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Historia.

Ángela se había despertado muy temprano de su profundo sueño, aquella


muchacha de tez morena y cabello moderadamente corto había despertado
de aquel placentero y agradable sueño encima de una fría superficie llamada
escritorio. La adulta en un abrir y cerrar de ojos y se dió cuenta que era
momento de espabilar y levantarse ya que acababa de hacer algo indebido
por las políticas del refugio acuático, ahora si estaba en problemas,
realmente podían llegar a despedirla si notaban que ella se había quedado
dormida en el establecimiento, claramente rompió las reglas y era momento
de su debida penalización.

Se dispone a darse unos cortos y suaves golpes en la cara para poder


recomponer energías, su cuerpo ahora empezaba a sentir las injurias por
haber hecho tal acto. Primero que todo, sentía muy entumecido todo su
rostro, en especial sus mejillas y barbilla, luego su columna gritaba de dolor
por la postura hecha para empezar a dormitar, a todo esto se le sumaba la
incertidumbre que generaba su inconsciente por estar incumpliendo las
reglas impuestas por tan importante centro marítimo.

— No puede ser..—Fueron sus primeras palabras, nada de quejidos o


murmullos, ahora si estaba completamente segura de que estaba metida en
problemas — Espero que el jefe lo entienda…

Su cara mostraba algo de angustia, pero al mismo tiempo esta era ocultada
por la cantidad de sueño que se sentía al despertarse de esa manera tan
desastrosa. Ahora sí debía de estar preparada para empezar un nuevo día
laboral junto a un castigo por parte de su superior. Se dispone a levantarse
de su silla para luego estirar sus extremidades, primero empezando por su
columna y luego por los brazos, así hasta terminar el los pies. Una vez
hecho este arduo y tortuoso trabajo, solo resonaba en su cuerpo la
sensación y sonido del crujir de sus huesos al estar recomponiendose por
medio de cuidadosas elongaciones.
— Bueno… Veamos… —Frota sus ojos con lentitud, no podía ver bien, la luz
le caía bastante mal, y apenas notaba como los primeros rayos de sol
empezaban a asomarse a través de los cristales que hacían de ventana. Fija
su mirada al reloj eléctrico que tenía en su mesa, este marcaba las 4:30 de
la mañana, si salía, las cámaras la captarían, y eso no le resultaba algo
bueno, en fin, solo decide quedarse ahí dentro avanzando en el papeleo de
la fundación del cuidado de la vida marítima. Su computador estaba en
suspensión, seguramente se puso en reposo cuando dejó de utilizarlo.
Lentamente toma el ratón y lo mueve, se asusta un poco cuando nota la
manera tan brusca en que la pantalla se encendía, al parecer sus ojos no
soportaban la luz de manera tan abrupta, no obstante unos pestañeos
arreglarían su sensibilidad y todo estaría listo. Entrecierra sus ojos y por fin
podía empezar a trabajar, necesitaba terminar de redactar un documento,
más bien, un permiso para poder hacer un monitoreo más extenso por las
zonas aledañas del mar. Ahora ya su mente desprendía hilillos de
información para poder ir contextualizandose poco a poco.

Empieza a teclear con intensidad y sin descanso, era momento de finalizar


aquella labor para que le permitieran poder ir y crear el informe de la zona
para poder ver que tan bien estaba la calidad del agua salada que cubría
todo vasta extensión de líquido.
El tiempo pasaba como si fuese una estrella fugaz surcando los cielos, mejor
dicho, un delfín nadando a corriente para impulsarse por medio de saltos
entre el fuerte oleaje del mar. Al cabo del tiempo, un instante se convirtió
en horas y ya era momento de empezar a laborar. Poco a poco las oficinas
se llenaban y cada cubículo era llenado por un compañero de trabajo. A
decir verdad, nadie notó que se quedó dormida ahí dentro, su aspecto de
sonámbula, las ojeras y su cabello algo desordenado no daban el aviso para
poder decir “Se quedó toda la noche en la oficina.” Eso la calmaba, mientras
más se pueda conservar el secreto, mejor.

