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MODERNIDAD LIQUIDA

Zygmunt Bauman
Filósofo y sociólogo polaco

Palabras claves: Individualización, debilitamiento o adelgazamiento del Estado,


no hay leyes globales, ninguna representación institucional global.

La era de la modernidad sólida ha llegado a su fin. ¿Por qué sólida? Porque los
sólidos, a diferencia de los líquidos, conservan su forma y persisten en el tiempo:
duran. En cambio los líquidos son sin forma y se transforman constantemente:
fluyen. Por eso la metáfora de la liquidez es la adecuada para aprehender la
naturaleza de la fase actual de la modernidad. Es el momento de la desregulación,
de la flexibilización, de la liberalización de todos los mercados. No hay pautas
estables ni predeterminadas en esta versión privatizada de la modernidad.

La modernidad líquida –como categoría sociológica– es una figura del cambio y de


la transitoriedad, de la desregulación y liberalización de los mercados. La metáfora
de la liquidez –propuesta por Bauman– intenta también dar cuenta de la
precariedad de los vínculos humanos en una sociedad individualista y privatizada,
marcada por el carácter transitorio y volátil de sus relaciones. En este estado de
cosas, el amor se hace flotante, sin responsabilidad hacia el otro, se reduce al
vínculo sin rostro que ofrece la Web. Surfeamos en las olas de una sociedad
líquida siempre cambiante –incierta– y cada vez más imprevisible, es la
decadencia del Estado del bienestar.

La modernidad líquida es un tiempo sin certezas, donde los hombres que lucharon
durante la Ilustración por poder obtener libertades civiles y deshacerse de la
tradición, se encuentran ahora con la obligación de ser libres asumiendo los
miedos y angustias existenciales que tal libertad comporta; la cultura laboral de la
flexibilidad arruina la previsión de futuro.

Bauman ha podido darle un nombre a la realidad que estamos viviendo, pues, de


un mundo sólido, de seguridades, de certezas hemos pasado a un mundo líquido.
Es decir, a un mundo condenado a vivir de la inseguridad, de lo momentáneo, de
lo transitorio, de la fragilidad. Y es que si se habla de liquidez, es porque las
sustancias liquidas tienen dificultad para conservar o mantener la forma, se
requiere de mucha presión para mantenerlas compactas como murallas de
concretos. Y Esto es lo que está pasando con los sistemas tradicionalesque
supuestamente estaban fuertemente establecidos, es decir, estructuras sociales
que originalmente estaban fuertemente arraigadas en el sistema, pero que con el

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curso del tiempo cambiaron de forma, resultando ser entonces, fugaces,
transitorias. Ellas cambiaron de forma inesperadamente, sin advertencia.

Lo difícil y complejo de este nuevo fenómeno, es que es imposible con las


realidades liquidas de predecir cómo se desarrollarán, reaccionarán y comportarán
a nuevas situaciones, y crisis, pues sabemos tan poco de esto, y ello a la vez nos
produce un sentimiento de impotencia. Esto se explica por el hecho de que si no
somos capaces de pronosticar como serán las cosas cuando ellas evolucionan,
pues tampoco podremos prepararnos, los hechos nos toman por sorpresa, y así
no podemos defendernos y tomar las medidas necesarias para afrontar los retos y
riesgos futuros. Entonces, en todo el globo terráqueo están pasando cosas
insospechadas suceden y somos impotentes, pues no podemos hacer mucho.
Esto genera un sentimiento de impotencia, de frustración.

Bauman nos dice que por eso, se llama la modernidad liquida, porque es como si
todo estuviera patas arribas comparado con hace ciento cincuenta años, donde
predominaba una realidad sólida. Ahora gente de 30 o 40 años no tiene la mínima
idea de lo que va a pasar, y la planificación del futuro supera sus posibilidades.
Día tras día estamos en una encrucijada no sabemos que sendero pisamos.

Sin embargo, llama la atención que si el mundo está regido por un individualismo
exacerbado que claudica lo social, entonces, por qué se observa especialmente
en los países pobres, brotes de rebeldía, el empoderamiento de movimientos
sociales, de comités juveniles, donde promulgan que juntos podemos construir
otro mundo y que si es posible algo mejor, lo cual devela un signo de esperanza.
Bauman aclara que en realidad lo que hoy pulula es un problema que se traduce
en la ausencia de una entidad colectiva, de una instancia, es decir, de algo que
llamábamos sociedad, que esté en condiciones de hacer frente a la enorme tarea
que enfrentamos. La sociedad está siendo erosionada, de dos lados
simultáneamente, hasta hace poco el poder era sostenido a nivel de los llamados
Estados naciones, Estado era idéntico en nuestro pensamiento y en nuestros
actos a la verdadera sociedad, allí se hacía carne la sociedad, había un Estado y
dentro del mismo un ente que tenía el poder de implementar su política.

