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El último aliento

Cuando su madre le dio el rotundo -¡NO!-, Miguel, o como sus amigos le decían, el Migue,
sabía que tenía que escaparse de casa, nunca lo había hecho, pero dadas las circunstancias,
prácticamente su madre lo había obligado.

Era su cumpleaños número quince, una celebración para recordar, no desayunó por los
nervios, sus amigos o como él les decía, sus cuates, habían preparado una fiesta digna para
él. Fue a la habitación contigua a la sala que compartía con sus cuatro hermanos y
hermanas, su madre estaba en la cocina preparando el desayuno, desde ahí podía oír su
estruendosa risa, una tv muy antigua sonando y a la vieja chismosa de su vecina, que seguro
le había contado a su mamá el merequetengue de celebración que le habían armado sus
cuates, seguro que por esa razón su madre se había negado en absoluto que fuera, pero eso
solo logró incentivar las ganas de asistir a aquella juerga, Caricatura, quien era hijo de la
vecina chismosa, había sido el organizador, le dijo un día antes –Mira, Migue, esta fiesta te
va a ser más hombrecito, si faltas eres un maricón, ya tú sabes- claro que él no podía
permitir que nadie se burlara de él, y menos cuando después de un año y medio de haber
llegado a aquel lugarucho, por fin estaba haciendo amigos.

Tenía todo preparado, iría con la única camisa buena que tenía, las demás ya le venían
chicas y había tenido que heredárselas a sus hermanos, su mamá entró en la habitación con
un cigarrillo en la boca, destilando pequeños hilos de humo, le dijo que fuera a comprar un
poco de pan, interrumpiendo sus pensamientos, Migue se levantó del colchón que yacía en
el suelo, se dirigió en la cocina donde estaba una bolsa vieja y apestosa de su madre, sacó
un cigarrillo y unas monedas, cuando ella lo vio ferozmente se acercó a él y con sobresalto
le dio un golpe en la cabeza –no seas tarado ¿y el dinero que ganaste ayer del lavado de
coches- le dijo con malhumor, no supo que decir, no le quería contar que había comprado
quien sabe qué para la fiesta, pues Caricatura le había pedido dinero, -lo gasté en libros-
contestó él solo por decir algo, -además de tarado, pendejo ¿crees que no me sé que desde
hace días andas faltando a clase?, por eso mismo te mandé con don Pepe a que lo ayudes en
su lavadero, mentecato este- masculló antes de volver a pegarle en la cabeza e inhalar de su
cigarrillo nuevamente, a lo lejos oyó la risita de la vecina que se burlaba de él, se llenó de
rabia y se dirigió a la salida, casi en el umbral su madre le gritó -Devuélveme el cigarrillo,
además de bueno para nada, ladrón y quien sabe que otras mañas de tu padre agarraste…-
ya no siguió escuchando porque se lanzó a correr del coraje que tenía.

Al llegar a la avenida, se percató que seguía sujetando el cigarrillo, así que se acercó a un
viejo que estaba en una banqueta, quien le prestó un encendedor y prendió el cigarro,
camino unos metros más y escuchó una voz que le gritó –Mira quién viene ahí, sino es
nadie más que el Migue – giró la cabeza, y vio a su grupo de amigos en una banca, se
acercó a ellos, se saludaron con la mano, entre risas y aullidos, dio un último bocanazo de
aire del cigarro, lo tiró al piso y lo aplastó.

Estuvo toda la mañana y gran parte de la tarde perdiendo el tiempo con sus amigos, mal
hablando de sus padres y sus hermanos, dirigiéndose groseramente a algunas chicas y
compartiendo más cigarros. Finalmente, le gruñía la panza de hambre y sed, sus labios y
aliento estaban secos, todos partían a sus casas así que él también cedió, el coraje se le
había pasado y camino hasta su casa. Al llegar su madre no estaba, entró en la habitación y
ahí estaban sus tres hermanos, el cuarto de seguro estaba trabajando; él estaba agotado, se
tiró junto a la colcha donde su hermana sostenía un vaso de agua y jugaba con unas
hormigas, y se quedó dormido. Cuando despertó estaba lo suficientemente animado, fue a
la cocina, su madre estaba en el sillón rojo y lleno de pequeños agujeros, lo miraba con
desdén, ignoró sus miradas y buscó los restos de comida, masticó apenas algo y entró de
nuevo en la habitación.

