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El sistema internacional está compuesto por unidades

que tradicionalmente se han relacionado de dos formas:


la primera, mediante el uso de la fuerza que en su
expresión extrema es la guerra, y la segunda, a través de
acuerdos y convenios que son la fuente del Derecho
Internacional y que resultan de la voluntad de los
Estados en la regulación de sus relaciones.

Artículo 2
Artículo 2o. Son fines esenciales del Estado: servir a la comunidad, promover
la prosperidad general y garantizar la efectividad de los principios, derechos y
deberes consagrados en la Constitución; facilitar la participación de todos en
las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y
cultural de la Nación; defender la independencia nacional, mantener la
integridad territorial y asegurar la convivencia pacífica y la vigencia de un
orden justo. Las autoridades de la República están instituidas para proteger a
todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra, bienes,
creencias, y demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de
los deberes sociales del Estado y de los particulares.

Artículo 217
Artículo 217. La Nación tendrá para su defensa unas Fuerzas Militares
permanentes constituidas por el Ejército, la Armada y la Fuerza Aérea. Las
Fuerzas Militares tendrán como finalidad primordial la defensa de la soberanía,
la independencia, la integridad del territorio nacional y del orden
constitucional. La Ley determinará el sistema de reemplazos en las Fuerzas
Militares, así como los ascensos, derechos y obligaciones de sus miembros y el
régimen especial de carrera, prestacional y disciplinario, que les es propio.

Artículo 218
Artículo 218. La ley organizará el cuerpo de Policía. La Policía Nacional es un
cuerpo armado permanente de naturaleza civil, a cargo de la Nación, cuyo fin
primordial es el mantenimiento de las condiciones necesarias para el ejercicio
de los derechos y libertades públicas, y para asegurar que los habitantes de
Colombia convivan en paz. La ley determinará su régimen de carrera,
prestacional y disciplinario.

Artículo 222
Artículo 222. La ley determinará los sistemas de promoción profesional,
cultural y social de los miembros de la Fuerza Pública. En las etapas de su
formación, se les impartirá la enseñanza de los fundamentos de la democracia
y de los derechos humanos.

Convenio de ginebra

LEY 5 DE 1960
Por la cual se aprueban el acta final y los convenios suscritos por la conferencia
diplomática de Ginebra del 12 de agosto de 1949

5.2. Uso de la fuerza y de armas de fuego y conducción de las hostilidades El uso de la fuerza o de
armas de fuego para hacer cumplir la ley es, obviamente, una medida extrema. Esta afirmación se
desprende de la naturaleza del derecho a la vida como derecho humano fundamental. Desde
luego, en un conflicto armado la situación es muy distinta. Conviene, por ende, explicar los
principios que subyacen al uso de la fuerza, sobre todo porque algunos de ellos, como los de
necesidad y proporcionalidad, se aplican tanto a tareas de mantenimiento del orden como a
conflictos armados, pero con significados completamente diferentes.

5.2.1. Uso de la fuerza y de armas de fuego para mantener el orden El Código de Conducta para
funcionarios encargados de hacer cumplir la ley (CC) y los Principios Básicos sobre el empleo de la
fuerza y de las armas de fuego por los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley (PB) no son
tratados, pero ofrecen orientación sobre el uso de la fuerza y las armas de fuego. El CC establece
normas para las prácticas relativas a la aplicación de la ley que guardan coherencia con las
disposiciones sobre las libertades y los derechos humanos fundamentales. Los PB contienen
principios para “asistir a los Estados Miembros (del Consejo Económico y Social) en sus actividades
destinadas a asegurar y fomentar el papel que corresponde a los funcionarios encargados de hacer
cumplir la ley”. Los principios esenciales que rigen el uso de la fuerza y las armas de fuego son: • la
legalidad; • la precaución; • la necesidad, y • la proporcionalidad. Los funcionarios encargados de
hacer cumplir la ley pueden recurrir a la fuerza únicamente cuando todos los demás medios para
lograr

el objetivo legítimo resulten ineficaces (necesidad) y el uso de la fuerza pueda justificarse


(proporcionalidad) en relación con la importancia del objetivo legítimo (legalidad) que se desea
alcanzar. Los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley deben tener moderación al emplear
las armas de fuego y actuar en proporción a la gravedad del delito y al objetivo legítimo que se
persiga (PB, principios 4 y 5). Sólo podrán utilizar la fuerza necesaria para lograr un objetivo
legítimo.

