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Resumen:

1.1 Rasgos de conjunto del relieve peninsular.


1.2 La variedad litológica
1.3 Unidades estructurales.

2. La Meseta
2.1 Cordilleras interiores y depresiones castellanas.
2.2. Rebordes de la Meseta.

3. Cordillera Cantábrica.

4. Los Pirineos
4.1Originalidad y características del relieve.
4.2Unidades estructurales y evolución orogénica.
4.3Evolución morfológica.
4.4Cordillera Transversal Catalana.
4.5La Depresión del Ebro.

5. Cordilleras Costeras Catalanas.


5.1Caracteres generales.
5.2Estructura geológica y evolución morfológica.

6. Las Cordilleras Béticas.


7. La Depresión del Guadalquivir.
8. El eslabón balear.
9. El archipiélago canario.
Resumen:
1.1Rasgos de conjunto del relieve peninsular.
Son tres: ​El.Ma.Pe

-Elevada altitud media, debido al peso hipsográfico de la meseta (a pesar de que los
relieves no son particularmente grandes)
-La forma maciza del contorno peninsular (el mar no penetra en el interior)
-Disposición periférica de los grandes relieves
Estas tres características favorecen el clima continentalizado.

1.2 La variedad litológica


Son tres: Si.Cal.AR

Silícea:​ parte occidental (izquierda), produce suelos ácidos con poca productividad
agrícola.

Calcárea:​ forma una z invertida (pirineos hasta Asturias, sistema central y sistema bético)
Zona de mayor profundidad y riqueza de suelos, aunque también de accidentada topografía y
grandes pendientes

Arcillosa​: son las grandes cuencas interiores de la meseta y las depresiones triangulares del
Ebro y del Guadalquivir
1.3 Unidades estructurales.
Son 5:​ ​Me.C:IBA.CU​(Me.CI.CB.CA.Cu)

-La meseta: reconocida a finales del siglo 18 por Alexander Humboldt


Creada a partir de la erosión de un macizo herciniano.
-Las cordilleras interiores de la meseta: Sistema central y montes de Toledo
-Las cordilleras situadas en los bordes de la meseta: Cordillera cantábrica, Sistema
Ibérico y Sierra Morena
-Las cordilleras alpinas: Pirineos Sistema Bético y Cordilleras Catalanides
-Las cuencas o depresiones externas a la meseta: Depresión del Ebro y del
Guadalquivir.

2. La Meseta
2.1 Cordilleras interiores y depresiones castellanas.
No.Su.SC
La submeseta norte y la submeseta sur ​separadas por el Sistema central:
Submeseta Norte:​ a 700 metros de altitud media, corresponde a una sola cuenca
hidrográfica, la del río Duero.
Submeseta Sur​: a 600 metros de altitud media, corresponde a dos cuencas
hidrográficas, la del Tajo y la del Guadiana, separadas por los montes de Toledo.

dibujo
Ambas están constituidas por un espeso paquete de sedimentos de más de 300 metros de
espesor, culminados por un caparazón o estrato resistente de calizas sobre el que se ha
encajado la red fluvial.
2500m^E-O Pal.Cumb.Arr. 0,3%inclinacion
Las cordilleras se elevan por encima de los 2500m y tienen una configuración
este-oeste, y al igual que la meseta se constituyen de materiales antiguos (pizarra, neis,
granito..)
Sus cumbres están arrasadas, dando extensas superficies de erosión, apenas retocadas
por los hielos cuaternarios.
La meseta tiene una inclinación del 0,3% hacia el atlántico la cual desvía las corrientes
y dificulta la agricultura.
2.2. Rebordes de la Meseta.
Escorrentía fluvial -Galaico Cantabrica-Sistema ibérico erosion- despeñaperros aserrado
La meseta presenta cuatro fachadas diferenciadas, tres de ellas montañosas puesto que
por el oeste desciende suavemente hacia el atlántico​, orientado la escorrentía fluvial.
Por ​el norte ​se encuentra rodeada por el Macizo Galaico y la cordillera Cantabrica, que
se elevan entre los 2000-2500m […]
Al contrario que en el borde septentrional, ​el contacto oriental ​entre las llanuras
castellanas y el ​Sistema Ibérico​ se hace sin apenas transición topográfica, destacando
tan sólo algunos macizos aislados. Los procesos erosivos que arrasaron la Meseta,
hicieron lo mismo con su reborde oriental. [..]
Igualmente inadvertido, se realiza el paso por el ​reborde meridional​ al viajar de la
llanura manchega hasta Despeñaperros (en el corazón de Sierra Morena),
Sin embargo, al llegar a la terciara depresión del Guadalquivir (con apenas 100m de
altura) si volvemos la vista atrás podremos ver un gran escalón paleozoico de 1000m.
Este borde (escalón) toma un aspecto aserrado por la erosión de los ríos que fluyen al
Guadalquivir por su lado norte. Se trata de una gran flexión que mide unos 400km y su
deformación es mayor hacia levante.

3. La Cordillera Cantábrica:
Pic.Eur.12km Limites NSO ste plieges alpinos ASU disimetriaNS
Es el sector más elevado, destacando los Picos de Europa que llegó a desarrollar lenguas
glaciares de 12 kilómetros.
Sus límites norte y sur son claros, mientras que al oeste enlaza suavemente con el
Macizo Galaico (igualmente antiguo y con relieves suaves).
Por el este se compone de pliegues alpinos (en realidad es una prolongación de los
pirineos, aunque separados por el País Vasco, umbral de menor altitud)
Por tanto, la unidad morfológica de la Cordillera Cantábrica contrasta con su diversidad
geológica que permiten diferenciar tres sectores:

-Macizo asturiano​ (hasta las inmediaciones de Llanes) formado por materiales


paleozoicos​ plegados y accidentados por fosas tectónicas orientadas de este a oeste.
-Montañas de Santander​, la montaña alpina, con calizas secundarias y formas
suavemente plegadas.
-El mencionado umbral del País Vasco,​ de terrenos secundarios plegados, y mal
llamado Depresión Vasca.
Un rasgo común en estas tres secciones, es su disimetría brutal de norte a sur: lo que
viniendo de la Meseta son altos puertos de unos centenares de metros, se convierte en el
descenso hacia el mar en una caída de más de mil metros en apenas unos 40km de
recorrido, que los ríos salvan irremediablemente en forma de salvajes torrentes.

4. Sistema Ibérico
A lo largo de sus ​400 kilómetros​, desde el macizo de la Demanda, hasta Alcoy en
Alicante se distinguen varias unidades en esta cordillera de materiales mesozoicos.
La mitad norte, de dirección noroeste-sudeste, se eleva bruscamente con alineaciones
robustas y macizos destacados.
Pero desde el sudeste de Soria y hasta más allá de Teruel (mitad sur del sistema ibérico)
pierde vigor y queda hendida longitudinalmente por ​una fosa de 200 kilómetros de
largo y de 10-15 de ancho, ​la Depresión Longitudinal Ibérica o Corredor
Calatayud-Teruel. ​Esta fosa, rellena de materiales terciarios, separa la cierra de Albarracín del
ramal interior o castellano.

Esta depresión ha guiado el curso del Jiloca y Guadalaviar, así como las comunicaciones entre
Soria, Calatayud y Teruel.

A partir del ​Maestrazgo, la cordillera cambia a dirección norte-sur​ siendo cortada


(delimitada) por fallas paralelas a la costa que se hunden progresivamente en el mar.
Se asocian a estas fallas las manifestaciones volcánicas de Cofrentes y Columbretes.

