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2. La Meseta
2.1 Cordilleras interiores y depresiones castellanas.
2.2. Rebordes de la Meseta.
3. Cordillera Cantábrica.
4. Los Pirineos
4.1Originalidad y características del relieve.
4.2Unidades estructurales y evolución orogénica.
4.3Evolución morfológica.
4.4Cordillera Transversal Catalana.
4.5La Depresión del Ebro.
-Elevada altitud media, debido al peso hipsográfico de la meseta (a pesar de que los
relieves no son particularmente grandes)
-La forma maciza del contorno peninsular (el mar no penetra en el interior)
-Disposición periférica de los grandes relieves
Estas tres características favorecen el clima continentalizado.
Silícea: parte occidental (izquierda), produce suelos ácidos con poca productividad
agrícola.
Calcárea: forma una z invertida (pirineos hasta Asturias, sistema central y sistema bético)
Zona de mayor profundidad y riqueza de suelos, aunque también de accidentada topografía y
grandes pendientes
Arcillosa: son las grandes cuencas interiores de la meseta y las depresiones triangulares del
Ebro y del Guadalquivir
1.3 Unidades estructurales.
Son 5: Me.C:IBA.CU(Me.CI.CB.CA.Cu)
2. La Meseta
2.1 Cordilleras interiores y depresiones castellanas.
No.Su.SC
La submeseta norte y la submeseta sur separadas por el Sistema central:
Submeseta Norte: a 700 metros de altitud media, corresponde a una sola cuenca
hidrográfica, la del río Duero.
Submeseta Sur: a 600 metros de altitud media, corresponde a dos cuencas
hidrográficas, la del Tajo y la del Guadiana, separadas por los montes de Toledo.
dibujo
Ambas están constituidas por un espeso paquete de sedimentos de más de 300 metros de
espesor, culminados por un caparazón o estrato resistente de calizas sobre el que se ha
encajado la red fluvial.
2500m^E-O Pal.Cumb.Arr. 0,3%inclinacion
Las cordilleras se elevan por encima de los 2500m y tienen una configuración
este-oeste, y al igual que la meseta se constituyen de materiales antiguos (pizarra, neis,
granito..)
Sus cumbres están arrasadas, dando extensas superficies de erosión, apenas retocadas
por los hielos cuaternarios.
La meseta tiene una inclinación del 0,3% hacia el atlántico la cual desvía las corrientes
y dificulta la agricultura.
2.2. Rebordes de la Meseta.
Escorrentía fluvial -Galaico Cantabrica-Sistema ibérico erosion- despeñaperros aserrado
La meseta presenta cuatro fachadas diferenciadas, tres de ellas montañosas puesto que
por el oeste desciende suavemente hacia el atlántico, orientado la escorrentía fluvial.
Por el norte se encuentra rodeada por el Macizo Galaico y la cordillera Cantabrica, que
se elevan entre los 2000-2500m […]
Al contrario que en el borde septentrional, el contacto oriental entre las llanuras
castellanas y el Sistema Ibérico se hace sin apenas transición topográfica, destacando
tan sólo algunos macizos aislados. Los procesos erosivos que arrasaron la Meseta,
hicieron lo mismo con su reborde oriental. [..]
Igualmente inadvertido, se realiza el paso por el reborde meridional al viajar de la
llanura manchega hasta Despeñaperros (en el corazón de Sierra Morena),
Sin embargo, al llegar a la terciara depresión del Guadalquivir (con apenas 100m de
altura) si volvemos la vista atrás podremos ver un gran escalón paleozoico de 1000m.
Este borde (escalón) toma un aspecto aserrado por la erosión de los ríos que fluyen al
Guadalquivir por su lado norte. Se trata de una gran flexión que mide unos 400km y su
deformación es mayor hacia levante.
3. La Cordillera Cantábrica:
Pic.Eur.12km Limites NSO ste plieges alpinos ASU disimetriaNS
Es el sector más elevado, destacando los Picos de Europa que llegó a desarrollar lenguas
glaciares de 12 kilómetros.
Sus límites norte y sur son claros, mientras que al oeste enlaza suavemente con el
Macizo Galaico (igualmente antiguo y con relieves suaves).
