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2008
El papel de los bienes meritorios en la Economía
Abstract
Los bienes meritorios son bienes intervenidos por el gobierno y que afectan directamente a los
individuos en la esfera privada, pero que parecen no tener una clara incidencia en los términos
económicos planteados por la economía moderna. Son dos las causas principales por las que esto
sucede. La primera es que Richard Musgrave, a pesar de formular esta categoría de bienes y
someterlos a la critica académica, no hizo un esfuerzo sustancial por aclarar su definición de los
mismos y desarrollarlos más a fondo. La segunda causa es que estos bienes implican una
discusión ética, y la economía, en su deseo de ser un ciencia objetiva, no ha querido dar esta
discusión. Este trabajo ofrece un estudio más detallado sobre la naturaleza y las características de
los bienes meritorios y pretende perfilar algunos lineamientos para incorporarlos a la teoría
económica moderna.
Índice
1. INTRODUCCIÓN ...............................................................................................4
4.CONCLUSIONES.............................................................................................. 36
5. FUENTES .......................................................................................................... 40
1. Introducción
La Ley Zanahoria es un ejemplo. Antanas Mockus, quien impuso esta ley durante su
alcaldía en Bogotá de 1995 a 1997, la describió y justificó de la siguiente manera (Mockus,
1999, p. 16):
1
Por economía moderna considero la línea económica que comenzó desde los fisiócratas cuando postularon el
concepto de laissez faire, seguido por la teoría del mercado de Adam Smith, la teoría marginalista y la definición de
la economía por Lionel Robbins, como la administración de recursos escasos y como una ciencia positiva. A esto se
suma todos los grandes aportes de Paul Samuelson, Hayek, la influencia de Keynes en macroeconomía y el trabajo
de la economía anglosajona durante el siglo XX.
“Saber antes de beber, uso responsable del alcohol” para mostrar diversos aspectos que
entraña el uso del alcohol, desde los efectos bioquímicos hasta los efectos del ambiente y
del grupo con el cual se consume. Este programa se presentó a 3500 estudiantes de los
grados 10 y 11 y a 150 docentes orientadores.
Para dar respuestas a estas preguntas en la primera sección se discute qué es la economía
moderna, qué ha dicho en relación a los diferentes bienes existentes y cuál es su posición frente a
las labores gubernamentales. La siguiente sección examina un tipo de bienes que no tienen un
lugar claro en la economía moderna: los bienes meritorios. Se tratan su definición, sus fuentes, la
manera en que se determinan, cómo se comparan con los demás bienes, y se estudia si deberían
ser parte de la teoría económica. La última sección concluye.
2. Sistemas económicos
Cuestiones y políticas como la “Ley Zanahoria” parecen no concordar con lo que la teoría
económica moderna ha afirmado en el último siglo. Economistas como Wicksell2, Sax3, Lindahl4
y Samuelson5, quienes en el siglo XX plantaron los pilares de la economía moderna y se
ocuparon del gasto público en los gobiernos modernos, no consideraron estas cuestiones como
parte de sus teorías económicas.
2
Knut Wicksell, economista sueco, desarrolló una teoría marginalista de la distribución.
3
Emil Sax, economista austriaco, extendió la aplicación de la teoría de la utilidad marginal a los dominios de las
finanzas públicas y de la tributación.
4
Eric Lindahl, economista Sueco, propuso un método parecido al sistema del libre mercado, conocido como el
equilibrio de Lindahl, para financiar los bienes públicos.
5
Paul Anthony Samuelson, eeconomista americano, es reconocido por sus múltiples contribuciones a la economía y
por su libro académico Foundations on Economic Analysis.
Samuelson, autor del manual Curso de economía moderna y ganador del Premio Nobel
en 1970, publicó en los años cincuenta varios artículos6 sobre el gasto público en los que definió
el concepto de economía mixta, dentro de este concepto se encierra los dos tipos de bienes que
estudia la economía.
Por el otro lado, está la economía centralista. En esta economía los bienes y servicios son
producidos y distribuidos por el gobierno y al igual que la determinación de la propiedad y
distribución de los mismos. La Unión Soviética Rusa y China son dos de los países
emblemáticos por tener este tipo de economía, pero al igual que la economía capitalista
sucumbió. El motivo principal fue el poder inmenso del Estado sobre el poder de elección de los
individuos, que también llevo a niveles de pobreza no deseados. A finales del siglo XX estas
economías han abierto sus puertas al capitalismo y reducido la participación del gobierno,
transformándose al igual que las economías capitalistas en economías mixtas.
6
Entre ellos se cuentan SAMUELSON, Paul. 1954. The pure theory of public expenditure. The review of economics
and stadistics, vol 36, No 4, Nov. 1954. MIT Press; y SAMUELSON, Paul. 1958. Aspects of public expenditure.
The review of economics and stadistics, vol 40, No 4, Nov. 1954. MIT Press.
desearía. Pero, en este trabajo no es posible hacer una definición más exacta de economía mixta
ni mencionar sus falencias, debido a que se alejaría del tema que le concierne y además hay un
limite de espacio para este trabajo, que no permite hacer una discusión al respecto. Sin embargo,
la definición de Samuelson es suficiente para ser el punto de partida en la explicación sobre la
posición de los bienes meritorios en la economía y sus deficiencias y posibles discusiones no
afectan las observaciones sobre estos bienes.
Siendo así, se puede asegurar, que durante el siglo XX la mayoría de países han
convertido sus economías en mixtas; en economías en que actúan tanto el mecanismo del
mercado como la intervención del gobierno. Países que a comienzos del siglo tenían economías
con poca intervención del gobierno y en las que regía el mecanismo del mercado –Estados
Unidos, Francia, Italia, Holanda y el Reino Unido– han tenido un aumento progresivo en el gasto
público, lo que las ha tornado en economías mixtas. La tabla 1 de hecho señala cómo Estados
Unidos duplicó en 50 años su gasto público en relación con el PIB, en tanto que Holanda y
Francia casi triplicaron estas cifras.
Aumento del gasto público en países capitalistas
Tabla 1
Estados Reino
Año Francia Alemania Japón Holanda Unidos Italia Unido
1938 21.8 42.4 30.3 21.7 18.5 29.2 28.8
1950 27.6 30.4 19.8 26.8 22.5 30.3 34.2
1965 38.4 36.6 19 38.7 27.4 34.3 36.1
1973 38.5 41.5 22.4 45.8 30.6 37.8 40.6
1982 50.4 49.4 33.7 61.6 36.5 47.4 47.1
1988 50.3 46.6 32.9 57.9 36.3 50.8 43.2*
*1987
Se puede apreciar cómo ha ido aumentando la participación del gobierno en diferentes países a lo largo
del siglo XX. Por ejemplo, el gobierno francés pasó de tener una participación de 21.8 % en el PIB de
1938 a 50.3% 50 años después.
Fuente: SACHS, Jeffrey. LARRAÍN, Felipe. (1993) Macroeconomía en la economía global. Prentice
Hall Hispanoamericana. México.
A continuación, se analizará el tipo de bienes que existen en una economía mixta. Como se
determinan, cuales son sus características, sus implicaciones y sus posibles falencias.
Los mercados regulan la interrelación entre los consumidores y los productores, dando
respuesta a cinco problemas centrales de la economía: qué se produce, cómo y cuanto se produce
y para quién y cuando se produce. El consumidor decide qué se produce al elegir qué compra. La
competencia entre los productores determina cómo y cuanto se produce –para competir con
precios y maximizar ganancias se busca el método más eficiente de producción–. Finalmente, en
el juego de la oferta y la demanda se determina para quién y cuando se produce.7
En rigor, esta labor de los mercados se limita a los bienes privados, aquellos que son
rivales y excluyentes. El consumo de un bien rival por un agente impide que otro lo consuma;
cuando un bien es excluyente se puede impedir con facilidad que un agente dado lo consuma.
Estas dos características exigen a los individuos que revelen sus preferencias y que a través del
pago del precio de mercado internalicen el costo del bien.
En competencia perfecta –con todos los precios de los bienes iguales al costo marginal, los
precios de sus factores iguales al valor del producto marginal, y sin efectos externos–, un
mecanismo de mercado sí conduce a un resultado eficiente. En tal caso, cuando cada
productor maximiza de manera egoísta su utilidad, el sistema como un todo es eficiente en
el sentido que “no se puede mejorar la situación de una persona sin perjudicar a otra”
(Samuelson, 1976).8
7
SAMUELSON, Paul. (1976) Curso de economía moderna. Aguilar, Madrid.
8
“Under perfect competition –with all good prices equal to marginal costs, with all factor prices equal to
the value of their marginal products, with no spillover or external effects–, a market mechanism does lead
to allocative efficency. In such a case, when each producer selfishly maximizes his or her own utility, the
La competencia perfecta requiere de un mercado con información perfecta y sin costos de
transacción, con un gran número de empresas que producen el mismo producto de manera
homogénea y que buscan maximizar sus ganancias, pero que no pueden influir sobre el precio
del mercado. La asignación de recursos es eficiente cuando no existe ningún otro tipo de
reasignación de recursos, diferente al que se está usando, que permita producir una mayor
cantidad de un bien sin reducir necesariamente la producción de otro. Esta eficiencia es necesaria
para que se esté en un Óptimo de Pareto.
system as whole is efficient in the sense that <<you can’t make any one person better off without hurting
some other person>>”.
9
Por un mercado neutral en términos de redistribución se entiende un mercado que no actúa en función ni teniendo
en cuenta la redistribución.
Así como la rivalidad y la exclusión son de vital importancia para los mercados de bienes
privados, su ausencia también es determinante para que los bienes públicos sean función del
gobierno. Dada la ausencia de rivalidad y exclusión, los agentes del mercado no tienen
incentivos para dar información sobre estos bienes ni disposición para pagarlos. El gobierno
interviene para determinar los bienes públicos, ya sea a través de decisiones autocráticas o
respaldadas por los mecanismos democráticos a través de los cuales la sociedad da a conocer sus
necesidades.
Que este tipo de bienes sean administrados por el gobierno parece no ser un problema
para la economía tradicional, porque al igual que los bienes privados, los bienes públicos
también pueden alcanzar un punto eficiente; es decir, un óptimo de Pareto. Cuando, por medio
del gobierno, la suma vertical de las tasas marginales de sustitución de cada individuo (cuando la
sociedad está dispuesta a dar un bien privado por un bien público más), es igual a la tasa
marginal de transformación en producción (cuánto del bien privado se debe dar para adquirir una
unidad más del bien público) y la oferta igual a la demanda colectiva, se está en un punto
eficiente.
La economía tradicional también justifica que el gobierno provea bienes con al menos
una de las características mencionadas: o rival o excluyente. Éste es, por ejemplo, el caso de los
bomberos, que a pesar de tener una alta posibilidad de exclusión, el costo marginal de uso por
individuo es mínimo; o el caso de una avenida congestionada, donde es muy difícil la posibilidad
de exclusión, pero existe un costo marginal de uso muy alto.
Poco después de que Samuelson diera a conocer esta teoría, Musgrave (1959, p.13)
sostuvo que la función del gobierno en la economía no se limitaba al manejo de bienes públicos
ni a la redistribución de bienes. El gobierno también interviene cuando el agente elige de manera
inadecuada el consumo de bienes privados que generan externalidades y cuando el agente toma
decisiones de consumo que lo pueden perjudicar. Musgrave crea, entonces, las categorías de
bienes mixtos y bienes meritorios, respectivamente. A estas categorías se dedican, en su orden,
las dos secciones que siguen.
Los bienes mixtos son bienes privados que, además de proveer un beneficio a quien lo
consume, también influyen en la sociedad en virtud de las externalidades que generan. Por
ejemplo, las vacunas son bienes privados que protegen a quienes se las aplican de contraer una
determinada enfermedad. Pero si una persona decide no aplicarse la vacuna y vive en un lugar
donde la mayoría de personas sí se la han aplicado, no se contagiará, ya que los demás, al
vacunarse, erradicaron el germen, produciendo una externalidad positiva de la cual se van a
beneficiar todos quienes los rodean.
Así pues, como los bienes mixtos son excluyentes y rivales, se determinan por medio del
mercado. Por lo tanto, la teoría de los bienes privados alcanza a contemplar los bienes mixtos.
Además, como los bienes mixtos generan externalidades, éstas se explican de la misma forma
que las de los bienes públicos, lo cual conduce a que los bienes mixtos también se determinen ya
sea a través de los votos o por decisión del gobierno, y se controlen por medio de subsidios e
impuestos. Esta manera de abordar los bienes mixtos es la causa de que la economía no se
preocupe de manera especial por este tipo de bienes, ya que los interrogantes en torno suyo han
sido resueltos por la teoría tradicional que distingue entre bienes públicos y privados.
Que este tipo de bien sea administrado por el gobierno parece no ser un problema, porque
al igual que los bienes privados y públicos, los bienes mixtos también alcanzan un punto
eficiente –es decir se ubican en un óptimo de Pareto–. La razón es debido a que la economía
moderna sostiene que si por medio del gobierno, se logra que la suma vertical de las tasas
marginales de sustitución de cada individuo sea igual a la tasa marginal de transformación en
producción y la oferta igual a la demanda colectiva, se está en un punto eficiente. El gráfico 1
muestra cómo la intervención del gobierno es útil para este tipo de bienes: Dp es la demanda
privada por un bien Y, Dx es la demanda social por ese bien a causa de la externalidad, y Ds es
la suma vertical de ambas demandas, Dx + Dp = Ds. El mercado sólo provee hasta Qp, pero
debido a las externalidades positivas se exige una oferta de Qs; por lo tanto el gobierno
interviene subsidiando la región TRFC, para que la oferta corresponda a la exigencia individual y
social.
C
T
Ds
R F
Dp
Dx
Qp Qs
Sin embargo, esta parece no ser la situación: gran parte de documentos sobre este tema
fundamentan esta ley en la disminución de las tasas de mortalidad y morbilidad, sin hacer alusión
a los casos antes mencionados10. De esta manera, se considera que la razón primordial para
implementar la Ley Zanahoria fue evitar que el individuo tomara una mala decisión de consumo:
exceder los niveles de alcohol. Por lo tanto, la prohibición sobre la bebida alcohólica tampoco es
un bien mixto, ni uno público ni privado como se mostró anteriormente.
La Ley Zanahoria –o más exactamente el bien que ella interviene– sugiere un vacío en la
teoría de la economía moderna. Si es así, entonces es necesario abordar interrogantes como: ¿Por
qué este tipo de bienes no han sido contemplados en la economía moderna? ¿Son, acaso, poco
relevantes para la economía? Si éste no es el caso, ¿qué hacer para que la economía los tenga en
cuenta? A continuación se intentará contestar a estas preguntas. Con ello se espera llenar algunos
de los vacíos en la teoría y práctica económica con respecto a los bienes y a la función del
gobierno.
3.2 Definición
10
Algunos de estos textos son:
• LLORENTE, Maria Victoria. NÚÑEZ, Jairo. RUBIO, Mauricio. 2000.Efectos de los controles al consumo de
alcohol y al porte de armas de fuego en la violencia homicida. Bogotá
• ARIAS, Beatriz Helena. SAENZ Ximena. Evaluación de la «Ley Zanahoria» en la ciudad de Manizales, Mayo
1997 – Mayo 1999.
telesalud.ucaldas.edu.co/telesalud/facultad/Documentos/Promocion/Vol%206/Evaluacion%20de%20la%20Ley%
20Z.pdf. Septiembre 25 del 2007.
• http://www.prevencionviolencia.org.co/intervencion/experiencias/valle_del_cauca/cali/cali_medidas.htm
Septiembre 25 del 2007
Los bienes meritorios son aquellos bienes que los individuos merecen o desmerecen por
el hecho de pertenecer a la sociedad. La razón por la que a la sociedad le interesa establecer este
tipo de bienes es porque existe otro tipo de interrelación entre agentes diferente a la de las
externalidades. En esta interrelación las personas, además de obtener utilidad por su propio
consumo, la obtienen del consumo de los demás y de lo que los demás consideren de su
consumo, en virtud de aspectos psicológicos como el altruismo, el egoísmo o el paternalismo
(Musgrave, 1979, p. 65 ).
A causa de estos aspectos psicológicos, los agentes se preocupan por las elecciones de
consumo que los otros tomen. Por ejemplo, bajo el supuesto de la economía moderna que las
personas son racionales y egoístas, la gente no estaría dispuesta a pagar impuestos o dar parte de
sus ingresos a los más pobres, a no ser que obtuvieran utilidad de ello. Como suponemos que las
utilidades son interdependientes, los donantes quieren que sus donaciones se destinen a los usos
específicos que les reportarían utilidad, como pueden ser los siguientes casos:
Por otro lado, los bienes meritorios son como los bienes mixtos, en el sentido que tienen las
mismas características que los bienes privados, pero son regulados por el gobierno. No obstante,
en el caso de los bienes mixtos la intervención reguladora se da dependiendo del grado de
externalidades que se genere. Mientras que en el caso de los bienes meritorios, la intervención
obedece a la consideración que el gobierno o la sociedad le dé a la elección de los consumidores
a causa de la interrelación de utilidades. Dicha consideración puede consistir en la determinación
de un error de elección, cuando el consumidor escoge un bien que la sociedad o el gobierno
consideran que lo perjudica o no escoge suficiente de un bien que la sociedad o el gobierno
consideran que le es beneficioso. Éste es, por ejemplo, el caso de drogas adictivas: éstas pueden
causar daños físicos y psicológicos a quien las consume, así que el gobierno establece leyes que
las prohíbe o que las vuelve más difíciles de conseguir, y conjuntamente crea programas para
evitar y disminuir su consumo. Musgrave (1979, p. 65) señala cuatro puntos por los cuales se
determina un error de elección:
• La obligatoriedad de ir al colegio.
• La regulación o el subsidio a actividades culturales y educativas.
• La obligatoriedad de ciertas pólizas de seguros.
Brennan y Lomasky (Mann, 2003, p.461), trabajando sobre este término, explican el bien
meritorio argumentando que los individuos pueden elegir su consumo a partir de 3 tipos de
preferencias diferentes:
11
Los ejemplo no se basan necesariamente en casos existentes o se limitan sólo a Colombia.
12
Los errores de elección no son excluyentes entre sí. Por lo tanto un bien puede considerarse meritorio bajo
diferentes circunstancias.
indirectamente el mercado a través de los bienes meritorios. Por último, las preferencias políticas
responden a “la sociedad debería...” y su influencia en el mercado no es tan clara y hacen alusión
a los bienes públicos. Estas tres preferencias pueden identificarse con claridad, y se aprecian en
el siguiente caso de la mitología griega: cuando Ulises navega cerca de las sirenas, su preferencia
de mercado le dice que debe saltar y unirse a ellas, aún sabiendo que esto le implicaría la muerte;
su preferencia por reflexión le dice que no debe oír el canto de las sirenas y que debe mantenerse
en el barco; y su preferencia política es exigirle a su tripulación que se tape los oídos.
El término de bienes meritorios fue creado por Musgrave, pero antes de él otros
economistas ya habían empezado a elaborar este tema. Musgrave en la mayoría de sus libros
dedica una sección a la historia y transformación de la teoría fiscal. En la presente sección se
desarrollan los aportes y las contribuciones de los principales autores que Musgrave menciona
concernientes a los bienes meritorios: Adam Smith y John Stuart Mill.
La regulación del mercado a través de la oferta y la demanda, el papel del gobierno como
laissez faire y el concepto del individuo como un ser egoísta son tres de las ideas más
importantes que en La riqueza de las naciones presenta Adam Smith para la economía. Pero la
ciencia económica no le ha dado tanta importancia a otra de sus grandes obras: La teoría de los
sentimientos morales. Este libro trata sobre la estructura de la interrelación que hay entre los
seres humanos a través de los sentimientos, que es esimilar a lo que plantea Musgrave para
justificar los bienes meritorios. En esta interacción el egoísmo, al igual que la benevolencia,
juegan un papel importante y Smith quiere dar a entender cómo los seres humanos se preocupan,
conmueven y sienten simpatía por los otros y por ellos mismos:
Por más egoísta que se pueda suponer al hombre, existen evidentemente en su naturaleza
algunos principios que le hacen interesarse por la suerte de otros, y hacen que la felicidad
de éstos le resulte necesaria, aunque no derive de ella nada más que el placer de
contemplarla. Tal es el caso de la lástima o de la compasión, la emoción que sentimos ante
la desgracia ajena cuando la vemos o cuando nos la hacen concebir de forma muy vívida.
Que nosotros sintamos dolor por el dolor de otros, es un hecho muy obvio para requerir
cualquier hecho para probarlo; ya que este sentimiento como cualquier otra pasión de la
naturaleza humana, no está confinado al virtuoso y humano, aunque puede que ellos lo
sientan con la más exquisita sensibilidad. 13 (Smith, 1997 p. 9).
Smith también introdujo el concepto de mérito y demérito, como cualidades que merecen un
premio o merecen un castigo. Pero a diferencia de Musgrave no le atribuye al gobierno un papel
en relación con estos conceptos ni en la interrelación entre personas. Sin embargo afirma que la
sociedad sí debe ejercer los premios y castigos necesarios para resaltar y difamar estas cualidades
y el gobierno tiene influencia sobre esto. (Smith, 1976 p.104)
Uno de los grandes aportes de Mill a la economía es la defensa del utilitarismo. En éste la
manera de valorar una acción como correcta es mientras ella produzca felicidad. Además, Mill
defiende la idea, al igual que Smith, de laissez faire, en torno al comportamiento de los
ciudadanos.
13
“How selfish soever man may be supposed, there are evidently some principles in his nature, which interest him in
the fortune of others, and render their hapiness necessary to him, though he drives nothing from it except the
pleasure of seeing it. Of this kind of pity or compassion, the emotion which we feel for the misery of others, when
we either see it, or are made to conceive it in a very lively manner. That we often derive sorrow from the sorrow of
others, is a matter of fact too obvious to require any instances to prove it; for this sentiment, like all the other
passions of human nature, is by no means confined to the virtous and humane, though they perhaps may feel it with
most exquisite sensibility.”
Pero, es en su libro Sobre la libertad (1869) donde Mill expone ideas relacionadas con
los bienes meritorios. En este libro Mill considera como ciudadanos a quienes han alcanzado su
edad madura: “Es, quizás, muy necesario decir que esta doctrina esta dirigida para aplicarse sólo
en seres humanos con madurez en sus facultades. No estamos hablando de niños, ni de personas
jóvenes debajo de la edad que la ley determine como madurez. Aquellos que aun están en un
estado que se necesita que otros los cuiden, deben ser protegidos de sus propias acciones como
de daños externos.”14 (Mill, 1869, I.10) Musgrave, hace este mismo análisis, y lo clasifica como
una imposición temporal de consumo mientras transcurre un periodo determinado de
aprendizaje.
Pero el hecho de estar en laissez faire no implica que a los individuos no les importe los
demás. Por el contrario, Mill sostiene que “los seres humanos deberían ayudarse mutuamente a
distinguir lo bueno de lo malo, y animarse a elegir lo primero y evitar lo segundo. (...) Pero
ninguna persona, ni número de personas, puede justificar decirle a alguien maduro en años, que
por su propio beneficio no debe hacer con su vida lo que decidió hacer con ella. Él es la persona
más interesada en su propio bienestar (...)”15. (Mill, 1869, IV.4) Pero a pesar de esta posición, los
bienes que generan vicios destructivos como la droga y el alcohol, son para Mill un caso
diferente. Por lo tanto, vuelve a abrir la puerta a otra intervención de parte del gobierno, pero esta
vez de manera más tímida. Mill sostiene con respecto a este tipo de bienes que:
(...) se debe buscar como prevenir cosas que han sido tratadas y condenadas desde el
comienzo del mundo hasta ahora; cosas que la experiencia ha mostrado que no son útiles ni
adecuadas para la individualidad de cualquier persona. Debe haber algún periodo y cantidad
de experiencia, que haga que una verdad moral o prudencial se determine como establecida,
14
“It is, perhaps, hardly necessary to say that this doctrine is meant to apply only to human beings in the maturity of
their faculties. We are not speaking of children, or of young persons below the age which the law may fix as that of
manhood or womanhood. Those who are still in a state to require being taken care of by others, must be protected
against their own actions as well as against external injury.”
15
“Human beings owe to each other help to distinguish the better from the worse, and encouragement to choose the
former and avoid the latter. (…) But neither one person, nor any number of persons, is warranted in saying to
another human creature of ripe years, that he shall not do with his life for his own benefit what he chooses to do with
it. He is the person most interested in his own well-being (…).”
simplemente se desee prevenir de generación en generación caer siempre en el mismo
precipicio que ha sido fatal a sus predecesores.16 (Mill, 18, IV.9)
Aunque Musgrave es mucho más directo en cuanto a la intervención del gobierno en este
tipo de bienes, Mill deja una opinión sembrada que sirve como sustento para acompañar la
posición de los bienes meritorios.
Por último, una de las intervenciones de Mill relacionados con los bienes meritorios la
hace en su libro Political Economy donde sostiene que el gobierno tiene dos funciones. Las
funciones ordinarias proveen las herramientas necesarias para que pueda existir un laissez faire
que defienda la vida, la propiedad y la integridad corporal. Por su parte, las funciones opcionales
son aquellas que el gobierno no debe ejercer necesariamente sino que elige realizar (Mill, 1909).
Según Musgrave, Mill identifica tres situaciones bajo las cuales el gobierno, en virtud de
sus funciones opcionales, elige intervenir:
1. Los individuos pueden ser incapaces de evaluar la utilidad de ciertos productos. Por esto, a los
niños se les puede exigir tener una educación básica.
2. Los individuos a quienes les falta previsión y pueden suscribir contratos irrevocables necesitan
ser restringidos.
3. Regulaciones pueden ser necesarias cuando los individuos delegan decisiones en los
administradores, que tienen un interés diferente. Por lo tanto se requiere regular las empresas
por acciones, especialmente de monopolios en cuyas utilidades los gobiernos deberían
participar.17 (Musgrave, 1985, p.6)
En estas tres situaciones operan bienes meritorios. Por ejemplo en el primer caso, Colombia
con el proyecto de ley de 126 de 2005 a la cámara establece que las personas menores de edad
deberán estar acompañados por sus padres o acudientes, los cuales suscribirán el consentimiento
en nombre de ellos, o en su defecto allegar autorización debidamente autenticada ante notario
16
“The only things it is sought to prevent are things which have been tried and condemned from the beginning of
the world until now; things which experience has shown not to be useful or suitable to any person's individuality.
There must be some length of time and amount of experience, after which a moral or prudential truth may be
regarded as established, and it is merely desired to prevent generation after generation from falling over the same
precipice which has been fatal to their predecessors.”
17
“ 1. Individual may be unable to evaluate the utility of certain products. Thus children may be required to undergo
elementary education.
2. Individuals lacking foresight may undertake irrevocable contracts and need to be restrained.
3. Regulations may be needed where individual delegate decisions to managers, whose interest differ. Regulation of
stock companies is thus called for, especially of monopolies in whose profits governments should share.”
público. En el segundo caso, un ejemplo son los interdictos por disipación del código civil
colombiano artículo 60 del Decreto 2820 de 1974. La disipación consiste en una marcada
propensión a derrochar bienes materiales, que la ley busca evitar, con miras a proteger al
malgastador, a su familia y a sus acreedores, así como también a terceras personas que puedan
llegar a contratar con él. La manera como la ley consigue hacer efectiva esta protección, consiste
en la limitación del ejercicio del derecho de propiedad. Por ultimo, para el tercer caso un ejemplo
puede ser las normas laborales como el salario mínimo, las vacaciones obligatorias, las ocho (8)
horas laborales, etc.
Después de estos dos autores, la investigación sobre teoría fiscal giró en torno a la utilidad
marginal. Ya no se estudiaba sobre el papel del soberano sino sobre las demandas del
consumidor que busca aumentar su utilidad. Los mismos principios de recursos eficientes se
aplicaban tanto a la esfera privada como la pública y se centraron sólo en bienes privados y
públicos. Trabajos importantes sobre este tema han sido los de Wicksell, Lindahl, Pigou y
Samuelson. En 1959, Musgrave introdujo un análisis con categorías diferentes a las de bienes
públicos y privados. Durante el siguiente medio siglo se ha trabajado sobre este tema, pero nunca
ha sido una corriente fuerte dentro de la economía.
Las políticas que restringen o incentivan ciertos consumos se establecen a través de las
dos mismas vías por las que se eligen los bienes públicos y mixtos: por un grupo selecto de gente
que tiene el poder o la información para imponer o disminuir el consumo de ciertos bienes –
“Incluso democracias como la nuestra tienen aspectos de una sociedad autócrata, donde se
considera apropiado que la elite (como sea definida) debe imponer sus preferencias” (Musgrave,
1979, p.65)18, o a través de un acto democrático. Por consiguiente, cuando se considera que
varios individuos están cometiendo errores de elección, los votantes piden que se establezcan
políticas públicas para dar solución a los mismos (Musgrave, 1959, p.13).
18
“Even democracy such as ours has aspects of an autocratic society where it’s considered proper that the elite
(however defined) should impose its preference”.
Un caso de un bien demeritorio19 es la ley aprobada en California a través de un
referéndum popular en 1998, en el que 60% de los votantes estuvo de acuerdo en prohibir el
consumo de carne de perro y caballo por humanos más no por animales. Roth (2006, p.3)
sostiene que la mayoría votó por esta ley porque les genera repugnancia saber que otras personas
puedan comer este tipo de carne, más no porque la sociedad se veía afectada.
Un caso para Colombia, en el que el gobierno tomó una decisión de manera autocrática,
está en la Constitución de 1991, en la cual, al declarar el derecho al libre desarrollo de la
personalidad, se impidió a los colegios exigirles a los estudiantes varones llevar el pelo corto.
Sentencias como la T-793/98 y la T-179/99 así lo demuestran. En estos casos no existe
justificación del gobierno sobre la forma en que la decisión de un joven de llevar el pelo largo al
colegio tendrá consecuencias sobre la sociedad. El gobierno tampoco argumenta por qué a la
sociedad le es beneficioso doblegar las normas que un colegio creó con el fin de educar, así
como tampoco explica por qué debe hacerse lo propio respecto a los padres que eligieron ese
colegio para su hijo. Mientras no haya argumentos acerca de las externalidades negativas que la
prohibición del pelo largo en las instituciones educativas genera, impedir a los colegios prohibir
el pelo largo en estudiantes varones es una imposición del gobierno sobre quienes consideran que
dicha prohibición no es dañina. Por lo tanto, la prohibición a los colegios de impedir que los
estudiantes varones lleven el pelo largo, es un bien meritorio; pues no está justificado en
términos de externalidades, sino en la deseabilidad de la misma como expresión del derecho
fundamental al libre desarrollo de la personalidad.
19
Los bienes demeritorios son bienes con las mismas características que los bienes meritorios, pero el gobierno en
lugar de incentivar su consumo intenta desincentivarlos. Estos bienes han estado implícitos en la teoría presentada
debido a que es la misma teoría la que abarca a bienes meritorios y demeritorios; ahora se explicitan los bienes
demeritorios para desarrollar un ejemplo de su determinación a través de un acto democrático.
Las externalidades de esos bienes no son obvias ni se tienen en cuenta en la teoría
económica moderna, como sí la de los bienes públicos y mixtos. La razón está en que la
construcción de la economía moderna se apoya sobre el concepto del individualismo
metodológico. Éste sostiene que los individuos son seres racionales que buscan maximizar su
utilidad y que los fenómenos sociales son principios explicables sólo por elementos individuales,
y no viceversa. Por lo tanto, la sociedad se entiende como la suma de los individuos. De esta
manera, cuando el individuo maximiza su utilidad no tiene en cuenta aspectos sociales ni la
utilidad de los demás miembros de la misma. Siguiendo esta idea del individualismo
metodológico, las consecuencias de los bienes meritorios tienen entonces un efecto mucho
mayor sobre los individuos que sobre la sociedad. Por lo tanto, este tipo de regulaciones parece
no encajar en la teoría que los neoclásicos han propuesto hasta ahora.
3.5 Por qué se ha escrito tan poco sobre los bienes meritorios
Los bienes meritorios entonces, aunque parecen estar presentes en la legislación de países
occidentales –como se ha mostrado en párrafos anteriores–, no han sido objeto de un trabajo
significativo ni de una amplia investigación, lo que sí ha ocurrido en el caso de los demás bienes.
Una de las posibles razones para esto último es que su definición continúa siendo ambigua y
poco clara: Buchanan (1999, p.84) mismo afirma –40 años después de la introducción de los
bienes meritorios– que él aún no entiende lo que Musgrave quiso decir.
20
Consultar libros como:
NICHOLSON, Walter. 1997. Teoría Microeconómica. Principios básicos y aplicaciones. McGraw-Hill. Madrid.
VARIAN, Hal R. 1998. Microeconomía intermedia. Un enfoque actual. Antoni Bosh. Barcelona
DAR EJEMPLOS!!! Stiglitz
hecho si hiciese parte de cada libros de texto sobre economía. Hasta tiene la apariencia de
reservarse para artículos de revistas especializadas”21 (Ver Eecke, 2007, p.2).
Musgrave sostiene, en una primera explicación, que una de las razones por las cuales los
bienes meritorios han quedado relegados es debido a que la situación de los bienes meritorios no
se presenta tan a menudo como podría suponerse. Plantea que cuando se examina el caso de
cerca, se comprueba que se trata frecuentemente de necesidades sociales. Musgrave también
considera que el problema de los bienes públicos se presta más para el análisis económico que el
planteado por los bienes meritorios y por consiguiente es natural que los economistas se centren
sobre el primer aspecto (Musgrave, 1959, p.14). Pero, con respecto a la primera explicación de
Musgrave, hay que considerar, no el análisis económicamente sólido que determinaría al bien
como un bien mixto o público, sino el análisis que de hecho llevan a cabo los gobernantes en
cada caso –como el de la Ley Zanahoria–. Si se toma esto en cuenta, los casos pueden ya no ser
tan poco frecuentes.
Otra de las posibles razones por las cuales se ha escrito poco de los bienes meritorios es
la pretensión de la economía moderna de ser una ciencia exacta (Robbins, 1945). Esto implica
que la economía debe tomar datos medibles y en lo posible objetivos. Así que temas que
conciernen a discusiones morales y éticas no deben tener cabida en esta ciencia. Lionel Robbins,
economista a comienzos del siglo XX, quien ayudó a construir los cimientos de la economía
moderna, escribió en su ensayo “Essay on the Nature and Significance of Economic Science”
que la única postura que la economía debe asumir frente a la sociedad es verificar que se halle en
un óptimo de Pareto, y de esta manera lograr la neutralidad en temas concernientes a la ética y la
moral. Para ello argumentó que: “La economía trata con hechos palpables; la ética con
valoraciones y obligaciones. Los dos campos de investigación no están en el mismo plano
discursivo. Entre las generalizaciones de los estudios positivos y los normativos hay fijado un
21
“[…] the concept has not acquired a firm foothold in economic theory as it would have if it were part of every
economic textbook. It even has the appearance of being reserved for specialized journal articles.”
abismo lógico que ninguna ingenuidad puede disfrazar y ninguna yuxtaposición del tiempo o del
espacio puede unir”22 (Robbins, 1945, p.148).
Contrario a esa idea, los bienes meritorios implican una discusión ética importante y un
debate sobre lo que está bien que el gobierno haga o deje de hacer. Abriendo las puertas a una
discusión de tipo normativo, precisamente de la que la economía moderna busca alejarse
(Robbins, 1945, p.148). Sin embargo, no se puede dejar de tener en cuenta que los bienes
públicos y mixtos, aunque presumen de ser bienes con características positivistas, también tienen
aspectos normativos. Después de todo, para determinar respecto a qué bienes debe intervenir el
gobierno, se requiere una toma de decisiones a partir de una posición ética.
Por ejemplo, el caso de los aerosoles antropogénicos con clorofluorocarburo (CFC). Este
tipo de aerosoles afectan el clima, cambiando el modo en el que la radiación electromagnética se
transmite a la atmósfera, destruyendo la capa de ozono, afectando a todos los seres vivos.23 Por
lo tanto, el 16 de septiembre de 1987 varios países, incluyendo a Estados Unidos, firmaron el
protocolo de Montreal. Acordaron no usar este tipo de productos, considerando este sacrificio
más importante que los problemas económicos que el cese de su fabricación pudiese acarrear.
Caso contrario a lo que ocurrió con el protocolo de Kyoto, un acuerdo internacional que aboga
por la reducción de las emisiones de dióxido de carbono y otros gases para mitigar el efecto
invernadero, el cual Estados Unidos, a diferencia del resto de países del primer mundo, decidió
no firmar, ya que consideraba las consecuencias económicas más importantes que las
ambientales.
Presuntamente, los bienes mixtos y los públicos tienen detrás un contexto científico que
permite tomar decisiones de la forma más objetiva posible. Entonces también debería existir para
los bienes meritorios un marco científico que sirva como guía en la toma de decisiones
relacionadas con estos bienes. Como marco científico, se entiende desde el punto de vista
22
“Economics deals with ascertainable facts; ethics with valuations and obligations. The two fields of enquiry are
not on the same plane of discourse. Between the generalisations of positive and normative studies there is a logical
gulf fixed which no ingenuity can disguise and no juxtaposition in space or time bridge over”.
23
http://es.wikipedia.org/wiki/Protocolo_de_Montreal. Septiembre, 2006.
económico, que hace alusión al individualismo metodológico, sigue unos parámetros numéricos
y medibles y tiene como fin la asignación de recursos de manera eficiente.
Para comenzar a formular un marco científico para los bienes meritorios, el primer paso
es comparar las características más importante de los diferentes bienes –ver tabla 2–, logrando
ubicar con mayor facilidad el lugar de los bienes meritorios en la teoría de la economía moderna.
Al hacer esto se detectan las diferencias y similitudes con los demás bienes y los vacíos teóricos
de los bienes meritorios. Al señalar los vacíos teóricos, se construye la teoría con el ánimo de
colmarlos para introducir aún más a los bienes meritorios en la teoría económica en cuestión.
En la tabla 2 se establecen las categorías que mejor describen cada bien. Se hace evidente
que las características de los bienes mixtos coinciden siempre con las características ya sea de los
bienes privados o de los públicos, con excepción de las labores redistributivas, –de las cuales se
hablará más adelante–. De esta manera, la teoría de los bienes privados y los bienes públicos se
convierte en material suficiente para entender a los bienes mixtos.
Por otro lado, los bienes meritorios comparten más características con los bienes privados
que con los públicos. Siguiendo el ejemplo de los bienes mixtos se puede asegurar que la teoría
sobre bienes privados cubre entonces una parte importante de los bienes meritorios. Con los
bienes públicos comparten el hecho de ser bienes que el mercado no satisface en su totalidad y el
ser elegidos por medio de actos democráticos o autocráticos; por lo tanto, la teoría sobre votos y
las investigaciones en relación con la autocracia sirven para analizar los bienes meritorios. Pero
los bienes meritorios tienen cuatro características que los diferencian de los demás bienes:
La primera y cuarta características –los bienes meritorios corrigen un error de elección y los
bienes meritorios se eligen a través de preferencias reflexivas–, son diferencias que los definen
frente a los otros bienes. De la misma manera en que estas dos diferencias crean polémica y
hacen difícil incluir en la teoría económica a los bienes meritorios, se deben usar para poder
fortalecer las otras dos características: no alcanzan una asignación eficiente de recursos y no
están respaldados por un modelo científico. Robbins presentó estas últimas características como
parte esencial de la teoría económica moderna (1945, p.148), y son justamente las únicas
características que los otros tres bienes comparten y que les abre las puertas a la teoría
económica moderna.
R F
Dp
Dm
Qp Qy
Pero por qué esto es posible para los bienes mixtos y meritorios? Buchanan y Tullock en
su libro The calculus of consent, resolvieron este problema para el caso de los bienes públicos
que a sido también útil para los bienes mixtos. La necesidad de resolver este problema fue al
notar que para satisfacer intereses económicos se utilizaba el proceso democrático y que no había
una teoría económica sobre esto. El punto de partida para los bienes meritorios en este caso es el
mismo. Por ejemplo una de las propuestas más importante para el candidato por la alcaldía de
Bogotá, Juan Carlos Flores, era controlar los precios de los parqueaderos. El precio de
parqueaderos de Bogotá obedece al comportamiento de la demanda y la oferta24, en Bogotá por
cuestiones de espacio parece ser que la oferta es limitada, la demanda muy alta y por lo tanto los
precios son muy elevados. Así que las personas que tienen carro se encuentran descontentas y los
candidatos utilizan está inconformidad para poder ganarse a ese público. Pero este problema no
tiene nada que ver con las externalidades, es un problema puramente individual.
Después de descubrir ese vació teórico, Buchanan y Tullock definieron los bienes
públicos en términos de evaluaciones individuales y las decisiones de grupo como resultado de
decisiones individuales (Buchanan & Tullock, 1962, p.35). Las elecciones individuales sobre
aspectos colectivos tienen el mismo fin que las elecciones individuales sobre aspectos privados,
aumentar la utilidad. Aunque a diferencia de la elección de bienes privados, en las elecciones
colectivas el individuo no tiene forma de saber el resultado final ni el grado de responsabilidad
que tiene al elegir un bien público. Por lo tanto la elección que toma el individuo sobre bienes
públicos no puedes ser completamente racional, como sí es el caso de la elección de los bienes
privados. Por esta razón “no podemos esperar que modelos basados en un supuesto de
comportamiento racional individual produzcan un resultado tan fructífero cuando se aplica a un
proceso de elecciones colectivas como cuando se ha hecho con modelos similares aplicándolos al
mercado o a elecciones económicas. De todos modos, esta expectativa comparativamente débil
no provee razón alguna para abstenerse de desarrollar estos modelos.”25 (Buchanan & Tullock,
1962, p.39).
24
Según acuerdo 79 de 2003 de Concejo de Bogotá, artículo 118 numeral 3 (Código de Policía de Bogotá) y en el
decreto distrital 423 de 1995, corresponde al gobierno distrital fijar la tarifa de los servicios de parqueaderos
25
(...) we should not expect models based on the assumption of rational individual behavior to yield as fruitful a
result when applied to collective- choice process as similar models have done when applied to market economic
choices. However, this comparatively weaker expectation provides no reason at all for refraining from the
deelopment of such models.
Para el caso de los bienes meritorios, las evaluaciones son también individuales y por lo
tanto las decisiones de grupo son una sumatoria de estas evaluaciones. Y si se tiene en cuenta el
aumento de la utilidad debido a la interrelación que existe entre los individuos, como supuso
Smith y Musgrave, y la preferencia reflexivas, se puede considerar que la intención de los
individuos al demandar bienes meritorios tiene como objetivo el aumento de su utilidad, tal
como ocurre con los bienes públicos y mixtos. Y la reflexión sobre la racionalidad que Buchanan
y Tullock hacen alrededor de los bienes públicos son además útiles para los bienes meritorios,
porque al igual que los bienes públicos no se puede conocer el resultado final ni el grado de
responsabilidad.
Sin embargo ¿qué ocurre con las decisiones autocráticas? Por un lado no es una toma de
decisión colectiva si no individual, o por un grupo pequeño de gente, que a la larga es la suma de
decisiones individuales y se estableció, que las decisiones individuales se basan en aumentar la
utilidad personal. Así que bajo esta premisa se supondría que la decisión autocrática se toma
pensando en el beneficio personal y no en el social. Justamente por este motivo la economía
moderna ha intentado que el gobierno no tenga el poder de tomar este tipo de decisiones.
26
Fuente de la fotografía: http://cerebraljetsam.wordpress.com/2007/02/23/day-15-i-feel-like-modernism-
exhausted/. Noviembre 12 del 2007
3.6.2 Sobre las bases científicas
Sobre el hecho que los bienes meritorios no están respaldados por un modelo científico,
Olmeda (1995, p.13) propone una sencilla pero útil herramienta para comenzar a analizar los
bienes meritorios desde esta perspectiva. Esta herramienta tiene como objetivo comparar el
respeto a las preferencias privadas de los individuos con diferentes caracteres que podrían
justificar la intervención del gobierno, como la complejidad de la elección individual sobre el
bien, la frecuencia de la elección, la utilización del bien y el costo individual de la información
relevante. Estos son los aspectos que se deben tener en cuenta al momento de asumir una postura
política ante determinado bien meritorio. Las tablas formuladas por Olmeda muestran nueve
categorías para clasificar a los bienes meritorios: la primera fila señala los casos en los cuales el
gobierno no interviene en la elección del consumidor, la siguiente fila indica los casos en que el
gobierno interviene pero no totalmente, y la última fila contiene los casos de bienes meritorios
puros.
En las columnas de sus tablas Olmeda mide el grado de error del consumidor. Los casos
más controversiales son el 3 –donde el gobierno no interviene pero las posibilidades del
individuo en cometer un error son muy altas– y el caso 7 –debido a que el individuo está
completamente informado sobre el bien en cuestión, pero aún así el gobierno interviene en su
decisión–.
En la tabla 3 se analiza el grado de respeto que tiene el gobierno por la decisión del
consumidor en relación con el costo que el consumidor debe asumir para adquirir información
sobre el bien en cuestión. Por ejemplo, el caso de las medicinas prescritas. Para el consumidor
implica gastar muchos de sus recursos en conocer a profundidad los medicamentos que ofrece el
mercado. Por esta razón, el gobierno debe restringir la venta exigiendo la receta del médico en
los productos que se consideren necesarios. Este caso se ubica en la casilla 6: el costo de la
información es muy alto y el grado de respeto por la elección del individuo es parcial, porque no
se le permite comprar medicinas prescritas según su preferencia, pero tampoco se le obliga a
adquirir el producto.
Otro ejemplo es la regulación por parte del gobierno de la publicidad. El gobierno
establece unas normas coercitivas y prohibitivas frente a cómo debe ser la publicidad, con el
ánimo que las empresas no utilicen información falsa, no confundan al consumidor ni los hagan
creer cosas que no son ciertas.
Complejidad de la elección
Tabla 3
Grado de El costo individual de la información
respeto por relevante
la elección Nula Parcial Total
Total 1 2 3
Parcial 4 5 6
Nula 7 8 9
En el caso de los menores de edad uno podría creer que la mayoría de bienes que se le
imponen a ellos es debido a que no tienen la suficiente capacidad ni conocimiento para tomar
decisiones correctas por lo tanto ellos se ubicarían en la tercera fila. Las restricciones de
determinados programas de televisión en horarios familiares es un caso típico para esta tabla.
Otro ejemplo es la obligatoriedad del uso del cinturón de seguridad. Para una gran
mayoría de personas es claro que su uso los protege en caso de tener un accidente
automovilístico. Pero esa información no es suficiente: muchas personas prefieren no usarlo, ya
que les incomoda. Por lo tanto, el gobierno considera el no uso del cinturón de seguridad como
un error de elección y obliga a los ciudadanos ubicados en los puestos delanteros del auto a
usarlo. Consecuentemente, este caso se ubica en la casilla número 9.
Estas tablas son pues una base para crear estructuras científicas y clasificaciones y
permiten pensar de una manera más objetiva de los bienes meritorios, con la intención de
examinar y tener los bienes que son realmente necesarios. Y en momento que haya aceptación
conocer las incidencia económicas que acarrean.
Los bienes mixtos, al igual que los bienes meritorios, además de las funciones antes
mencionadas son usados como herramientas para que el gobierno pueda generar una labor de
redistribución. Las labores de redistribución se justifican según los siguientes dos casos. En el
caso de los bienes mixtos, una redistribución se hace con el fin de poner a la sociedad como un
todo en una mejor posición a la que se encontraba. En el caso de los bienes meritorios, la
redistribución está justificada por causa de lineamientos morales, como es el caso –aunque en la
esfera privada– de las Damas Grises en Colombia. Estas son mujeres de estratos socioeconómico
alto que dedican tiempo y recurso para ayudar a los menos favorecidos, sin ninguna
remuneración económica a cambio. La economía moderna, aunque acepta el papel del gobierno
como redistribuidor de recursos, lo trata como un tema marginal. Lamentablemente, abordar este
tema en este trabajo llevaría más allá de la discusión en torno a la inclusión de los bienes
meritorios como parte de las categorías fundamentales de la economía moderna. Por lo tanto, ha
de dejarse de lado.
4.Conclusiones
En la primera sección del trabajo se hizo una revisión sobre cuál era el papel de la
economía en relación con los diferentes tipos de bienes existentes. Sin embargo, se identificó un
tipo de bienes que la economía ha dejado a un lado: los bienes meritorios de Musgrave (1979).
Éste abandono ha creado un vacío teórico cuyas causas e implicaciones se exploraron en el
trabajo.
Las causas principales por las que la economía moderna a dejado a un lado este tipo de
bienes, son dos. La primera es que Richard Musgrave, a pesar de formular esta categoría de
bienes y someterlos a la critica académica, no hizo un esfuerzo sustancial por aclarar su
definición de los mismos y desarrollarlos más a fondo. De esta manera, los economistas que han
querido retomar este término se han visto en dificultades y confusión, ya que a veces los bienes
meritorios se entienden como mixtos, como se presentó en un comienzo (Musgrave, 1959).
La segunda causa es que estos bienes implican una discusión ética, y la economía, en su
deseo de ser un ciencia objetiva, no ha querido dar esta discusión. Por lo tanto, se ha mantenido
alejada de temas relacionados con esta discusión y, por ende, de los bienes meritorios. Pero
evitar esta discusión no es razón suficiente para ignorar bienes existentes.
Cuando la economía asuma la discusión ética necesaria para establecer hacia dónde
dirigirse y un modelo científico que ofrezca parámetros, como los propuestos en este trabajo, se
podrán conocer las implicaciones, las consecuencias y los resultados relacionados con la
dirección que los individuos, junto con el Estado, decidieron que la sociedad tomara. De esta
manera, políticas como Ley Zanahoria no serán regulaciones del gobernante de turno, ni
banderas políticas: serán normas con implicaciones económicas conocidas y justificadas con la
búsqueda de la sociedad en su creencia como Estado.
Una cuestión relacionada que requiere reflexión futura es que con lineamientos claros que
sirvan como guía para determinar y clasificar cuál es el tipo de bien meritorio en cuestión, se
evitará que cualquier tipo de bien meritorio sea usado como fin electoral. El papel del Estado en
torno a los bienes meritorios deberá volverse más claro, lo que justifica las tablas de clasificación
sugeridas donde se compara el respeto por el individuo con el carácter que se busca mejorar. Con
estos lineamientos, se evita que las preferencias reflexivas sean un motivo para obtener votos y
ganar aceptación política, ya que la ciudadanía tiene ahora herramientas para ser más consciente
sobre el uso que sus representantes le dan a los bienes meritorios, evitando ser seducidos
incautamente en las elecciones y que estos bienes cambien según el gobernante de turno.
Con unos parámetros que sirvan como guía, el Estado comienza a tener una dirección
más clara y una función mejor establecida, como ya ocurre con los bienes privados, públicos y
mixtos. Esto, además, permite que los recursos, tanto del Estado como del individuo, se utilicen
mejor. Por ejemplo, se podría determinar si un referéndum para prohibir a los humanos
consumir carne de perro o caballo, es importante para el Estado y si es un derroche de recursos
tanto monetarios como de tiempo. Además, se evitaría que leyes como la que impide que los
colegios prohíban a los varones el uso del pelo largo se establezcan y luego se eliminen. Porque,
de esta manera, desde un comienzo se tiene claro cuál es la función del gobierno en relación con
ese tipo de bienes privados, que caen dentro de la esfera de lo moral y orientan sensatamente las
políticas públicas.
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