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Nº5

Revista del Instituto


Interdisciplinario de
Estudios de Género

Facultad de Filosofía y Letras. Universidad de Buenos Aires Nº 5 / Octubre 1999

• Rosi Braidotti: Diferencia sexual y nomadismo

• Mujeres, salud y representación en el fin de


siglo

• Teorías feministas de la experiencia

• Subjetividad, discurso y género

• Brujería y medievalismo

• Entrevistas: François Heritier, Marta Lamas

• Reseñas

Literatura / Arte / Historia / Crítica Cultural / Filosofía / Antropología / Educación


Este número está
ilustrado con la serie
"Dominios naturales"
de Adolfo Nigro

Universidad de Buenos Aires Mora, Revista del Instituto Interdisciplinario de


Facultad de Filosofía y Letras Estudios de Género, se publica semestralmente.

Decano Comité Editorial


Francisco Raúl Carnese Ana María Amado
Vicedecana María Luisa Femenías
Susana Romanos de Tiratel Mirta Zaida Lobato
Secretaria Académica Susana Zanetti
Susana Margulies Liliana Zuccotti
Secretario de Investigación
Rodolfo Gaeta Comité Asesor
Secretario de Posgrado Celia Amorós Puente
Samuel Cabanchik (Universidad Complutense de Madrid)
Secretario de Supervisión Administrativa Ana María Barrenechea
Carlos Roux (Universidad de Buenos Aires)
Secretaria de Transferencia y Desarrollo Susana Bianchi
Alicia Vales (Universidad del Centro de la Provincia de
Secretario de Extensión Universitaria Buenos Aires)
Fernando Pedrosa José Emilio Burucúa
(Universidad de Buenos Aires)
Consejo Editor
Paola Di Cori
Francisco Raúl Carnese - Ana María Lorandi
(Universitá de Urbino)
Noemí Goldman - Noé Jitrik
Graciela Hierro
Gladys Palau - Silvia Saítta
(Universidad Nacional Autónoma de México)
Berta Perelstein de Braslavsky
Francine Masiello
Daniel Galarza - Marta Gamarra de Bóbbola
(Universidad de California en Berkeley)
Prosecretario de Publicaciones Reyna Pastor
Fernando Rodríguez (Consejo Nacional de Investigaciones
Coordinadora de Publicaciones Científicas, España)
Beatriz Frenkel Alba Romano
Coordinadora Editorial (Monash University)
Julia Zullo Silvia Rozenberg
(The Israel Museum)
Director de Imprenta María Isabel Santa Cruz
Antonio D’Ettorre (Universidad de Buenos Aires)
Diseño y diagramación Beatriz Sarlo
Andrea Gergich (Universidad de Buenos Aires)
Composición Ofelia Schutte
Mercedes Dominguez Valle (University of Florida)

©Facultad de Filosofía y Letras


Universidad de Buenos Aires. 1998
Puán 480. Buenos Aires. Argentina Coordinadora del Instituto Interdisciplinario
SERIE: REVISTAS ESPECIALIZADAS de Estudios de Género (IIEGE)
ISSN 0328-8773 Nora Domínguez
A la memoria de
Liliana Zuccotti (1964 -1999)

(...) Más este pasaje supone una fractura. Una falla, una ruptura,
que no se atraviesa sin riesgos. Se pierde la vista, la memoria, la
palabra. El equilibrio. Esta transición es, además, sin retorno.
Niega la filiación, y toda retro-visión, toda retro-acción. Corta la
vida de todo aquél que ose transgredir los límites. Pero, de todas
maneras, se sigue de la vida. Este es el precio de la razón, a la que
el prisionero se convierte, (...) Pertenecer al árbol genealógico de
los sensibles..
Luce Irigaray, Speculum

Nada como la contundencia de las fechas cuando marcan los límites de una
vida. La de Liliana fue breve y lo absurdo de esa brevedad se impone sobre todo
recurso a la resignación o al consuelo. Su presencia es sensible a lo largo de las
páginas de este número de Mora que preparó con nosotras. Ya en prensa,
detuvimos el proceso para incluir esta nota. No podía faltar. Aunque supuso un
cambio que dolió y duele hondo: en lugar del índice que ella preparó para este
espacio -como siempre solía hacerlo-, palabras que la recuerdan.

Pudimos haber apelado, quizás, a reflexiones ajenas acerca de la finitud de la


vida o recurrir a las voces de los poetas que describen el desgarramiento ante la
muerte. Pero nos empeñamos en que sea nuestro el lenguaje que pudiera expre-
sar mejor la congoja, el estupor, la impotencia de cada una, aunque no resultara
fácil encontrar una voz común que diera cuenta de los ecos del dolor privado.

Mora se fundó en la profunda convicción del trabajo colectivo. Desde el


principio sostuvimos esa apuesta. Al escribir ahora en conjunto estas palabras, el
lugar del vacío irreparable es ocupado por la imagen de Liliana que se agranda.
Durante las reuniones tenía el hábito de llevar un registro por escrito de las
decisiones que íbamos tomando: escribía datos, nombres, fechas, una especie de
memoria editorial que responde al género de las actas. Gestos que en el fondo
cualquiera de nosotras puede retomar. La verdaderamente irreemplazable es ella,
más allá de los méritos que la acompañaban. No son lo mismo. Sin embargo, éstos
merecen ser nombrados: su lucidez en los debates, su equilibrio ante las disidencias,
su capacidad para argumentar con precisión cuando armábamos cada número de la
revista. Tal vez ninguno de estos recuerdos sea lo suficientemente justo con ella.
Había que conocerla: tuvimos la suerte de contarla entre nosotras por seis años. La
jactancia y las estridencias no iban con su aspecto de niña de cabellos lacios. Sus
juicios certeros, su sensatez y su mesura venían siempre juntas con una dosis
enorme de solidaridad. Tenía la cualidad poco común de la calidez y la falta de
soberbia. Podríamos seguir. Preferimos, en cambio, detenernos. Liliana es más que
un nombre en el Consejo de Redacción, será siempre una presencia y un dolor entre
nosotras.

Comité Editorial

3
Rosi Braidotti:
Diferencia sexual y nomadismo

Presentación de
Ana Amado y Nora Domínguez*

El presente dossier, dedicado a la filósofa Rosi Braidotti 1, continúa con


la estrategia editorial de reproducir en nuestro idioma los principales
aportes y discusiones teóricas más relevantes del feminismo en la última
década.

* Docentes e investigadoras del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género,


Facultad de Filosofía y Letras, UBA.
1
Rosi Braidotti es directora del Women’s Studies Department de la Universidad de
Utrecht y reponsable de ATHENA, la red europea de Women’s Studies dentro del
programa SOCRATES de la Unión Europea. Nacida en Italia cursó sus estudios
superiores en la Australian National University of Canberra bajo la dirección de
Genevieve Lloyd. En París estudió con Gilles Deleuze y se doctoró en historia
de la Filosofía Moderna, con honores, en la Universidad de la Sorbona. Braidotti
se inscribe en el feminismo de la diferencia, aunque se separa críticamente de
las vertientes esencialistas, ecofeministas y radicales. Tanto con éstas como con
las filósofas de la igualdad acepta establecer diálogos a fin de enriquecer, ampliar
y transitar las sendas posibles del feminismo. Ha publicado Patterns of
Dissonance, Cambridge, Polity, 1991, Nomadic Subjects. Embodiment and
Sexual Difference in Contemporary Feminist Theory, New York, Columbia
University Press, 1994 y numerosos artículos en inglés, francés e italiano. Entre
ellos podemos mencionar Braidotti, Rosi y Judith, Butler “Feminism by Any Other
Name”, differences 6 (2-3), 1994, “Of Bugs and Women: Irigaray and Deleuze”
en Carolyn Burke, Naomi Schor, Whitford, Margaret (eds.) Engaging with
Irigarary, New York, Columbia University Press, 1994, “Essentialism” en
Elizabeth Wright (ed) Feminism and Psychoanalysis: A Critical Dictionary
Oxford, Blackwell, 1992, “Meta(l)morphoses: Becomings and Deleuze’s Timing”,
Theory, Culture & Society, Volume 14, Número 2, mayo 1996. Actualmente se
encuentra en las etapas finales de preparación de un nuevo libro en el que, entre
otros, asume el debate del feminismo con las nuevas tecnologías.

4
Braidotti pertenece a la llamada “segunda generación” de teóricas de la
diferencia que a distancia de la primera (integrada por las feministas francesas
Hélène Cixous, Luce Irigaray, Julia Kristeva) toma una conciencia más aguda de las
complejidades relativas a la construcción de la categoría mujer. Dentro del
enmarañado y cada vez más sofisticado campo de la teoría feminista, Braidotti
sostiene una particular y “localizada” posición, cuyas nociones claves se encuentran
en el primero de los ensayos de este Dossier, Diferencia sexual, incardinamiento
y devenir, traducido por María Luisa Femenías. Este artículo sintetiza a la vez algunos
de los temas desarrollados por Braidotti en ocasión del Curso de Posgrado que dictara
en el mes de octubre de 1998, organizado por el Instituto Interdisciplinario de
Estudios de Género (Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos
Aires).
Apasionada en igual medida por las prácticas y las políticas del feminismo como
por la teoría, sostiene un pensamiento original que retoma y reescribe en clave
personal la teoría deleuziana. Algunas de estas estrategias han incluido la revisión
de nomenclaturas que fueron reunidas en un tesaurus, elaborado por el Departa-
mento de Women’s Studies (Universidad de Utrecht), de la que es Directora. Este
proyecto da cuenta de su permanente interés por el uso riguroso y adecuado de los
términos en el campo del feminismo y sugiere la necesidad estratégica de poner
claridad en la proliferación de conceptos. En este sentido, su crítica frontal a la
utilización de una noción clave como la de género, ocupa una parte sustancial y muy
fundamentada de las respuestas que brindó durante la entrevista que le realizáramos
en oportunidad de su estadía en Buenos Aires, también incluida en este Dossier. En
el diálogo, Braidotti manifiesta una evidente preocupación no sólo por delimitar
nociones y conceptos, sino por situarlos en el contexto geográfico, histórico y
cultural en el que éstos se juegan. La realidad globalizada en términos tanto
económicos como culturales es para ella una fuente de reflexión permanente sobre
la cual ejerce una crítica inevitable y categórica, pero que además distingue como
un lugar de desafío para el ejercicio intelectual y la intervención política. Estas
cuestiones se reúnen semánticamente y adquieren alcance político (y en algún
punto metafórico-descriptivo) en el vocablo glocalización (glolocation) que aúna
su intención de pensar la dimensión de lo particularmente situado y lo diferente
dentro de la tendencia actual e irreversible de borramiento de las fronteras
nacionales. En esta misma dirección rescata el sustrato político del término
nomadismo, central en la mayor parte de sus argumentaciones y en el último de
sus libros, como una práctica articuladora que implica para los sujetos un estar en
tránsito, pero al mismo tiempo suficientemente anclado en una posición histórica
como para aceptar la responsabilidad que le cabe en ella.
Finalmente se incluye aquí la traducción del artículo de Rita Felski La doxa de
la diferencia2 , a cargo de Elena Susana Infantino, en el cual esta autora polemiza
con las posiciones de Braidotti y de otras teóricas. Partiendo de las trayectorias

2
Rita Felski es profesora de inglés en la Universidad de Virginia. Ha publicado
Beyond Feminist Aesthetics: Feminist Literatura and Social Change (1989)
y The Gender of Modernity (1995).

5
recientes de las principales corrientes teóricas del feminismo en el campo de las
humanidades, Felski se concentra en el desarrollo de este pensamiento, en especial
en la alternancia en el predominio de las ideas de identidad a las de diferencia. Este
artículo forma parte del debate que la revista Signs ( otoño de 1997) organizó en
relación con estas dos nociones. En ese número las ideas centrales de Felski fueron
contestadas a su vez no sólo por Braidotti 3 sino por Drucilla Cornell4 y por Ien Ang5,
trabajos que merecieron una réplica final de Felski. Por cuestiones de espacio es
imposible dar cuenta en este Dossier de ese conjunto de aportes que presuponen
una puesta al día de núcleos teóricos fundamentales del feminismo de esta década.
Con todo, consideramos que la selección efectuada refleja con coherencia la
complejidad de algunas de las actuales posiciones y entramados de la teoría
feminista académica. Las distintas etapas que ésta atravesó y que estos textos
esclarecen, no necesariamente son correlativas con las necesidades y/o realidades
de las mujeres en el mundo. Pero no puede obviarse que hay lazos imprescindibles
entre ese repertorio de ideas y teorías que acompañan el complejo devenir del
mundo actual y las respuestas políticas que el feminismo pretende construir
cotidianamente como respuesta a dichas complejidades.
Entre otros argumentos, Rosi Braidotti enuncia enfáticamente que la posición
de Rita Felski de otorgar un lugar de dominación al pensamiento posestructuralista
es una muestra sintomática de las lecturas que la academia norteamericana realiza
sobre las filosofías de la diferencia, en tanto es en este espacio donde han sido objeto
de una apropiación que ha desvirtuado sus orígenes y desarrollos más críticos y
contestarios. Para la feminista italiana, los desarrollos posestructuralistas en el
contexto europeo han tenido un funcionamiento nunca del todo aceptado por las
instituciones más prestigiosas. Este insistente trabajo con la contextualización y la
localización de los aparatos teóricos en relación con las tradiciones de pensamiento
de las que provienen y con las apropiaciones institucionales de que son objeto, es
una apuesta recurrente de parte de Braidotti -actitud que como comentamos
anteriormente se refleja en la entrevista aquí incluida. Este énfasis en el enraizamiento
histórico de los conceptos no es sólo metodológico sino también político y ético:
significa que un pensador-a requiere de cierta humildad ante la multi-estratificada
y compleja estructura de lenguaje, expresa.

3
Braidotti, Rosi Comment on Felski’ The Doxa of Difference’, Working through Sexual
Difference. Signs, Volume 23, Number 1, Autumn 1997.
4
Drucilla Cornell Comment on Felski’ The Doxa of Difference’, Diverging Differences
Signs, ob.cit. Cornell es profesora en leyes, ciencia política y Women’Studies en
la Universidad de Rutgers. Ha publicado The Imaginary Domain, Beyond
Accommodation y The Philosophy of the Limit.
5
Ien Ang Comment on Felski’ The Doxa of Difference’, The Uses of Incommensurability.
Ang es profesora de Estudios Culturales y directora del Research Centre in
Intercommunal Studies en la Universidad de Western Sydney, Nepean, Australia.
Ha trabajado principalmente en estudios culturales y mass media, feminismo y
políticas de diferencia y en políticas culturales de la diáspora china. Escribió Living
Room Wars: Rethinking Media Audiences for a Postmodern World.

6
Para Braidotti la diferencia sexual es principalmente una estrategia intelectual
y política y no una filosofía. En tanto “praxis”, se basa explícita y concientemente
en un número considerable de paradojas vinculadas con las históricas contradiccio-
nes que enfrenta el feminismo hacia un final de siglo globalizado. El énfasis puesto
en el carácter paradojal y contradictorio de la diferencia sexual le permite pensarla
como una práctica política que persigue la producción de diferencia (making a
difference), explorando los márgenes de resistencia a las visiones dominantes de
la femineidad. Conceptualizar la diferencia implica repensar no sólo las nociones de
identidad, sino también las de alteridad. La cuestión de la otredad deviene entonces
crucial: la diferencia sexual deshace los discursos éticos y políticos tradicionales
sobre la otredad. En este punto retoma las propuestas de Luce Irigaray (para quien
en el sistema falogocéntrico lo femenino es “lo otro de lo Otro” o en relación al centro
masculino “lo Otro de lo Mismo”) y las supera, desencializando esa idea de alteridad
por la cual ser el otro no es “ser menos que”, con el cual la diferencia ha sido
institucionalizada dentro del sistema falogocéntrico como un sitio de otredad
devaluada. Braidotti apela a un margen de desidentificación, es decir, de no
pertenencia al falogocentrismo. En lugar de responder a afirmaciones esencialistas
de la identidad, este margen se revela en ella como paradojal, contradictorio,
relacional, retrospectivo (en la medida en que funciona a través del recuerdo y la
memoria), marcado por el deseo y por imágenes internalizadas que escapan al
control racional. Esta formulación aparece por lo tanto planteada como lo
suficientemente significativa o resistente para abrir el espacio a la posición de un
sujeto feminista que no borre voluntariamente el significante “mujer”, sino que
negocie todas las formas de implementación social de estas nuevas posiciones de
sujeto. Las políticas necesarias de un proceso semejante deberían abarcar para
Braidotti desde las genealogías de mujeres como contramemoria, las alianzas e
intersecciones con las recientes teorías de la identidad que aportan las feministas
negras, las poscoloniales o las chicanas, hasta cuestiones ligadas a las nociones de
estilo y afectividad. Dentro del estilo tiene en cuenta la diversidad de algunas
prácticas discursivas que dan por resultado la construcción de otras narrativas
diferentes, resistentes y revulsivas en relación a los relatos hegemónicos. Al mismo
tiempo postula una reapropiación de la afectividad, entendida como una recupe-
ración crítica de la idea de deseo. Una libertad que supone la risa subversiva de
Dioniso como opuesta a la seriedad del espíritu apolíneo.
La reflexión teórica de Rosi Braidotti, atenta a las prácticas y objetos culturales
del mundo contemporáneo, permite pensar y avanzar en cuestiones fundamentales
como la representación de los cuerpos, los usos diferenciados de éstos que realizan
los grupos juveniles, las enfermedades sintomáticas de esta época como el SIDA y
la anorexia o las nuevas tecnologías (temas sobre los que se extendió en el curso
dictado en Buenos Aires). Su concepto de nomadismo, precisamente, autoriza a
cruzar las disciplinas y abrirse al intercambio dialógico con otros discursos no
filosóficos. Simultáneamente, la figura del sujeto nómade, lejos de apoyarse en el
relativismo de ciertas posiciones posmodernas, constituye para ella una apuesta al
devenir con un objetivo de transformación, que abre espacios para nuevas formas
de percepción y representación que perturban los imaginarios sociales. Como
ficción política, el sujeto nómade atraviesa categorías y niveles de experiencia,
diluyendo los límites pero sin destruir los puentes. Figuraciones éstas que conden-
san, en suma, la densidad de un pensamiento del feminismo en el que lo conceptual,
lo cultural y lo político aparecen estrechamente ligados.

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Diferencia sexual,
incardinamiento1 y devenir2

Rosi Braidotti

Definiciones

Las teorías de la diferencia sexual surgen a partir del postestructuralismo


francés, y más específicamente, de su crítica a la visión humanística de la
subjetividad. El “post” en el postestructuralismo denota una ruptura teórica respecto
del programa emancipatorio estructuralista, especialmente de la teoría social y
política del feminismo marxista. El focus del post-estructuralismo es una compleja
estructura de poder y de los diversos pero altamente efectivos modos en que el
poder se combina con el conocimiento y la constitución de la subjetividad. El post-
estructuralismo cuestiona la utilidad de la noción de “ideología” especialmente en
la idea de Althusser de la relación imaginaria de los sujetos con sus condiciones reales
de existencia. En la versión feminista, la ideología se refiere a un sistema patriarcal
de representaciones genéricas y, más específicamente, a los mitos y a las imágenes
que construyen la femineidad. La subjetividad se conceptualiza, por tanto, a como
el proceso (assujettissement) que armoniza simultáneamente las instancias de lo
material (la realidad) y de lo simbólico (el lenguaje), estructurándola. Nociones
psicoanalíticas como identidad, lenguaje y sexualidad -en especial en los trabajos de
Jacques Lacan- son importantes en la medida en que redefinen al sujeto como un
proceso, y se oponen a la noción de agente racional. La teoría de la diferencia sexual
considera tanto las diferencias dentro de cada sujeto (entre los procesos conscientes
e inconscientes), como las diferencias entre el Sujeto y sus Otros/Otras.3

1
[N. de la T.] El título original de este ensayo es Sexual Difference, Embodiment
and Becoming. Traduzco “la palabra inglesa “embodyment” por “incardinamiento”
en el sentido de “dar forma al cuerpo”, “ordenar u organizar el cuerpo”, “moldear
la carne” (2º acepción), tal como lo hacen las feministas españolas a fin de marcar
la diferencia respecto de “encarnar”, “encarnación” y demás términos de
connotaciones tradicionalmente cristianas.
2
[N. de la T.] Esta conferencia fue impartida en el Museo Roca (1998) con el auspicio
de Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género de la Facultad de Filosofía
y Letras (UBA), en el marco de un ciclo más amplio, y en el Institute for Human
Sciences de Viena (1996). Otra versión, en forma de artículo, se puede consultar
en Jaggar, A. & Young, l. (eds), Companion to Feministe Philosophy,
Blackwell, 1998, pp. 298-306.
3
[N. de la T.] En palabras como “Otro” y “Sujeto” respeto el uso de mayúsculas y
minúsculas de la autora.

8
Posicionalidad

La recepción norteamericana de las teorías postestructuralistas de la diferencia,


frecuentemente descriptas en términos de “desconexión trans-atlántica” (Stanton,
1980) desembocan en una serie de debates polémicos sobre la interrelación entre
lo material y lo simbólico o entre la realidad y el lenguaje, que tiende a centralizarse
en la estructura de poder y la posibilidad de la resistencia. A lo largo de los ‘80, un
rancio debate sobre el “esencialismo” opone a las teorías francesas de la diferencia
sexual las teorías norteamericanas del “género”. Donde las teóricas del “género”
entienden la construcción de la masculinidad y de la femeneidad como más
determinadas por la cultura y los procesos sociales, las teóricas de la diferencia sexual
la entienden como procesos inconscientes como la identificación y el deseo. A partir
de los ‘90 se lleva a cabo una reevaluación crítica de todo el debate bajo el impacto
de las teorías postcoloniales, el trabajo de las mujeres negras, de las mujeres de color,
de las lesbianas y de las teorías queer al mismo tiempo que, en Europa, se incre-
menta la diversificación de las posiciones respecto de la filosofía de la diferencia
sexual.
Tomaré como punto de partida el trabajo pionero de Luce Irigaray, considerada
la filósofa de la diferencia sexual más prominente (Whitford, 1990; Burke, Shor y
Whitford, 1994). Sin embargo, iré más allá que Irigaray para explorar otros aspectos
de esta teoría. En beneficio de la argumentación, distinguiré tres aspectos de la
diferencia sexual: su efecto diagnóstico o analítico, su función como cartografía
política y su aspecto utópico.

1. La diferencia sexual como mapa diagnóstico o una lectura


de la filosofía postmoderna

Las teorías de la diferencia sexual establecen lo obvio, pero al hacerlo la


radicalizan. Irigaray, avanzando en el análisis de Simone de Beauvoir de la dialéctica
de los sexos, se centra, primero, en la diferencia entre la posición masculina y
femenina del sujeto (1974). Irigaray confía en la caja de herramientas post-
estructuralistas, en especial en el psicoanálisis lacaniano, la teoría literaria y
lingüística para avanzar sobre el esquema hegeliano que prevalece en Beauvoir y
centrarse en las disimétricas relaciones de poder que subyacen en la construcción
de la mujer como lo Otro de la posición dominante de la subjetividad. Esta posición
dominante se define en términos de falogocentrismo. Este término se refiere al
hecho de que, en Occidente, pensar y ser coinciden de tal manera que hacer
consciente es coextensivo con la subjetividad: este es el vicio logocéntrico. También
se refiere, con todo, al persistente hábito que consiste en referirse tanto a la
subjetividad como a todos los atributos clave del sujeto pensante en términos de
masculinidad o virilidad abstracta (falocentrismo). La suma de los dos da por
resultado el impronunciable pero altamente efectivo falogocentrismo.
La diferencia sexual implica para Irigaray tanto la descripción como la denuncia
del falso universalismo, inherente a la posición falogocéntrica: la que propone a lo
masculino como un agente racional auto-regulativo y a lo femenino como “Otro”,
el lugar del desorden y de la devaluación. Este dualismo monológico funciona
constituyendo conjuntos de “otros” peyorativos, o instancias negativas de la

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diferencia. En un sistema tal, la diferencia históricamente ha sido colonizada por
relaciones de poder que la reducen a la inferioridad. Más aún, resultó que fueron
“naturalizadas”, construyeron categorías completas de seres devaluados y, por lo
tanto, de entidades descartables. Yo he retrabajado esta concepción desde Foucault
en términos de una crítica al poder. El poder, desde este marco conceptual, es el
nombre que se le otorga al conjunto estratégico de interrelaciones entre posiciones
multilocadas: textuales, sociales, económicas, políticas y simbólicas. Poder es, por
lo tanto, otro nombre que se confiere a la circulación social y política de ciertas
nociones, conceptos o conjuntos de significados a los que se inviste de “valor real”
o de legitimidad científica. Tomemos por ejemplo el racismo y la misoginia: la
creencia en la inferioridad de las mujeres y de la gente de color -sea mental,
intelectual, espiritual o moral- no tiene bases científicas sólidas. Esto, sin embargo,
no impide que circulen en la práctica política y en la organización de la sociedad.
La “verdad” del discurso se disocia de la social y de la científica. El corolario es que
tanto las mujeres como las personas de color constituyen un “Otro” que es “diferente
de” la norma esperada: en tanto que tal el/la es a la vez el referente empírico como
el signo simbólico de lo peyorativo.4 No obstante, el otro devaluado funciona al
mismo tiempo como configurador crítico de significado. La otredad devaluada o
peyorativizada organiza las diferencias en una escala jerárquica que da lugar a la
conducción y gobernabilidad de todos los grados de las diferencias sociales. Por
extensión, el uso peyorativo de las diferencias no es accidental, sino más bien
estructuralmente necesario para el sistema falogocéntrico de significado y para el
orden social y el poder que lo sustentan. Los sujetos empíricos, que son los
referentes de esta experiencia simbólica de peyorativización (pejoration), sufren
en sus existencias incardinadas los efectos materiales de la descalificación. En este
nivel, acuerdo con Irigaray en que la diferencia sexual es una crítica al dualismo
filosófico y al orden social que lo respalda. Asimismo desafía la oposición binaria
categórica de lo simbólico y de lo empírico, o de lo discursivo y lo material,
localizando el poder entre ellos como el motor de un proceso que tiene como
objetivo producir (engendering) subjetividad normativa.

Anti-esencialismo: lenguaje y psicoanálisis

Tal como yo entiendo la teoría de la diferencia sexual (Braidotti, 1991), como


toda práctica feminista, disloca la creencia en los fundamentos “naturales” de las
diferencias codificadas e impuestas socialmente, y del sistema de valores y de
representación que conllevan. Quiero agregar que esta teoría también enfatiza la
necesidad de historizar los conceptos que analiza, en primer lugar y especialmente,
la noción misma de “diferencia”. Este énfasis en el enraizamiento histórico de los
conceptos no es sólo metodológico sino también político y ético: significa que un
pensador/a requiere de cierta humildad ante la multi-estratificada y compleja
estructura del lenguaje.

4
[N. de la T.] Braidotti juega con “s/he” que traducimos, siguiendo el significado
y el juego de palabras lo más ajustadamente posible por “el/la”.

10
Esto tiene implicaciones de largo alcance: el lenguaje está embebido de lógica
falogocéntrica, que constituye la estructura política y el sistema simbólico funda-
mental o mito de nuestras sociedades. Teniendo en cuenta un marco post-
estructuralista, no debe entenderse el lenguaje como herramienta de comunicación.
Más bien se lo define como una institución socio-simbólica clave: es el sitio o lugar
donde la subjetividad logra construirse. Para acceder al lenguaje, no obstante, uno/
a debe tomar posición sea de un lado o del otro de la gran división masculino /
femenino. El sujeto o bien es sexuado o bien (el/la) no es en modo alguno.
Contra la tendencia del psicoanálisis freudiano de fijar las estructuras psíquicas
mediante referencias biológicas, los teóricos de la diferencia sexual siguen a Lacan
en su problematización de la cuestión de cómo los varones y las mujeres
morfológicos se conectan culturalmente con los códigos de los roles masculinos y
femeninos. La morfología reemplaza las lecturas deterministas del cuerpo biológico
con la versión psico-sexual del constructivismo social y, así, se refieren a la
comprensión experiencial del yo corporal e incardinado (enfleshed). Estas expe-
riencias están mediatizadas por las prácticas discursivas (biológicas, psicológicas,
psicoanalíticas, entre otras), que construyen las representaciones sociales (Grosz,
1989). Se espera que los sujetos incardinados adhieran a estas representaciones
internalizándolas. Así, aunque el lenguaje sea una estructura que es anterior y
constitutiva de la subjetividad, las posiciones de los sujetos sexuados que estructuran
la identidad (M/F) ni son estables ni esenciales. Se propone una inestabilidad
fundamental tanto a las posiciones masculinas como femeninas del sujeto como
lugar de la resistencia a identidades estables o fijas de cualquier tipo. El sujeto está
a la vez sexuado y escindido, descansando en ambos polos de la dicotomía sexual
pero no atado a ella. De modo que el “giro lingüístico” provee a la filosofía de la
diferencia sexual una base material, histórica y aún ubicua de la estructura corporal
sobre la que se basa su concepción de la subjetividad.
Es importante subrayar una de las implicaciones políticas de esta visión
postmoderna de la subjetividad incardinada: el código falogocéntrico está inscripto
en el lenguaje, es operacional no importa quién lo hable. Este énfasis en las
estructuras profundas o en la sintaxis de la lengua implica que no hay una voz de
la otredad accesible, incontaminada o “auténtica”, al menos entre los oprimidos.
Exigencias de autenticidad epistemológica o de pureza política consecuentemente
son sospechosas porque asumen posiciones de sujeto que no estarían mediadas por
la lengua y la representación.
Irigaray radicaliza esta posición mostrando, especialmente en sus estudios
psicolingüísticos, cómo la morfología interactúa con las definiciones lingüísticas de
una manera muy dinámica. Más aún, se centra en la morfología de las mujeres como
un lugar privilegiado de producción de formas de resistencia al código falogocéntrico.
Para completar el mapa diagnóstico, sostendré que la diferencia sexual proporciona
la anatomía política de las estructuras profundas del falogocentrismo, que se define
como intrínsecamente masculino, universalmente blanco, y compulsivamente
heterosexual. No obstante, creo que encierra lo femenino bajo un doble vínculo: por
un lado, glorifica los poderes de la maternidad como pre-condición para legitimar
la subjetividad femenina pero, por otro lado, subraya el hecho de que el matricidio
es el fundamento del contrato psicosocial masculino. El falogocentrismo es, de
hecho, La Ley del Padre, y confina a la madre -y a la femineidad- a la insignificancia
simbólica. La resistencia feminista al falogocentrismo, consecuentemente, adopta la

11
forma de una reaparición de lo materno como el lugar de la legitimación de las
genealogías centradas en la mujer. Irigaray sostiene que estas contra-genealogías
son el punto de partida de un sistema simbólico femenino alternativo.

2. La diferencia sexual como cartografía política

Este aspecto de la teoría de la diferencia sexual encuentra una elaboración


original en el feminismo italiano, que implica algo más que la mera recepción de
Irigaray, en una plataforma política altamente influyente y que contrasta agudamen-
te con la recepción más bien apolítica de la filosofía de Irigaray en el mundo de habla
inglesa.
Parten de la idea (Milan Bookshop, 1990) de que la relación especular entre
el Sujeto y el Otro es, en realidad, una relación asimétrica de poder que discrimina
y que, por último, descalifica lo femenino. La escuela de Milán propone tomar en
cuenta estas diferencias de poder de modo tal de sentar los fundamentos de una
nueva forma de feminismo político. Esta política descansa sobre la convicción de
que no hay reversibilidad posible entre los dos polos de la oposición asimétrica.
La noción se desarrolla, ante todo, como una crítica plena al “emancipacionismo”
y a la “teoría social de carácter igualitarista”, que ahonda la disputa de Irigaray con
Beauvoir (Irigaray, 1987). El colectivo de mujeres de Milán sostiene que sería
ingenuo suponer que los términos de la relación asimétrica entre los sexos pueden
revertirse de tal modo que permita a las mujeres zanjar la trascendencia como un
modo de salida de la femineidad entendida como el lugar sistemáticamente
devaluado de la otredad. Afirmando, en cambio, que los términos de la oposición
dialéctica no son reversibles, tanto conceptual como políticamente se afirman en el
potencial subversivo de la ex-centricidad de que gozan las mujeres en el sistema
falogocéntrico. Es la relativa “no-pertenencia” de las mujeres al sistema lo que les
brinda la libertad y la autoridad de negociar posiciones alternativas de sujeto.
Mientras que la filosofía deconstructiva de Derrida se conforma confinando lo
femenino a los márgenes de la no-coincidencia con el significante fálico, al
celebrarlo, las feministas de la diferencia sexual apuntan a usar esos márgenes para
experimentar formas alternativas de legitimación femenina. El colectivo de Milán es
más bien asertivo en su confianza en la capacidad de las mujeres para tal
legitimación. He enfatizado, no obstante (Braidotti, 1994), la necesidad de proponer
esto como un proceso político y no como un dato ideológico. Creo, en otras palabras,
que los márgenes de la legitimación deben negociarse a través de la deconstrucción
de los discursos hegemónicos que operan no sólo en la cultura dominante, sino
también dentro de la teoría feminista misma, incluyendo la de la diferencia sexual.
Como estrategia de legitimación, la teoría de la diferencia sexual es el medio
de afirmación de los sujetos que son conscientes y dan cuenta de la paradoja de estar
atrapados dentro de un código simbólico al que se oponen profundamente. Esta es
la razón por la que encuentro importante hablar de los márgenes, de la no
pertenencia al sistema fálico. Acepto que también se debe tomar en cuenta la
relativa pertenencia de las mujeres al mismo sistema que las humilla. Por tanto se
propone a las mujeres una suerte de salida cualitativa: apartarse de la femineidad
como institución socio-política y pilar de la identidad femenina, hacia una posición
feminista definida como resistencia a ambas.

12
Aquí se hace claro el legado del post-estructuralismo: que voluntariamente o
no las mujeres feministas son cómplices de aquello que tratan de deconstruir. La
complicidad se extiende a las estructuras más íntimas y aún pre-conscientes de su
subjetividad. Tener en claro la propia implicación o complicidad es el punto de
partida para una política rdical y la resistencia libre de exigencias de pureza, pero
también libre de los lujos de la culpa.
Así, en contraste con el colectivo de Milán, sugiero que la teoría de la diferencia
sexual subraya que las mujeres (feministas) pueden hacer positiva la diferencia
sexual, en la medida en que se oponen a la contra-afirmación automática de las
identidades opuestas. Para la práctica feminista, veo esto como una ventaja
estratégica en varios sentidos: primeramente, lleva a reconsiderar los discursos y las
prácticas de la diferencia, de modo de remover de ellas las connotaciones
hegemónicas que históricamente han adquirido (Braidotti, 1991). En segundo
término, esta reaprehensión de la diferencia es una práctica política que coincide
con la crítica a los supuestos humanistas de la subjetividad en términos de
racionalidad, auto-representación, homogeneidad y estabilidad. Estos supuestos son
también operacionales en el feminismo supuestamente igualitarista, y necesitan ser
deconstruidas. En tercer lugar, la diferencia sexual deshace los discursos éticos y
políticos tradicionales sobre la Otredad. En este modo reactivo, critica los hábitos de
metaforización de lo femenino como una figura de la diferencia devaluada pero
necesaria. En un sentido más afirmativo o activo, reclama una reapropiación del
imaginario femenino; es decir, de las imágenes y de las representaciones que
estructuran la propia relación con la subjetividad. La cuestión de la Otredad es de
este modo crucial en el proceso.
La relación asimétrica entre los sexos afecta su respectiva relación con la
otredad. En el sistema falogocéntrico, la “otredad” de las mujeres en relación a cada
otro permanece irrepresentable, porque el “otro” periférico se conceptualiza en
función y en relación con el centro masculino. Irigaray se refiere al primero como
“lo otro de lo Otro” y al último como “lo Otro de lo Mismo”. Bajo el encabezamiento
de “doble sintaxis” (Irigaray, 1984), las feministas de la diferencia sexual defienden
esta diferencia irreductible e irreversible no sólo de la Mujer respecto del Varón y,
consecuentemente, de la mujer de la vida real respecto de la Mujer-como-Otro, sino
también de las mujeres entre sí.
La teoría psicoanalítica juega un papel importante en la teorización de esta
visión fracturada del sujeto. Una de las lecciones del psicoanálisis que aún perduran
es que la noción de “Mujer” se refiere a los seres sexualmente hembras (female)
morfológicamente constituidos y socializados de manera tal de conformar la
institución de la femineidad. Como sostuve antes, en oposición a las explicaciones
esencial, biológica o físicamente deterministas de la femineidad, el psicoanálisis
sugiere que uno se constituye como una mujer a través de una serie de
identificaciones mayormente inconscientes con posiciones femeninas de sujeto. En
la línea de la comprensión foucaultiana de la subjetividad incardinada, me gustaría
sugerir también que la femineidad se entiende tanto como un monumento como
un documento. Es decir: ambos son un conjunto de convenciones sociales y una red
de discursos sociales, legales, médicos, entre otros, que combinados construyen un
tipo femenino estandarizado “normal”. Así, la afirmación “no se nace mujer, se llega
a serlo” debe extenderse hasta cubrir también las formas identificatorias inconscien-
tes de las mujeres respecto de la femineidad y de la masculinidad, que pueden

13
resistir procesos concientes y voluntarios de transformación política. En otras
palabras, el énfasis en la estructura profunda apunta a extender la idea de la
construcción social de las formaciones identificatorias y facilita que las prácticas
feministas las tomen en cuenta. De esto concluyo que las políticas feministas
desafían las estructuras de representación y los valores socio-políticos atribuidos a
la Mujer como lo otro en el sistema patriarcal, a la par que extiende este desafío a
las estructuras profundas de la identidad de cada mujer.
El corolario de lo anterior es crucial: implica que las mujeres que eligen la
posición feminista -como parte del proceso tendiente a formas alternativas de
legitimación de la subjetividad femenina- son sujetos fragmentados y no entidades
racionales. Contrariamente a las concepciones unitarias, creo que cada mujer es una
multiplicidad en sí misma: está marcada por un conjunto de diferencias dentro de
sí misma, que la convierten en una fragmentación, una entidad anudada, construida
sobre las intersecciones de los niveles de la experiencia. Para mi trabajo, es de
especial relevancia la discrepancia entre los deseos inconscientes y las elecciones
voluntarias, que tienden a proporcionar un mapa más adecuado y políticamente más
efectivo de la complejidad de los alrededores de la agencia (agency) femenina.
Muestra la actualidad y la complejidad de una pregunta muy importante: ¿ por qué
no todas las mujeres desean o extrañan la libertad (freedom) y la autonomía ? ¿Por
qué no desean ser libres?
Desafiando la definición cartesiana de sujeto, en tanto que solapado con la
conciencia racional [de el/la], quiero subrayar que el sujeto feminista no es una
unidad puramente volitiva o auto-representacional: es también el sujeto de su
inconsciente y, en tanto que tal, abriga un conjunto de relaciones mediadas de las
estructuras mismas que condicionan las situaciones de la vida [de el/las]. No hay
relaciones no-mediadas de género, raza, clase, edad o elección sexual. La identidad
es un nombre dado a este conjunto de potencialidades contradictorias y variables:
es múltiple y fracturado; es relacional en tanto que requiere un vínculo con los
“otros”; es retrospectivo en la medida en que funciona a través del recuerdo y la
memoria. Por último, aunque no menos importante, la identidad se forma con
sucesivas identificaciones, es decir, con imágenes internalizadas que escapan al
control racional.

14
3. La diferencia sexual como utopía

En mi opinión, en el proyecto político de la diferencia sexual, aún no se ha


resuelto cómo desvincular la propia identificación de ciertas imágenes, formas de
comportamiento y expectativas constitutivas de la femineidad: es una teoría de la
legitimación de las mujeres basada en un uso estratégico de repeticiones
deconstructivas. Es utópica en el sentido de a-tópica; por ejemplo, aún no tiene un
basamento, está “en ningún lugar”, pero apunta a un proceso de re-significación que
ya ha empezado. Irigaray llama “mímesis” (Irigaray, 1977) a la estrategia que
consiste en revisar, re-aprehender y re-poseer la posición del sujeto mujer (female)
por una mujer (woman) que ha tomado distancia de la Mujer del punto de partida
falogocéntrico. La escuela italiana denomina a este proceso la afirmación de un
sistema simbólico alternativo.
El punto de partida en ambos casos es la voluntad política de afirmar
específicamente lo vivido, la experiencia de la mujer incardinada. He sostenido que
esta afirmación lleva a rechazar la diferencia sexual des-incardinada en aras de una
subjetividad “postmoderna”. Se afirma también la voluntad de revincular el proyecto
post-estructuralista de deconstrucción de subjetividades fijas, con la legitimación
social y política del cuerpo incardinado de las mujeres. La filosofía de la diferencia
sexual sostiene que es histórica y políticamente urgente generar nociones legitima-
das de subjetividad femenina. En respuesta a esto, y a fin de evitar contra-
afirmaciones esencialistas de la identidad, he sostenido que el feminismo es una
estrategia que atraviesa las capas de sedimentación de significados y de significa-
ciones que rodean la noción de Mujer, en el preciso momento en que en su
historicidad esta noción ha perdido su unidad sustancial, debido a la decadencia del
humanismo clásico. El objetivo de este ejercicio mimético de revisar lo femenino
es abrir espacios para representaciones alternativas de mujer dentro de esencias
previamente fijadas. La postmodernidad ha puesto la femeneidad al alcance de las
feministas como aquello que requiere ser deconstruido y retrabajado.
De modo que he propuesto redefinir mimesis como la política del “como si”,
es decir, como un cuidadoso uso de las repeticiones que confirmen a las mujeres
en una relación paradójica con la femineidad, pero que también intensifiquen el
valor subversivo de la distancia paradójica que las mujeres (feministas) tienen con
esa femineidad. La estrategia política es clara y para mi la apuesta es alta: la teoría
de la diferencia sexual se mueve entre las complejidades y las paradojas de la
subjetividad feminista femenina, sin apelar a contra-afirmaciones ligeras. En mi
opinión, lo nuevo se crea revisando y quemando lo viejo. La búsqueda de
representaciones alternativas de subjetividad femenina requiere la reabsorción de
las representaciones establecidas para, por y en nombre de las mujeres post-Mujer.
No puede abandonarse el significante mujer de modo meramente volitivo: debe ser
consumido y reapropiado colectivamente desde dentro; más aún, se deben
negociar las formas de implementación social de las nuevas posiciones de sujeto.

Genealogías

Un elemento crucial de este proceso es el sentido de las genealogías de


mujeres, que leo -con Foucault- como activadas políticamente como contra-
memorias. Deseo enfatizar la dimensión temporal de este proyecto, y también

15
señalar que el tipo de proceso transformativo que reclama el feminismo es lento y
lleva mucho tiempo, porque mueve aspectos profundos y potencialmente contra-
dictorios de la subjetividad femenina.
Las genealogías conforman una escala acumulativa de mujeres incardinadas y
embebidas de experiencia, que constituye para mí un legado simbólico. Mientras
que Irigaray y la Escuela de Milán enfatizan las raíces maternas de la genealogía, yo
prefiero localizarlas en la práctica política feminista, el punto de partida que
constituye la locación del cuerpo incardinado. Teniendo esto en cuenta, en la
versión des-esencializada que proponen las teóricas feministas post-estructuralistas
de la diferencia sexual, el yo incardinado se define como la intersección de muchos
campos de experiencia y de fuerzas sociales. Desde mi punto de vista, la naturaleza
incardinada del yo (self) tiene mucho que ver con el tiempo y la memoria. Es la
capacidad de recordar la que proporciona al sujeto la unidad imaginaria y el sentido
de la continuidad necesarios para funcionar tanto internamente como socialmente.
Mientras que el sistema falogocéntrico masculino colonializa el imaginario de las
mujeres, el proyecto del feminismo debe tanto resistir como abrir espacios
alternativos para las mujeres, a fin de redefinir colectivamente sus experiencias
singulares como “lo otro del Otro”.

Diferencia y diversidad

Consecuentemente, para mí, la diferencia sexual no debe entenderse como


una categoría no problemática, tampoco debe separársela radicalmente de la
revisión de las otras categorías, tales como clase, raza, etnicidad y otras diferencias
sociales codificadas. Se debe seguir privilegiando, no obstante, la identidad sexual
-el hecho de tener cuerpo de mujer- como el primer sitio de la resistencia. Este lugar
se define como un proceso de constitución múltiple, complejo y de facetas
potencialmente contradictorias o posiciones de sujeto, como sugiere Teresa de
Lauretis (1986).
La teoría de la diferencia sexual con otros tipos de diferencias ofrece una de las
más nuevas e interesantes perspectivas, una cuestión que ha sido infra-estimada en
la formulación clásica de la teoría de la diferencia sexual de Irigaray, quien ha sido
severamente criticada por su ceguera ante el inciso color. Tiendo a plantear la
subjetividad en los términos neo-universalistas, que comparte toda la generación
post-estructuralista (Schor, 1995). Atada a la metafísica de la negación, la escuela
francesa de la diferencia sexual privilegia la división masculino / femenino como
matriz de todas las diferencias. Ha heredado de la antropología estructuralista y del
psicoanálisis nociones tales como la universalidad del intercambio de mujeres y el
tabú del incesto. En su defensa, alegaré en primer término que todas estas ideas giran
en torno de la legitimación de las mujeres y, en el proceso, garantizan a la filosofía
feminista un valor cognitivo, ético y político más alto que cualquier otra teoría crítica.
Siguiendo a Butler y a Scott (1992), sostengo, por tanto, que el proyecto
político de la teoría de la diferencia sexual puede reformularse en términos de los
puntos de convergencia entre las críticas post-estructuralistas a la identidad y las
teorías recientes de las mujeres de color y de las feministas negras que advierten
sobre la “blancura” de la teoría feminista. He sostenido que en la post-modernidad,
necesitamos nuevas alianzas e intersecciones transversales entre post-colonialismo,

16
post-estructuralismo y teorías post-generizadas (Trinh T. Minh-ha, 1989; Spivak,
1987). Esto corresponderá a un nuevo diálogo interdisciplinario entre la filosofía y
campos tales como los estudios legales, los estudios críticos y la teoría fílmica, el
pensamiento social y político, y la economía y la lingüística. El hilo conductor en
común es: ¿qué tipo de explicación pueden adoptar las feministas si trabajan más
allá de la referencia a un yo (self) universal, coherente y estable, pero que sin
embargo mantengan la agencia, la legitimidad de las mujeres, y la precisión
metodológica y teorética?

Estilo y afectividad

Otra nueva área de estudio es la relación entre el estilo filosófico, la narratividad


y la agencia política. La diferencia sexual como un modo altamente distintivo de
pensamiento filosófico ha dado lugar a un nuevo estilo de filosofía feminista, que
he definido como “nómade” porque atraviesa las disciplinas y está abierta al
intercambio dialógico con todo tipo de otros discursos (no-filosóficos). Más aún, la
dimensión utópica de la diferencia sexual inaugura un modo visionario de pensa-
miento donde la poética y la política se intersectan poderosamente en su énfasis
por la narratividad y el lenguaje.
Dado que enfatiza la experiencia compartida por las mujeres, que es a la vez
una práctica política y discursiva del y en el lenguaje, la filosofía de la diferencia
sexual lleva a una reapropiación política de la afectividad. He sugerido que el
feminismo se redefine como la pasión por la diferencia sexual, es decir, como el
objeto de deseo de las mujeres que ya no se reconocen más a sí mismas como
falogocéntricas, “Otro de lo Mismo”. Una mujer feminista puede verse, de este
modo, como quien añora, tiende a, la legitimación de otras representaciones de su
ser-una-mujer. Así, el feminismo no se describe sólo en términos de elección
voluntaria, sino también como deseo, es decir, de los motivos inconscientes. Esto
ilumina la importancia del análisis político de la afectividad, que requiere una
reapropiación crítica de la noción misma de deseo. Irigaray, de modo no diferente
a Deleuze, desafía la ecuación entre deseo y negatividad o carencia, que constituye
el legado hegeliano en el psicoanálisis lacaniano, y propone, en cambio, una
afirmación positiva del deseo, de la propia añoranza por la plenitud y el bienestar.
Una forma de dicha (felicity) o de felicidad (happiness). Concluyo que lo que el
feminismo de la diferencia sexual quiere liberar en las mujeres es también su deseo
por la libertad (freedom), la justicia, la plenitud y el bienestar. Es la risa subversiva
de Dioniso como opuesta a la seriedad del espíritu apolíneo. Este proceso político
mira hacia adelante, no es nostálgico: no glorifica lo femenino pero trabaja hacia la
actualización de la legitimidad como proyecto político de la afirmación alternativa
de la subjetividad femenina. Tiende a alcanzar la representación de aquello que el
falogocentrismo ha declarado irrepresentable y así hacer justicia al tipo de mujeres
feministas que, en su gran diversidad, ya lo han logrado.

