debemos esperar. Si partimos de que el hombre antropológicamente no es más que un animal, podríamos tratarlo éticamente como hacemos con ellos. Toda la historia está plagada de abundantes ejemplos del mal trato que se ha dado al hombre precisamente por no tener claro lo que éste es.
Nadie cuestionaba en la práctica el papel que la ética normativa debía desempeñar en la
investigación antropológica: los antropólogos necesitan orientarse moralmente en su investigación, en las relaciones con sus informantes y con otros antropólogos. Los antropólogos son ciudadanos de una comunidad y deben someterse a sus reglamentos morales.