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El derecho tiene su propio lenguaje jurídico; el cual es adoptado y aprovechado por el Jurista

(Abogado) que lo expresa de forma verbal o escrita, al igual que los enunciados en términos poco

comunes para las personas, por no encontrarse vinculadas con la ciencia jurídica. Actualmente,

dicho lenguaje sufre cambios constantes; por lo que, se originan nuevos tecnicismos, que influyen

en el derecho gracias a su función.

El sistema jurídico tiene bases de los sistemas romano y canónico, influenciado de tecnicismo

latinos, en palabras que se introducen a la fuerza, como uso del vocabulario necesario, donde no

exista otra palabra que signifique lo mismo; dentro de estas se pueden encontrar palabras como A

priori, corpus delicti, vox populi, in situ, sine qua non, ad honorem. En caso tal que el motivo del

ejercicio sea una tarea que representa, la extensión se asume que los trabajo ad honorem, significa

sin recompensa económica, ad hoc, modus operandi, in vitro, mea culpa, in fraganti, habeas

corpus.

Con lo anterior, se puede evidenciar como el lenguaje jurídico es propio de la profesión y resume

muchas de las acciones comunes del ejercicio del derecho. Desde este punto de vista, el derecho

asume un lenguaje propio y único, que debe ser aprendido y entendido, para lograr contextualizar

muchas de las acciones y opiniones que se valoran en este campo.

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