5. Los Pirineos.
5.1Originalidad y características del relieve.
Es la única cordillera española que en ​casi su totalidad ofrece rasgos de relieve
alpino​, con escarpadas cresterías, infinidad de lagos y también valles de origen glaciar.
Se extiende ​435km​ desde el Cabo de Creus al Golfo de Vizcaya.
En su zona central aparece su cima más elevada, ​el pico Aneto con 3.404 m​, integrante
del macizo de la Maladeta, entre una serie de altos picos elevados sobre los 2.500 m. de
altitud.
Existe una disimetría longitudinal, ya que ​su caída hacia el atlántico es mucho más
suave que hacia el mar Mediterráneo ​(el Canigó se encuentra a pocos km de la costa
mediterránea y aun se eleva a 2800m de altura).
Asimismo, el relieve presenta otra disimetría transversal ya que de los 150 km. de
anchura que tiene en su zona central, dos tercios corresponden a la vertiente española.
5.2 Unidades estructurales y evolución orogénica.

El conjunto pirenaico se divide en dos grandes unidades estructurales:


-la zona axial: ​o eje directriz, está compuesta por materiales ​paleozoicos​,
fundamentalmente pizarra y granito correspondientes a un antiguo umbral herciniano.
Sobre esta zona aparecen las cimas más elevadas de la cordillera, entre 2.500 y 3.000
metros, como el Puigmal, Encantats, Posets, Canigó y el macizo central de la Maladeta
con el pico Aneto.
-el Prepirineo: ​Adosada a la zona axial con materiales más modernos (mesozoicos) y
fundamentalmente de naturaleza caliza.
Los materiales que la forman se depositaron en el fondo de un profundo surco
sedimentario, dividido por un umbral de altos fondos hercinianos.
Durante la orogenia alpina, estos materiales fueron plegados y adosados a la zona axial,
que simultáneamente era elevada.
Las alineaciones montañosas prepirenaicas forman dos bandas alargadas de anticlinales
(pliegues con los materiales más antiguos en el centro).
-La más elevada, las denominadas ​Sierras Interiores​, que aparecen adosadas al eje
axial y ostentando alturas sobre los 2.000m. Las principales alturas son: Tendeñera,
Collarada, Cotiella, Boumort y Cadí.
-Más al sur, las denominadas ​Sierras Exteriores,​ con alturas entre 1.100 y 1.500
metros, las más importantes son Leyre en Navarra, Loarre y Guara en Aragón y
Montsec en Cataluña.
Entre las sierras exteriores e interiores aparece la depresión media, también denominada
Canal de Berdún, que en gran parte es recorrida por el río Aragón y en Cataluña por la
Conca de Tremp.

5.3Evolución morfológica.
La configuración de los rasgos del relieve, ​corresponde principalmente a la
estructura,​ ya que las principales alineaciones del relieve están dirigidas en sentido
Este-Oeste, al igual que los ejes anticlinales y sinclinales.
Sin embargo, la estructura no lo es todo ya que el Pirineo muestra fuertes huellas
erosivas realizadas por dos factores predominantes:
-Acción fluvial,​ una notable red que ha excavado profundos valles transversales.
Esta acción ha sido tan poderosa que en ocasiones los sedimentos depositados a la
salida de las montañas han llegado a sepultar alguno de los relieves exteriores. Este es el
caso de los potentes espesores de conglomerados de Montserrat.
-Acción glaciar​, debida a los más de 300 kilómetros ocupados por el manto de hielo
que cubrió el Pirineo durante las glaciaciones cuaternarias De este manto de hielo
partían hacia el sur diez glaciares de más de 50 kilómetros de recorrido y espesores de
hielo de 500 metros.
Estas lenguas de hielo han configurado en forma de valles glaciares los cursos altos y
medios de los ríos pirenaicos dejando abundantes morrenas laterales y frontales.
Así mismo, la excavación glaciar ha determinado la existencia de más de un millar de
lagos en el Pirineo, llamados ibones en Aragón.

5.4Cordillera Transversal Catalana.


En su extremo oriental, desde el valle
del Segre, los materiales mesozoicos
van reduciendo su anchura hasta
desaparecer, de modo que los materiales
terciarios de la Depresión del Ebro
entran en contacto con el Paleozoico de
la Zona Axial.

Estos materiales terciarios (eocénicos)


han sido plegados y fracturados, dando
un conjunto montañoso de margas y
areniscas, fáciles de cultivar.
Este cordón, de noroeste a sudeste es la Cordillera Transversal Catalana y une el Pirineo
con las series catalanas del litoral y se escalona desde los 1.500 del Puigsacalm a los
200 metros de la depresión de Ampurdán
En la comarca de la Garrotxa, a expensas de las fallas que cortan esta sierra, se ha
configurado la región volcánica mejor conservada de la península (cuenta con unos
cuarenta conos de tipo estromboliano).

5.5La Depresión del Ebro.


Entre la Cordillera Ibérica y el Pirineo se extiende la Depresión del Ebro, una zona
triangular de ​380 km de longitud y una anchura máxima de 150 km,​ surcada por el
río que dio nombre a nuestra Península.
A principios del Terciario, la depresión estuvo ocupada por un brazo de mar, después
transformado en lago.
Los sedimentos allí depositados llegaron a alcanzar los 2.000 metros de espesor,
reducidos después por la erosión.
En los bordes los materiales son continentales, arrastrados por los ríos cargados de
derrubios y arrancados a los Pirineos. Se forman así los conglomerados de los Mallos de
Riglos ó de Montserrat.
Estos materiales más gruesos no alcanzan el centro de la depresión, donde dominan
materiales más finos, arcillosos y arenosos con evaporitas.
Aquí dominan las formas estructurales, es decir, los relieves determinados por la dureza
de los materiales que los configuran: tormos montserratinos, anticlinales, plataformas
tabulares, muelas ó badlands.

6. Cordilleras Costeras Catalanas.


6.1Caracteres generales.
Forman una barrera montañosa de ​250 kilómetros de longitud por 40-50 kilómetros
de anchura​ que separa la depresión del Ebro del mar Mediterráneo.
Estas cordilleras, por el norte, quedan separadas del Pirineo por los llanos del
Ampurdán, mientras que, al sur, enlazan con el​ ​sistema ibérico en el Macizo del
Maestrazgo.
Las Cordilleras Catalanas están formadas por ​tres unidades de relieve​ alineadas
longitudinalmente de nordeste a sudoeste.
1​.- Cordillera costera o litoral,​ corre paralela a la costa a lo largo de ​150 km. de
longitud entre Girona y Vilanova i la Geltrú​, donde se hunde en el mar.
Está formada por​ ​relieves modestos que ​no sobrepasan los 800 metros de
altura​, los más destacados de S a N son: el macizo de Garraf, el Tibidabo o
Collserola y el Montnegre.

2.- ​Cordillera prelitoral,​ ​de 250 kilómetros de longitud​ y altitudes medias más
elevadas, ​sobre los 1500 metros.
Las sierras principales son: las Guilleries, el Montseny (1.720metros), el
Montserrat, el Montsant y las montañas de Prades o Beseit, cuyo pico más
alto es el Monte Caro (1.500 metros).

