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Las crisis económicas tienen efectos ne- ternacional que gradual pero segura-
fastos para muchas personas, por lo que mente han socavado los cimientos bási-
nunca son deseables. Sin embargo, pue- cos del modelo de ayuda vigente hasta
den constituir oportunidades para refle- ese momento. Por un lado, debido a la
xionar sobre nuestros modelos, valores y caída del Muro de Berlín y con ello el blo-
maneras de actuar, tanto para las perso- que soviético, Occidente ya no podía uti-
nas como para las organizaciones y los lizar argumentos ideológicos para justifi-
estados. En este sentido, la actual crisis car algunos de sus errores y abusos en
global provoca muchas incertidumbres su tratamiento del Sur (p. e., unas reglas
pero también puede llevar a cambios ne- comerciales claramente injustas). Por
cesarios si los estados, sus líderes y ciu- otro lado, la globalización intensificaba
dadanos aprovechen la oportunidad. los intercambios y creaba espacios de
interactuación y de influencia para mu-
Un ámbito donde parece que se requiere chos nuevos actores. Asimismo, la cre-
de unos cambios profundos es el de la ciente importancia de los bienes públicos
ayuda al desarrollo. Se trata de un sub- globales sobre los cuales todos podían
sistema de las relaciones internacionales incidir, abría cauces para que esos acto-
que arrancó hace unas seis décadas en res tuvieran una relevancia cada vez ma-
un contexto mundial totalmente distinto yor en diversos foros internacionales.
al de hoy. En ese momento, el planeta se
encontraba en medio de la Guerra Fría y Gracias a esta confluencia de factores,
se iba ampliando el grupo de países del unida a la crisis que ha afectado a los paí-
llamado «Tercer Mundo» a través de los ses de distinta manera, los países del Sur
procesos de descolonización. Entonces, ya no son observadores y objetos de pro-
la ayuda tenía su razón de ser tanto como cesos determinados desde el Norte, sino
instrumento de la batalla ideológica del influyen crecientemente en esos proce-
momento como para apoyar a muchos sos, tal y como pudimos ver en la Cum-
nuevos estados en su inserción en la eco- bre de Copenhague sobre Cambio Climá-
nomía internacional. De alguna manera tico a finales de 2009.
los países ricos se sentían responsables
por el bienestar de los países en desarro- No obstante, no se han eliminado todas
llo. Con el tiempo, se iba añadiendo obje- las asimetrías económicas y de poder que
tivos a la ayuda, incluyendo, por supues- han existido y siguen existiendo. De hecho,
to, la lucha contra la pobreza. como señala Ocampo et al. (2010), hay un
riesgo alto de que surjan nuevas divergen-
Sin embargo, el reloj de la historia no se cias entre países en desarrollo si los nue-
detiene y desde fines de los ochenta se vos polos de desarrollo no logren difundir
producen unos cambios en el sistema in- su dinamismo hacia otras partes del Sur.
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Aunque gran parte de América Latina ha caciones para adaptarse al nuevo contex-
logrado sortear la crisis relativamente bien to. Sin embargo, en gran medida no ha
y algunos países de la región consiguen sido así. En el ámbito de las finanzas, a
tasas bastantes altas de crecimiento, no es pesar de varias reuniones del G-20, no es
aún un polo tan dinámico a escala mun- aparente que las reglas de juego hayan
dial, por lo que sigue siendo muy vulnerable cambiado tanto, más allá de que algunas
a los vaivenes de la economía internacio- economías emergentes ahora están en la
nal que no parecen que vayan a amainar- mesa junto a «los grandes». La falta de
se. Y aunque en la región predominan los capacidad de proponer soluciones con-
regímenes democráticos, el riesgo de gi- sensuadas y profundas choca con la apa-
ros autoritarios es evidente en varios paí- rente urgencia que los líderes profesan.
