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La ciudad se encuentra asentada en una depresión tectónica rellena de una potente serie
vulcano sedimentaria, depositada durante varios eventos sucesivos y con constante
interacción con las fallas de Motagua y Jalpatagua; dando lugar a continúa actividad sísmica
que provocan la fracturación de la corteza y consecuentemente a la creación de fallas
distensivas secundarias. El conjunto de la serie vulcano sedimentaria conforma el
denominado “acuífero del Valle de Guatemala”, de una extensión estimada en superficie de
430 km2.
Con el paso de los años la ciudad se ha ido expandiendo territorial y demográficamente hasta
irse uniendo con los municipios aledaños y conformando un gran distrito metropolitano en
donde se concentra la actividad económica, mercantil e industrial. El crecimiento urbano de la
Ciudad de Guatemala ha sido tan acelerado que actualmente es la ciudad más grande de
Centro América y una de las veinte más grandes de Latinoamérica. Este crecimiento ha traído
consigo una serie de demandas por servicios e infraestructura y principalmente un aumento
en el consumo de agua potable.
La vinculación de la ciudad de Guatemala con la Mancomunidad Gran Ciudad del Sur que la
integran los municipios de Amatitlán, Villa Nueva, San Miguel Petapa, Villa Canales, Santa
Catarina Pínula y Mixco, da lugar a que la ciudad actúe como el centro neurálgico de toda la
actividad económica del distrito metropolitano y reciba cada día alrededor de 1.5-2 millones
de personas que demanda servicios de abastecimiento de agua y saneamiento básico, entre
otros.
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Ilustración 1 Trazado y puntos importantes del Trasvase Xayá-Pixcayá
Tomando en cuenta la fecha que fue elaborado este Plan y por haber cambiado muchas de
las condiciones que prevalecían entonces, se considera que este Plan debe ser motivo de
una revisión completa.
Los niveles estáticos de los pozos en la zona metropolitana varían entre 25 hasta a más de
600 metros de profundidad. En la cuenca del río Villalobos, ya en la década de los setenta, se
había evidenciado la constante disminución de los niveles de agua subterránea, sin que se
haya logrado recuperar el vaciado. Estudios más recientes en el sector del Ojo de Agua y El
Diamante han mostrado reducciones promedio de 9 y 25 metros, respectivamente, para el
periodo 1968-1996. No obstante, en ciertos pozos del Ojo de Agua se ha observado el
descenso de 13.2 metros en nueve años, mientras que para El Diamante ha sido de 22.5
metros en siete años. Las cuencas más explotadas para extraer agua para el uso del
departamento de Guatemala son: Las Vacas, Villalobos y Xayá-Pixcayá.
Algunos de los factores más importantes del descenso de los niveles de los pozos en el
acuífero del Valle de Guatemala ha sido el progresivo aumento de la demanda de agua para
la creciente población, la extracción incontrolada de agua subterránea por empresas y
particulares que tiene bajo su control el 15% de los pozos en la ciudad, la falta de regulaciones
que limiten y ordenen el manejo y explotación del recurso hídrico, la carencia de un inventario
de los pozos privados y de los volúmenes de agua que se extraen de ellos, la destrucción e
impermeabilización de las principales zonas de recarga hídrica y la variabilidad climática que
ha reducido las tasas de infiltración a los acuíferos.
A lo anterior hay que añadir que según datos de EMPAGUA; las pérdidas físicas de agua en
la red de distribución ascienden a un 43% (fugas, tubería obsoleta, conexiones ilícitas), lo que
dificulta que el servicio sea constante, causando problemas de abastecimiento en ciertas
áreas de la ciudad. La red de distribución de agua potable de EMPAGUA tiene una longitud
de 1,900 kilómetros y cubre en su totalidad Ciudad de Guatemala, parte de Mixco, Villa Nueva,
San Miguel Petapa, Villa Canales y Chinautla.
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Ilustración 2- Delimitación del Acuífero del Valle de Guatemala y Localización de pozos
de Bombeo 1995.
El deterioro ambiental en las subcuencas del área de trabajo es evidente, lo mismo que la
contaminación de los recursos hídricos y la acelerada reducción de la cobertura arbórea, de
tal manera que es urgente y prioritario promover un plan de manejo integral de las
mismas y sus recursos hídricos y principalmente evitar el alto grado de contaminación de
las corrientes fluviales, fomentar la recuperación, protección y restauración de los ecosistemas
forestales estratégicos; a la vez que se contribuye al desarrollo socio ambiental de las
comunidades y de esa forma también contribuir a mantener la calidad, cantidad y continuidad
del agua que proveen las subcuencas de los ríos Xayá y Pixcayá.
