Como consultora percibo un creciente interés por el trabajo
en equipo y, en particular, por la formación de equipos de alto desempeño. En muchas ocasiones, esta necesidad se presenta en organizaciones que han estado acostumbradas a trabajar de manera segmentada, donde todas las áreas quieren tener el poder. Una gestión así carece de visión, favorece el trabajo en silos, cancela las posibilidades de interconexión, propicia el favoritismo; en ella, los conflictos son recurrentes, necesarios para mantener con vida el propósito de la organización y con frecuencia son altamente ineficientes. Por otro lado, las organizaciones que han aprendido a trabajar por procesos argumentan que tienen dificultad para generar la sinergia requerida y lograr que sus equipos trabajen con alto desempeño. Y esto ocurre porque la prioridad la tiene el proceso y no el sistema. Por eso, en esta ocasión revisaremos el tema de los equipos de alto desempeño, desde una visión integral de lo que acontece en su dinámica de trabajo, en relación con su nivel de madurez. Para profundizar en ello, es necesario describir el siguiente modelo generado por Katia del Rivero, una de las más reconocidas profesionales a nivel mundial por sus aportes al trabajo sistémico. La dinámica del alto desempeño Como es posible observar en el recuadro de imagen, se trata de la representación gráfica de un proceso y en ningún momento se debe considerar como un modelo lineal. Cada etapa genera sus propias actividades y produce un valor específico antes de pasar a su siguiente fase. Etapa 1. Integración: En la etapa inicial todo equipo requiere adquirir pertenencia y la manera de lograrlo es a través del vínculo. Para generarlo, el equipo deberá vivir, en mayor o menor medida, cada una de las 3 etapas restantes de este modelo; el tiempo que se requiera para lograr esta unión dependerá, únicamente, de la forma en que los integrantes de este sistema vayan resolviendo cada una de las situaciones. Etapa 2. Conflicto: Muchas organizaciones le temen al conflicto y, en este sentido, hacen lo posible por escapar de él o evitarlo. Desde el punto de vista sistémico, esta etapa es requisito indispensable para que un equipo pueda alcanzar el alto desempeño. El conflicto muestra la ausencia de claridad; para alcanzarla, se requiere de orden, de tal manera que permita la definición de los elementos que el equipo necesita para pasar a la siguiente etapa. Etapa 3. Productividad: La productividad aparece cuando hay balance. Es decir, si los integrantes del equipo favorecen suficientemente los intercambios entre tomar y dar al servicio del sistema o de la organización que lo permitió, entonces el equipo estará en condiciones de producir. Por ejemplo, si un miembro del equipo percibe que algún elemento del sistema se beneficia a costa de otro o del mismo equipo, con frecuencia aparece el fenómeno conocido como “compensación”; un recurso que tiene el propio sistema para encontrar balance. Etapa 4. Alto Desempeño: El equipo fluye de manera adecuada: ya no hay nada que lo detenga o límite para ser altamente productivo y pueda florecer. Los elementos del equipo han madurado, están fuertemente cohesionados y se dan permiso para disfrutar el éxito del equipo. Por amor a lo logrado, el quipo hará todo lo que sea necesario para mantener vivo este logro, al menos hasta que el precio que haya que pagar por mantenerlo con vida no sea más alto que sus beneficios; si no fuera así, el sistema requerirá de un ajuste o una nueva compensación para seguir sobreviviendo o desaparecer. ¿Cuál es el nivel de madurez de tus equipos y de tu propia organización? ¿Están sobreviviendo, gozando de salud o disfrutando del éxito?