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Resurrección de nuestro Señor Jesucristo

Lucas 23:55- 24:1-53


Introducción: En mensajes anteriores hemos meditado sobre la muerte de
nuestro Señ or Jesú s en la cruz. El precio que pagó nuestro Señ or en la cruz fue
terrible y de valor infinito. Pero su muerte hubiera sido en vano si É l no hubiera
resucitado. Bendito sea nuestro Señ or que ha resucitado. Su resurrecció n ha
consumado nuestra redenció n eterna. Hoy meditaremos en este glorioso evento
que cambió el destino de la humanidad.
I. …Es un hecho comprobado
1. Les apareció a sus discípulos en varias ocasiones.
2. Apareció a má s de 500 hermanos la vez.
3. Anduvo con sus discípulos durante cuarenta días después de su
resurrecció n.
II. …Es el fundamento de nuestra fe.
1. Si Cristo no resucitó , vana es nuestra fe y estamos perdidos
2. La Iglesia vive hoy por que su fundador está vivo.
III. …Es la fuente de nuestra esperanza
1. El intercede por nosotros ante el Padre (Romanos 8:34).
2. É l nos fortalece con su presencia en nuestro peregrinaje (Efesios
1:15-20).
3. É l nos llevará en sus brazos en la muerte o en la resurrecció n (1Ts.
4:14)
4. É l nos hará semejantes El (2Cor 4:14; 1Jn. 3:2).

Conclusión: Vale la pena confiar en Jesú s. Es grandioso tener un Salvador que ha


vencido todo el mal. El pecado ha sido derrotado. También el diablo con sus
demonios fueron derrotados para siempre. La muerte ha sido destruida por la vida
que la venció . El mesías es la muerte de la muerte. El que tiene a cristo tiene la
vida. El que no tiene a Cristo está muerto. Reciba a Jesucristo en su corazón
para que tenga el perdón de sus pecados y un abogado en el cielo.
Salvos por la gracia inefable de Dios
Romanos 3:24
Introducción: El tema del Apó stol pablo en el libro de Romanos es que el hombre
es justificado por la fe en el sacrificio expiatorio del Hijo de Dios. Esto fue
anunciado por la Ley y los Profetas. Gracia significa favor inmerecido. El ser
humano no merecía tan grande compasió n. Pero Dios ha manifestado su gracia a
quienes no lo merecían. La gracia divina es la que inicia, sostiene y perfecciona al
creyente.

I. La Gracia resplandeció en nuestros corazones.


1. Cuando solo había tinieblas.
2. Cuando nosotros no le buscá bamos.
3. Cuando está bamos a punto del precipicio.
II. La Gracia nos hizo nacer de nuevo.
1. Por el toque misterioso del espíritu Santo.
2. Por medio de su Palabra regeneradora.
3. Por un acto soberano de Dios en cristo.
III. La Gracia nos sustenta en nuestro peregrinaje terreno.
1. El nos sustenta dá ndonos su sabia gloriosa.
2. El nos reviste de su poder.
3. El nos libra de los poderes de las tinieblas.
IV. La gracia nos perfeccionará.
1. Nos hará inmortales y gloriosos.
2. Nos hará semejantes a su Hijo amado.
3. Nos reunirá con toso los santos en el cielo.

Conclusión: Alabemos a nuestro Dios y Padre celestial por habernos salvado por
su inefable Gracia. Rindamos honor a Jesú s quien murió por nosotros en la cruz
para darnos vida eterna. Bendito seas Jesú s por salvarme aunque yo no lo merecía.
Ojalá que hoy hubiera entre nosotros uno má s que sea salvo por su santa gracia.
Siete cosas que Dios detesta
Prov. 6:16-19
Introducción: Seis... siete: Es una forma metafórica para indicar que la lista no es exhaustiva.
Todo lo que viola los principios divinos es pecado. Pero hay unos pecados que son más
perversos por el hecho de que engendran otros pecados más terribles. Examinemos el texto que
tenemos delante para que veamos cuales son esas siete cosas que Dios detesta.

I. Soberbia.
soberbia , huperephania ; Strong # 5243 : El décimo segundo en la lista de trece vicios internos; la
palabra significa altanería, arrogancia, orgullo ostentoso que raya en la insolencia y una actitud
desdeñosa hacia los demás. Es un pecado farisaico que se caracteriza por una actitud de superioridad.
La palabra es una combinación de huper, «sobre», y phainomai, «aparecer». Se trata de una actitud
orgullosa que es precisamente lo opuesto de lo que Jesús reclama para sí, manso (praotes) y humilde
(tapeinos) . Cuando note que la soberbia está anidándose en usted, tome medidas inmediatas para
eliminarla, atribuyéndole el honor a quien corresponde.

La persona soberbia no acepta consejos.


La persona soberbia lo sabe todo.
La persona soberbia como inferiores a los demás.