Traducción María Luisa Femenías

17
Bibliografía

Libros

BRAIDOTTI, R. Patterns of Dissonanace. A Study of Women in Contemporary Philosophy,


Cambridge, Polity Press, 1991.

---------- Nomadic Subjects. Embodiment and Sexual Difference in Contemporary


Feminist Theory, New York, Columbia University Press, 1994.

BUIKENA, Rosemarie & SMELIK, Anneke Women’s Studies and Culture. A Feminist
Introduction, London, Zed Books, 1995.

BURKE, Carolyn; SCHOR, Naomi & WHITFORD, Margaret (eds.) Engaging With Irigaray, New
York, Columbia University Press, 1994.

BUTLER, Judith & SCOTT, Joan (eds.) Feminist Theorize the Political, New York, Routledge,
1992.

DE LAURETIS, Teresa Technologies of Gender, Bloomington, Indiana University Press, 1986.

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GROSZ, Elizabeth Sexual Subversions, Sydney, Allen & Unwin, 1989.

IRIGARAY, Luce Speculum, De l’autre femme, Paris, Minuit, 1974 (hay traducción castellana).

---------- Ce sexe qui n’est pas un, Paris, Minuit, 1977 (hay traducción castellana).

---------- Ethique de la différence sexuelle, Paris, Minuit, 1984.

MILAN WOMEN’S BOOKSTORE COLLECTIVE Sexual Difference: A Theory of Socio-


Symbolic Practice, Bloomington, Indiana University Press, 1990.

TRINT T. Minh-ha Woman: Native, Other, Bloomington, Indiana University Press, 1989.

WHITFORD, Margaret Luce Irigaray’s Philosophy in the Feminine, London, Routledge,


1991.

WRIGHT, Elizabeth Feminism and Psychoanalysis: A Critical Dictionary, London, Blackwell,


1992.

18
Artículos

IRIGARAY, Luce “Egales á qui ?” CRITIQUE, 480, 1987, pp. 420-437.

SCHOR, Naomi “French Feminism is a Universalism” DIFFERENCES, 7.1, 1995, pp. 15-47.
SPIVAK, Gayatri Chakavorty “French Feminismin an International Frame” Spivak, G. Ch. (eds.)
In Other Worlds, New York, Methuen, 1987, pp. 134-153.

STATON, Donna “Language and Revolution: The Franco-American Dis-connection” Eistentein,


H. & Jardin, A. (eds.) The Future Difference, Boston, G.K.Hall & Co., 1980, pp. 73-87.

---------- “Differences on Trial: A Chapter of Maternal Metaphor in Cixous, Irigaray and Kristeva”
Allen, J. & Young, l. (eds.) Feminism and Modern French Philosophy, Bloomington,
Indiana University Press, 1989, pp. 156-179.

19
Un feminismo deleuziano.
Entrevista a Rosi Braidotti

Ana Amado y
Nora Domínguez

— Después de treinta años de debates dentro de esta segunda ola del feminismo
hay una proliferación de terminologías y de conceptos cuyos lìmites se confun-
den. Esto se advierte no solo en los desarrollos teóricos o críticos sino también en
los modos de autodenominación de los grupos de mujeres. A esta confusión habría
que sumarle el peso de las tradiciones críticas nacionales y en algunos casos su
capacidad para hegemonizar conceptos. Es el caso de la utilización de parte de
la academia norteamericana de la categoría de género que es adoptada más o
menos generalizadamente.
— Hay historias y culturas distintas detrás de cada uno de estos usos. En el interior
de Europa las culturas políticas del feminismo son muy distintas entre los países que
tuvieron el fascismo como Italia, España y Grecia, y otros que no. Países del norte
y del sur, países protestantes y católicos. Existe una enorme diversidad y nosotras
creemos en la formula comparativa, o sea hacer comparaciones dentro de la red
europea, respetando las diferencias. No queremos armonizar sino entender las
diferencias. Las diferencias son de estructura histórica y están vinculadas con la
historia de la izquierda en cada país y con la historia de emancipación femenina que
en algunos países es muy antigua. En Italia empezaron las obreras a principio de
siglo, en Inglaterra es otra cuestión completamente distinta. Entonces debemos
estudiar la relación entre los movimientos de mujeres y la elaboración de las ideas
feministas. En los Women's Studies pensamos que esta relación es nuestra fuente
de legitimidad. Nuestra base teórica y epistemológica es esa historia que no es la
única, hay otras. Dentro de los Estudios Culturales o en la teoría queer se hace otro
tipo de discurso que es mucho más general y para mí mucho más abstracto. Las
norteamericanas deshistorizan siempre todo. En los Estados Unidos hay una
verdadera escisión entre los Women's Studies y las que hacen teoría feminista. Son
dos tipos de personas completamente distintas. Son pocas las teóricas del feminismo
en los Estados Unidos que también están en los departamentos de Women's Studies.
Por ejemplo en la Universidad de Duke, Jean O´Brien dirige el Departamento de
Women’s Studies y Toril Moi hace teoría feminista. Son dos mundos que no se miran
entre sí. Es más, para los criterios norteamericanos una verdadera teórica - yo
también soy una teórica- no se dedica a Women's Studies, con ellos se involucrarían
las mujeres “menos importantes”. Esta es la situación en los Estados Unidos, donde
existe esta separación entre la teorización y el trabajo del movimiento.

— ¿Y cuál es la situación en Europa, donde realizás tu trabajo?


— Nosotras en Europa no queremos esto. Buscamos una relación mucho más fuerte,
también porque en este medio la teoría feminista no tiene el gran poder que tiene
en el sistema americano, y los pocos grupos que se dedican a ella lo hacen como
feminismo radical. Yo no he podido llamarme “teórica feminista” porque es
demasiado radical para los holandeses, quienes pretenden algo más moderado. En

20
cambio, la denominación de Women's Studies está más ligada al bloque del
movimiento de mujeres. Por su parte, Gender Studies, los estudios de género,
implican un compromiso reciente con las instituciones que permite la entrada de
cuestiones que son útiles, sin duda, pero que plantean riesgos. De hecho, hay un
peligro al nivel de las financiaciones, porque al formular cuestiones más abarcadoras
los financiamientos se los han llevado los hombres. En Holanda con los estudios de
género prácticamente sucedió eso, que las cátedras y los puestos quedaran en
manos de los hombres porque gender, el género, implica obviamente masculino y
femenino. Yo no estoy en contra de los hombres, pero considero que los Women's
Studies les pertenecen a las mujeres. Todavía pertenezco a esa escuela.

— Sin embargo, es de suponer que en Europa el panorama no ha de ser tan


homogéneo aún entre los que se dedican a los Estudios de la mujer.
— Sí, claro, en Europa del Este es otra la historia. Bajo el comunismo las mujeres
tenían asociaciones separatistas porque el comunismo les dio la emancipación. Ellas
están acostumbradas al separatismo y entonces prefirieron el término género
justamente porque buscaban el diálogo con los varones sobre la cuestión del poder
masculino. El comunismo no permitió hablar del poder de los hombres. Es decir, el
uso de la palabra género en Europa Oriental, en Estados Unidos o en Europa
Occidental no tiene nada que ver una con otra. También en el sur de Africa usan
"género" porque quieren poder incluir en él a los hombres y también los problemas
relativos a la etnicidad, los negros, los indios. Estamos en presencia de un término
paraguas, global, que implica un abanico de significados, muy, muy distintos. Yo
propicio en mis clases que quién usa gender debe darme la bibliografía, debe poner
la nota al pie especificando si lo toma según Teresa de Lauretis, según Buttler, según
Anne Oklay o quién sea. No hay que hablar de "género" como si supiéramos qué
es, porque no sabemos qué es. Existen teorías muy distintas.

— En América Latina se ha usado bastante la noción de sistema de sexo-género


tal cual lo formulara Gayle Rubin, ¿creés que este concepto conserva su valor
productivo?
— Creo que fue un momento fundador del pensamiento. Si hablamos de una
desnaturalización de las diferencias, ese es el acto fundador del feminismo. Pero al
mismo tiempo esa idea de desnaturalización ya estaba en Mary Wollstonecraft. Eso
ya sucedía en 1700, no es que tuvimos que esperar los años 60 para eso. Simone
de Beauvoir también lo hace y lo toma de Descartes, de Poullain de la Barre quien
en el siglo XVII ya decía que la diferencia no está dada por la naturaleza. La diferencia
es cultural. Esa distinción es fundante, pero es una distinción muy clásica, en mi
opinión, muy antigua, aunque es fundamental. La diferencia sexual no es la
diferencia biológica sino cultural, simbólica. Tomes la teoría que tomes ese punto
siempre es un punto central. Luego los norteamericanos lo juegan sobre sexo-
género porque ellos tienen ese lenguaje, pero en las lenguas latinas no tiene sentido.
No tiene ningún sentido diferenciar sexo y género, o sea sexualidad y roles sociales,
necesitamos usar otro aparato teórico para decir la misma cosa. Con la llegada de
la teoría queer ya no se puede seguir adelante porque la confusión está volviéndose
una cosa imposible. Ahora nos dicen que el género produce el sexo. Estas son

21
inversiones que nos dejan muy perplejas, porque sinceramente no entiendo que
está sucediendo.

— Te referís a la posición de Judith Butler...


— Butler, claro, pero existen muchas que hacen ese mismo discurso. A esta altura
a mí me parece una forma de abstracción, en el peor sentido de la palabra. Con lo
cual decidimos hacer un análisis de las terminologías reconduciéndolas a sus raíces
históricas. En las lenguas latinas es difícil separar. Aún en Foucault hay un problema
entre sexualidad y sexo, son dos cosas distintas y nuestra historia es una historia de
la sexualidad, de política de la sexualidad. Luego el sexo, bueno, es sexo.

— Si se miran las agendas de los Estudios Culturales y de los estudios feministas


se observa un campo similar de problemas: cuerpo, generaciones, sexualidad,
representación. En este sentido, ¿se puede decir que siguen caminos paralelos?,
¿en qué se diferencian los respectivos enfoques?
— Hay un enorme programa que se llama New Media in New Europe, un programa
grandísimo de la Unión Europea donde el género ocupa un capítulo importante,
porque no se puede hacer la historia del cine o de la cultura sin hablar de género.
Pero se lo estudia en una forma que es completamente no feminista, a veces
antifeminista, y así se borra todo el trabajo de elaboración teórica hecho por las
mujeres, y éste es un gran problema. El mismo autor o autora, por ejemplo, Margarite
Duras, estudiada en los Women's Studies produce lecturas completamente diferen-
tes, porque se lee de manera distinta. Entonces nosotras estamos hablando, una vez
más, de coaliciones entre las personas que hacen género en los Estudios Culturales
que enfrentan las cosas que nosotras enfrentamos, hablan de Jameson, de las
escritoras actuales, estudian Laurie Anderson, pero cómo es posible no estudiar
gente así, son fundamentales en la cultura moderna. Pero los estudian con un cuadro
completamente vacío de referencias feministas. La diferencia es justamente esta
cuestión metodológica: con qué instrumentos de trabajo enfrentás el texto. Entre
esos abordajes y los nuestros hay diferencias considerables. En nuestro centro hemos
trabajado mucho sobre los esquemas metodológicos y sobre los conceptos de base.
Cuando hicimos la definición de genero, por ejemplo, buscamos una definición que
obligara a hablar de relaciones de poder, de sexualidad. Es decir, de cuestiones que
no se pueden dejar afuera y que en los Estudios Culturales son dejadas de lado,
siempre. Toman todo salvo el punto fundamental que son las relaciones disimétricas
de poder, la continuidad de ciertas formas de dominación, un cierto “consumo” del
cuerpo femenino, importantísima en todos los medios de comunicación. Y esto ellos
lo notan, pero no tienen nada que decir sobre porque no les interesa la cuestión del
poder.

— Es decir, según tu opinión, los Estudios Culturales ignoran las relaciones entre
poder y representación.
— En principio, son los Women’s Studies quienes tienen un discurso sobre el poder
y las formas de representación. Nosotras elaboramos una definición de género que
siempre oponemos a aquélla que formulan en las disciplinas de los estudios

22
culturales. Para ellos el género es un término que definen como relacional entre
hombres y mujeres pero no avanzan más a partir de allí. Es muy superficial. Para
nosotras género es una cuestión que tiene tres niveles, que sirve para visualizar
cómo las relaciones de poder estructuran las relaciones de saber. Uno de los niveles
implica la formación de la identidad de cada uno y aquí la sexualidad cumple un rol
importantísimo, el segundo tiene que ver con la construcción del campo social en
el cual las identidades juegan un rol sobre el mercado del trabajo, sobre la cultura,
la educación, etc., y, por último, como sistema normativo. Es decir, a través del
lenguaje del género se otorgan valores: una cosa femenina o afeminada es, en
efecto, una cosa peyorativa.

— Sería un concepto basado en la elaboración de Joan Scott en su ya famoso


artículo "El género una categoría útil para el análisis histórico".
— Es la adaptación de las propuestas de Joan Scott y de Sandra Harding, son dos
fuentes que hemos usado y hemos hecho una gran discusión y hemos trabajado para
que fuera aceptado en el Consejo Nacional de la Investigación. La Unión Europea
aceptó esta definición. Ahora estamos tratando de introducirla en todos los lugares
en donde se realizan investigaciones, las alemanas la han hecho aceptar en su Centro
Nacional de investigación. Pretendemos una definición reconocida como científica
para luego poder oponerla a los colegas de los estudios culturales para superar su
banalidad. Acercarles terminologías, definiciones sobre conceptos, nuestras biblio-
grafías y teniendo presente nuestro punto de fuerza que es un discurso sobre el
poder. Porque como dije antes, los estudios de género en Europa se han trans-
formado en un discurso que evita la cuestión del poder, concretamente sobre el
poder masculino. Y por eso es un discurso más que peligroso. Porque hacer género
sin un discurso sobre el poder es hacer tonterías. Quiero aclarar que yo también uso
la noción de género. Esta es mi polémica. No digo no usemos "género" sino que
la cuestión es cómo se lo define de una manera que nos permita ser más visibles
y no que nos borre de las instituciones. En cuanto a la diferencia sexual, es usada
como concepto, pero es una terminología demasiado específica, demasiado
complicada. Para mí es uno de los conceptos fundantes, para otras un poco menos
pero no se puede llamar a un programa o a un departamento "Estudios sobre la
diferencia sexual". Claramente es necesario llamarlo Estudios de género. Entonces
lo usamos nosotras también, pero yo insto mis estudiantes a que tengan un espíritu
crítico: “no lo tomes así como si fuera evidente, estudialo, historizalo, glocalizalo, y
luego adoptá una definición que te permita hablar de relaciones de poder, porque
de lo contrario no hacés feminismo, hacés otras cosas”.

— Las estrategias de acción institucional parecerían comenzar, entonces, por la


precisión en el uso de categorías, definiciones...
— Los Women’s Studies son necesarios para traer estas aclaraciones metodológicas.
En los Women's Studies o en los estudios de género son necesarios cursos
especiales, programas especiales para aclarar la terminología. Esta es nuestra
función. Y cuando de las Naciones Unidas o de la Unión Europea vienen a pedirnos
trabajos es porque quieren entender los conceptos fundamentales del feminismo.
Existe este pedido semejante por parte de los gobiernos, de las organizaciones

23
internacionales. Como otros trabajan en demografía nosotras aclaramos cómo con
el género se pueden hacer cosas muy puntuales, focalizadas en las mujeres.
Entonces tenemos una razón de ser, tenemos nuestra legitimación, contrariamente
a las que dicen “oh, el gueto feminista”. No entendieron nada porque terminó esa
época en la cual estaba el gueto feminista. Aquí necesitamos “expertos en género”
y son verdaderamente necesarios porque los problemas a esta altura son enormes.
Y nuestra experiencia es que más específicos son los enfoques, más solicitudes se
tienen, si hacés un trabajo abierto, serio y pluralista.

Feminismos y generaciones

— Como teórica aparecés alineada en el “feminismo de la diferencia”. Sin


embargo, tu preocupación y tus compromisos institucionales sugieren una
posición más acorde con el llamado “feminismo de la igualdad”. ¿Implicaría esto
que estas divisiones pueden darse por superadas?
— Claro. Pero, obviamente diferencia e igualdad son cuestiones que funcionan
juntas, no es que una elimina a la otra, deben seguir adelante juntas. En las
socialdemocracias la igualdad es un programa de gobierno, son las mujeres que
participan en política, en los sindicatos, etc. La diferencia constituye, en cambio,
programas de estudios, de investigación, porque son más experimentales. Y
también debo agregar otra cosa que es muy dolorosa y que es la diferencia de
generaciones. Yo creo que por lo menos en el feminismo europeo hubo una primera
generación, la de aquellas que hoy tienen sesenta y pico de años, que eran las
heroínas del movimiento, y que eran, y son todavía, mujeres extraordinarias con un
gran espíritu de libertad, pero profundamente anárquicas. Si se toma a Kate Millet,
a Francoise Collin o a Hillary Ross, son personajes anárquicos, libertarias al viejo
molde, opuestas en el fondo a lo que yo llamo los procesos democráticos que son
los procesos de institucionalización. En Europa, las que hicieron los discursos de la
primera generación del feminismo se oponen completamente a los Women's
Studies, porque dicen que nos “vendimos al sistema”... Pero, sin embargo, todas ellas
están implicadas en el sistema. Aunque a nivel personal, porque son las heroínas,
son los "nombres". Quiero decir, aprovechan de todo un poder personal derivado
de su gran rol en el movimiento para oponerse a los programas colectivos, a la
institucionalización. Fueron las más jóvenes las que decidieron que había que llevar
la lucha a las instituciones. La batalla era: Simone de Beauvoir o “las instituciones”.
Este tema marcó una verdadera escisión. Para mí las instituciones son una garantía
de democracia. Quizás porque vivo en un mundo que no es Argentina, obviamente.

— En América Latina hay actualmente un debate similar pero desde parámetros


ideológicos y políticos algo diferentes.
— En la universidad hay transparecia de procedimientos, estudiantes que pregun-
tan, que participan y a los que hay que contestar. No podés hablar como una líder
del movimiento, como hizo Antoinette Fouque (la fundadora de Editions des
Femmes y Psychoanalysm et Politique) considerando que su palabra es divina. En
la universidad no hay líderes, estamos todas juntas en un proceso de elaboración.
Entonces esta cuestión de las escisiones y las rupturas es también una cuestión de

24
generaciones. Yo soy muy crítica, aún amándolas, respetándolas y reconociéndolas,
de cómo esas mujeres de las generaciones anteriores impidieron la institucionalización,
los procesos de democratización de base. Muchos de estos debates son de hecho
peleas entre dos mujeres. Christine Delphy contra Antoinette Fouque y tenemos
"igualdad" versus "diferencia". Pero, bueno, a esta altura... Se han transformado en
discusiones casi privadas. Y ahí aparecen otra vez las cuestiones del esencialismo.
Pero, basta no se soporta más. O sea, trabajando en una estructura de responsabilidad
institucional es necesario ser un poco más serias sobre estas cosas. Ver cuáles son
los verdaderos problemas y cuáles son las polémicas individuales, a veces en el
feminismo perdemos demasiado tiempo en las polémicas personales. Y sobre esto
yo soy muy critica aún reconociendo que existe un aspecto, digamos, de evolución
histórica. Lucy Irigaray, por ejemplo, se queja “yo nunca tuve una cátedra”, pero los
holandeses le dieron una cátedra. Sin embargo se opuso a corregir los exámenes
porque los estudiantes no habían entendido nada, porque la criticaban. Está Kate
Millet que manda un e-mail acusando... ¿Recibieron ustedes aquí el e-mail de Kate
Millet? “Yo que soy tan pobre y estoy sola y vieja, que hice tanto para el feminismo
y ustedes de los Women's Studies que se aprovecharon de mi trabajo y que ahora
tienen un grueso sueldo universitario”. Yo me acuerdo de Kate Millet en París, en
los años 80 era millonaria, era toda una vedette, la superstar. Pero ahora viene a
decirnos a nosotras de los Women's Studies que nos aprovechamos de ella. Estos
tipos de problemas que son mucho más complicados son parte de una logística de
constitución de una genealogía. Nosotras somos un movimiento político que tiene
grandes dificultades con la codificación. Poner nuestras heroínas en el lugar correcto
es un problema grandísimo. Yo me tomo el trabajo de enseñar Collin, Irigaray, de
ponerlas en el lugar correcto porque las jóvenes de hoy no saben, no saben cómo
nació la "igualdad", como nació la "diferencia". No saben nada, es necesario
enseñarles, es necesario darles una memoria histórica. Pero nosotras esto lo hacemos
por amor a nuestra historia. Esta es una cuestión muy delicada porque toca, como
dije, la constitución de genealogías, las relaciones entre generaciones y cómo
reconocer aún criticando. Creo que los Women's Studies son una garantía de
democracia en las discusiones, democracia en los procedimientos, en la construcción
de un archivo. Sin crítica no se puede seguir adelante. Entonces, yo creo mucho en
la Universidad también como laboratorio de este tipo de discurso.

Pasajes y devenires

— Volviendo a un aspecto más teórico: Deleuze habla del devenir mujer, entre
otros posibles devenires. En tu curso te referiste a un “devenir feminista”, y lo
ligaste con el concepto de conciencia feminista. Como la idea de conciencia tiene
una raíz iluminista ¿no entraría en contradicción con la teorización deleuziana
que implica una multiplicidad de diferencias en movimiento?
— Bellísima pregunta. Por supuesto que el concepto de conciencia tiene una
impronta absolutamente racionalista, ciertamente moderna. Pero el problema es
que no sé cómo decir las cosas de otra forma. En mi próximo libro desarmo el
concepto y lo recompongo partiendo de dos nociones fundamentales: la contra-
memoria y el imaginario social. Trabajo mucho con Bergson, con Deleuze, etc. No
existe otra palabra, por el momento, será necesario inventarla, que indique aquel

25
tipo de despertar, este tipo de encendido, este tipo de apertura que te deriva, desde
que logras juntar las partes del mosaico, cuando algo de la posición de lo femenino
ilumina a las mujeres. Esto se ve en las estudiantes, ves que de golpe entendieron
cuál era la cuestión. No existe otra palabra salvo “conciencia” para significar el
despertar de la conciencia o la autoconciencia, como decían las italianas. Giramos
siempre alrededor de ese concepto. En sus primeros libros, de Lauretis habla mucho
de esto, porque ella también es de origen gramsciano- materialista donde la
conciencia tiene un papel muy importante. Yo pienso que no puede haber posición
feminista, cualquiera, desde la igualdad a la diferencia, desde el género o a los
Women's Studies, si no existe esta “conciencia” de la propia posición histórica y de
una cierta colocación de lo femenino. Y esto es una toma de conciencia que se
puede facilitar acercando lecturas, etc., pero no se la puede enseñar. Entre mis
estudiantes hay algunas que adquieren conciencia y otras que en cambio, pueden
hacer excelentes trabajos pero en quienes la cuestión no “prende”. Interpreto esto
como una contramemoria, en el sentido de sentir, de pertenecer a una historia aún
si no la viviste, pero es “tu” historia que desde luego está hecha de vínculos
imaginarios. Entonces, el imaginario es la segunda cuestión. Es una forma de
mediación respecto a cómo recomponer las partes de una historia complicada que,
desde luego, es muy local, glocal, contextual, y el imaginario allí es una cuestión
fundamental. También Virginia Woolf dice repensémonos a través de nuestras
madres, y allí está la cosa fundamental. O se vuelve a pensar de esa manera una serie
de vínculos, una historia compleja o no se puede hacer un trabajo de continuidad
en el feminismo. Entonces, tener conciencia de pertenencia y luego voluntad. Llamo
voluntad política a la conciencia de cómo el poder todavía da forma, conforma la
propia subjetividad y el propio tipo de trabajo. Entonces, allí la conciencia es
absolutamente fundamental respecto del devenir femme de Deleuze.

— ¿Cómo se articula teóricamente esta relación?


— Él puede tranquilamente teorizar un diluirse de la identidad sin por un sólo
segundo darse cuenta de que en la historia de las mujeres la identidad fluida es una
historia trágica. Él no sabe esto porque esta historia él no la posee. En la historia de
las mujeres, decir tu identidad es fluida y débil es toda otra historia que no es la
historia de los hombres. Porque nosotras fuimos condenadas a esto por siglos de
cultura que nos volvió invisibles, fluidas, las continentes negro como metáfora de
lo femenino o ligadas a la madre naturaleza, en fin... Entonces, cómo hacés para
“dejar ir” algo que nunca todavía has controlado verdaderamente. Pero Deleuze
puede tranquilamente teorizar porque a él esto no le hace nada, no hay nada que
a él lo detenga, no hay nada ante lo cual él diga “aquí hay un problema”. Ni se le
ocurre, no es parte de su repertorio mental y físico. No piensa en ello. Luego, cuando
las mujeres lo hacen pensar él, se da cuenta de que hay un problema. De hecho
Deleuze escribió también en Mil mesetas: “es verdad que para las mujeres este es
un problema porque todavía están tratando de llegar a la subjetividad”. Esto él lo
hace en la última fase de su trabajo, reacomoda esta cuestión porque reconoce que
hay un problema. Pero lo reconoce porque se lo hemos hecho comprender nosotras.
Porque por sí solo esta cosa ni se le ocurría, no era parte de su horizonte. Pero, bueno,
es parte del mío. Estos movimientos son movimientos de resistencia. Para mí la
conciencia femenina es una conciencia que resiste. Que resiste las simplificaciones

26
y la deshistorización, que resiste el derretirse de esta identidad en lo posmoderno,
que sería así algo “femenino” justamente en el sentido banal del término, algo débil,
liquido, fluido. Pero ¿desde cuándo? O sea, está este sentido de “sí, lo sé, pero...”.
Para mí es una cuestión que viene de Descartes. Mi artículo también se titula así:
“Sí, comprendo, pero...” Esos puntos suspensivos indican el momento feminista. Es
el “sí, pero” que abre un espacio en el cual es posible hacer un discurso crítico
aunque no salgas completamente del sistema. Estás allí, pero en una especie de
tango de negociación.

— Una gran proporción de las conceptualizaciones feministas de los 60 derivaron


en una esencialización de la mujer como víctima. En los 80 y, tal vez por una
especie de contaminación con los Estudios Culturales se tiende a pensar muchas
veces a toda política de la diferencia como resistente. En este sentido, considerar
a las mujeres con lugares diferenciados dentro y fuera del orden simbólico, del
patriarcado, ocupando en general el lugar del margen, del borde, de lo menor ¿no
conduce a una esencialización de otro tipo, una esencialización de la resistencia?
— Yo pienso que este peligro existe, estoy de acuerdo con Gayatri Spivak, es un
peligro que no podemos no correr. Es lo que se llama esencialismo estratégico. No
veo otras alternativas en una época donde los Estudios Culturales, las teorías queer,
el capitalismo avanzado, amenazan licuar las diferencias y perder la relación con
estos dos siglos del feminismo. Hoy estamos en presencia de una gran transforma-
ción cultural, una redefinición de los parámetros sociales y de formas de lo simbólico.
En esta transformación, corremos el riesgo de perder el hilo de un discurso que
hemos construido en mucho tiempo. Yo digo siempre que tengo un pie en el
novecientos y un pie en el dos mil... Esto yo lo reivindico como una posición que
trato de matizar y traducir. Pienso que hacer trabajo intelectual es una cuestión de
traducción, no solo de las lenguas sino justamente en las jergas de las diferentes
comunidades. Hace diez años que discuto con los deleuzianos, ahora entienden que
hay un problema con el devenir femme, porque se lo hemos hecho comprender.
con grandísimas discusiones. Cuando hablan las más jóvenes nuestro rol es hacer de
puente entre estas cosas del cyber feminism, y las sufragistas. El puente somos
nosotras, porque si dejás que lo haga la cultura el puente es destruido. Nadie hace
la relación porque les dicen que ya hizo todo Bill Gates, hizo todo Laurie Anderson.
Esta cultura realmente es amnésica , es una cultura de la amnesia, una cultura que
destruye la memoria. Todo este tardo capitalismo odia la memoria histórica, nadie
quiere acordarse de lo que fue el marxismo antes de Lenin y aún durante Lenin.
Rechazan explicar la esperanza que dio al mundo el comunismo.

Feminismo y políticas de la memoria

— Hoy la política de la memoria está ligada al Holocausto, a la cuestión de los


derechos humanos y en la Argentina, a la demanda por treinta mil desaparecidos,
en general protagonizada por mujeres. ¿El feminismo europeo tiene algún tipo de
posición con respecto a estas políticas?
— En nuestro mundo la experiencia argentina es muy importante. La cuestión de
los “desaparecidos”, la cuestión de las “Mujeres de negro”, de las Madres de Plaza
de Mayo. Es un movimiento global, ha sido para nosotras una cuestión muy

27
importante que nos interesa. El movimiento hace este tipo de trabajo en Kosovo,
Albania, Sarajevo, Israel. “Mujeres de negro” a esta altura son un movimiento que
sigue y que se yergue como testigo de los silencios. O sea ustedes han inventado
un forma de política de la resistencia que ha sido fundamental. Y esto como premisa
para llegar a la cuestión de los silencios. Yo dije durante el curso que soy muy critica
respecto de cómo los intelectuales europeos han silenciado su historia. Al mismo
tiempo es necesario comprender el contexto. Por ejemplo, en mi país, en Italia, la
guerra terminó en el 89, la CIA ha controlado la política italiana durante todo el
tiempo después de la guerra, han hecho saltar a los comunistas. Entonces, no es que
nosotras hayamos sido completamente libres para definir nuestro trabajo, hemos
sido atrapados por la guerra fría de una manera dramática en Europa. Con el fin de
la guerra fría se están desatando también las lenguas y sobre todo, las memorias. El
trabajo ahora recién empieza y de hecho toma la forma de una repetición y, sobre
todo, porque se repiten las viejas divisiones. Miremos en Italia, los viejos fascistas
son todavía los mismos. Entonces hay un periodo de repetición casi obligatorio. En
Yugoslavia una repetición dramática, todo lo que se hizo durante la Segunda Guerra
Mundial se volvió a hacer ahora. Como dice Nietzsche, un pueblo que ignora la
propia historia está condenado a repetirla. Este es el drama de Europa en esta fase.
Los pueblos que hacen un trabajo sobre la propia memoria -también una parte de
Italia lo ha hecho, Alemania tuvo que hacerlo-, no repiten la propia historia. Pero
cuando hay silencios, lo no dicho reaparece, el famoso acting out psicoanalítico. Esta
cosa de no haber estado a la altura de nuestra historia está ahora progresando con
la apertura de los archivos en el Este que permiten reconstruir otro aspecto de la
cuestión. Por ejemplo, la dimensión de la colaboración fue increíble en Europa
occidental y todavía peor en Europa oriental. Necesitaremos mucho tiempo para
lograr elaborar la dimensión de este drama. La relación entre esto y el feminismo es
todo un terreno a estudiar. En principio puede recordarse que las feministas
provienen de familias antifascistas. Quizás en Inglaterra es una historia un poco
diferente, pero en países como Francia o Italia -los países que han conocido el
fascismo o el nazismo-, el feminismo es de izquierda o no es feminismo, es otra cosa.
Porque las raíces son ésas, son las raíces de un sentido de democracia, o sea el
feminismo ya jugó un rol fundamental en la creación de la democracia en paises que
tenían una raíz fascista. Y cuando ves países como Holanda que no tienen raíces
fascistas, las mujeres han sido grandes factores de la modernización. Es decir, son
siempre factores de cambio. Pero hay que estudiar más de cerca todavía esa relación.

— Esto también se ve en la Argentina, son las mujeres las que protagonizan los
movimientos de resistencia y recuperación de la memoria. Aunque hoy, la
generación de los más jóvenes de ambos sexos, por cierto, está vinculada muy
visiblemente a estos reclamos.
— Cierto, cierto... Yo creo que uno de los efectos de esta división social de los roles
entre los sexos en relación con este tema, es que la mujeres se acuerdan mucho más
y mejor. Porque nuestra función sería aportar, digamos, el factor humanizante.
Entonces hay una contramemoria más viva de parte de las mujeres, en el feminismo
esto es necesario activarlo de cierta manera. En Europa estamos haciendo unos
proyectos de historia oral, estamos entrevistando a mujeres de una determinada
edad antes de que sea demasiado tarde. Porque dado que el proceso de reela-

28
boración de la memoria es muy largo, necesitamos tener los materiales y hemos
perdido mucho tiempo.

Cuerpos y representación

— Es evidente hoy la centralidad que adquiere el cuerpo en las representaciones


y éste parece ser un punto de diferencias generacionales. ¿Cómo lo incluís en tus
reflexiones?
— Creo que la relación con el dolor ha cambiado muchísimo con las generaciones.
La relación con la crueldad, sobre todo. Hay una violencia mucho más neta entre los
jóvenes. Si se miran los video clips son verdaderamente duros, es una cultura dura.
También en los grupos de mujeres y no solamente en la cultura de los rappers con
lo masculino negro, que es macho. Eso no es machismo, es verdadera crueldad. En
fin, cultivan la antipatía y la frialdad. Esta dureza de las generaciones más jóvenes
habría que verla en su relación con las generaciones anteriores o sea con las madres
del feminismo y, por otro lado, en su relación con las máquinas y con la tecnología.
Su modelo de referencia es la máquina. De hecho, ni bien puede son robots, cómo
bailan, cómo se mueven con los patines,... Y esto es algo puramente cultural. A la
vez, pienso que es una cosa también muy bella. Ahora el punto de referencia no
es el cuerpo natural, sino el cuerpo acelerado por las máquinas, por las vitaminas
o lo que sea. Es un cuerpo en aceleración. Y esto a mí me gusta, me interesa, aunque
me da un poco de miedo.

— Con el tema del cuerpo asoma la cuestión del estilo, que parece haber despla-
zado la noción de estética. ¿En qué sentido adopta el feminismo el concepto de
estilo?
— Cierto, el estilo como búsqueda de modelos de representación adecuados...Siempre
ha sido importante en nuestra historia quizás porque los modelos que tenemos ya
no son tan pertinentes. Ya Simone de Beauvoir y Virginia Woolf lo demuestran.
Tenemos modelos de representación de nosotras que no sirven. Por un lado, está
esa tradición en la cual nosotras queríamos corregir los modelos dominantes. Pero
mucho más importante, en estos últimos veinte, treinta años, después de la crisis
de la representación humanista dominante, para mí hay que aprender a leer la
realidad de manera lúcida, o sea a hacer cartografías que sean adecuadas. El
problema con el feminismo es entonces que estamos siempre sobre espacios
temporales distintos, con una cabeza en el ochocientos y otra en el novecientos.
Muchas veces no leemos la realidad correctamente, es un problema para todos no
sólo para nosotras, porque la realidad cambia a una velocidad máxima. A veces nos
damos cuenta de que las cosas cambiaron, cuando es demasiado tarde. Con las
biotecnologías sucedió de esa manera, también porque no nos hicieron partícipes,
mantuvieron todo en secreto en los laboratorios lo más que pudieron. Entonces yo
digo siempre: tomemos de Deleuze y de otros los instrumentos de lectura porque
ellos leen la realidad y la leen bien. No leen el feminismo porque no les interesa,
pero eso lo podemos hacer nosotras. Las cartografías del feminismo no son siempre
muy lúcidas, aunque hay lecturas muy válidas. Está Donna Haraway, por ejemplo,
que hace una lectura exacta de las tecnologías, pero hayq ue admitir que,

29
globalmente, nosotras atravesamos una crisis de representación en el interior del
feminismo. Estamos pegadas a varias tradiciones, en realidad en este momento
necesitamos simplemente una gran creatividad. Las tradiciones están muy bien, las
diferencias sexuales están muy bien, pero aquí debemos inventar, porque las cosas
están yendo hacia adelante muy, muy rápidamente. Entonces debemos buscar
esquemas nuevos, tener el coraje de crear nuevas estructuras de lectura, de una
manera o de otra.
La cuestión del estilo para mi es una cuestión de creatividad política y conceptual.
Aquí ya estamos en el post humanismo, vivimos en un mundo que no representa-
mos de manera correcta, porque como feministas sobre todo, pero también como
gente de izquierda, estamos ligados a toda una lectura modernista, humanista. Es
doloroso decir se llevaron mi cuerpo, o sea este idea de sentirse apropiados por este
canibalismo que te saca afuera aquello que conquistaste con tanto sacrificio. Pero
estoy convencida que los cambios no suponen sólo una crisis negativa, sino que
también pueden darnos grandes posibilidades. Debemos trabajar sobre ellas con un
poco de energía y de optimismo, sin ser paranoicas, ni tecnofóbicas, pero sin
instalarnos en la euforia.

— La idea podría resumirse en: o negociás con esta sociedad o desaparecés.


— Yo estoy más que decidida a no desaparecer, pienso que el feminismo debe
seguir adelante y existir. Es cuestión de estilo y de relación entre generaciones y de
entender este cambio fundamental de cómo residir en el cuerpo.

30
Travesías geopolíticas y conceptuales

— Tu propuesta teórica acuña una noción como la de “sujetos nómades”, que


puede interpretarse como una imagen metafórica, aunque la calificás de “ficción
política”. ¿Cuál es la diferencia entre uno y otro alcance de este concepto?
— Hay un efecto metafórico, absolutamente, pero yo no quisiera que funcionara
como metáfora, justamente porque es una metáfora muy peligrosa. Mi relación con
el nomadismo es el resultado de una larga serie de discusiones tanto con la filosofía
europea como con feministas como Haraway, con bell hooks que trabaja sobre las
identidades alternativas. Yo inventé el termino glo-locations, pero los norteameri-
canos hacen identity politics, que es su manera de hacer esta cosa que a mí no me
gusta, pero es su historia. Entonces, jugué mucho con los términos, pensé mucho
sobre cómo llamar esa relación con la location. ¿Por qué retomar el “nomadismo”
de todas las opciones posibles ? En el libro hago una lista, pero estas no son metáforas
son verdaderamente politics of location. Son maneras de poner una etiqueta a tu
posición histórico-geográfica en el espacio y en el tiempo. El nomadismo es para
mí primeramente una relación con cierto tipo de filosofía, la de Deleuze o Nietzsche,
una tradición que es minoritaria en el interior del pensamiento europeo, que está
relacionada con la crítica del eurocentrismo. La filosofía europea es sedentaria, es
colonialista, es imperialista y ha producido una gran parte de los conceptos que
después le han permitido al fascismo tener una ideología. La filosofía jugó un rol muy
importante en estas cuestiones, entonces desde siempre está implicada con el
poder. La filosofía ha sido un discurso de poder, del cual por suerte hoy se ha librado.
Yo no quiero abandonar la filosofía, es en su interior que trabajo.
— El “nomadismo” sería entonces un concepto ligado a las actuales condiciones
geopolíticas del mundo.
— Hay historias políticas muy distintas detrás de cada una de estas terminologías.
Hay pueblos verdaderamente nómades, por eso yo no quiero hacer metáforas, las
considero peligrosas. Los pueblos nómades, como los gitanos o los lapones o
cualquier tipo de población vagabunda e itinerante, como fueron en un principio
los hebreos aunque luego se estabilizaron, tienen en Europa una historia dramática.
Con lo cual el nomadismo implica también esta especie de mancha negra en el
interior de una estructura estatista, una estructura muy fija, que está en el centro del
concepto de nación europea. La nación quiere ciudadanos, no quiere vagabundos.
Entonces existe todo este aspecto más histórico en el cual el vagabundeo, el vagar,
los apátridas, los profugos, los inmigrantes y hoy los refugiados políticos, tienen una
historia dramática que está relacionada completamente, no sólo con toda la historia
del colonialismo y del fascismo, sino también con la descolonización, lo post colonial
y lo que sucede hoy con la globalización. Con lo cual hay una manera de referirse
de manera histórica y también política económica a la dificultad que tiene la
estructura del estado nación europeo para aceptar la globalización como una forma
de vagabundeo a nivel planetario, porque la fuerza trabajo sigue adelante. El flujo
de las inmigraciones en nuestro mundo ya es una cuestión enorme. Tenemos estos
corrimientos de poblaciones, aquí tienen los bolivianos, los peruanos y los
paraguayos pero es siempre la misma cuestión. La gente se mueve, no está más
parada y el trabajo no es más una cosa difusa sino geográficamente concentrada.
Entonces ellos van donde se puede trabajar. Hay toda una manera de hablar,
partiendo de la posición europea de glocalización, pero ¿cómo hace Europa para

31
vivir con este tipo de sujeto nómade? ¿Puede Europa hacer esto? ¿O estamos
condenados a la homogeneidad? Porque si estamos condenados a la homogeneidad,
estamos en problemas. Entonces, en sustancia, estamos condenados al fascismo. Es
una gran discusión en el interior de concepto de Europa sobre cómo hacer de ella
un concepto nómade, no un concepto sedentario sino un concepto flexible, un
concepto que pueda adaptarse a la realidad de hoy. Y yo aquí uso mi lectura de los
orígenes históricos de la Unión Europea para hacer una intervención sobre el
concepto de ciudadanía europea. Por esta fase de la Unión Europea nos hemos
olvidado, una vez más, de las raíces históricas. Se habla de la fortaleza económica,
Oh, la economía!, las compañías, las industrias, pero éste no es el origen de la Unión
Europea, su origen es el castigo que hemos sufrido por parte de los norteamericanos
por producir el fascismo. Nació con el Plan Marshall de ayuda a Europa después de
la segunda guerra. Los norteamericanos prestaron dinero, ayudaron a reconstruir la
industria, pero impidió tener un ejército de grandes dimensiones. Inmediatamente
gestaron la Nato, como verdadera fuerza de ocupación. Las tropas americanas
todavía están allí, de Italia nunca partieron, todavía están allí con sus bases atómicas.
Las culturas europeas tuvimos entonces a los norteamericanos en casa por cincuenta
años, en los que sólo hicieron industrias y acumularon riquezas. Pero hace diez años
se volvió a abrir la cuestión de la identidad cultural. Yo empecé a trabajar con
Bruselas cuando hicieron los primeros programas para definir una identidad cultural
europea porque se reconoció que en esa cuestión los intelectuales podían hacer
algo. Las discusiones fueron enormes, ¿qué era la identidad cultural europea?, ¿cómo
hacemos para preservarla?, ¿cuál es el rol del fascismo, del colonialismo en la
constitución de la identidad europea? Se tiene un Jean Marie LePenn que dice:
“Europa es igualdad, libertad y fraternidad, Europa es el iluminismo”, y nosotros que
decimos: “Europa es Mussolini y Hitler, seis millones de judíos asesinados, colonia-
lismo, etc. Esto es Europa. Entonces, hay una verdadera discusión sobre cómo definir
esta identidad, qué cartografía hacer para poder luego seguir adelante con las
redefiniciones. Para mi es un momento histórico en el cual se puede volver a definir
un concepto de Europa que sea más glocal, pero que tenga en cuenta no sólo las
grandes y bellas historias heroicas, sino también una realidad sanguinaria y terrible
de la cual nosotros debemos ser responsables. Entonces en el término nomadismo
está eso también. Tenemos que poder nomadizar el concepto de Europa, decir que
en el interior de esta Europa se deben encontrar otros espacios porque si no estamos
condenados a una historia atroz, una historia de repetición.

Agradecemos la colaboración de Vana Andreini


en la desgrabación y traducción de esta entrevista

32
La doxa de la diferencia*

Rita Felski*

Según Rodolphe Gasche, discípulo de Derrida, resulta tentador leer la historia


de la Filosofía de la Diferencia como un ejemplo de la progresiva emancipación de
la diferencia de la identidad (1994, 82). El tiempo en el que vivimos esta
inequívocamente inclinado a tal tipo de lectura. Como puntualiza Gasche, la
diferencia reina de manera suprema en los pensamientos críticos, mientras que la
identidad apenas se anima a mostrar su rostro. Enaltecida en la tapa de los libros,
invocada rutinariamente en debates intelectuales, la “diferencia” funciona en sí
misma como un inalcanzable valor, aparentemente irrespetuosa de su referente o
contexto. La diferencia se ha transformado en una doxa, una mágica palabra de
connotación política y teórica con significados redentorios.
El feminismo tiene su propia y particular visión del triunfo de la diferencia sobre
la identidad. Los orígenes del pensamiento feminista son generalmente atribuidos
a figuras tales como Mary Wollstonecraft, que se basó en ideas ilustradas para
protestar contra la subordinación de la mujer. Todavía tales ideales no habían sido
incorporados por el feminismo, sino que simplemente eran máscaras de una lógica
falocéntrica, basada en la tiranía de la identidad. Las feministas de la segunda ola
buscaron, sin embargo, reivindicar lo femenino; la liberación femenina se basa más
en la afirmación de su irreductible diferencia que en la búsqueda de un ilusorio logro
de la igualdad.
Este ideal ginocéntrico, a su vez, ha perdido mucho de su poder, gracias al
surgimiento del postestructuralismo, como así también a las fuertes críticas, los
prejuicios y las exclusiones políticas. Como resultado, nosotras estamos ahora en una
condición posmoderna, donde la diferencia femenina se ha fragmentado en
múltiples diferencias y cualquier apelación a ideas generales o normas sólo puede
considerarse políticamente cuestionable y teóricamente ingenua.
Esta historia ha sido contada en numerosas ocasiones y bajo diferentes registros.
Para algunas es una narración del avance de cómo el feminismo infunde sus
escencialismos y universalismos para lograr un estado de conciencia teórica más
sofisticada. Para otras es la narración de la decadencia, de cómo el feminismo es
arrastrado desde sus verdaderos logros por mortíferas disputas y por el espúreo
prestigio del pensamiento de la avant garde francesa. Muchas investigadoras
feministas están familiarizados con esta historia. Podemos encontrarlo en artículos
de investigación, reproducirlo en nuestras clases, repetirlo en nuestros propios

* La autora es miembro del Departamento de Inglés de la Universidad de Virginia.


Este artículo se publicó en inglés en SIGNS: J OURNAL OF WOMEN IN CULTURE AND SOCIETY,
23, 1, 1997. Su elaboración fue subsidiada por una beca de verano de la
Universidad de Virginia. Quiero agradecer a mis lectoras de SIGNS y a Farzaneh
Milani por su ayuda en la revisión de la versión final.