De acuerdo con algunos análisis de escenarios sobre los efectos de la variabilidad y del
cambio climático; la precipitación pluvial en el mediano plazo se verá reducida hasta en un
25% mientras que la población continuará creciendo y consecuentemente la demanda de
agua para consumo humano.
Lo anterior induce a pensar que si no se toman ahora las acciones para incrementar la
recarga natural de los acuíferos favoreciendo la infiltración de la lluvia y se aumenta el
peso de los recursos hídricos superficiales o subterráneos de distinto origen a las
actualmente utilizadas, para garantizar la disponibilidad del agua, puede ocasionarse
una severa escasez que podría generar numerosos y diversos conflictos sociales;
además de problemas de salud e higiene, mortalidad infantil, problemas en los hospitales y
centros de urgencias, marcadas dificultades para combatir los incendios, problemas de
producción de las empresas que utilizan el agua como materia prima, incremento en los
precios, migraciones de las zonas en donde no habría agua hacia otras donde se pueda lograr
obtener un poco de ese vital liquido, fenómenos de subsidencia del terreno y apertura súbita
de grandes sumideros como ya ha ocurrido, entre otros.
Como se ha indicado anteriormente; gran parte del abastecimiento de agua para diferentes
usos en la zona metropolitana de Ciudad de Guatemala depende de los recursos hídricos
subterráneos, pero si la extracción del agua supera el ritmo de recarga de los acuíferos se
puede llegar a agotar la reserva subterránea. Si por otra parte no se tiene conocimiento de la
geometría y la capacidad del acuífero, esta situación puede sobrevenir de forma casi súbita o
inesperada, lo que podría llegar a causar una catástrofe social sin precedentes.
Se asume que solo existe alguna información, no sistemática sobre las captaciones
municipales, que pueden representar el 30% de las existentes, sin embargo sobre el 70%
restante, correspondiente al sector privado y particular, no se tiene ninguna información, por
lo que se hace necesario conocer cuáles son los datos de las formaciones acuíferas
explotadas en los municipios que conforman la Mancomunidad Gran Ciudad del Sur, teniendo
como primera etapa, realizar un estudio que determine su potencial extractivo y reglamentar
el uso del mismo, a efecto de suministrar a futuro el servicio en forma sostenible y disminuir
los riesgos en la salud de las personas que habitan el territorio de la Mancomunidad Gran
Ciudad.
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Así, en 2018 se aprobó una aportación de 2.310.269,31 euros, con cargo al FCAS, para la
financiación del Programa "Bases técnicas para el establecimiento de una estrategia de
Seguridad Hídrica para el Área Metropolitana de Ciudad de Guatemala y Municipalidades de
la Mancomunidad Gran Ciudad del Sur, compatible con una explotación sostenible del
acuífero" (Programa GTM-016B). Esta aportación se articula a través de una ayuda en especie
de 1.653.558,71 € a la Municipalidad de la Ciudad de Guatemala más una subvención
dineraria de 656.710,60 € de la que es responsable la Unión Internacional para la
Conservación de la Naturaleza, UICN, que, a la vez que beneficiaria, que será la entidad
ejecutora del componente de fortalecimiento institucional y coordinadora del conjunto de la
intervención.
El objetivo del programa es contribuir a reducir la inseguridad hídrica actual o, de otra forma,
a lograr una ESTRATEGIA DE SEGURIDAD HÍDRICA para el área metropolitana de Ciudad
de Guatemala y las Municipalidades de la Mancomunidad Gran Ciudad del Sur.
Para llevar a la práctica ese tipo de gestión ordenada y lograr la seguridad hídrica es necesario
que ocurran cambios fundamentales en los valores, creencias, percepciones y posiciones
políticas, no sólo en las instituciones de gestión del agua, sino también en cada una de las
partes interesadas. Para ello, mediante la subvención dineraria a la UICN se realizará una
socialización, sensibilización y concienciación sobre la importancia de realizar una gestión
sostenible del recurso hídrico para los distintos usos, así como las acciones de capacitación
que mejoren la eficiencia en su gestión.