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3/08/2019 Ingrid Alondra Blanco López

Derrame de petróleo del Deepwater Horizon

El 20 de abril de 2010, la plataforma petrolera Deepwater Horizon, localizada a 70km al


sureste del delta del rio Mississippi, en el corazón del Golfo de México, que perforaba el
pozo “Macondo” explotó, ocasionando la muerte de 11 personas y, posteriormente, se
hundió, derramando unos 4,9 millones de barriles de petróleo (210 millones de galones
estadounidenses; 780 millones de litros) en las aguas del golfo de México.

El fuego en el interior de la plataforma Deepwater Horizon comenzó a las 9:56 p.m. del 20
de abril. Se encontraban a bordo 126 tripulantes: 7 empleados de BP, 79 de Transocean, y
empleados de otras compañías; entre ellas Anadarko, Halliburton, y MI-Swaco. Los
empleados de Transocean reportaron que la iluminación eléctrica parpadeó, seguida de
dos fuertes vibraciones. El encargado del radio operador declaró "en la segunda patada,
sabíamos que algo estaba mal”. Después de la explosión, un sobreviviente mencionó que
se había acumulado una presión anormal dentro del elevador marino, y a medida que
subía "se expandió rápidamente e hizo ignición". De acuerdo con una investigación interna
BP del pozo y se disparó hacia la columna de perforación, expandiéndose rápidamente a
medida que reventaba varios sellos y barreras antes de explotar. La explosión fue seguida
por un incendio que envolvió la plataforma. Después de quemarse por más de un día, la
Deepwater Horizon se hundió.

Hubo varios intentos de sellar el escape del pozo que producía el derrame fracasaron
-campana de hierro e inyección de lodo pesado y cemento-, el último, mediante inyección
de lodo y cemento o top kill, el 27 de mayo de. El 13 de julio de 2010, British Petroleum
colocó una nueva campana con la pretensión de acabar con la fuga incontrolada, cerrando
las válvulas progresivamente, para detener el escape, pero se necesitaba canalizar el
petróleo a barcos en la superficie. Vertido de petróleo en el golfo de México.

El 15 de julio de 2010, British Petroleum asegura que, aunque la nueva campana tuvo
éxito, eso no significa que la fuga se vaya a detener de manera definitiva. El derrame se
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detuvo, pero el impacto apenas comenzó. Treinta días después de la explosión, los vientos
y las corrientes que mueven nuestros océanos arrastraron hacia las salinas y costas de
Luisiana, Mississippi, Texas, Alabama y Florida el crudo que estaba en mar abierto,
cubriendo más de 1600 kilómetros de costa. Una región que produce el 80% de las ostras
de Estados Unidos, el 69% de los camarones, y el 26% del cangrejo azul de repente se
encontró inundada por petróleo crudo. La pesca se cerró, el turismo y la recreación se
detuvieron, y la gente se preguntaba desesperadamente

Todos aquellos cuyo sustento dependía de un ecosistema marino sano en el Golfo, en


particular las industrias de la pesca y el turismo como la pesca deportiva, excursiones, y
restaurantes de mariscos, quedaron sujetos a una pérdida económica completa. Muchos
vendieron o perdieron sus negocios, y todavía no han visto ningún reembolso por parte de
la empresa petrolera, BP, que operaba la plataforma durante el derrame. Contrariamente
a lo que BP dice en su publicidad - que el Golfo ha vuelto a los niveles de vida anterior y no
ha habido influencias por el derrame – los residentes continúan encontrando cinco años
después bolas de alquitrán en las playas, aceite enterrado en sedimentos, y la disminución
de la fauna. Sólo en Luisiana, dos y medio millones de litros de crudo fueron retirados de
las playas y costas en 2013, el doble de la cantidad que se captó en 2012. El petróleo sigue
estando, sin duda, en el Golfo. Después de la explosión en 2010, comenzaron de
inmediato las operaciones tratando de contener y eliminar sistemáticamente el petróleo,
utilizando métodos como acorralarlo y luego realizando quemaduras "controladas", lo que
provocó incidentalmente la muerte de un estimado de 400 tortugas marinas en peligro de
extinción en el Golfo, que quedaron atrapadas en los corrales y fueron incapaces de
escapar. Un informe federal determinó en 2010 que el 25% de petróleo fue removido por
la quema y de métodos de arrastre, mientras que el restante 75% continuó persistiendo
en el medio ambiente.

¿A dónde se fue el resto del crudo? Mientras que una parte se evaporó o degradó
naturalmente, los investigadores han descubierto recientemente capas masivas de
alquitrán a lo largo del fondo marino. Con el petróleo y dispersantes acumulados después
del derrame, interactuando con el fitoplancton y otros organismos, esto hizo que se
agruparan y hundieran hasta el fondo del mar. Ahora, se estima que una capa de alquitrán
de 12 mil toneladas se encuentra en el fondo del mar frente a la costa de Luisiana. El
alquitrán ha impactado los corales de aguas profundas y otras especies que habitan en el
fondo y continuará en las profundidades del océano frío, mezclándose con la columna de
agua durante las condiciones climáticas intensas o alta actividad de las olas.

En los años siguientes al derrame, se estima que 170.000 personas trabajaron en alguna
capacidad para limpiar las costas contaminadas. Los informes médicos más comunes de
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los trabajadores eran dolores de cabeza, dificultad para respirar, erupciones cutáneas y
tos crónica. Un estudio reciente publicado en el American Journal of Medicine encontró
que las personas que trabajaron en el derrame tenían perfiles sanguíneos
significativamente alterados que los ponen en un mayor riesgo de desarrollar cáncer de
hígado, leucemia y otros trastornos. Dado que no se llevó a cabo la investigación en estos
pacientes antes del derrame, esta información no puede decir de manera concluyente que
el derrame de petróleo es el culpable. Sin embargo, BP y otras agencias pusieron en riesgo
a los trabajadores de la limpieza. Aunque se les aconsejó que usaran zapatos de goma,
guantes resistentes al crudo y llevar equipo para evitar respirar gases tóxicos, muchos
todavía desarrollaron problemas de salud.

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