33
escritos académicos. En realidad ello contiene indudablemente algo de verdad, por
lo menos una descripción de la trayectoria reciente de las principales corrientes
teóricas feministas en las Humanidades. Quiero, sin embargo, aislar por lo menos
parcialmente este relato de la evolución feminista desde la identidad a la diferencia.
Su estructura unidireccional oscurece la simultaneidad e interdependencia actual de
las diferentes posiciones del feminismo. Como toda metanarrativa, además, confun-
de la lógica interna de una serie particular de debates teóricos, generalizándolos. En
otras palabras, los intereses políticos y las necesidades de las mujeres del mundo,
no necesariamente van de la mano con las distintas etapas de la teoría feminista
académica.
Por supuesto, ninguna doxa obtiene siempre aceptación universal, y ha habido
varios desafíos a la preeminencia de la diferencia dentro del feminismo contempo-
ráneo. Ya en 1986, en un artículo que se podía sintetizar simplemente por su título,
“The inestability of the analitycal categories of Feminist Theory”, Sandra Harding
prevenía sobre el hecho de basar al feminismo en una única idea político-filosófica,
argumentando que las ideas ilustradas, las políticas ginocéntricas y las críticas
posmodernas a la identidad forman una trama en la compleja tela del feminismo
contemporáneo. “Nosotras debemos aprender -escribe Harding- a observar las
inestabilidades en sí mismas como valiosos recursos” (664). Chela Sandoval también
critica las taxonomías feministas convencionales como una serie histórica de fases
de desarrollo, defendiendo una subjetividad táctica que puede desplegar diferentes
formas de políticas feministas de acuerdo al contexto (1991). Además, como
desarrollo más adelante, algunas teorías postcoloniales han desafiado la tendencia
actual de la diferencia dentro del feminismo Occidental de atenuar las jerarquías
fundamentales y conflictos entre las mujeres.
Se ha brindado, sin embargo, relativamente poca atención al examen sistemá-
tico de las inconsistencias teóricas y de los evidentes problemas políticos que la
apelación a la diferencia dentro del pensamiento feminista genera. En gran medida,
no se debate la primacía conceptual de la diferencia.
En la medida en que las nociones particulares de la diferencia pueden ser
pasibles de críticas, debido a que reproducen una concepción androcéntrica o
imperialista del Otro, estas críticas asumen solo tácitamente, la existencia de una
“realidad” más auténtica que existe más allá del engañoso señuelo del lenguaje del
opresor. Uno de los propósitos de este artículo es cuestionar tales visiones de
alteridad como la verdad última de la teoría y de la política feministas. Mi propósito
no es polemizar contra la diferencia sino deontologizarla, ofreciendo una redescripción
del carácter de la igualdad y de la diferencia que estan encuadradas en términos más
pragmáticos que metafísicos. Sin embargo, no estoy tan interesada en argumentar
que esos términos constituyen una diferencia, existen elecciones igualmente
válidas para el feminismo (Snitow, 1990) como en mostrar que existen en
condiciones de interdependencia política y filosófica, de modo que en la intensa
búsqueda de la diferencia, parece volver inexorablemente a la obsoleta cuestión de
la igualdad.1

1
McGowan (1991) incluye algunas críticas generales a la idealización y a la
diferencia; Gasche (1994); Taylor y otros (1994). Sypnowich (1993) incluye
valiosas discusiones sobre el feminismo; Collin (1994); Young (1995).

34
Diferencia sexual: ¿la suprema diferencia?

Como señala Michéle Barret, el concepto de diferencia se utiliza de varias


maneras, no siempre compatibles dentro de la teoría feminista. Más comúnmente,
se lo emplea para denotar la diferencia ente las mujeres y los varones, ya sea que
esta diferencia sea considerada filosófica, psicológica o social. Segundo, el concepto
es utilizado para denotar la diferencia entre mujeres, modelada por jerarquías de
clase, de raza, de preferencia sexual, de edad, entre otras. Esta segunda definición
es a menudo utilizada para desafiar los reclamos de la primera: la experiencia de
la diversidad de mujeres reales mitiga la generalidad de los reclamos sobre la
naturaleza de la diferencia femenina. Tercera, la diferencia en su inflexión
derrideana como diffêrance ha sido utilizada por las teóricas feministas para subrayar
la naturaleza inestable y relacional del significado lingüístico y del posicionamiento
de lo femenino como el lugar clave de tal inestabilidad. Por último, el concepto de
diferencia sexual es desplegado por las feministas lacanianas para resaltar la “gran
división” de lo masculino y de lo femenino como una relación psicolingüística
inevitable e inestable que estructura el orden simbólico.
Yo considero en este artículo dos corrientes de influencia dentro del pensa-
miento feminista: las teorías psicoanalíticas de diferencia sexual, desarrolladas
dentro de la filosofía feminista, y el análisis de las diferencias culturales y materiales
entre mujeres dentro de la teoría postcolonial. Estas dos aproximaciones ejemplifican
algunas de las más sofisticadas corrientes actuales de la diferencia dentro de los
escritos feministas. Ambas líneas surgen de un reconocimiento a las limitaciones de
las nociones esencialistas de la experiencia femenina y buscan de distinta manera
redimir la noción de diferencia a través de la radicalización y la extensión de sus
reclamos. Por lo tanto, proveen el punto de partida ideal desde donde explorar las
ramificaciones del concepto de alteridad, de heterogeneidad, y de diferencia dentro
del pensamiento feminista.
La teoría de la diferencia sexual apareció en los Estados Unidos finales de los
’70 como resultado de la difusión de los escritos de las llamadas feministas francesas
(Héléne Cixous, Luce Irigaray y Julia Kristeva). Sin duda, al mismo tiempo que sus
trabajos generaron nuevas perspectivas y puntos de vista en el pensamiento
feminista, fueron también muy criticadas por sus tendencias esencialistas, idealistas
y eurocéntricas (Jones, 1981; Spivak, 1987). En la actualidad, somos testigos del
nacimiento en Europa, Australia, y los Estados Unidos de lo que se podría llamar una
“segunda generación” de teóricas de la diferencia sexual, representada por figuras
tales como Rosi Braidotti, Drucilla Cornell y Elizabeth Grosz. En su gran mayoría,
estas escritoras son más concientes que sus predecesoras de las trampas implicadas
en la teorización de la categoría mujer. Como resultado, buscan legitimar la
diferencia sexual como una categoría fundacional del pensamiento feminista,
mientras que, simultáneamente, la vacían de toda normativa o contenido esencialista.
Consideraré la viabilidad de tal logro en las recientes formulaciones de diferencia
sexual, subrayando tanto sus aspectos políticos como filosóficos. Dado que la
notoriedad actual y el prestigio de esta narrativa deriva de su evidente afiliación a
la “Teoría superior” es importante examinar los argumentos en sus propios términos
y considerar si su despliegue de ideas postestructuralistas es, en realidad, teórica-
mente persuasivo.
Rosi Braidotti, por ejemplo, define los interrogantes fundamentales de la
filosofía feminista de la siguiente manera: “¿Podemos formular la diferencia sin

35
devaluarla? ¿Podemos pensar al Otro no como otro-ajeno sino como una entidad
positiva?” (1991, 177). Braidotti, al igual que sus colegas, prefiere diferencia sexual
a género, porque este último concepto tiene connotaciones mayormente socioló-
gicas debido a que los roles masculino y femenino que se imponen externamente
podrían eventualmente abandonarse en un futuro andrógino. El feminismo de la
diferencia sexual, por el contrario, pone el énfasis en la centralidad estructural de
la división sexual sobre la formación de la cultura humana, disintiendo del orden
simbólico y la minimización de lo femenino proclamados por la soberanía del falo,
excepto como un objeto fantasmal del deseo masculino. El objetivo del feminismo
no es, pues, negar la diferencia (que confirmaría meramente la lógica del
falocentrismo como una igualdad definida masculinamente) sino reestablecer lo
femenino dentro de la diferencia sexual, y generar un imaginario femenino
autónomo más allá de los estereotipos de mujer existentes. (Braidotti, 1994).
El reciente trabajo de Drucilla Cornell ofrece una detallada elucidación de la
teoría de la diferencia sexual. Cornell, como Braidotti, reconoce su afiliación al trabajo
de Lacan y de Derrida, a quienes considera aliados potenciales del feminismo en su
diagnóstico y crítica al falocentrismo. Esta afiliación torna a Cornell sospechosa de
cualquier referencia a una esencia femenina o universal. Dedica un considerable
esfuerzo a refutar los argumentos de las teóricas feministas del derecho, Robin West
y Kathrine MacKinnon, cuya visión de un destino femenino universal rechaza
explícitamente. Pero Cornell, como otras filósofas feministas, también es cautelosa
frente a los desplazamientos entre las mujeres y lo femenino en los escritos de
Derrida y otros teóricos varones, donde lo femenino se transforma en una posición
en el lenguaje disponible a cualquier sexo. Si lo femenino fuera siempre una
metáfora, las mujeres reales tendrían una conexión y una afiliación particularmente
perentoria con ella.
¿Cómo podemos entonces evitar esencializar o desmaterializar a las mujeres?
La solución propuesta por Cornell puede describirse mejor como una teoría formal
de la diferencia sexual que afirma la importancia de lo femenino a la vez que se niega
a darle cualquier contenido sustantivo. Con tal estrategia intenta evitar juzgarla,
definirla y circunscribirla según la quintaesencia falocéntrica. Más bien, lo femenino
es aquello que resiste toda definición y encarna la multiplicidad y la Otredad. No se
compara con la falsa femineidad de los estereotipos de género, pero encarna un
gesto utópico hacia una alternativa imaginaria más allá de las restricciones del
pensamiento patriarcal. “El feminismo -escribe Cornell- exige nada menos que el
desencadenamiento del imaginario femenino, un imaginario hecho posible, paradó-
jicamente, por la falta de sustento de lo femenino en cualquiera de las identificacio-
nes que conocemos e imaginamos como mujer” (1995, 147)
El valor de tal lugar, de acuerdo con Cornell, es que él permite una afirmación
de lo femenino sin la necesidad de esencializar o naturalizar descripciones de mujer
(1993, 57). El modelo psicolingüístico de la diferencia sexual, en su énfasis en la
relación más que en la esencia, puede acomodar más que excluir las complejas
variables de raza, clase y cultura. Entonces, gracias al rechazo a dar cualquier
contenido determinado o normativo a lo femenino, la filósofa feminista desea evitar
la carga de etnocentrismo, argumentando que tal marco puede incluirlas a todas, y
no solamente a algunas mujeres. La diferencia femenina existe fuera de estructuras
binarias del pensamiento patriarcal, incluyendo, paradójicamente, la importante
distinción entre masculino y femenino. Esto no es parte de la totalidad del

36
pensamiento, sino el principio de oposición a él. Lo femenino es simplemente el
signo de una heterogeneidad radical, la marca privilegiada de la diferencia.
Sin embargo, sigo preocupada por ciertas contradicciones dentro del aparente
programa feminista no programático. Su visión de la femineidad autónoma parece
incompatible con el paradigma postetructuralista en el que simultáneamente se
basan las teóricas de la diferencia sexual. Dentro de tal paradigma no puede haber
ruptura entre un existente simbólico masculino y un imaginario femenino, simple-
mente porque cualquier reconocimiento de diferencia presupone necesariamente
un grupo de convenciones, suposiciones, y tradiciones existente contra las cuales
esta singularidad puede reconocerse como lo Otro (Gasche, 1994,2). Por lo tanto,
el deseo de Braidotti no es conceptualizar la diferencia como “otredad” sino como
“Otro positivo”, pero choca con la premisa más básica del pensamiento estructuralista
y postestructuralista, el reconocimiento de que el signo no tiene un significado
positivo inherente, sino que existe solamente a través de su relación diferencial con
otros signos. En otras palabras, resulta difícil ver como una visión casi utópica de la
verdadera autodefinida feminidad puede reconciliarse con un modelo semiótico
que define el significado como fundamentalmente relacional, inestable, e impuro
(donde de existir tal alteridad, por supuesto, constituiría una identidad pura y la
última metafísica de presencia).
Entonces, la concepción del feminismo de Cornell está contextualizada, en su
mayor parte, en términos absolutistas; o las mujeres buscan articular una diferencia
radical más allá de lo ya pensado o permanecemos prisioneras para siempre dentro
de la caja de hierro del falocentrismo. Esta dicotomía se continúa inevitablemente
con las premisas lacanianas en las cuales confía (a pesar de que los lacanianos
ortodoxos podrían indudablemente considerar tal visión de la mujer como alteridad
reconfirmando más que trascendiendo el falocentrismo). Asímismo, la concepción
lacaniana de la historia y de la cultura como fundamentalmente falocéntricas,
homogeiniza importantes diferencias dentro de esa historia, incluyendo las distintas
posiciones y prácticas sociales de las mujeres.2 ¿Fueron, realmente, todas las mujeres
que se comprometieron con actividades culturales a lo largo de la historia (las artistas,
las revolucionarias, las madres, las maestras) nada más que vehículos pasivos del
falocentrismo? Si no fuera así, entonces, el feminismo necesita un marco más elástico
para analizar la complejidad y la variedad de las relaciones femeninas en los
diferentes ejes del poder. Además, si este fuera el caso, como Cornell con frecuencia
deja implícito en sus presentaciones de la cultura como una creación exclusivamen-
te masculina, ¿por qué las feministas contemporáneas deberían ser capaces de
liberarnos a nosotras mismas de la ubicua opresión del pensamiento falocéntrico,
cuando todas las mujeres que las antecedieron en la historia han fallado? ¿Qué
ruptura epistemológica hace que nuestra posición sea mas auténtica que la de ellas?

2
Como Nancy Fraser señala, tal posición confusamente ubica la unidad y la
coherencia entre lo que es realmente una diversa pluralidad de regímenes
discursivos, posición del sujeto, prácticas significantes, esferas públicas, y
significaciones -incluyendo las de femineidad conflictiva y divergente- que no son
seguramente reducibles a “carencia” (1995,165).

37
Cornell defiende la diferencia femenina de una manera apasionada, aún así hay
importantes razones por las que el utopismo ha perdido mucho de su brillo en los
últimos años. La premisa fundamental del pensamiento utópico es un ideal moderno
de autoinvención, de lo absolutamente nuevo que seguirá al momento de la ruptura
de un pasado alienado e inauténtico. Así, esto tiende a desvalorizar las luchas
políticas existentes por superficiales con una preferencia concomitante por los
gestos de gran rechazo (Fraser 1995, 165). La oposición entre revolución (femeni-
na) y reformismo (definido masculinamente) aparece, a menudo, en el trabajo de
las teóricas de la diferencia sexual, incluso en el contexto de las luchas políticas, en
términos tan rígidos y antitéticos que, en los últimos años, han perdido mucho de
su fuerza persuasiva (MacGowan 1991, 154). Estos ideales modernos de autocreación
ex-nihilo son otra instancia de un topos político rara vez reñido con los presupuestos
postestructuralistas, sobre los cuales arrastran ostensiblemente la crítica deconstructiva
de cualquier noción de origen auténtico. Cualquier política de oposición seguramen-
te opera por medio de complejas identificaciones, autorreconocimientos parciales,
y críticos rechazos, donde grupos sociales subordinados negocian sus relaciones
ambivalentes en las representaciones que los definen. Las mujeres son y no son
“mujeres”. La concepción de la feminidad como pura otredad no puede dirigirse a
esta confusa mezcla de tradición e innovación, de recuperación y recreación, de
préstamos del pasado y de imaginación del futuro, que conforman la práctica
feminista.
Además, la anexión de la diferencia como un principio femenino auténtico, con
frecuencia engendra el reclamo contrario: que lo femenino, a su vez, sea entendido
como un símbolo ejemplar de la alteridad. Cornell, por ejemplo, alega que lo
femenino “no es celebrado sólo porque es lo femenino, sino porque representa la
heterogeneidad que socava la lógica de la identidad, significativamente establecida
por el falocentrismo” (1991, 34). En lo que concierne a esto, las teorías de diferencia
sexual, aún si buscan vaciar la femineidad de cualquier contenido sustantivo, con lo
cual se le restan sesgos esencialistas, continúan asumiendo la prioridad de la división
entre lo masculino y lo femenino. Lo femenino sirve como una marca privilegiada
de la diferencia, representando todas las formas de la diversidad que son reprimidas
en las sociedades contemporáneas. Braidotti, por ejemplo, se refiere a la diferencia
entre hombres y mujeres como el prototipo de todas las diferencias 1991, 210)
describiendo al feminismo como el discurso de la modernidad (10).3 Igualar de esta
manera “la diferencia” y “lo femenino”, sin embargo, es evidentemente cuestiona-
ble. Incluye e incorpora múltiples formas de diversidad dentro del contexto de la
diferencia sexual en el preciso momento en que ella reclama el reconocimiento de
su existencia independiente. Como ha sido señalado a menudo (por ejemplo:
Spelman, 1988), solamente ciertas mujeres tienen el placer de percibir la división
ente varón y mujer como una división fundamental, simplemente porque su propia

3
Compárese el alegato de Irigaray de que “la diferencia sexual es una de las
mayores cuestiones filosóficas, si no es en sí mismo la cuestión de nuestra época”.
De acuerdo con Heidegger, “cada época tiene su propia cuestión, y solamente
una, en la que piensa. La diferencia sexual es probablemente la cuestión de nuestra
época, y podría ser nuestra salvación si la pudiéramos dilucidar” (1993, 5).

38
posición (privilegiada) de clase o de raza carece de marca y en consecuencia es
invisible. Centrarse exclusivamente en la categoría de de diferencia sexual,
inevitablemente, encubre las jerarquías entre varón y mujer, sin tener en cuenta si
ello conlleva a un discurso de la identidad política o una teoría postestructuralista.
Algunas teóricas de la diferencia sexual no han sido concientes de tales críticas y han
buscado incorporar discusiones de raza en su trabajo. Cornell, por ejemplo, lee la
obra de Toni Morrison Beloved como una narración diferente del mito de Medea,
aduciendo que la novela dramatiza las notables diferencias entre la maternidad afro-
americana (1991, 195). La sostenida confianza en la teoría lacaniana da por sentadas
numerosas cuestiones sobre la inclusión de la política multicausal de razas en un
contexto psicoanalítico. Retener la ecuación de poder con el falo y de subversión
con lo femenino, un modelo tal sostiene la conveniente ficción de que el poder es
un fenómeno exclusivamente masculino y evita considerar la agencia (agency) y
la complicidad de las mujeres como mujeres en el ejercicio de jerarquías de clase
y de raza.
Además, mientras que las teóricas de la diferencia sexual insisten en las fisuras
y en las contradicciones dentro del feminismo, frecuentemente mantienen una
visión monocromática del privilegio y del poder del falo, con lo cual oscurecen las
relaciones múltiples y conflictivas entre los varones de clases, razas, y sexualidades
diferentes como significantes de la masculinidad. La masculinidad es representada
en nuestra cultura de muchas formas contradictorias. Mientras que el significado
trascendental (Dios y sus diversas significaciones religiosas, políticas, jurídicas) es de
género masculino, esto no significa que todos las varones estén investidos de una
autoridad trascendental. Mientras que las mujeres de color, por ejemplo, han
desafiado el sexismo dentro de sus propias comunidades, ellas son menos proclives
a ver a la masculinidad per se como el enemigo, o aceptar la autoevidente conexión
entre los varones y el poder cultural. De manera similar algunas activistas lesbianas,
especialmente desde la crisis del SIDA y el advenimiento de la teoría queer,
perciben su afiliación con varones gay como igual o más importante que sus
relaciones de parentesco con feministas heterosexuales. Las mujeres pueden tener
razones perfectamente conscientes para elegir identificarse o aliarse con varones
más que con otras mujeres respecto de una cuestión política específica. En lo que
respecta a la ontología de la diferencia sexual presuponen la significación abarcativa
de la distinción varón-mujer, que solo y subsecuentemente se satisface por los
particulares de clase, raza, sexualidad, entre otros, no pueden responder por tal
negativa a priorizar el género excepto en términos de alguna noción de falsa
conciencia o sus equivalentes.

La diferencia como disenso: El feminismo postcolonial

La diferencia sexual y el feminismo llegan a un impás. O bien la diferencia


femenina recibe una definición sustantiva, y por lo tanto es el sujeto de los cargos
de esencialismo, o bien se la celebra como un principio a social de alteridad, y por
lo tanto se la excluye de cualquier contenido político significativo, resultando en la
creación de lo que Laura Donalson denominara “La mujer sin cualidades” (1992,
126). En este momento, desearía volver a la discusión de la perspectiva feminista
en la Teoría Postcolonial para considerar imágenes alternativas de la diferencia.

39
El Feminismo poscolonial es una denominación debatida que sería equívoca-
mente adjudicada a todos los escritores que examino.4 Entiendo poscolonial como
una forma de designar la condición histórica de países recientemente liberados de
la dominación colonial, y a la teoría poscolonial refiriéndose a la compleja dinámica
de formación cultural y de intercambio en un contexto geopolítico dado. Aún dentro
de estos parámetros, sin embargo, el término ha sido criticado por el hecho de
homogeneizar diferencias fundamentales entre culturas nacionales (por ejemplo la
India y Australia), por encubrir las diferencias raciales y las jerarquías dentro de estas
culturas (Australia podría ser postcolonial para los colonos blancos, pero no para los
nativos), y por implicar un claro corte en la transición histórica a la condición
postcolonial que ignora las influencias de Occidente que se producen tanto en lo
cultural y lo económico, como así también en lo político (Frankenberg y Mani, 1993;
McClintock, 1994). Además el visible incremento de estudios postcoloniales como
campo académico ha engendrado sospechas acerca de la facilidad con que las
muestras de alteridad pueden ser mercantilizadas y neutralizadas por las institucio-
nes de Occidente (Spivak, 1989; Chow, 1993). Es claro que postcolonial no fun-
ciona como un rótulo neutral para un campo ya existente, sino que demarca
activamente un proceso particular de inclusión y de exclusión.
Como cualquier término polémico, entonces, puede servir solamente más
como punto inicial que como un punto de llegada, porque las investigaciones y las
necesidades deben combinarse con el análisis coyuntural de los contextos históricos
y geopolíticos específicos (Frankenberg y Mani, 1993). Mi preocupación en este
artículo, sin embargo, no es tanto el valor último de lo postcolonial, como una
descripción de los contextos histórico-empíricos, que el hecho de elucidar las
formas en que el debate dentro del feminismo poscolonial ayuda a cristalizar las
ambigüedades políticas y conceptuales de la diferencia. Aunque estos discursos son
necesariamente heterogéneos, sin embargo, están caracterizados por ciertos
parecidos de familia y estrategias argumentativas recurrentes.
Una de estas estrategias incluye la intensificación y la subsiguiente fragmenta-
ción del concepto de diferencia. Criticando la visión homogénea que las feministas
Occidentales tienen de las mujeres del Tercer Mundo, el feminismo postcolonial
afirma las irreductibles particularidades y las complejas diversidades que caracteri-
zan la vida de mujeres no-Occidentales. Por ejemplo, el influyente artículo de
Chandra Mohanty “Under western Eyes” (1984) examina críticamente la intersec-
ción de teorías feministas sobre la opresión de la mujer con una concepción euro-
americana del Tercer Mundo para mostrar la imagen compuesta de “La Mujer del
Tercer Mundo”. Esta mujer es considerada sexualmente reprimida, atada a las
tradiciones, y sin educación, en explícito contraste con la educada, moderna y
autónoma feminista del Primer Mundo. Las feministas Occidentales se apropian de
la mujer del Tercer Mundo como última prueba de la universalidad del patriarcado
y del sometimiento femenino. Se la describe tanto como parte de una sororidad

4
Quizá la exposición más detallada contra el valor de la teoría postcolonial para
el feminismo ha sido hecha, recientemente, por Carole Boyce Davies (1994, cap.
4). A mi criterio, sin embargo Davies exagera su posición; hay una presencia del
feminismo muchísimo más sustancial de lo que ella aduce en los estudios
postcoloniales.

40
global putativa como por ser una alegoría de una alteridad cultural enigmática e
indiferenciada. Contra tal perspectiva etnocéntrica, Mohanty reclama análisis
específicos contextuados y diferenciados de las formas en que las mujeres son
producidas como un grupo sociopolítico en un lugar histórico y cultural particular.
Tal análisis de la complicada intersección de género con etnia, clase, religión, y otras
numerosas determinantes, inevitablemente socavan la narrativa feminista estable-
cida acerca del poder masculino y de la falta de poder femenino. En este sentido,
la teoría feministas postcoloniales articulan la diferencia apartándose de las concep-
ciones del feminismo Occidental, al complicar y además fragmentar la noción de
alteridad.
El énfasis de Mohanty sobre lo específico y lo local, como opuesto a lo
homogéneo y lo sistematizado, parece mostrar cierto escepticismo en lo que se
refiere a las afirmaciones de largo alcance en la teoría social. En otro contexto, sin
embargo, Mohanty insiste sobre la necesidad de ampliar la perspectiva de la
internacionalización de las economías y de las fuerzas laborales, enfatizando el valor
del análisis internacional e intercultural como una forma de conceptualizar el
proceso sistemático socioeconómico e ideológico en el que las mujeres del Tercer
Mundo están sumergidas (1991, 2). Aquí, busca retener la categoría de “Mujer del
Tercer Mundo” como una forma de demarcar las posibilidades de coalición política
entre mujeres posicionadas de diversos modos, a través de la creación de
“comunidades imaginadas”. Por lo tanto, modifica el énfasis sobre la particularidad
por el reconocimiento del valor del análisis sistemático de las disparidades globales.
En una forma similar, Gayatri Spivak previene de las limitaciones del microanálisis
que subyace a “la meta-narrativa del imperialismo”. (1988, 291), y Rey Chow
cuestiona el actual fetichismo para diferencias culturales, locales y étnicas como
hecho preordenador, dado que la diferencia no puede ser separada, pero se
relaciona fundamentalmente con estructuras de comunicación y dominación más
amplias dentro de las que ocurre (1993, 74; ver también: Trinh 1989).
Esta sospecha respecto de la política feminista Occidental de la diferencia se
expresa con una fuerza y una claridad especiales en el reciente artículo de Ien Ang.
“Como mujer de ascendencia china -escribe Ang- de pronto me encontré a mi misma
en una posición tal en la que podía convertir mi diferencia en capital político e
intelectual, donde las feministas “blancas” me invitaban a levantar mi “voz” qua
mujer no-blanca y hacerme oír” (1995, 57). La política de asimilacion –señala Ang-
ha dado lugar al multiculturalismo. Aún esta en apariencia de benevolente atención
a la multiplicidad de voces refuerza las jerarquías fundamentales entre las mujeres,
en la medida en que el discurso feminista reproduce la lógica del imperialismo
Ocidental en su impensada apropiación de la diferencia del otro. “Se ‘aborda’ la
diferencia absorbiéndola en una comunidad feminista ya existente sin desafiar la
legitimidad natural y el estatus de dicha comunidad como comunidad” (60).
De modo que Ang complica la visión idealizada de las diferencias múltiples para
llamar la atención sobre la brecha real y a menudo profunda que separa a las mujeres.
En en sus palabras, se trata de “la tensión entre la diferencia como diversidad benigna
y la diferencia como conflicto, fractura, desacuerdo” (68). Mientras que la apelación
a una identidad femenina común es cada día más insostenible dentro del feminismo,
el retorno a una política de la diversidad es una alternativa inadecuada, si se ignoran
las desigualdades sistemáticas de las mujeres en el acceso al poder, al conocimiento
y a los recursos materiales. Para Ang, tales desigualdades están fundamentalmente

41
conectadas a la insuperable estructura de la hegemonía Occidental blanca, a la que
define como “la consecuencia sistémica del desarrollo histórico global de los últimos
500 años, de la expansión del capitalismo europeo moderno a través del mundo,
que resultó en la sumisión de todos los “otros” pueblos a su forma de operar, su lógica
económica, política e ideológica” (65).
Dentro del feminismo postcolonial, estos y otros argumentos similares socavan
cualquier visión de la alteridad como subversiva o positiva, al reafirmar las intrincadas
conexiones entre diferencia y jerarquía. Contra el intento de Braidotti de rescatar la
diferencia como “positivamente otra”, insisten en la continua relevancia de la
diferencia como “otro-ajeno”, en la necesidad de análisis comparativos entre grupos
sociales como una forma de elucidar desigualdades de poder, materiales y recursos.
En un nivel epistemológico, además, tal análisis implica la posibilidad de una crítica
sistemática y normativa que trascienda el mero perspectivismo de múltiples puntos
de vista. El diagnóstico de desigualdad supone una norma de la igualdad a la que
se considera deficiente. En este sentido, la igualdad no funciona simplemente co-
mo un concepto “falocéntrico” o “imperialista”, sino más bien como un término
indispensable para poner al descubierto y criticar las patologías del patriarcado y del
imperialismo.
Con referencia a esto, el campo del feminismo postcolonial está marcado por
la tensión actual entre el particular y el universal, entre la “descripción gruesa” de
las prácticas culturales específicas y el análisis macrosistémico de las estructuras
transnacionales de la desigualdad. Mientras que “global” y “local” pueden, en
realidad, constituir marcas permeables e inestables para modalidades culturales que
se influyen unas a otras (Grewal y Kaplan, 1994, 11) hay, sin embargo, significativas
diferencias de énfasis en el trabajo de las escritoras individuales. En general, sin
embargo, el trabajo feminista poscolonial se caracteriza por la negativa a aislar el
género de muchos otros determinantes, incluyendo los de raza, clase, y por un típico
(aunque de ninguna manera universal) énfasis en las estructuras de poder materiales
e institucionales, más que puramente lingüísticas (Mohanty, 1991).
Al mismo tiempo, este compromiso con el análisis de la desigualdad material
a menudo se combina con una crítica decontructiva de la identidad. En contra de las
concepciones nativas de la diferencia y de la autonomía racial y cultural, las teóricas
postcoloniales se inclinan a aducir que tales distinciones no son posibles en una era
de constantes migraciones, de globalización de los media, y de flujo transnacional
de la información. Surge en los colonizados una inevitable contraidentidad que es
moldeada por la experiencia de la colonización. La cultura de los colonizadores
irrevocablemente se altera por el contacto con los nativos. Como resultado, la
concepción de grupos distintos, singulares, internamente homogéneos cede ante
el modelo del métissage, del prestar y del pedir prestado a través de los poros de
las fronteras culturales.
Conceptos tales como hibridez, creolización y métissage, en la medida en que
no sean refutados por los de estudios postcoloniales, me parece que ofrecen la
alternativa más viable a la actual doxa de la diferencia. No tengo particular interés
en la palabra híbrido como tal. Como señala Robert Young (1995), el término
puede, por cierto, estar comprometido por sus conexiones con discursos de la
genética racista del siglo diecinueve y los supuestos de una heterosexualidad
compulsiva. Aún así, como Robert Young también reconoce, el poder y valor del
término reside en el encapsulamiento de la lógica de ambos/y (both/and). “La

42
hibridez, de este modo, hace la diferencia en la igualdad y la igualdad en la diferencia,
pero de una manera en que lo mismo no es más lo mismo, y lo diferente no es más
simplemente lo diferente”, por lo tanto se producen “la diferencia y la igualdad en
una simultaneidad aparentemente imposible” (26).
Tal reformulación me sorprende como un cambio crucial de paradigma. Las
metáforas de hibridación, y otras semejantes, no solamente reconocen las diferen-
cias dentro del sujeto, fracturando y complicando las nociones holísticas de la
identidad, sino que también resaltan las conexiones entre los sujetos al reconocer
sus filiaciones, sus interfecundaciones, sus ecos y sus repeticiones, destituyendo por
lo tanto a la diferencia una posición de absoluto privilegio. En vez de aprobar el
desplazamiento hacia una atomización mayor de la identidad, tales metáforas nos
permiten concebir múltiples ejes de afiliación y diferenciación interconectados. La
afiliación -resaltaría yo- no excluye el disenso, sino que proporciona su precondición
necesaria. Solamente en el contexto de premisas, creencias y vocabularios compar-
tidos el disenso es posible.
Por esta razón, mientras yo coincido en gran medida con el pensamiento de
Ang, no estoy completamente persuadida por su recurrencia a la idea de
inconmensurabilidad para describir la relación entre mujeres de distintas razas. Esta
afirmación surge de la lectura que Ang hace de Madonna como sintomática de la
brecha racial que existente dentro del feminismo. Mientras que muchas feministas
blancas -según Ang- han celebrado en Madonna un símbolo resistido del feminismo
posmoderno, críticas negras están en desacuerdo con el subtexto racista que
subyace a las imágenes en los medios en los que se idealiza la blancura. Ang
comenta: “Lo que vemos ejemplificado aquí es la inconmensurabilidad de dos
conocimientos feministas competentes, dramáticamente expuestos, ante un abis-
mo inzanjable entre la verdad feminista blanca y la negra. No es posible ni un
compromiso armónico ni una negociación consensual.” (1995, 64)
El propio ejemplo de Ang, sin embargo, no garantiza por cierto tan firme
conclusión. De modo que ambas lecturas de Madonna, efectuadas por feministas
blancas y por negras, están moldeadas por la superposición de contextos concep-
tuales y regímenes discursivos (dentro de los cuales términos como identidad,
mismidad, y opresión se convierten en significativos y utilizables), donde ambas
forman parte del “juego de lenguaje” distintivo e históricamente específico de los
Estudios Culturales, que interpreta un fenómeno mediático como Madonna como
emblemático de estructuras y procesos sociales más amplios. Al mismo tiempo, sus
diferentes ubicaciones políticas dan como resultado interpretaciones conflictivas del
potencial de resistencia de este ícono cultural particular.5 Aquí, la relación es con

5
No estoy convencida, además, de que la raza sea necesariamente una cuestión
primaria o relevante en los desacuerdos sobre Madonna, cuyo peso pongo en las
divisiones generacionales y disciplinarias. Mientras que los estudios culturales han
permitido numerosas y diferentes lecturas de Madonna como una sublime
parodista, feministas de otras disciplinas, y particularmente aquellas afiliadas con
el movimiento de los 70s, a menudo son muy criticas con ella, a quien perciben
como una buena compradora, más que destructora, de las concepciones patriar-
cales de belleza femenina.

43
seguridad de complicadas dificultades de superposiciones y desacuerdos, no un
choque de universos discursivos inconmensurables.
Más aún, es precisamente esta dificultad la que hace posibles las críticas, la que
permite los puntos de apoyo para señalar las contradicciones entre los reclamos
feministas de representar a todas las mujeres, y la actual ceguera racial que permite
que algunas feministas blancas, como así también negras, exploren las políticas
raciales de Madonna (Bordo, 1993). La inconmensurabilidad, por contraste, no
permite el desacuerdo, la crítica o la persuasión porque no hay términos comunes
que permitan que un argumento prevalezca sobre otro. Además, es más importante
darse cuenta de que el recurso de la inconmensurabilidad necesariamente trabaja
en ambos sentidos. No solamente consigna el rechazo de las mujeres de color a que
sus intereses políticos sean incluidos en categorías inapropiadas, sino que simultá-
neamente legitima (además de postular como inevitables) la inaccesibilidad de las
mujeres blancas a tal preocupación, las que, por lo tanto, se ven liberadas de
cualquier necesidad de comprometerse con ella. De esta manera, la inconmen-
surabilidad real entre las posiciones de las mujeres blancas y las de color socavaría,
en realidad, el propio argumento de Ang, haciéndolo incomprensible para aquellas
lectoras a las cuales va dirigido.
He leído el argumento de Ang como una intervención estratégica en un debate
específico, una provocación con la intención de sacar a las feministas blancas de sus
arrogantes presunciones sobre el colectivo femenino, más allá de las diferencias
raciales y culturales. Al mismo tiempo que simpatizo con la necesidad de tal
provocación, estoy de acuerdo en que “una unidad idealizada” no es capaz de
proporcionar las bases para el feminismo, pero el giro hacia un modelo de la
inconmensurabilidad me resulta tan contraproducente como teóricamente débil y
políticamente derrotista. Es teóricamente débil porque no reconoce la superposi-
ción de los vocabularios, los marcos teóricos y los supuestos. Es políticamente
derrotista porque rechaza a priori que un discurso actúe e influya sobre otro. Aún

44
así, uno se pregunta ¿es posible la política? Por supuesto Ang está en lo correcto al
señalar las vastas divisiones materiales, culturales y políticas que las mujeres no
pueden superar por simple mandato o buena intención. Sin embargo, su afirmación:
“Nosotras podríamos mejor comenzar de cero y darnos cuenta de que hay mo-
mentos en los que no existe ningún fundamento en común, en los que cualquier
evento comunicativo no sería más que hablar en el vacío” (1995, 60), parece ofrecer
solamente la alternativa del silencio y del separatismo. Es difícil ver como una
convicción a priori de la imposibilidad de la comunicación puede cuadrarse con la
propia crítica de Ang, cuidadosamente enunciada, al feminismo Occidental (¿por
qué preocuparse por tal crítica si su audiencia es incapaz de comprenderla?), o con
el imperativo por las coaliciones políticas y las alianzas en curso entre diferentes
(desiguales) grupos subordinados.
Al mismo tiempo, Ang insiste correctamente en que el intercambio cultural no
se produce sólo en posiciones de igualdad, y que las instancias de préstamo y de
citación están enmarcadas por niveles asimétricos de poder. En este contexto, el
concepto de hibridez se ha visto sujeto a críticas por enfrentar los conflictos
materiales entre colonizadores y colonizados, y negar la agencia (agencia) de los
oprimidos (por ejemplo, Parry, 1987). De acuerdo con mi punto de vista, si bien esta
crítica puede aplicarse al trabajo de escritoras específicas, no se sigue inevitable-
mente de su uso. Para reconocer la fuga cultural y las interconexiones entre culturas
no es necesario negar su lugar asimétrico. Tampoco es necesario afirmar acríticamente
la condición de fragmentación cultural y de desplazamiento geográfico, que a
menudo se vive como algo doloroso más que como liberador, como ha sucedido en
celebraciones contemporáneas de los sujetos nómades. La cuestión es ni idealizar
ni esencializar el hibridismo como una nueva fuente de valor político, como una
palabra clave para lo radicalmente auténtico o subversivo. Es simplemente
reconocer la impureza cultural como un telón histórico ineludible de todas las
batallas contemporáneas -incluyendo aquellas que pueden invocar lemas trivales y
nativistas (nativism) políticamente necesarios- en una cultura global marcada por
profundos procesos en curso de intercambios culturales tanto voluntarios como
involuntarios.
En otras palabras, el tema de la hibridación interrumpe la frecuente asociación
de luchas políticas con la supuesta necesidad de autenticidad cultural, libre de toda
contaminación de la cultura del opresor. De este modo, la reciente teoría
postcolonial a menudo ha hecho hincapié en la política de traducción, como
ejemplo de actos enunciativos de especificidad cultural y temporal.6 Más que
delimitar ciertos conceptos (por ejemplo, modernidad, igualdad, tecnología, lo
humano) como intrínsecamente “Occidentales”, y por lo tanto ligados siempre al
ritmo de una agenda imperialista, las recientes teorías postcoloniales han estado
atentas a las diversas apropiaciones y rearticulaciones de tales términos a lo largo
de varios sitios del globo. Las complejas superposiciones de tradiciones indígenas
y de influencias externas son tales que los discursos que una vez habían estado
vinculados a los colonizadores, cuando fueran adoptados por los colonizados,
adquirieron significados muy diferentes que les permitieron desafiar su propia

6
Apaduray (1992); Gilroy (1993); Bhabha (1994); Grewal y Kaplan (1994);
Loomba (1994).

45
condición. Tal preocupación pragmática con respecto a la utilidad del discurso más
que a su pureza ontológica me parece la base más viable (y esperanzada) para la
política.

Repensando la diferencia

En la sección final de mi artículo, elaboro el contradictorio e impuro estatus de


la diferencia como una categoría filosófica, y su necesaria imbricación con las normas
e ideales que intenta negar. Comenzaré por señalar que la oposición común entre
igualdad y diferencia dentro del pensamiento feminista es, en realidad, una falsa
antítesis (Scott, 1988). Lo opuesto a la igualdad no es la diferencia, sino la desi-
gualdad, un principio al que presumiblemente no adheriría ninguna feminista. De
manera similar, el antónimo de diferencia no es igualdad sino identidad. Así, un
feminismo basado en la diferencia rechaza la lógica de la identidad que subsumiría
a las mujeres dentro de normas definidas por el varón. Sin embargo, no se rechaza
la igualdad, sino que se defiende una mejor comprensión extendida de la igualdad
que simultáneamente respete la diferencia. Cornell, nos remite útilmente a la noción
de equivalencia de Amartia Sen, como una forma de conceptualizar esta concepción
de “iguales diferencias”: ‘“Equivalencia’ significa igual valor, pero no igual valor
debido a la semejanza” (Cornell 1993, 141).
Como tal formulación aduce, la afirmación de la diferencia supone la apelación
tácita a un ideal de igualdad, si no da por resultado la mera aprobación de las
jerarquías existentes. “Equivalencia” incluye tanto la atención a la particularidad
irreductible de ciertas formas de experiencia como un argumento normativo para
precisamente tratar la experiencia. De modo que los ideales ilustrados de la igualdad
no pueden simplemente ser contrastados con un principio inconmensurable de
“diferencia”. Preferentemente, la intensa crítica de tales ideales como carencia
presupone, sí bien implícitamente, una noción de igualdad más expandida y
adecuada, que esté genuínamente abierta a la diversidad. De manera similar,
cualquier defensa de la diferencia y de la especificidad descansa necesariamente
sobre una máxima universal que trasciende los particulares, por ejemplo, que “todas
las diferencias deben ser tratadas con respeto”. Tan pronto como esto se hace
evidente, sin embargo, la norma minimalista no es muy útil. ¿Qué diferencias se
tratan aquí? (¿aquellas de género, de raza, de clase, de sexualidad, de edad, de
inteligencia, de opinión, política o de estilo de vida? ¿Pueden estas diferencias ser
consideradas de igual manera? ¿Se les puede dar a todas, simultáneamente, el mismo
respeto?). Por ejemplo, ¿puede el del Ku Klux Klan desear expresar sus diferencias
políticas respecto de la principal corriente de valores de la cultura de Estados Unidos
y como un grupo racial determinado que tiene sus propias diferencias culturales? La
apelación a la diferencia no transciende sino que involucra al individuo más
profundamente en la problemática, pero inevitable, condición del juicio normativo.
Dos cuestiones distintas salen aquí a la palestra: el reclamo por la significación
de una forma particular de diferencia y el reclamo por su valor. Como puntualiza
Charles Taylor, la defensa de la diferencia no excluye, mas bien presupone, un
horizonte compartido de significado contra el cuál se articula esta defensa. En un
momento dado cualquiera, hay una infinita gama de diferencias en el mundo. La
mera identificación de ciertos rasgos -género, clase, edad, preferencia sexual, origen

46
étnico- como más importantes que otros -el tamaño del zapato o la habilidad para
cantar afinadamente- necesariamente implican una apelación a normas intersub-
jetivas. “Definir yo mismo la forma de encontrar lo que es significativo de mi
diferencia de los demás” (Taylor, 1991, 35-36). Por supuesto, uno no puede
predecir por adelantado qué diferencias importarán. Los movimientos sociales de
los últimos veinte años han versado precisamente sobre cómo expandir el criterio
de qué constituye una “diferencia significativa”. En el futuro, sin duda, estos criterios
cambiarán nuevamente. Sin embargo nunca serán simplemente privados o autóno-
mos, sino que siempre se formarán en relación con estructuras sociales y discursivas
más amplias.
La segunda cuestión se relaciona con el valor de formas particulares de
diferencia. De este modo ciertos ejes de diferenciación podrían ser significativos sin
que valiera la pena su conservación. Un ejemplo podría ser la “diferencia” generada
por la experiencia de una pobreza extrema o del hambre. Alternativamente, alguien
en principio solidario con la diversidad ideológica podría sin embargo impedir la
celebración de la “diferencia” de los racistas o de los misóginos. Las afirmaciones
contemporáneas de la diferencia a menudo presuponen, con curiosa ingenuidad,
que todas las diferencias son necesariamente benévolas y, por lo tanto, merecen
reconocimiento. Aún cuando éste no sea el caso, la diferencia no puede ser un valor
en sí misma, no sólo porque algunas diferencias podrían simplemente carecer de
consecuencias y de interés, como Taylor aduce, pero también porque podrían
resultar realmente peligrosas para la supervivencia de otras formas de vida y
prácticas culturales. Bregar por la apertura a la diversidad, no suprime sino que, por
el contrario, exacerba el problema de formular valores y normas que pueden mediar
entre los reclamos de formas competentes de diferencia. Tales “eventuales
razonamientos” (Butler, 1995) están ineludiblemente sujetos a la revisión en curso;
su estatus es retórico más que ontológico.
De una manera similar, Steven Connor (1992) ha argumentado persuasivamente
que las apelaciones a favor de la diferencia y de la inconmensurabilidad dentro de
la teoría postestructuralista, están atadas, paradójicamente, a normas, valores e
hipótesis universalizables. El hecho de recurrir a la alteridad absoluta es, entonces,
conceptualmente incoherente, sólo porque la igualdad y la diferencia, la identidad
y la no-identidad, y la universalidad y la particularidad se infiltran constantemente,
y contienen a cada uno filosófica y políticamente. Buena parte del pensamiento
postestructuralista permanece aún preso de la oposición, superficial o profunda, que
ve en el discurso de la igualdad un velo ilusorio que oculta la “verdad escondida”
de la diferencia. Incluso, la diferencia no es una afirmación sino una relación, no es
una propiedad inherente sino una distinción engendrada dentro de un contexto
semiótico. Dependiendo del criterio que se use, es claramente posible, en principio,
que entre dos objetos cualquiera del mundo elegidos al azar, pueda haber
similaridades y diferencias entre sí. En otras palabras, no hay realidad en sí misma
que pueda proporcionar la prueba última de significado o de valor de cualesquiera
diferencia o similaridad. Tanto la construcción de lo común entre los sujetos como
la afirmación de sus diferencias constituyen actos retóricos y políticos, gestos de
afiliación y de desafiliación que enfatizan algunas propiedades y obscurecen otras.
Solamente en tales términos contingentes puede afirmarse su valor.
Podría objetarse a este aspecto de mi argumento que continúa reproduciendo,
más que superando, oposiciones filosóficas tradicionales, tales como diferencia-

47
identidad y particularidad-universalidad. Mientras que esta censura se despliega
rutinariamente en las teorías contemporáneas como una forma de desarticular a los
oponentes, su lógica es a menudo sospechosa. Específicamente, con frecuencia se
basa en un error de reconstrucción (que reconoce, por contraste, que el dualismo
no puede ser superado, sino a lo mejor desplazado),7 de las lecturas de Hegel
(Gasché diría des-lecturas), que ven la oposición dialéctica como una lógica tiránica
que conlleva una inevitable sumisión de la diferencia a la identidad.
Aún los intentos feministas de superar el dualismo filosófico, más evidente en
la teoría de la diferencia sexual, han carecido espectacularmente de éxito. Resultan
o bien en una regresión al monismo reductivo (el aislamiento de la diferencia como
una categoría fundamental) o bien en la reproducción del mismo dualismo en un
nivel más abstracto (se niega la oposición femenino / masculino solamente para
reedificarla como una división entre falocentrismo y diferencia femenina). Sugiero
que para el feminismo el problema es menos el dualismo en sí que el modo en que
las oposiciones particulares han sido reificadas como invariable y ontológicamente
engendradas. Este problema puede ser abordado, no reiterando las mismas
oposiciones en un nivel más abstracto, sino, mejor, cuestionando la manera de
generar oposiciones conceptuales y simultáneamente desestabilizándolas para
mostrar su necesaria interdependencia (recuérdese la referencia de Young de hacer
de la diferencia igualdad y de la igualdad diferencia, generando en consecuencia
“diferencia e identidad en una simultaneidad aparentemente imposible”).
En otras palabras, seguramente es posible conceptualizar distinciones duales en
términos de oscilación en curso y conflicto productivo entre distintos términos que
no se resuelven en una síntesis hegeliana. He tratado de discutir la distinción
igualdad-diferencia de tal forma, como un modo de demostrar la necesaria
interdependencia y la compleja superposición de ambos términos. Además, he
cuestionado el supuesto de que el sujeto del feminismo puede ser atado a cualquiera
de los extremos de esta dialéctica, sugiriendo que ciertos grupos particulares dentro
del feminismo pueden aliarse eventualmente entre sí de diversas maneras, y
además, simultáneamente, a cualquiera de los lados de la división igualdad-
diferencia.
De este modo, entra en juego una estrategia doble: la lectura deconstructiva
de la distinción igualdad-diferencia como filosóficamente inestable e internamente
independiente necesita combinarse con un análisis pragmático de la eventual
utilidad política de que grupos específicos de mujeres se asocien a cualesquiera de
los extremos de esa dialéctica. Por ejemplo, algunas razones de la actual focalización
feminista en la diferencia podría incluir a un movimiento de mujeres sin precedentes
en estructuras tradicionalmente masculinas, con el consecuente choque de vocabu-
larios, experiencias, y formas de vida; el impacto del postestructuralismo en el
trabajo intelectual de las Humanidades; y la sostenida crítica a los sesgos exclu-
sionistas del feminismo Occidental. Al mismo tiempo, el status de la diferencia como

7
Se podría expresar este reconocimiento, señalando que cualquier argumento que
exige superar la oposición binaria establece inevitablemente una nueva oposición
entre el pensamiento binario y el que no lo es.

