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Abstracto Pagina, 50-51-52

La visión dada hacia el sentido de la ciudad se convierte en una experiencia más de la conexión del
cuerpo con ella misma, del tacto inconsciente, en la que tu visual puede determinar varios factores
físicos que lo rodean, la dureza, la textura, el peso y la temperatura. Cada percepción del espacio
va arraigada a la visual y a la relación háptica que se tenga, sin embargo, para pallasma esta
percepción va mucho más allá de simplemente ver o tocar, se convierte en un conjunto de
sensaciones directamente con el cuerpo, conexión que se trae con todos los sentidos del cuerpo y
la ciudad, se trata de apoderarse del espacio de esa “estructura única de la cosa”. Steen Eiler
relata en su libro “La experiencia de la arquitectura” lo significativo de escuchar la arquitectura,
que me determinan la resonancia del espacio propio, de su escala que me crea a mí una sensación
espacial inmediata por el eco de sus límites, espacios abiertos o cerrados que nos generan
sensaciones según sean percibidas por el espectador. De la misma manera el olfato, que nos
muestra señales de lo que hay, de lo que paso y de lo que esta sucediendo. Sentir cada espacio se
convierte en un conglomerado de sensaciones en las que participa todo su cuerpo en una
conexión con la ciudad, una ciudad que se convierte en la forma artística del collage en un
montaje de impresiones que refleja la discontinuidad y la nostalgia que dejan las huellas del
tiempo.

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