Saludaba a todo compañero que se le acercase o tuviese a pocos


centimetros, necesitaba conservar la calma y olvidar que rompió un código
corporativo. De repente vuelve a fijarse a la pantalla del monitor y ahora ya
tenía su carta lista, tan solo era de imprimir y dejar que la aprobasen.
Manda aquel documento a la impresora más cercana, se levanta de su silla
nuevamente y decide ir a aquel lugar para recibir tan preciada e importante
carta.
Con efectividad esta terminó de imprimir y tomó la cálida hoja llena de tinta
entre sus manos para llevársela a su jefe, ya todo estaba listo, ahora podría
descansar hasta aquel día de monitorio, no más papeleo, mucho menos
cargas innecesarias. Hace el camino hasta la oficina apartada de su superior,
toca la puerta, escucha que le dicen un “Entre” y empuja esta con suavidad,
una vez dentro siente cierto pavor por todo lo que le había sucedido, no
obstante recupera la compostura y se le acerca, una vez estando en una
distancia prudente, deja el pedazo de papel y espera a que le aprueben el
permiso.

— Mire, aquí tiene. —Dijo con un tono seco y monótono, para expresar
seriedad con su jefe. Este señor lo recibe y hojea el documento, trata de
buscar algún error, pero todo estaba perfecto, era innegable, así que solo
firma el permiso y se lo devuelve, no todo fue tan bueno ya que le dijo las
siguientes palabras: —”Como vuelvas a dormir acá nuevamente, me veré
obligado a ponerte bajo monitoreo, pero como veo que te esforzaste y no
hiciste algo estupido, pasaré esto por alto.”

Un hurra para sus interiores fue sacado. Ahora estaba completamente


aliviada de saber que nada malo ocurrió, conservaba su empleo, el permiso
fue aprobado y ahora en poco tiempo haría lo que nadie más estaría
haciendo, salir al mar para poder dar un sincero informe de lo precario que
se encontraba. Estaba dispuesta a hacer algo muy estilizado y elaborado
para generar conciencia, ya nada ni nadie se interponía en su camino.

Los días pasaron y ya era la fecha que tanto esperaba con ansias, se había
preparado, su maleta estaba repleta de cosas útiles, tales como cámaras,
libretas, bloqueador, primeros auxilios y cualquier cosa necesaria para tan
arduo viaje. Estaba lista para todo, aunque fuera solo un día entero de viaje,
estaba segura de que necesitaría de muchas cosas ya que no sabía si alguna
calamidad le haría un mal a ella o la tripulación que le acompañaba.

Llega a la bahía, ahí le estarían esperando en una no muy grande


embarcación unas personas bastante peculiares, entre estos habrían
ecologos, biologos y también una flota compuesta por un capitán y sus
subordinados, la verdad es que solo decidió presentarse de forma cordial y
tomarse unas pastillas para los mareos, necesitaba documentar cada cosa
que viese, era momento de mostrar la verdad que tantos estaban
ocultando, todo el cuerpo de su oficina rumoreaba que últimamente la
basura estaba siendo depositada en altamar, esto era callado por medio de
sutiles sobornos. Era fácil y creíble decir esto ya que no había día en que
residuos sólidos llegasen a la orilla del mar de forma constante. Ahora era
momento de ver la gran revelación con sus propios ojos, mostrar la verdad
a los demás y por fin liberar al medio ambiente de tal daño que estaban
ocasionando esos malhechores.
Pasaron unos breves minutos para poder comenzar a navegar, el barco
partió y empezaron con el recorrido, las aguas azuladas y cristalinas de la
playa estaban completamente puras, había cierto rastro de basuras, pero
era difícil notarlo, de igual manera, podría ser de algún irresponsable
ciudadano que no le interesaba la sanidad del lugar publico. No obstante,
tan solo tomaría fotos para tener evidencia. Era necesario ya que era su
trabajo.

El oleaje constante ahora era más notable, poco a poco se adentraban a la


bruma del vasto océano que les rodeaba, ahora todo aquel que no estaba
acostumbrado o medicado comenzaría a sentir náuseas y ella lo presenció,
ese biólogo marino no tenía buena pinta y la verdad es que su cara
empalideció a un tono verdoso, por ello solo decidió ir a una cabina para
poder aliviarse nuevamente. Ella estaba atenta a todo detalle, no quería que
la engañasen, por eso sabía hasta donde era el recorrido, lo tenía todo
medido, no más falacias.

El tiempo pasaba y ya estaban adentrados, se sentía un ligero olor algo


nauseabundo, claramente era el de un barco mucho más grande, se percibió
a metros la fetidez. Esta le ordena al capitán que fueran más al fondo, este
se niega, pero ella por medio de la insistencia es capaz de hacer que ceda.
Ahora era momento de revelar el complot.