ses; el ejemplo más extremo lo vivimos
en 2009 en Honduras, pero en otros casos Tampoco hay avances en la gobernanza
se detecta una erosión clara de derechos mundial. Naciones Unidas parece cada
básicos. Las transformaciones bolivaria- vez más irrelevante en la orientación del
nas, si bien surgen debido a décadas –o si- debate internacional, pero no ha surgi-
glos– de injusticia, no están resolviendo do una alternativa democrática, repre-
todos los problemas sociales ni han con- sentativa y eficaz.
seguido reducir sustancialmente las des-
igualdades que caracterizan esta región. En cuanto a la ayuda oficial al desarrollo,
parece que el reloj se ha parado. El para-
En todo caso, muchos gobiernos de la digma dominante de los ODM, la Decla-
región han abordado la crisis con políti- ración de París, etc., están siendo cuestio-
cas más o menos eficaces para reducir nados con cada vez mayor contundencia,
los costes sociales y mantener el dina- tanto desde fuera de la comunidad de los
mismo económico. No se percibe, sin donantes –tal y como indican los tres es-
embargo, cambios profundos en los tudios de caso de América Latina– como
modelos de desarrollo, al menos no se desde los propios gobiernos de los paí-
han articulado de manera muy clara, ses del CAD, sin que haya propuestas
pero sí se detecta una creciente tenden- claras para un modelo alternativo.
cia a favorecer respuestas autóctonas y
regionales a las grandes preguntas. Esto En este contexto llega la crisis económi-
ha reforzado nuevas formas de integra- ca como una especie de elefante en una
ción regional más orientadas hacia la cacharrería, no sólo porque está provo-
cooperación horizontal y la creación de cando recortes en los presupuestos de
infraestructuras transcontinentales. AOD, sino también porque desconcierta
a unos y otros.
Ante el panorama global uno esperaría
que todas las herramientas de las rela- En este escenario de incertidumbre, Amé-
ciones internacionales sufrieran modifi- rica Latina se encuentra claramente fuera
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de los radares de los países donantes, si rar la cooperación y como potenciar las
es que alguna vez estuvo presente. En los capacidades de los propios países lati-
capítulos anteriores se ha visto que la noamericanos para colaborar entre ellos
cooperación de los donantes tradiciona- y con otras zonas en desarrollo. El re-
les en esta región está llegando a un techo, ciente evento internacional de Bogotá
con lo cual este recurso oficial se reduce sobre cooperación Sur-Sur demostró
constantemente en importancia frente a que esta modalidad está en auge y que
otros flujos como las inversiones, reme- los países del CAD deben incorporarla
sas, etcétera. en su visión de desarrollo como algo
complementaria a la AOD.
La reducción de la ayuda no tiene que
verse necesariamente como un grave En los estudios de caso se ha resaltado la
problema para América Latina. Al res- utilidad menor que la agenda de los ODM
pecto se escucha un discurso contradic- tiene en la región. No es que los gobier-
torio por parte de algunos líderes regio- nos se despreocupen por estos obje-
nales: por un lado, se quejan de la mala tivos, sino que los sitúan en un contexto
calidad y las condicionalidades de la más amplio de desafíos de desarrollo. De
AOD recibida, y por el otro, reclaman ahí que los donantes, en su reflexión jun-
más ayuda. Es importante que no bajen to con los países socios sobre la coopera-
los flujos mucho más, pero con lo que ción después del 2015, tienen la oportu-
ya llega a la zona, mejor gestionada, se nidad de ampliar los objetivos y hacerlos
pueden hacer muchas cosas. más adaptables a distintos contextos,
en particular el de los países de renta
En efecto, la crisis también ofrece opor- media.