3.- ​Depresión prelitoral​, es una estrecha fosa situada entre las cadenas
montañosas costera y prelitoral, con una ​altitud media entre 100-250 metros​, a
lo largo de la cual se enclavan ​las comarcas más fértiles de Cataluña​ como
son de norte a sur: la Selva, el Vallés, el Penedés y el Camp de Tarragona.
6.2Estructura geológica y evolución morfológica.
Todo este conjunto orográfico presenta una estructura geológica muy definida en dos
zonas.
La mitad, al norte del río Llobregat, está formada por materiales paleozoicos ​de
naturaleza granítica; por el contrario, ​la zona sur está formada por materiales calizos
de la Era Secundaria.
Entre ambas sierras, ​los materiales arcillosos de Era Terciaria tapizan
la depresión prelitoral.
Esta estructura responde a una génesis del relieve en dos fases distintas:
a) La Orogenia Herciniana,​ que elevó, en tiempos ​paleozoico​s, el conjunto
del macizo del Ebro y el Catalano-Balear. Ambos macizos formaron la zona
norte de Cataluña.
b) La Orogenia Alpina (cenozoico)​, que al mismo tiempo que elevaba los
sedimentos depositados en las orillas del ​Tetys​ que todavía ocupaba la zona
sur, ​produjo una serie de grandes fracturas y fallas​ de dirección nordeste
a sudoeste, denominadas fallas ​catalánides​.
A lo largo de estas fallas se produjeron elevaciones de bloques correspondientes a las
anlineaciones montañosas y simultáneamente hundimientos de fosas como la depresión
Prelitoral y la actual fosa del Mediterráneo.

Estos movimientos tectónicos, a lo largo de las​ ​fallas, estuvieron acompañados


por manifestaciones termales que ​han originado el afloramiento de aguas
cálidas por su contacto con magmas profundos​, como las Caldes de
Malavella o Caldes de Montbuí, en cuyas proximidades el salto de más de 100
metros de Sant Miquel del Fai evidencia la intensidad de las fallas..

También pueden citarse, en relación a estas roturas geológicas, las


manifestaciones volcánicas de Olot y Columbretes.

Incluso a unos 170 kilómetros de la costa, elevándose desde fondos superiores a


1.000 metros surgió el​ ​bloque de Menorca. Si bien en Mallorca e Ibiza
predominan las alineaciones béticas.

Esta estructura geológica, así como el clima, húmedo al norte del Llobregat y seco al sur
del mismo, han modelado ​dos paisajes muy distintos:

-La Cataluña septentrional​, de estructura herciniana y con grandes superficies


de arrasamiento denominadas “calmes” (superficies aplanadas por la erosión),
cubiertas de bosques de robles y hayedos.

-La Cataluña meridional,​ con predominio de un relieve estructural con


anticlinales y sinclinales, modelado en función de la acción erosiva fluvial en
notables gargantas y las típicas muelas o moles de los puertos de Beseit.
La vegetación, ya adaptada a la sequía comienza a ser de garriga mediterránea.

7. Las Cordilleras Béticas.


No hay nada más decepcionante que el relieve de la cordillera más alta de España, a
pesar​ ​de que contiene las mayores alturas peninsulares, Mulhacén, 3.478 metros y
Veleta, 3.398 integrantes de la Sierra Nevada​.
Su relieve es aplanado​, incluso ​sobre el mismo Mulhacén, transita la carretera más
alta de Europa​ siguiendo los valles del Genil al norte y, del barranco del Mulhacén al
sur.
Así mismo ​esta cordillera carece de un eje directriz​, y se resuelve entre pesados
macizos aislados​.
Estos macizos dibujan tres grandes unidades orográficas. 

-La Cordillera Penibética,​ ​ que corre ​adosada a la costa​ con alturas, ​por encima de los
2.000 metros:​ Sierras de Ronda, Tejeda, Almijara, Filabres y culminando en
la Sierra Nevada con los picos del Mulhacén y Veleta, Cartujo y Atalaya sobre los 3.000
metros.
-La Cordillera Subbética,​ ​ corre ​más al norte​ y paralela a la anterior, su altitud ​no
sobrepasa los 2.000 m​. siendo sus principales sierras las de: Mágina, Arana, Segura y
Cazorla.
-Depresión Intrabética,​ ​ es un largo surco de cuencas interiores más o menos aislado
entre la Cordillera Penibética y Subbética. Las principales son: Antequera, Granada,
Guadix y Baza.

Estas unidades tienen su origen en el notable proceso de sedimentación que tuvo lugar
en el fondo del ​geosinclinal del Tetys​ con un paquete sedimentario en el que​ alternan
las calizas y las margas plásticas​, y que ​fueron elevadas durante la orogenia alpina.

La marga es una roca que contiene tanta sílice como carbonato cálcico, por lo que
embebidas se hacen plásticas. Por el contrario, la caliza es una de las rocas más
resistentes.

Ello ha favorecido despliegues y cabalgamientos cuya explicación constituye el


problema más complejo de toda la geología peninsular. Si se trata de una cordillera de
plegamiento autóctona cuyos pliegues se han desarrollado “in situ” o de una cordillera
alóctona cuyos pliegues han corrido horizontalmente a distancias considerables.
La opinión actualmente más aceptada es que, ​al menos, la Cordillera Penibética es de
origen alóctono, semejante a los Alpes, es decir, que los pliegues se han formado
lejos de la posición actual y han sufrido arrastres considerables (de 100 a 200
kilómetros).
Esos mantos formarían tres unidades geológicas:
-el ​cristalino de Sierra Nevada,​ formado por roca paleozoica​ y constituyendo
el zócalo autóctono no removido.
-La segunda unidad, ​el manto de la Alpujarras,​ formado por​ ​rocas de la era
secundaria,​ concretamente del tríasico
-y en la parte superior, un llamado ​manto de Málaga​ f​ ormado por rocas
paleozoicas también. Es precisamente la existencia de este manto de rocas
paleozoicas, cubriendo el manto de rocas mesozoicas, el rasgo estructural
que​ ​obliga a considerar la hipótesis de aloctonía.​ Es evidente que la roca más
antigua se ha deslizado sobre la más moderna.

8. La Depresión del Guadalquivir.


Entre los bordes de la Meseta y las serranías béticas se extiende la Depresión del
Guadalquivir.

De forma triangular, ​su altura media es de 150 metros​, mientras que su superficie es
de una ​anchura máxima de 200 km ​a orillas del Atlántico y de ​330​ ​km de longitud​.

Como la del Ebro, es una zona ​hundida durante la orogénesis alpina,​ ​rellenada
después por los sedimentos terciarios.
Pero ambas presentan diferencias, es más reciente la del Guadalquivir y ha estado
abierta al mar, con un relleno casi exclusivo marino. Esta circunstancia determina un
modelado de colinas y lomas suaves a expensas de materiales finos, en contraste con las
cuestas y plataformas del Ebro.
Por último, señalar que la Depresión del Guadalquivir entra en contacto con el océano a
través de una ancha zona​ ​anfibia, heredada del Lacus Ligustinus de los romanos, con la
franja de dunas de las Arenas Gordas, de 10 kilómetros de anchura y hasta 96 de altura.
Así, el Guadalquivir es navegable​ ​en su curso inferior para suerte histórica de Sevilla, al
contrario que el Ebro, donde el murallón de las Catalánides deja un curso inferior pleno
de angostos y desfiladeros.

9. El eslabón balear.
Las Baleares se caracterizan por la diversidad de origen, reflejada en la constitución
geológica y en el paisaje.
Las islas de Mallorca e Ibiza son realmente fragmentos de las Béticas, con las cuales se
unen por debajo del agua, mientras que Formentera y Cabrera no​ ​son más que islotes de
menor importancia, continuación de las dos primeras.
En Ibiza las alturas son modestas (Sa talaya, 475 metros) y su estructura geológica es
compleja, con un dominio de los materiales calcáreos secundarios.
Mejor definida es la orografía de la isla Principal, Mallorca, con tres conjuntos:

-Dos alineaciones montañosas de materiales secundarios, ​la sierra del nordeste o


de Tramuntana,​ continua y accidentada, culminada en el Puig Major; y ​la sierra
de Levante,​ relieves modestos, de hasta 500 metros, en el sector oriental de la isla.
La depresión central, de 25-30 kilómetros de anchura​, desde un extremo a otro
de la isla, de Mallorca a Pollensa, ​rellena de materiales terciarios y cuaternarios​,
y que concentra la potencia económica y demográfica.

Por el contrario, Menorca presenta una​ mitad oriental​ o de Migjorn, una plataforma
miocénica, horizontal y posterior a los plegamientos alpinos; y ​otra septentrional​ o de
Tramuntana; un macizo herciniano, modelado en relieves suaves que culminan en el
monte del Toro. La soldadura de ambas unidades es una línea de falla a favor de la cual
nacieron en sus extremos el entrante del puerto de Ciutadella y la magnífica ría de
Mahón.

10. El archipiélago canario.

Se compone de ​siete islas​ y algunos islotes que suman unos ​7.000 km​2 ​y quedan a 150
km de la costa africana​.
Su ​origen volcánico​ es relativamente reciente, en el ​Mioceno​ y radica en los
movimientos de fricción de las placas Atlántico oriental y la continental africana.
Numerosas fallas cuartearon la corteza oceánica a través de cuyas fisuras
ascendieron los materiales volcánicos.
Su orientación se deja ver en el alineamiento de las islas: ​nordeste-sudeoste ​para
Lanzarote y Fuerteventura;​ ​Tenerife, La Gomera y El Hierro y de ​noroeste-sudeste
para la Palma, Tenerife y Gran Canaria.
Cuando se cruzan dos de estas fisuras, la potencia y cuantía de la efusión volcánica
origina la isla de mayor superficie, Tenerife, y la cima más alta, el Teide, 3.718
metros.
TEMA V. ESPACIOS Y DESTINOS TURÍSTICOS.
1. La configuración de España como destino turístico.
1.1. El proceso de desarrollo del turismo.
El desarrollo del turismo en España obedece a una serie de circunstancias complejas,
tanto de naturaleza​ ​exógena como de naturaleza endógena.
Entre los ​factores externos​ que propulsaron el​ ​despegue del turismo se indican como
más importantes:
FE: Cre.Euro, Ge.Va, Mej.trans, Est.Pol
a) ​el crecimiento de las economías de​ ​los países más desarrollados de Europa
occidental,​ con el consiguiente incremento del nivel de rentas y capacidad de consumo
y del estímulo al consumo privado de bienes materiales y​ ​servicios;
b) ​la generalización de las vacaciones pagadas entre las clases trabajadoras;
c) ​la mejora de los medios de transporte y el abaratamiento del transporte aéreos
d) la relativa​ ​estabilidad política y social de las democracias europeas.

La diversidad de ​factores internos​ es notable y algunos de ellos han constituido


ventajas comparativas en las que se ha sustentado el modelo turístico español. Los
factores que se identifican como más destacados son:
Fi: Re.Si, Rec.Na, Cult.Exo, Baj.Pro, Publi.Pol
1)​ la «renta de situación»​ de España en relación con los países europeos, principales
emisores del flujo turístico (proximidad, accesibilidad y, también,
continuidad “continental” del territorio);
2) ​la disponibilidad de unos recursos y ambientes naturales,​ que se concretan en
unos espacios litorales (clima templado y ambiente soleado, con abundancia de playas
“cálidas”);
3) la disponibilidad de unos ​atractivos culturales, no exentos de exotismo​ para el
mercado;
4) el coste barato de las vacaciones fundamentado en un​ ​menor nivel de vida de
España y unos bajos costes de producción ​(destacando los bajos salarios), que
favorecían al consumidor foráneo,
5) la ​propaganda del régimen político​ y los objetivos de difusión exterior de una
“imagen de normalidad” del país.

Después de varias décadas de desarrollo del sistema turístico español y de haber


alcanzado un estadio de madurez -e incluso de saturación en algunas zonas
geoturísticas, algunos de los factores citados ya no tienen la vigencia de antaño.
En cambio, han aparecido​ ​otros con destacado protagonismo y que han de fundamentar
las ​ventajas competitivas​ del modelo turístico español, en un escenario internacional
donde las ventajas comparativas han​ ​perdido especificidad o ya no son suficientes.
Entre estos factores destacan: ​Dem.Int, Infra.Constru Mej.Trans, Dimx2.Inmo
Promo.Gob.C.A.L, RR.HH.Cual
a) la aparición y​ ​consolidación de una ​demanda interna importante​;
b) la dimensión y operatividad de la​ ​infraestructura construida,​ particularmente la
oferta de alojamiento, que constituye una ventaja competitiva con otros destinos;
c) la mejora de las ​infraestructuras de transporte​ en el país;
d)​la dimensión inmobiliaria del turismo y el dinamismo que ello le confiere;
e) la política de ​promoción del gobierno central, los gobiernos autonómicos y los
entes locales,
f) la disponibilidad de ​recursos humanos cualificados y capacitados​ para hacer frente
a los retos del turismo y del negocio turístico.

2. El significado territorial y socioeconómico del turismo.

El crecimiento del turismo en los ​años sesenta y setenta​ tuvo una importancia decisiva
para el desarrollo económico global del país.
Se ha afirmado que el turismo constituyó uno de​ ​los ​tres motores del desarrollo
económico de España:
los ingresos de divisas por turismo​ ​receptivo, junto a las remesas de los emigrantes
y las inversiones extranjeras directas,​ ​permitieron la capitalización del sistema
productivo español y la modernización del país.
Hoy, la economía española es mucho más avanzada y compleja, pero la influencia
del turismo sigue siendo muy importante y un factor de desarrollo local y regional
de las zonas menos favorecidas.
En 2013 la contribución del turismo al PIB se situó en torno al 10’8% mientras que las
ramas turísticas suponen 12’2% del empleo total. El Informe anual del​ ​Consejo Mundial
de Viajes y Turismo eleva esas contribuciones al 16 y 15’8% (2’6 millones de empleos)
respectivamente.
Por otra parte, el rápido y continuo crecimiento de los ingresos​ ​por turismo receptivo
queda reflejado en el valor de las cifras:

1960 1975 1985 1990 2000 2012


+200millones 3.400m 8.150m 18.000m 31.500 55.900m
$ $ $ $ $
Estos ingresos por​ ​turismo han permitido en los últimos decenios cubrir una buena
parte del coste de las importaciones y han posibilitado equilibrar la balanza
comercial negativa.
La entrada del siglo XXI con la bonanza económica trajo un fuerte incremento de
las importaciones, imposible de​ ​compensar con la balanza turística. Con la crisis
actual, esta situación se ha corregido gracias a los mejores datos turísticos, tanto
por la subida de los ingresos como por la bajada de los pagos, acompañada de una
caída de las importaciones.
Así, en 2012 la balanza turística​ ​permitía enjuagar la totalidad del déficit
comercial.
En todo caso, la importancia del turismo como fenómeno económico va más allá de
estos datos, ya que su impacto alcanza, en mayor o menor grado, a la práctica totalidad
de los sectores de la economía.

2.1. España en el mapa mundial del turismo: la consolidación de la


imagen turística.
España es, sin duda, una de las mayores potencias turísticas del mundo, ​compitiendo
con Estados Unidos, Francia e Italia,​ tanto si se considera el volumen de llegadas del
turismo internacional como los ingresos causados por dichos viajes.
Nuestro país se encuentra en la​ ​zona mediterránea de Europa, es decir, en la
confluencia de las dos regiones turísticas más importantes del mundo: la Unión
Europea y la cuenca Mediterránea.
España se beneficia de​ ​pertenecer -buena parte de su fachada litoral- a la cuenca
mediterránea, que, como se sabe, es una de las tres “cuencas marítimas” más destacadas
del mundo, sin duda, la primera por delante del Caribe y del Sudeste Asiático.
Por otra parte, el protagonismo de España también​ ​se manifiesta en otros ámbitos, tales
como el conocimiento, ​y e​ xportando experiencias y​ ​proyectos, o en la presencia de
empresas y cadenas turísticas por las regiones geoturísticas más importantes del mundo.
También el hecho de ​albergar desde 1975, en Madrid, a la sede de la Organización
Mundial de Turismo (OMT), ha de considerarse como un argumento del peso de
España en el concierto turístico mundial.

En 1950, España ocupaba el undécimo lugar en el ​ranking d​ e países según el volumen


de​ ​ingresos por turismo internacional (con una cuota del 0’9 del total) y en 1970 se situó
en segundo lugar (con una cuota del 9’4 %), después de Estados Unidos.
Desde entonces,​ ​siempre ha ocupado uno de los primeros lugares, hasta llegar a ser
potencia turística, si bien su​ ​participación sobre el total de ingresos por turismo
internacional se sitúa en torno al 5-7 %​ ​(31.500 millones en 2000 y 55.900 en 2012, la
segunda plaza).
Un comportamiento parecido se observa si consideramos la evolución de las llegadas
del turismo internacional por países.
En este sentido, cabe señalar que en 1950 España ocupaba el octavo lugar con 784.000
visitantes, el 3’1 % sobre los 25 millones del total mundial. En 1970, nuestro país se
situó en cuarto lugar (13’2 millones, que representó el 8’3 % del total mundial) y en los
últimos años suele ocupar los primeros lugares (del 2º al 4º), con una cuota en torno al
5-7 %.
En el 2000​ ​España superó los 75 millones de visitantes, de los que casi 50 millones
fueron turistas en sentido estricto. La cifra de turistas en 2012 fue de 57’7 millones.

3. Interpretación de la estructura geográfica del turismo


3.1. El mapa turístico de España: asimetría de la distribución espacial
de la oferta.
Se puede afirmar que en España existe una gran diversidad y un ​gran número de
recursos turísticos​, pero, en cambio, existen ​pocos productos turísticos​; y en esta
potencialidad se fundamentarán precisamente los cambios y las nuevas ofertas turísticas
del país, además del proceso de cualificación y potenciación de los recursos
ya explotados.
El carácter predominante del turismo de sol y playa ha alimentado una imagen turística
del país que, de manera simplificada, se asocia e identifica casi exclusivamente con el
modelo turístico litoral, y, como tal, así se percibe.
Sin embargo, fundamentados en la​ ​diversidad geográfica del solar español, que
comprende un rico patrimonio natural y cultural,​ ​en el país han existido y existen otros
tipos de turismo que avalan el eslogan ​“mucho más que sol y playa”​.
Con estas mismas o parecidas palabras han proliferado los mensajes de
promoción en muchos destinos de ámbito local o regional, y también se ha aplicado al
conjunto de nuestro país, rompiendo la imagen casi “única” del sol y playa.

3.1.1. La concentración de la oferta de alojamiento y de la oferta


complementaria.
La localización de la oferta de alojamiento turístico, y también la de la infraestructura y
servicios complementarios, dibuja un mapa turístico español en el que destacan unas
zonas geoturísticas claramente diferenciadas y jerarquizadas​. A escala regional, y si
nos centramos en la distribución geográfica del censo hotelero y consideramos los datos
de 2013, cabe señalar que ​Cataluña y Andalucía concentran un tercio de la oferta
hotelera,​ repartido a partes iguales; le siguen de cerca Canarias y Baleares; a mayor
distancia, la Comunidad Valenciana y Madrid.
Estas comunidades suman el 78% de las plazas hoteleras, quedando las restantes
en valores inferiores al 5%.
S​i consideramos las plazas extrahoteleras, hay algunos cambios
significativos: ganan en importancia Cataluña y la Comunidad Valenciana; se
mantienen​ ​Canarias y Andalucía y desaparecen de los puestos importantes Baleares y
Madrid.
La oferta de alojamiento turístico es variada y está formada principalmente por
establecimientos hoteleros, por campings y por apartamentos y segundas residencias, a
los que se han ido añadiendo otros establecimientos, destacando las viviendas rurales.
En conjunto, se​ ​estima que ​la capacidad de alojamiento es de 2’5 millones de plazas,
según la Encuesta de Alojamientos turísticos. Algunos autores elevan la estimación
hasta los diez millones de plazas, disfunción debida a la oferta de segunda
residencia no declarada como turística.
Si nos centramos en los hoteles -como oferta más emblemática y tradicional-, cabe
apuntar que la ​oferta hotelera en España, según datos del año 2013, comprende
14.785 establecimientos y más de 1’4 millones de plazas.
La mayor parte de los establecimientos todavía son de​ ​categoría media o media
baja, pero la situación ha mejorado ostensiblemente.​ ​Es la oferta de categoría alta
(4 y 5 estrellas) la que se ha incrementado en el siglo XXI y en 2013 ya
representa el 15’4% de los establecimientos y el 47’8% de las plazas (24’9 en 2001),
considerable mejora, eso sí, basada sobre todo en las destacadas cifras de los 4
estrellas.
La evolución de las plazas hoteleras ha sido la siguiente:

1951 1960 1970 1980 2013


78.111 109.687 545.000 814.494 1.400.000

3.1.2. La dinámica del mapa turístico.


Nat.Estru, 90Difu.Tur, Nat.Rur.Urb var.poc.imp,
Difu.3Foc.Gen: Oci.Prox Rural Espo.Mim.Alt Reestru.Lit
El carácter asimétrico del mapa turístico tiene una ​naturaleza estructural por la
variada condición geográfica del territorio español y el carácter hegemónico del
atractivo sol-playa,​ hecho que ha primado el desarrollo turístico de las zonas litorales
de clima cálido.
No​ ​obstante, cabe añadir que, ​a partir de los noventa, se empezó a observar una
intensificación del​ ​proceso de difusión espacial del crecimiento turístico​, que se
había iniciado con anterioridad, y en el que desempeñan un protagonismo ​destacado el
turismo de “naturaleza”, el turismo rural y el turismo urbano.
Este comportamiento ha hecho disminuir el índice de concentración​ ​espacial de la oferta
turística, ​si bien las variaciones son poco importantes.
El mapa turístico​ ​de España es dinámico y en el último decenio este hecho se manifiesta
en una ​difusión territorial del turismo en España, que responde a tres focos
genéticos específicos:

a) ​La intensificación del ocio-turismo de proximidad es un fenómeno generado por


las metrópolis y grandes aglomeraciones urbanas, y afecta tanto al litoral como al
interior.​ ​Tradicionalmente, éste era un fenómeno específico de las residencias
secundarias, por lo que el papel del mercado urbano no es nuevo. Sin embargo, lo nuevo
radica en su mayor​ ​dimensión y en sus nuevas pautas espaciales, así como en la
aparición de nuevas​ ​manifestaciones de ocio de proximidad favorecidas por los avances
en la movilidad.

b) El “desarrollo” turístico y la dinamización económica de las áreas interiores (que


asimilamos a ​rurales​) y de los pueblos y ciudades de España se fundamentan en
diversas razones: ​los estímulos recibidos por una demanda “espontánea” de
productos recreativos y turísticos, el efecto mimético del “éxito” de las zonas
turísticas, y, también, por la necesidad de encontrar alternativas a las
orientaciones productivas tradicionales del medio rural (turismo como factor de
desarrollo local y regional).​ Estos hechos han provocado un crecimiento de la
actividad turística y de la frecuentación de estos lugares, así como la creación de un
estado de opinión favorable sobre las “ventajas” que se derivan de la “atracción de
forasteros” y de los negocios inducidos.

c) Por último, la ​necesidad de reestructuración de los espacios litorales​ tradicionales


y su papel en la transformación turística del territorio, hay que señalar que en el proceso
se detectan dos tipos de estrategias con dimensión espacial: ​1) estrategia extralitoral, o
de incorporación del “traspaís” (zonas de interior), y 2) estrategia intralitoral, o de
incorporación y/o articulación entre los distintos espacios litorales.

3.2. De la llegada de los forasteros al turismo interior.


Situ.socioeco.emis, pro.estru.masi vent.compet
La evolución en el número de visitantes ha tenido ritmos contrastados, e incluso
decrecimientos del flujo de visitantes en algunos años -tal como ocurrió en 1973- y
algunos​ ​altibajos interanuales durante los ochenta, pero, en cualquier caso, la evolución
de conjunto se ha caracterizado por una clara tendencia al crecimiento.
En realidad, la evolución del ​flujo de​ ​visitantes a lo largo de las últimas décadas ha
estado determinada fundamentalmente por las situaciones socioeconómicas de los
principales países emisores​ (países europeos más desarrollados) y las crisis
económicas cíclicas o específicas, que han afectado en cada momento la capacidad de
consumo de sus ciudadanos y la realización de los viajes turísticos anuales, con destino
a España u otros países.
El modelo turístico español se define, entre otros rasgos, por un intenso y constante
proceso de expansión de las cifras de afluencia, también del crecimiento de plazas
hoteleras y extrahoteleras, que se utilizan como máximos exponentes de la dinámica y
del éxito del turismo español.
Pero, en otro sentido, las contradicciones y ​problemas estructurales de este​ ​modelo
masivo -particularmente del modelo turístico del litoral mediterráneo-​, puesto de
manifiesto en las últimas coyunturas, y ​que se asocia a “cantidad”, a una demanda de
media o baja capacidad de gasto y que constituye un modelo vulnerable a las
oscilaciones de la​ ​demanda interior e internacional,​ ha obligado a la búsqueda de
estrategias orientadas a ​sostener las ventajas comparativas tradicionales y buscar
nuevos factores de competitividad.
En el contexto señalado se sitúa la ​necesidad de modificación o sustitución del
modelo por otro que se fundamente en la calidad, que atraiga una tipología de
demanda de mayor capacidad adquisitiva y superior gasto medio; además, una
demanda que, en conjunto, anule o​ ​comporte menos impactos negativos​, de todo
tipo, derivados del actual modelo masivo, un​ ​rasgo, por otra parte, estructural del
modelo turístico español.

3.2.1. El origen geográfico de los turistas.


En la evolución del modelo turístico español se ha producido un cambio importante en
la composición del flujo turístico, puesto que ​se ha pasado de una situación (años
cincuenta a​ ​setenta), marcada por el protagonismo hegemónico del turismo
receptivo a otra nueva situación en la que el flujo turístico tiene una composición
dual según su origen geográfico, flujo exterior y flujo interior.
La evolución socioeconómica de España ha permitido el​ ​desarrollo de su mercado
turístico, en términos de demanda, que se orienta hacia el propio país como destino
principal, y también de forma creciente hacia el extranjero.

El progresivo protagonismo del turismo interior, y también del papel de España como
país emisor, se puede evaluar y dimensionar a partir de la consideración de diversas
variables.​ ​Una de las utilizadas habitualmente es la composición de las pernoctaciones
realizadas por viajeros nacionales o extranjeros en establecimientos hoteleros y
similares.
Los datos son​ ​reveladores y avalan la formulación inicial: ​en los años 60, la
proporción de pernoctaciones realizadas por españoles sobre el total no llegaba a
un tercio; en los años setenta, el porcentaje fue incrementándose hasta alcanzar a
principios de los 80 el 40 %.
En los últimos 20 años del siglo XX la tendencia global se ha caracterizado por un
incremento de dicha proporción, llegando a representar en torno al 45 % como media
del quinquenio 1996-2000, si bien dicho valor se sitúa en 2013 en torno al 35%.
En las pernoctaciones causadas en alojamientos extrahoteleros el valor es similar, si
bien tradicionalmente el​ ​porcentaje de los españoles llegaba al 55 %. El turismo interior
ha ido ganando terreno dentro de la demanda, pero la merma de la capacidad económica
de las familias españolas ha cortado de raíz esta evolución.
Esa distribución de las pernoctaciones extrahoteleras esconde​ ​contrastes según la
modalidad: el equilibrio nacionales-extranjeros mostrado en los campings
se rompe en un claro desequilibrio en los apartamentos (dominados por las
pernoctaciones extranjeras) y en las pernoctaciones rurales (dominadas por los
nacionales).
La desigual capacidad receptiva de las regiones españolas explica la mayor o menor
importancia de las actividades turísticas en cada parte del territorio. Así, en función del
papel que desempeña la demanda que procede del exterior se perfilan tres grupos de
regiones diferenciadas:

destacan por la presencia demanda repartida entre dependen del turismo


de turismo extranjero; españoles y no interior.
residentes,
Baleares, Canarias y, en Andalucía, la Comunidad resto de las regiones
menor medida, Cataluña Valenciana, Madrid y, en
menor medida, el País
Vasco,

La mayor parte de los turistas extranjeros que acuden a España (2013) proceden de
Europa, principalmente de tres países: Reino Unido, con el 21 %, Alemania y Francia
totalizan el 49% de extranjeros que viajan a España. En menor proporción también
acuden de Italia y Holanda. Estados Unidos completa la lista de países con porcentaje
superior al 4%. ​En estas cifras no se refleja el flujo que desempeñan Portugal y los
países norteafricanos, ya que obedece al paso de los emigrantes de estos países por
territorio español con destino u origen en los países más desarrollados de la
Europa occidental.

3.3. La estacionalidad de la demanda y sus consecuencias.


La llegada de turistas extranjeros a España se distribuye a lo largo del año de forma
muy
desigual y también ocurre lo mismo con la temporalización de las actividades turísticas
de los españoles. ​La mayor parte de las entradas turísticas, un 46 %, se registran en
la temporada de verano (Junio a Septiembre), concretamente en los dos meses
centrales, julio y agosto, que representan un 26 % de las entradas totales,​ un valor
inferior a datos precedentes por ​lo que la estacionalidad sigue reduciéndose.​ A pesar
de la continuidad física del territorio peninsular español con Francia y, en definitiva,
con otros países europeos ​la carretera ha perdido su importancia​ como vía de entrada
a España, recogiendo apenas el 17’7% de los turistas no residentes (antaño suponía
valores por encima del 60%). ​La revolución de los Low Cost y el carácter insular de
dos de las regiones turísticas españolas más destacadas (islas Baleares e islas
Canarias) determina que en torno al 80 % de los visitantes que entran a España lo
hagan en avión,​ mientras que el barco y el ferrocarril son medios de transporte
escasamente utilizados.

La concentración estacional de las actividades turísticas también obedece a dos


factores estructurales: la estacionalidad de la demanda -particularmente la que
corresponde al modelo​ ​turístico español-, y, por otra parte, la estacionalidad de la
oferta, entendiendo como tal la disponibilidad temporal de las condiciones
ambientales, sujeta a la variación estacional del clima,​ si bien hay que contar
también con la situacion específica del litoral más meridional y de las islas Canarias.
El resultado de las estrategias que se han llevado a cabo​ ​para luchar contra la excesiva
concentración temporal (desestacionalización) y espacial ha​ ​sido desigual, y como
balance cabe constatar, por una parte, que se ha conseguido un reducción de la
estacionalidad en algunos destinos y, por otra parte, que ​dichas estrategias tienen un
límite intrínseco en la propia naturaleza y origen de este fenómeno.

4. Los espacios turísticos: procesos de estructuración y organización.


4.1. La configuración territorial del turismo.
4.1.1. Espacios y destinos del litoral.
Desde la perspectiva del turismo litoral, la manifestación con mayor impacto en el
territorio, a través del análisis evolutivo de algunos indicadores municipales se percibe,
el ​espectacular incremento de la población en las realidades locales volcadas a esta
función, la cifra de su presupuesto municipal -muy por encima de entes de similar
población pero no turísticos-, así como en la construcción de la planta de
alojamiento que permite diferenciar, de entrada, dos orientaciones locales
contrastadas.
De un lado, los destinos orientados al turismo de interior y basados en el
alojamiento en viviendas y apartamentos (oferta no reglada, en su mayor parte,
segunda residencia) son los municipios conocidos como turístico-residenciales.
Frente a estos casos, aparece el de municipios que han apostado por el alojamiento
hotelero y su comercialización por las grandes agencias mayoristas que mueven la
demanda; su dinámica​ ​a lo largo del año y la relación con una extensa oferta de
ocio permite identificarlos como​ ​turísticos en sentido estricto.

Basta indicar en este sentido cómo realidades locales que comparten unos mismos
recursos ambientales para el desarrollo turístico han experimentado una evolución
radicalmente distinta: municipios volcados al residencialismo de origen extranjero, con
modelos urbanos extensivos de baja densidad, sin generar un gran aparato de servicios y
oferta​ ​complementaria (Teulada-Moraira, Alfaz del Pi). Frente a este caso, ociurbes de
grandes​ ​proporciones, urbanismo concentrado y verticalidad, con enormes volúmenes
de alojamiento, comercializados por ​touroperadores (​ Benidorm, en la Costa Blanca;
Lloret, en la Costa Brava; Palmanova-Magaluf, en Calvia; Torremolinos, en la Costa del
Sol).
Sólo desde el papel de las Administraciones Locales y de la intervención del sector
privado es posible explicar las diferencias en la articulación territorial del turismo.
No obstante, como norma general en el desarrollo turístico español, los espacios
receptores se caracterizan por su configuración espontánea (sólo surge de una
planificación el caso de Benidorm, con su planeamiento desde finales de los años
cincuenta, y las urbanizaciones acogidas a la Ley de Centros y Zonas de Interés
Turístico Nacional, de 1963) e integración en la escala local, participación de la
población autóctona y, en la mayor parte de los casos, distribución local de los
beneficios de la actividad turística.
La espontaneidad conlleva beneficios sociales y económicos, si se atiende a la
integración de los crecimientos y la reorganización funcional, pero ha supuesto un
notable y a veces irreversible desgaste del patrimonio ambiental y territorial que
justificaba el atractivo de los lugares. De ahí el esfuerzo en esta nueva etapa por
gestionar de forma más racional los destinos, lo cual no debe interpretarse
exclusivamente como un intento de la iniciativa pública a la hora de regular y planificar
los procesos, sino como la consecuencia de una necesaria​ ​adaptación a nuevas
exigencias de mercado.

4.1.2. Modalidades de ocupación turística del territorio.


Desde una perspectiva analítica, es posible sistematizar ​dos modelos genéricos de
desarrollo territorial-turístico en el litoral, ​representativos tanto de las formas de
implantación​ ​en su vertiente morfológica (ocupación del espacio) como en su dinámica
funcional y​ ​territorial.
a) El desarrollo turístico se integra en la estructura urbana preexistente:​ El
desarrollo de la actividad se produce sobre un núcleo de poblamiento anterior
(generalmente asociado a actividades primarias) en el que se insertan las nuevas
dinámicas y se construye la oferta de alojamiento. ​Los crecimientos urbanos
asociados al turismo y la segunda residencia afectan a la fachada marítima del
núcleo tradicional de población o se adosan a éste configurando ensanches
(Benidorm, Torremolinos, Peñíscola) o piezas urbanas segregadas de la anterior
estructura, aunque yuxtapuestas en el territorio (Roses).

b) ​El turismo genera crecimientos ex ​nova, ​completamente al margen de la anterior


estructura. Estos crecimientos son el resultado de operaciones inmobiliarias,
orientadas, en​ ​términos formales y funcionales, al turismo y segunda residencia
(La Manga del Mar Menor, o La Dehesa de Campoamor) y se asemejan, en parte,
a enclaves planificados a partir de un proyecto que integra alojamiento,
equipamientos recreativos y deportivos, y áreas comerciales
(es el ejemplo de ​Novo Sancti Petri, e​ n Chiclana de la Frontera). No obstante, ​las
implicaciones y relaciones con su entorno impiden asimilar estos modelos a los
enclaves turísticos cerrados y desterritorializados.
En su mayor parte funcionan como ​resorts d​ estinados al mercado vacacional y de
segunda residencia, cuando predominan las viviendas y apartamentos, o a la captación
de turismo organizado por mayoristas, cuando predomina la oferta reglada (hoteles y
apartamentos declarados).

4.1.3. Turismo y reestructuración espacial en el medio rural.


Entre las manifestaciones territoriales del turismo en España ​destaca, por su
crecimiento reciente e implicaciones para las distintas regiones y realidades locales​,
el desarrollo de modalidades turísticas en el medio rural, con toda la diversidad de
prácticas y actividades asociadas. Las ​más de 130.000 plazas oficiales​ se reparten entre
diferentes tipos de alojamiento, con elementos diferenciales para cada Comunidad
Autónoma, ​surgidos en gran medida en el contexto de programas de apoyo al
desarrollo rural integrado, junto con una oferta de actividades de ocio de la que en
buena medida depende el éxito de estos nuevos​ ​destinos turísticos.
Una dimensión esencial, aunque estadísticamente desconocida, viene representada por
el alojamiento privado en poblaciones rurales, lo que contribuye a dinamizar ámbitos de
interior, aunque ​ya se empiezan a advertir problemas de saturación, procesos de
construcción espontáneos, conflictos con otras actividades y pérdida de señas de
identidad de la sociedad local.
Desde la dinámica de su configuración territorial y funcional, el desarrollo de este tipo
de turismo, dentro de los programas en marcha, ​trata de dar respuesta a objetivos
como la complementariedad con la actividad agraria, la recuperación del
patrimonio edificado y la gestión de los recursos naturales y culturales,
procurando hacer frente a la despoblación del medio rural y contribuyendo a su
integración con el mundo urbano.
Aunque los resultados son dispares entre CCAA, los más eficaces resultan de la
capacidad de relacionar la actividad turística con los principios del desarrollo local en
áreas rurales: proceso endógeno, involucración de la sociedad local, coordinación de las
actuaciones territoriales y económicas, fórmulas de economía social, revitalización de
artesanía y tradiciones. Todo ello con especial énfasis en el control del abandono de las
actividades primarias, la masificación y la saturación, la banalización de ofertas y la
pérdida de protagonismo de los procesos desde la sociedad rural.

