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Cristina Freire Fernández
Índice
La consecución de un desarrollo más sostenible pasa por minimizar los impactos ambientales asociado
al ciclo de vida de los productos de consumo, entendiendo por ciclo de vida de un producto “el
conjunto de etapas por las que pasa: la extracción y procesamiento de sus materias primas, su
producción, comercialización, transporte, y utilización, y gestión de sus residuos”.
Desde hace 20 años: tratamiento de los residuos al final del ciclo de vida.
Desde hace 15 años: reciclaje y reutilización de los residuos al final del ciclo de vida.
Desde hace 5 años: prevención ambiental en todas las etapas del ciclo de vida:
Participan todos los agentes económicos implicados en el ciclo de vida:
diseñadores, fabricantes, comercializadores, usuarios y Administraciones
públicas.
El ecodiseño es FUNDAMENTAL para prevenir los impactos ambientales y reducir el consumo de recursos
asociados al ciclo de vida de producto, facilitando el camino hacia una producción y consumo más
sostenible y responsable.
Consumo de materiales
Sustancias tóxicas
Consumo de energía
Consumo de Agua
Residuos
Vertidos
Producto en sí
Aspectos necesarios para que el producto se ponga a disposición del consumidor
Aspectos necesarios para el uso del producto
Fases de diseño, producción, uso y gestión como residuo al final de su vida útil
A continuación se resumen los aspectos principales que toda estrategia de ecodiseño debe considerar:
1. Concepto de producto
Durables
Reparables
Recargables
Atemporales
Longevos (mejorabilidad, incorporabilidad de futuras necesidades, multifuncionalidad,
modularidad)
Multiusuario
Reducción de componentes
Optimización de la función que cumple el producto (nuevas ideas de producto,
innovación gradual o salto tecnológico)
Ejemplos recientes: salto de la tecnología CRT (tubo de rayos catódicos) a LCD
(cristal líquido) en los televisores, salto de bombillas incandescentes a
bombillas de bajo consumo
2. Materiales
Eliminación de sustancias tóxicas o potencialmente peligrosas
Usar materias renovables
Usar materias de baja “mochila energética” (esto es, que se requiera poca energía para
obtenerlas)
Usar materiales de bajo impacto
Fácil desmontaje
Escasa complejidad del material
Reciclados
Reciclables
Reducción de volumen
Minimización del peso
3. Producción
Ahorro de energía
Reducción del consumo de recursos
Minimización de emisiones
Bajo impacto de mantenimiento del proceso
4. Distribución
Envases reutilizables
Envases reciclables
Envases de materiales reciclados
Reducción de volumen y peso de los envases
Envases monomateriales
Transporte eficiente energéticamente y bajo en emisiones de carbono
5. Uso
Eficiencia energética
Reducción de emisiones
Bajo impacto de mantenimiento
Los “productos que usa energía” (PuEs o EuPs en inglés) son “todo producto que, una vez
comercializado o puesto en servicio, depende de una fuente de energía (electricidad, combustibles
fósiles y fuentes de energía renovables) para funcionar de la manera prevista, o un producto destinado
a la generación, transferencia o medición de dicha energía, incluidas las partes que dependen de una
fuente de energía y están destinadas a incorporarse a los PuEs, y comercializadas o puestas en servicio
como partes individuales para usuarios finales, y cuyo comportamiento medioambiental puede
evaluarse de manera independiente” (por ejemplo un televisor o una lavadora)
Pensar en PuEs es, en general, pensar en aparatos de uso cotidiano en los hogares como:
Pero hay otros muchos aparatos que usan energía, tanto en hogares como en oficinas e industrias:
Grandes electrodomésticos
Pequeños electrodomésticos
Equipos de informática y telecomunicaciones
Aparatos electrónicos de consumo
Aparatos de alumbrado
Herramientas eléctricas y electrónicas
Juguetes o equipos deportivos y de tiempo libre
Aparatos médicos
Instrumentos de vigilancia y control
Máquinas expendedoras
Más recientemente desde la industria y también desde la normativa europea se ha comenzado a hablar
de forma más amplia de “productos RELACIONADOS con la energía” (PrE o ErP en inglés) como “todo
bien que, una vez introducido en el mercado o puesto en servicio, tiene un impacto sobre el consumo
de energía durante su utilización e incluye las partes que están destinadas a incorporarse a los
productos relacionados con la energía e introducidas en el mercado o puestas en servicio como partes
individuales para usuarios finales, y cuyo comportamiento medioambiental puede evaluarse de manera
independiente”.