En 1949, se aprobaron los cuatro Convenios que siguen vigentes hoy. Cada uno se
refiere a una categoría específica de personas que no participan, o han dejado de
participar, en las hostilidades.

I Convenio: para aliviar la suerte que corren los heridos y los enfermos de las fuerzas
armadas en campaña;

II Convenio: para aliviar la suerte que corren los heridos, los enfermos y los náufragos de
las fuerzas armadas en el mar;

III Convenio: relativo al trato debido a los prisioneros de guerra;

IV Convenio: relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra.

Los diferentes tratados que constituyen lo que se denomina el " derecho de Ginebra "
tienen por objeto la suerte que corren las personas que han dejado de combatir o que han
caído en poder del enemigo. No imponen límites al modo en que pueden ser conducidas
las operaciones militares. Mientras se desarrollaba el " derecho de Ginebra " , los Estados
codificaron, paralelamente y en varias etapas, las normas internacionales que habrían de
imponer límites a la conducción de las operaciones militares: el llamado

Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos


Artículo 2
1. Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a respetar y a
garantizar a todos los individuos que se encuentren en su territorio y estén sujetos a su
jurisdicción los derechos reconocidos en el presente Pacto, sin distinción alguna de raza,
color, sexo, idioma, religión, opinión política o de otra índole, origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.

2. Cada Estado Parte se compromete a adoptar, con arreglo a sus procedimientos


constitucionales y a las disposiciones del presente Pacto, las medidas oportunas para dictar
las disposiciones legislativas o de otro carácter que fueren necesarias para hacer efectivos
los derechos reconocidos en el presente Pacto y que no estuviesen ya garantizados por
disposiciones legislativas o de otro carácter.

3. Cada uno de los Estados Partes en el presente Pacto se compromete a garantizar que:

a) Toda persona cuyos derechos o libertades reconocidos en el presente Pacto hayan sido
violados podrá interponer un recurso efectivo, aun cuando tal violación hubiera sido
cometida por personas que actuaban en ejercicio de sus funciones oficiales;

b) La autoridad competente, judicial, administrativa o legislativa, o cualquiera otra


autoridad competente prevista por el sistema legal del Estado, decidirá sobre los derechos
de toda persona que interponga tal recurso, y desarrollará las posibilidades de recurso
judicial;

c) Las autoridades competentes cumplirán toda decisión en que se haya estimado


procedente el recurso.

Artículo 6
1. El derecho a la vida es inherente a la persona humana. Este derecho estará protegido
por la ley. Nadie podrá ser privado de la vida arbitrariamente.

2. En los países en que no hayan abolido la pena capital sólo podrá imponerse la pena de
muerte por los más graves delitos y de conformidad con leyes que estén en vigor en el
momento de cometerse el delito y que no sean contrarias a las disposiciones del presente
Pacto ni a la Convención para la Prevención y Sanción del Delito de Genocidio. Esta pena
sólo podrá imponerse en cumplimiento de sentencia definitiva de un tribunal competente.

3. Cuando la privación de la vida constituya delito de genocidio se tendrá entendido que


nada de lo dispuesto en este artículo excusará en modo alguno a los Estados Partes del
cumplimiento de ninguna de las obligaciones asumidas en virtud de las disposiciones de la
Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.

4. Toda persona condenada a muerte tendrá derecho a solicitar el indulto o la conmutación


de la pena de muerte. La amnistía, el indulto o la conmutación de la pena capital podrán
ser concedidos en todos los casos.

5. No se impondrá la pena de muerte por delitos cometidos por personas de menos de 18


años de edad, ni se la aplicará a las mujeres en estado de gravidez.

6. Ninguna disposición de este artículo podrá ser invocada por un Estado Parte en el
presente Pacto para demorar o impedir la abolición de la pena capital.

Artículo 7
Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes. En
particular, nadie será sometido sin su libre consentimiento a experimentos médicos o
científicos.

Artículo 9
1. Todo individuo tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales. Nadie podrá ser
sometido a detención o prisión arbitrarias. Nadie podrá ser privado de su libertad, salvo por
las causas fijadas por ley y con arreglo al procedimiento establecido en ésta.