Ante este estado de cosas surgen variadas preguntas, qué es lo que hay que
hacer para salvar la humanidad, y la respuesta la podemos encontrar de forma
unánime, no calentamiento global, no guerra, debería haber una mejor relación
entre la humanidad y la naturaleza, hay consenso general entre estos valores
esenciales, pero el problema hoy en días es quien hace la tarea, pues, los estados
son demasiado débiles.

Para Bauman definitivamente la globalización ha sido solamente negativa. Nos


dice que las fuerzas que globalizan son el capital, el comercio, las finanzas, la
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información, la criminalidad, las mafias, el narcotráfico, el tráfico de armas. Ellas
son fuerzas que minaron las instituciones colectivas de acción, todas ellas tratan
con mucho desdén la soberanía local, no reconocen las leyes nacionales, odian
las limitaciones que los códigos legales locales les imponen. Por eso, esta
globalización no ha sido seguida por una globalización positiva, que sería
construir enel espacio global un equivalente, más no una especie de copia, de lo
que por ejemplo hicieron nuestros antecesores y por lo que tanto lucharon. Un
orden en el caos a nivel del Estado nacional. Recordemos que ellos inventaron
gobiernos, partidos políticos, elecciones, instituciones democráticas, y tribunales
independientes.

Bauman resalta que sólo si logramos colectivamente crear equivalentes de todas


estas Instituciones a nivel global solo entonces, estamos capacitados a llegar a la
raíz de los actuales problemas. Entonces, es importante recuperar el poder de
hacer cosas, de implementar acciones que la gente quiere que se hagan y para
los que no se tienen instrumentos, capacidad, y recursos para hacer o ponerlo en
práctica.

Este asunto de la modernidad liquida también se traduce en un declive de los


valores humanos que definían un modo de vinculo social. Programas televisivos
como “El granhermano” en España, reflejan la preponderancia de la competencia,
y la exclusión para sobrevivir. Son realitys basados en una guerra que se mide
entre la vida y la muerte. Aquí se recrean coaliciones y traiciones rápidas, donde el
que pierde es por su propia culpa, por no poder mentir y engañar al mundo de la tv
mejor que los demás. Predomina la preocupación por cada uno y no por los otros.
Lo interesante es que estos programas son ampliamente vistos y la gente participa
con su voto incluso más que en las elecciones nacionales, pues la gente estámás
preocupada con lo que pasa en su casa que en lo que se libra o lucha en otras
esferas políticas, sociales y económicas de alto nivel.

En esta lógica queda claro que la vida humana se organiza de modo natural en
torno a la exclusión, que así estamos hechos, y, por lo tanto, el débil tiene
necesariamente que ser excluido. Es una ley de la existencia, una persona tiene
que irse, si no es impensable conseguir organizar otro tipo de show, donde no se
tenga que excluir cada semana a una persona. Entonces, este principio de la
exclusión no se discute.

Vemos pues, que en esta vía se organiza una nueva lógica de organización
colectiva, donde hay que excluir a los otros para permanecer, y la clave o lección a
seguir es quejuntar fuerzas, actuar conjuntamentey crear equipos es
temporalmente útil; sencillamente es un instrumento para evitar ser una víctima,
pero cuando quedan pocos se olvidan los valores, la lealtad, la compasión y la

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solidaridad, de quien intenta salvar su propio pellejo. No hay lugar para todos,
dado que todo el mundo vive con ese peligro lejano o próximo de ser excluido.
Bauman considera que esa es la fuente más importante que genera miedo.

Ahora bien, gran cantidad de personas observan estos programas con sumo
interés y atracción, porque allí reconocen una experiencia representativa de su
propia experiencia, en contextos como el trabajo, donde actualmente se presentan
despidos masivos en tiempos de crisis. En el pasado la gente ante las crisis
reaccionaba uniendo fuerzas, resistiendo, haciendo huelgas, levantando
barricadas, no obstante, ahora la preocupación es si la actual ola de despidos no
me afecta, si yo me quedo y los otros se van. Pero ellos tienen más miedo que
antes, puesto que la amenaza está allí, es constante.

Pasando ahora al asunto de los medios masivos de comunicación, sabemos que a


estos se les atribuye la responsabilidad de la profundización de los males que
vivimos. Bauman considera que la vertiente negativa en este asunto es el hecho
de que los medios de comunicación se encargan de mostrar una imagen del
mundo diferente de la realidad y así se aprende sobre el mundo de un modo
diferente. Entonces, el mundo es representado como una serie de episodios
breves y la estrategia es pasar rápido de un tema a otro, se presentan muchos
temas, es como un mosaico. También se podría acusar a los medios masivos por
crear caras en esa concepción, pues se juzga la calidad de la información por la
personalidad que lo inyecta, la celebridad, las caras famosas.