48
categoría fundamental del feminismo continúa siendo radicalmente discutida.
Muchas mujeres son reacias a descartar la igualdad (ya sea legal, educacional o
económica) como passé, como mero reformismo masculinamente definido, dadas
las continuas y notables disparidades existentes en la distribución global del poder
y de los recursos. De acuerdo con Chow, recientes afirmaciones feministas sobre la
autonomía de las mujeres y su poder subversivo derivan de condiciones ideológicas
y materiales especificas, unidas a los logros y los privilegios del feminismo
Occidental, y no pueden generalizarse descuidadamente (1993, 66). El status de
la diferencia se articula diferenciadamente, del mismo modo en que los significados
políticos vinculados a la lucha por la igualdad no siempre son iguales.
En este contexto, concluyo señalando que las categorías que a menudo algunas
teóricas feministas invocan despectivamente (igualdad, razón, historia, moderni-
dad) no son entidades ni estables ni uniformes, sino que se reproducen y cambian
según los contextos específicos de su articulación. Es aquí donde gran parte de la
filosofía feminista, con su precipitada visión de la longue durée de la historia de
Occidente como la historia de un falocentrismo patológico, revela sus limitaciones.
Por ejemplo, relecturas recientes de la Modernidad han apuntado a sus complejida-
des internas y a la singularidas de su tiempo, sosteniendo que ni las mujeres blancas
y ni la gente de color han estado fuera de la Modernidad, pero que han sido
modelados, y a su vez han modelado, su significado político, cultural y filosófico
(Gilroy, 1993; Felsky, 1995). Más que suscribir una concepción metafísica de la
mujer, inmóvil y eternamente otra, el feminismo puede conceptualizar, con más
beneficio, la posición de la mujer en términos de diferencia en la igualdad y de
igualdad en la diferencia, una forma de interferencia en la pureza de tales categorías
que se actualizan de forma variada y contingente. Tal perspectiva permanece más
abierta a las múltiples y variables preocupaciones del feminismo de lo que lo hace
la apelación a la inconmensurabilidad y a la otredad, una otredad que necesariamen-
te deja el reino de lo mismo inalterado.

Traducción de Elena Susana Infantino

49
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52
El Tractado de la divinança
de Lope de Barrientos y el surgimiento
del estereotipo demonizado de la bruja
en la España tardo-medieval

Fabián Alejandro Campagne

Si bien la literatura especializa- me mayoría de los estudios han brujas1. Son muchos menos los aná-
da sobre la caza de brujas en Europa enfocado el problema desde el lisis dedicados al aspecto más abs-
Occidental entre principios del si- punto de vista del contexto social y tracto del problema, es decir, a los
glo XV y mediados del siglo XVII económico en el cual se produje- mecanismos y a los materiales cul-
abunda de manera notable, la enor- ron las persecuciones masivas de turales utilizados por la alta cultura

1
Resultaría interminable una lista de los principales estudios dedicados a la caza de
brujas europea de los siglos XVI y XVII. Pero entre las más importantes
monografías recientes pueden citarse BEHRINGER, Wolfgang, Witchcraft
Persecutions in Bavaria. Popular magic, religious zealotry and reason of
state in early modern Europe, Cambridge University Press, 1997 (1987);
BRIGGS, Robin, Witches and Neighbors. The social and cultural context of
European Witchcraft, Nueva York, Viking, 1996; BARRY, Jonathan; HESTER,
Marianne and ROBERTS, Gareth (eds.), Witchcraft in Early Modern Europe.
Studies in culture and belief, Cambridge, Cambridge University Press, 1996;
ROPER, Lyndal, Oedipus and the Devil: Witchcraft, Sexuality and Religion
in Early Modern Europe, London, Routledge, 1994; ANKARLOO, Bengt and
HENNINGSEN, Gustav (eds.), Early Modern European Witchcraft. Centres
and Peripheries, Oxford, Clarendon Press, 1993; MUCHEMBLED, Robert (dir.),
Magie et Sorcellerie en Europe du Moyen Age à nos jours, Paris, Armand
Colin, 1994. En cuanto a los estudios anteriores, muchos de ellos aún no
superados, merecen recordarse las obras de MACFARLANE, Alan, Witchcraft in
Tudor and Stuart England. A regional and comparative study, Prospect
Heights (Ill.), Waveland Press, Inc., 1991 (edición original en 1970); ERIK
MIDELFORT, H.C., Witch Hunting in Southwestern Germany, 1562-1684.
The Social and Intellectual Foundations, Stanford (Cal.), Stanford University
Press, 1973; MONTER, E.W., Witchcraft in France and Switzerland: The
Borderlands during the Reformation, London and Ithaca, Cornell University
Press, 1976; MUCHEMBLED, Robert, La sorcière au village, XVe-XVIIIe siècle,
Paris, Gallimard/Julliard, 1979; LARNER, Cristina, Enemies of God: The Witch
Hunt in Scotland, Baltimore (Maryland), The John Hopkins Unversity Press,
1981; DEMOS, John Putnam, Entertaining Satan. Witchcraft and the Culture
in Early New England, Nueva York, Oxford University Press, 1983; HENNINGSEN,
Gustav, El abogado de las brujas. Brujería vasca e Inquisición española,
Madrid, Alianza, 1983; LE ROY LADURIE, Emmanuel, La bruja de Jasmin,
Barcelona, Argos Vergara, 1984 (edición original por Seuil, en 1983); SOMAN,
Alfred, Sorcellerie et justice criminelle: Le Parlement de Paris (16e-18
siècles), Aldershot (Hampshire), Variorum, 1994 (recoge estudios varios
publicados en la por Soman a lo largo de la década anterior).

53
teologal del medioevo tardío para mecanismos lógicos y de sus herra- ñol poseen aún una importancia
la construcción del estereotipo mientas textuales3. suplementaria, dadas las peculiari-
satanizado de la bruja sobre el cual Si estos aspectos sobre la cons- dades que adquirió dicho fenóme-
se sustentaría la inédita represión trucción del estereotipo del aque- no represivo en la Península4. Es
posterior2. Son aún menos los aná- larre son esenciales para la com- sabido que la cazas de brujas tuvo
lisis específicos de los discursos prensión del origen de la caza de un caracter localizado y esporádico
demonológicos, de sus peculiares brujas europea, para el caso espa- en España5, con psicosis brujeriles

2
Entre las obras que excepcionalmente se han dedicado al analisis del estereotipo
del sabbat, a los mecanismos de construcción que lo hicieron posible, y al análisis
de los discursos demonológicos merecen mencionarse (al margen de los libros
de Norman Cohn y Carlo Ginzburg citados más adelante), las monografías de
PURKISS, Diana, The Witch in History. Early Modern and Twentieth-Century
Representations, London and New York, Routledge, 1996;; ANKARLOO, Bengt
and HENNINGSEN, Gustav (eds.), op.cit., segunda parte, “Origins of the Witches´
Sabbath”, pp.121-215 (Incluye artículos de Ginzburg, Muchembled, Rowland y
Henningsen). Otra, es.
3
Algunos pocos ejemplos existentes de esta aproximación al tema son la ya clásica
obra colectiva editada por Sidney ANGLO, The Damned Art: Essays in the
Literature of Witchcraft, London, Routledge and Kegan Paul, 1977. Constituye
un aporte notable el muy reciente estudio de Stuart CLARK, Thinking with
Demons. The idea of Witchcraft in Early Modern Europe (Oxford, Clarendon
Press, 1997), obra que intenta comprender la lógica última del discurso demonó-
logico, así como desentrañar aquellos aspectos globales de la cultura que hacían
posible la creencia en el sabbat de las brujas. En Francia destaca un libro reciente
de Sophie HOUDARD, Les sciences du diable. Quatre discours sur la
sorcellerie, Paris, Les éditions du Cerf, 1992. Fernando CERVANTES ha realizado
brillantemente, por su parte, el análisis de discursos demonológicos en alguno
de los capítulos de su The Devil in the New World: The Impact of Diabolism
in New Spain, Yale University Press, 1994 (ver en especial capítulos 1 y 5).
4
Para una visión general puede consultarse LISÓN TOLOSANA, Carmelo, Las
brujas en la historia de España, Madrid, Lavel, 1992.
5
Si en España fueron escasos los procesos, y aún más las condenas capitales, por
acusaciones de brujería en el sentido que dicho crimen adquiría allende los
Pirineos, si abundaron sobremanera procesos contra formas más tradicionales de
hechicería, particularmente magia amatoria o maleficios a distancia, en los cuales
nada tenía que ver la asistencia al sabbat o aquelarre, cfr. CIRAC ESTOPIÑAN,
Sebastián, Los procesos de hechicerías en la Inquisición de Castilla la Nueva
(Tribunales de Toledo y Cuenca), Madrid, CSIC, 1942; CARO BAROJA, Julio,
Vidas Mágicas e Inquisición, Madrid, Istmo, 1992, en particular volumen II;
SÁNCHEZ ORTEGA, Ma.Helena, La mujer y la sexualidad en el Antiguo
Régimen. La perspectiva inquisitorial, Madrid, Akal, 1992, capítulos II y III;
DEDIEU, Jean Pierre, L´administration de la Foi. L´Inquisition de Tolède
(XVI-XVIIIe siècle), Madrid, Casa de Velázquez, 1989, cap.XVI.

54
breves pero intensas que pueden los actos atribuídos a las brujas, cias tempranas puede encontrarse
ubicarse particularmente en regio- negando la realidad de la asistencia en el Tractado de la divinança e
nes como las provincias vascas, al aquelarre y de los vuelos noctur- sus espeçies, que son las espeçies
Navarra, el Alto Aragón o el princi- nos, rechazando la postura contra- de la arte magica, escrito por el
pado de Cataluña6. Pero más nota- ria que comenzaba a triunfar más obispo de Cuenca Lope de Ba-
ble aún es el hecho de que la alta allá de los Pirineos con tratados rrientos, en fecha indeterminada
cultura teologal española demostró como el Formicarius de Johannes entre las cuarta y la quinta décadas
desde muy temprano un persisten- Nider, y el Malleus Maleficarum de del siglo XV8. Si bien se encuentra
te rechazo hacia el estereotipo los dominicos alemanes Enrique ubicada hacia el final del tratado, y
demo-nizado del sabbat de las bru- Institor y Jacobo Sprenger7. posee una extensión relativamen-
jas, adhiriendo entre los siglos XV y Por estas razones, el descubri- te breve, esta quaestio constituye
XVII, con algunas excepciones, a la miento de textos españoles una de las primeras menciones en
línea de interpretación sustentada tempranos que hagan referencia al territorio español de las reuniones
en el antiguo y mítico Canon estereotipo demonizado del sabbat nocturnas de las brujas, a pocos
Episcopi; la élite clerical hispana de las brujas adquiere una impor- años del surgimiento mismo de la
sostuvo así el caracter ilusorio de tancia central. Una de estas eviden- palabra bruxa y de su difusión

6
Cfr. CARO BAROJA, Julio, Las brujas y su mundo, Madrid, Alianza, 1966 (1961),
segunda parte (dedicada a la brujería vasca); GARI LACRUZ, Ángel, “La brujería
en el Alto Aragón en la primera mitad del siglo XVII”, en Brujología. Congreso
de San Sebastián. Ponencias y Comunicaciones, Madrid, Seminarios y
Ediciones S.A., 1975, pp.37-52; IDOATE, Florencio, La brujería en Navarra y
sus documentos, Pamplona, Institución Príncipe de Viana, 1978; MONTER,
William, La otra Inquisición. La Inquisición Española en la corona de
Aragón, Navarra, el país vasco y Sicilia, Barcelona, Crítica, 1992 (original
publicado en 1990 por Cambridge U.P.), cap.XII, pp.301-324; KAMEN, Henry,
The Phoenix and the Flame: Catalonia and the Counter-Reformation, New
Haven and London, Yale University Press, 1993, pp.236-245.
7
Cfr. HENNINGSEN, Gustav, El abogado de las brujas...; KAMEN, Henry, La
Inquisición Española, Barcelona, Crítica, 1988, caps.VIII y especialmente XI
(si bien la edición inglesa original es de 1967, Kamen reescribió por completo
la obra en 1985); FERNÁNDEZ NIETO, Manuel, Proceso de la brujería, Madrid,
Tecnos, 1989; F.NOGUEIRA, Carlos Romero, “A migraçao do Sabbat. A presença
estrangeira das bruxas européias no imaginário ibérico”, en Espacio. Tiempo y
Forma, Serie IV, Historia Moderna, t.V, UNED, 1992, pp.9-30; BETHENCOURT,
Francisco,“Portugal: a Scrupulous Inquisition”, en Bengt ANKARLOO and Gustav
HENNINGSEN (eds.), op.cit., pp.414-421.
8
He trabajado la edición crítica publicada por CUENCA MUÑOZ, Paloma, El
Tractado de la Divinança de Lope de Barrientos. La magia medieval en la
visión de un obispo de Cuenca, Excmo. Ayuntamiento de Cuenca, 1994. El
Tractado de la divinança conforma una tríada de obras, junto con el Tractado
de Caso y Fortuna y el Tractado del dormir et despertar, et del soñar,
dedicadas por el obispo Barrientos a la reprobación de supersticiones.
Del Tractado de la divinança se conservan cuatro códices manuscritos que,
aunque no llevan indicación alguna, se podrían fechar, por razones paleográficas,
a mediados del siglo XV. En tres de los códices, el Tractado de la divinança

55
entre los idiomas ibéricos9; y lo que evidencia que aporta en favor de la italiano Carlos Ginzburg desarrolla
es más importante, la mención del tesis sostenida por autores como in extenso esta tesis,
obispo de Cuenca resulta práctica- Carlo Ginzburg, Mircea Eliade, I benandanti (1966)10 y Storia
mente contemporánea de la elabo- Gustav Henningsen, Claude notturna (1986)11 constituyen la
ración misma del estereotipo del Lecouteux y Wolfgang Behringer, versión más extrema y polémica
sabbat en la región alpina occiden- entre otros. Con matices y énfasis de esta aproximación al problema
tal, así como de primeras descrip- diversos, estos especialistas afir- de la construcción del estereotipo
ciones registradas de dicho fenó- man que la demonización de un satanizado de la bruja moderna. Las
meno, hecho que estaría indicando viejo complejo de creencias cam- afirmaciones que realiza el obispo
una difusión y penetración muy pesinas de origen extático- Lope de Barrientos en las décadas
rápida de esta construcción teolo- chamánico -las cabalgatas en éxta- de 1430-1440, aportan algunos ele-
gal en suelo ibérico. sis y el cortejo nocturno bajo la guía mentos que permiten continuar
Finalmente, un último hecho de una multiforme figura femeni- insistiendo en el hecho de que en
convierte a esta breve referencia na-, habría jugado un papel predo- derminadas circunstancias, la
de Lope de Barrientos en un docu- minante, al menos en los primeros demonización, deformación y con-
mento excepcional para la historia tiempos, en la construcción del siguiente resignificación de prácti-
de los orígenes de la caza de brujas estereotipo demonizado del sabbat. cas y creencias campesinas real-
europea. Me refiero a la nueva Las obras en las que el historiador mente existentes, jugó un rol des-

comparte volumen con otras dos obras del mismo autor, el Tractado de caso
y fortuna y el Tractado de los sueños. Hay un quinto manuscrito, en letra
gótica, pero un riguroso análisis revela que se trata de una copia posterior de fines
del siglo XV. Se conocen otros tres códices, uno del siglo XVI y otras dos copias
realziadas en el siglo XIX. Los tres tratados se conservan en el códice 6401 de
la Biblioteca Nacional de Madrid. En el códice de la biblioteca de El Escorial
(h.III.13) se encuentra reproducido solamente el tercero de los tratados. De
acuerdo con la crítica especializada, la composición de las obras puede datarse
entre 1434 (versión oral) y 1437 (versión escrita), aunque es evidente que el
manuscrito de la BNM no es el original, pues son múltiples los posibles errores
de copia detectados en el mismo (Textos y Concordancias del Tratado de
adivinanza y de magia, edición a cargo de María Isabel MONTOYA, Madison,
1994, p.10, n.2). Otros autores como Paloma CUENCA MUÑOZ se inclinan por
datar la composición de las obras durante los años en los cuales Lope de Barrientos
rigió la diócesis conquense, entre 1445 y 1469. Para Cuenca Muñoz la fecha ante
quem sería 1454 (Cfr CUENCA MUÑOZ, Paloma, op.cit., p.23 y 29).
9
La palabra “bruja”, común a los tres romances hispánicos y a los dialectos gascones
y languedocinos, es según J.Corominas de origen desconocido, seguramente
prerromano. En castellano se halla por primera vez documentada en el Glosario
del Escorial (c.1400). El término aragonés broxa aparece hacia 1396 en el
Ordinario de Barbastro, en tanto que la palabra catalana bruixa puede encontrarse
ya en el siglo XIII. Cfr. COROMINAS, J, Diccionario crítico-etimológico de
la lengua castellana, Gredos, Madrid, 1953, t.I, pp.210-211).
10
GINZBURG, Carlo, I Benandanti. Stregoneria e culti agrari tra cinquecento
e seicento, Turin, Einaudi, 1966.
11
GINZBURG, Carlo, Historia nocturna. Un desciframiento del aquelarre,
Barcelona, Muchnik, 1991.

56
tacado en el surgimiento de la el género humano y sobre la misma de la década de 1420 en la zona de
novedosa imagen del sabbat de las Creación. La manifestación última y los Alpes Occidentales13. No ha
brujas y del vuelo nocturno. más perfecta de esta conjuración sido sencillo arribar a un acuerdo al
demoníaca era el sabbat o aquela- respecto. Una tradición que se ini-
rre, reunión nocturna periódica en cia con las obras del estudioso ale-
I- La cuestión del estereotipo la cual los seguidores de Satán, los mán J.Hansen, a comienzos del
¿cómo nace el sabbat de las brujos y brujas apóstatas de la reli- siglo XX, sostuvo durante décadas
brujas? gión cristiana, rendían culto y ado- que el inicio de la caza de brujas y
raban al enemigo máximo del plan la descripción del primer sabbat
Al margen de la persistencia de salvación divino. Completaba debían remontarse hasta mediados
desde tiempos inmemoriales de la este cuadro de creencias la afirma- del siglo XIV14. Otra obra monu-
creencia en conjuros, maleficios y ción que sostenía que el vuelo mental contemporánea a la de
otros mecanismos mágicos destina- nocturno era el medio que utiliza- Hansen, la Histoire de l´Inquisition
dos a provocar daños a distancia, la ban las brujas para asistir al sabbat. au Moyen Age de Henry Charles
novedad aportada por el estereoti- La confesión de la asistencia a estos Lea (la edición francesa aparece en
po del sabbat de las brujas es la encuentros nocturnos, durante los tres tomos entre 1900 y 1902),
afirmación de la existencia de una procesos judiciales, era el elemen- sostenía en cambio que “la brujería
conjura encabezada por el demo- to clave que permitía condenar a la que vamos a estudiar aquí es una
nio en persona, con el objetivo de pena capital a los acusados de bru- manifestación de la cual no se
realizar todo tipo de actos maléficos jería12. encuentran síntomas antes del si-
y, en última instancia, con el propó- Con estas características pecu- glo XV” 15. Muchos especialistas
sito último de arrebatarle a la divini- liares, las primeras menciones del posteriores se hicieron eco de la
dad judeocristiana el dominio sobre sabbat parecen remontarse a fines posición de Hansen y citaron repe-

12
Una síntesis de los elementos claves que conformaban la imagen del sabbat de
las brujas incluye el vuelo nocturno como medio de traslado hacia el lugar de
reunión; el ungüento que posibilita o facilita dicho traslado; el asesinato de niños;
la presencial real del demonio en la forma de algún animal, paradigmáticamente
un gato, un macho cabrío o un sapo; la adoración del demonio, que incluye el
beso u ósculo infame; el mancillamiento de la hostia, así como otros sacrilegios;
el banquete y el baile; el coito indiscriminado de los asistentes entre sí y con el
demonio; el relato de las maldades que los presentes habían realizado desde el
momento de la finalización del sabbat anterior; y la entrega de polvos y venenos
para continuar realizando actos maléficos luego de acabado el aquelarre que se
estaba desarrollando. Cfr. CAMPAGNE, Fabián A, “El largo viaje al sabbat. La caza
de brujas en la Europa Moderna”, en CASTAÑEGA, Fray Martín de, Tratado de
las supersticiones y hechicerías, Universidad de Buenos Aires, Facultad de
Filosofía y Letras, Colección de libros raros, olvidados y curiosos, 1997, pp.xv.
13
No existen demasiados estudios modernos sobre los juicios y condenas de brujas
más tempranos. Una excepción la constituye el excelente libro de Martine
Ostorero, “Folâtrer avec les démons”. Sabbat et chasse aux sorcières à
Vevey (1448), Lausanne, Université de Lausanne, 1995. Los echos relatados en
esta monografía ocurrieron en el país de Vaud.
14
La obra de J.HANSEN es Quellen und Untersuchungen zur Geschichte des
Hexenwahne und der Hexenverfolgung im Mittelalter, Bonn, 1901.
15
Cfr. LEA, Henry Charles, Histore de l´Inquisition au Moyen Age, Paris,
A.Picard, 1901-1902, v.2, p.589.

57
tidamente las fuentes que aquél conjetural de esta hipótesis, basada aparecería entonces plenamente
transcribe para demostrar la exis- tan sólo en una mención realizada conformado a fines de la tercera
tencia de la creencia en el sabbat en por Johannes Nider en su década del siglo XV en la región
la primera mitad del siglo XIV. En Formicarius, escrito en Basilea alpina occidental18.
particular Julio Caro Baroja, en Las entre 1435 y 1437: uno de los Dos de los estudios más im-
brujas y su mundo (1961), cita informantes de este dominico ale- portantes que los historiadores han
explícitamente la obra del alemán mán le habría asegurado que los dedicado al análisis del origen y
cuando, bajo el título de “El primer actos de brujería eran practicados conformación del estereotipo del
sabbat”, describe los juicios de Ma- en la región de Berna desde hacía aquelarre brujeril son sin dudas Los
ría Georgel y Catalina Delort reali- sesenta años, alusión que permite a demonios familiares de Europa,
zados en Toulouse entre 1330 y Ginzburg inferir la fecha de 1375. de Norman Cohn (1976) y la men-
134016. Norman Cohn rechaza es- Más sólidos resultan los argumen- cionada Historia Nocturna. Un
tas hipótesis en Los demonios fa- tos en favor de una segunda fecha desciframiento del aquelarre, de
miliares de Europa (1976), y tras mencionada por Ginzburg como Carlo Ginzburg (1986)19. Estos tra-
un riguroso análisis demuestra que otra probable primera descripción bajos representan dos enfoques al-
los documentos sobre los que se del estereotipo del sabbat: en 1428 ternativos del problema. La obra de
sustentaba la interpretación de Johann Frund escribe una crónica, Cohn parece partir del supuesto de
Hansen y sus seguidores eran es- en la cual se describen los procesos que detrás de la imagen demonizada
purios17. Carlo Ginzburg sostiene por brujería seguidos en diversos de la bruja de los siglos XVI y XVII
en Storia notturna un punto de pueblos del Delfinado y el Valais, existen una gran cantidad de ele-
vista intermedio entre ambas pos- los cuales habrían conducido a la mentos culturales independientes
turas. Afirma que el estereotipo del hoguera a más de cien personas. que habrían sido fundidos por la alta
sabbat parece haber cristalizado en Los acusados, sometidos a tortura, cultura teologal tardo-medieval en
torno al año 1375 en los Alpes confesaron haber acudido a sus el estereotipo del sabbat20. Algunas
Occidentales. No obstante, el histo- reuniones volando sobre bastones de estas creencias preexistentes
riador italiano reconoce el caracter y escobas. El estereotipo del sabbat serían imágenes literarias presen-

16
CARO BAROJA, Julio, Las brujas y su mundo..., pp.115 y ss.
17
COHN, Norman, Los demonios familiares de Europa, Madrid, Alianza, 1987,
capítulo 7.
18
GINZBURG, Carlo, Historia Nocturna..., pp.68-72.
19
No se trata, ni con mucho, de los únicos libros dedicados al estudio de la
construcción del estereotipo demonizado de la brujería moderna. Nuestra
elección se sustenta sobre el hecho de que representan ejemplos extremos de
las posturas que sustentan. Debemos mencionar otros autores que han realizado
aportes sustanciales al estudio del estereotipo, en particular Edward PETERS, con
su magnífico The magician, the witch and the law, Philadelphia, University of
Pennsylvania Press, 1992 (1978); y Jeffrey Burton Russell, autor del discutido pero
erudito Witchcraft in the Middle Ages, Ithaca and London, Cornell University
Press, 1984 (1972). Peters y Russell han insistido respectivamente en la
importancia que la demonización del mago y del hereje tuvo en la construcción
del estereotipo brujeril. Pero en definitiva sus enfoques se hayan representados
por la obra de Norman Cohn antes mencionada. De los tres trabajos, creo
personalmente que le investigación de Peters es decididamente la más valiosa y
erudita.
20
Cfr. COHN, Norman, op.cit., passim.

58
tes en la literatura latina21, como la Apuleyo26. Otro elemento que ha- constituye la interminable cantidad
feroz strix, mujer-ave devoradora bría contribuido a conformar la nue- de legislación represora desde el
de niños22, o bien las crueles e va imagen de la bruja sabática es la momento mismo de la conforma-
inhumanas hechiceras horacianas, inmemorial creencia en el malefi- ción de los reinos romano-germáni-
como la Canidia de las Sátiras y los cium, omnipresente en Europa tan- cos27; también la magia amatoria de
Épodos23, la Medea senequista24, to en el campo como en la ciudad, características celes-tinescas, de raíz
la todopoderosa Ericto que Lucano entre las clases subalternas como urbana, y que es posible detectar
describe en La Farsalia25, o las entre los grupos dominantes, entre ya en la literatura griega del perío-
hechiceras caníbales que devoran los laicos como entre los clerigos, do alejandrino, como en los Idilios
la nariz del infortunado protago- entre los letrados como entre los de Teócrito28. Finalmente, habrían
nista de El Asno de oro, de illitterati; una prueba de ello lo aportado elementos para la confor-

21
Para algunos estudios recientes sobre la hechicería en la Antigüedad clásica ver
BERNAND, André, Sorciers grecs, Paris, Fayard, 1991; LEVACK, Brian (ed.),
Witchcraft in the Ancient World and the Middle Ages, New York and London,
Garland Publishing Inc., 1992; LUCK, Georg, Arcana Mundi. Magia y Ciencias
Ocultas en el Mundo Griego y Romano, Barcelona, Gredos, 1995 (edición
original en 1985 por la John Hopkins University Press; la obra de Luck trae una
magnífica y completa selección de textos).
22
Pueden verse al respecto la Historia naturalis, de PLINIO (VIII, 22) o bien el
capítulo 134 del Satiricón, de PETRONIO.
23
HORACIO describe a Canidia y a sus feroces compañeras alternativamente con
tono sombrío, en el quinto Épodo, y con tono irreverente y burlón en la VIII
parte del libro primero de las Sátiras. Mientras que en el primer caso realizan
un descarnado sacrficio humano, en el segundo son ahuyentadas por la oportuna
flatulencia de la estatua del dios Priapo, escandalizada por las atrocidades que las
hechiceras realizaban en el cementerio adornado por la escultura. En ambos casos,
las reuniones nocturnas de maléficas hechiceras posee muchos elementos
formales que anticipan el sabbat de las brujas de los siglos XV a XVII.
24
Ver la atemorizada descripción que SÉNECA pone en boca de la nodriza (nvtrix)
de Medea acerca de las actividades de su señora en los versos 670-739, y el propio
conjuro-invocación de Medea en los versos 740-844.
25
La descripción que realiza LUCANO de la reunión que mantienen Pompeyo y su
hijo Sexto con Ericto, poco antes de la batalla con el ejército de César, es una
de las más impactantes narraciones sobre hechicería presentes en la literatura
occidental. Cfr. liber sextus, versos 413-830.
26
Ver los apartados 21 a 30 del segundo capítulo de El Asno de oro.
27
Cfr. HOMET, Raquel, “Cultores de prácticas mágicas en la Castilla Medieval”,
CUADERNOS DE HISTORIA DE ESPAÑA, Buenos Aires 63-64, Universidad de Buenos Aires,
1980, pp.180-182.; GIORDANO, Oronzo, Religiosidad popular en la Alta Edad
Media, Madrid, Gredos, 1983, apéndice documental; SCHMITT, Jean Claude,
Historia de la superstición, Barcelona, Crítica, 1992 (1988), pp.40-45; 47-54.
28
Me refiero al bello Idilio II de TEÓCRITO (principios del siglo III a.C.), en el
cual Simeta, abandonada por su esposo Delfis, procura atraerlo con filtros
amatorios, invocando a la Luna y a Hécate. Para la presencia de este estereotipo
en los inicios de la modernidad ver CARO BAROJA, Julio, “Magia, sexo y estatuto

59
mación de la creencia en la conjura cias la élite clerical se basó en gran como Herodías, o bien a viejas di-
de las brujas la mítica figura del medida en la demonización de un vinidades celtas o incluso pre-
nigromante conjurador de demo- conjunto de mitos campesinos real- indoeuropeas, como Holda, Perchta,
nios29; las leyendas de los pactos mente existentes en el campo eu- Noctiluca, Bensozia, Abundia,
individuales con el demonio, origi- ropeo medieval, los cuales guarda- Richella, Satia, y en el área medite-
nados según parece en la vieja ban semejanzas formales con la rránea Madona Oriente, la Reina de
historia de Teófilo, y encarnados idea de la asamblea nocturna de las Hadas, la Matrona, la Señora
más tarde en la figura paradigmática brujas adoradoras del demonio. De Griega o la Sabia Sibila32. Carlo
del Doctor Fausto30; y finalmente la acuerdo con estos mitos algunos Ginzburg repara por primera vez
crencia en la posesión demoníaca, individuos que poseían señales y en este complejo de creencias cuan-
de importante presencia en el cor- características particulares podían do descubre las actas de los proce-
pus de literatura neotestamentaria31. entrar en estados extáticos que les sos de los benandanti, los cuales
El nuevo estereotipo del sabbat permitían asistir en espíritu a cabal- demuestran cuán vivos se encon-
habría asimilado muchos de éstos gatas nocturnas bajo la guía, la ma- traban aún dichos mitos en la Euro-
elementos, resumiéndolos en una yor parte de las veces, de una pa de fines del siglo XVI. Los
síntesis original. figura femenina. Ésta podía ser en benandanti no sólo cabalgaban en
Carlo Ginzburg sostiene, por ocasiones asimilada a viejas divini- espíritu sino que participaban en
el contrario, que para la construc- dades paganas como Diana, Venus combates en éxtasis para decidir la
ción del nuevo complejo de creen- o Hécate, a figuras bíblicas malditas suerte de las cosechas anuales33.

social (El arquetipo celestinesco)”, en Vidas Mágicas..., tomo I, pp.129-158. Para


la Italia renacentista puede consultarse la obra reciente de RUGGIERO, Guido,
Binding Passions. Tales of Magic, Marriage and Power at the End of the
Renaissance, Nueva York, Oxford University Press, 1996.
29
Etimológicamente la palabra “nigromancia” significaba adivinación mediante la
conjuración de los espíritus de los muertos. Circe, en La Odisea homérica, y la
Bruja de Endor, en el bíblico Primer Libro de Samuel (28,4-25), son los dos
ejemplos más conocidos de este sentido primigenio del término. Sin embargo, el
significado más común que se daba al término en la Baja Edad Media era el de
conjuración de demonios y no de el de conjuración de muertos. Con esta
connotación utilizamos el término en el texto de este artículo (Cfr. KIECKHEFER,
Richard, La magia en la Edad Media, Barcelona, Crítica, 1992, p.164).
30
Para una atinada selección documental sobre la difusión del tema del pacto con
el demonio en la Edad Media ver CARDINI, Franco, Magia, brujería y
superstición en el Occidente Medieval, Barcelona, Península, 1982 (1979),
pp.180-188.
31
Algunos estudios importantes para el estudio de la posesión demoníaca en los
siglos de la modernidad clásica son MANDROU, Robert, Magistrats et sorciers
en France au XVIIe siècle, Paris, Plon, 1967, cap.IV; DE CERTEAU, Michel (ed.),
La possession de Loudun, Paris, Gallimard, 1990 (1970) (se trata de una
selección de fuentes en torno al célebre proceso que costara la vida al sacerdote
Urbano Grandier en la década de 1630); LISÓN TOLOSANA, Carmelo, De-
monios y exorcismos en los siglos de Oro, Madrid, Akal, 1990, caps.II y V.
32
GINZBURG, Carlo, Historia nocturna..., segunda parte, capítulos I a IV.
33
Cfr. GINZBURG, Carlo, I Benan-danti..., caps. I y II.

60
Una descripción clásica de la órdenes de la diosa como a las de Mientras que los viajes en éx-
creencia en la cabalgata nocturna y una patrona y ser convocadas a su tasis tras divinidades femeninas se
en las damas de la noche se halla en servicio en determinadas noches” 34. hallan circunscriptos a Francia, nor-
el Canon Episcopi, texto que pare- te de Italia, Sicilia, la región renana
ce remontarse al siglo IX, y que es En el siglo XII, Juan de Salisbury y Escocia, la creencia en los comba-
uno de los más importantes docu- realiza en su Policraticus otra des- tes nocturnos se encuentra mucho
mentos relacionados con la caza de cripción clásica de esta creencia: más extendida. Junto a los benan-
brujas. Este texto describe los es- danti, también realizan batallas en
fuerzos que las autoridades ecle- “Como es lo que algunos afirman, espíritu por la fertilidad los mazzeri
siásticas realizaban para desterrar la acerca de cierta figura nocturna, de Córcega, los kresniki de la re-
creencia en los cortejos nocturnos ya sea Herodias o la Señora presi- gión balcánica, los taltosok húnga-
en éxtasis. Afirma el Canon: denta de la noche: que convocaba ros, los burkudzauta de Osetia, los
reuniones y asambleas nocturnas, licántropos de Livonia, y los cha-
“No se debe olvidar el hecho de que que se celebraban banquetes, que se manes lapones. Ginzburg adelanta
algunas mugeres degeneradas (...) ejercitaban diversas clases de ritos, y en Historia Nocturna que el pro-
creen y declaran andar a caballo de que unos por sus hechos, eran bable origen común de estos mitos
algunas bestias junto a una innume- llevados al suplicio y otros eran y ritos debe remontarse a los éx-
rable multitud de otras mujeres sublimados a la gloria. Los niños tasis propios del chamanismo
durante horas nocturnas, en eran entregados a los monstruos, que euroasiático36.
compañía de Diana, diosa de los unas veces los partían en pedazos y Semejantes a los grupos de
paganos; atravesar en el silencio y los devoraban ávidamente, y otras, combatientes en éxtasis son los
en la oscuridad de la noche vastas por la misericordia de la presidenta, grupos de jóvenes disfrazados con
regiones de la tierra y obedecer a las eran devueltos a sus cunas” 35. máscaras de animales: los regos de

34
“Illud etiam non omittendum, quod quaedam sceleratea mulieres, retro post
Satanam converseae, daemonum illusionibus et phantasmatibus seductae, credunt
se ac profitenur nocturnis horis cum Diana paganorum dea vel “cum Herodiade”
et innumera multitudine mulierum equitare super quasdam bestias et multa
terrarum spatia in tempestate noctis silentio pertransire, ejusque jussionibus velut
dominae obedire, et certis noctibus ad ejus servitium evocari” (Citado por CARO
BAROJA, Julio, Las brujas y su mundo... p.30, n.7). El texto castellano lo extraigo
de la traducción que la Cátedra de Historia Moderna de la Universidad de Buenos
Aires realizara del original citado por HANSEN,J., op.cit...., pp.38-39. Cfr. Brujas
e Inquisidores. Historia Moderna. Series Documentales 28, Universidad de
Buenos Aires, Fa-cultad de Filosofía y Letras, 1988, pp.3-4.
35
“Quale est quod Noctilucam quandam vel Herodiadem, vel praesidem noctis
afferunt convocare, varia celebrari convivia, ministeriorum species divrsis
occupationibus exerceri et nunc istos ad poenam trahi pro meritis, nunc illos ad
gloriam sublimari. Praeterea infantes exponi lamiis, et nunc frustatim discerptos,
edaci ingluvie in ventrem traiectos congeri, nunc praesidentis miseratione
reiectos in cuna reponi” (Citado por CARO BAROJA, Julio, Las brujas y su
mundo..., p.331, n.19). El texto castellano lo extraigo de Juan de SALISBURY,
Policraticus, edición preparada por LADERO, Miguel Angel, Madrid, Editora
Nacional, 1984, libro II, capítulo 17, pp.179-180.
36
GINZBURG, Carlo, Historia nocturna..., tercera parte, caps. I y II. Ver también
al respecto el clásico de ELIADE, Mircea, El chamanismo y las técnicas
arcaicas del éxtasis, México, FCE, 1992 (1951), pp. 21-27.

61
Hungría, los eskari de la Bulgaria ción Española en Sicilia, el historia- varios animales, con el objetivo de
macedónica, los surovaskari de dor dinamarqués descubrió la ex- luchar en éxtasis contra táltosok de
Bulgaria oriental, los koljadanti de tendida creencia en las donne di otros países39.
Ucrania, y particularmente los fuori entre el campesinado de la Finalmente el alemán Wolf-
calusari de Rumania. Éstos últimos isla de los siglos XVI y XVII. Estas gang Behringer, basándose en el
son estudiados en profundidad por “damas de afuera” eran sanadoras más extraordinario descubrimiento
Mircea Eliade, quien en un artículo carismáticas que por las noches de archivo desde el Menochio de
publicado en 1975 recoge con en- participaban en espíritu en asam- Carlo Ginzburg40, ha dedicado una
tusiasmo las hipótesis sugeridas por bleas nocturnas presididas por la monografía completa a la extraña
Ginzburg en I benandanti 37. Los Reina de las Hadas. Lo que resulta figura de Conrad Stoeckhlin, que-
calusari eran un grupo de bailari- más sorprendente es que, al igual mado por brujo en Oberstdorf, en
nes que constituían una sociedad que los calusari rumanos, la espe- el sudeste alemán, en 1586. Este
encargada de desarrollar rituales cialidad de estas donne di fuori era pastor afirmaba formar parte de la
coreográficos de características la cura de las enfermedades provo- Nachtschar, los Fantasmas de la
catárticas, capaces de curar diver- cadas por las hadas38. Noche, una forma de cabalgata en
sas enfermedades. Pero es sorpren- Por su parte, el historiador éxtasis, en la cual, bajo la guía de un
dente que la patrona de esta socie- húngaro Gabor Klaniczay observa ángel vestido de blanco y adornado
dad fuera la “Reina de las Hadas”, en los táltosok húngaros similitu- con una cruz roja sobre su frente,
Doamna Zinelor, la metamorfosis des con los benandanti: nacían con viajaba a lugares lejanos, alcanzan-
rumana de Diana. dientes, y podían descubrir tesoros do el Purgatorio y aún el mismo
Gustav Henningsen agregó ocultos, predecir el futuro y curar Paraíso. Stoeckhlin afirmaba que
recientemente nuevos elementos enfermedades, aunque su activi- existían otras dos clases de cabalga-
a los proporcionados por Ginzburg dad más notable era el vuelo del tas: en una de ellas, los muertos
y Eliade. Entre los documentos re- alma, que abandonaba el cuerpo eran guiados hacia su morada (die
lativos a la actuación de la Inquisi- en trance y tomaba la forma de Rechte Fahrt); la tercera era la ca-

37
ELIADE, Mircea, “Algunas observaciones sobre la brujería europea”, en Ocultis-
mo, brujería y modas culturales, Buenos Aires, Marymar, 1977, pp.126-132.
38
Cfr. HENNINGSEN, Gustav, “The Ladies from Outside: An Archaic Pattern of the
Witches´ Sabbath”, en ANKARLOO, Bengt and HENNINGSEN, Gustav (eds.),
op.cit., pp.195-202.
39
Cfr. KLANICZAY, Gabor, “Hungary: The accusations and the Universe of Popular
Magic”, en ibid., pp. 244-247. Para los elementos chamanisticos presentes en la
brujería centro-europea puede verse también del mismo autor: The Uses of
Supernatural Power: The Transformation of Populer Religions in Medie-
val and Early-Modern Europe, Princeton (NJ), Princeton University Press,
1990. Junto con Klaniczay, la otra gran investigadora de las creencias populares
en el centro y el este europeos es Eva POCS (Cfr. Between the Living and the
Dead: A Perspective on Witches and Seers in the Early Modern Age, Central
European University Press, 1998).
Me refiero obviamente al muy difundido estudio El queso y los gusanos. El
cosmos, según un molinero del siglo XVI, Barcelona, Muchnik, 1981 (La
edición original por Einaudi data de 1976).
40
BEHRINGER, Wolfgang, Shaman of Oberstdorf: Conrad Stoeckhlin and the
Phantoms of the Night, Charlottesville, University Press of Virginia, 1998,
pp.92-93.

62
balgata de las brujas, sobre la cual el de la demonización de estas asam- birse la demonización de la creen-
pastor desconocía todo, pues nun- bleas nocturnas en éxtasis, las cua- cia de las cabalgatas nocturnas. No
ca había participado en ninguna de les, a causa de la presión de jueces obstante existen algunos indicios
ellas41. e inquisidores, pasaron a convertir- sugestivos. En las primeras décadas
A los elementos aportados por se en reuniones reales, y cuya pre- del siglo XI Burcardo, obispo de
la historia general y por la historia sidencia derivó de la misteriosa Worms, recoge en sus Dec-retales
de las religiones, pueden agregarse figura femenina a la del demonio parte del contenido del Canon
los descubrimientos filológicos y de en persona. Existen algunos casos Episcopi, pero ensaya algunas va-
crítica textual realizados por Claude que así lo demuestran. En los juicios riantes que apuntan a una demo-
Lecouteux., especialista de las lite- de los benandanti friulanos, así nización temprana de la creencia:
raturas germano-escandinavas me- como en el proceso de Conrad
dievales. Para Lecouteux, las creen- Stöckhlin y los Fantasmas de la “¿ Has creído que hay alguna mujer
cias en hadas, brujas y hombres- Noche, puede seguirse con clari- capaz de hacer lo que ciertas
lobo no son sino disfraces y mani- dad esta presión inquisitorial ten- mujeres, engañadas por el diablo,
festaciones del mismo complejo diente a obligar a los propios acusa- afirman tener que hacer por
mítico-religioso: la creencia en el dos a reconocer el caracter demo- necesidad y como por una orden
Doble, en el otro-yo psiquico, níaco de sus cortejos y batallas impuesta, a saber, que en medio de
guardian tutelar que acompaña al nocturnas43. De la misma manera, un tropel de diablos transformados
hombre durante toda su vida; o en los inquisidores del Santo Oficio en mujeres, que la ignorancia
el otro-yo físico, que puede esca- siciliano demonizaron a las donne popular llama Holda, en determina-
par del cuerpo durante el sueño di fuori, aunque el escepticismo das noches deben cabalgar sobre
bajo forma humana o animal. Pero propio de dicho tribunal evitó el ciertos animales ?” 44.
lo esencial del aporte del erudito inicio de una caza de brujas como
francés consiste en que sostiene ocurrió en los dos casos antes men- El juicio realizado en Milán en
con firmeza que la raíz en la creen- cionados. 1380 contra Sibilia Zanni y Pierina
cia del Doble se halla estrecha- No resulta sencillo, en cambio, de Bugatis, verdaderas benandanti
mente ligada a las concepciones encontrar testimonios más tem- del siglo XIV, es otro ejemplo de la
chamanísticas del alma42. pranos, cercanos en el tiempo a las manipulación que estas creencias
La creación del estereotipo del primeras menciones del sabbat podían sufrir a manos de los jueces
sabbat de las brujas habría partido brujeril, en los cuales pueda perci- eclesiásticos. Cuando en el texto

41
Cfr.LECOUTEUX, Claude, Fées, Sorcières et Loups-garous au Moyen Age.
Histoire du Double, Paris, Imago, 1992, p.17.
42
Cfr. GINZBURG, Carlo, I Benandanti..., cap.IV; BEHRINGER, Wolfgang,
Shaman of Oberstdorf..., capítulo 14 y siguientes..
43
“Credisti, ut aliqua foemina sit, quae hoc facere possit, quod quaedam a diabolo
deceptae, se affirmant necessario et ex praecepto facere debere, id est, cum
daemonum turba in similitudinem mulierum transformatam, quam vulgaris stultitia
Holdam vocat, certis noctibus equitare debere super quasdam bestias, et in eorum
se consortio annumeratum esse?” (Citado por CARO BAROJA, Julio, op.cit.,
p.330, n.14). La cita castellana del texto fue extraída de GIORDANO, Oronzo,
op.cit., p.268.
44
PACCAGNINI, Ermanno, “In materia de stregharie”, en FARINELLE, Giuseppe y
PACCAGNINI, Ermanno, Proceso per stregoneria a Caterina de Medici, Milan,
Rusconi, 1989, pp.26-27 (No se trata, como es obvio, de la reina de Francia, sino
de una campesina condenada a la hoguera en Milán a comienzos del siglo XVII).

63
del proceso se menciona textual- los cargos de confesor del rey cas- ca comienza a desarrollar las formas
mente la declaración de las acusa- tellano Juan II y fue preceptor del particulares de las prácticas magico-
das, se respetan los términos utili- príncipe heredero. En 1434 recibió adivinatorias. Así, luego de las orda-
zadas por éstas, en particular la el delicado encargo de expurgar la lías, el arte notoria y la astrología,
mención de Madonna Oriente, la biblioteca del mítico Enrique de arriba finalmente al tratamiento de
figura que presidía sus reuniones Villena, parte de cuyas obras orde- las bruxas.
nocturnas; pero cuando el inquisi- nó quemar. Cuatro años después La probable fecha de redac-
dor es quien reseña las declaracio- ocupó el obispado de Segovia. En ción del tratado, en las décadas de
nes de las dos mujeres, se refiere a 1441 fue trasladado a la sede 1440-1450, pone de manifiesto la
la diosa utilizando los apelativos de abulense, y en 1445 recaló final- cercanía temporal con las primeras
Diana o Herodías, que son los nom- mente en la ciudad de Cuenca. menciones del sabbat de las brujas
bres dados por el Canon Episcopi o Apartado de la corte tras la muerte registradas en los Alpes Occidenta-
por el Corrector de Burcardo de de Juan II en 1454, continuó reali- les a finales de la década de 1420.
Worms45. zando tareas pastorales. Muere fi- Vamos a desarrollar a conti-
En el próximo apartado inten- nalmente en 1469, mientras ocu- nuación los dos aspectos más im-
taremos demostrar que el Tractado paba la prelatura conquense46. portantes sobre los que puede agre-
de la divinança de Lope de El Tractado de la divinança gar información este breve pero
Barrientos constituye una nueva de Lope de Barrientos, conforma sugestivo párrafo dedicado por
prueba, hasta ahora ignorada, de la una trilogía de obras antisupers- Lope de Barrientos a la brujería
posible importancia que la creencia ticiosas, integrada también por el moderna: a) la demonización del
en la cabalgata nocturna tuvo en el Tractado de los sueños, y por el cortejo nocturno de Diana; b) la
origen y conformación de la ima- Tractado de Caso y Fortuna, escri- defensa temprana de la tradición
gen del sabbat de las brujas, imagen tos los tres aparentemente con del Canon Episcopi que postula el
que justificó la persecución de los posterioridad a 1445. Con estas caracter imaginario de los hechos
dos siglos y medio posteriores. obras redactadas en lengua vulgar, atribuídos al demonio y a las brujas.
Barrientos funda en gran medida el
género de los manuales de repro-
II- Las bruxas en el tratado de bación de supersticiones, que ten- a) La demonización de las ca-
Lope de Barrientos dría luego en España un importan- balgatas en éxtasis
te desarrollo47.
El dominico Lope de Barrien- Luego de haber discutido di- Lo temprano del texto refuerza
tos, nacido en 1382, realizó estu- versos problemas teológico-mora- la idea de extrañeza que demuestra
dios en Salamanca, casa de estudios les, entre ellos Si ay adevinança o Barrientos cuando debe opinar so-
en la que ejerció como catedrático non, D´onde ovo nasçimiento el bre esta nueva forma de supersti-
de Teología. Grandes éxitos ja- arte magica, o Si es pecado usar ción, hacia el final mismo del trata-
lonaron su carrera política. Ocupó de la divinança, el obispo de Cuen- do. Que para el obispo las bruxas

45
Todos los datos sobre Lope de Barrientos fueron obtenidos del estudio
introductorio de Paloma CUENCA MUÑOZ a la edición del Tractado de la
divinança, op.cit., pp.11-26.
46
Cfr. CAMPAGNE, Fabián, Convergencia y aculturación en la España del siglo
XVI. Una aproximación a partir de los tratados de reprobación de
supersticiones, tesis de licenciatura inédita, Universidad de Buenos Aires,
Facultad de Filosofía y Letras, mayo-noviembre de 1994, cap.2.
47
BARRIENTOS, Lope de, Tractado de la divinança..., op.cit., p.188. De aquí
en más cito TD, y el número de página.