2. Toda persona detenida será informada, en el momento de su detención, de las razones


de la misma, y notificada, sin demora, de la acusación formulada contra ella.

3. Toda persona detenida o presa a causa de una infracción penal será llevada sin demora
ante un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales, y
tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo razonable o a ser puesta en libertad. La
prisión preventiva de las personas que hayan de ser juzgadas no debe ser la regla general,
pero su libertad podrá estar subordinada a garantías que aseguren la comparecencia del
acusado en el acto del juicio, o en cualquier momento de las diligencias procesales y, en su
caso, para la ejecución del fallo.

4. Toda persona que sea privada de libertad en virtud de detención o prisión tendrá
derecho a recurrir ante un tribunal, a fin de que éste decida a la brevedad posible sobre la
legalidad de su prisión y ordene su libertad si la prisión fuera ilegal.

5. Toda persona que haya sido ilegalmente detenida o presa, tendrá el derecho efectivo a
obtener reparación.

LEY 16 DE 1972
Por medio de la cual se aprueba la Convención Americana sobre Derechos Humanos
"Pacto de San José de Costa Rica", firmado en San José, Costa Rica el 22 de noviembre
de 1969

San José, Costa Rica  7 al 22 de noviembre de 1969

 CONVENCION AMERICANA SOBRE DERECHOS HUMANOS (Pacto de San José)

 Artículo 2. Deber de Adoptar Disposiciones de Derecho Interno

 Si el ejercicio de los derechos y libertades mencionados en el artículo 1 no estuviere ya garantizado por
disposiciones legislativas o de otro carácter, los Estados Partes se comprometen a adoptar, con arreglo a sus
procedimientos constitucionales y a las disposiciones de esta Convención, las medidas legislativas o de otro
carácter que fueren necesarias para hacer efectivos tales derechos y libertades.
 Artículo 4.  Derecho a la Vida

 1. Toda persona tiene derecho a que se respete su vida.  Este derecho estará protegido por la ley y, en
general, a partir del momento de la concepción.  Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente.

 2. En los países que no han abolido la pena de muerte, ésta sólo podrá imponerse por los delitos más
graves, en cumplimiento de sentencia ejecutoriada de tribunal competente y de conformidad con una ley
que establezca tal pena, dictada con anterioridad a la comisión del delito.  Tampoco se extenderá su
aplicación a delitos a los cuales no se la aplique actualmente.

 3. No se restablecerá la pena de muerte en los Estados que la han abolido.

 4. En ningún caso se puede aplicar la pena de muerte por delitos políticos ni comunes conexos con los
políticos.

 5. No se impondrá la pena de muerte a personas que, en el momento de la comisión del delito, tuvieren
menos de dieciocho años de edad o más de setenta, ni se le aplicará a las mujeres en estado de gravidez.
 6. Toda persona condenada a muerte tiene derecho a solicitar la amnistía, el indulto o la conmutación de la
pena, los cuales podrán ser concedidos en todos los casos.  No se puede aplicar la pena de muerte mientras
la solicitud esté pendiente de decisión ante autoridad competente.

Artículo 5.  Derecho a la Integridad Personal

 1. Toda persona tiene derecho a que se respete su integridad física, psíquica y moral.

 2. Nadie debe ser sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.  Toda persona
privada de libertad será tratada con el respeto debido a la dignidad inherente al ser humano.

 3. La pena no puede trascender de la persona del delincuente.

 4. Los procesados deben estar separados de los condenados, salvo en circunstancias
excepcionales, y serán sometidos a un tratamiento adecuado a su condición de personas no condenadas.

 5. Cuando los menores puedan ser procesados, deben ser separados de los adultos y llevados ante
tribunales especializados, con la mayor celeridad posible, para su tratamiento.

 6. Las penas privativas de la libertad tendrán como finalidad esencial la reforma y la readaptación social de
los condenados.

Artículo 7.  Derecho a la Libertad Personal

 1. Toda persona tiene derecho a la libertad y a la seguridad personales.

 2. Nadie puede ser privado de su libertad física, salvo por las causas y en las condiciones fijadas de
antemano por las Constituciones Políticas de los Estados Partes o por las leyes dictadas conforme a ellas.

 3. Nadie puede ser sometido a detención o encarcelamiento arbitrarios.

 4. Toda persona detenida o retenida debe ser informada de las razones de su detención y notificada, sin
demora, del cargo o cargos formulados contra ella.