tunidades a la cooperación al desarro-
llo. Primero, en este contexto se justifica Así, pues una «agenda ODM+» incluiría
una atención mayor a los resultados de metas relacionadas con el desarrollo
las acciones de cooperación, tanto por económico, la generación de empleo, la
motivos de visibilidad como porque los gobernabilidad, políticas fiscales, inno-
ciudadanos exigen una mayor rendición vación, fortalecimiento de capacidades,
de cuentas. etc. Para tener un impacto en estos ob-
jetivos no es necesario tener grandes
Esto sugiere que habrá que revisar la cantidades de AOD. Como dice el comi-
Declaración de París con el fin de adap- sario europeo de Desarrollo Andris Pie-
tarla. El enfoque excesivamente tecno- balgs en una reciente carta a los minis-
crático no parece haber funcionado y en tros europeos de desarrollo: «necesito
América Latina en especial provoca re- vuestra ayuda para reorientar la política
chazo. Sin embargo, la agenda de efica- de desarrollo de la (UE) hacia el empleo
cia ofrece interesantes puntos para el y el crecimiento sostenible en el mundo
diálogo con la región sobre cómo mejo- en desarrollo, en apalancar la ayuda y en
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Andris Piebalgs, «My vision for development policy. Letter to member states and the European Parlia-
ment», 3 de junio de 2010, en [http://blogs.ec.europa.eu/piebalgs].
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ción más estable y estratégica. Aparte de resto de los países de la UE, por ejemplo
servir de vehículo para potenciar la coo- a través de:
peración Sur-Sur, la modalidad triangular
puede contribuir a reforzar elementos 1. Su promoción de un diálogo con los do-
horizontales en la cooperación que reali- nantes sobre la importancia de una lec-
za España en América Latina. tura positiva y activa de la agenda de
PRM que lejos de justificar estrategias
de salida, dé pie a otro tipo de coopera-
ción. Se trata, en todo caso, de una reco-
I. ALGUNAS RECOMENDACIONES MÁS mendación ampliable a toda la región.
CONCRETAS
2. La asunción del liderazgo para impul-
sar procesos de división del trabajo y
I.1. Recomendaciones derivadas cooperación delegada. España ha co-
de los estudios de caso ordinado la iniciativa «fast track» por
lo que cuenta con una trayectoria para
De manera complementaria a la reflexión desempeñar un papel líder.
precedente se aportan algunas recomen-
daciones orientadas hacia la cooperación 3. En esta misma línea, tiene la capaci-
internacional, y en especial a la coopera- dad de contribuir a fortalecer la coor-
ción española. La parte anterior se man- dinación y complementariedad, en es-
tiene en una escala «macro», por lo que es trecha colaboración con la Comisión
conveniente aterrizar estas recomenda- Europea, para la cual cuenta con una
ciones, empezando con aquellas referidas trayectoria en el país.
a los tres estudios de caso del Capítulo 5.
Por otro lado, la fuerte tendencia de la Co-
Del estudio sobre la cooperación con Bo- misión Europea de canalizar su ayuda
livia, se destaca que uno de los principa- mediante el apoyo presupuestario en
les retos para la comunidad de donantes Bolivia y algunos otros países de la re-
es entender el proyecto político del país y gión está dificultando la posibilidad de
alinear su cooperación hacia dicho pro- otros donantes, en particular los estados
yecto político. Esto supone un desafío miembros, de entrar en un diálogo político
importante porque puede llevar a revisar eficaz con el gobierno socio (pues los vo-
las áreas en las que se ha venido apo- lúmenes que manejan son mucho meno-
yando al país y asumir otras nuevas. Se res). Se abre la posibilidad de una posición
trata de un desafío más teórico y concep- más flexible por parte de la Comisión,
tual que técnico y procedimental. pero también la necesidad de que los es-
tados miembros –en especial España–
España podría jugar un papel importan- busquen formas de asociarse al enfoque
te para trasladar ese proyecto político al programático promovido por la Comisión.
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Otra conclusión importante que nos deja Otra recomendación que estaría destina-
el caso chileno es la lectura que se puede da a la cooperación española es el refor-
hacer de los países de renta media y de la zamiento del diálogo político con el Go-
necesidad de impulsar la agenda de ren- bierno chileno para la definición de una
ta media, dada la débil institucionalidad política de cooperación internacional
de estos países. Este hecho se ha puesto (como actor de cooperación Sur-Sur). Al
de manifiesto en Chile con el terremoto, respecto, es necesaria la incorporación
que ha cambiado las necesidades y las de los agentes sociales y de la sociedad
prioridades del país, y con ello previsi- civil en la construcción de esa política,
blemente su posición en el sistema de algo que serviría en los otros países de
cooperación internacional. la región.
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