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Pues todo ha cambiado en cuestión de tres meses, y lo cierto es, que a partir de la pandemia
que estamos viviendo, deberemos de entender que no solo la práctica jurídica, sino también el
hacer negocios en nuestro país deberá de contar con nuevas prácticas, y que las empresas que
venden productos y servicios deberán de implementar en sus organizaciones.
Pero, para conceptualizar creo prudente empezar por una pregunta básica, y es: ¿Qué es la
sociedad de la información?
Al respecto existen varias maneras de conceptualizarlo, pero en este artículo me referiré a dos
normas en las cuales se conceptualiza:
Los servicios de la sociedad de la información entonces constituyen entre otros, todos aquellos
servicios prestados:
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El comercio electrónico entonces, se convierte poco a poco no en algo sofisticado ni de uso de
empresas que innovan, sino que será una herramienta sensible y necesaria en el “doing business”
de las empresas salvadoreñas que ahora tendrán la oportunidad de abrirse al mundo por medio
de las plataformas que servirán de intermediarios para conectarlos local o globalmente.
De acuerdo con datos publicados por CONAMYPE, las MYPES generan un poco más de 850,000
empleos en el país, esto último equivale a un aporte del casi 35% del PIB, entonces el potencial
de crecimiento de los emprendimientos de este tipo al ejecutar correctamente el e-commerce
en realidad se vuelve importantísimo para salir de la crisis generada por la pandemia. El contar
con herramientas tecnológicas al alcance y con la alta capacidad de programadores que ya se
encuentran en el país, puede llegar a ser en nuestra opinión la diferencia entre sobrevivir y no
hacerlo en la nueva normalidad económica post covid-19.
Ahora bien, el hacer negocios bajo estos modelos no puede ser una práctica libre y el Estado por
medio de su potestad normativa, debe de “marcar” los límites bajo los que las empresas (pymes
y grandes) van a realizar sus actividades, lo cual a su vez dará confianza a los consumidores finales
ya sea en relación B2B o B2C, todo en un momento puntual en donde las redes sociales se han
convertido en un referente a tener en cuenta sobretodo en factores reputacionales de las
empresas.
A nivel nacional, la actividad normativa (ya establecida y la que está en discusión) contrario a lo
que podamos pensar es robusta y en nuestra opinión contiene una base sobre la cual tanto
empresas como consumidores pueden tener la confianza para realizar este tipo de negocios, la
misma debe de ir evolucionando y leyes como la de protección de datos personales y de servicios
de la sociedad de la información se convertirán en un catalizador que terminará por sustentar las
bases para tener un sistema de defensa de derechos de consumidores y empresarios (no
importando sean emprendedores, pequeños, medianos o grandes ya establecidos).
Como hemos dicho antes, existen un sin número de prácticas que se pueden implementar para
cada caso que al final al no estar reguladas actualmente, son y deberán de ser políticas de
autorregulación que permitirán al empresario cumplir con estándares internacionales lo que
tendrá como consecuencia la buena reputación de su emprendimiento o negocio digital.