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Deporte y sociedad en América Latina

Futbol, política y narcotráfico

Es innegable que el futbol es uno de los deportes más populares en la actualidad; ha sido durante
mucho tiempo una fuerza unificadora en América Latina. Pero éste ha atraído narcotraficantes,
aficionados y políticos por igual. Ya sea por un deseo de prestigio, el uso del deporte como un
medio para influir en las relaciones diplomáticas, una fuente de propaganda política, como medio
de expresión política, base de la memoria colectiva reciente y también como una forma de lavar
dinero ilícito o simplemente para obtener una parte de la acción.

Ahora bien, todos los deportes tienen manzanas podridas entre su base de fanáticos, y los
fanáticos acérrimos del fútbol tienen una de las peores reputaciones por incitar a la violencia y el
malestar; las barras bravas, oficialmente, son grupos organizados de fanáticos devotos que
constantemente asisten a los eventos de sus equipos. En realidad, tienen mucho en común con
algunas de las pandillas callejeras más violentas, se les ha relacionado con el tráfico de drogas y,
en ocasiones, surgen conflictos mortales entre las bandas de equipos rivales. Estas barras bravas
son cotejadas con frecuencia por políticos locales y agentes de poder como músculos contratados
en manifestaciones. Debido a su influencia, las barras son difíciles de enjuiciar y son conocidas por
sus amenazas e intimidación descaradas.

También es de anotar que los jugadores tienen salarios inusualmente altos, conducen vehículos de
lujo. Si bien las ganancias asociadas con el fútbol profesional lo convierten en un método popular
de lavado de dinero, ocasionalmente la intersección del deporte y el narcotráfico funciona al
revés, involucrando a jugadores que se convierten en participantes activos en el narcotráfico y el
dinero fácil del tráfico de drogas atrae no solo a los jugadores, sino también a los funcionarios del
fútbol profesional. Por ejemplo, Pablo Escobar era un gran aficionado al fútbol y colaborador
principal de uno de los equipos profesionales de la ciudad de Medellín, el Atlético Nacional; la
venta de entradas, los salarios de los jugadores y los lucrativos contratos de transmisión ofrecían
una manera fácil para que su imperio criminal blanqueara algunas de sus enormes ganancias.

Finalmente podríamos omitir todo lo malo referente al deporte y simplemente decir que la
diplomacia deportiva puede trascender las diferencias culturales y unir a las personas ayudando a
mezclar las diferencias.

Bibliografía

De Roux, R (1988) Deporte y sociedad en América Latina. Tomada de: Le sport en Amérique latine
(Diciembre 2007), No. 89, pp. 7-10. Publicada por: Presses Universitaires du Midi, Accesada (02-02-
2020 15:27 UTC) en https://www.jstor.org/stable/40854366

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