64
conformaban un fenómeno nuevo tra en el hecho, ausente en el texto “ca todo cuerpo naturalmente
se desprende claramente del título de Burcardo de la primera mitad fablando tiene tres dimensiones que
mismo de la respuesta a la quaestio del siglo XI, que a las seguidoras de son luengo, e ancho e fondo, las
XIX: “conviene saber, que cosa es Diana se las califica por vez prime- quales tan grandes commo ellas son,
esto que se dize que ay unas mu- ra claramente con el calificativo de tan grande espaçio e lugar han
geres que se llaman bruxas”48. La bruja, y ya no solamente como neçessario para entrar e passar,
segunda parte del título de este meras “engañadas por el diablo” (a segunt lo qual imposible es que
apartado demuestra a su vez como diabolo deceptae), de acuerdo con puedan entrar por los resquicios” 50.
este novedoso calificativo de bruxa la expresión utilizada por el Co-
se aplica a las seguidoras de Diana rrector del obispo de Worms Pero el hecho que diferencia
esta argumentación de todas las
en su cortejo nocturno en éxtasis: (cfr.supra).
abundantes reprobaciones anterio-
En el segundo párrafo de la
res de la creencia en la cabalgata en
“...bruxas las quales creen e dizen respuesta a la cuestión decimo-
éxtasis, es que el obispo de Cuenca
que de noche andan con Diana, novena, Lope de Barrientos intenta vuelve a aplicar el apelativo de
deesa de los paganos, con muchas refutar con argumentos teológicos bruxas a quienes se decía seguido-
mugeres cavalgando en bestias e la afirmación que sostenía la posibi- ras de Diana y su cortejo:
andando e pasando por muchas lidad del alma humana de abando-
tierras e logares, e que pueden nar el cuerpo a voluntad y retornar “E fablando naturalmente, todo
aprovechar e dañar a las cria- a él con igual facilidad; con argu- onbre que seso e juyzio tenga, deve
turas” 49. mentos físicos extraídos de la filo- considerar si aquellas bruxas que se
sofía natural, por otra parte, el obis- dizen andar por lugares innumera-
La circunstancia novedosa en po rechaza la posibilidad aún más bles, en entrar en las casas por los
el proceso de demonización de disparatada de que los cuerpos resquiçios, dexan los cuerpos
estas prácticas extáticas se encuen- pudieran entrar en las casas por quando van en los tales actos, o
resquicios o pequeñas aberturas: lievan consigo los cuerpos” 51.

48
Ibid., p.188.
49
Ibid, p.188.
50
Ibid., p.188.
51
El texto latino de la Summa de Raimundo citado por Barrientos afirma (de acuerdo
con la cita que Paloma Cuenca Muñoz realiza del manuscrito 7/11829 de la
Biblioteca Nacional de Madrid): “Quid de quibusdam sceleratis mulieribus quae
credunt se, et prositentur cum diana de paganorum nocturnis horis, vel cum
herodiade, vel cum innumerata multitudine mulierum equitare super quasdam
bestias, et multarum terrarum spatia intem pestae noctis silentio pertransire,
eiusque iusionibus obedire, velut dianae, et certis noctibus ad eius servitium
evocari asserunt, etiam ab illis aliquas creaturas in melius, vel in deterius posse
immutari, aut in aliam speciem. Vel similitudinem transformari. De his dicit
concilium aquiense, quod non a divino spiritu, sed maligno talia phantasma
mentibus fidelium irrogantur: diabolus enim, cum animam alicuius per talem
crudelitatem subiugaverit sibi, transformans se in diversarum personarum species,
atque similitudines, et mentem, quam captivam tenet, multipliciter deludit, nec
debet aliquis, vel aliqua in tantam venire stultitiam, ut credant haec omnia, quae
in somnis, et spiritu tantum fiunt, etiam in corpore accidere cum etiam Paulus non
audeat afferere, quod fuerit raptus in corpore: quicumque ergo talia crediderit,
vel asserverit, proculdubio infidelis est et pagano deterior. 26. q. 5. Episcopi”
(CUENCA MUÑOZ, Paloma, op.cit., p.219).

65
La relación entre la demoni- en la década de 1440 por Lope de bablemente en el ámbito de la
zación del cortejo de Diana y la Barrientos, proporcionando de esa tradición oral, por cuanto el título
construcción del estereotipo del manera una descripción novedosa de la decimonovena question, “que
sabbat se confirma también por la del fenómeno, ausente en sus refe- es esto que se dize...”, así podría
utilización que realiza Lope de rentes textuales más inmediatos, darlo a entender.
Barrientos de las citas de autoridad como eran el Canon Episcopi, el El Tractado de la divinança
y por el manejo textual que realiza Corrector de Burcardo de Worms, presenta así una sorprendente con-
de las fuentes a las que recurre. La el Policraticus de Juan de Salisbury, firmación de la relación inicial entre
única obra citada de manera explí- y la Summa de Raimundo de el rito extático de los cortejos de
cita por Barrientos es la Summa de Peñafort, entre otros. Diana y la nueva imagen demo-
poenitentia, de Raimundo de Se plantea así un complejo
nizada de la bruja. Como puede
Peñafort (m.1275). En el libro I de problema histórico, la dilucidación
apreciarse, en la obra de Barrientos
su tratado, Raimundo reprueba la de cuáles fueron las fuentes que
se asiste a un momento temprano
creencia en las reuniones nocturnas impulsaron a Barrientos a calificar
de la construcción del novedoso
en espíritu,. y reproduce fielmente con este novedoso apelativo de
un fragmento del Canon Episcopi, bruxa a estas mujeres a quienes estereotipo, en tanto aún no existe
la fuente obligada para el trata- los textos canónicos jamás habían en él una clara noción del sabbat
miento de estas cuestiones desde denominado con ningún calificati- como conjura diabólica. No obstan-
hacía más de cuatrocientos años. vo similar durante los siglos anterio- te, las condiciones estaban dadas
No obstante, en el texto de res. Sería también importante de- para una sencilla transformación de
Raimundo de Peñafort las mujeres terminar el caracter de dichas fuen- Diana en el demonio, y de las
que afirmaban participar del corte- tes contemporáneas, indudable- cabalgatas nocturnas en los
jo nocturno sólo son calificadas mente de producción reciente; si aquelarres brujeriles53. Mientras que
como sceleratis mulieribus 52. La bien algunas de ellas pueden haber allende los Pirineos dicha transfor-
utilización del calificativo bruxa es sido obras escritas, también pue- mación parecía estar produciéndo-
por lo tanto un agregado realizado den haberse originado muy pro- se con gran velocidad, el caracter

52
Para un análisis agudo de los procedimientos por los cuales los inquisidores podían
presionar sobre los mitos y creencias campesinos para adaptarlos al esquema
demonizado del sabbat, véase GINZBURG, Carlo, “Brujería y piedad popular.
Notas a propósito de un proceso de 1519 en Módena”, en Mitos, emblemas,
indicios. Morfología e historia, Barcelona, Gedisa, 1989, pp.19-37 (La versión
original en italiano fue publicada en 1961 en los Annali della Scuola Normale
Superiore di Pisa, Serie II, XXX, pp.269-287).
53
He realizado un análisis de algunas de las estrategias textuales de interpretación
que los autores del Malleus Maleficarum realizaron del texto del Canon
Episcopi en “´A la bruja no dejarás con vida´: construcción ideológica y formas
de la lectura en la justificación de la caza de brujas”, en Temas de Mujeres.
Perspectivas de Género, CEHIM, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad
Nacional de Tucumán, 1998, pp.344-353; una versión abreviada del contenido
de este artículo puede verse en Cátedra de Historia Moderna (UBA), “La Biblia
como texto polisémico central de la civilización europea (Siglos XVI al XVIII):
una aproximación histórica”, en BURUCÚA, J.E. y BIANCHI, Diana (comps.),
Modernidad y representaciones. Temas de historia intelectual europea,
siglos XVI-XVIII, Montevideo, Universidad de la República, Facultad de
Humanidades y Ciencias de la Educación, 1996, pp.27-29.

66
reprobatorio del texto de Lope de anterior al siglo IX, pero se lo en- Diana, sino al conjunto de los he-
Barriento demuestra que la alta cuentra en los fragmentos de capi- chos atribuídos al demonio. El dia-
cultura clerical española mostró re- tulares de Carlos el Calvo del año blo, maestro de las ilusiones, había
paros desde un principio contra el 872, y en el tratado de Regino, transformado a la fantasía humana
nuevo delito de brujería que sus abad de Prüm, redactado antes del en el campo privilegiado de su
colegas europeos estaban configu- 89955. El texto de este canon epis- accionar.
rando. Analizaremos a continuación copal no es sino un duro ataque Desde fines del siglo XV en
este segundo aspecto del trata- contra la creencia en las cabalgatas adelante, el viejo texto del siglo
miento que el obispo de Cuenca en éxtasis, que para el redactor no noveno se convirtió en un frag-
realiza sobre el tema de las brujas ocurren sino en la imaginación de mento clave para los detractores de
modernas. las personas ignorantes: Satanás, la creencia en la realidad del sabbat,
apoderándose de estas mujeres, quienes sostenían el caracter iluso-
toma los rasgos o el aspecto de una rio del accionar del demonio56; tam-
b) La defensa de la tradición u otra persona, y engañando en bién lo fue para los defensores de la
del Canon Episcopi sueño a la mente que tiene prisio- realidad de los hechos atribuídos a
nera, la arrastra a todos los errores, las brujas, pues éstos sostenían que
El breve texto del Canon y la hace creer que aquellos hechos el Canon Episcopal hacía referen-
Episcopi fue uno de los principales no suceden en la fantasía sino en la cia tan sólo a una creencia particu-
escollos que los creadores del este- realidad concreta. lar, por lo que sus conclusiones no
reotipo de la bruja debieron sortear Si bien el Canon Episcopi se podía aplicarse a otros fenómenos
para imponer la nueva creencia54. refiere de manera específica a una diferentes, como al sabbat de las
Este viejo texto altomedieval, du- creencia particular, sus conclusio- brujas. Estas últimas pertenecían en
rante mucho tiempo falsamente nes fueron interpretadas por los realidad, a un género diferente que
atribuído a un concilio de Ancyra teólogos en el sentido de conside- al de las seguidoras de Diana de las
del año 314, no se halla en los rar ilusorias no sólo las cabalgatas que hablaban Burcardo y el Ca-
fragmentos de ninguna colección en éxtasis de las seguidoras de non57 .

54
Cfr. CARO BAROJA, Julio, Las brujas y su mundo..., p.88.
55
Pueden hallarse lúcidos análisis de las posturas de detractores de la realidad del
sabbat durante el siglo XVI, como el médico renano Jean Wier o el hacendado
inglés Reginald Scott, en FOUCAULT, Michel, “Médicos, jueces y brujos en el siglo
XVII”, en La vida de los hombres infames, Montevideo, Altamira, 1993, pp.27-
29; “Las desviaciones religiosas y el saber médico”, en LE GOFF, J. (comp.),
Herejías y sociedades en la Europa preindustrial, siglos XI-XVIII, Madrid,
Siglos XXI, 1987, pp.12-13; THOMAS, Keith, Religion and the decline of
magic. Studies in popular beliefs in sixteent and seventeenth- century
England, Londres, Penguin Books, 1991 (1971), p.684; WEBSTER, Charles, De
Paracelso a Newton. La magia en la creación de la ciencia moderna,
México, FCE, 1988, pp.157-158.
56
Estas discusiones pueden seguirse en LEVACK, Brian P., La caza de brujas en
la Europa moderna, Madrid, Alianza, 1995 (1986), capítulo 2; QUAIFE, G.R.,
Magia y maleficio. Las brujas y el fanatismo religioso, Barcelona, Crítica,
1989, capítu-lo 2.
57
Cfr. CASTAÑEGA, Fray Martín de, Tratado de las supersticiones y hechice-
rías, Buenos Aires, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires,
1997 (Edición con estudio preliminar y notas por CAMPAGNE, Fabián A.). Ver

67
En la España de los siglos XVI cuales consideraba realmente raíz de la reciente psicosis brujeril
y XVII no hubo total unanimidad en existentes58. También el Tratado que había afectado al territorio de
al aceptación de las conclusiones de reprobación de supersticiones Navarra; el cónclave debió decidir si
ampliadas del Canon Episcopi. El y hechicerías, que el polígrafo ara- las brujas realmente asistían al sa-
Tratado de las supersticiones y gonés Pedro Ciruelo publica en bbat: una mayoría de seis decidió
hechicerías del franciscano Martín Alcalá de Henares en 1530, acepta- “que sí van”, y una minoría de cuatro
ba que parte de los hechos atri- afirmó “que van imaginariamente”60.
de Castañega, publicado en Logroño
buídos a las brujas ocurrían en la Todavía en 1631 Gaspar Navarro
en 1529, dedica la primera parte de
realidad59. Ambos autores refleja- sostenía, en su Tribunal de Supers-
su tratado, redactado a pedido del ban así los resultados de una junta tición Ladina publicado en Huesca,
obispo de Calahorra, para describir de diez teólogos convocada en la realidad del accionar del demonio
las reuniones de las bruxas a las Granada por el inquisidor general, a sobre el mundo concreto61.

particularmente capítulos II (“Que dos son las Iglesias y congregaciones de este


mundo”, pp.39-41), VI (“De como los consagrados al demonio pueden andar por
los aires”, pp.67-72), VIII (“De la adoración y reverencia que hacen al demonio
sus ministros”, pp.81-83).
58
Reprobación de las svpersticiones y hechizerias. Libro muy vtil, y neces-
sario a todos los christianos. El qual compuso, y escriuio el Reuerendo
Maestro Ciruelo, fue impreso en Medina del Campo, en casa de Guillermo de
millis, 1551. Ver especialmente el capítulo I de la segunda parte (“Disputa contra
la nigromancia. A la qual se reduze la sorguineria que vsan las bruxas”, ff.13v-
16r). La edición original es de 1530. Este ejemplar de 1551 que cito, se encuentra
en los fondos reservados de la Biblioteca Nacional de Buenos Aires.
59
KAMEN, Henry, La Inquisición..., pp.275-276.
60
NAVARRO, Gaspar, Tribvnal de Svpersticion Ladina. Explorador del saber,
astucia, y poder del Demonio..., Huesca, por Pedro Bluson, Impressor de la
Vniuersidad, 1631.Ver particularmente las disputas XIX (“Contra la Nigroma<n>cia
de las Brujas, y Brujos”, ff.46v-52r) y XX (“De las insolencias que haze<n> los
Brujos, y Brujas quando van de noche a sus juegos, y juntas; en las quales preside
el Demonio”, ff.52r.-55v). He consultado el ejemplar existente en la Biblioteca
Nacional de Madrid, signatura U-5964.
61
Tractatus exquisitissim. de superstitionibus editus et recollectus per
reverendu. dominu. magistru. Martinu. de Arles dictu. de Andosilla in
sacra Theologia pfessore. Impressum Lugd. 1510. (Ver particularmente la
quaestio que ocupa los folios iiii r. y v.: “...de falsa opinione credetium. illas
maleficas sortilegas mulierculas que vt pluriumu. vigent in regione basconica ad
septentrionale. parte. montium pirineo. que vulgariter broxe nucupatur posse
trasferri de loco in locu. per reale. mutationes.”). La versión que cito se encuentra
en la Biblioteca Nacional de Madrid, signatura 2-24514. Para un análisis de la vida
y obra de Martín de Andosilla puede verse REGUERA, Iñaki, La Inquisición
española en el País Vasco. Luteranos, judíos, moriscos, brujería. San
Sebastián, Editorial Txertoa, 1984, pp.192-194; CARO BAROJA, Julio, “De nuevo
sobre la historia de la brujería”, en Inquisición, brujería y criptojudaísmo,
Barcelona, Ariel, 1970, apéndice II, pp.287-292. CARO BAROJA cita de primera
mano el mismo ejemplar del texto que yo he consultado.

68
De todas maneras, estas de- una difundida edición barcelonesa malignos, los quales representan
fensas del estereotipo del sabbat del tratado antisupersticioso de aquellos fantasmas a la fantasia de
que allende los Pirineos sustentaba Pedro Ciruelo, creyó necesario los onbres e de las mugeres, o que los
por entonces la implacable perse- incluír al final de esta una Defensa spiritus malignos, fablando
cución de brujas, no son sino mino- del Canon Episcopi 26. quaestion theologalmente, se transforman en
ría en una España en la cual la alta 5, en la cual abiertamente contradi- diversas speçies e figuras, e se
cultura teologal defendió mayori- ce muchas de las afirmaciones que representan e engañan a las animas
tariamente la tesis que sostenía el Ciruelo había realizado en favor de que tienen captivas. Nin deve
caracter ilusorio de los hechos la realidad de los actos atribuídos a ninguno creer tan grant vanidat que
crea acaesçer estas cosas
atribuídos al demonio y a las brujas. las brujas, aproximadamente un si-
corporalmente, salvo en sueños o por
Ya en 1510, el tratado antisupers- glo antes65.
operaçion de la fantasia, e
ticioso en latín que el pamplonés Una vez más, el breve texto
qualquiera que lo contrario creyese
Martín de Arlés o Andosilla publica que el Tractado de la divinança
es infiel e peor que pagano, segunt
bajo el título de Tractatus de de Lope de Barrientos dedica a las que esto e otras cosas muchas
superstitionibus, considera iluso- bruxas en la década de 1440 apor- semejantes se de-terminan, XXaVIa
rios los actos atribuídos a las bru- ta elementos importantes para la question, Episcopi” 66.
jas62. Y podríamos agregar a conti- comprensión de las posiciones
nuación una extensa lista de defen- adoptadas por la élite teologal ibé- La excepcionalidad de la teo-
sores de esta postura, que incluiría rica en los siglos siguientes. Ba- logía española en relación con el
manifestaciones literarias como las rrientos es un firme defensor de la resto de los países europeos puede
de Miguel de Cervantes Saavedra63, postura que finalmente triunfaría remontarse entonces hasta los orí-
hasta culminar en las muy estudia- en la Península, pues rechaza con genes mismos del estereotipo del
das consecuencias del proceso de firmeza la realidad de los actos aquelarre. El obispo de Cuenca no
Zugarramurdi, que permitieron al atribuídas a las seguidoras de Dia- sólo no impulsaba la creencia en las
inquisidor Antonio de Salazar y Frías na, ahora devenidas en brujas: brujas, como comenzaban a hacer
imponer finalmente en la Suprema sus colegas transpirenaicos, sino
el caracter irreal del accionar de “A esto se deve responder lo que sobre que consideraba a dicha creencia
brujas y demonios64. Todavía en esta razon dize e determina una superstición más de las muchas
1628, Pedro Iofreu, abogado de la Raymundo, que las semejantes cosas que el rey de Castilla debía reprimir
audiencia catalana y glosador de son operaçiones de los spiritus con dureza:

62
Cfr. El coloquio de los perros, y Los trabajos de Persiles y Sigismunda.
63
Cfr. HENNINGSEN, Gustav, El abogado de las brujas..., capítulos XI y XII.
64
Tratado en el qval se reprvevan todas las svpersticiones y hechizerias...
Compuesto por el Dotor y Maestro Pedro Ciruelo... Con nueuas adiciones
a cada capitulo, del Dotor Pedro Antonio Iofreu, Abogado de la Real
Audiencia del Principado de Cathaluña, Barcelona, 1628. La defensa del
Canon Episcopi realizada por el oídor Iofreu se encuentra en las páginas 251 a
264. A continuación se incluye, como era usual, la bula Coeli et Terrae de Sixto
V (1586). El ejemplar que cito se encuentra en la sección reservados de la
Biblioteca Nacional de Buenos Aires, Argentina. Existen ciertos indicios, como el
sello “Biblioteca de Buenos Ayres”, que indicarían que esta edición barcelonesa
del tratado de Ciruelo formaba parte de los fondos bibliográficos incautados a los
jesuitas luego de la expulsión de 1767.
65
TD, p.188.
66
Ibid., p.189.

69
“Muy poderoso Rey, tan grant deseo novedad para Lope de Barrientos, como en la posterior persecución
tengo, si fazerlo pudiese, de erradi- pues la segunda fuente de autori- de los siglos XVI y XVII. El breve
car del pueblo las tales abusiones, dad que cita en el fragmento que texto de Lope de Barrientos ad-
que non querria en esta vida otra analizamos, al margen de Raimundo quiere gran importancia por su
bienaventurança synon poderlo de Peñafort, es su propio Tractado caracter de testimonio prácticamen-
fazer. Por ende, pues mi poder es tan de los sueños, en el cual ya había te contemporáneo al proceso mis-
flaco e el tuyo tan alto e tan sobera- sostenido: mo de construcción de la imagen
no, mas merito alcançaras en demonizada de la bruja en los Alpes
destruyr las tales vanidades que en “...non deve dar fe ni poner Occidentales.
quantos ayunos faras en toda tu esperança en las visiones que En ningún caso, no obstante,
vida” 67. paresçen en sueño ni tampoco en las nos hallamos en condiciones de
que paresçen velando, por quanto afirmar que la resignificación de las
Mientras que otros tratadistas las que paresçen en sueños son innumerables formas concretas del
instaban a los monarcas y prelados engañosas por las causas susodi- complejo exomático de origen
a destruir a la secta de las brujas, el chas, e las que paresçen velando o chamánico ha sido el determinante
obispo Barrientos impulsaba al rey estando despiertos comunmente se principal del surgimiento del nue-
castellano a destruir la creencia causan por alguna lesion o vo estereotipo brujeril. Las investi-
misma en estas incipientes brujas enfermedat que viene en alguna o gaciones de Ginzburg, Eliade,
descriptas por el tratado del prela- algunas de las potencias interiores, Henningsen, Lecouteux o Behrin-
do conquense. El autor parece estar por lo qual la fantasia queda suelta ger, nos permiten afirmar con cer-
consciente de que no todos sus e las otras potençia o potençias por teza, en cambio, la persistencia en
colegas, fuera y dentro de los reinos estar apassionadas e enfermas non la Europa moderna de un complejo
españoles, aceptarían su postura, las puede resistir o guiar” 69. de creencias atávicas cuyo origen
pero se muestra no obstante segu- se perdía en la noche de los tiem-
ro de sus argumentaciones: pos. En segundo lugar, es posible
III- Conclusiones: las seguido- también afirmar con certeza que
“Bien creo que algunos tyenen y ras de Diana y las brujas mo- muchos de estos grupos que afir-
afirman lo contrario, lo quales soy dernas maban participar en éxtasis en ca-
çierto que non lo osaran afirmar balgatas y combates, fueron prota-
donde sabios perfectos oviere, ca las La evidencia documental ha gonistas de algunos procesos de
razones susodichas son tales que confirmado hasta aquí que el com- brujería concretos, en los cuales sus
bien miradas non tienen solucion plejo de creencias que conforma- creencias fueron demonizadas por
alguna...” 68. ban las cabalgatas y los combates perplejos jueces seculares y ecle-
en éxtasis, pudieron en efecto ju- siásticos, que resignificaron los com-
La defensa de la interpreta- gar un papel importante en la con- ponentes originales del complejo
ción literal ampliada del contenido formación y en el origen del este- mítico-chamánico para adaptarlo al
del Canon Episcopi no resultaba reotipo del sabbat de las brujas, así recientemente creado estereotipo

67
Ibid., p.189.
68
BARRIENTOS, Lope de, Tratado de los sueños, fol.33r. Citado por CUENCA
MUÑOZ, Paloma, op.cit., p.219, n.113. La autora cita el manuscrito existente en
la Biblioteca Nacional de Madrid, ms.6041.
69
Puede hallarse reproducciones de todas las obras que se mencionarán a
continuación en MUCHEMBLED, Robert (dir.), Magie et sorcellerie en Europe...,
op.cit.

70
del sabbat. Idéntica perplejidad que Brueghel el Viejo (La caída del persecuciones de comienzos de la
el escéptico obispo Lope de mago Hermógenes, c.1565)74, o el modernidad, pueden aportar tam-
Barrientos refleja en el título mismo extraño grabado de Marcantonio bién otros elementos en favor de la
de la última quaestio de su Tractado Raimondi (1480-1527), conocido teoría que comentamos. El
de la Divinança. como Lo stregozzo, una de cuyas Venusberg, en el cual transcurre
Los especialistas podrán apor- copias se encuentra en el Museo parte del primera acto del
tar aún mayores pruebas en favor Nacional de Bellas Artes, de Bue- Tannhäuser wagneriano (1845),
de esta versión moderada de la nos Aires; esta última obra, particu- recuerda las elementos orgiásticos
hipótesis chamánica. Resta em- larmente, posee asombrosos deta- presentes en el sabbat de las brujas,
prenderse aún el análisis de con- lles que remiten de manera induda- en tanto que la diosa del amor
junto de las manifestaciones ble a la cabalgata en espíritu bajo parece cumplir en esta vieja leyen-
iconográficas del sabbat de las bru- la guía de la diosa de la noche. da alemana un papel similar al
jas, presentes en pinturas y graba- También pueden hallarse rastros cumplido por Diana en el cortejo
dos de los siglos XV al XVII. Una de la demonización del cortejo en nocturno. No obstante, existe en el
primera observación superficial las difundidas ilustraciones de Jean libreto redactado por Wagner un
demuestra cuán difundida se en- Ziarnko, las cuales acompañaban elemento sugestivo que permite
contraba la imagen de la bruja en el Tableau de l´inconstance... de relacionar aún más claramente el
vuelo hacia el sabbat, montada so- Pierre de Lancre (Paris, 1613). En lo aquelarre con el reino de Venus: la
bre extraños animales, sugestiva que respecta a las obras pictóricas, única manera que encuentra
prueba indirecta de la demonización resultan relevantes para nuestro Tannhäuser para escapar de los
del cortejo nocturno de Diana. Tal tema algunos detalles de la Melan- lazos tendidos por la diosa pagana,
es el caso de los grabados y dibujos, colía de Lucas Cranach el Viejo es invocando a Santa María, invoca-
entre muchos otros70, de Albrecht (c.1530)75. ción que tiene el efecto de provo-
Altdorfer (Escena de brujería, La persistencia en el tiempo car la desaparición abrupta del
1506)71 , Hans Baldung Grien de las leyendas medievales y la Venusberg y el traslado de
(Sabbat de las brujas, 1510)72, fortuna sufrida por el estereotipo Tannhäuser a las inmediaciones del
Albrecht Dürer (La bruja)73, Peter de la bruja luego de finalizadas las castillo de Wartburg76: el mismo

70
Museo del Louvre, Paris.
71
Biblioteca Nacional de Paris.
72
Biblioteca Nacional de Paris.
73
Bibliothèque Albert Ier, de Bruselas.
74
Statens Museaum for Kunst, Copenague.
75
Luego de infructuosos pedidos de liberación, desoídos por la diosa Venus,
Tannhäuser exclama:
“Göttin der Wonn und Lust! Nein! / Ach, nicht in dir find ich Frieden und Ruh! /
Mein Heil liegt in Maria! (Venus vershwindet. Ein furchtbarer Schlag, und der
Venusberg versinkt)” (¡ Diosa del placer y de las delicias, no !. Oh, ¡ nunca en
tí hallaré paz y reposo !. Mi salvación deposito en María (Venus se desvanece.
Con un terrible estruendo, el interior del Venusberg se hunde en la tierra). Cito
por el libreto editado por Decca/London, y que acompaña a la grabación integral
de la ópera dirigida por Sir Georg Solti, 1971, p.62.
76
Carlo GINZBURG cita en I Benandanti un curioso caso registrado en la década
de 1540. Por aquel entonces, las campañas de Suabia se hallaban recorridas por
clérigos errantes, quienes declaraban a los campesinos que habían estado en el
Venusberg, el mundo de los muertos, donde habían visto cosas extraordinarias.

71
fenómeno se repite con exactitud te en la conformación del complejo sabbat fuera denominado vaude-
en innumerables descripciones del demonizado de creencias. rie78. En segundo lugar, debemos
sabbat, en las cuales el hecho de El elemento determinante sub- recordar los ejemplos de de-
pronunciar ciertos nombres sagra- yacente en el concepto de aque- monización de comunidades judías,
dos, como el de Cristo o el de la larre era la idea de conjura o a las que se atribuía la conformación
Virgen, así como el acto de persig- complot, cuyas exigencias pudo de sociedades secretas o sinagogas,
narse, provocaban la inmediata di- haber cubierto muy bien la imagen así como la realización de crímenes
solución de la blasfema asamblea, de una reunión nocturna de muje- rituales de niños; Robert Po-Chia-
encontrándose de repente el res- res bajo la égida de una divinidad Hsia ha vuelto a estudiar reciente-
ponsable en medio de un campo pagana pre-cristiana. No obstante, mente los juicios contra judíos ocu-
solitario, donde segundos antes se existen pruebas de que otros gru- rridos en Trento entre 1475 y 1478,
había estado celebrando el aque- pos concretos a lo largo del siglo en los cuales son notables las seme-
larre77. XV, también pudieron ser manipu- janzas formales existentes entre las
De todas formas, aunque es- lados hasta convertirlos en conjuras asambleas en las que supuesta-
tos elementos refuercen la impor- diabólicas. En primer lugar debe- mente participaban los judíos pro-
tancia del papel jugado por la mos mencionar el caso de los gru- cesados, y los sabbats que comen-
demonización del cortejo de Diana pos remanentes de valdenses, exis- zarían a surgir poco después en los
en la construcción del estereotipo tentes precisamente en los Alpes juicios contra acusados de brujería
del sabbat, ninguno de ellos basta- Occidentales, cuya demonización en la misma región79.
ría para sostener que dicho proceso y transformación en brujos y brujas La idea de complot parece
fue el único elemento determinan- provocó que durante décadas el haber sido entonces el elemento

Decían también haber adquirido allí la capacidad de conocer el pasado y el futuro,


de encontrar objetos perdidos, de alejar las tormentas, y de proteger a los hombres
de los hechizos de brujos y brujas (cito por la edición francesa Les batailles
nocturnes, Paris, Flammarion, 1984, p.95).
77
Cfr. GINZBURG, Carlo, Historia nocturna..., pp.76-78; COHN, Norman,
op.cit., pp.62 y ss. En los terribles juicios de brujería realizados en Arras, en la
Picardía francesa, a comienzos de la década de 1460, los procesados eran acusados
de asistir a la vauderie, denominando con este termino a la reunión nocturna de
brujos: “quand ils voulaient aller à la vaulderie, d´un onguent que le diable leur
avait baillé, ils oignaient une vergue de bois...” (Citado por MUCHEMBLED, R.,
La sorcière au village..., p.135). A diferencia de la región de los Alpes
Occidentales, en la Picardía francesa hacía mucho que ya no existían grupos de
la antigua secta de los valdenses. La utilización del término vauderie es por lo tanto
una clara traslación del término desde la regiones del Delfinado y Valais, en las
cuales los remanentes de antiguos grupos valdenses fueron efectivamente
asimilados a brujos y brujas asistentes al sabbat.
78
Cfr. PO-CHIA-HSIA, R., Trent 1475. Stories of a ritual murder trial, New
Haven and London, Yale University Press, 1992.
79
Una visión diferente del tema, que enfatiza los aspectos lógicos intrínsecos del
discurso demonológico, abstrayendo toda referencialidad a aspectos exteriores al
discurso mismo, puede verse en el libro monumental de Stuart CLARK, op.cit.
(ver particularmente los nueve capítulos de la primera parte, titulada “Language”).
El excesivo formalismo del análisis de Clark convierte por momentos a su enfoque
en un una aproximación ahistórica al problema de la caza de brujas y la
demonología temprano modernas.

72
estructural predominante en la ima- narse bruxas, eran acusadas de excusen con las bruxas que entraron
gen del sabbat, imagen que conta- asesinar niños para beber su san- a las matar por los resquiçios de las
ba con la suficiente flexibilidad como gre. El asesinato ritual de niños casas...” 81.
para superponerse sobre un com- realizado por hechiceras aparece
plejo de creencias campesina como en un célebre Épodo de Horacio, Recordemos para concluir, que
el de los cortejos en espíritu, o para en el cual la cruel Canidia y sus la creencia en las brujas que devo-
hacerlo sobre grupos marginales compañeras sacrifican a un joven ran niños y beben su sangre tuvo en
como los herejes y las minorías para elaborar con los restos de su España mejor suerte que la propia
religiosas80. cuerpo filtros amorosos. También creencia en el sabbat. En 1519 en la
Por otra parte, las interpreta- la temible strix, citada por Plinio, misma ciudad de Cuenca, cincuen-
ciones que encarnamos en las figu- Ovidio y Petronio, hacía del asesi- ta años después del fallecimiento
ras de los historiadores Norman nato de niños uno de sus delitos del obispo Barrientos, tuvo lugar
Cohn y Carlo Ginzburg, pueden predilectos (cfr.supra, apartado I). una extraña psicosis brujeril a con-
hallar también diversos puntos de Lope de Barrientos desestima estas secuencia de las extrañas y nume-
encuentro. Una vez constituída la creencias con el mismo énfasis con rosas muertes de niños que apare-
imagen básica del sabbat, cualquie- el cual antes había rechazado el cieron asfixiados en sus lechos con
ra haya sido el material previo so- mito del cortejo de Diana, hecho evidentes signos de violencia, como
metido al proceso de demonización que demuestra que también en mordeduras, cardenales y magu-
-el cortejo de Diana, la sinagoga España fueron varios los elementos llamientos; de manera que los veci-
judía o las comunidades valdenses, aislados que contribuyeron desde nos de Cuenca se acostaban con los
es indudable que los elementos un primero momento a la construc- candiles encendidos por temor a
culturales descriptos por Cohn, ción del estereotipo. El obispo de ser sorprendidos por las xorguinas,
muchos de ellos viejos estereoti- Cuenca sospecha también que de- y hasta hubo personas que no se
pos que se remontan hasta la litera- trás de las acusaciones de asesina- atrevían a retirarse a descansar has-
tura griega y romana, pudieron de tos de niños atribuídas a las brujas, ta las doce de la noche o hasta
allí en más enriquecer la figura de la se escondían en realidad negligen- después que cantara el gallo82. El
bruja. En la misma obra de Lope de cias y descuidos de lsos recién temor a las brujas devoradoras de
Barrientos aparecen también algu- nacidos por parte de las madres: niños debió ser tal que, todavía en
nos indicios en este sentido. El 1580, el médico Francisco Nuñez,
obispo de Cuenca sostiene que “Por tanto las mugeres deven poner catedrático de la Universidad de
muchas de estas seguidoras de Dia- buen recabdo en sus criaturas e, sy Alcalá de Henares, publica en dicha
na, a las que comenzaba a denomi- murieren por mala guarda, no se ciudad un Libro del parto humano,

80
TD, p.188.
81
CORDENTE MARTINEZ, Heliodoro, “Psicosis brujeril surgida en Cuenca a
principios del siglo XVI. Sus causas, efectos y consideraciones”, en Primer
Congreso de Historia de Castilla-La Mancha, 1985, t.VI, pp.229-235.
82
NUÑEZ, Francisco, Libro intitulado del parto humano, en el qval se
contienen remedios mvy vtiles y vsuales para el parto difficultoso de las
mugeres, Alcalá de Henares, 1580, fol.159v. Cito el texto original existente en
la Biblioteca de la Facultad de Medicina, Universidad Complutense de Madrid,
signatura 618.4 (R-207.701). El texto puede consultarse en microficha, en una
edición realizada por BAU, Andrea y CAMPAGNE, Fabián A., y publicada por la
Universidad de Wisconsin (Madison), en la 16th.Century Medical Texts Series,
1997.

73
cuya segunda parte se dedicaba a striges: las quales chupa<n> la en las brujas devoradoras de niños,
las afecciones más comunes sufri- sangre de los niños, y los mata<n> y heredera de la antigua strix latina,
das por el recién nacido. Luego de ahoga<n> para vsar sus artes en relación con la figura del com-
haber descripto los espasmos, to- diabolicas, porq<ue> se dize q<ue> plot colectivo de brujas representa-
ses, fiebres y calenturas, hinchazón de la vntura de los niños do por el sabbat; sino que también
en el ombligo, dolores de tripa, co<n>ficiona<n> cierto hechizo, demuestran que las amonestacio-
hinchazón en los ojos, y otras afec- con el qual se haze<n> inuesibles, o nes del esforzado obispo de Cuen-
ciones de los niños de corta edad, el se transmuta<n> al parecer en aues ca parecen haber tenido escasa
doctor Nuñez dedicado el capítulo fortuna: ciento cuarenta años des-
nocturnas q<ue> se llama<n>
treinta y uno de esta segunda parte pués, las madres españolas conti-
Striges...”.
a “los remedios para contra las nuaban temiendo que sus hijos
bruxas, y contra todo genero de sa- pequeños fueran víctimas que se-
Los temores que en 1580 res malignos que la mayor parte de
uandijas que offenden a los niños”:
manifestaba un académico de la los teólogos españoles venían con-
“Ay cierto genero d<e> mugeres Universidad de Alcalá, reflejan no siderando desde mediados del siglo
malignas, q<ue> se dize<n> bruxas sólo la mayor difusión aparente en XV como producto de la fantasía y
y en latin, lamiae, y lemures, y el corazón de Castilla de la creencia de la vana ilusión del demonio.

74
Los métodos en debate
La marca de los dualismos en la geografía
feminista

Silvina Quintero*

Este trabajo constituye un in- te sinonimia entre género y sexo, te de las geógrafas feministas pare-
tento por ordenar y clarificar los combinada con un consenso muy ce tolerar una sinonimia poco re-
ejes de un debate metodológico arraigado entre insiders y outsiders flexiva entre los términos “mujer”,
que toma lugar en el marco de los del campo en considerar a los estu- “femenino” y “género”, sobreprote-
estudios de género en geografía. dios de género como estudios he- gida por la presunción de que exis-
Nació de una preocupación deriva- chos sobre, por y para las mujeres. te un consenso cognitivo y político
da del cruce de dos planos de mi Sumado a ello, percibía un aparen- entre las geógrafas feministas (si no
experiencia profesional: uno pro- te consenso teórico y político de- entre todas las mujeres) acerca del
viene del intento por ejercitar una trás de la recurrencia al término contenido de estos términos2. Creo
mirada reflexiva sobre las impli- “feminista” para identificarlo, nue- que el soslayamiento de esta iden-
cancias de la diferencia sexual y de vamente, con “perspectiva de gé- tificación entre género y sexo po-
género sobre la práctica de investi- nero”. El tono dominante de la dría estar obstaculizando el debate
gación; el otro resulta del modo en literatura que aquí se revisa asume acerca del alcance y el sentido del
que la saludable proliferación de las que toda “geografía de género” es uso de la categoría de lo femenino
perspectivas de género en los o debe ser una “geografía feminis- al interior del propio campo de los
medios académicos me sitúa sim- ta”. Este rasgo no parece ser priva- estudios de género en geografía. La
bólicamente como insider “natu- tivo del campo de la geografía, sino reticencia a encarar este debate
ral” del campo de estudios de gé- el resultado no completamente podría tener un efecto de perife-
nero –algo de esto se discutirá más previsto de una serie de políticas rización de los estudios de género,
adelante–. Ambas situaciones me académicas destinadas a legitimar habitualmente tomados por las co-
fueron llevando a problematizar los la perspectiva de género en los rrientes dominantes como una moda
modos en que la simbolización de medios anglosajones, estrategia que sin implicancias serias sobre el nú-
género interviene marcando las parece haber derramado sus efec- cleo de los problemas de la discipli-
prácticas y situaciones que consti- tos sobre otros medios atentos a sus na ni sobre las posiciones teóricas y
tuyen la práctica de investigación. desarrollos1. políticas desde las cuales se ejercita
En mis primeras aproximacio- Aún cuando no sea extensible la tarea profesional.
nes a los estudios de género en a toda la producción de estudios de Este debate todavía pendien-
geografía me sorprendió la frecuen- género en geografía, una gran par- te está emergiendo en una zona de

* Docente e investigadora del Depto./Instituto de Geografía, Facultad de Filosofía


y Letras, UBA.
1
Cfr. LAMAS, M. Usos, dificultades y posibilidades de la categoría género, La
ventana, 1995, v. 1, pp. 10-61; CASTILLO, E., Para hablar de género hay que tener
tela. Comentarios metodológicos sobre la antropología de género, PUBLICAR, año 2,
v. 3, sept. 1993, pp. 19-25.
2
v.g. MACKENZIE, S. Restructuring the relations of work and life: women as
environmental actors, feminism as geographic analysis, en: Remaking Human
Geography, Kobayashi, A. y Mackenzie, S. (eds.), Boston, Unwin Hyman, 1989,
p. 43.

75
cruces entre diversos campos de sobre los modos de estructuración
investigación de género en geogra- de las posiciones académicas en el
fía, la de las estrategias metodo- campo de la geografía profesional.
lógicas. Las sinonimias y sobreen- En la lectura sobre estos posicio-
tendidos en torno a las asociaciones namientos, partiré de entender que
entre mujer-femenino-feminista la utilización de las categorías de
parecen tornarse insostenibles cuan- género, femenino, feminista y
do pretenden ser mantenidas en mujer(es) constituyen formas de
los debates metodológicos referi- situarse en el debate teórico y po-
dos a la práctica de investigación lítico sobre las relaciones sociales
dentro de los estudios de género en entre los sexos3.
geografía. Quizás uno de los moti-
vos de que la polémica en torno al
uso de la categoría de lo femenino 1. ¿Geografía feminista o estu-
por las mujeres feministas emerja dios de género en geografía?
en este lugar, se deba a que en el Un objeto teórico en construc-
debate metodológico también pue- ción
den leerse los rastros de una historia En este trabajo se examinarán
de discriminaciones marcada por la algunas cuestiones concernientes Como en otros campos de la
devaluación y el sometimiento de al modo en que se estructuran investigación social, los estudios de
lo femenino. Anclada en una tradi- ciertos ejes de debate en el campo género empiezan a delinear un
ción donde todavía perdura un de los estudios de género en geo- perfil propio dentro del campo
sexismo simbólico trasladado a las grafía. Me propongo recuperar al- disciplinar de la geografía bajo la
técnicas, la polémica metodológica gunos aspectos del debate forma de un área de estudios sobre
suma así su propio dualismo, al metodológico que está emergiendo las mujeres, que desde los años
articular la investigación cuantitati- en el campo de la geografía de setenta comenzó a documentar -y
va con los atributos de lo masculino, género/feminista, para rastrear en con ello inscribir- su presencia en
y la investigación cualitativa con los él las pistas del debate teórico y las diversas esferas de la estructura
atributos de lo femenino. Esta cues- epistemológico relegado que más social4. Aquella fue claramente una
tión, que fue la que me inclinó a me interesa: el de los usos de las “geografía de las mujeres”, hecha
profundizar en los ejes peculiares categorías de sexo y género como por mujeres y sobre mujeres, que si
de los debates metodológicos en instrumentos conceptuales que por un lado colocó la cuestión de la
los estudios de género, se constitu- plantean nuevos puntos de vista asimetría de las relaciones entre los
yó en vía de entrada para revisar un para abordar las relaciones sociales sexos en la agenda de investigacio-
debate más profundo y más am- y las construcciones culturales. Al nes, por otro tendió a circunscribir
plio, referido a la primera de las dibujar los trazos dominantes del una esfera cerrada de los “proble-
preocupaciones señaladas: las po- debate metodológico, intentaré a mas de la mujer” que tornaba difícil
siciones que se juegan en los usos su vez volcar sobre las autoras / problematizar las relaciones entre
de las categorías de sexo, género y actrices las herramientas de sus los sexos.
feminista en el campo de los estu- propias políticas discursivas, pro- El itinerario posterior de los
dios de género en geografía. poniendo una mirada de género estudios de género en geografía

3
LAMAS, M. ob.cit. p. 13.
4
HAYFORD, A. Y SASKATCHEWAN, R. The geography of women: an historical
introduction, ANTIPODE, v. 6, 2, 1974, pp. 1-19.

76
acompaño en líneas generales el ro en geografía en utilizar indistin- los objetos, los valores, las formas
movimiento feminista anglosajón, tamente las denominaciones “geo- de ocio y de placer, los modos de
que convirtió en un imperativo grafía feminista” y “geografía de mirar el mundo y de actuar en él. La
político la tarea de construir una género”. Con ambos rótulos se quie- última fase de esta elaboración con-
perspectiva feminista con el fin de re indicar la participación en un ceptual es el de las particulari-
obtener el reconocimiento de su campo que, originariamente consi- zaciones que las relaciones entre
estatuto intelectual y con ello legiti- derado como área de “estudios so- los sexos y las inscripciones de
midad en el medio académico. En bre las mujeres”, ha venido trans- género cobran en relación con di-
ese proceso la elaboración teórica formando sus objetos y sus enfo- versas estructuras de relaciones
de la categoría de género fue la ques a partir de la incorporación de sociales asociadas a otros planos de
clave de un replanteamiento radi- la más compleja categoría de “gé- construcción de la diferencia y la
cal en los modos de interrogar el nero”. Desde mediados de los años desigualdad, según clases, etnias,
lugar de los sexos en la estructura ochenta se generaliza la idea de edades, etc. Los debates actuales
social. Por un lado, la distinción que indagar en la estructura de están fuertemente sesga-dos por
conceptual entre género y sexo género de la sociedad requiere las preocupaciones del feminismo
permitía socavar las bases episte- mucho más que documentar anglosajón en torno a las revisiones
mológicas y teóricas del determi- estadísticamente la participación de pos-colonialistas; suelen subrayar
nismo biológico, al reconocer en lo las mujeres en el mundo del traba- los problemas vinculados a la arti-
femenino y lo masculino construc- jo, y que la perspectiva de género culación de las diferencias de sexo
ciones culturales que hombres y apunta a indagar las diferencias y género con las ads-cripciones de
mujeres adquieren al insertarse en originadas social y culturalmente “raza”, y a asociar fuertemente este
procesos sociales, y no derivacio- entre lo femenino y lo masculino eje de dife-renciación con la des-
nes “naturales” de su sexualidad5. en contextos histórica y geográ- igualdad de “clase” 7.
Por otro lado, la categoría de géne- ficamente particularizados6. En la Los estudios de género provo-
ro abrió la posibilidad de indagar perspectiva de género se recono- caron en el campo de la geografía
formas de simbolización y organi- ce algo más que el examen de las reelaboraciones significativas en
zación de las diferencias sexuales relaciones asimétricas entre hom- varios sentidos. En parte obligaron
en las relaciones sociales, modos de bres y mujeres, y se busca revisar la a repensar los modos de organiza-
inscripción constitutivos de todo el “masculinidad” y la “femeneidad” ción espacial en medios urbanos y
universo cultural en el cual hom- como construcciones culturales que rurales a partir de la revisión de la
bres y mujeres son socializados. no sólo se imputan a las personas histórica disociación entre la esfera
Desde hace ya varios años en razón de su sexo, sino que de la producción y la de la repro-
existe un marcado consenso entre también operan para marcar sim- ducción8. Esta disociación se encar-
quienes realizan estudios de géne- bólicamente los comportamientos, naba y reforzaba en una separación

5
LAMAS, M. ob.cit. p. 10.
6
GARCIA RAMON, M.D. Para no excluir a la mitad del género humano: un desafío
pendiente en geografía humana, BOLETÍN DE LA ASOCIACIÓN DE G EÓGRAFOS ESPAÑOLES , v. 9,
1989, pp. 27-48. (p. 29).
7
KOBAYASHI, A. Coloring the field: Gender, ‘race’, and the politics of field work, THE
PROFESSIONAL GEOGRAPHER, v. 46, 1994, pp. 73-80; JACKSON, C. Environmentalsm and
gender interests in the Third World, DEVELOPMENT AND CHANGE, v. 24, 1993, pp. 649-667.
8
Cfr. MONK, J. y HANSON, S. On not excluding half of the human ni human
geography, THE PROFESSIONAL GEOGRAPHER, v. 32, 1982, pp. 11-23; GARCIA RAMON,
M.D., ob. cit.