Otra característica de esta modernidad liquida, es la falta de compromiso de la


gente, el eludir la responsabilidad, el sólo querer la parte bonita de la historia.
Bauman lo explica en relación con un fenómeno relacionado a la crisis con pensar
a largo plazo, y el verdadero compromiso requiere de esto. Ejemplo de esto lo
constituye la experiencia del empresario Henry Ford, héroe de antaño la
encarnación de nuestro Bill Gates moderno. Sabemos que en algún momento
duplico los sueldos de sus trabajadores, situación que causó gran sorpresa pues
en ese tiempo lo que se pretendía era bajar la escala de los salarios en
Norteamérica.

La empresa de automóviles Ford adujo que quería que sus trabajadores pudiesen
comprar sus coches. Ford lo hizo porque quería que sus trabajadores se
quedaran en sus fábricas no quería perdernos por la competencia, pues en ese
momento el dependía también de su trabajadores, como ellos también dependían
de su patrón. En aquella época no podía mandar capital a malasia o a parís.
Ahora los empresarios lo pueden hacer fácilmente, no dependen de los
asalariados, por eso, el compromiso está en crisis. En el pasado las empresas
pedían un compromiso de lealtad entera, no era fácil trasladar la maquinaria a otro

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lado, dependían de la mano de obra local que estaba disponible. Por eso, una vez
entrenados y capacitados los querían mantener. Lo curioso es que este
fenómeno también se observa en la población trabajadora joven. Son jóvenes
brillantes que trabajan en empresas, que reciben enormes sueldos, pero no tienen
idea de que pasaran con ellos en dos años o más.

La gente joven crece en medio de estas situaciones. La mayor preocupación de


los jóvenes ya no es tener un trabajo estable para toda la vida, ansían
experimentar cosas nuevas, quieren mantener abiertas todas las alternativas,
desean solo una vida interesante, aventuras, pero lo que si se sabe y es claro es
lo que no quieren en sus vidas, y es no ser como sus padres, dicen, “mi padre,
hace 25 años empezó a dar clases y sigue siendo profesor.” El padre hoy por hoy
es el anti-héroe. Y no es una excepción, la mayoría de los jóvenes quieren
cambios, de nuevas vivencias; el asunto es que no se sabe si el joven creo el
mundo líquido o al revés, pero hay una suerte de sintonía, crisis del compromiso.

En conclusión vemos que no hay solución local, pues el problema es global la


crisis económica, entonces, se están poniendo parches y no resolviendo el
problema de modo global. Y Si todavía no hay un intento serio global, por el
contrario es hacer resurgir tendencias algo que parecía haber terminado cuando
llego la globalización, como “por ejemplo” el proteccionismo local, las tácticas del
gran hermano: que los vecinos sufran, porque habremos de sufrir nosotros.
Nosotros nos protegemos con nuestros sistemas de impuestos que debería salvar
nuestra economía de esta crisis global.

¿Cuál es la reacción común a la crisis? Invertir enormes sumas de dinero, hasta la


crisis crediticia no se utilizaba la palabra crisis en un político. Ellos exceden el
límite, pero de donde viene el dinero, no va a volver a la normalidad de esas
instituciones. Pero si la normalidad es la razón de la crisis, porque gastar tanto
dinero, si es para regresar a lo que causa el caos. Eso está metido en nuestra
forma de vivir, y se necesitó una suerte de revolución cultural; y los bancos lo
descubrieron. Recordemos que hace 20 años la gente no pedía dinero, vivían
según sus posibilidades, entonces, porque no convertirnos en deudores,
convencerlos en vivir endeudado, porque no convencerlos a no esperar si se
desea algo. Hoy por hoy existe una suerte de ética protestante: NO EXISTE LA
POSTERGACION, no, ahora es que satisfagas tus deseos ahora. Antes
esperabas y trabajabas duro, esto era antes, en la cultura del ahorro. Ahora las
tarjetas de crédito crean mundos posibles y promueven consignas como: “disfrute
ahora, pagara después en pequeñas cantidades, más tarde está lejos año luz.”

Finalmente, la globalización busca que la humanidad este eternamente


endeudada con los bancos. Los antiguos usureros eran muy crueles, intereses

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altos, si no pagaban a tiempo los mafiosos te pegan y si no podías pagar te
mataban. Los usureros modernos, no quieren que tú devuelvas el dinero, pues ya
no hay intereses, quieres que sigas endeudado y si no puedes pagar te dicen que
te darán más dinero, otro préstamo y en el futuro tendrás que pagar más dinero.

Reseña realizada por: Mg. Gloria Irina Castañeda Gamboa.

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