Se hecho una ducha con el agua de una cubeta, se puso la camisa toda arrugada y utilizó
unos tenis que su hermano se había comprado, esperó ansioso, sabía que la experiencia que
estaba a punto de vivir sería inolvidable.

Unos minutos después, en una carcacha llegó Caricatura con Jhonny, tocaron varias veces
el claxon, mientras Migue intentaba tomar dinero de la bolsa de su madre, cuando por fin
pudo tomarla mientras ella injuriaba por el molesto sonido del claxon, solo encontró restos
de cigarro, así que mejor se apresuró a salir, su madre lo miró y le dijo con voz como de
quien acaba de despertar de una pesadilla –cuidado, Miguel, no te conviertas en él- él la
miró, casi le echa una sonrisa cuando ella alcanzó decir –me sales con una pendejada y te
saco de la casa, no necesito más estorbos- así que él solo frunció el ceño y azotó la puerta.
En el camino, en el auto que Caricatura había robado a su padrastro, venían escuchando las
canciones de moda “Robert's got a quick hand. He'll look around the room, he won't tell
you his plan. He's got a rolled cigarette”, no sabían inglés, pero hay iban tarareando como
mensos como si supieran.

Llegaron a una calle cerrada que daba directo con un terreno baldío, al lado vivía Jhonny,
ahí instalaron las provisiones de cervezas, aguardiente, cigarros y hielo. Comenzó a llegar
mucha gente que Migue no conocía, chicos más grandes que él, la música sonaba
estruendosa, algunos comenzaron de lleno a bailar, Migue tomo unas cervezas y fumó unos
cigarros con unos chicos que le comentaban acerca de una maestra que era muy idiota y
como se habían escapado para ir al puerto, todos reían a carcajadas.

Después de algunas horas alguien vociferó que hacía falta diversión, así que comenzaron
con unos juegos de besos y Caricatura dijo que iba por el premio mayor, así que sacó una
bolsita de cocaína y dijo que el Migue tenía que probarlo, ya que, era su cumpleaños y no
podía rajarse. Intentó disimular que no sabía cómo hacerlo, así que logró escaparse para ir
al baño y escribir en google: “komo se conzume la coca”, alcanzó a leer un poco y con lo
que entendió salió del baño. Todos lo miraban y comenzaron a gritar al unísono -Migue,
Migue, Migue- él se acercó a la mesa donde una línea de coca se instalaba, inhalo, aunque
no con mucho éxito porque se había acercado demasiado y la cara le quedó blancuzca,
todos gritaron y también se acercaron a la mesa, él sonreía triunfante, creyendo que había
logrado un gran éxito en su vida.

Comenzó a bailar, su corazón latía muy fuerte, sentía mucha adrenalina, demasiada para
vencer su pena y acercarse a Sofi; quien le gustaba desde la primaria, ella le sonrió y
comenzaron a charlar, nada interesante, él intentaba impresionarla diciéndole que ya
ganaba su propio dinero y se estaba empezando a ejercitar, ella sonreía como boba, se
separaron unas horas porque Migue era jalado de un lado para otro, cuando volvió a ver a
Sofi, estaba en la banqueta, medio tirada, entre sonriendo y llorando, le preguntó cómo
estaba y solo escuchaba balbususeos, se quedó con ella un rato, la abrazó y le dio un beso
en la frente. En ese momento se acercó Jhonny a ellos y hacía señas que Migue no
alcanzaba a entender, puso los ojos en blanco y se sentó del otro lado de Sofi, sonrió y le
tocó las piernas, ella mascullaba quien sabe qué y sonreía, él siguió tocándole las piernas y
Migue se debatía entre la rabia y el miedo. Así que empujó las manos de Jhonny y dijo –yo
la vi primero- cual juguete se tratara, comenzaron a jalonearla de un lado a otro, enfurecido,
Jhonny gritó a todos que Sofi y Migue se besarían, de nuevo la bulla y él la comenzó a
besar, la fiesta gritó y aulló, luego todos continuaron en lo que estaban, él miró a la fiesta,
se percató que algunos yacían en el piso, con charcos de vomito al lado, otros se besaban en
los rincones y unos más seguían bebiendo e inhalando. Creyó que si no continuaba todos se
percatarían así que comenzó a tocar a Sofi, sus manos subían a sus partes íntimas, en eso
llegó Pollo, quien era hermano de Jhonny, su camisa sucia y llena de sudor, puso cara de
enfado, había tenido un largo día, pues estudiaba y trabajaba a duras penas porque sus
padres no le echaban la mano y había tenido que valerse por sí mismo, no estaba de humor
para escándalos, caminó entre el tumulto de gente, buscando a su hermano.