77
temática tradicional en la geografía ciones de “mujer” y “femeneidad”, tificación entre femenino/mujer y
académica: mientras que la geogra- que conducen a contestar las inter- masculino/hombre permite que se
fía económica abordaba un mundo pretaciones tradicionales de lo fe- filtren en gran parte de las investi-
naturalmente “masculino”, el mun- menino con una nueva versión de gaciones elementos de una mirada
do “femenino” se hacía visible sólo “femeneidad esencial” cuya eluci- androcéntrica o patriarcal sobre las
en la geografía social y en la llama- dación sería la misión del feminis- identidades de género.
da “geografía del bienestar” 9. mo comprometido. Por otro lado, Tomo algunos ejemplos que
Un segundo frente abierto por señala que aún cuando las femi- me parecen paradigmáticos en
los estudios de género consistió en nistas vengan desafiando esta in- cuanto a los efectos que produce
discutir las interpretaciones terpretación, su estrategia ha sido una tenue discriminación concep-
estereotipadas de lo femenino y lo muchas veces reducir el simbo- tual entre las categorías de género
masculino en las marcas del paisaje. lismo de género a una expresión y sexo. Cuando Dina Vaiou12 abor-
En una revisión crítica de esa litera- no problemática de los intereses da las relaciones entre lugar y traba-
tura, Liz Bondi encuentra que las patriarcales, y asumir que las expe- jo en el caso de las mujeres en
versiones profesionales y corrien- riencias de las mujeres proveen la Atenas, la autora expresa su propó-
tes sobre el tratamiento simbólico fuente de las representaciones co- sito de identificar (...) las condi-
del género y las formas arquitectó- rrectas de la femineidad 11. ciones conflictivas y las experien-
nicas, involucran una interpreta- Encuentro que esta crítica es cias de trabajo (...) que forman el
ción biológica esencialista de las extensible a un gran sector de la contexto de la vida cotidiana en
diferencias: (...) la masculinidad geografía feminista, y que la estra- las mujeres y el campo de su lucha
es reconocida en lo que es grande, tegia descripta evita considerar los por redefinir las relaciones de gé-
sólido y poderoso, y en lo que es conflictos que derivan de distintas nero (p. 124), y habla de división
lineal y vertical” mientras que lo formas de posicionamientos en re- del trabajo según el tiempo y el
delicado y lo abovedado y todo lo lación con los debates de género. género (p. 126) y de composición
curvo es codificado como femeni- La identificación entre estudios de sectorial y de género de la fuerza
no 10. Pero Bondi va más allá y género y geografía feminista tiene de trabajo (p. 130), todas expresio-
cuestiona las asociaciones lineales como supuesto y como efecto una nes que designan las relaciones
que varios estudios que se dicen indistinción conceptual entre las desiguales entre hombres y muje-
inspirados en la perspectiva de categorías de género y sexo. Antes res en la organización del trabajo
género asumen cuando pretenden de adentrarme en el examen del doméstico. La sinonimia entre gé-
denunciar las marcas de género en modo en que estos intercambios nero y sexo a lo largo del análisis,
los paisajes rurales y urbanos mo- semánticos se manifiestan en el permite que se deslicen conjeturas
dernos. La clave de su reflexión debate metodológico, me interesa y presupuestos inadvertidos: por
radica en alertar(se) sobre el origen sintetizar mediante unos pocos ejemplo, una imputación de fe-
patriarcal de nuestras representa- ejemplos el modo en que la iden- menino al trabajo doméstico donde

9
GARCIA RAMON, M.D. Género, espacio y entorno: ¿hacia una renovación
conceptual de la geografía? Una introducción, DOCUMENTS D’ANÀLISI GEOGRÁFICA, 14.
1989, pp. 7-13.
10
BONDI, L. Gender symbols and urban landscapes, PROGRESS IN HUMAN G EOGRAPHY, v.
16 (2), 1992, pp. 157-170. (pp. 158-9)
11
Ibid, p. 162.
12
VAIOU, D. Hogar y lugar de trabajo: la experiencia de las mujeres en el desarrollo
urbano de Atenas, DOCUMENTS D’ANÀLISI G EOGRÁFICA, v. 19-20, 1992, pp. 123-140.

78
resulta difícil distinguir entre la pers- experiencia de “las mujeres” cons- esta tendencia. Dyck traduce esta
pectiva de los actores y la de la tituye una esfera de la vida social problematicidad invitando a consi-
autora: la división del trabajo por separada del otro sexo14, lo que derar “cómo el género del/la inves-
género en el hogar ... condiciona tiene por efecto demarcar un cam- tigador/a es crucial en el acto de
la vida diaria de las mujeres (p. po de problemas de investigación investigación” (p. 54); con ello iden-
136). El intercambio semántico entre donde ciertos interrogantes no pa- tifica el sexo del/la investigador/a
“género” y “de la mujer” impide recen tener cabida; por ejemplo: con una supuesta identidad de gé-
ahondar en el modo en que los ¿de qué modo las culturas de géne- nero, quitándole de hecho proble-
mandatos culturales de género asu- ro construyen como femeninas cier- maticidad a los procesos de consti-
midos por hombres y mujeres po- tas representaciones o experien- tución de la identidad de género en
tencian una relación desigual entre cias? ¿En qué modos intervienen las relación con las formas de
sexos, así como los modos en que imágenes de lo masculino en la simbolización y organización de la
la producción de estadísticas oficia- construcción de lo femenino? ¿Cómo diferencia sexual. Varias geógrafas
les reproducen una cultura de gé- intervienen en esa construcción las feministas han venido subrayando
nero para construir información so- imágenes de lo femenino que cir- el sesgo etnocentrista que se aloja
bre el trabajo de hombres y muje- culan entre los hombres con los en este descuido conceptual, como
res, tema que la autora señala pero que esas mujeres interactúan en lo admite Melissa Gilbert en sus
no desarrolla (pp. 131-132). sus vidas cotidianas? De esta for- comentarios basados en su expe-
Los estudios reseñados en ma, es muy fácil que las caracterís- riencia de campo con mujeres afro-
Monk y Hanson13 orientados a mos- ticas específicas imputadas al americanas: Yo esperaba que estas
trar la diversidad de respuestas de “modo femenino” de construir la mujeres tuvieran políticas de gé-
las mujeres según su clase, grupo identidad con los lugares, aparez- nero muy tradicionales, y en cier-
étnico y edad en la construcción de can naturalizadas como derivadas ta manera las tenían. Pero no
la identidad con el lugar (p. 36), de una femeneidad esencializada estaba preparada para su feminis-
constituyen otro caso interesante en el “ser mujer”, aunque ésta no mo, a pesar de que ellas no eligie-
del modo en que desde ciertas sea la intención ni la opinión de las ran definirse a sí mismas en tal
perspectivas feministas una inves- autoras. forma (...). Esto ilustra que (...)
tigación de género se identifica con La indiferenciación conceptual grupos diferentes de mujeres pue-
una investigación de mujeres sobre entre género y sexo es todavía más den definir el feminismo de mu-
mujeres: se documentan aspectos llamativa cuando se produce en el chas diferentes maneras16.
de la vida social de “las mujeres”, marco de argumentaciones que se Muchas recomendaciones se
consideradas como grupo social, y esfuerzan por decirla. El llamado de hacen oir en la literatura feminista
se indagan las diferencias registra- atención que intenta Isabel Dyck15 para criticar el estatuto de “mujer”
das al interior del grupo, definiendo sobre los problemas específicos de como cateogoría universal y reco-
sub-grupos según clase, lugar, etnia reflexividad en la investigación fe- nocer las inscripciones de etnia,
o edad. Este recorte supone que la minista es elocuente respecto de clase, edad y nacionalidad en la

13
MONK, J. y HANSON, S. Temas de geografía feminista contemporánea, DOCUMENTS
D’ANÁLISI GEOGRÁFICA, v. 14, 1989, pp. 19-30.
14
SCOTT, en LAMAS, ob. cit., p. 13.
15
DYCK, I. Ethnography: a feminist method?, THE CANADIAN GEOGRAPHER, v. 37, 1, 1993,
pp. 52-57.
16
GILBERT, M. The politics of location: Doing feminist research at ‘home’, THE
PROFESSIONAL GEOGRAPHER, v. 46 (1), 1994, pp. 90-96. (pp. 92-93).

79
diversidad de experiencias y signi- acentuarse provocando ciertos vocar una atención en las audien-
ficados entre mujeres, es decir, para alineamientos que pasamos a exa- cias mayoritariamente masculinas -
reconocer que la diferencia tam- minar. o masculinizadas- del mundo aca-
bién opera entre mujeres17. Sin démico de los sesenta19. Este es el
embargo, aún cuando se advierta tipo de investigación feminista
que la geografía feminista es un 2. La pregunta sobre el método empiricista que S. Harding20 iden-
campo diverso y multifacético y como marca de identidad tifica como una etapa de la historia
que sus practicantes trabajan des- del pensamiento feminista. Aque-
de una variedad de perspectivas La pregunta que Doreen llas investigaciones basadas en téc-
epistemológicas, políticas y meto- Mattingly y Karen Falconer-AL- nicas cuantitativas no se proponían
dológicas18, la cuestión de cómo Hindí extraen de gran cantidad de una crítica a los supuestos domi-
distintas mujeres -y hombres- cons- trabajos inspirados en la perspecti- nantes en la investigación científi-
truyen su identidad de género de va de género: ¿Qué métodos son ca, sino la elaboración de diagnósti-
manera compleja y articulada con apropiados para la investigación cos contundentes para señalar la
otros planos de identidad, aparece feminista?, supone una afirmación pertinencia de constituir en objeto
todavía más como una declama- anterior, a saber, que la investiga- de investigación a las mujeres y sus
ción que como un supuesto rector ción feminista reconoce métodos prácticas.
en los estudios de género en geo- apropiados o inapropiados; en otras Más tarde, la crítica post-
grafía. Prevalece todavía una consi- palabras, que existiría una atadura estructuralista a las categorías fun-
deración lineal en la relación entre epistemológica entre una teori- dantes de la modernidad llevó a
sexo y género -que a mi entender zación de lo social y un modo convocar opiniones en torno al re-
se expresa significativamente en el particular de abordar sus objetos. chazo de la cuantificación, por en-
mantenimiento de la sinonima en- La polémica gira en torno a tenderla demasiado apegada a las
tre “de género” y “feminista” para varios ejes, y tiene una historia que clasificaciones convencionales de
enmarcarse en un campo y en una debe ser atendida para compren- lo social, entre las cuales hombre-
perspectiva-, que tiene el efecto der los sentidos que constituyen el mujer aparecía como la más “natu-
de ratificar los dualismos que el debate. En un primer momento, la ral” de las divisiones naturalistas de
feminismo ha denunciado antes que tarea de tornar visible la interven- lo real21. Si se reconocía que las
de reformularlos. Precisamente, es ción de las mujeres en distintas mediciones operan sobre objetos
en el seno de los debates metodo- esferas del mundo social, obligó a preconstruidos que segmentan lo
lógicos donde esta paradoja parece jugar con la cuantificación para pro- real a partir de una teoría social,

17
SANDERS, R. Integrating race and ethnicity in geographic gender studies, THE
PROFESSIONAL GEOGRAPHER, v. 42, 1990, 228-231; KOBAYASHI, ob. cit.; McDOWELL,
L. Doing gender: Feminism, feminists, and research methods in human geography,
TRANSACTIONS OF THE I NSTITUTE OF BRITISH GEOGRAPHERS, v. 17, 1992, pp. 339-416.
18
MATTINGLY, D. y FALCONER-AL-HINDI, K. Should women count? A context for
the debate, THE PROFESSIONAL GEOGRAPHER, v. 4 (4), 1995, pp. 427-435. (p. 429).
19
Ibid, p. 429.
20
HARDING, S. Conclusion: epistemological questions, en: Feminism and
Methodology: Social Science Issues, Bloomington, Indiana University Press,
1987.
21
Cfr. BOURDIEU, P Pensar en términos relacionales, en: Respuestas. Por una
antropología reflexiva, Bourdieu, P. y Wacquant, L.J.D., México, Grijalbo,
1995.

80
antes de contar a las mujeres había Lawson ha señalado que la tenden-
que interrogarse sobre todos los cia a reforzar el dualismo cualita-
presupuestos que encerraba la de- tivo/cuantitativo en la investiga-
finición de “las mujeres” como gru- ción feminista resulta irónica, por-
po social, y más aún, de “la mujer” que los estudios feministas han
como categoría universal. De esta criticado y desechado muchos otros
manera, toda cuantificación apre- dualismos para exponer el proceso
surada se tornó sospechosa de una de alteridad que refuerza las rela-
lectura sexista de lo real. Había ciones de poder entre academia y
entonces que concentrarse en la sociedad, hombres y mujeres, he-
deconstrucción de las categorías chos y opinión, etc.24
sobre las que la ciencia positivista Aún cuando comparto el des-
edificaba sus mediciones. concierto de Lawson, sospecho que
Es en el marco de esta búsque- esta paradoja es sólo aparente. Por-
da por despegarse de los modos que en la medida que se asuma que
tradicionales (dominantemente piados para abordar los problemas no existe un feminismo sino mu-
masculinos) de “ver” a las mujeres de investigación de la geografía chos, y que diversos feminismos
y de explorar la condición de lo feminista, variando enormemente pueden entrar en conflicto porque
femenino, que cobra relevancia la los argumentos con los que se apo- representan posiciones particula-
pregunta sobre los métodos de ya esta convicción. res, la contradicción se vuelve po-
investigación más apropiados para (2) quienes sostienen que los lémica, y se torna visible que las
las cuestiones feministas y conso- estudios feministas o de género estrategias teórico-metodológicas
nantes con sus valores y propósi- admiten la utilización de ambos no sólo remiten a aficiones intelec-
tos22. En este apartado nos centra- grupos de métodos y técnicas de tuales, sino que se articulan con los
remos en uno de los caminos que investigación. Aquí también los ar- compromisos que las inspiran. Y
ha tomado esta pregunta por el gumentos con los que se defiende aquí creo radica el principal equívo-
método y que a la luz de la literatura esta postura permitirán más tarde co de este debate, o planteado de
reciente aparece como central: el identificar posiciones diversas. otra forma, el verdadero eje del
debate investigación cualitativa vs. La discusión en torno a las debate.
investigación cuantitativa en la geo- alternativas técnicas más adecua- Mi impresión es que detrás de
grafía feminista. das para los estudios feministas la pregunta sobre el método, diver-
Las posiciones, tal y como se remite a una mirada sobre las herra- sas ecuaciones entre epistemolo-
explicitan en el debate metodo- mientas metodológicas anclada en gía y política están midiendo sus
lógico, podrían simplificarse en dos las tradicionales asociaciones de lo fuerzas para terciar en un debate
grandes alternativas: femenino con lo subjetivo y lo subterráneo, en el cual se está dis-
(1) quienes afirman que los emocional, y de lo masculino con lo putando una nueva versión de las
métodos cualitativos son más apro- racional y objetivo23. Victoria identidades de género en relación

22
McDOWELL, L., Doing gender..., ob. cit. p. 405.
23
FOX KELLER, E. La paradoja de la subjetividad científica, en: Nuevos Paradigmas,
Cultura y Subjetividad, Schnitman, D. F. (ed.), Buenos Aires, Paidós, 1994, p.
145.
24
LAWSON, V. The politics of difference: Examining the quantitative/qualitative
dualism in post-structuralist feminist research, THE PROFESSIONAL G EOGRAPHER, v. 47 (4),
1995, pp. 449-457. (p. 451).

81
con una nueva tipificación de los entre lo femenino de los métodos de se asume un vínculo universal
grupos sexuados. Este debate apa- y lo femenino de las mujeres: las entre Mujer y Naturaleza28; y tam-
rece no tanto en las posiciones que mujeres han sido típicamente edu- bién en las representaciones
se asumen en torno al debate cua- cadoras y cuidadoras entrenadas ahistóricas de la “sensibilidad” de
litativo/cuantitativo, sino en los di- en el arte de escuchar y autoriza- las mujeres que se derivan de una
versos argumentos que se ofrecen das en el saber sobre el otro (...) visión idealizada de la maternidad y
para sostener la propia posición han estado más atadas al cuidado la vida familiar29.
dentro de ese debate. De esta material de los cuerpos humanos, Muy distintas son las argumen-
forma, el esquema más superficial especialmente los de sus esposos y taciones que aquí he llamado
de posturas cualitativistas o cuali- niños25. Aún cuando se fundamen- subalternistas. Parten de afirmar
cuantitativistas, se resignifica cuan- te en razones culturales y no bioló- que ciertos tipos de conocimiento
do se esquematizan las posiciones gicas esta natural inclinación de las han sido sojuzgados por las
que emergen al argumentar la pro- mujeres a las características adjudi- epistemologías derivadas de las
pia postura en el debate meto- cadas a los métodos cualitativos formas masculinas de definir el
dológico. (subjetividad, emotividad, horizo- conocimiento y de hacer ciencia30,
La afirmación de que la inves- ntalidad), se postula que la conec- y que el objetivo primordial de toda
tigación feminista debe realizarse tividad social de las mujeres con investigación feminista debe ser el
casi excluyentemente a partir de los otros involucrada en sus prác- de sacar a la luz los saberes sojuzga-
métodos cualitativos, se ha venido ticas cotidianas, ha promovido dos. Creo que éste es uno de los
sosteniendo desde posiciones que formas de conocimiento o episte- argumentos más seductores para
voy a tipificar como esencialistas y mologías que son diferentes de las sostener una preeminencia de los
subalternistas. de los hombres26. En la misma línea métodos cualitativos en la investi-
Las posiciones esencialistas se ubican quienes se apoyan en el gación feminista. Recuperando as-
tienden a asumir una identificación concepto de reflexividad en la in- pectos señalados por las episte-
“natural” (desde el punto de vista vestigación para postular que en la mologías constructivistas y las críti-
ontológico o epistemológico) en- investigación feminista toda mujer cas pos-estructuralistas a la ciencia
tre los atributos de la investigación es, por definición, una insider al moderna, se sostiene que los méto-
cualitativa y los atributos de la campo27. En el plano de las teorías dos cualitativos poseen la capaci-
femeneidad. Aquí suelen ubicarse sustantivas, este feminismo esen- dad de deconstruir categorías de
quienes argumentan la necesidad cialista se manifiesta en las versio- conocimiento que en la cuantifi-
de recurrir a métodos cualitativos nes que Cecile Jackson encuentra cación aparecen ya, necesariamen-
en razón de una correspondencia en el ecofeminismo, corriente don- te, bajo la forma de tipos fijos o

25
NAST, H. J. Opening remarks on ‘Women in the Field’, THE PROFESSIONAL GEOGRAPHER,
v. 46 (1), 1994, pp. 54-66. (p. 55)
26
Ibid, pp. 54-55; un comentario de estas posturas en McDOWELL, L., Doing
gender..., ob. cit., p. 411.
27
BILLSON, J. M. The progresive verification method: Toward a feminist methodology
for studying women cross-culturally, WOMEN’S STUDIES INTERNATIONAL FORUM, v. 14, 1991,
pp. 201-215.
28
JACKSON, C., ob. cit.
29
Cfr. SEGAL, L. Is the future female? Troubled thoughts on contemporary
feminism, Londres, Virago, 1987.
30
MOSS, P. Focus: Feminist as method, THE CANADIAN GEOGRAPHER , v. 37 (1), 1993.

82
congelados31. Atravesada por una de los grupos oprimidos emerge crear resultados con conciencia de
estructura de relaciones sociales de sólo después de una lucha33. En género (gender - aware accounts) y
dominación, la producción de co- este punto McDowell sitúa la dife- considerar la constitución de iden-
nocimiento desde los lugares del rencia entre la reflexión sobre la tidades de género con el objetivo
poder conlleva intrínsecamente la cuestión de género que establece de generar un conocimiento mu-
desvalorización de los atributos la antropología posmoderna, res- jer-centrado36. En un sentido simi-
imputados al sojuzgado, por lo que pecto de la que efectúa el feminis- lar Monk y Hanson han señalado
sólo haciendo participar activamen- mo34. que estudiar a las mujeres como
te al subalterno en la producción de Sin embargo, creo que ciertas agentes o actrices que buscan co-
su propio saber -y los métodos perspectivas feministas han deri- nocerse a sí mismas, que conci-
cualitativos tendrían esta potencia- vado tres conclusiones sumamente ben estrategias y toman decisiones
lidad- es posible romper con las discutibles de estos principios: 1) (...) contribuye a mejorar el estatus
representaciones dominantes. que existiría “un” punto de vista de las mujeres. El hecho de estar
El argumento es contundente, (sojuzgado) que es el de “las muje- situadas en el eje de la investiga-
y recuerda al que inspiró en la res”; 2) que la iluminación y ción fortalece el desarrollo del sen-
década del ‘80 las “teorías de la potenciación de este (único y ho- tido de identidad, de la propia
resistencia”32. Sin renegar de una mogéneo) punto de vista, es la estimación, así como la capaci-
visión estructural como determi- tarea de un feminismo excluyen- dad para provocar cambios so-
nante de condiciones iniciales de temente practicado por mujeres, ciales37.
desigualdad y dominación, este en tanto insiders naturales del gru- Varios son los supuestos que
enfoque se proponía romper el po social de las mujeres; y 3) que emparentan, quizás indeseada-
inmovilismo al que conducían las las técnicas cualitativas permiten mente, a estas postulaciones con
teorías de la reproducción, ubican- que estos saberes y perspectivas los argumentos que hemos deno-
do el punto de vista en el lugar del emerjan de una manera “pura”, no minado esencialistas. En primer lu-
subalterno, para rescatar las estrate- contaminada por visiones mas- gar, salta a la vista la identificación
gias de resistencia y cambio que se culinizadas de las experiencias de correspondentista entre género (fe-
desarrollaban en contextos especí- las mujeres. menino) y sexualidad (mujer), que
ficos de acción social (por ejemplo Esta es la perspectiva que a mi de hecho supone algún tipo de
la escuela o la fábrica). Muchos entender subyace en gran parte de identidad femenina intrínseca a la
postulados feministas sugieren re- quienes defienden la existencia de experiencia de “ser mujer”. Adhie-
sonancias de estas posiciones: La un punto de vista feminista ro en este sentido a la crítica que al
liberación del conocimiento so- (feminist standpoint) así como respecto desarrolla Liz Bondi, cuan-
juzgado es un objetivo político del quienes proponen al feminismo do destaca que la preocupación
feminismo. Las implicaciones de como un conocimento mujer-cen- sobre qué hacen las mujeres real-
este propósito contestan los presu- trado (o “centrado en la mujer”: mente tiende a implicar que las
puestos del conocimiento científi- woman-centered knowledge)35 . experiencias de las mujeres pro-
co al afirmar que el conocimiento Dyck identifica el propósito de veen la fuente de las verdaderas

31
LAWSON, V., ob. cit., p. 450.
32
Cfr. APPLE, M. Educación y Poder, Paidós, Buenos Aires, 1987.
33
MOSS, P., ob. cit., p. 49.
34
McDOWELL, L. (1992b) Multiple voices: Speaking from inside and outside ‘the
project’, ANTIPODE, v. 24, pp. 56-72.
35
MOSS, P., ob. cit.; DYCK, I., ob. cit.
36
DYCK, I., ob. cit., p. 56.
37
MONK, J. y HANSON, S., Temas..,. ob. cit., p. 35.

83
representaciones de la femeneidad, bres y mujeres. Pero no sé si es mentos de tipo esencialista o
de alguna manera inadulteradas lícito desprender de ello que la subalternista; y que en el segundo
por las visiones masculinas. Sin tarea primordial de los estudios de caso puede o bien interpretarse la
embargo, ninguna versión de la género sea observar las situaciones subalternidad esencializada en el
femeneidad existe fuera del dis- de dominación hombre-mujer al “ser mujer” sin importar la trama de
curso patriarcal, que es el que ha interior de un grupo social étnica y relaciones sociales, o bien recurrir a
construido una representación económicamente homogéneo, en las herramientas del feminismo pa-
esencialista de lo femenino que se lugar de analizar la forma en que las ra abordar situaciones de subalter-
revelaría a la experiencia de toda relaciones de poder se resignifican nidad de hombres y mujeres. Todo
mujer38. al verse cruzadas por identidades esto hace que se estén proponien-
En segundo lugar, estas aproxi- de género y relaciones asimétricas do formas de conocimiento muy
maciones desplazan el problema entre grupos sexuados. distintas según se argumente en
de cómo se construyen identidades Más allá de estas consideracio- favor de los métodos cualitativos
de género entre mujeres de distinta nes, estoy convencida que incluso desde una u otra postura; y que
posición social y étnica. La actitud en situaciones de alta opresión so- incluso así, en el análisis de cada
“mujer-centrada” como estilo de cial las diferencias de sexos y las planteo individual pueden leerse
aproximación a la estructura de culturas de género son relevantes adhesiones -voluntarias o invo-
género parece sostenerse sólo des- para la comprensión de la trama de luntarias- que a mi entender nos
de la situación particular de las relaciones sociales. El desplazamien- hablan de un debate pendiente
mujeres privilegiadas de la socie- to que cuestiono se produce cuan- entre feminismos diversos, donde
dad occidental, hecho que para do se elude considerar las identida- se juegan posiciones políticas y
hacer justicia es admitido por algu- des de género como una construc- epistemológicas sobre las relacio-
nas de estas mismas geógrafas fe- ción cultural histórica y localmente nes entre género y sexualidad.
ministas39. Es significativo que las específica, y cuando se suponen Muchos autores y autoras es-
principales críticas al feminismo correspondencias lineales entre tán planteando críticas a esa suje-
“mujer-centrado” provengan de identidades de género y grupos ción normativa a los métodos cua-
mujeres de color y no occidenta- sexuados. En otras palabras, apare- litativos que algunos estudios femi-
les40. Ellas han llamado la atención ce cuando se olvida interrogar, no nistas parecen proponer. Aquí tam-
sobre la escasa atención que este sólo las categorías de mujer y fe- bién cabe diferenciar desde dónde
feminismo etnocéntrico ha dedica- menino que hemos heredado de la se contesta el vuelco hacia las téc-
do a las formas en que la experien- ciencia moderna, sino las represen-
cia de la opresión de clase y de raza taciones -a veces universalistas y
que ciertas mujeres comparten con etnocéntricas- que el feminismo
ciertos hombres interviene en la académico anglosajón está cons-
construcción de su identidad de truyendo sobre estas mismas cate-
género. Es cierto que en casi todas gorías.
las sociedades actuales las relacio- He tratado de mostrar hasta
nes sociales están cruzadas por re- aquí que la prescripción de que la
laciones de poder entre sexos y investigación feminista debe desa-
que la asimetría se traduce en situa- rrollarse a partir de métodos cuali-
ciones de desigualdad entre hom- tativos puede fundarse en argu-

38
BONDI, L., ob. cit., p. 162.
39
DICK, I., ob. cit.
40
GILBERT, M., ob. cit. pp. 92-93; y Ramazanoglu, citado en DYCK, I., ob. cit.

84
nicas cualitativas impulsado por la Distinta es la postura de quie- mente producida y no necesa-
crítica al positivismo. Porque no nes atendiendo a estas críticas se riamente inevitable. Por otro lado,
dicen lo mismo quienes proponen proponen un doble desafío; por un existe una larga tradición de aná-
una utilización indistinta de ambos lado, desmontar la marcación de lisis cualitativos en geografía que
métodos eludiendo el debate femenino que acarrera todavía la encierran abordajes mascu-
epistemológico y político que pro- aproximación cualitativa; por otro linistas de la producción de cono-
ponen los/las cualitativistas, que lado, birlarle al positivismo su mo- cimiento44.
quienes asumiendo las críticas rea- nopolio del uso legítimo del núme- Estas posturas proponen re-
lizadas al positivismo desde la pri- ro, permitiéndose reflexionar y cuperar la contundencia del dato
mera postura, proponen una debatir en torno a otras alternativas estadístico descriptivo, no inferen-
reapropiación de la estadística para de medición y de control de las cial 45, ponderar los grandes trazos
los estudios de género y feministas. técnicas involucradas en el proce- de la diferencia, para proveer las
En la primera opción encon- samiento estadístico. A diferencia bases de una práctica política in-
tramos por ejemplo a Karsten y de las respuestas más tradicionales formada, identificando personas y
Meertens41, quienes defienden una al feminismo “cualitativista”, este lugares para realizar estudios en
combinación entre ambos métodos grupo comparte las críticas al posi- profundiad 46. En la convicción de
por entender que los estudios femi- tivismo de la ciencia moderna y que la estructuración y creación
nistas requieren un equilibrio”, que asume las advertencias pos- de relaciones de género plantea
recurra al “método ‘blando’, cuali- estructuralistas: al contar uno debe muchos interrogantes, algunos de
tativo y subjetivo para indagar en categorizar, y en la categorización los cuales pueden ser mejor res-
la experiencia e interpretación fe- uno debe congelar en el momen- pondidos usando técnicas cuanti-
menina de los procesos de cambio to43. Pero discute con el cuali- tativas 47, destacan el poder políti-
social, sin descuidar el cálculo tativismo acerca de las imágenes co de las representaciones estadís-
cuantitativo que nos indique la equívocas que se agazapan detrás ticas de la opresión y el rol de la
magnitud de los fenómenos estu- de la resistencia a la cuantifi-cación, cuantificación en la revelación de
diados (p. 190). Con este razona- señalando básicamente las asocia- los modos en que operan las rela-
miento se colabora enormemente ciones entre cualitativo-femenino ciones de poder. En este sentido,
a fijar un falso dualismo (que ratifica y cuantitativo-masculino: la especi- las feministas también pueden
un modo de pensamiento que se ficidad histórica del lazo entre contar desde algún lugar48.
ha tildado de moderno y masculi- métodos cuantitativos y ciencia En el medio se ubican quienes
no, por el cual se reniega de lo masculinista no ha sido suficien- recurren a la diferencia entre méto-
subjetivo en las técnicas cuantitati- temente interrogada, y muy poca do y técnicas para superar el dualis-
vas y de las políticas de cuan- discusión se ha dado sobre la idea mo en el que estaba cayendo el
tificación en las cualitativas42. de que esta dupla sea histórica- feminismo mujer-centrado: Isabel

41
KARSTEN, L. y MEERTENS, D. La geografía del género: sobre visibilidad, identidad
y relaciones de poder, DOCUMENTS D’ANÀLISI G EOGRÁFICA, v. 19-20, 1992, pp. 181-193.
42
MATTINGLY, D. y FALCONER-AL-HINDI, K., ob. cit., p. 432.
43
Ibidem.
44
LAWSON, V., ob. cit., pp. 450-451.
45
MATTINGLY, D. y FALCONER-AL-HINDI, K., ob. cit., p. 432.
46
McLAFFERTY, S. L. Counting for Women, THE PROFESSIONAL GEOGRAPHER, v. 47 (4),
1995, pp. 436-442. (p. 437).
47
STAEHELI, y LAWSON, V., A discussion of ‘Women in the Field’: The politics of
feminist fieldwork, THE P ROFESSIONAL GEOGRAPHER , v. 46 (1), 1994, pp. 96-102 (pp. 97).
48
LAWSON, V., ob. cit., pp. 450-2.

85
da lectura del debate sobre el mé- tación dualista de la humanidad
todo en la geografía de género. armada sobre universales naturali-
zados, el dualismo reaparece en el
seno mismo de las geografías de
3. Releyendo el debate meto- género que se posicionan abierta-
dológico en la geografía femi- mente en una perspectiva feminis-
Dyck se ha visto en la necesidad de nista ta. Me gustaría entonces proponer
aclarar que “métodos tales como la a la discusión un elemento más
observación participante, las entre- Sin duda, la identificación en- para interpretar el modo en que se
vistas, las historias de vida, (...) no tre feminismo y cualitativismo tie- han venido constituyendo estos de-
son necesariamente feministas o ne su origen en el cuestionamiento bates metodológicos, que se agre-
no feministas; lo que hace que una que las teorías feministas -y en gue a la interpretación de las posi-
investigación sea feminista es la general, las teorías pos-estruc- ciones epistemológicas y políticas
visión del mundo o la orientación turalistas- realizaron a los cánones revisadas.
teórica que guía el marco concep- de cientificidad consagrados por la En el intento de ciertas geó-
tual de la investigación, sus pregun- ciencia moderna51. Se ha dicho que grafas feministas por apropiarse de
tas...”49. Y Pamela Moss, introdu- el feminismo desafía las episte- los métodos cualitativos y distin-
ciendo un número de la revista mologías tradicionales de formas guirse por intermedio de ellos, po-
Canadian Geographer destinado a válidas de conocimiento (...) dría leerse un modo de buscar una
la discusión de “el feminismo como redefine quien puede ser conoce- marca de identidad para las propias
método”, ha explicitado su posi- dor y qué puede ser conocido52. Lo geógrafas feministas, donde creo
ción de que, aún aceptando la exis- que no queda claro es hasta qué se realiza un cuestionable despla-
tencia de un “método de investiga- punto el razonamiento inverso es zamiento del problema de la legiti-
ción feminista”, “las técnicas de igualmente válido; en otras pala- mación de la diferencia en la cons-
investigación (...) pueden incluir bras, si la mejor respuesta a este trucción de identidades sexuales y
una combinación de métodos cuan- modelo de ciencia dominante- de género, al problema de la legiti-
titativos y cualitativos”50. mente masculina es un proyecto mación del lugar de las mujeres y
Este acuerdo reciente en mo- de ciencia “femenina” que, como del feminismo dentro del campo
derar un discurso feminista dema- reflejo, reniegue de toda posibili- profesional de la geografía. Creo
siado radicalizado hacia lo cualitati- dad de cuantificar. que el afán por sustentar la existen-
vo, no debe desplazar la atención Aquí parece cargarse con un cia de métodos y metodologías fe-
de lo que el debate metodológico plus de significado de género a las ministas de investigación puede
ha sacado a la luz: la diversidad de prácticas académicas que se reali- leerse también desde estas coorde-
perspectivas sobre las categorías zan en nombre de las “perspecti- nadas corporativas53. En la práctica,
de mujer, femenino y género que vas de género”. Porque aún cuando esta reivindicación se traduce en la
se proponen al terciar en la cues- se reivindique al feminismo como fórmula la investigación feminista
tión metodológica. En el siguiente el movimiento por excelencia que debería ser por, para y sobre las
apartado voy a realizar una segun- socavó las bases de una represen- mujeres54.

49
DICK, I., ob. cit., p. 53.
50
MOSS, P., ob. cit., p. 49.
51
McDOWELL, L., Multiple voices... ob. cit.; FOX KELLER, E., ob. cit.
52
MOSS, P., ob. cit., p. 49.
53
Ibidem.
54
GILBERT, M., ob. cit., p. 90.

86
El resultado de este desplaza- Presiento que el rasgo que bablemente en un futuro cercano,
miento es la imagen que a mi parece estar dominando al campo de una geografía masculinista56. En
entender ofrece la cara más visible de la geografía feminista es el olvi- este planteo se confunden los obje-
de la geografía feminista para quie- do teórico del Otro. Aún cuando en tos teóricos con las poblaciones
nes no se acercan al tema desde la términos abstractos la visibilidad de afectadas o identificadas con los
militancia en el movimiento femi- lo diferente aparece como uno de problemas que los estudios de gé-
nista: lo que aparece en la superfi- los mandatos fundantes del femi- nero exploran.
cie es una disputa por una nueva nismo como perspectiva teórica, la La reticencia a incorporar la
definición normativa de la fe- interpretación que se viene ha- interrogación por lo masculino y
meneidad, en la cual las mujeres ciendo de este mandato parece por las prácticas de los hombres
feministas se arrogan la única voz volcarse a la producción de un como tarea propia de una perspec-
autorizada. La escasa participación saber de minorías, a pesar de que tiva de género es, a mi entender, el
de geógrafos varones que intervie- las mujeres no son una minoría ni resultado del amplio predominio
nen en este debate es un indicio un grupo social indiferenciado. Esta de las perspectivas feministas
que merece ser interrogado. ¿Cómo tendencia podría conducir a que las standpoint y woman-centered en
leer esta ausencia? A excepción de divisiones temáticas de campos de el planteamiento de los objetos y
Linda McDowell, que la señala sin investigaciones respondan no ya a las preguntas que definen el curso
ofrecer interpretaciones55, muy po- problemas conceptuales sino a pro- de las investigaciones, y que repro-
cas geógrafas feministas parecen blemas políticos de construcción ducen en la práctica una concep-
preocuparse por examinarla. de legitimidad para cada “minoría”: ción que piensa a lo femenino y lo
de allí que ante la colonización del masculino como resultados, cultu-
campo de estudios de género por rales o naturales, de modos dico-
el feminismo mujer-centrado, se tómicos de experiencia atados a la
empuje a la construcción de una diferencia sexual. Querría subrayar
geografía gay y lesbiana -como si la observación de Françoise Collin
los problemas teóricos fueran dife- en el sentido de que aún un pen-
rentes por ser diferentes los grupos samiento que se desembaraza de
sociales construidos en torno a una la inscripción biologicomor-
identidad política y sexual-, y pro- fológica de los sexos para no pen-

55
McDowell expresa así su desconcierto frente a la identificación involuntaria en
su propio discurso entre “mujeres” y “género”: “la asociación insatisfactoria de
género con las contribuciones de las mujeres (se refiere a una coletánea sobre
métodos cualitativos en geografía editada por J. Eyles), mientras que los hombres
escapan como ‘ingenerados’ no debe habersele escapado al lector. Esto constituye
una práctica demasiado común, relegando toda la discusión de género y de los
‘temas de las mujeres’ al ghetto de los abordajes feministas en geografía. No es
mi intenciòn continuar esta asociación, pero hasta el momento, desafortunada-
mente, tienden a ser las estudiosas femeninas en la disciplina quienes se muestran
más atentas a las cuestiones que plantea la corporización del investigador”
(McDOWELL, L., ob. cit., p. 414, nota 3).
56
Cfr. BOWLBY, S. & MCDOWELL, L. The Feminist Challenge to Feminist Geography,
en: Social Geography: Progress and Prospect, Pacione, M., ed., Londres,
Croom Helm, 1988.

87
sar ya lo femenino y lo masculino y de géneros seguirían siendo signi-
sino como categorías, indepen- ficativas en las relaciones sociales.
dientes de su inscripción empírica La lucha por la igualdad de los sexos
(los hombres, las mujeres), conti- no es igual a la lucha entre los
núa sufriendo la contaminación sexos, lo que coloca al feminismo
de ese dualismo que es preciso frente a un conjunto de tensiones
esforzarse por borrar 57. Si la identitarias que fuerzan a reen-
indiferenciación conceptual entre contrar al Otro en cada movimiento
género y sexo conduce a que lo de diferenciación y emancipación.
femenino se superponga (o se im- La sugerente afirmación acerca de
ponga) a las mujeres, la denega- la dimensión trágica de la relación
ción de sus relaciones elude la sexuada dibuja un horizonte más
problematización de las interac- complejo para los estudios de gé-
ciones entre individuos sexuados. nero, donde las categorías no pue-
Ello colabora sin duda al manteni- den sino ser pensadas como herra-
miento de la asimetría y la desigual- mientas para la resignificación de la
dad de las mujeres, ya que la actitud relación con el Otro. Collins ofrece
que hace de la diferencia de los una salida para desarmar la ficción
sexos una diferencia indiferente, de la identidad unívoca de ese
elude no sólo la figura de la domi- Otro: la cuestión de la diferencia
nación, es decir, la figura política de los sexos o del diferendo entre
que la atraviesa, sino también los sexos resiste a todo tratamiento
toda dimensión trágica de la rela- teórico. Es del orden de la praxis.
ción sexuada (pp. 7-8). Hombre, mujer, no dependen de lo
Creo que esta mirada permite sustantificable, de lo definible del
desplazarse de aquella visión pro- enunciado. (...) Hay diferencia,
mueve una epistemología y una pero los diferentes no son
metodología feministas en térmi- esencializables. Las dos afirma-
nos de armas para la lucha políti- ciones, “mujer no existe”, o “mujer
ca58. La analogía de la lucha de es esto”, son similarmente especu-
sexos con la lucha de clases mues- lativas y similarmente inquisitorias
tra una fisura importante: olvida (...) La diferencia es teóricamente
que la dominación no es la única indecidible pero se decide y se
relación significativa entre los sexos: redecide en toda relación59.
en la hipótesis de que fueran elimi- Si hay algo que las perspecti-
nadas las desigualdades y las discri- vas feministas introdujeron definiti-
minaciones, las diferencias de sexos vamente en el debate académico,

57
COLLIN, F. Praxis de la diferencia. Notas sobre lo trágico del sujeto, MORA, v. 1,
agosto de 1995, pp. 2-17., p. 7.
58
MOSS, P., ob. cit., p. 49.
59
COLLIN, F., ob. cit., pp. 13-14.

88
es el reconocimiento de que los do de las perspectivas de género rección hombres-hombres, muje-
saberes se producen desde lugares dentro del campo de la geografía res-hombres y mujeres-mujeres.
específicos. El desafío al que nos profesional. Las preguntas que El dilema entre métodos cua-
enfrentamos como investigadoras/ orientaron la revisión de este deba- litativos y métodos cuantitativos
es feministas -resumen Staeheli y te fueron ¿Qué posicionamientos dentro del campo de la geografía
Lawson- es incorporar la diferen- pueden leerse en los modos de feminista y de género, está despla-
cia y reconocer la parcialidad y la situarse en el debate metodológico?, zando la atención que a mi enten-
situacionalidad de nuestros cono- y ¿cuáles son las posiciones que se der debería dirigirse hacia un deba-
cimientos en formas que no elu- dirimen lateralmente en el marco te todavía poco encarado frontal-
dan las implicaciones políticas de de los debates metodológicos? En mente: aquél que se adivina entre
estas posiciones60. Sin embargo, el última instancia, me guiaba la con- las distintas concepciones de femi-
espacio abierto por este desafío vicción de que estas últimas son nismo, particularmente en torno a
parece clausurarse por la muralla más sustanciales que las que pre- los modos de intervenir en la
que el discurso mujer-centrado del tenden distinguir a las voces de reformulación de las relaciones en-
feminismo blanco anglosajón ha este debate en relación con el par tre los sexos y de las categorías
levantado. Si la geografía de género cualitativismo/cuantitativismo. culturales de la femeneidad y la
no encara como parte de su pro- La problematización de los masculinidad. Esto tal vez nos lleve
yecto teórico la tarea de construir conceptos de sexo y género como hacia la conclusión inevitable de
un nuevo discurso sobre la socie- categorías sustantivamente distin- que “geografía de género” y “geo-
dad -y no sólo un nuevo discurso tas no compete únicamente a los grafía feminista” no puedan seguir
sobre la mujer-, podría quedar cir- juegos del lenguaje académico, sino postulándose como sinónimos, no
cunscripto a un saber y una práctica a las herramientas con las que cuen- sólo desde el punto de vista de sus
sólo significativos para mujeres fe- tan sujetos situados en relaciones connotaciones conceptuales, sino
ministas en posiciones dominantes. sociales específicas de sometimien- sobre todo en atención a los hori-
to y discriminación. Sólo a partir de zontes epistemológicos y políticos
una distinción teórica de lo que que se dibujan desde ambas posi-
Conclusión involucran ambas categorías se tor- ciones. Las geografías feministas
na visible el hecho de que las representan sólo algunas de las
El propósito del análisis fue desigualdades sociales en razón del perspectivas que los estudios de
ordenar y clarificar los ejes del de- sexo se ven cruzadas transver- género admiten como proyecto
bate metodológico en el contexto salmente por las diferencias simbó- intelectual socialmente comprome-
de los estudios de género en geo- licas inscriptas por las marcas de tido. Por eso, quizás entre las cate-
grafía, y convertirlo en hilo conduc- género. Y que a partir de éstas últi- gorías que valga la pena empezar a
tor para interrogar los modos en mas se valoriza, jerarquiza, segrega desconstruir desde la geografía de
que la utilización del lenguaje inter- y domina no sólo en dirección hom- género, haya que ubicar también la
viene en la construcción del senti- bres-mujeres, sino también en di- de “geografía feminista”.

60
STAEHELI, y LAWSON, V., ob. cit., p. 99.

89
Bioética, herencia y descendencia1
Algunas reflexiones acerca
del asesoramiento genético

Susana E. Sommer*

Introducción transcurso del devenir científico de estudios, entre éstos el diagnóstico


la Argentina, regresaron profesio- prenatal, que ha sido definido por
Este es el relato de una expe- nales que, por distintas razones Lippman (1989) como los distintos
riencia como genetic counselor o estaban en el exterior y contri- métodos y técnicas que se utilizan
asesora genética en una institución buyeron a la enseñanza e in- durante el embarazo para obtener
de Buenos Aires. Esta profesión, de vestigación en genética y genética información sobre el feto. El uso de
nivel terciario, está asociada a la humana. estas tecnologías permite detectar
práctica de la genética humana en En el resto del mundo, nuevos variaciones cromosómicas, desór-
muchas instituciones de Estados aportes como la demostración de denes metabólicos y el sexo fetal.1
Unidos y no existe como carrera en que el número de cromosomas de En relación con el counseling
la Argentina. Esta prueba piloto se los seres humanos es 46 (hasta ese genético (Rapp, 1988a) se sabe
hizo en una institución que brinda momento se creía que eran 48); la que precede a la utilización (o no)
asesoramiento genético y diag- determinación de que la cromatina del diagnóstico prenatal. Consiste
nóstico prenatal y su objetivo era sexual está asociada a los cromo- en una serie de entrevistas cuyo
mejorar la calidad de los servicios. somas sexuales y sólo aparece en objetivo es proveer la información
Para cumplir este rol se selec- las células de las mujeres impulsaron necesaria acerca de los métodos,
cionaron personas con formación esta disciplina. A partir de estos y naturaleza y límites de los estudios
en genética. En mi caso particular otros descubrimientos la genética así como de los riesgos implícitos
se une a esto mi compromiso con humana se desarrolló en el mundo tanto en su utilización como en su
los temas de salud de las mujeres. y en nuestro país se crearon nu- rechazo.
Es interesante señalar que a merosas instituciones públicas y El diagnóstico prenatal permite
partir de 1957 una serie de factores privadas (Sociedad Científica detectar anomalías cromosómicas2
a nivel nacional e internacional Argentina, 1976). del feto por medio de la amnio-
dieron impulso a la genética humana centésis o el análisis de las vello-
en nuestro país. El llamado a sidades coriónica3. El estudio de las
concurso de profesores, la creación El diagnóstico prenatal vellosidades coriónicas se realiza
de nuevos institutos científicos y el entre las semanas diez y doce de
nombramiento de especialistas Los institutos especializados en embarazo y los resultados se
contribuyeron a este desarrollo. Es genética médica ofrecen la obtienen en doce días mientras
así, como tantas otras veces en el posibilidad de realizar distintos que el líquido amniótico se extrae

* Bióloga.
1
SOMMER, S. Genética, clonación y bioética, Buenos Aires, Biblos, 1998.
2
Las anomalías cromosómicas son cambios de los cromosomas ya sea en su número
como en su estructura.
3
Estos métodos permiten la identificación de ciertos desórdenes genéticos en el
feto. En el primer caso de una pequeña muestra de líquido amniótico que se extrae
con una aguja especial y, en el segundo caso, por el estudio de una muestra de
vellosidades coriónicas.

