Una función logarítmica está formada por un logaritmo de base a, y
es de la forma:
siendo a un real positivo, a > 0, y diferente de 1, a ≠ 1.
Cuando 0 < a < 1, entonces la función logarítmica es una función decreciente y cuando a > 1, entonces es una función creciente.
La función logarítmica es la inversa de la función exponencial.
Y, cuando 0 < a < 1: EJEMPLOS DE FUNCIONES LOGARITMICAS EN LA VIDA COTIDIANA
Un ejemplo de uso de los logaritmos es por ejemplo, si conoces la
tasa de crecimiento promedio de una población, y quieres saber cuántos años tardará en llegar a cierta cantidad (por ejemplo duplicarse) necesitas el logaritmo. Para que entiendas este ejemplo, dada una población (base) y otra cantidad a la que hay que llegar (potencia), cuántas veces hay que aplicar la tasa de crecimiento (exponente) para llegar a esa cantidad; lo que necesitas obtener es el exponente, por lo que usas logaritmos.
Una curiosidad de aplicaciones de logaritmos en la vida real es la
siguiente, en el testamento de Benjamin Franklin, famoso científico, éste donaba 1.000 libras a los habitantes de Boston, a condición de que se prestasen al 5% a artesanos jóvenes. Según Franklin, al cabo de 100 años, se habrían convertido en 131.000 libras. Comprobemos si esto es cierto:
El capital final al cabo de esos 100 años será x = 1.000 · 1,05100.
Para calcular esa enorme potencia usaremos los logaritmos:
x = 1.000 · 1,05100; log x = log 1.000 + 100 · log 1,05
log x = 3 + 100 · 0,0212 = 5,12; x = 105,12 = 131.825,67 libras
Otro beneficio de los logaritmos es en el campo de la química, ya que
nos permite ahorrarnos el engorro de usar comas en números pequeños y a la vez nos podemos evitar poner numerosos ceros en los números grandes. Otro logaritmo muy famoso en el mundo de la química es el logaritmo de pH, que se utiliza para calcular el nivel de acidez de determinados productos. El logaritmo es el siguiente: