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miércoles, junio 17, 2020


 FINANCIACIÓN RESPONSABLE
 OPINIÓN

El riesgo reputacional es ya un
riesgo financiero
agosto 19, 2019

Juan Carlos Villanueva

Juan Carlos Villanueva

Los riesgos reputacionales han aumentado en los últimos años para las
empresas e instituciones financieras por efecto, principalmente, de la aparición
de las redes sociales; la creciente vigilancia y sensibilidad respecto a la
corrupción y las conductas fraudulentas e ilícitas; y la demanda de unos
servicios cada vez de más calidad e igualitarios por parte de los nuevos
movimientos sociales y ciudadanos.

Los riesgos reputacionales aumentan, principalmente,


con las redes sociales y la creciente vigilancia sobre la
corrupción
Como consecuencia de ello, estos riesgos pueden llegar a ser un factor
clave en la gestión del riesgo empresarial. Sin embargo, muchos se
preguntan aún si estos riesgos entran dentro de los catalogados como
riesgos financieros o se trata de riesgos de carácter extra financiero.

Los riesgos reputacionales abarcan un gran número de actuaciones y


circunstancias, pero podrían considerarse como los que derivan
de conductas inapropiadas, irregulares o fraudulentas y provocan alarma,
temor o rechazo entre los stakeholders y se reflejan en la opinión pública
de forma negativa y perjudicial para la imagen de la empresa o entidad,
especialmente por el papel amplificador de las redes sociales.

Si alguien tiene dudas de su coste puede analizar casos


como el de Barings, Enron, Worldcom, Arthur
Andersen, Lemahn Brothers…
Si alguien tiene aún dudas sobre sus costes e impacto puede analizar
numerosos casos en los que estos riesgos han estado a punto de hacer
sucumbir a empresas o las ha llevado a la quiebra. Casos como el de
Barings, Enron, Worldcom, Arthur Andersen, como auditora de muchas
de estas empresas en las que no detectó irregularidades y, más
recientemente, con la crisis financiera, Lemahn Brothers u otros casos
menos conocidos como la aseguradora americana AIG, que estuvo a
punto de sucumbir por su falta de previsión y los comportamientos y
prácticas de muchos de sus directivos y profesionales.
No hace falta salir de España

No hace falta salir de España ya que en nuestro país tenemos un buen


número de ejemplos entre las cajas de ahorro, no pocas de las cuales
desaparecieron por las malas prácticas de sus administradores,
extendiendo el daño reputacional al conjunto del sistema de cajas de
ahorro, que, como tal, prácticamente ha desaparecido, obligando a las
entidades supervivientes a convertirse en bancos con todas sus
consecuencias legales, estatutarias y de gobierno corporativo.

En pocos años, los riesgos reputacionales han pasado a primer plano


hasta el punto de que su análisis y estudio ha llegado a los órganos de
gobierno o administración de cualquier compañía, con visión a largo
plazo y pueden llegar a tener efectos mas demoledores que otros riesgos
financieros clásicos.

Banco Popular pasó de mejor y más rentable banco del


mundo a su intervención por el BCE
Quien quiera conocer el coste y los daños que pueden derivarse de estos
riegos puede analizar las consecuencias que  tuvieron para las
multinacionales y bancos antes citados o que analice el caso del Banco
Popular, que pasó en poco tiempo de ser catalogado por instituciones
internacionales de prestigio como el mejor y más rentable banco del
mundo a su intervención por parte del Banco Central Europeo para ser
vendido a saldo, como consecuencia de toda una serie de decisiones
estratégicas que fueron deteriorando su imagen hasta llegar en pocos
días a una reputación insignificante ante el mercado y la opinión pública.

Estos riesgos son de una especial importancia en el sector financiero y


bancario, en lo que se refiere a la relación con sus clientes minoristas y la
gestión de patrimonios, especialmente tras la puesta en marcha de
MIFID I y MIFID II y las exigencias que las autoridades imponen a las
entidades bancarias para proteger a los inversores, reafirmando al mismo
tiempo la finalidad principal de los propios supervisores y las agencias
que regulan los mercados y la actividad financiera.

Identificar los síntomas de problemas y riesgos


reputacionales
Las entidades financieras deberán ser más exhaustivos en el estudio y
análisis de los datos a la hora de identificar los primeros síntomas de
problemas y riesgos para tomar medidas que impidan que se extiendan.

Las actitudes defensivas ante los requerimientos y


exigencias son una garantía de fracaso
Las actitudes defensivas ante esta avalancha de requerimientos y
exigencias que imponen las autoridades, pero también la opinión pública
y los ciudadanos, a través de las redes sociales y de movimientos más o
menos organizados, son una garantía de fracaso. Quienes consideren
este proceso como una amenaza y un engorro que pueden sortear con
triquiñuelas y evasivas serán arrollados y orillados.  Tampoco basta con
aumentar los recursos en materia de “compliance”. La única actitud
posible es incorporar estas exigencias a la cultura de la empresa o la
entidad y tratar de convertirlo en un arma competitiva.

La tecnología hace posible hoy el acceso a todos los rincones de un


negocio y a distintas fuentes de información que pueden aportarnos
datos e ideas para hacer de la necesidad virtud y ponernos “al frente de
la manifestación” a la hora, no sólo de dar cumplida respuesta a los
requerimientos de transparencia y buenas prácticas, sino de ofrecer un
servicio a la medida de la calidad y las necesidades que exigen hoy los
clientes y usuarios, y reducir al mínimo los riesgos reputacionales.

Hacer de las redes sociales nuestro aliado


Las redes sociales no pueden ser solo un elemento ajeno que nos
controla y aumenta la vigilancia sobre nuestras prácticas sino que puede
ser un magnífico aliado para conocer nuestras debilidades y descubrir
cuáles son nuestros riesgos reputacionales, como ya lo hacen las
compañías líderes y más inteligentes, que tratan de convertir el dialogo
permanente con el cliente, y hasta incluso sus quejas, en una elemento
positivo y de colaboración de cara no sólo su negocio actual sino el que
deban desarrollar en el futuro.

Juan Carlos Villanueva es Editor de Guía de la FINANCIACIÓN


EMPRESARIAL

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