Esta definición no sólo engloba a los aparatos que emplean energía, sino también a otros productos
como por ejemplo un grifo o un material aislante sobre los que se puede actuar consiguiendo
importantes ahorros en los consumos energéticos y de recursos.
Más de 30 aparatos a fecha de hoy en un hogar medio de un país occidental, en muchos hogares
se pasa de los 50.
Las ventas de ordenadores, teléfonos y televisores crecen un 20% cada año. Actualmente se
venden cada año en el mundo unos 130 millones de PCs.
La tendencia del mercado a la producción de equipos portátiles ha hecho que sea elevadísima
la cantidad de pilas que se consumen.
En Abril de 2007, Gartner estimó que los productos y servicios TIC suponen el 8% de la
electricidad consumida en la UE.
Se prevé que en 2020 el 45% de la electricidad consumida en los hogares provendrá del uso de
equipos TIC.
Los proyectos piloto de la Política de Productos Integrada de la Unión Europea (hasta la fecha
realizados para teléfonos móviles y para sillas de jardín de madera tropical) involucran a todos los
agentes implicados en el ciclo de vida del producto en cuestión (proveedores, fabricantes,
comercializadores, usuarios y Administraciones Públicas), aportan una buena experiencia de cómo
funciona la IPP en la práctica y de cómo puede fomentarse la producción y el consumo sostenibles.
El análisis de ciclo de vida del producto permite identificar y cuantificar las posibles acciones de
mejora del comportamiento medioambiental del producto.
Existen diversas herramientas (la mayoría en forma de software) que permiten el análisis
ambiental de productos y sobre todo el análisis del impacto ambiental de las tecnologías
utilizadas en el proceso de fabricación de dicho producto y de las fases posteriores de uso y fin
de vida de dicho producto.
Ecopuntos 97
Ecoindicador 95
Ecoindicador 99
MIPS (Material Intensity Per Unit of Service),
CED (Cumulative Energy Demand)
Otras
Herramientas cualitativas: ayudan a valorar atributos del producto como las calidad, el
confort, la estética, la funcionalidad, etc… y también evalúan el impacto ambiental del
producto para poder tomar estratégicamente decisiones respecto a la selección de
materiales certificados, adopción de procesos limpios, selección de proveedores, etc…
Identificar en el ciclo de vida del producto las consecuencias más perjudiciales para el
medio ambiente.
Obtener un listado de medidas y estrategias apropiadas.
Sobre ese listado encontrar las medidas concretas que se pueden llevar a cabo para la
mejora del producto.
La Comisión Europea fijó como objetivo inicial treinta grupos de productos. Sobre cada grupo se
están llevando a cabo estudios para determinar su relevancia dentro de la propia legislación y
sus características medioambientales.
Los grupos de productos prioritarios se han seleccionado en base a los consumos de energía
primaria, volumen de ventas en la UE, impacto medioambiental y potencial para el ahorro de
energía, a fin de maximizar la contribución a la reducción de emisiones de gases de efecto
invernadero.
Hasta ahora la Comisión ha aprobado medidas de ejecución para los siguientes grupos de
productos:
Motores eléctricos
Circuladores
El segundo lote de grupos de productos seleccionados por la Comisión como prioritarios para el
período 2009-2011 incluye los equipos de procesamiento y almacenamiento de datos, los
equipos de imagen y sonido, los sistemas de aire acondicionado, ventilación y refrigeración,
transformadores y maquinaria eléctrica, entre otros.
La nueva Directiva 2009/125/CE deroga a la Directiva 2005/32/CE. Con esta nueva norma, son
muchos más los productos que se verán afectados por requisitos de eficiencia energética, ya
que la nueva Directiva aplica a los productos “relacionados” con la energía (en la anterior
Directiva se hacía referencia a productos que “utilizan” energía).
Afectará por ejemplo a los materiales de aislamiento, los grifos o las cabezas de ducha (que
pueden reducir el consumo de agua y, por tanto, la cantidad de energía utilizada para
calentarla) y otros productos que estén relacionados con el consumo energético.
Existen Normas Internacionales que dan pautas a las empresas sobre cómo realizar un análisis
del ciclo de vida (serie ISO 14040), o sobre cómo integrar aspectos ambientales en el desarrollo
de productos (serie ISO/CD TR 14062; ISO Guide 64:1997).