Un vómito fue lo primero que hizo, ver las cantidades exorbitantes de


basura que había encontrado en tal lugar era amenazante, en verdad, ya
estaba descomponiéndose, se preguntaba cómo podían hacer tal cosa, el
agua en ese lugar era de tono verde opaco, incluso podía decirse que
llegaba a un gris algo fangoso, podía ver hasta pedazos de petróleo flotar en
la superficie, era nauseabundo ese panorama, ¿Cuánto pagaron para callar?
¿Cuantas especies pagaron el precio del soborno? Esto era inaudito, ya
estaba harta de tantas máscaras, cadáveres de peces eran pintados con
viscosidades negras, sus ojos estaban atónitos al ver lo mucho que se había
generado, tanta muerte por simple avaricia y codicia humana. No estaba
preparado para todo, no obstante saca su cámara y decide filmarlo todo, de
inicio a fin, podría llegar a publicarlo si no le prestaban la debida atención,
ahora era personal, se metieron con la persona equivocada. Un ligero
retorcijón recorría su estómago, como si ya no tuviese apetito y al mismo
tiempo sintiese hambre, el caos le daba sensación tan hiriente, podría volver
a vomitar, pero no quería, debía seguir grabando.

Todo el día se la pasó con una cámara en mano, así hasta llegar la tarde y
terminar el recorrido, la noche se anunciaba con una luminosa luna nueva,
esto le daba esperanzas ya que era un nuevo florecer para ella misma y su
preciado mar. Tanta devastación, colmenas de coral pintados de negro, el
tono verdoso de la zona, el olor putrefacto, los animales muertos, gaviotas
con aparatejos en sus cuellos o patas, incluso aves sin extremidades por
cortes de latas, ya estaba completamente consternada de haber visto el
infireno marino en carne propia, ya le ocasionaba miedo poder ver lo
devastado que todo podía llegar a ser. Los rumores eran reales y ella iba a
hacerlos saber a todo mundo.

El recorrido por fin había terminado, ya estaba satisfecha con su tesoro


visual, no tenía nada que temer, sería la salvadora, una mesias. Una vez
baja del barco, avanza sola por su camino, estaba tan segura que se le
olvidó mirar hacía atrás. No sabía que la seguía un tripulante del barco, este
llevaba un trapo húmedo en su mano y la acechaba, cuando la distancia ya
no era mucha, éste se arremete contra ella, pone el pedazo de tela en su
boca y ella en cuestión de segundos se desmaya. La drogaron con
cloroformo, en este mundo no puede existir nadie para parar los planes del
ambicioso, mucho menos una ciudadana promedio.

La encerraron en en auto y se la llevaron lejos, nuevamente estaba en


problemas, dormida y en problemas. Este es el fin de la historia.

Reflexión: Como bien sabemos, no existe algo tan asqueroso como la


ambición desenfrenada del ser humano, mientras él obtenga un beneficio,
siempre hará todo lo posible para poder salvar ese sueño. No le interesaría
manipular, secuestrar o incluso matar o silenciar a toda persona que quiera
ir en su contra para buscar un bien en la humanidad. Estamos ciegos en
esta actualidad, no sabemos lo que pasa en realidad con nuestra tierra en
proceso de morir, la verdad es que si se sigue así de ignorantes solo
terminaremos en la desolación y desesperación. La verdad es que existen
personas capaces de dejar sus miedos a un lado y lanzarse a la protesta.
Este trágico y corto cuento no incita al miedo, en cambio busca la
controversia, la indignación del público y agitar las masas, darles fuerzas
para que puedan cambiar, no para que vivan bajo el miedo. Si tú querido
lector, lees este relato, te recomiendo que abras los ojos y veas lo que has
estado haciendo de manera indirecta. Cada día cantidad de basura es
generada y es imposible de controlar, pero claro, si existen lugares vacíos,
toca llenarlos de basura, ¿No? La respuesta es afirmativa, lo mostrado solo
es una pequeña realidad, vivirlo y verlo con nuestros ojos es algo mucho
más diferente. Casos como islas de residuos o basura espacial son casos de
cada día, si no unimos y alzamos nuestras voces, los más poderosos nos
van a someter y harán lo que quieran de nosotros. Si llegaste hasta acá, te
recomiendo hacer el cambio, no debes salir a la calle y protestar, con tal de
dar ejemplo de reciclar y ser alguien humano con la naturaleza basta. El
testimonio hace más que la predica.
No todo cuento debe ser feliz para agradar. Gracias por su lectura.

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