La territorialización de las políticas públicas es un tipo de evidencia en la acción pública. El término
de territorio nacional ha sufrido modificaciones en sus dos fundamentos administrativos y políticos. La primera transformación aparece en los años 1980 y 1990 con el lugar cada vez más importante que ocupan los análisis dedicados a las condiciones de implementación de las políticas públicas a nivel local en el seno de los estudios sobre la acción gubernamental. El segundo cambio, más contemporáneo, está ligado al grado de responsabilidad cada vez mayor de las entidades locales.
La noción de territorio está históricamente ligada a relaciones de poder y dominación. A principios
de los años 1990 los sociólogos teorizan su funcionamiento sobre la base de tres vertientes complementarias. Jean-Claude Thoenig evoca la figura del Estado territorial para calificar las nuevas formas de institucionalización de la acción colectiva, el territorio (entendido como la comuna o el departamento) se convierte en el lugar principal para la definición de los problemas. Patrice Duran extiende este análisis cuando evoca los principios de territorialidad que guían desde entonces la acción pública conjunta de espacios de gestión políticamente estables para las comunas, pero marcados también por las turbulencias no controladas de los grupos de presión que se involucran en las negociaciones locales. Pierre Lascoumes traduce estas evidencias cuando estudia los cambios de mentalidad en el seno de las administraciones públicas, y muestra que los nuevos acuerdos procedimentales desembocan en la formulación de un bien común que no es otra cosa que una construcción territorial limitada en el tiempo que no hace referencia a objetivos concebidos a nivel nacional o sectorial.