II. La lengua mentirosa.


La lengua mentirosa: Una referencia a la innata tendencia humana de hablar sin cuidar la veracidad de
lo que se dice. Compárese con el falso testigo (v. 19 ), lo que implica perjurio deliberado para causar
daño a otra persona. Ambas formas de falsedad están en la lista de cosas horrendas. Y peor aun es aquel
que siembra discordias.

1. El mentiroso acostumbra su lengua a mentir.


2. El mentiroso es hipócrita.
3. El mentiroso no es confiable.
4. El mentiroso será condenado.

III. El asesinato de inocentes.


1. El que mata a sangre fría.
2. El que mata con su lengua.
3. El que mata a inocentes en el vientre.

IV. El que maquina pensamientos inicuos.


1. Piensa maliciosamente.
2. Piensa con prejuicios.
3. Planea el mal fríamente.

V. El que se deleita en la maldad.


1. Es como el cerdo.
2. Dios está lejos de su corazón.
3. Su mente está controlada por el malo.

VI. El que esparce rumores mentirosos.


1. No investiga los hechos.
2. Denigra a los demás sin tener evidencias.
3. Debajo de su lengua hay veneno.

VII. El que siembra discordia entre hermanos.


1. ¿Qué es sembrar discordia?
a) Es decir algo que se sabe o rumora con el fin de hacer daño.
b) Es causarle la caída al hermano débil.
c) Es hacerle el trabajo al diablo que divide para destruir.
2. El que siembra desacuerdos entre hermanos:
a) Es como las moscas.
b) Es zalamero.
c) Dice palabras que llevan veneno.
d) No es amigo de nadie.
e) Es mensajero y aliado del diablo.

Conclusión: vigilemos nuestra vida para que no caigamos en estos pecados terribles.
Examinemos nuestro corazón. Si hemos hecho alguno de estos pecados arrepintámonos ahora y
no los volvamos a cometer. Pidamos perdón a Dios en el nombre de Jesús. Amen.
LA BASE Y EL PRINCIPIO DE LA ORACIÓN
1 Juan 5:14-15

Y esta es la confianza que tenemos en relación con Él: Que, si pedimos alguna cosa que esté
de acuerdo con Su voluntad, Él nos oye; y, si sabemos que Él nos oye en lo que Le hayamos
pedido, sabemos que disponemos de las peticiones que Le hayamos hecho.

Aquí se nos establecen al mismo tiempo la base y el principio de la oración.

I. La base de la oración es el simple hecho de que Dios escucha nuestras


oraciones.
1. Con Dios tenemos libertad para hablar; Él está siempre a la escucha, más
dispuesto a oír de lo que nosotros estamos a orar.
2. No tenemos que vencer ninguna dificultad para llegarnos a Su presencia, ni que
inducirle a prestarnos atención. Él está esperando que nos dirijamos a El.
3. Con toda reverencia podemos decir que así está Dios esperando noticias
nuestras.

II. El principio de la oración es que para que sea contestada debe estar de
acuerdo con la voluntad de Dios.
1. Dice que la obediencia es una condición de la oración. Recibimos lo que
pidamos, porque guardamos Sus mandamientos (1Juan_3:22 ).
2. Dice que permanecer en Cristo es una condición de la oración. Si habitamos en
Él, y Sus palabras habitan en nosotros, pediremos lo que necesitemos, y se nos
concederá (Juan 15:7). Cuanto más cerca vivamos de Cristo, más oraremos como
es debido. Y cuanto más correctamente oremos, mayor será la respuesta que
recibamos.
3. Dice que orar en Su nombre es una condición de la oración. Si pedimos alguna
cosa en Su nombre, Él la hará (Joh_14:14 ). La prueba definitiva de cualquier
petición es: ¿Podemos decirle a Jesús: «Dame esto por causa de Ti y en Tu
nombre?»

III. La oración debe ser de acuerdo con la voluntad de Dios. Jesús nos enseña a
pedir: «Hágase Tu voluntad,» y no: "Cámbiese Tu voluntad;» «Haz conmigo lo que
Tú quieras,» y no lo que yo quiero.
1. Jesús mismo, en el momento de Su gran agonía y crisis, oro: «No como Yo
quiero, sino lo que Tú... Hágase Tu voluntad» (Mat_26:39; Mat_26:42 ).
2. Aquí tenemos la misma esencia de la oración. C. H. Dodd escribe: "La oración,
entendida como es debido, no es un truco para emplear los recursos de la
Omnipotencia para cumplir nuestros propios deseos, sino un medio por el cual
nuestros deseos se reciclen de acuerdo con la mente de Dios, y lleguen a ser
canales para las fuerzas de Su voluntad.» A. E. Brooke sugiere que Juan pensaba
en la oración como «incluyendo solamente peticiones para el conocimiento y la
conformidad con la voluntad de Dios.»

Conclusión: Aquí hay algo que debemos meditar y asumir. Somos propensos a creer que la
oración es pedirle a Dios lo que queramos, cuando la verdadera oración es pedirle lo que Él
quiera. La oración es, no sólo hablar con Dios; sino, sobre todo, escucharle.

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