Bacterias Las bacterias son organismos procariontes que
carecen de organelos envueltos por una membrana. Miden entre 0,5 y 5 μm y su morfología es variada, incluyendo estructuras esféricas, o de varas rectas, curvadas o espirales. Se encuentran envueltas por una membrana y se agrupan en tres fenotipos: Gram-positivas, Gram-negativas y Micoplasma. Mientras que el micoplasma carece de una pared celular, las bacterias Gram-positivas poseen una pared celular gruesa de varias capas de peptidoglicano. Las bacterias Gram-negativas tienen una pared celular más delgada y una segunda membrana que contiene lipopolisacáridos y lipoproteínas. Además, algunas bacterias Gram-negativas pueden formar estructuras latentes, altamente resistentes denominadas esporas. Estas poseen una corteza y están protegidas a través de una manta rígida, impermeable. Estas características estructurales influyen en las formas de inactivación de las bacterias, como también en la eficacia de determinados antibióticos que afectan la pared celular, tales como penicilina. Las bacterias se reúnen en los cuatro grupos de riesgo definidos en el capítulo 5.1 “Evaluación del riesgo biológico”. El manejo de bacterias constituye un campo de actividades múltiples, que van desde el uso con fines estrictamente experimentales de cepas no patógenas y patógenas, caracterización biológica de ellas, estudio de mecanismos de protección para las enfermedades que determinan, etc., a su manejo en Manual de Normas de Bioseguridad y Riesgos Asociados-Fondecyt-CONICYT 62 laboratorios clínicos, en laboratorios industriales para obtener de ellas productos biológicos, la eliminación de material, especialmente hospitalario contaminado con ese tipo de organismos o en el manejo directo del enfermo. Además, las bacterias también se usan masivamente para la amplificación de genomas episomales (plasmidios), que codifican en muchos casos resistencias a antibióticos. En este contexto, es de primordial importancia evitar su liberación y propagación en el medio ambiente, aun cuando pertenecen “solo” al grupo de riesgo I. Al infectar a un animal o humano hospedero, se puede inducir una respuesta inmune (inflamación), que puede ser exacerbada por endotoxinas (lipopolisacárido), puede secretar exotoxinas, o formar esporas que permiten su sobrevida por periodos extendidos. Las bacterias patógenas son aquellas que causan enfermedad en humanos o animales, en tanto otras colonizan el cuerpo humano o animal y pueden no causar enfermedad, a no ser que se interrumpa su sistema inmune o barrera natural a la infección (ej. inmunocomprometido o inmunosuprimido). Para bacterias patógenas, la literatura registra numerosos casos de accidentes de laboratorio debidamente comprobados, entre estos algunos fatales [23, 30]. Es en todo este contexto que existe preocupación por las medidas de protección frente a este riesgo, tanto para las personas en contacto directo con el agente patógeno, como para el ambiente y la comunidad. Por tanto, su clasificación en grupos de riesgo y recomendación de trabajo bajo niveles de bioseguridad 1-4 forman parte de todo un mecanismo necesario para prevenir el riesgo, de entre las que deseamos destacar el enorme valor que tiene la concientización, educación y capacitación que debiera tener toda persona que labora con este tipo de material. Toda persona que trabaja o ingresa a trabajar en un laboratorio que manipula bacterias u otros microorganismos, cualquiera sea su grado de peligrosidad, debiera recibir un instructivo sobre trabajo en ambiente estéril, manipulación de material estéril, definición de riesgo y contaminación. Se recomienda programar periódicamente charlas o grupos de discusión sobre bioseguridad personal y del ambiente. Para definir el nivel de bioseguridad para la manipulación de bacterias, se recomienda observar la clasificación señalada tanto en las “Pathogen Safety Data Sheets Manual de Normas de Bioseguridad y Riesgos Asociados-Fondecyt-CONICYT 63 and Risk Assessment, Public Health Agency of Canada” [5] como también en la American Type Culture Collection buscando cada bacteria en particular [6]. 5.4.2. Virus Los virus son agentes infecciosos que sólo replican en células vivas de otros organismos; por ende, son parásitos intracelulares obligatorios. Pueden infectar todas las formas de vida, incluyendo humanos, animales, plantas, bacteria y arquea. Estructuralmente, consisten al menos de ácido nucleico protegido por una cápside proteica. En muchos casos, los virus además son envueltos por una membrana lipídica decorada con proteínas de envoltura. Según la clasificación de Baltimore, los virus se agrupan por su estrategia de replicación de su genoma; siendo este de ADN o ARN, de hebra doble o simple, siendo esta última de polaridad negativa o positiva. Existen muchas familias virales que pueden infectar a humanos o animales. Algunos infectan solamente determinadas especies, mientras que otros pueden infectar un rango amplio de diferentes hospederos. Algunos virus producen infecciones persistentes (producción constante de partículas virales sin que la célula hospedera se muere), infecciones latentes (estado silente en que el virus no replica y no hay síntomas observables), o infecciones agudas (se manifiestan síntomas bruscamente y son de corta duración). Existen también virus que alteran el genoma del hospedero, integrando el genoma viral (por ejemplo, los retrovirus). Todos los virus que infectan a humanos debieran ser manipulados bajo estrictas normas de Bioseguridad Nivel 2 o mayor. Los virus de otras especies de mamíferos debieran ser también manipulados a estos niveles, ya que en ocasiones pueden infectar y causar alguna patología en humanos (zoonosis). Este es el caso de algunos virus, como el virus de la Rabia, los hantavirus, o los ebolavirus. De particular consideración al respecto son los arbovirus, virus transmitidos por artrópodos (del inglés arthropodborne viruses), algunos de los cuales causan enfermedades severas en humanos. Tanto para los virus de especies animales como para los virus de plantas, debiera considerarse su potencial impacto en el medio ambiente chileno y, por lo tanto, observar todas las normas para su manipulación y contención. Al respecto, se han dictado normas estrictas Manual de Normas de Bioseguridad y Riesgos Asociados-Fondecyt-CONICYT 64 por las instituciones controladoras de las actividades agrícolas, ganaderas y forestales [31]. De particular importancia dentro de este grupo es el virus de la fiebre aftosa y la tuberculosis bovina para evitar su re-introducción y control, respectivamente (Resolución 3397 Exenta. “Fija las exigencias sanitarias para la internación de carnes de cerdo enfriadas o congeladas” [32]; Resolución 7561 Exenta. “Establece pruebas diagnósticas oficiales para el control y erradicación de la tuberculosis bovina del Ministerio de Agricultura”, Servicio Agrícola y Ganadero; Dirección General [33]). Para la clasificación de riesgo de los virus que define el nivel de bioseguridad para su manipulación, se recomienda observar la clasificación señalada tanto en las “Pathogen Safety Data Sheets and Risk Assessment, Public Health Agency of Canada” [5] como también en la American Type Culture Collection buscando cada virus en particular [6]. En estas páginas se señala el grupo de riesgo del virus, la patogenicidad de un virus, su trasmisión, si existen vacunas disponibles y agentes para su inactivación como también si un virus requiere permiso del respectivo Servicio de Salud Pública, por su potencial peligro para la salud humana, o del respectivo Departamento de Agricultura, por su potencial peligro para las actividades agrícolas y ganaderas. A modo de ejemplo, se encuentra en anexos una hoja de datos para los hantavirus (Anexo 4). Es importante señalar que la manipulación de muestras de humanos y animales infectados naturalmente con virus del grupo de riesgo 3, que no involucra la propagación viral, puede realizarse actividades en laboratorios de nivel BSL2 de contención (capítulo 5.2.2), usando prácticas operativas de nivel BSL3 (capítulos 5.2. 3). Esto dado que la cantidad de agente viral infeccioso que se maneja es baja. Las muestras pueden ser tales como muestras de humanos infectadas con virus de la inmunodeficiencia humana (HIV), virus linfotrópico humano T (HTLV), Andes hantavirus y hepatitis C.