90
entre la decimoséptima a vigésima Esto nos lleva al tema del que expresa con firmeza ciertas
semana. Las células embrionarias aborto. En América Latina con convicciones, según dicen a favor
del líquido se cultivan y al cabo de excepción de Cuba, el aborto está de la vida, que no afectan en
treinta días se obtienen los resul- total o parcialmente prohibido. En absoluto la forma en que actúan en
tados. Estos tests se utilizan para la nuestro país se calcula que se la vida cotidiana (pueden sostener
detección del sindrome de Down y realizan unos 350.000 abortos estas posiciones y simultáneamen-
otras anomalías cromosómicas y en ilegales por año y que cada día te ser nazis).
nuestro país se ofrecen a mujeres muere una mujer como conse- Es necesario destacar que es-
de más de 35 años de edad4 con- cuencia de esta práctica. Algunos ta ambivalencia se manifiesta en
siderando que a partir de esta edad autores calculan que la relación es distintas circunstancias. Cuando el
el riesgo es mayor. La evaluación de un aborto por cada dos na- Foro por los Derechos Reproduc-
de alfa-feto proteínas permite cimientos (VILADRICH, 1993). Se tivos, una organización no guber-
evaluar ciertos defectos del tubo considera que el aborto es la causa namental, inició una campaña a
neural como la espina bífida o la más importante de muerte materna favor de la educación sexual, por la
anencefalia. A través de la ultra- (LÓPEZ, 1997). anticoncepción en los hospitales
sonografía, en la vigésima semana La ley argentina considera que públicos y la necesidad de legalizar
de embarazo, se puede visualizar la el aborto es una ofensa criminal y el aborto vimos con sorpresa la
morfología y el desarrollo fetal, y que las personas que la realizan así dificultad que generaba adherir a
constituye también parte del diag- como las mujeres que lo solicitan esta propuesta, por ejemplo, en
nóstico prenatal. Ciertos estudios pueden ser castigadas. Mientras que algunos profesionales que realizan
moleculares, cuando son necesa- la ley defiende al embrión deja a las diagnósticos prenatales.
rios, se realizan en nuestro país y mujeres totalmente desprotegidas Si los resultados del diagnóstico
cuando no es posible las muestras de las consecuencias de un aborto prenatal señalan alguna anormalidad
son analizadas en otros países. inducido (LLOVET y RAMOS, 1988). y esto ocurre en un país donde el
En la República Argentina, a Ramos y Viladrich (1993) han aborto es ilegal, todo deviene aún
diferencia de lo que ocurre con la estudiado cómo las mujeres de bajos más complicado. Además de lo que
amniocentésis, los estudios de recursos estan condicionadas por el significa la dificultad para interrumpir
vellosidades coriónicas no eran secreto y la ilegalidad cuando van voluntariamente el embarazo, es
cubiertos por los sistemas de al hospital público. Muchas niegan absolutamente contradictorio
cobertura médica. Una posible que han iniciado un aborto por ofrecer diagnóstico prenatal sin
razón es lo novedoso del estudio. miedo a ser denunciadas y además poder ofrecer la alternativa del
Otra explicación puede estar temen la sanción moral del personal aborto. Los médicos sienten que no
asociada, dado que los resultados hospitalario. Por otra parte los pueden ni deben comprometerse
se obtienen en una etapa menos médicos esperan hasta el último con este tema por lo que no dan
avanzada del embarazo, a evitar minuto para llevar a cabo la ninguna sugerencia con respecto a
que, en los casos de diagnósticos operación necesaria. la realización de un aborto seguro.
desafortunados las parejas pudie- El aborto en nuestro país es un Es necesario destacar que un do-
ran acceder más fácilmente y con tema que genera sentimientos cu-mento de la Organización
menor gasto a la interrupción ambivalentes en muchas personas. Mundial de la Salud cuestiona la
voluntaria del embarazo. Por ejemplo encontramos gente ética de ofrecer servicios de diag-

4
La frecuencia del sindrome de Down (trisomía 21) en nacidos vivos aumenta
exponencialmente con la edad. Se considera que la frecuencia es 1/1600 para los
20 años 1/30 para madres de 45.

91
nóstico prenatal en países que no estan asociadas a un embarazo y en
ofrecen alternativas legales para la este caso el problema es evaluar las
interrupción (WERTZ et al., 1995). consecuencias de las distintas drogas
Muchos médicos soslayan esta y tratamientos a los que se sometió.
contradicción, al sostener que en También consultan mujeres de
realidad el diagnóstico prenatal alrededor de 40 años encinta por
contribuye a posibilitar el embarazo primera vez. Algunas casadas y
en personas que por distintas otras no, con lo que parece que el
razones (antecedentes familiares, único rol de los hombres es ser
edad, etc.) no osarían intentar la donante de esperma. Este fenó-
búsqueda de un hijo/a. Es decir, meno reciente está aparente-mente
que consideran que el diagnóstico relacionado con el mandato de ser
prenatal contribuye a disminuir el madres antes de “que sea dema-
número de abortos al asegurar una siado tarde”. Llama la atención la
descendencia sana. tendencia a clasificar a estas mujeres
Como dije antes, estuve como “añosas” (es decir viejas), un
involucrada en un programa ex- juicio que se podría considerar
perimental de asesoramiento que discriminatorio y que las incluye en
finalmente fue interrumpido. Es así los embarazos de alto riesgo.
que pude observar distintas ac- Algunas veces las consultas se
titudes en las personas que solicitan realizan tardíamente y al dejar
diagnóstico prenatal. Por ejemplo, el feto es una información menos escaso margen para la reflexión
se encuentran personas que jamás extendida de lo deseable. Un obliga a decisiones sumamente
se harían un aborto pero desean ejemplo es lo que ocurrió con la apresuradas. Esta situación se torna
saber con anticipación si deberán talidomida5 hace más de treinta especialmente conflictiva cuando
resolver la contingencia del naci- años en que aumentó la frecuencia ambos miembros de la pareja
miento de un bebe con necesida- de un sindrome muy poco común evalúan de diferente manera los
des distintas y más complejas. como es la focomelia. Actualmente riesgos y ventajas de este tipo de
También están los que piensan que se ha descubierto que esta droga es estudios y tienen poco tiempo para
ante alguna condición genética se- muy útil para la lepra, pero su uso discutir y negociar.
ria tratarían de interrumpir el debe estar acompañado del consejo Muchas parejas indagan acerca
embarazo. de evitar la concepción para evitar de los riesgos genéticos posibles
Los motivos de consulta son el nacimiento de niños sin miembros para su descendencia y parecen
variados. Una causa bastante usual inferiores y superiores como ocurrió buscar todo lo que quiso siempre
es el caso de mujeres que se han en Brasil hace un tiempo. saber y nunca osó preguntar.
sometido a estudios con rayos X o Algunas mujeres, descubren Algunas veces las razones de la
han tomado distintos medicamentos con sorpresa que la ausencia de búsqueda de este tipo de infor-
que pueden afectar al feto antes de menstruación interpretada como mación no surge con claridad, en
saber que estaban embarazadas. El menopausia, es en realidad un otros casos, parejas muy jóvenes
hecho de que numerosas drogas embarazo. Ciertas molestias, que consideran que todo el mundo se
producen efectos indeseables en demandan consulta y/o tratamiento, hace estos estudios (como si estu-

5
La talidomida se indicaba para algunos de los malestares del embarazo y no se
sabía que producía malformaciones en el desarrollo de los miembros originando
la ausencia parcial o total de los mismos.

92
viera de moda) por lo que ellos Asesoramiento genético y sus fortaleciendo la creencia que el rol
también se lo quieren hacer. dilemas fundamental de las mujeres es el
En general se considera de ser madres.
conveniente que ambos miembros El asesoramiento genético Muchas veces pensé, que a
de una pareja asistan a la primer permite a quien no pertenece a la pesar de riesgos tales como la
consulta, pero no siempre ocurre profesión médica tener una visión talidomida, era más sencillo estar
así. A veces, concurren las mujeres del ejercicio de la medicina, la embarazada hace treinta años que
solas, su compañero está muy angustia y esperanza puestas en la ahora. No había que hacerse
ocupado o no tiene mayor interés entrevista por el paciente, los diagnóstico prenatal, no había que
en compartir esta experiencia. En prejuicios de cada uno de los elegir entre vellosidades coriónicas
otros casos, cuando el marido no es involucrados y también las muestras y amniocentésis, no se indicaban
el padre del bebe por nacer, el de compasión humana y pensa- ecografías. Cuando nacía un niño/a
asistir solas permite eventualmente miento científico. Down, todos se preguntaban por
conversar, y ni que decir cuando no También se logra una visión qué el último de los descendientes
se sabe de quién es el esperma de las dificultades y limitaciones de de una familia aparentemente sana
fecundante, nunca tan cierto el la práctica genética que en mu- tenía estas características. No se
dicho pater incertus est. chas ocasiones puede ofrecer un hablaba de edad materna ni de alto
Cuando ambos miembros de diagnóstico pero no una cura. Mi riesgo. (Contradictoriamente, con
la pareja están presentes y los experiencia como genetic coun- el advenimiento de las nuevas
médicos comienzan a tomar datos selor fue breve, como lo fue el tecnologías de procreación, las
de la historia familiar, los patrones proyecto, ya que concluyó en pocos mujeres postmenopáusicas tienen
de respuesta son variados. Algunas meses. Esta tarea me planteó la posibilidad de llegar a la
veces él sabe todo, incluyendo la muchas reflexiones y preocupa- maternidad por medio de los óvulos
última menstruación. Otras, al hacer ciones tanto desde un punto de de mujeres jóvenes).
el árbol genealógico, cuando surgen vista feminista como ético. En esas épocas “prehistóricas”
preguntas tan sofisticadas como la El conocimiento médico está o por lo menos pretecnológicas
edad de los padres de él, la que contribuyendo a expandir los años una se preguntaba si todo resultaría
contesta es ella (con razón las mu- reproductivos con técnicas como la bien, pero el número de controles
jeres no pueden competir en ciertos fertilización asistida o el diagnóstico requeridos era mucho menor. Como
cargos, su cabeza está llena de prenatal. La posibilidad de tener ya lo señalaran Wertz y Fletcher
misceláneas). hijos a cualquier edad es consi- (1993), una vez que las pruebas o
La falta de información acerca derada por algunas feministas como tests existen, su rechazo implica
de métodos anticonceptivos en una nueva frontera de libertad ya descreer de la ciencia y también
algunos casos llama la atención. Así que no hay límites de edad para la implica la no aceptación de las
se observa que ciertos embarazos concepción como ocurre con los actuales (y antiguas) creencias de
no deseados se deben a métodos varones. El hecho de que las mu- que las mujeres debemos hacer
anticonceptivos muy naturales, jeres postmenopáusicas puedan todo en aras de la salud de los niños
es decir coitus interruptus o de la tener hijos (en Italia una mujer de por nacer. Por supuesto, como estos
suposición de que las mujeres ovu- 63 años tuvo un hijo) no permite a autores señalan es imposible
lan rigurosamente en la mitad de su las mujeres detenerse, la retornar a una etapa pretecnológica
ciclo. Esto muestra la enorme brecha compulsión de quedar embarazadas en que las mujeres no se tengan
que existe entre la oferta de no tiene límites. Tanto el diagnóstico que plantear la posibilidad de
métodos diagnósticos y técnicas prenatal como la fertilización asistida diagnóstico prenatal y aborto.
cada vez más sofisticados y la parecen garantizar niños/as Abby Lippman (1993) se
abrumadora carencia de informa- perfectos, no importa cuál sea la pregunta acerca de la definición de
ción acerca de lo que debiera formar edad de la madre. Todo esto libertad de elección y de la forma
parte de conocimientos estable- contribuye a que debamos pregun- en que se estimula el uso del
cidos de educación sexual. tarnos si no estamos nuevamente diagnóstico prenatal. Le preocupa

93
si la aceptación de realizar estas
pruebas indican una verdadera
elección, simple conformidad o la
única respuesta a la coerción. Cree
que cuando las mujeres optan por
ciertos procedimientos en particular
no son cuestionadas, por lo que
tampoco debiera criticarse a las
mujeres que no se prestan a encarar
estos estudios. Señala que la oferta
de estudios prenatales es esca-
samente neutral y aún, quizás,
imposible de rechazar en una so-
ciedad preocupada por los daños
que pueda recibir el feto.
Hay una tendencia en el
discurso médico a hacer a las
mujeres responsables de cualquier
cosa que le pueda ocurrir al feto
mimetizándose con ciertos discur-
sos psicoanalíticos que consideran
que la relación madre-hijo es tan normal. Hemos notado cuan difícil nuevo descubrimiento. Asociado a
importante que en ella radica la y estresante es. Lippman (1989) se ésto tenemos el tema del consen-
causa de cualquier problema que cuestiona si el conocimiento precoz timiento informado (que muchas
un niño tiene. Tambien sorprende del estado fetal tiene algunas con- veces se transforma en un requi-
lo que Lippman (1993) llama twice secuencias sobre el individuo a sito formal vacío de verdadero
told, algo así como doble versión nacer y si este conocimiento afecta contenido) además del lenguaje
del discurso. La misma información a su familia y puede tener alguna que se utiliza y cuál es la informa-
acerca del feto que se considera lo influencia en las relaciones sociales ción que se da y cuál la que se
suficientemente negativa como entre padres e hijos. A esto yo omite.
para sugerir la interrupción del agregaría las dudas que genera el La tarea de genetic counselor
embarazo puede transformarse en efecto de la fertilización asistida me permitió reflexionar acerca de
positiva después del nacimiento sobre los niños/as producidas por estos temas y creo llegado el
de un bebe con esas características estos métodos (SOMMER, 1994). momento de explicitar algunos
y se plantea las formas de hacerse Otro escollo es la forma de cambios que se podrían introducir
cargo del mismo y las esperamzas evaluar y contabilizar el valor de en esta práctica. Sería de interés
para el futuro. algunos riesgos. Así para unos un aclarar el lugar desde dónde se ha-
Además de la dificultad del riesgo del 25% es pequeño mientras bla, tanto la inserción profesional
counseling en un país donde nadie que otros lo consideran muy alto. (médico, counselor, etc.) como las
hace la derivación en caso de aborto, Sin embargo, en la vida real para las creencias religiosas, valores sociales
surgen otras preocupaciones. Una personas involucradas el riesgo es y económicos a los que se adhiere.
de ellas es la dificultad de asumir nulo o total. También debe tenerse presente
totalmente el embarazo hasta tener La medicalización de la re- que las expectativas y la com-
los resultados de los estudios (de producción tiene pros y contras, y prensión de una familia profesional
12 a 20 semanas). Las mujeres no es una difícil tarea para los médi- de clase media pueden ser
pueden hacerse totalmente cargo cos ser no directivos teniendo en diferentes de las de familias que
de sus embarazos antes de tener cuenta que, en general, tienden a pertenecen a otros grupos socio-
confirmación de que el feto es considerar como un adelanto cada culturales y económicos. Cuenta

94
Rayna Rapp (1994) una expe- general el masculino, y no por Varda Burstyn (1993) que el scree-
riencia que ocurrió en Nueva York preocupaciones de eventuales ning prenatal no será jamás capaz
al ofrecer diagnóstico prenatal a enfermedades genéticas. de impedir las discapacidades
una pareja de haitianos con el objeto producidas por factores médicos y
de evitar el nacimiento de bebes sociales. Mientras discutimos
con retardo mental. Ante este Conclusiones diagnóstico prenatal no debemos
argumento la pareja responde que olvidar que el análisis preimplan-
el consenso americano considera a De todo esto surgen las di- tatorio está a la vuelta de la esquina
los haitianos retardados. El rendi- ficultades agregadas que tiene el y como teme Jacques Testart
miento de los niños en las escuelas genetic counseling en la Argen- (1992) nos acerca peligrosamente
públicas americanas es bajo, pero tina. Además de la ansiedad de los a la eugenesia.
esta situación se revierte cuando pacientes por conocer los re- Después de mi experiencia
asisten a las escuelas de la comu- sultados, el tiempo que lleva y el como genetic counselor acuerdo
nidad haitiana. Aquí se mezclan por temor de que algo salga mal, se con Bush (1983) cuando dice es
un lado, las dificultades para com- plantea la dificultad por ofrecer crucial que las feministas
prender el sentido de un estudio y salidas en caso de ser necesario un continuemos construyendo y
por otro la discriminación de que aborto. Tanto las instituciones como deconstruyendo los contextos
son objeto en esa sociedad.. los médicos no pueden ni quieren culturales de la tecnología porque
Otro punto totalmente ingo- brindar información acerca del existe una razón aún más
bernable es la empatía o desagrado aborto. Y por supuesto, las mujeres importante que nuestra exclusión
que el entrevistador siente hacia su de mayores recursos tienen mejores sistemática de la misma. Es
interlocutor o sus creencias. Este posibilidades de resolver estos peligroso no ocuparse, teniendo
fenómeno humano tan compren- dilemas ya que eventualmente en cuenta que en una sociedad
sible puede ser una fuente de pueden encontrar a alguna persona caracterizada por una división
prejuicios de cómo se da y cómo se (aunque cara) para resolver la sexual del trabajo, cualquier
evalúa la información. situación o eventualmente viajar a herramienta o técnica tendrá
Si bien los pacientes firman un un país donde el aborto es legal. efectos dramáticamente distintos
consentimiento informado muchas Creo que estas técnicas, como sobre los hombres y las mujeres.
veces queda la impresión de que también la fertilización asistida,
este texto sirve más a los intereses producen algunos fenómenos
de la institución que al bienestar e parecidos, es decir un número
información de los pacientes. Es incalculable de indicaciones antes,
decir que como lo señala Gert durante y después del embarazo.
(1996) estamos ante un consen- Con respecto a lo que las mujeres
timiento válido más que frente a deben o no deben hacer durante el
uno informado. En realidad en embarazo vemos una tendencia
nuestro país aún no hay clara creciente a que el feto se torne en
conciencia de los derechos de los el paciente principal del cuidado y
pacientes y su derecho de rechazar tratamiento de las mujeres lo que
ciertos estudios o tratamientos. lleva a una pérdida de derechos de
La falta de profundas discu- las mujeres en tanto pacientes
siones acerca de las perspectivas obstétricas como afirma Macklin
éticas se hace aún más evidente (1990).
cuando personas de orígen oriental Glazier (1993) señala que los
buscan el diagnóstico prenatal pero estudios prenatales son la más
la verdadera razón de la consulta común aplicación de la tecnología
esta asociada con la preferencia genética a los seres humanos. Pero
por descendientes de un sexo, en no debemos olvidar como señala

95
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96
Políticas médicas de la histeria:
mujeres, salud y representación en el Buenos
Aires del fin de siglo

Gabriela Nouzeilles*

nacida para ser madre lleva en su Lapas. Esta estrategia de materiali- gemela. La falta y la duplicación
seno la cura del linaje humano y en zación del problema hermenéutico introducen así las dos facetas prin-
su delicada pelvis se aloja el más hace que la lógica del sentido narra- cipales del problema del sentido, la
misterioso de los órganos -el útero- tivo coincida con la de un rompeca- del vacío y los distintos modos de
que hace la mujer un ser especial, un bezas, cuya solución superpone llenarlo, y la de la multiplicación y
ser aparte. identidad y orden biológico: el na- la reducción de sus posibilidades. El
Balbastro. La mujer argentina [1892] rrador-detective -y también médi- cuerpo deviene el principio y el
co- debe re-ordenar los huesos suel- final de una tarea imposible.
tos, ensamblándolos de acuerdo Sin embargo, a pesar de esta
En 1893 el médico, antropó- con un supuesto sistema de dispo- aparente renuncia a la objetividad
logo, naturalista y escritor Eduardo sición natural de las partes del es- de lo corporal, el texto triunfalmen-
L. Holmberg publicó el cuento La queleto/cuerpo humano, para que te establece la identidad de los
bolsa de huesos, quizás el primer la identificación del individuo en restos corpóreos y al mismo tiem-
texto policial argentino. Siguiendo cuestión sea posible. El presupues- po devela la del criminal: Antonio
las pautas generales del relato clá- to epistemológico dominante es Lapas es Clara, una bella joven
sico de investigación, cuyas con- que, una vez recuperada la totali- seducida, madre soltera, que, vesti-
venciones fueron asentadas en las dad originaria del cuerpo, el detec- da de hombre y apropiándose del
producciones de Poe, Doyle y tive/médico podrá leer en su su- saber médico, seduce estudiantes
Gaboriau, la estructura narrativa perficie, la personalidad moral, la de medicina, les extrae quirúrgi-
básica del texto de Holmberg coin- capacidad intelectual, la raza, la camente una costilla y luego los
cide con la sucesión de una serie de edad, la salud, el sexo, y finalmen- mata envenenándolos. El texto se
operaciones lógico-deductivas por te, el nombre del sujeto jurídico cierra con una doble resolución.
medio de las cuales un detective significado en la puesta en relato Epistemológicamente, el detecti-
resuelve un enigma1. En este caso, del montón amorfo de huesos. La ve, en tanto médico, inmoviliza la
el enigma policial adopta la forma reconstrucción del origen del senti- ductilidad proteica de Clara clasifi-
de una paradójica “bolsa de hue- do no resulta fácil: por un lado, al cándola como un caso de histeria,
sos”, abandonada por un extraño esqueleto le falta una costilla; por fijando así en su genitalidad, en su
estudiante de medicina, Antonio otro, existe una bolsa de huesos útero (hystera) la etiología del de-

* Duke University
1
Habría dos variantes principales del relato policial. La clásica corresponde al
modelo surgido de textos como Los crímenes de la calle Morgue de Edgard Allan
Poe, o la serie detectivesca de Doyle que tiene por personaje principal al
detective Holmes, a menudo se llamada en inglés the whodunit. En la base de
este tipo narrativo hay siempre dos historias: la del crimen y la de la investigación.
La investigación que tiene por protagonista al detective consiste en una pesquisa
para resolver un enigma, es decir, lo único que “ocurre” es el desarrollo del
proceso de adquisición de un saber. Cfr. TODOROV, págs. 44-46.

97
lito. Jurídicamente, el detective su- sarias (124). Dicha lógica remitiría, tal moderno y de sus instituciones
giere a Clara el suicidio como un según Jacques Lacan, al funciona- en 1880. Este sistema policial, simi-
modo de interiorización de la ley miento del significante y del in- lar al del detective, se traducía en
social que a la vez la libre del consciente (23-7). Peter Brooks, un tipo de visión omnisciente, inva-
castigo administrado por el Estado. por su parte, al combinar la analo- sora y móvil que ejercía su poder
Ahora bien, si esta lectura de gía psicoanalítica con la generaliza- mediante la generación de saberes
La bolsa de huesos es de algún ción narratológica, concluye que la fijados en el detalle, la clasificación
modo “cierta,” ¿cómo significaba lógica narrativa del relato policial en tipos y la postulación de jerar-
específicamente este relato poli- encierra la dinámica primaria de quías naturales, entre las cuales la
cial producido, escrito y publicado toda diégesis, entendida como el oposición entre hombres y mujeres
en Buenos Aires, Argentina, en el movimiento de un deseo originario fue para-digmática. En tanto la
fin de siglo? ¿Cuáles serían los crite- en busca de un objeto (28). obsesividad disciplinaria estaba
rios de legitimidad que respaldarían Sin negarle productividad ana- orientada hacia el dominio del cuer-
la interpretación presentada? ¿De lítica, la alegorización autorrefe- po, la metodología interpretativa
qué modo se insertaría la ficción rencial de lo policial narrativo pro- de la medicina hegemonizó las tec-
policial de Holmberg en la produc- puesta por Jameson, Lacan y nologías de detección de lo dife-
ción simbólica y cultural de una Brooks, no alcanza por sí misma a rente y subversivo, entendido aho-
coyuntura histórica específica? Pro- explicar la dimensión histórico-so- ra como patología.
pongo utilizar La bolsa de huesos cial del texto de Holmberg, sus La dinámica narrativa de La
como un mapa significante con el exclusivas redes de significación bolsa de huesos ficcionaliza todos
cual entrar y salir de los laberintos cultural. Solo cuando colocamos esas y cada uno de esos mecanismos
culturales a través de los cuales se interpretaciones teórico-críticas en estructurales de la vigilancia clíni-
definieron las relaciones entre cuer- el contexto del fin de siglo latino- ca2. No sólo el protagonista es si-
po, sexualidad y saber médico en americano, podemos comenzar a multáneamente agente de la ley y
Latinoamérica en el siglo XIX. ver que ni el método racional de la médico y resuelve el crimen a
Las interpretaciones teórico- pesquisa ficcional, ni el deseo del través del metodo clínico, sino que
críticas más prestigiosas del género detective por atrapar al transgresor el objeto de su obsesión inquisitiva,
detectivesco no nos facilitan una sexualizado carecen de contenido Lapas/Clara, superpone las catego-
respuesta satisfactoria a esta serie histórico. Leída desde su localiza- rías de criminal y enferma/loca.
de interrogantes sobre los valores ción histórica, La bolsa de huesos se Complementariamente, la oposi-
simbólicos de esta apropiación de presenta como una reflexión iróni- ción entre detective y criminal re-
una forma narrativa diseñada por la ca sobre los modos en que funcio- mite a la jerarquía sexual entre
razón europea. Según Fredric naba el dispositivo de control y hombres y mujeres. De ahí que en
Jameson, la modalidad de la inves- supervisión de los cuerpos que la ficción de Holmberg el deseo
tigación detectivesca sería pura for- comenzó a imponerse sobre la so- narrativo al que alude Brooks esté
ma, una pura racionalidad matemá- ciedad argentina con el estableci- definido en función de una relación
tica que generaría verdades nece- miento definitivo del aparato esta- desigual entre un sujeto racional

2
Holmberg exageró la simbiosis interdiscursiva que caracterizaba el modelo
detectivesco clásico. Las técnicas de análisis provenientes de la medicina fueron
decisivas en el diseño de los relatos de Conan Doyle, por ejemplo, quien no sólo
trasladó la metodología clínica a la estructura narrativa de sus ficciones sino que
además creó su famoso personaje Sherlock Holmes tomando como modelo a uno
de sus profesores en la escuela de medicina, el famoso cirujano Joseph Bell. Cfr.
ACCARDO 22-41.

98
masculino, el médico-detective-es- 1. Diferencia corporal e iden-
critor, y un cuerpo femenino, anor- tidad
mal, Otro, cuya posesión/captura
supone el reestablecimiento de la La primera cuestión que surge
ley patriarcal/estatal. del análisis cultural de La bolsa de
Se podría concluir entonces huesos gira alrededor de las políti-
que el enigma policial en La bolsa cas científicas del cuerpo. Como
de huesos consiste fundamental- dijimos, éste no es el único texto
mente en una pregunta por el del siglo XIX cuya lógica se organi-
cuerpo y su significación, y en za en función del enigma plantea-
particular, en una pregunta por la do por el valor y sentido de los
inestabilidad simbólica de la sexua- cuerpos; más bien el relato de
lidad, marcada necesariamente Holmberg combina tradiciones na-
como patológica y femenina. Esta rrativas típicamente decimonónicas
interrogación obsesiva sobre los donde se cruzan diferentes tipos de
sentidos de lo corporal, formulada discursividad y de saberes: los rela-
sistemáticamente desde una pers- tos de viaje y exploración científi-
pectiva medicalizada, constituye la ca, el cuadro costumbrista, los pri-
matriz generadora de muchas de meros textos antropológicos, los
las ficciones literarias latinoameri- manuales médicos, las ficciones
canas del siglo XIX. Este esquema naturalistas, etc.
común conectaría el relato de En el siglo XIX, la letra no sólo
Holmberg con textos aparentemen- sugería pactos político-legales en
te tan dispares como María [1864] los cuales fundar el contrato social
del colombiano Jorge Isaacs, Santa de la modernidad periférica, como
[1903] del mexicano Federico sostiene Doris Sommer (46-9). Se
Gamboa, las novelas de Eugenio ciencia fundada en la escisión cor- escribía sobre todo para fijar, con y
Cambaceres, De sobremesa poral básica de la humanidad: el en la escritura, dominios materiales
[1892] de José Asunción Silva e in- sexo. En ambos casos, el saber excluyentes que estipularan el al-
cluso la Autobiografía de Rubén sobre la diferencia se enunció en cance y la naturaleza de la jurisdic-
Darío, entre otras producciones relación con las discusiones sobre la ción de la ley moderna. Comple-
narrativas clásicas. identidad nacional y continental que mentando la función de los mapas
El análisis del texto de Holm- caracterizaron los procesos de oficiales, la escritura -en cualquiera
berg nos permitirá reconstruir al institucionalización de los estados de sus formulaciones discursivas-
menos dos de los múltiples canales latinoamericanos. Dentro de una ayudó a diseñar espacialidades no
de simbolización cultural por los segunda serie de asociaciones esta- planas, descripciones “espesas” de
que los cuerpos de las mujeres blecida por la lógica significante de lo real donde se perfilaba la silueta
significaron en el Buenos Aires del La bolsa de huesos, el análisis nos geográfica y biológica del estado.
fin de siglo. Dentro del primero, la permitirá sugerir que el modelo De ahí quizás el extraño aire de
reconstrucción del sistema de aso- hermeneútico del cuerpo diferen- familia que caracteriza los perfiles
ciaciones de La bolsa de huesos te dominante en el fin de siglo se abstractos de los mapas territoriales
mostrará que las políticas científicas centró casi exclusivamente en las y las siluetas antropológicas. Como
del cuerpo imperantes en la época prácticas decodificadoras de la his- ha sido señalado por Julio Ramos
se insertaron en el cruce entre dos teria, entendida sobre todo como con respecto de los discursos sobre
nuevos tipos de saber sobre la un lenguaje corporal anómalo pro- los negros en Cuba, cuando el obje-
diferencia biológica: la antropolo- pio de las mujeres y su equívoca tivo era trazar las fronteras internas
gía, en tanto ciencia del Otro euro- inserción en la modernidad pe- de la comunidad nacional, el trabajo
peo, y la ginecología, en tanto riférica. de la descripción en su versión

99
costumbrista construía compulsi- mera fase de la domesticación pa- el naturalismo literario se imbrica
vamente una escena etnográfica saba por su objetivización bajo la con la anatomía patológica y la
del saber en la que un observador grilla clasificadora del saber positi- manipulación legal de cuerpos en
invisible -cómplice de la mirada vo y sus modalidades de la represen- la morgue. El cuerpo diferente
imperial- registraba las modula- tación. La primera parte del Facun- objetivizado en esta escena es ge-
ciones de un cuerpo heterogéneo, do [1845] de Sarmiento y El mata- neralmente el de una mujer joven,
amenazador, regido por una legali- dero [1881] de Echeverría constitui- desnuda, que ofrece los secretos de
dad alternativa a la que se juzgaba rían ejemplos paradigmá-ticos de su interioridad fisiológica enferma a
como no-ley: la barbarie americana ficciones estatales construidas alre- la mirada cruzada del médico y sus
y sus obscuros sinónimos (228-30). dedor de esta escena fundacional de discípulos masculinos. El poder
Es así que la fuerza conciliatoria de lectura del cuerpo ajeno3. explicativo de tal escena llegó a ser
las primeras utopías políticas lati- El texto de Holmberg introdu- tal que en Irresponsable [1890]
noamericanas siempre supuso ce una variante importante de esa Manuel T. Podestá colocó la clave
como contrapartida la expulsión de configuración epistemológica cuyo de las historias que cuenta en su
la comunidad deseada de aquello sentido cultural no ha sido hasta novela en ese instante de deve-
que el ojo burgués de la racionali- ahora suficientemente advertido lación quirúrgica4 .
dad moderna percibía como distin- por la crítica literaria, a pesar de que A primera vista las dos escenas
to de sí. El locus de ese temor a la sólo a partir de ella se pueden de interpretación científica del cuer-
diferencia se encontraba en el cuer- entender las maneras específicas po otro, la antropológica y la médi-
po, un cuerpo racializado y sexua- de hacer significar el cuerpo en el ca, estarían ausentes en La bolsa de
lizado cuyo supuesto descontrol fin de siglo. Me refiero a la puesta huesos. Sin embargo, tácitamente,
ponía en peligro el proyecto en escena de la lectura médica lo enmarcan. Por un lado, el co-
modernizador de la burguesía. Sólo penetrante, invasora del cuerpo, mienzo del relato de investigación
domesticándolo, con la ortopedia cuya forma más extrema sería la centrado en las dos bolsas de hue-
disciplinaria del trabajo, la educa- autopsia. Esta segunda escena sería sos y la resolución de los asesinatos
ción y el ejército, o aniquilándolo matriz de una serie textual paralela está precedido por un viaje cientí-
en el genocidio, cesaría de ser una a y complementaria de la fundada fico del detective, también natura-
amenaza. En cualquier caso, la pri- en la escena etnográfica, en la cual lista y antropólogo, al interior del

3
Habría muchos otros ejemplos de ficciones latinoamericanas decimonónicas
armadas alrededor de versiones de esta misma escena etnográfica. Entre otros,
se destacan Cecilia Valdés [1882] de Cirilo Valverde, los trabajos criminológicos
de Fernando Ortiz sobre el hampa afrocubana, Los negros brujos [1907]; Los
negros curros, y los de Nina Rodrigues en Brasil (Las comunidades
anormales [1883 -1901]). Roberto González Echevarría cree que la deuda
discursiva excede los límites del siglo XIX y propone que la antropología es una
de las matrices narrativas fundantes de toda la tradición novelesca latinoamericana:
Anthropological knowledge provided the Latin American narrative with a source of
stories, as well as a masterstory about Latin American history. (151)
4
A veces las dos escenas epistemológicas se presentan combinadas. Por ejemplo
en La charca [1893], escrita por el médico puertorriqueño Zeno Gandía, la visión
y el análisis del cuerpo ambiguamente atractivo de la campesina Silvina superpone
identidad racial (mestizaje) y caso médico (histeria/epilepsia). También en
Cecilia Valdés [1882] del cubano Cirilo Villaverde, la caracterización de la madre
loca de la mulata Cecilia conecta esas dos lecturas del cuerpo al superponer
enfermedad y mestizaje.

100
país adonde ha ido a estudiar la Con este juego de marcos, el jerarquías transnacionales (más/
naturaleza patria y sus comunida- texto de Holmberg muestra las menos evolucionado) legitimadas
des nativas. Entre las curiosidades conexiones políticas y epistemo- por el orden imperial. En ambos
del viaje que muestra a su urbana lógicas del discurso de la antropolo- casos la adquisición de conocimien-
familia, se halla una tercera “bolsa gía con el de la medicina, en parti- to se relacionaba con la ejecución
de huesos” que contiene el cráneo cular el de la nueva ciencia de la de una serie práctica de acciones
de un espécimen amerindio local. mujer o ginecología5. Ambos dis- centradas en el mirar (detección de
Por otro lado, al final del texto, el cursos habrían sido los encargados anormalidades, clasificación según
suicidio de Clara, considerado un de objetivizar los dos localizaciones parámetros estéticos), el medir
delito para el código penal, resulta- angustiantes de las contradicciones (espacialización geométrica de ca-
rá en la disposición oficial de su del nacionalismo periférico en su beza, la pelvis, el tronco, los miem-
cadáver y su posterior y segura condición postcolonial, señaladas, bros), e incluso penetrar el cuerpo
autopsia en la morgue, establecién- entre otros, por Chaterjee: la raza y (autopsias; speculum) (STEPAN
dose así el castigo simétrico perfec- el sexo6. En ambos casos lo que 1993: 362-64). En ambos casos la
to de sus crímenes quirúrgicos. La estaba en juego era la definición de investigación tomaba la forma lite-
exposición final de la interioridad lo universal (¿Qué es un ser huma- ral o metafórica del viaje, al territo-
corporal de la asesina correría el no? ¿Qué es un hombre? Y, por lo rio interior o a la interioridad de lo
último de los múltiples velos/más- tanto, ¿qué es una mujer?), y lo local femenino respectivamente7. Al
caras con los que la oximorónica (¿Qué es un argentino? ¿un mexica- mismo tiempo, los dos tipos de
Clara resistía la mirada clasificadora no? ¿un americano?), dentro de una saber, el ginecológico y el antro-
del narrador científico. progresión temporal que producía pológico, determinaban su objeto

5
El estudio de la naturaleza femenina constituyó una rama de la investigación más
general sobre la historia de la humanidad, un campo que la antropología definió
a partir del fin del siglo XVIII. A través del saber médico, los antropólogos querían
construir una “nueva ciencia del hombre” basada en el conocimiento racional de
los sentidos. La anatomía comparativa, un método propio de la historia natural, se
aplicó al análisis de la diferencia cultural. La taxonomía de la diferencia sexual
buscaba establecer los rasgos del “Hombre natural” al mismo tiempo que
establecía los rasgos específicos que oponían los hombres a las mujeres. La ciencia
de la mujer, o ginecología, de aparición simultánea, podría entonces ser
interpretada como parte de un sistema de clasificación general en el que el análisis
de lo femenino complementaba la antropología como ciencia del Hombre. Cfr.
MOSCUCCI 13-14; 31-2.
6
En los países perífericos, Nationalist thought, in agreeing to become modern,
accepts the claims to universality of this modern framework of knowledge. Yet it also
asserts the autonomous identity of national culture. It thus simultaneously rejects
and accepts the dominance, both epistemic and moral, of an alien culture
(CHATERJEE 11). Esta contradicción queda fijada en los debates sobre la raza. Si
la circumscripción de toda comunidad nacional implica siempre un momento
racista cuyo complemento sería el sexismo, no como mera analogía sino como
articulación fundante, en el caso de las naciones periféricas la raza sería un
marcador de diferencia pero también de diferencia jerárquica con respecto de la
metropolis (BALIBAR & WALLERSTEIN 58).
7
En 1880, en su tesis sobre el interrogatorio médico, Daniel Lizarralde imaginaba
la empresa médica bajo la forma de una aventura (imperial) a través del cuerpo.

101
como una respuesta a cambios 15 y un 25% de las tesis publicadas tratarse de una nación en proceso
político-sociales impuestos por la entre 1875 y 1905), donde las profundo de transformación debi-
modernización acelerada y desigual preocupaciones de la ginecología do al ingreso masivo de inmigrantes.
que sufría Latinoamérica a fines del convivían con los planteos de la Por este motivo, continúa Balbastro,
siglo XIX: la transformación de la antropología cultural. En su tesis, la mujer reemplazaría la figura del
producción y el trabajo como ele- La mujer argentina [1892], Arturo gaucho en las discusiones científi-
mentos esenciales en la generación Balbastro aporta una explicación cas sobre el futuro de la raza nacio-
de riqueza nacional; y la incorpora- contemporánea de esta obsesión nal: pudo en otro tiempo, ocupar el
ción del concepto de población finisecular con lo femenino. Según lápiz, la prosa y el verso el carácter
como categoría básica del análisis Balbastro, en el contexto de las tan genuinamente nacional--el
socio-económico y como objeto de condiciones del país (clima, gran- gaucho. [...] Pero, ahora, en pos de
nuevas tecnologías de con-trol de des extensiones, cambios pobla- estos movimientos espontáneos de
la reproducción sexual y la salud. cionales), el estudio de la mujer era razas y de pueblos, ahora...la mujer
Hacia fines del siglo XIX, la indispensable para la construcción argentina domina el escenario,
imposibilidad de fijar una identidad de la nacionalidad y el desarrollo de porque reasume en sí el porvenir
corporal auténtica aceptable pro- la población futura: de las razas americanas. (58)
movió la proyección hacia el futuro Como el detective de Holm-
de formas utópicas del cuerpo na- la ciencia prueba de una manera berg, para decodificar el secreto
cional: el super-hombre de la euge- incontestable que la degeneración, femenino, Balbastro recorre hospi-
nesia (STEPAN 1991). Dado que la como el perfeccionamiento de las tales, salones sociales e iglesias;
concreción de esta fantasía médica razas se inicia siempre por el sexo visita escuelas de niñas; entrevista
dependía de la manipulación de los femenino [...] Si queremos pues familias; consulta profesionales, etc.
cuerpos presentes, el estudio y encontrar el sello propio de nuestra Al finalizar su investigación, llega a
supervisión de la sexualidad feme- nacionalidad, si anhelamos la conclusión de que la diferencia-
nina formaron parte necesaria del descubrir su secreto, excrutar sus ción de la mujer como tal se define
programa nacional de salud públi- destinos, debemos buscarlo en la sólo con la pubertad y que su
ca. De ahí provendría la prolifera- mujer argentina. (8) identidad se basa en la metamorfo-
ción en Argentina a partir de 1875 sis patológica del cuerpo primario
de tesis médicas sobre la fisiología, En el escenario argentino, la masculino. Una vez transformada,
las patologías y la higiene de la importancia de la mujer superaba ninguna función, ningún órgano,
mujer (aproximadamente entre un la que tenía en otros países por ningún sistema orgánico carecería

En esa imagen clásica del viaje exploratorio, Lizarralde vislumbra miríadas de


obreros infatigables e inteligentes llegar a los umbrosos límites del horizonte
descubierto, trasponerlos y entrar, guiados por la luz del genio, en las tinieblas de
lo ignoto, [...] logrando de ese modo arrancar a la naturaleza secretos no
sospechados [...], estudiando unas veces nuevos mundos a través del microscopio,
ora insinuando el acerado corte del escalpelo a través de los tejidos hasta llegar a
las fibras más tenues y recónditas del organismo humano (10). Las intervenciones
quirúrgicas que alcanzaban y controlaban los males ocultos de la feminidad
quedaron ancladas en el mismo imaginario, como se advierte en el entusiasmo
progresista con que Lovat Ash, en su Historia de la ovariotomía en la
República Argentina [1880], y Cecilia Grierson, en su tesis doctoral Histero-
Ovariotomías [1889], celebran el número creciente de ovariotomías realizadas
en los hospitales argentinos.

102
de la marca del género: el esquele- inclasificable, caótico, para cuyo ne un instrumento irremplazable
to, la pelvis inimitable, la cabeza y análisis el criterio de normalidad para salvaguardar la salud de la
el cerebro más pequeños, la piel, la mental resultaba inapropiado. familia nuclear y la fortaleza de la
voz, darían siempre cuenta de la Muchas de las tesis sobre hi- raza nacional en la lucha por la vida,
paradojal naturaleza femenina, en giene publicadas en esos años ha- en la que la mujer contribuía a
la que se anularía la distinción entre brían sido respuestas terapeúticas sostener un afán de perfección
lo normal y lo patológico y donde al problema de la mujer nerviosa [...] actuando en su doble misión
predominarían los rasgos de las argentina8. En cada caso, la discipli- de producir y conservar (ÚBEDA
razas inferiores (30-7). Las anoma- na del cuerpo, la imposición de un 26). Desde una posición ligada a
lías de la mestruación, es más la sistema regulador del ritmo y la algunos de los grupos feministas
mestruación misma, resumían to- productividad órganicas, se ofre- entonces en actividad, en su tesis
das sus enfermedades. Esta asocia- cieron como soluciones a la delica- Apuntes sobre la higiene en
ción no era nueva. Adolfo Martínez, deza de la constitución femenina la mujer [1892], la médica Elvira
en su tesis Relaciones de la mens- en el contexto de la moderniza- Rawson de Dellepiane defendía
truación con el sistema nervio- ción. La higiene se convirtió en la los cuidados profilácticos porque
so (1881), ya había señalado la panacea de proyectos político- se trataba de una práctica inde-
coincidencia entre la llegada de la sexuales opuestos. Desde posicio-
pendizante que eventualmente
pubertad en la mujer y la aparición nes aparentemente antagónicas, se
liberaría al sexo femenino del
de síntomas morbosos, todos refe- promovían con insistencia las cua-
yugo de su biología. La higiene
ridos al sistema nervioso: neural- lidades regeneradoras de las prácti-
sería una guía salvadora para
gias, [...], hemicráneas casi cons- cas higiénicas para la transforma-
recorrer las diversas etapas de la
tantes, ataques epileptiformes e ción y fortalecimiento de la fragili-
evolución, manteniendo la inte-
histeriformes, exaltación de la sen- dad innata del cuerpo femenino.
sibilidad llevada a veces hasta la Desde una perspectiva cristiana y gridad funcional de sus órganos,
hiperestesia, cambios de carácter, más conservadora, tanto Justino de ese modo la mujer superaría la
irritabilidad exagerada, caprichos Ramos Mejía, en su tesis Higiene y delicadeza de su constitución,
sin término (20-1). Tanto para educación física de la mujer su papel secundario en la vida
Balbastro como para Martínez, la [1898], como Lola Úbeda, en su pública, su falta de libertad y de
cuestión femenina implicaba la di- tesis La mujer argentina en la educación, su ne-cesidad de ejer-
ficultad de dar cuenta de un cuerpo pubertad [1902], veían en la higie- cicio físico (9-10)9.

8
Tomando como parámetro la aparición y regularidad de la mestruación, Balbastro
estableció también una clasificación de razas y tipos nacionales. Las morenas
(negras, indias, mestizas) reglarían más precozmente; las porteñas más tarde,
como las francesas, pero serían más fecundas que éstas, etc.(25-7). El modelo
nacional de la mujer argentina lo constituirían las porteñas de clase alta, destacadas
por la belleza de su cuerpo, su inteligencia superior y la gracia de sus modales.
Tales atractivos se veían empañados por la certeza del diagnóstico médico. La
excesiva curiosidad intelectual de la mujer porteña, sus intervenciones excesivas
en la esfera pública así como su aceptación incondicional de las costumbres mo-
dernas europeas, todas hacían de ella una mujer nerviosa, descontrolada (63-66).
9
Esta posición se asemeja a propuestas feministas contemporáneas como la de
Andrea Dworkin, quien sostiene que la liberación absoluta de las mujeres sólo
será posible cuando el avance tecnológico le permita “superar” su condición
biológica una vez que la reproducción de la especie se pueda llevar a cabo por
medios artificiales.

103
2. Histeria y violencia de la llos intelectuales que reconocían Bunge creía que la escasez de pro-
interpretación las impropiedades del código veían ducción estética, filosófica, científi-
en la sensibilidad supuestamente ca y política llevada a cabo por
La segunda cuestión que sur- neurótica de las mujeres un impe- mujeres no se debía sólo a su opre-
ge de una lectura contextualizante dimento a la igualdad sexual pre- sión. La ley de la evolución, y por lo
de La bolsa de huesos de Holmberg gonada y reclamada por el feminis- tanto el progreso, dependían de la
se refiere a los usos del discurso mo. En 1882, en respuesta a una capacidad intelectual del varón; la
médico y sus conceptos como encuesta sobre la mujer ante la ley mujer, en cambio, argumentaba
modos de construir estereotipos remitida a varias figuras políticas e Bunge, encarnaba los impulsos con-
visuales de la diferencia sexual asen- intelectuales por Mohr y Llanos, los servadores que garantizaban la es-
tados en la distinción entre lo nor- editores de la revista EL DERECHO DE tabilidad del organismo racial. De
mal y lo patológico, en especial LA MUJER, Santiago V. Guzmán criticó ahí la mayor inteligencia del varón,
entre la cordura y la locura. Esta las restricciones a los derechos civi- al menos mientras la raza no dege-
serie oposicional creó comunida- les de la mujer, al mismo tiempo nerara. A la inversa, en épocas de
des y espacios de exclusión cuyo que rechazaba de plano su igual- degeneración, era concebible que
funcionamiento fue similar al de la dad ante el derecho político basán- el sexo femenino, por mantener la
formación de estereotipos nacio- dose en su condición de "enferma mayor inteligencia ancestral, [fue-
nales10. constante", histérica innata someti- ra] más inteligente que el masculi-
El código civil argentino re- da a los vaivenes de la menstrua- no (35). Pero, si se tomaba como
dactado por Velez Sarfield en 1875 ción y de la gestación así como al base la normalidad, por la ley natu-
daba a las mujeres los mismos dere- predominio de las pasiones11. Vein- ral de división del trabajo de acuer-
chos que a los menores de edad, te años después, en su Educación do con el sexo, el feminismo, cuan-
los locos y los idiotas, colocando así de la mujer [1904], Carlos Octavio do reclamaba la equivalencia abso-
en un mismo grupo a los descasta- Bunge usaría argumentos muy si- luta entre los sexos, era antinatural
dos irracionales de la comunidad milares para negar a las mujeres el y sobre todo anticientífico (40-5;
nacional imaginada. Incluso aque- derecho a la cátedra universitaria. 70-77).

