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Su cara mostraba algo de angustia, pero al mismo tiempo esta era ocultada
por la cantidad de sueño que se sentía al despertarse de esa manera tan
desastrosa. Ahora sí debía de estar preparada para empezar un nuevo día
laboral junto a un castigo por parte de su superior. Se dispone a levantarse
de su silla para luego estirar sus extremidades, primero empezando por su
columna y luego por los brazos, así hasta terminar el los pies. Una vez
hecho este arduo y tortuoso trabajo, solo resonaba en su cuerpo la
sensación y sonido del crujir de sus huesos al estar recomponiendose por
medio de cuidadosas elongaciones.
— Bueno… Veamos… —Frota sus ojos con lentitud, no podía ver bien, la luz
le caía bastante mal, y apenas notaba como los primeros rayos de sol
empezaban a asomarse a través de los cristales que hacían de ventana. Fija
su mirada al reloj eléctrico que tenía en su mesa, este marcaba las 4:30 de
la mañana, si salía, las cámaras la captarían, y eso no le resultaba algo
bueno, en fin, solo decide quedarse ahí dentro avanzando en el papeleo de
la fundación del cuidado de la vida marítima. Su computador estaba en
suspensión, seguramente se puso en reposo cuando dejó de utilizarlo.
Lentamente toma el ratón y lo mueve, se asusta un poco cuando nota la
manera tan brusca en que la pantalla se encendía, al parecer sus ojos no
soportaban la luz de manera tan abrupta, no obstante unos pestañeos
arreglarían su sensibilidad y todo estaría listo. Entrecierra sus ojos y por fin
podía empezar a trabajar, necesitaba terminar de redactar un documento,
más bien, un permiso para poder hacer un monitoreo más extenso por las
zonas aledañas del mar. Ahora ya su mente desprendía hilillos de
información para poder ir contextualizandose poco a poco.
— Mire, aquí tiene. —Dijo con un tono seco y monótono, para expresar
seriedad con su jefe. Este señor lo recibe y hojea el documento, trata de
buscar algún error, pero todo estaba perfecto, era innegable, así que solo
firma el permiso y se lo devuelve, no todo fue tan bueno ya que le dijo las
siguientes palabras: —”Como vuelvas a dormir acá nuevamente, me veré
obligado a ponerte bajo monitoreo, pero como veo que te esforzaste y no
hiciste algo estupido, pasaré esto por alto.”
Los días pasaron y ya era la fecha que tanto esperaba con ansias, se había
preparado, su maleta estaba repleta de cosas útiles, tales como cámaras,
libretas, bloqueador, primeros auxilios y cualquier cosa necesaria para tan
arduo viaje. Estaba lista para todo, aunque fuera solo un día entero de viaje,
estaba segura de que necesitaría de muchas cosas ya que no sabía si alguna
calamidad le haría un mal a ella o la tripulación que le acompañaba.
Todo el día se la pasó con una cámara en mano, así hasta llegar la tarde y
terminar el recorrido, la noche se anunciaba con una luminosa luna nueva,
esto le daba esperanzas ya que era un nuevo florecer para ella misma y su
preciado mar. Tanta devastación, colmenas de coral pintados de negro, el
tono verdoso de la zona, el olor putrefacto, los animales muertos, gaviotas
con aparatejos en sus cuellos o patas, incluso aves sin extremidades por
cortes de latas, ya estaba completamente consternada de haber visto el
infireno marino en carne propia, ya le ocasionaba miedo poder ver lo
devastado que todo podía llegar a ser. Los rumores eran reales y ella iba a
hacerlos saber a todo mundo.