 5. Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin demora, ante un juez u otro funcionario
autorizado por la ley para ejercer funciones judiciales y tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo
razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el proceso. Su libertad podrá estar
condicionada a garantías que aseguren su comparecencia en el juicio.

 6. Toda persona privada de libertad tiene derecho a recurrir ante un juez o tribunal competente, a fin de
que éste decida, sin demora, sobre la legalidad de su arresto o detención y ordene su libertad si el arresto o
la detención fueran ilegales.  En los Estados Partes cuyas leyes prevén que toda persona que se viera
amenazada de ser privada de su libertad tiene derecho a recurrir a un juez o tribunal competente a fin de
que éste decida sobre la legalidad de tal amenaza, dicho recurso no puede ser restringido ni abolido.  Los
recursos podrán interponerse por sí o por otra persona.

 7. Nadie será detenido por deudas.  Este principio no limita los mandatos de autoridad judicial competente
dictados por incumplimientos de deberes alimentarios.

LEY 70 DE 1986
Por medio de la cual se aprueba la "Convención contra la tortura y otros tratos o penas
crueles, inhumanos o degradantes", adoptado en Naciones Unidas el 10 de diciembre de
1984.

Convención contra la Tortura y Otros Tratos o


Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes

Adoptada y abierta a la firma, ratificación y adhesión


por la Asamblea General en su resolución 39/46, de 10
de diciembre de 1984

Los Estados Partes en la presente Convención,

Considerando que, de conformidad con los principios proclamados en la Carta de las


Naciones Unidas, el reconocimiento de los derechos iguales e inalienables de todos los
miembros de la familia humana es la base de la libertad, la justicia y la paz en el mundo,

Reconociendo que estos derechos emanan de la dignidad inherente de la persona humana,

Considerando la obligación que incumbe a los Estados en virtud de la Carta, en particular


del Artículo 55, de promover el respeto universal y la observancia de los derechos humanos
y las libertades fundamentales,

Teniendo en cuenta el artículo 5 de la Declaración Universal de Derechos Humanos y el


artículo 7 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos, que proclaman que nadie
será sometido a tortura ni a tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes,

Teniendo en cuenta asimismo la Declaración sobre la Protección de Todas las Personas


contra la Tortura y Otros Tratos o Penas Crueles, Inhumanos o Degradantes, aprobada por
la Asamblea General el 9 de diciembre de 1975,

Deseando hacer más eficaz la lucha contra la tortura y otros tratos o penas crueles,
inhumanos o degradantes en todo el mundo,

Artículo 1
1. A los efectos de la presente Convención, se entenderá por el término "tortura" todo acto
por el cual se inflija intencionadamente a una persona dolores o sufrimientos graves, ya
sean físicos o mentales, con el fin de obtener de ella o de un tercero información o una
confesión, de castigarla por un acto que haya cometido, o se sospeche que ha cometido, o
de intimidar o coaccionar a esa persona o a otras, o por cualquier razón basada en
cualquier tipo de discriminación, cuando dichos dolores o sufrimientos sean infligidos por un
funcionario público u otra persona en el ejercicio de funciones públicas, a instigación suya,
o con su consentimiento o aquiescencia. No se considerarán torturas los dolores o
sufrimientos que sean consecuencia únicamente de sanciones legítimas, o que sean
inherentes o incidentales a éstas.

2. El presente artículo se entenderá sin perjuicio de cualquier instrumento internacional o


legislación nacional que contenga o pueda contener disposiciones de mayor alcance.

Artículo 2
1. Todo Estado Parte tomará medidas legislativas, administrativas, judiciales o de otra
índole eficaces para impedir los actos de tortura en todo territorio que esté bajo su
jurisdicción.

2. En ningún caso podrán invocarse circunstancias excepcionales tales como estado de


guerra o amenaza de guerra, inestabilidad política interna o cualquier otra emergencia
pública como justificación de la tortura.

3. No podrá invocarse una orden de un funcionario superior o de una autoridad pública


como justificación de la tortura.

Artículo 4
1. Todo Estado Parte velará por que todos los actos de tortura constituyan delitos conforme
a su legislación penal. Lo mismo se aplicará a toda tentativa de cometer tortura y a todo
acto de cualquier persona que constituya complicidad o participación en la tortura.