Por el este se compone de pliegues alpinos (en realidad es una prolongación de los
pirineos, aunque separados por el País Vasco, umbral de menor altitud)
Por tanto, la unidad morfológica de la Cordillera Cantábrica contrasta con su diversidad
geológica que permiten diferenciar tres sectores:
4. Sistema Ibérico
A lo largo de sus 400 kilómetros, desde el macizo de la Demanda, hasta Alcoy en
Alicante se distinguen varias unidades en esta cordillera de materiales mesozoicos.
La mitad norte, de dirección noroeste-sudeste, se eleva bruscamente con alineaciones
robustas y macizos destacados.
Pero desde el sudeste de Soria y hasta más allá de Teruel (mitad sur del sistema ibérico)
pierde vigor y queda hendida longitudinalmente por una fosa de 200 kilómetros de
largo y de 10-15 de ancho, la Depresión Longitudinal Ibérica o Corredor
Calatayud-Teruel. Esta fosa, rellena de materiales terciarios, separa la cierra de Albarracín del
ramal interior o castellano.
Esta depresión ha guiado el curso del Jiloca y Guadalaviar, así como las comunicaciones entre
Soria, Calatayud y Teruel.
5. Los Pirineos.
5.1Originalidad y características del relieve.
Es la única cordillera española que en casi su totalidad ofrece rasgos de relieve
alpino, con escarpadas cresterías, infinidad de lagos y también valles de origen glaciar.
Se extiende 435km desde el Cabo de Creus al Golfo de Vizcaya.
En su zona central aparece su cima más elevada, el pico Aneto con 3.404 m, integrante
del macizo de la Maladeta, entre una serie de altos picos elevados sobre los 2.500 m. de
altitud.
Existe una disimetría longitudinal, ya que su caída hacia el atlántico es mucho más
suave que hacia el mar Mediterráneo (el Canigó se encuentra a pocos km de la costa
mediterránea y aun se eleva a 2800m de altura).
Asimismo, el relieve presenta otra disimetría transversal ya que de los 150 km. de
anchura que tiene en su zona central, dos tercios corresponden a la vertiente española.
5.2 Unidades estructurales y evolución orogénica.
5.3Evolución morfológica.
La configuración de los rasgos del relieve, corresponde principalmente a la
estructura, ya que las principales alineaciones del relieve están dirigidas en sentido
Este-Oeste, al igual que los ejes anticlinales y sinclinales.
Sin embargo, la estructura no lo es todo ya que el Pirineo muestra fuertes huellas
erosivas realizadas por dos factores predominantes:
-Acción fluvial, una notable red que ha excavado profundos valles transversales.
Esta acción ha sido tan poderosa que en ocasiones los sedimentos depositados a la
salida de las montañas han llegado a sepultar alguno de los relieves exteriores. Este es el
caso de los potentes espesores de conglomerados de Montserrat.
-Acción glaciar, debida a los más de 300 kilómetros ocupados por el manto de hielo
que cubrió el Pirineo durante las glaciaciones cuaternarias De este manto de hielo
partían hacia el sur diez glaciares de más de 50 kilómetros de recorrido y espesores de
hielo de 500 metros.
Estas lenguas de hielo han configurado en forma de valles glaciares los cursos altos y
medios de los ríos pirenaicos dejando abundantes morrenas laterales y frontales.
Así mismo, la excavación glaciar ha determinado la existencia de más de un millar de
lagos en el Pirineo, llamados ibones en Aragón.
2.- Cordillera prelitoral, de 250 kilómetros de longitud y altitudes medias más
elevadas, sobre los 1500 metros.
Las sierras principales son: las Guilleries, el Montseny (1.720metros), el
Montserrat, el Montsant y las montañas de Prades o Beseit, cuyo pico más
alto es el Monte Caro (1.500 metros).
3.- Depresión prelitoral, es una estrecha fosa situada entre las cadenas
montañosas costera y prelitoral, con una altitud media entre 100-250 metros, a
lo largo de la cual se enclavan las comarcas más fértiles de Cataluña como
son de norte a sur: la Selva, el Vallés, el Penedés y el Camp de Tarragona.
6.2Estructura geológica y evolución morfológica.
Todo este conjunto orográfico presenta una estructura geológica muy definida en dos
zonas.
La mitad, al norte del río Llobregat, está formada por materiales paleozoicos de
naturaleza granítica; por el contrario, la zona sur está formada por materiales calizos
de la Era Secundaria.
Entre ambas sierras, los materiales arcillosos de Era Terciaria tapizan
la depresión prelitoral.
Esta estructura responde a una génesis del relieve en dos fases distintas:
a) La Orogenia Herciniana, que elevó, en tiempos paleozoicos, el conjunto
del macizo del Ebro y el Catalano-Balear. Ambos macizos formaron la zona
norte de Cataluña.
b) La Orogenia Alpina (cenozoico), que al mismo tiempo que elevaba los
sedimentos depositados en las orillas del Tetys que todavía ocupaba la zona
sur, produjo una serie de grandes fracturas y fallas de dirección nordeste
a sudoeste, denominadas fallas catalánides.
A lo largo de estas fallas se produjeron elevaciones de bloques correspondientes a las
anlineaciones montañosas y simultáneamente hundimientos de fosas como la depresión
Prelitoral y la actual fosa del Mediterráneo.
Esta estructura geológica, así como el clima, húmedo al norte del Llobregat y seco al sur
del mismo, han modelado dos paisajes muy distintos:
-La Cordillera Penibética, que corre adosada a la costa con alturas, por encima de los
2.000 metros: Sierras de Ronda, Tejeda, Almijara, Filabres y culminando en
la Sierra Nevada con los picos del Mulhacén y Veleta, Cartujo y Atalaya sobre los 3.000
metros.
-La Cordillera Subbética, corre más al norte y paralela a la anterior, su altitud no
sobrepasa los 2.000 m. siendo sus principales sierras las de: Mágina, Arana, Segura y
Cazorla.
-Depresión Intrabética, es un largo surco de cuencas interiores más o menos aislado
entre la Cordillera Penibética y Subbética. Las principales son: Antequera, Granada,
Guadix y Baza.
Estas unidades tienen su origen en el notable proceso de sedimentación que tuvo lugar
en el fondo del geosinclinal del Tetys con un paquete sedimentario en el que alternan
las calizas y las margas plásticas, y que fueron elevadas durante la orogenia alpina.
La marga es una roca que contiene tanta sílice como carbonato cálcico, por lo que
embebidas se hacen plásticas. Por el contrario, la caliza es una de las rocas más
resistentes.
De forma triangular, su altura media es de 150 metros, mientras que su superficie es
de una anchura máxima de 200 km a orillas del Atlántico y de 330 km de longitud.
Como la del Ebro, es una zona hundida durante la orogénesis alpina, rellenada
después por los sedimentos terciarios.
Pero ambas presentan diferencias, es más reciente la del Guadalquivir y ha estado
abierta al mar, con un relleno casi exclusivo marino. Esta circunstancia determina un
modelado de colinas y lomas suaves a expensas de materiales finos, en contraste con las
cuestas y plataformas del Ebro.
Por último, señalar que la Depresión del Guadalquivir entra en contacto con el océano a
través de una ancha zona anfibia, heredada del Lacus Ligustinus de los romanos, con la
franja de dunas de las Arenas Gordas, de 10 kilómetros de anchura y hasta 96 de altura.
Así, el Guadalquivir es navegable en su curso inferior para suerte histórica de Sevilla, al
contrario que el Ebro, donde el murallón de las Catalánides deja un curso inferior pleno
de angostos y desfiladeros.
9. El eslabón balear.
Las Baleares se caracterizan por la diversidad de origen, reflejada en la constitución
geológica y en el paisaje.
Las islas de Mallorca e Ibiza son realmente fragmentos de las Béticas, con las cuales se
unen por debajo del agua, mientras que Formentera y Cabrera no son más que islotes de
menor importancia, continuación de las dos primeras.
En Ibiza las alturas son modestas (Sa talaya, 475 metros) y su estructura geológica es
compleja, con un dominio de los materiales calcáreos secundarios.
Mejor definida es la orografía de la isla Principal, Mallorca, con tres conjuntos:
Por el contrario, Menorca presenta una mitad oriental o de Migjorn, una plataforma
miocénica, horizontal y posterior a los plegamientos alpinos; y otra septentrional o de
Tramuntana; un macizo herciniano, modelado en relieves suaves que culminan en el
monte del Toro. La soldadura de ambas unidades es una línea de falla a favor de la cual
nacieron en sus extremos el entrante del puerto de Ciutadella y la magnífica ría de
Mahón.
Se compone de siete islas y algunos islotes que suman unos 7.000 km2 y quedan a 150
km de la costa africana.
Su origen volcánico es relativamente reciente, en el Mioceno y radica en los
movimientos de fricción de las placas Atlántico oriental y la continental africana.
Numerosas fallas cuartearon la corteza oceánica a través de cuyas fisuras
ascendieron los materiales volcánicos.
Su orientación se deja ver en el alineamiento de las islas: nordeste-sudeoste para
Lanzarote y Fuerteventura; Tenerife, La Gomera y El Hierro y de noroeste-sudeste
para la Palma, Tenerife y Gran Canaria.
Cuando se cruzan dos de estas fisuras, la potencia y cuantía de la efusión volcánica
origina la isla de mayor superficie, Tenerife, y la cima más alta, el Teide, 3.718
metros.
TEMA V. ESPACIOS Y DESTINOS TURÍSTICOS.
1. La configuración de España como destino turístico.
1.1. El proceso de desarrollo del turismo.
El desarrollo del turismo en España obedece a una serie de circunstancias complejas,
tanto de naturaleza exógena como de naturaleza endógena.
Entre los factores externos que propulsaron el despegue del turismo se indican como
más importantes:
FE: Cre.Euro, Ge.Va, Mej.trans, Est.Pol
a) el crecimiento de las economías de los países más desarrollados de Europa
occidental, con el consiguiente incremento del nivel de rentas y capacidad de consumo
y del estímulo al consumo privado de bienes materiales y servicios;
b) la generalización de las vacaciones pagadas entre las clases trabajadoras;
c) la mejora de los medios de transporte y el abaratamiento del transporte aéreos
d) la relativa estabilidad política y social de las democracias europeas.
El crecimiento del turismo en los años sesenta y setenta tuvo una importancia decisiva
para el desarrollo económico global del país.
Se ha afirmado que el turismo constituyó uno de los tres motores del desarrollo
económico de España:
los ingresos de divisas por turismo receptivo, junto a las remesas de los emigrantes
y las inversiones extranjeras directas, permitieron la capitalización del sistema
productivo español y la modernización del país.
Hoy, la economía española es mucho más avanzada y compleja, pero la influencia
del turismo sigue siendo muy importante y un factor de desarrollo local y regional
de las zonas menos favorecidas.
En 2013 la contribución del turismo al PIB se situó en torno al 10’8% mientras que las
ramas turísticas suponen 12’2% del empleo total. El Informe anual del Consejo Mundial
de Viajes y Turismo eleva esas contribuciones al 16 y 15’8% (2’6 millones de empleos)
respectivamente.
Por otra parte, el rápido y continuo crecimiento de los ingresos por turismo receptivo
queda reflejado en el valor de las cifras:
El progresivo protagonismo del turismo interior, y también del papel de España como
país emisor, se puede evaluar y dimensionar a partir de la consideración de diversas
variables. Una de las utilizadas habitualmente es la composición de las pernoctaciones
realizadas por viajeros nacionales o extranjeros en establecimientos hoteleros y
similares.
Los datos son reveladores y avalan la formulación inicial: en los años 60, la
proporción de pernoctaciones realizadas por españoles sobre el total no llegaba a
un tercio; en los años setenta, el porcentaje fue incrementándose hasta alcanzar a
principios de los 80 el 40 %.
En los últimos 20 años del siglo XX la tendencia global se ha caracterizado por un
incremento de dicha proporción, llegando a representar en torno al 45 % como media
del quinquenio 1996-2000, si bien dicho valor se sitúa en 2013 en torno al 35%.
En las pernoctaciones causadas en alojamientos extrahoteleros el valor es similar, si
bien tradicionalmente el porcentaje de los españoles llegaba al 55 %. El turismo interior
ha ido ganando terreno dentro de la demanda, pero la merma de la capacidad económica
de las familias españolas ha cortado de raíz esta evolución.
Esa distribución de las pernoctaciones extrahoteleras esconde contrastes según la
modalidad: el equilibrio nacionales-extranjeros mostrado en los campings
se rompe en un claro desequilibrio en los apartamentos (dominados por las
pernoctaciones extranjeras) y en las pernoctaciones rurales (dominadas por los
nacionales).