En el ámbito nacional, la norma UNE 150.301:2003 tiene por objetivo principal proporcionar a
las empresas los elementos de un sistema de gestión ambiental del proceso de diseño y
desarrollo de productos que sea efectivo, que pueda ser integrado con otros requisitos de
gestión (principalmente los establecidos por ISO 9001:2000 e ISO 14001), y que pueda ser
certificado por agentes externos a la organización.
Tanto el Reglamento Europeo 761/2001 (EMAS) como las Normas ISO sobre Sistemas de Gestión
(ISO 9001 o ISO 14001) sirven para dar cumplimiento a los requisitos relacionados con el sistema
de gestión del diseño previsto en el Anexo V del Real Decreto.
Asimismo, se considera que los PUEs que hayan obtenido la etiqueta ecológica comunitaria u
otras etiquetas ecológicas (reconocidas por la Comisión Europea como equivalentes) cumplen
los requisitos de diseño ecológico de la medida de ejecución aplicable, siempre que la etiqueta
ecológica contemple dichos requisitos.
Los objetivos que se persiguen con la certificación del ecodiseño son los siguientes:
Sensibilizar al mercado sobre la importancia del impacto ambiental generado por el producto,
impulsando la información activa por parte de las empresas productoras, tanto a los usuarios
como a otros agentes clave a lo largo del ciclo de vida, como por ejemplo los recicladores.
Establecer una sistemática que asegure la mejora ambiental continua en el diseño de productos
y servicios, es decir, que todos los productos diseñados o rediseñados incorporen alguna mejora
ambiental.
Facilitar un distintivo a las empresas que garantizan los mínimos establecidos en la norma,
mediante la certificación, que les suponga una ventaja competitiva en el mercado.
La norma certificable sobre gestión ambiental del proceso de diseño y desarrollo es la Norma de
Ecodiseño UNE 150301:2003.
Para potenciar el reconocimiento de las organizaciones que ecodiseñan, en 2003 se aprobó la norma
certificable UNE 150301: “Gestión ambiental del proceso de diseño y desarrollo. Ecodiseño”. En la
norma se especifican los requisitos a aplicar en el proceso de diseño y desarrollo para la mejora de los
productos y servicios de una organización, a través de un sistema de gestión ambiental.
En ella se establecen las bases de un sistema de gestión ambiental del proceso de diseño y desarrollo,
integrable con otros sistemas de gestión (ISO 9001 e ISO 14001), que permite a las organizaciones
demostrar, mediante la certificación, el cumplimiento voluntario de unos requisitos que les diferencian
de otras empresas. Se certifica que en todo el proceso de diseño y desarrollo se han tenido en cuenta
las afecciones ambientales del producto para reducirlas, de forma que todos los productos diseñados
por la organización incorporan alguna mejora ambiental.
El certificado distingue a las empresas que realizan mejoras ambientales en sus productos a través de la
gestión efectiva del proceso de diseño y determina en qué familias de productos lo han conseguido.
De esta forma se facilita información fiable y contrastada, mediante la certificación, para fomentar la
compra verde, tanto de productos como de servicios, de las administraciones públicas, de las empresas
y de los consumidores.
Los primeros certificados acordes a la norma UNE 150301 se emitieron en el año 2005.
Una vez superada la auditoria de certificación del sistema de gestión basado en los requisitos de la
norma UNE 150301, el certificado distingue a las empresas que realizan mejoras ambientales en sus
productos a través de la gestión efectiva del proceso de diseño y determina en qué familias de
productos lo ha llevado a cabo.
De esta forma se facilita información fiable y contrastada mediante la certificación, para fomentar las
compras verdes, tanto de productos como de servicios de las administraciones públicas(16% del PIB de
la Unión Europea), de las empresas (requisito de los sistemas ISO 14001) y de los consumidores.
Otra fuente de información para facilitar las decisiones de compra verde del consumidor son las
etiquetas ecológicas o ecoetiquetas, que certifican el cumplimiento de ciertas características de un
producto concreto que lo hacen menos impactante para el medio ambiente.
La etiqueta ecológica garantiza que todos los productos que la llevan cumplen los mismos criterios
técnicos para ser considerados mejores desde el punto de vista ambiental, criterios previamente
consensuados y recogidos en normas específicas para cada producto.
En contraste con la etiqueta ecológica de producto, la certificación del ecodiseño garantiza la mejora
ambiental continua del producto a través de la gestión del diseño. Por ello las características
específicas del producto pueden ir cambiando con el tiempo, e incluso dos organizaciones de un mismo
sector pueden garantizar esa mejora en productos iguales pero que incorporan mejoras ambientales
diferentes.
Bibliografía
Webs de referencia: