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Una de las funciones primordiales que tiene la Iglesia es la promoción de la unidad. Traigo a la
memoria un texto bíblico que nos puede ayudar a comprender el sentido de la unidad, el texto nos
recuerda aquel momento en que Jesús en la vigila de su pasión ora a su padre y le pedía por sus
discípulos "que todos sean uno para que el mundo crea" (Jn 17,21)
La iglesia promueve cada día el sentido de la unidad, y esta unidad no debe ser entendida
como aquella que es perfecta, sino que se va perfeccionando a pesar de las divisiones y
contratiempos que se puedan presentar. Hoy en día el mensaje de Jesús sobre la unidad parece
que ha perdido importancia, el ejemplo de las primeras comunidades cristianas ha ido decayendo
en gran medida.
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El hombre muchas veces en su afán de solucionarlo todo, de tener razón en todo pierde el
ideal de Jesucristo, en que todos sean uno; en este interés de encontrar la única respuesta o la
única verdad han surgido nuevas iglesias, congregaciones que, en vez de generar unidad, lo único
que hacen es generar división y dificultades. Otros elementos que también alteran el mensaje de
Jesús es la influencia política, la geografía, la cultura, las comunicaciones.
En cuanto a la división política nosotros sabemos lo que historia nos ha enseñado, sobre
todo cuando se da la división entre Roma y Constantinopla, desde el ámbito geográfico y cultural
se encuentran unas diferencias dadas desde los idiomas, el griego y el latín idioma propio de dos
regiones apartadas, pero también con interpretaciones doctrinales, costumbres y decisiones que
generan división y desde el campo religioso se presenta una iglesia indivisa,
Con todo esto podemos adentrarnos a la realidad en la que estamos viviendo; hoy en día
lo que busca el ecumenismo es la unidad en la diversidad, el dialogo con los diversos y sobre
todo construir un mundo más humano, que en la diversidad de pensamientos se vea marcada la
unidad. Analizando el mundo postmoderno es notable ver la diversidad de comportamientos que
han ido surgiendo y que cada día van teniendo más fuerza, vemos como muchas personas no se
deciden por su creencia, van de lugar en lugar buscando nuevas expectativas que transformen la
vida, se desplazan de lugar en lugar, de un grupo a otro, de un movimiento a otro, buscando el
lugar donde se sientan más cómodos; pero esta búsqueda desesperada de buscar la plena verdad
lleva a un sentido, conduce a una gran división, a una gran diferencia, recogen de lo uno y de lo
otro y terminan totalmente confundidos, por el simple hecho de que no han logrado comprender
la predicación de la unidad de Jesucristo.
Teniendo en cuenta estos aspectos, es muy complicado el compartir ideas con alguien que
lo único que buscar es satisfacer sus emociones, se ha desvirtuado mucho el sentido de pertenecer
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a una religión con claridad y coherencia, puesto que quienes hacen parte de ella no la
comprenden y no la experimentan como verdaderamente debería ser, el problema radica en que
se ha caído en el error de confundir lo que es un creencia con lo esotérico, por tanto en estas
confusiones van a surgir discusiones, que lo único que generan es violencia y no unidad y paz.
Hemos llegado a una nueva forma de vivir la religión, tal vez con muchos vacíos de las
doctrinas que cada religión profesa; esta forma nueva de vivir solo busca las curaciones,
emociones, espectáculos, milagros sin tener en cuenta la verdadera trascendencia.
Así estamos viviendo actualmente los seres humanos, cada día nos vamos afanando en
buscar en las religiones, no el sentido de la trascendencia sino en buscar nuestras seguridades, en
llenar nuestros vacíos y sanar nuestros temores, todo esto genera división, esto permite ver una
competencia de religiones, imponiendo cosas para asegurar la salvación. Hemos llegado a un
mundo dividido que se preocupa más por la cantidad de adeptos que ingresan a las religiones que
por buscar la unidad y la paz en todos los hermanos.
Con toda esta problemática, nuestra Iglesia Católica ha impulsado el ecumenismo, porque
no quiere desviar el mensaje de Jesús de que todos sean uno como Él y su Padre son uno. Lo que
se pretende aquí es mostrar que existe un solo Cristo, no el Cristo Católico, ni el luterano, ni el
Presbiteriano, sino Cristo generador de paz y de unidad. El ecumenismo ha llevado a la
humanidad a dialogar, a evitar luchas o conflictos, a aceptar nuestra creencia y compartir las
ideas de los otros, a vivir el testimonio del mensaje de amor que Cristo nos enseñó.
Nuestra Iglesia Colombiana en el afán de promover la unidad y la paz entre los hermanos,
ha trabajado incansablemente por dialogar con las otras religiones y evitar las divisiones que esto
puede presentar. El pluralismo religioso siempre ha estado presente, pero la Iglesia Católica ha
tratado de mantener la unidad y promover la paz.
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Si queremos vivir la unidad en la diversidad tenemos que respetarnos y tenernos
tolerancia. Pienso que la fe, el testimonio y el amor que nos ha enseñado Cristo es el camino para
evitar divisiones.
Ahora bien, analizando nuestra Diócesis de Ipiales, pienso que si existen divisiones en
cuanto a las religiones. Nuestra Iglesia Diocesana ha trabajado siempre en comunión y
participación, y lo que ha querido con la formación del proceso diocesano ha sido que todos
vivan en la unidad. Nuestra diócesis ha sido una diócesis muy fraterna, por el hecho de que no es
excluyente, acoge a todos con amor y ha permitido el diálogo con las sectas existentes.
Para finalizar, quisiera tomar las palabras que utiliza Carlos Arboleda Mora dando la
solución a todo el problema del diálogo interreligioso, esto también puede ayudar en el manejo de
las sectas existentes en nuestra diócesis.
Segundo, para distinguir con quienes se puede hacer ecumenismo, con quienes diálogo
interreligioso y con quienes no hay actualmente posibilidad de este diálogo, aunque los
respetemos como personas.
Tercero, para enfocar nuestros esfuerzos pastorales de tal manera que el vacío existencial
y la búsqueda religiosa no sean llenados por grupos religiosos simplemente sectarios, destructivos
o con simples finalidades económicas.
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BIBLOGRAFIA.