Majestad se digna abrir el libro a la sexta hoja y leer al lado izquierdo el tercer renglén, mi cabeza responder a las pregun- tas que os dignéis hacerle. El Rey, deseando ver tal maravilla, permi- tid a Duban que fuese a su casa a ordenar sug negocios con la condicién de volver al dia si- guiente a una hora sefialada. La noticia no ' tardé en esparcirse por toda la ciudad, asi es gue todos los nobles acudieron a palacio con el fin de presenciar la rara y triste ceremonia. Duban comparecié a la hora convenida, con un gran libro en la mano, avanzé hasta las gra- das del trono y dijo al Rey: —Tomad este libro, y cuando mi cabeza esté separada del tronco, mandad que la pon- gan en una palangana. La sangre cesar de correr ; abrid entonces el libro, y la.cabeza‘res- ponderé a todas las preguntas que se le diri- Escaneado con CamScanner 58 LAS MIL Y UNA NOCHES. - jan. Mas permitidme, sefior, que en nombre de Dios os pida de nuevo clemencia. . —Tus ruegos son initiles — respondié el Rey—quiero que mueras, aunque no sea més que por el placer de oir hablar a tu cabeza. EI monarca tomé el libro de manos del mé- dico y ordené al verdugo que le cortase la ca- beza. El verdugo lo hizo tan bien, que la ca- beza cayé sobre la palangana y la sangre cesé al instante de correr, Entonces, con gran es- panto del Rey y de todos los allf presentes, la cabeza abrié los ojos y dijo: —Abra el libro Vuestra Majestad. Obedecié el Rey, y como quiera que todas hss hojas se hallaban algo pegadas a medida que las pasaba iba metiendo el dedo en la boca para pasarlas con mas facilidad. Llegé a la sexta y vid que estaba en blanco, como las precedentes. —Aqui no hay nada escrito—exclamé, —Pasad algunas hojas m4s—centinud la cabeza. EI Rey prosiguié en su tarea, llev4ndose el dedo a los labios con frecuencia, hasta que 1z0 su efecto el veneno de que estaba im- Pregnado el papel del libro y cayé a los pies Escaneado con CamScanner Escaneado con CamScanner HISTORIA DE UN PESCADOR © 59 del trono presa de horribles convulsiones. En- tonces la cabeza de Duban dijo con temeroso acento: —j Tirano! esa es la muerte reservada a los reyes que, abusando de su autoridad, sacrifi- can a los inocentes. Tarde o temprano Dios castiga sus iniquidades. Dichas estas palabras, la cabeza perdié el resto de vida que ‘le quedaba, y el Rey exhald el ultimo suspiro. Asi murieron el rey griego y el médico Du- ban—continué el pescador dirigiéndose al Ge- nio que estaba dentro de la copa desespera- do—. Si el Rey hubiera perdonado la vida al médico también él la hubiera conservado. Lo mismo sucede contigo, joh Genio! Si té te hubieses compadecido de mi, tendria yo aho- ra ldstima de ti; pero quisiste matarme y yo ahora me voy a vengar arrojdndote de nuevo entre las ondas a fin de que permanezcas en esta prisién por los ‘siglos de los siglos. —Amigo—suplicé el Genio con voz dolo- rida—, no me trates con tanta crueldad. Es mas noble deshechar toda idea de venganza y pagar bien por mal. Te juro que si me sacas Escaneado con CamScanner 60 LAS MIL Y UNA NOCHES de aqui, haré todo cuanto me ordenes apenas me vea libre de esta estrecha cArcel. —No me mereces confianza alguna. Al mar, al mar, alld te voy a tirar para que no vuelvas a salir. : —Por iltima vez—grité el Genio con voz desgarradora y compungida—, por filtima vez te lo suplico, y no sédlo te juro no hacerte dafio alguno, sino que te ensefiaré un medio infa- lible para que seas inmensamente rico. La dorada esperanza de salir de tanta mi- seria y pobreza como venfa sufriendo el pes- cador, le hizo ablandarse al fin y compadecer- se del Genio. Levanté el sello de Salomén, destapé la copa y dejé salir al Genio, el cual apenas se vié libre dié un puntapié a la copa que marché rodando hasta el mar. El pescador volvié a temblar de pies a cabeza creyendo que el Ge- nio le iba a jugar alguna de las suyas ; pero éste le tranquilizé con una sonrisa y le man- dé que tomase las redes'y le siguiera, lo que el pescador hizo, aunque con cierta descon- fianza. El Genio le condujo a un estanque encanta- do donde el pescador eché la red y sacé cua- Escaneado con CamScanner SHSTORIA DE UN PESCADOR 61 tro peces, uno blanco, otro encarnado, otro amarillo y otro azul, que Hevados a palacio sorprendieron al Sultdén, por lo que él mismo fué a ver el estanque, y comprendiendo que estaba encantado logrd desencantarlo por me- dio de una famosa hechicera que devolvié los peces a su primitivo estado de hombres. El pescador y su familia fueron largamen- te recompensados y vivieron felices durante el resto de su existencia, 4 Escaneado con CamScanner

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