4.1.4. La inserción del turismo en la ciudad histórica.


Desde el entendimiento de la ciudad histórica como estructura donde el casco antiguo
constituye el principal referente urbano, ​la potencialidad cultural de estas ciudades
justifica una tradición asociada a la actividad turística, pero el reciente
desbordamiento como destinos de visita, sus potencialidades y los efectos
económicos y funcionales justifican la identificación de esta función como
oportunidad y riesgo, dependiendo de la capacidad de gestión y estrategias
urbanas que se pongan en funcionamiento​. Como reflejo de esta
situación, Granada, uno de los grandes destinos de turismo cultural en España, recibe
más de 2 millones de visitantes al año y su capacidad de alojamiento supera las 11.000
plazas regladas.
En las ciudades históricas las prácticas a desarrollar se asocian a los grandes museos
monumentos o a los recorridos por los centros históricos. Desde la dimensión de la
demanda ​se combina un segmento de turismo de motivación cultural y patrimonial
(la estancia media​ ​apenas supera 1’5 noches) y un creciente número de visitantes
(incluidos, por tanto, los excursionistas, alrededor de un 30 % del total de los
visitantes a ciudades históricas con mayor proyección), que incorporan la ciudad
histórica dentro de un viaje de ocio y vacaciones.
En términos de reorganización funcional, sólo el grupo de Ciudades Españolas
Patrimonio de la Humanidad ha visto crecer su planta de alojamiento reglado en un
41’17 % durante la década de los noventa, con una estacionalidad bastante menos
acusada que en los destinos litorales (salvo casos muy concretos, como Benidorm).

5. Articulación entre sistema turístico y estructuras receptoras


5.1. Una utilización intensiva del territorio: valoración y consumo del
paisaje y de los​ ​recursos naturales y culturales.
La rapidez de los procesos de cambio que genera el turismo ha traído consigo
conflictos, que se traducen en el desgaste del capital ambiental y patrimonial. Algunos
datos pueden ser ilustrativos de los problemas:
a) La transformación del litoral mediterráneo y de los espacios insulares, derivada
de la expansión del alojamiento turístico-residencial, justifica que, en algunos
casos, como en la provincia de Alicante, sólo el 13 % de su franja costera haya
conseguido sustraerse a la presión urbanizadora, a través en gran parte de su
declaración como espacios naturales protegidos​ por parte de la Comunidad
Autónoma (Montgó, Peñón de Ifach, Salinas de Santa
Pola).
b) El consumo de espacio por la urbanización es un problema que se deriva en buena
medida de la instrumentación inmobiliaria del turismo y que afecta a los destinos
litorales. El ritmo de la transformación en el uso del suelo hace que, en el caso de la
Costa del Sol Occidental, por ejemplo, en un período de 20 años, se urbanizaran 12.000
hectáreas. Más significativo si cabe, por la reducida extensión territorial, es el caso de
Canarias, donde se señala ​la pérdida de 11.000 hectáreas de suelo cultivado, entre
1982 y 1987, ante el empuje de la urbanización.​ La situación más crítica y que pone
de relieve el conflicto entre el uso urbano-turístico y las actividades tradicionales
aparece en Lanzarote, isla en la que se abandona más del 72 % del suelo cultivado en el
período citado.
c) Entre los conflictos que el turismo genera por la intensidad en el aprovechamiento del
territorio y de los recursos, ​se señala habitualmente el tema del gasto de agua.​ Sirva
como​ ​indicador que una ciudad turística como Benidorm alcanza un gasto de 12 hm​3
anuales. El problema está en la eficiencia en el uso de los recursos y la búsqueda de
medidas de complementariedad con otras actividades, como es el Locaso de la
agricultura, por la vía de la depuración y reutilización de las aguas, así como en el
empleo de recursos no convencionales, como los procedentes de las plantas
desalinizadoras.
d) Otro de los aspectos críticos es el de l​a transformación del paisaje, lo que supone
en no pocos casos la pérdida del principal argumento de diferenciación del espacio
turístico​ y la causa de una creciente banalización de los destinos. En los destinos de
turismo rural y natural, o en las ciudades históricas, se entiende el tratamiento del
paisaje como algo prioritario para el desarrollo de esta actividad, lo cual debe comportar
acciones de conservación y gestión.
Mientras tanto, en los espacios litorales, ​las nuevas líneas de trabajo tratan de
incorporar la restauración paisajística de áreas degradadas y la gestión del paisaje
a través de las propias actuaciones urbano-turísticas.

5.2. Procesos de transformación de las estructuras sociodemográficas y


culturales:​ ​visitantes y sociedad local.
Los efectos socioculturales de la afluencia turística sobre las poblaciones receptoras
pueden ser analizados desde distintas dimensiones estrechamente relacionadas. En
primer lugar,​ el turismo ha incidido en los modos de vida de la sociedad local, tanto
en el sentido negativo que supone la pérdida de costumbres e identidades, como en
la vertiente positiva que se deriva de su cambio y modernización; de hecho,
determinados procesos de apertura sociopolítica y de transformación de la
realidad social de España no se entenderían sin recurrir al papel que tuvo el
desarrollo del turismo en ciertos momentos.​ No debe olvidarse que en
bastantes lugares del litoral se rompía una tendencia secular marcada por el empleo
eventual y la emigración, algo que ahora sucede con las expectativas puestas en el
turismo ante el desmantelamiento de sistemas de economía tradicional en las áreas
rurales y con ciudades históricas en estado de crisis.
Otra de las dimensiones de análisis es la que se asocia a las migraciones propiciadas por
el desarrollo del turismo y que tienen un doble y contrastado sentido. P​or un lado, el
turismo es una actividad muy intensiva en empleo de mano de obra por lo que su
desarrollo a gran escala -es decir, el de los espacios litorales- ha propulsado, desde
los años sesenta, inmigración hacia esas zonas, desde municipios rurales del
interior próximo hacia los destinos costeros, o desde regiones menos desarrolladas
hacia las grandes áreas turísticas.

Precisamente, una de las cuestiones más llamativas en la nueva etapa del turismo
es que el​ ​desarrollo de nuevas modalidades, como el turismo rural, está ayudando a
mantener población en lugares que tradicionalmente alimentaron corrientes
migratorias.

Por otro lado, la corriente migratoria hacia las áreas litorales turísticas presenta
un componente muy distinto cuando se trata de la llegada de personas de países
europeos atraídas por el clima y la calidad de vida, entre otros factores.​ Así,
determinados colectivos, generalmente de la tercera edad, tienden a fijar su lugar de
residencia en un municipio del litoral o de las islas. La compra de inmuebles por
extranjeros y su asentamiento definitivo en colonias y áreas residenciales del litoral es
un fenómeno de considerables proporciones, que lleva a ​situaciones como la de que,
en algunos municipios, haya un predominio de este tipo de población (es lo que se
viene denominando “turismo residencial”),​ como Alfaz del Pi, en
Alicante, o Mijas, en Málaga.
Resulta ocioso insistir en el cúmulo de consecuencias sociales​ ​que se derivan de estos
procesos, proporción que se acentuó de nuevo ​en los años noventa, al incorporarse
una corriente de población procedente de la fachada cantábrica (a ello han
contribuido los planes de jubilación en grandes empresas estatales).
Las acciones locales de incentivación del empadronamiento para estos colectivos, a
través de medidas sociales y asistenciales, junto con la llegada de gente joven atraída
por las expectativas de empleo, han llevado a que los cinco municipios españoles por
encima de 10.000 habitantes con mayor porcentaje de población extranjera se sitúen en
la provincia de Alicante.
Pero es un dato clave observar, en el análisis de la estructura por edades de la
población de los municipios alicantinos, la asimilación que se produce, aunque por
razones muy diferentes, entre la situación de envejecimiento de municipios rurales del
interior y la que​ ​presentan estos destinos turísticos que captan a residentes de la tercera
edad

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