Miraba de un lado a otro, de pronto detuvo la mirada en Migue, luego en Sofía, en Migue y
en Sofía de nuevo, dijo –Deja a esa chica, no ves que no se encuentra bien- de pronto, sin
previo aviso se escuchó gritos y gente que comenzó a correr por doquier, había un arma de
fuego que apuntaba hacia el cielo, la gente extasiada en vez de huir se animaban por el
alboroto con gran algarabía y júbilo. Gotas de sudor aún más intensas y el corazón al mil
por hora invadían el cuerpo de Pollo, quien encolerizado corrió hacia la persona que
sostenía el arma, y lo empujo, entonces comenzó una pelea de golpes, arañazos y arrebatos,
Migue aprovechó la situación para hundirse al final del terreno baldío arrastrando a Sofi en
las sombras para terminar lo que había empezado, a lo lejos solo escuchaba los gritos. Pollo
y el chico con quien peleaba se encontraban ya agitados, quería acabar con todo eso, así que
se lanzó sobre él y un disparo salió, hiriendo a una chica que se encontraba en aquella
fiesta, ella gemía de dolor, el ambiente se tornó taciturno, y de pronto todos se echaron a
correr que en cuestión de segundos todos habían desaparecido, incluso Jhonny quien se
encontraba haciendo bulla en el momento de la pelea y para su sorpresa la chica malherida
tampoco estaba ¿cómo pudo irse en esa situación? se preguntó, sus pensamientos fueron
interrumpidos cuando pudo escuchar a lo lejos un ruido, se acercó en donde estaban
estacionados unos autos y encontró a Migue y Sofi, esta última gimiendo de dolor por los
forcejeos con Migue, tenía los brazos rojos, casi se le escapa una lagrima a Pollo,
preguntándose como esto pudo haber sucedido, él había sido responsable durante muchos
años, una noche bastó para que todo se saliera de control, lleno de cólera intentó golpear a
Migue quien por suerte logró esquivarlo, el pobre era muy flaco y nunca hacia deporte, al
segundo intentó lo tiró al lado de Sofí quien yacía inconsciente y comenzó a golpearlo, la
sangre comenzó a burbujearle por la boca, casi no podía ver porque estaba cubierto de ella,
y recordó las últimas palabras que su madre le había dicho. Pobre muchacho, acabaría
como su padre o peor aún porque él no tendría un techo, sintió temor por aquellas amenazas
que hace apenas unas horas no le habían importado en absoluto, la adrenalina en su cuerpo
lo hizo clavarle la hebilla filosa en forma de flecha que con mucho trabajo había logrado
zafarse del cuerpo, el único objeto que su padre le había dejado antes de irse, después un
estruendoso disparo salió, el cuerpo de Pollo cayó sobre el de Sofi, con los ojos abiertos y
el abdomen inundándose de carmín.

Llegó pasmado e incrédulo, su camisa empapaba de sudor y sangre, comenzó hacer un tic
con los ojos, antes de que pudiera ir al baño y limpiarse, escuchó que su madre despertaba,
así que corrió a la habitación se cubrió con una sábana y cerró los ojos lo más que pudo, su
madre se acercó a él, en silencio aunque él sentía como si todo mundo pudiera escuchar el
bombear de su corazón agitado, nunca ella se había detenido tan cerca a observarlo, y
susurró junto a su oído –Feliz cumpleaños, Miguel- Entonces apretó más fuerte los ojos,
pensó en aquel chorro de sangre, sabía que no solo aquel joven sino también él había dado
el último aliento.

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