La desigual capacidad receptiva de las regiones españolas explica la mayor o menor
importancia de las actividades turísticas en cada parte del territorio. Así, en función del
papel que desempeña la demanda que procede del exterior se perfilan tres grupos de
regiones diferenciadas:
La mayor parte de los turistas extranjeros que acuden a España (2013) proceden de
Europa, principalmente de tres países: Reino Unido, con el 21 %, Alemania y Francia
totalizan el 49% de extranjeros que viajan a España. En menor proporción también
acuden de Italia y Holanda. Estados Unidos completa la lista de países con porcentaje
superior al 4%. En estas cifras no se refleja el flujo que desempeñan Portugal y los
países norteafricanos, ya que obedece al paso de los emigrantes de estos países por
territorio español con destino u origen en los países más desarrollados de la
Europa occidental.
Basta indicar en este sentido cómo realidades locales que comparten unos mismos
recursos ambientales para el desarrollo turístico han experimentado una evolución
radicalmente distinta: municipios volcados al residencialismo de origen extranjero, con
modelos urbanos extensivos de baja densidad, sin generar un gran aparato de servicios y
oferta complementaria (Teulada-Moraira, Alfaz del Pi). Frente a este caso, ociurbes de
grandes proporciones, urbanismo concentrado y verticalidad, con enormes volúmenes
de alojamiento, comercializados por touroperadores ( Benidorm, en la Costa Blanca;
Lloret, en la Costa Brava; Palmanova-Magaluf, en Calvia; Torremolinos, en la Costa del
Sol).
Sólo desde el papel de las Administraciones Locales y de la intervención del sector
privado es posible explicar las diferencias en la articulación territorial del turismo.
No obstante, como norma general en el desarrollo turístico español, los espacios
receptores se caracterizan por su configuración espontánea (sólo surge de una
planificación el caso de Benidorm, con su planeamiento desde finales de los años
cincuenta, y las urbanizaciones acogidas a la Ley de Centros y Zonas de Interés
Turístico Nacional, de 1963) e integración en la escala local, participación de la
población autóctona y, en la mayor parte de los casos, distribución local de los
beneficios de la actividad turística.
La espontaneidad conlleva beneficios sociales y económicos, si se atiende a la
integración de los crecimientos y la reorganización funcional, pero ha supuesto un
notable y a veces irreversible desgaste del patrimonio ambiental y territorial que
justificaba el atractivo de los lugares. De ahí el esfuerzo en esta nueva etapa por
gestionar de forma más racional los destinos, lo cual no debe interpretarse
exclusivamente como un intento de la iniciativa pública a la hora de regular y planificar
los procesos, sino como la consecuencia de una necesaria adaptación a nuevas
exigencias de mercado.
Precisamente, una de las cuestiones más llamativas en la nueva etapa del turismo
es que el desarrollo de nuevas modalidades, como el turismo rural, está ayudando a
mantener población en lugares que tradicionalmente alimentaron corrientes
migratorias.
Por otro lado, la corriente migratoria hacia las áreas litorales turísticas presenta
un componente muy distinto cuando se trata de la llegada de personas de países
europeos atraídas por el clima y la calidad de vida, entre otros factores. Así,
determinados colectivos, generalmente de la tercera edad, tienden a fijar su lugar de
residencia en un municipio del litoral o de las islas. La compra de inmuebles por
extranjeros y su asentamiento definitivo en colonias y áreas residenciales del litoral es
un fenómeno de considerables proporciones, que lleva a situaciones como la de que,
en algunos municipios, haya un predominio de este tipo de población (es lo que se
viene denominando “turismo residencial”), como Alfaz del Pi, en
Alicante, o Mijas, en Málaga.
Resulta ocioso insistir en el cúmulo de consecuencias sociales que se derivan de estos
procesos, proporción que se acentuó de nuevo en los años noventa, al incorporarse
una corriente de población procedente de la fachada cantábrica (a ello han
contribuido los planes de jubilación en grandes empresas estatales).
Las acciones locales de incentivación del empadronamiento para estos colectivos, a
través de medidas sociales y asistenciales, junto con la llegada de gente joven atraída
por las expectativas de empleo, han llevado a que los cinco municipios españoles por
encima de 10.000 habitantes con mayor porcentaje de población extranjera se sitúen en
la provincia de Alicante.
Pero es un dato clave observar, en el análisis de la estructura por edades de la
población de los municipios alicantinos, la asimilación que se produce, aunque por
razones muy diferentes, entre la situación de envejecimiento de municipios rurales del
interior y la que presentan estos destinos turísticos que captan a residentes de la tercera
edad