Las exportaciones de Saint Domingue crecieron de forma
gigantesca. En su mejor momento llegaron a los 130 millones de monedas cifra equivalente al 75% de lo que Francia importaba del mundo. En menos de 10 años duplicó las exportaciones de muchos rubros. Las mayores exportaciones eran de azúcar, café, cueros, melado, guayacán, algodón, añil y cacao. Era tanto el comercio de esa colonia, que alrededor de 1,000 buques salían cada año de sus puertos. El auge de la industria francesa tuvo mucho que ver con la dotación de materias primas de la colonia de Saint Domingue.
Los hatos para la colonia española eran extensos terrenos
dedicados a la ganadería. Eran la principal riqueza del país. Para finales del siglo xviii tenían un total de 300 mil reses mansas y estaban habitados por 15,000 personas libres y entre 2,500 y 3,000 personas esclavas. Para el tamaño que tenían, la producción que generaban se podía considerar pequeña, junto a las reses mansas, había otras “corraleras” que pastaban cerca de las casas y otras que vagaban libremente y que cada cierto tiempo se recogían en rodeos. Muchas otras vivían en condiciones semisalvajes y eran difíciles de capturar. Y en los montes vivía otra cantidad grande que se mataba para utilizar su carne y sus pieles.