2. Todo Estado Parte castigará esos delitos con penas adecuadas en las que se tenga en
cuenta su gravedad.

La Declaración Universal de
Derechos Humanos

Artículo 3.
 
Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad de su persona.

Artículo 5.
 
Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes.
LEY 16 DE 1972
Por medio de la cual se aprueba la Convención Americana sobre Derechos Humanos
"Pacto de San José de Costa Rica", firmado en San José, Costa Rica el 22 de noviembre
de 1969

LEY 319 DE 1996


Por medio de la cual se aprueba el Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre
Derechos Humanos en Materia de Derechos Económicos, Sociales y Culturales
"Protocolo de San Salvador", suscrito en San Salvador el 17 de noviembre de 1988.

LEY 405 DE 1997


por medio de la cual se aprueba "la enmienda al párrafo 7 del artículo 17 y al párrafo 5 del
artículo 18 de la Convención contra la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o
degradantes", adoptada en Nueva York el 8 de septiembre de 1992.

LEY 16 DE 1972
Por medio de la cual se aprueba la Convención Americana sobre Derechos Humanos
"Pacto de San José de Costa Rica", firmado en San José, Costa Rica el 22 de noviembre
de 1969

LEY 554 DE 2000


Por medio de la cual se aprueba la "Convención sobre la prohibición del empleo,
almacenamiento, producción y transferencia de minas antipersonal y sobre su
destrucción", hecha en Oslo el dieciocho (18) de septiembre de mil novecientos noventa y
siete (1997)

LEY 70 DE 1986
Por medio de la cual se aprueba la "Convención contra la tortura y otros tratos o penas
crueles, inhumanos o degradantes", adoptado en Naciones Unidas el 10 de diciembre de
1984.

LEY 5 DE 1960
Por la cual se aprueban el acta final y los convenios suscritos por la conferencia
diplomática de Ginebra del 12 de agosto de 1949

LEY 14 DE 1908
Por la cual se aprueba una Convención – derechos de extranjería.

LEY 12 DE 1991
Por medio de la cual se aprueba la Convención sobre los Derechos del Niño adoptada
por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de noviembre de 1989.

En 1949, se aprobaron los cuatro Convenios que siguen vigentes hoy. Cada uno se
refiere a una categoría específica de personas que no participan, o han dejado de
participar, en las hostilidades.

I Convenio: para aliviar la suerte que corren los heridos y los enfermos de las fuerzas
armadas en campaña;
II Convenio: para aliviar la suerte que corren los heridos, los enfermos y los náufragos de
las fuerzas armadas en el mar;

III Convenio: relativo al trato debido a los prisioneros de guerra;

IV Convenio: relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra.

Los diferentes tratados que constituyen lo que se denomina el " derecho de Ginebra "
tienen por objeto la suerte que corren las personas que han dejado de combatir o que han
caído en poder del enemigo. No imponen límites al modo en que pueden ser conducidas
las operaciones militares. Mientras se desarrollaba el " derecho de Ginebra " , los Estados
codificaron, paralelamente y en varias etapas, las normas internacionales que habrían de
imponer límites a la conducción de las operaciones militares: el llamado

Convenios de La Haya de 1907, y cuya finalidad primordial consiste en limitar la guerra a


ataques contra objetivos necesarios para el resultado de las operaciones militares. La
población civil, por consiguiente, ha de ser protegida contra los ataques militares.

"Derecho de La Haya". Soslayaron un problema fundamental en el derecho internacional


humanitario: la protección de la población civil contra los efectos directos de las
hostilidades (ataques contra la población civil, bombardeos " ciegos ", etc.).

Conferencia Diplomática en Ginebra. Entre 1974 y 1977, se elaboraron dos nuevos


tratados de derecho internacional humanitario: los Protocolos adicionales a los Convenios
de Ginebra. Aprobados el 8 de junio de 1977, están, desde entonces, abiertos a la
ratificación o a la adhesión de todos los Estados Partes en los Convenios de Ginebra de
1949. Hoy en día, los dos Protocolos adicionales (o al menos uno de ellos) vinculan a la
inmensa mayoría de los Estados. El CICR no regatea esfuerzos para inducir a los Estados
que aún no lo han hecho a adherirse a los Protocolos.

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