10
Según Susan Sontag, la enfermedad misma es una onerous citizenship (3). En La
locura en Argentina, un trabajo precursor de los estudios culturales sobre lo
patológico en Latinoamérica, Hugo Vezzetti ha analizado el funcionamiento de los
estereotipos que ligaban patología e identidad nacional en la caracterización de
los inmigrantes empobrecidos llegados a Buenos Aires en el fin de siglo (185-
231). En Médicos, maleantes y maricas, Jorge Salessi se ha concentrado en la
generación de modelos médicos de exclusión con respecto de prácticas eróticas
consideradas antinaturales durante el mismo período. Mi trabajo complementaría
el de ellos al fijarse en los esterotipos ligados a la sexualidad femenina entendidos
como discriminación fundante.
11
La mujer ante la lei civil, la política i el matrimonio 1882: 164-190. El texto
de Guzmán formó parte de una polémica general sobre los derechos políticos
de la mujer en la que participaron José Olmedo con La mujer ciudadana [1873],
Luis Mohr con La mujer y la política: revolucionarios y reaccionarios [1890],
Octavio Iturbe con El sufragio de la mujer [1895] y Ernesto Quesada con La
cuestión femenina [1898]. De todos ellos sólo Mohr defendió la igualdad
absoluta. El resto, por uno u otro motivo, aun cuando pusieran en duda la inferio-
ridad innata de la mujer, alentó una emancipación restringida en el terreno civil.

104
práctica travesti: como Antonio La- vamente la mujer, Clara, quien de-
pas atrae por igual a hombres y berá pagar por sus transgresiones.
mujeres, y detenta el saber y las La fantasía policial subrayada
habilidades de un médico eximio; por el texto de Holmberg sería en
como mujer, es rica y extremada- parte una respuesta simbólica a la
mente educada, víctima de los parcial modificación del lugar social
manejos de un mujeriego y de las mujeres que comienza a
victimaria de aquellos que se ex- insinuarse a fines de siglo en la
pongan a la visión de su sensuali- cultura urbana argentina. La forma-
dad animal, y hacia el final del ción de asociaciones de mujeres, la
En este contexto, el diagnósti- texto, madre promiscua pero ab- participación activa en la esfera
co de la histeria funcionó siempre negada de un hijo, fruto del desen- pública de un grupo visible de
como un espacio de disputa por el gaño. La dupla Antonio Lapas/Clara escritoras, el activismo revolucio-
sentido del cuerpo femenino en atenta directamente contra la lega- nario de obreras inmigrantes
relación con la familia, la nacionali- lidad disciplinaria que sostenía la anarquistas y socialistas, el aumen-
dad, la modernidad y el saber. La equiparación entre sexo natural y to del número de prostitutas en las
bolsa de huesos exhibe algunos de rol social, y una “clara” distinción calles, las primeras médicas,
los canales de sentido que conec- entre hombres y mujeres que pre- ejemplifican bien ese lento proce-
tan esos espacios de significación viniera la degeneración de la raza so de recolocación y redistribución
cultural en relación con la responsa- (BUNGE 35; ÚBEDA 78). Como de espacios de poder12. Dado que
bilidad legal de Clara. En coinciden- ficción policial y alegoría del traba- una de las funciones normalizadoras
cia con algunas hipótesis médicas jo disciplinario, el texto de principales de la medicina giraba
de la época, la histeria se manifiesta Holmberg disuelve la escandalosa en torno a la definición de los roles
en ella sobre todo como traspaso anarquía sexual del fin de siglo sexuales y la salud de la familia
de las fronteras genéricas tradicio- restituyendo imaginariamente el nuclear, frente a los cambios men-
nales, y en este sentido, un síntoma orden natural y social transgredido cionados, la comunidad médica ar-
de la degeneración social que te- por medio de la reconstrucción del gentina diagnosticó una epidemia
mía Bunge. El crimen mayor de esqueleto adánico. Una vez descu- de histerismo entre las mujeres,
Clara no es tanto el asesinato com- bierto por el detective/médico, causada teóricamente por los exce-
pulsivo como el despliegue de una Lapas tendría que devenir definiti- sos genésicos (relaciones prema-

12
La fundación del Consejo Nacional Argentino de la Mujer en 1900, por obra de
la primera médica argentina Cecilia Grierson, culminó en parte los impulsos
desordenados y erráticos de tendencias feministas anteriores. Antes de la exis-
tencia de esta institución, las mujeres más activas en cuanto a reclamos por los
derechos de la mujer fueron las anarquistas, quienes organizaron varias formas de
resistencia laboral: una huelga de empleadas domésticas en 1880 y el paro de las
obreras de una fábrica de zapatos en 1901 fueron los eventos más memorables.
A partir de 1895 comenzaron la publicación de LA VOZ DE LA MUJER donde se discutían
asuntos de emancipación sexual y social, relaciones familiares y opresión clerical.
Las socialistas por su parte fundaron dos asociaciones, la Unión Gremial Femenina
(1902) y el Centro Socialista Femenino (1903). En este grupo se destacaron otras
dos médicas, Gabriela Laperrière de Coni y Alicia Moreau de Justo. Para la historia
del feminismo argentino y su expresión institucional, cfr. CARLSON 1988 y Lavrín
1995.

105
trimoniales, masturbación), el lujo llanto y risa inopinados, somnolen- bían la afección como un desequi-
(ropa, maquillaje), y por la fatiga cia, lipotimias, síncopes, perversio- librio funcional, en su tesis La his-
cerebral derivada de la asistencia a nes de todos los sentidos y la histeria teria en ginecología [1895],
lugares públicos (teatros, paseos, menor con todos sus cuadros (69). Cayetano Sobre-Casas no dudaba
bailes, asambleas obreras, manifes- en afirmar que la histeria era un
taciones) y de esfuerzos intelectua- La supuesta agudización de las reflejo de todas las enfermedades
les supuestamente incompatibles patologías clásicas de la mujer du- de los órganos genitales de la mu-
con la predisposición innata a la rante el fin de siglo explicaría la jer, puesto que el que ha pasado
enfermedad del sexo débil y sus proliferación de tesis y trabajos algún tiempo en salas de
delicados órganos genitales13. En la médicos sobre la histeria. En cada ginecología, podrá estar convenci-
ciudad moderna, se lamentaba Elvira uno de ellos competían diferentes do que pocas son las mujeres que
Rawson de Dellepiane, era raro modelos interpretativos de la en- se libran de pagar el triste tributo
encontrar a una mujer que no fuera fermedad. El modelo ginecológico a la histeria (15-6).
histérica, epiléptica o neurópa- clásico, que localizaba el origen de Todos los modelos epistemo-
ta (40). Y con la misma alarma, la afección en el aparato repro- lógicos mencionados coincidían en
Balbastro declaraba que ductor; el modelo neurológico que la estipulación de dos característi-
asignaba a la histeria una localiza- cas centrales de la histeria, subraya-
La histeria -ese Proteo que afecta la ción cerebral; y el modelo psicoló- das en la Clara de Holmberg: el
variedad de colores del camaleón- gico que definía el histerismo como exceso de movilidad y la capacidad
[...] reviste en la mujer porteña tantas un desorden de los mecanismos de extraordinaria para el disfraz y la
manifestaciones que sería largo la representación14. Sin embargo, simulación15. El comportamiento
enumerar: palpitaciones, agitación, bajo diferentes formas, el modelo histeroide se traducía inevitable-
trastornos mestruales, hipocondría, ginecológico retornaba siste- mente en un ritmo inadecuado del
dolores de cabeza, meteorismo, máticamente. Incluso cuando ya cuerpo, desde las caminatas sin fin
alucinaciones, sofocación, inapeten- predominaban las teorías de la Es- por la ciudad al tic, el temblor o la
cia, calor, frío, espasmos, convulsio- cuela Psicológica de Nancy y los convulsión. También los transpor-
nes, súbitos cambios de carácter, trabajos de Bernheim que conce- tes de la imaginación activados por

13
En un primer momento la epidemia de histeria fue catalogada por los médicos
como un fenómeno neurótico propio de las mujeres de clase alta y su excesiva
participación en la vida social y pública. Con el fortalecimiento de las
organizaciones obreras y el papel de las mujeres en ellas, la histeria fue una
etiqueta descalificadora para todas las mujeres, más allá de la clase social. Existía
sin embargo una diferenciación marcada entre la modalidad del tratamiento en
uno y otro caso. Las mujeres sin recursos que asistían a los hospitales públicos
estaban más expuestas a las decisiones e intervenciones de la profesión médica.
14
Sobre los modelos interpretativos de la histeria en la medicina decimonónica, cfr.
MICALE 33-107.
15
Bunge insiste con lo mismo. La aptitud para el mimetismo sexual era un fenómeno
propio del sexo femenino, relacionado con la conquista sexual y la seducción de
los especímenes masculinos más útiles para la especie. Al mismo tiempo la
simulación era una marca de la naturaleza morbosa de la mujer que engaña, imita
y es irritable por excelencia(52). La hetaria y la actriz eran manifestaciones
extremas de esta inclinación general.

106
la lectura eran percibidos como enfermedad que la afligía. En Si- simulada, la histeria se convertía en
desplazamientos espacio-tempora- mulación de la locura [1903], una “enfermedad” que era a la vez
les motivados por la histeria, un José Ingenieros refiere el caso de la causa de la imitación de un con-
tipo de práctica que hermanaba a la una joven de familia distinguida junto de síntomas y el efecto de la
joven aburrida que leía novelas que para evitar una imposición fa- literalización de esa ficción. El com-
sentimentales, con el decadente miliar comenzó a imitar los sínto- portamiento del cuerpo histérico
que asumía para sí las poses cultu- mas de la histeria, los cuales se remitía entonces a un sistema de
rales de la modernidad finisecular fueron intensificando hasta alcan- representación fallido, un caos
europea, y con el hipocondríaco zar formas del delirio. Para Ingenie- significante que el médico debía
que transitaba en su propio cuerpo ros el caso probaba que la histeria reordenar en función de un sentido
las sintomatologías descritas en los podía comenzar como una ficción correcto de lo corporal.
manuales de medicina. A estas dos que luego se literalizaba: La preocupación por la simu-
variantes de lo móvil se sumaba la lación de los síntomas hizo que una
inestabilidad sintomatológica de la Merece notarse la influencia de dos parte importante de los estudios
histeria que ponía en cuestión su factores importantísimos en la argentinos sobre la histeria consis-
misma identidad como enferme- determinación mental de esa tieran en la presentación minuciosa
dad autónoma. simuladora. La idea de simular ha de semiología clínica que sirviera
Movilidad y simulación deter- sido el producto de una imitación, para decodificar la naturaleza
minaban los mecanismos del fun- por haber asistido a una verdadera proteica de los fenómenos histéri-
cionamiento visual de la escena histérica; posiblemente, sin ese cos entendidos ahora como textos
clásica del saber médico donde se ejemplo no habría pensado en significantes. En Histeria y suges-
constituía el personaje de la histéri- simular. Además, al comenzar su tión [1904], Ingenieros propondría
ca y donde luego se la curaba. En simulación sólo tenía el propósito de una metodología de la lectura del
esta escena del saber centrada en lo fingir ligeros ataques histeriformes; cuerpo histérico centrada en ano-
didáctico, la tarea primaria del mé- pero así como la función desarrolla malías permanentes de la sensibili-
dico era establecer para sus pares y el órgano, la simuladora, en pocos dad (stigmata) de la cara, los ojos,
alumnos un diagnóstico que contra- días, elevó insensiblemente el las extremidades y los genitales, en
rrestara la capacidad proteica de la diapasón, hasta simular un comple- oposición a los accidentes convul-
histeria, es decir, que la fijara en el to delirio histérico. En tales casos, la sivos asociados al ataque histérico
lenguaje de la clasificación. Por un repetición voluntaria de determina- de menor frecuencia (Capítulo II).
lado, la histeria no se presentaba a dos procesos mentales acaba por En cada uno de los restantes capítu-
la visión más que bajo la forma de hacerlos involuntarios y automáti- los del libro Ingenieros pone en
otra cosa, otras enfermedades (la cos, como ocurre con todas las práctica tal mecanismo de interpre-
sífilis, la tuberculosis, la parálisis, la funciones psicológicas. El hecho no tación para distinguir la histeria de
epilepsia, etc.) de las que tomaba es excepcional; generalmente todo la hemiplejia (Capítulo III), del reu-
su espectacular sintomatología16. individuo que finge durante mucho ma (Capítulo IV), de la mudez
Por otro lado, se concebía a la mujer tiempo un estado mental cualquiera, fisiológica (Capítulo VII), y tam-
histérica como una fabricante de expónese a incurrir verdaderamente bién de otras enfermedades ner-
ficciones patológicas del cuerpo en en lo fingido. (20-1) viosas como la psicastenia y la
las que el médico tenía, con dificul- neurastenia (Capítulo XI). Cuando
tad, que identificar e interpretar las Si la repetición de la imitación los casos continuaban siendo dudo-
marcas ocultas, auténticas, de la inducía finalmente la enfermedad sos, convenía someter al paciente a

16
Sobre la superposición de imágenes de diferentes enfermedades en la visualiza-
ción de la histeria, cfr. GILMAN 359-79.

107
la experimentación hipnótica y así tador. La diátesis de contractura se
descartar la sospecha permanente acentúa muchísimo durante el
de simulación: Los histéricos [...] sueño hipnótico; basta poner los
suelen exagerar sus desórdenes al brazos bruscamente en extensión o
referirlos, estimulados por su in- friccionarlos levemente, para que se
variable deseo de ser interesantes; produzca la contractura instantá-
la mejor manera de contralorear nea, unilateral o doble. El miembro
sus asertos es provocar las pertur- contracturado queda en absoluta
baciones y juzgarlas por observa- rigidez; tres alumnos intentan en
ción propia. (232-3). vano vencer violentamente la
Una vez establecido el diag- contractura sugerida; la simple
nóstico, el segundo terreno polé- en resumen, suponía la re-escritura indicación verbal basta para
mico correspondía al área del trata- del lenguaje descontrolado de la suprimirla,[...]. Una fricción suave
miento y la prognosis. Dada la pasión histérica gramaticalizada por de la nuca a los talones, permite
convivencia de diferentes modelos la voz interiorizada del médico. determinar una contractura general
interpretativos, las terapias men- Es así que la domesticación y de todo el cuerpo, produciendo un
cionadas en los estudios médicos ventrilocuización sistemática del estado cataleptiforme que permite a
de la época varían, en muchos cuerpo histérico formaron parte la enferma mantenerse tendida sobre
casos aplicándose diferentes tipos fundamental del espectáculo pe- el respaldo de dos sillas apoyando la
de cura a la vez, desde la adminis- dagógico del hospital escuela, como nuca en uno y los talones en otro
tración de psicofármacos, aislamien- se desprende del siguiente caso (70-1)
to y gimnasia, a la cirugía gineco- presentado por Ingenieros de una
lógica (ovariotomías, raspados) y la joven de 18 años, diagnosticada de [...] Se sugirió a la enferma que la
sugestión hipnótica. A partir de los histeria, que fuera sometida al trata- comprensión de las muñecas
noventa, a causa de la influencia de miento hipnótico frente a una clase determinaría la cesasión del ataque
Ramos Mejía y su discípulo Inge- de Psicología experimental de la y se educó esta zona frenadora
nieros, la sugestión en vigilia o en Universidad de Buenos Aires: repitiendo muchas veces el ensayo
estado hipnótico se impuso como durante el sueño hipnótico; bastó
método primordial de tratamiento Presentamos esta interesante advertir a los allegados de la
de la histeria en el Hospital San enferma en una de las “lecciones enferma que cuando ocurriese el
Roque. En Histeria y sugestión, clínicas” del curso de Psicología ataque debían tomarla de las
Ingenieros defiende las ventajas Experimental dictado en la Facultad muñecas. (72)
científicas de la sugestión experi- de Filosofía y Letras por el profesor
mental y su capacidad terapeútica. Horacio G. Piñero, quien ilustra sus En esta disposición clásica de
De hecho, todos los casos de histe- lecciones teóricas con trabajos la escena del saber médico, el cuer-
ria con los que ejemplifica sus hipó- experimentales y con la presentación po enmudecido de la loca materia-
tesis son casos de pacientes cura- de casos clínicos. [...] Ante los liza el lenguaje autoritario del médi-
dos por tratamiento hipnótico, el alumnos del Curso de Psicología la co al mismo tiempo que es contro-
cual consistía principalmente en la enferma fue, sucesivamente, lado por los toques cuasi-eróticos
re-educación correctiva de mani- hipnotizada por los tres procedi- de su manipulación manual. Sin
festaciones patológicas histeroides mientos más usuales: fijación ocular embargo, paradójicamente, este
a través de la sugestión en la vigilia directa, fascinación por un objeto ejemplo muestra otra faceta del
o en el sueño provocado. El éxito brillante, compresión de los globos sistema de representación del cuer-
del tratamiento se medía por la oculares [..] Dormida la enferma, po diferente: la hipnosis no recrea,
fuerza disciplinaria sobre el cuerpo bastan simples órdenes verbales para reproduciéndolos, los síntomas
de la idea correctiva inducida en el hacerla levantar y trasladarse de un epileptoides de la afección histéri-
paciente y la consecutiva desapari- punto a otro, efectuando los movi- ca originaria, sino que fabrica las
ción de la sintomatología. La “cura”, mientos que le ordena el experimen- poses imaginarias de las ficciones

108
teórico-clínicas de la comunidad de te histérica, escenificación de lucha Desde La bolsa de huesos tam-
pares profesionales, proyectando por el poder simbólico de la repre- bién se pueden detectar los présta-
sobre el cuerpo de la histérica el sentación en la que finalmente, a mos y cruces entre las ficciones de
texto de la ciencia, y de esa mane- través de la sugestión, el médico la medicina y las ficciones de la
ra, “inventando” la iconografía pú- domina e impone su autoridad so- literatura. Los casos de Ingenieros
blica de la enfermedad17. No sor- bre la neurótica rebelde. En la solu- serían también narraciones poli-
prende por ello que Ingenieros no- ción hipocrática, el éxito del ciales activadas por el deseo mas-
tara que sólo unas pocas pacientes disciplinamiento es absoluto, más culino de comprender un cuerpo
presentaban zonas histerógenas al efectivo que el de la prisión: Clara femenino indescifrable en el marco
llegar al hospital pero que todas las interioriza la ley moral y se “cura” de fantasías eróticas y epistemo-
asumían después de tener contacto autodestruyéndose. Su única liber- lógicas de la posesión. De manera
con los médicos. tad residía en elegir entre la cárcel similar, tanto el relato de Holmberg
La bolsa de huesos, al super- y la incorporación del modelo fe- como los casos médicos ligan, im-
poner el relato jurídico del castigo menino que los hombres imponían plícita o explícitamente, el mo-
al de la investigación médica revela a las mujeres. De este modo, el mento del desciframiento y la con-
la violencia ejercida sobre la histé- monstruo histérico, asociado en el templación absoluta con el placer
rica tanto en la decodificación texto alternativamente con Circe, erótico del voyeur que mira junto a
diagnóstica como en la interven- las sirenas y la Medusa, puede ser la presencia silenciosa y cómplice
ción terapeútica. El encuentro clási- finalmente aniquilado una vez que de sus pares.
co del detective y el criminal, cuan- “ve” en el espejo del médico/de- Desde una lectura feminista a
do la razón burguesa despliega ante tective su propia monstruosidad contrapelo, similar a la propuesta
el lector la resolución del enigma patológica. Más que el veneno, es por Teresa de Lauretis en relación
planteado por el criminal, deviene la imagen de sí misma que le de- con la mitología y los textos sagra-
en el texto de Holmberg agon vuelve la mirada masculina profe- dos de la tradición19, opuesta a las
sexual entre el médico y la pacien- sional la que mata a Clara18. instrucciones disciplinarias que pa-

17
La relación entre el desciframiento público del cuerpo histérico en la clase médica
y la puesta en escena del espectáculo teatral lindante con lo pornográfico,
evidente en las famosas clases de los martes de Charcot, ha sido señalada, entre
otros, por Showalter. Cfr. The Female Malady 148-150.
18
En este sentido, la justicia poética que ejercita el texto de Holmberg era mucho
más estricta y extrema que los castigos legales practicados en la época contra
mujeres homicidas. Según Kristin Rugiero, la ley oficial era bastante benigna con
las mujeres que cometían crímenes violentos. La patologización que la excluía de
la esfera pública la convertía en “irresponsable” ante la ley. En su análisis de la
representación de mujeres asesinas en la ficción victoriana inglesa en Double
Jeopardy, Morris llega a una conclusión similar. Según ella, la benevolencia
oficial hacia los crímenes violentos cometidos por mujeres contrastaba con la
dureza de los castigos simbólicos que éstas sufrían en la ficción literaria, donde,
aun cuando no fueran enviadas a prisión, se volvían locas, se suicidaban o se
aislaban del mundo para siempre.
19
El interés del feminismo en el acto narrativo implica un re-torno teórico y la
elaboración de nuevas preguntas acerca de la lógica fundante del narrar en
sociedades patriarcales: That return amounts, as is often the case with any radical
critique, to a rereading of the sacred texts against the passionate urging of a different
question, a different practice, and a different desire. (DE LAURETIS 107).

109
recen regir la lógica fálica de la ban, abrían en las autopsias, pene- embargo, un cabo suelto más acor-
historia detectivesca, los crímenes traban con el speculum y mutila- de con la inestabilidad del diagnós-
y la práctica travesti de Clara po- ban los cuerpos de mujeres con tico histérico. Porque, aunque la
drían interpretarse como intentos ovariotomías, histerectomías o resolución textual promete el es-
violentos de invertir el discurso cliteroctomías. Cuando, una vez pectáculo absoluto de Clara y la ra-
oficial sobre la sexualidad femenina muertos, diseca sus cadáveres e tificación incondicional de su con-
y también del placer erótico que inscribe en los huesos sus nombres dición femenina, su cuerpo nunca
produce la búsqueda masculina del técnicos con su propia letra, Clara llega a ofrecerse desnudo, despro-
saber. En la inversión epistemo- intenta re-narrar en el cuerpo obje- visto de sentido, a los ojos del
lógica lograda por la venganza del tivizado de sus amantes la historia detective o del lector, sino que,
como sucede con la histeria, per-
género, se pueden fácilmente re- que la histérica no podía contar
manece cubierto de máscaras y
construir las secuencias principales porque su historia y su cuerpo -co-
citas culturales alternativas (ropas
de un relato de venganza ejemplar mo los de Circe y Medusa en los
de hombre/ropas de mujer; saber
que sólo se torna visible desde una mitos clásicos que analiza de científico/saber erótico; madre/
perspectiva cruzada. No es fortuito Lauretis- habían sido siempre con- prostituta). Esta multiplicidad
que las tres víctimas de Clara hayan tados desde el otro extremo del significante no neutralizaría el sen-
sido brillantes estudiantes de medi- speculum, es decir, desde la pers- tido, ni lo pacificaría21. Por el con-
cina a quienes ella seduce, primero pectiva del médico. trario, desde los ojos perversos de
con la posesión del saber científico Esta lectura a contrapelo no Clara, el desorden de la bolsa de
y luego con el saber erótico del pareciera poder mitigar la resolu- huesos se organizaría según múlti-
cuerpo. Clara sugestiona, abre, pe- ción normalizadora con que se cie- ples posibilidades contradictorias
netra y feminiza el cuerpo de sus rra el relato, cuando el detective donde el cuerpo y la cultura se
ex-amantes extrayéndoles una cos- domestica definitivamente la pro- encontrarían y separararían infini-
tilla20, como los médicos hipnotiza- testa rabiosa de Clara. Resta, sin tamente en la ficción de la ley.

20
De más está decir que la extracción de la costilla también invierte la versión
cristiana de la creación de la primera mujer, Eva, a partir de la costilla de Adán.
Ésta conexión estaría subordinada a la lectura médica del cuerpo femenino.
21
Este sería el riesgo del gesto bisexual que neutraliza lo político. Contra este
vaciamiento, el feminismo en sus formas más combativas apuesta a un tipo de
bisexualidad histérica que no excluya la diferencia ni elimine ninguna de las
posibilidades del sexo: una explosión de la significación que cuestione la rigidez
clasificatoria de la razón científica masculina. Cfr. CIXOUS 254-57.

110
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112
Subjetividad, discurso y género:
una propuesta metodológica

Sara Pérez - Julia Zullo*

¿Qué nos proponemos? a lo femenino y cómo estas elec- ocupa el proceso que transforma al
ciones se van transformando a lo macho y a la hembra en hombre y
El estudio de la relación entre largo del tiempo. Estamos conven- mujer. Pensemos en el ejercicio de
lenguaje y género ha sido amplia- cidas de que existe sistematicidad determinados roles prototípicos que
mente abordado en los últimos años. en estas elecciones y que juntas se van aprendiendo desde la infan-
Existen en la bibliografía especiali- constituyen uno de los modos de cia, en las “frases hechas” y supues-
zada, numerosos trabajos que en- definir implícitamente lo femenino tos del “sentido común” que circu-
caran el problema desde la pers- en la sociedad. lan tanto entre hombres como en-
pectiva del uso lingüístico tratando En este trabajo, entonces, in- tre mujeres de nuestra sociedad y
de establecer diferencias y particu- tentaremos establecer las bases en los contrastes que existen entre
laridades del habla de las mujeres metodológicas que permitan estu- dos culturas diferentes en cuanto a
en situaciones concretas -lugares diar de manera sistemática cómo se la adjudicación de estos roles y a la
de trabajo, conversaciones entre produce esta construcción en los circulación de estos supuestos.
pares, interacciones con niños, discursos sociales. Consideramos que este proceso se
etc.1. Sin embargo, el objetivo de Para ello se hace necesario, inscribe en un sistema mucho más
este trabajo es bien distinto ya que ante todo, delimitar teóricamente amplio de representaciones socia-
intentamos establecer la relación la relación lenguaje/género para les que no sólo abarca la constitu-
inversa. Esto es, de cómo lo feme- poder contar con conceptos fun- ción de los géneros, sino todos los
nino aparece constituido en y por damentales sobre los cuales elabo- tipos de identidades compartidas.
el uso lingüístico. No se trata de rar nuestra propuesta. Este proceso ha sido encarado
analizar aquellos aspectos sistemá- desde distintas teorías y la búsque-
ticos del lenguaje (de la lengua en da de una definición explicativa de
sentido saussureano) que se rela- El problema del género género sigue suscitando debates
cionan con la categoría gramatical en los ámbitos filosóficos, antropo-
del género sino de comprender Nos interesa particularmente lógicos e historiográficos. Si bien la
cómo y por qué los usuarios de una situarnos en el proceso por el cual producción teórica es muy abun-
lengua (tanto hombres como mu- a partir de la diferencia biólogica dante al respecto, podríamos in-
jeres) optan en un contexto socio- entre los sexos, se constituye una tentar agrupar las distintas propues-
histórico determinado por unas “for- diferencia cultural. Para expre- tas en tres enfoques aproximati-
mas” en vez de otras para referirse sarlo en otros términos, nos pre- vos:2 las teorías del patriarcado, del

* Investigadoras del Instituto de Lingüística y del IIEGE, Facultad de Filosofía y


Letras, UBA.
1
Ver al respecto, la compilación de D. TANNEN (1993) y el trabajo de WEST y
ZIMMERMAN (1985).
2
Estos enfoques han sido caracterizados, problematizados y ejemplificados en:
FLAX, J: “Posmodernismo y relaciones de género en la teoría feminista”. En
FEMINARIA Nº 5; COLAIZZI, G. Feminismo y Teoría del Discurso. Madrid.
Cátedra. 1990 ; SCOTT, J. “El Género: una categoría útil para el análisis histórico”
en Historia y Género. Valencia,1990, entre otros.

113
feminismo marxista y las teorías definen este lugar social no son femenino a través del análisis mi-
psicológicas/psicoanalíticas. uniformes ni fijos, sino que han nucioso de sus “formas”.
Si bien no es nuestra intención tenido sus variantes en cada mo- Es en este punto de nuestro
reseñar aquí estas teorías, los co- mento y se han ido transformando desarrollo, donde se hace necesa-
mentarios críticos (J. FLAX, 1987; J. a lo largo de la historia (en algún rio fijar cuáles son los “soportes
SCOTT, 1986; etc.) señalan el ries- momento, por ejemplo, el voto significantes” de la significación
go de la universalización de las femenino era un sinsentido para el social que nos interesa analizar y de
características genéricas dejando de conjunto de la sociedad argentina, qué manera podemos acceder a
lado las situaciones sociales concre- del mismo modo que liberté, egalité, esos significados muchas veces
tas y la distribución del poder más fraternité era una consigna que no ocultos.
allá de los límites de las relaciones incluía a las mujeres). Cada época,
fami-liares. entonces, ha construido imágenes
Estos tres enfoques derivan en distintas de lo que significa ser mu- El problema del lenguaje
los últimos años en debates que jer en las distintas esferas sociales
tienden a formular líneas teóricas (ocupación, participación política, Todos sabemos que el lengua-
interdisciplinarias. Así resultan, por vida familiar, problemas de rela- je es una condición indispensable
ejemplo, acercamientos entre mar- ción) con una limitada heteroge- para la vida social y al mismo tiem-
xismo y psicoanálisis (ALEXAN- neidad.3 po, es el medio fundamental para
DER, S. 1984), entre marxismo y Podemos decir, entonces, que los procesos de comunicación y
teoría foucaultiana (comp. Power la constitución de lo femenino con- pensamiento.
of Desire, 1983), entre psico- siste en un proceso semiótico Si pensamos que no existe
análisis y semiótica (DE LAURETIS, (refiriéndonos a VIOLI, 1991) en organización social posible sin pro-
1984), entre otros. tanto se realiza como producción ducción de significados, sin lo que
Dentro de una línea decons- de sentidos. Todos los fenómenos se conoce como “sistemas de re-
tructivista que trata de rescatar los sociales son procesos de este tipo presentaciones” compartidas y, al
aportes de estos tres enfoques se ya que no existe producción de mismo tiempo, que todo proceso
encuentra la propuesta de J. SCOTT sentido que no sea social y, recípro- de significación tiene que ser so-
(1986) para quien el género es uno camente, todo fenómeno social es, cialmente compartido, debemos
de los campos en y por los que se por definición, un proceso de pro- encontrar en esta dialéctica, un
articula el poder a la vez que facilita ducción de sentido (VERON, 1987). significante, una materialidad anali-
ciertos modos de decodificar signi- Ahora bien, estas representaciones zable donde se plasmen y al mismo
ficados, de percibir y organizar la sociales son expresadas en deter- tiempo se configuren/construyan
vida social. minados “soportes significantes”, estos sistemas de representacio-
Dentro de esta perspectiva, en materialidades de algún tipo nes. Siguiendo a E. Verón, optamos
nos interesa encarar el problema que reflejan de manera más o me- por el concepto de discurso para
desde el proceso por el cual se nos directa esta conceptualización designar estos conjuntos signi-
construyen estas diferentes mane- de lo femenino.Cuando nos referi- ficantes:
ras de percibir, de significar y de mos a cierto ocultamiento quere-
jerarquizar que en conjunto, deter- mos decir que algunas materialida- Toda producción de sentido, tiene
minan el lugar social de lo femeni- des son explícitas y otras sólo per- una manifestación material...
no. Obviamente, los sentidos que miten acceder al significado de lo Siempre partimos de“paquetes”de

3
SCOTT, J (1986) trabaja este concepto de “limitación normativa” cuando plantea
que los símbolos culturalmente disponibles que evocan representaciones
múltiples de la mujer no tienen interpretaciones ilimitadas. Existen normas más
o menos explícitas que limitan las lecturas posibles.

114
materias sensibles investidas de Es decir, el lenguaje adquiere
sentido que son productos; con otras entidad material en los enunciados
palabras, partimos siempre de que conforman los discursos, y que,
configuraciones de sentido identifi- a la vez son el soporte signifi-cante
cadas sobre un soporte material. portador de los sentidos socialmen-
Cualquiera que fuere el soporte te compartidos. Los enunciados “po-
material, lo que llamamos discurso o nen en evidencia” dichos sentidos
conjunto discursivo, no es otra cosa a partir del acto de enunciación, es
que una configuración espacio- decir, de su materialización en un
temporal de sentido VERÓN, E espacio y en un tiempo socialmen-
(1987). pp. 126-127 te determinados. Las marcas de la
enunciación de esos enunciados
Esas materias sensibles a las ponen de manifiesto las condicio-
que denominamos discursos, tie- nes productivas que los hicieron
nen efectos de sentido variados posibles.
pero no ilimitados. Pero no nos ocuparemos aquí
de la totalidad de los sentidos so-
Existen condiciones que determinan cialmente compartidos sino sólo de
en todo momento, cómo pueden aquellos que hacen a la idea de lo
producirse, cómo pueden “leerse” y femenino en un contexto socio-
cómo pueden circular. Dichas histórico dado. Los interrogantes
condiciones dejan sus marcas en que se abren a partir de estos plan-
estas materialidades y, por ello, son teos se relacionan directamente con
recuperables y estudiables. (Op. Cit. el cómo del análisis. Esto es: si
pp. 127) convenimos en que el género es
un proceso particular de la produc-
Pero entender el discurso como ción social de sentido que se mate-
una configuración espacio-tempo- rializa, entre otros, en los enuncia-
ral de sentido, resulta una concep- dos/enunciadores de los discursos
tualización muy amplia. El lengua- sociales, ¿cómo acceder a esas sig-
je sólo se actualiza y adquiere enti- nificaciones sociales vinculadas a lo
dad material en los discursos, cuya femenino a través del análisis de
producción-circulación-reconoci- esos discursos? La respuesta obvia-
miento sólo puede tener lugar en mente no será definitiva, pero in-
el marco de la interacción social. tentaremos dejar sentadas las bases
Sostenemos con VOLOSHINOV metodológicas que permitan este
(1930): acceso.

La realidad concreta del lenguaje


en cuanto discurso no es el sistema Una propuesta metodológica
abstracto de formas lingüísticas, ni
tampoco una enunciación Nos resulta indispensable en-
monológica y aislada, ni el acto tonces, contar con una serie de
psicofísico de su realización, sino el estrategias metodológicas apropia-
acontecimiento social de das que nos faciliten no solamente
interacción discursiva, llevada a reconocer sino reconstruir y siste-
cabo mediante la enunciación y matizar las operaciones específicas
plasmada en enunciados. (pp. 118) asociadas a la construcción del gé-

115
nero. Estas estrategias suponen un proceso que involucra a dos parti- “Caer”, “arribar”,así como, “su-
diseño de instrumentos aportados cipantes relacionados. Uno de ellos ceder”, “surgir”, “llegar”, “salir” , son
por la lingüística del discurso. Para aparece como el causante de la procesos que involucran un solo
evitar confusiones en lo que res- acción y el otro como el afectado. participante. Muchas veces se pue-
pecta a los planos del análisis, op- La acción “pasa” de un actor a un de reconocer si dicho participante
tamos por una primera clasificación afectado. Llamaremos a este caso es causante o afectado en el proce-
en dos niveles: sintáctico/semántico Modelo Transactivo so en cuestión, pero en un gran
y semántico/textual. Para ejempli- número de casos, la solución es
ficar la aplicación de estas estrate- El sentimiento de desvalorización ambigua. La presencia de este tipo
gias seleccionamos algunos ejem- suele invadir a la mujer de procesos borra toda relación
plos de nuestros trabajos anteriores Las primeras discusiones provocan causa-efecto. El resultado es siem-
en los que analizamos dos tipos un pánico incontrolable pre un evento casual, azaroso,
textuales bien diferenciados: revis- incausado. En el ejemplo, si las
tas femeninas y debate parlamen- De este modo, “el sentimien- órdenes “caen” es porque no hay
tario4. to” y “las discusiones” son los cau- un responsable de enunciarlas.
santes de “la invasión” o “el pánico” Un tercer tipo de modelo abar-
respectivamente. Es curioso cómo, ca relaciones diferentes. No se trata
1- Nivel sintáctico-semántico: en el primer ejemplo, aparece un de actores y afectados, sino de una
participante inanimado actuando simple relación entre entidades.
sobre un participante que sólo se
Uno de los supuestos básicos Pueden aparecer dos entidades
ve afectado por el proceso en cues-
de nuestro enfoque reside en que equivalentes o bien una sola califi-
tión. Curiosamente, ese participan-
la disposición y organización cada. Llamaremos a este tercer
te pasivo es la mujer.
sintagmática de los enunciados con- modelo Modelo Relacional. Tal
En un segundo modelo, al que
forma un tipo de operación especí- denominaremos Modelo no Tran- es el caso de:
fica de asignación de sentido. sactivo aparece una sola entidad
Para el abordaje de este nivel relacionada con el proceso. En este Una sentencia de divorcio es una
contamos con el Modelo Sintag- simple página
caso, muchas veces se hace impre-
mático propuesto por HODGE y cisa la distinción entre actor o afec- Ese marido era un hombre común
KRESS (1993). Este modelo nos tado para esa única entidad in-
provee de un esquema básico que volucrada. El efecto nunca es accional. Se
sirve para clasificar los enunciados trata de incluir una entidad, objeto
sobre los eventos en el mundo de El tono imperativo y las órdenes o participante en una determinada
un modo sencillo y al mismo tiem- caen el fin de semana escala de valores.
po sumamente productivo. En su Los separados arriban al segundo Debemos señalar que los mo-
expresión más simple postula un matrimonio delos transactivo y no transac-

4
Más específicamente, el trabajo de la prof. Pérez inserto en el marco de la relación
mujer/política, consiste en el análisis del “prejuicio de género” en el discurso
parlamentario. Dicho análsis se realizó sobre el debate de la Ley de Cuotas (
24.012) en el Parlamento Nacional durante set.´90 y nov.´91 ,en la cámara de
senadores y de diputados respectivamente. Por su parte, la prof. Zullo encaró
la constitución discursiva de la dupla enunciador/destinatario en un corpus
constituido por los ejemplares de la revista MUJER del año 1983. El objetivo que
impulsó dicho trabajo fue el de analizar el lugar de la mujer en el proceso de
transición hacia el sistema democrático. Los ejemplos que aparecen citados
pertenecen a una u otra investigación.

116
tivo se definen sobre la acción y Donde el “se” pasivo transfor- sujeto sintáctico resultante ha sido
son, por lo tanto, modelos accionales, ma la oración de modo que las “absorbido” un proceso transactivo
a diferencia de los relacionales. mujeres sean las depositarias de que vinculaba “hombres” y “amis-
Puede surgir alguna confusión en algo enseñado por un participante tad”. El resultado da por presu-
cuanto a la distinción gramatical ausente: "X enseñó la regla". En puesta la verdad de Los hombres
entre transitividad e intransitividad. muchos casos, esta transformación veneran la amistad entre ellos y
Los dos pares de términos son dis- es sistemática y no casual ya que la incluyen en un sistema de valo-
tintos: aparecen muchos ejemplos los participantes elididos son siem- res donde esa “amistad” aparece
de frases transitivas pero no pre los mismos: los hombres, la clasificada e interpretada.
transactivas. Básicamente, la rela- familia, el sistema educativo, etc.
ción entre los dos pares consiste en En el caso del trabajo con las revis- c- Despersonalizaciones: Al
que, mientras que la relación tas femeninas de la transición hacia igual que en el caso de las pasiviza-
transactivo/no transactivo es de tipo la democracia, estas “ausencias” se ciones, este tipo de transformacio-
semántico, la relación transitivo/ refieren casi exclusivamente a las nes eliden los causantes del proce-
intransitivo se da sobre la forma instituciones de la dictadura. so en cuestión.
gramatical de su-perficie. Este es-
quema, aparentemente simple, b- Nominalizaciones: Son Se prohibió a los niños jugar con
constituye una herramienta funda- operaciones complejas que “con- muñecas
mental para determinar los lugares densan” la información, transfor- Se tiene mucho miedo a los senti-
que el enunciador se otorga a sí mando los procesos que, en gene- mientos homosexuales
mismo, a su destinatario y a sus ral, resultan relacionales. Como en
enunciados. En suma, nos permite este caso:
Ejemplos en los que el origen
aproximarnos a las condiciones que
de la prohibición, y los afectados
determinan “su mundo”. La veneración por la amistad
por el miedo no están explicitados.
Vamos a considerar también masculina es una forma de expresar
Estos tres tipos de transforma-
otro tipo de operaciones: las trans- sentimientos homosexuales
formaciones. Pueden definirse ciones, en muchos casos, desem-
como una serie de operaciones En este ejemplo,el sujeto peñan una función economizadora
sobre la forma básica de los enun- sintáctico es el resultado de una en el texto. En las aplicaciones de
ciados (borrar, sustituir, combinar o compleja transformación que parte este modelo, consideramos rele-
reordenar sintagmas o partes de los de: Los hombres veneran la amis- vantes sólo los casos en los que el
mismos). Las transformaciones cum- tad entre ellos, donde “veneran” se contenido original no puede ser
plen dos funciones: economía y nominaliza en “veneración” y “hom- repuesto en el contexto lingüístico
ocultamiento. A menudo están bres” como núcleo de la construc- inmediato ya que un proceso o un
complejamente combinadas y los ción se transforma en el atributo participante han sido elididos estra-
hablantes las realizan incon- “masculino”. De esta forma, en el tégicamente.
cientemente. En el presente traba-
jo consideraremos tres tipos de
transformaciones:

a- Las pasivizaciones: Se tra-


ta de invertir el orden de los cons-
tituyentes , pasivizando el proceso
y, en consecuencia, elidiendo la
causalidad explícita:

Esta regla se nos enseñó especialmen-


te a las mujeres

117
2- Nivel semántico-textual Como podemos notar, se ad-
judican a las mujeres propiedades
En el nivel textual, abordare- de carácter permanente que no
mos tres fenómenos: hacen referencia a diferencias o
propiedades «naturales» o «biológi-
a- Los tópicos (especialmen- cas»: lealtad, pureza, belleza, solida-
te aquellos que se refieren a "la ridad, sensibilidad, debilidad.
mujer" o "las mujeres"): represen- b- Los desplazamientos se-
tan aquello sobre lo que "trata" un mánticos: Son operaciones a las
fragmento de texto y organizan los que Van Dijk denomina moves,
significados locales del discurso glo- deslizamientos semánticos (relacio-
bal. Pueden ser representados por nes entre dos proposiciones). Estos
proposiciones y, en términos moves son los que realizan se-
cognitivos, son el resultado de un mánticamente las distintas estrate-
proceso de abstracciones a partir gias semánticas. Este autor mencio-
de las secuencias de significados na por lo menos doce tipos de
locales. Como unidades de infor- deslizamientos que aparecen ac-
mación semántica tuando de manera conjunta en el
pre-existen, aunque sea en discurso prejuicioso. Aquí sólo men-
cionaremos algunos de ellos, aun-
manera vaga, a la producción ver-
que a los efectos de un análisis rico
bal de una secuencia de significa-
y exhaustivo deban atenderse to-
dos. Desde el punto de vista de la
dos los fenómenos relevantes de
compresión, monitorean la asigna-
este tipo que operen en el texto.
ción de estructuras para el procesa- Algunos desplazamientos son:
miento de la información recibida.
Por este motivo, la primera estrate- b.1- Negativas Aparentes: En
gia de comprensión de un oyente las cuales la primera proposición es
ante una emisión, es la asigna- una negación de las actitudes nega-
ción -aunque sea temporal- de un tivas y la segunda es una opinión
tópico. negativa con respecto a la primera:
Así, en el debate parlamenta-
rio nos encontramos tópicos gene- No pongo en tela de juicio las sanas
rales sobre la mujer, tales como: intenciones de la señora senadora
autora del proyecto, que me merece
la mujer es más débil que el hombre el mayor de los respetos como ser
humano, primero, y luego por todos
la mujer es más sensible que el
hombre los otros valores que a cada instante
va demostrando. Pero yo creo que
la mujer está menos capacitada que
este proyecto es más una expresión
el hombre
de anhelo para todas las mujeres
la mujer debe encargarse del hogar
sometidas en diversos lugares del
la mujer es pura globo, que no encaja con la realidad
las mujeres tienen una función argentina porque hace mucho
decorativa tiempo en la vida del país la mujer
las mujeres ayudan a los hombres argentina-para buscar un término
Las mujeres son rectas adecuado- legalizó su presencia
La mujer sufre postergaciones natural en la vida de la Nación.

118
b.2- Enfasis del contraste: tipo concesión aparente, en estra- c- Los lugares enunciativos:
Se presentan dos o más proposicio- tegias de mitigación. a partir del análisis sistemático del
nes que parten de la existencia de uso de los pronombres personales
tópicos contrarios o contradictorios Pero en mi partido no ha existido y formas verbales, considerando
y se focaliza o se da por supuesto esa discriminación y contamos con los segmentos sintagmáticos en los
-si hubiere argumentación- el con- mujeres que han logrado una alta que aparecen, y su interrelación
traste, reforzando la oposición. posición en la vida pública con las otras operaciones de asig-
nación de sentido mencionadas más
b.5- Concesiones aparen- arriba. Por ejemplo, en el corpus de
... de haber habido más mujeres los
tes: En las que la primera proposi- revistas femeninas pudo registrar-
planteos políticos hubieran podido ción se acuerda con supuestos com-
ser de otra índole... se a lo largo de un año, un creci-
partidos y en la segunda se presen- miento cuantitativo en la aparición
ta una actitud negativa. En general
donde se reforzaría el tópico dife- de enunciados asumidos por un e-
ambas proposiciones quedan rela-
rencia entre hombres y mujeres cionadas por un «pero»: nunciador en primera persona del
plural (nosotras) el cual se define
...les pido encarecidamente como Tengo una particular expresión de un modo a la vez incluyente y
argentina y como mujer -ya no favorable acerca de la participa- excluyente: agrupa enunciador,
como representante del pueblo-. ción de la mujer argentina en todos destinatario y género femenino y
los ámbitos. Encuentro que la mujer se opone explícitamente a ellos
donde se enfatiza el contraste en- argentina tiene aptitudes que la que queda constituido como no
tre “mujer” y “representante” sociedad argentina y nuestra persona y género masculino. Co-
organización institucional precisan mo puede notarse en éste y segu-
b.3- Explicaciones: Apare- en la actualidad, así como también ramente, en otros casos, estas for-
cen en pares de proposiciones en las necesita la renovación en que mas pronominales vacías no sólo
está empeñado nuestro pueblo. Creo adquieren referencia sino que a la
donde la segunda expresa la causa
que la mujer argentina tiene vez se cargan de sentido en el
de un hecho, denotado por una
prendas de heroísmo y interior de los discursos.
proposición anterior; esta estrate-
virtudes...Aquí se ha mencionado
gia utilizada sobre todo después de
un nombre querido para el pueblo
«opiniones» o «situaciones delica- argentino que es el de Eva Perón...la Conclusiones
das» (es decir, valoradas como so- lucha que le cupo a Eva Perón, sin
cialmente negativas); esperar a que ninguna ley le A lo largo de estas páginas
otorgara su derecho a participar en hemos logrado definir los concep-
Que muchas veces no haya una la vida pública. tos teóricos y las herramientas
distribución igualitaria en el metodológicas necesarias -al me-
momento de la confección de la Acá se habló de Evita por su nos por ahora- para estudiar cómo
listas de candidaturas obedece -y potencialidad transformadora y su se construyen y se ponen en circu-
téngase presente, para dignificar lucha inclaudicable en favor de los lación ciertas delimitaciones y atri-
aún más la postura de la mujer - a más humildes, pero no debemos buciones de lo que significa ser
que en nuestro partido, por ejemplo, olvidar que al lado suyo estuvo el mujer en un determinado contex-
las mujeres resignan voluntariamen- general Perón, quien posibilitó que to sociohistórico a través de los dis-
te cargos públicos en un acto de esa lucha fuera posible. cursos sociales.
conciencia ... En lo que respecta a la produc-
Otros desplazamientos son tividad del modelo, lo hemos apli-
b.4- Ejemplos: después de más complejos, como la invoca- cado no sólo a corpus de discurso
una afirmación general, aparecen ción de credibilidad, la especifica- parlamentario y revistas femeninas
vinculados a desplazamientos del ción de perspectivas, etc. sino también a discurso político y a

119
textos de divulgación destinados a miento de discursos sociales rele- dimensión ineludible -pero no por
mujeres. En todos los casos nos ha vantes. En este sentido, otro de los ello excluyente- que es la del dis-
permitido arribar a conclusiones aspectos que consideramos des- curso. Es en este aspecto, enton-
relevantes5. tacables de este diseño, es la posi- ces, que un método preciso, en
Pensamos que una de las ven- bilidad de ser empleado por otras términos lingüísticos, pero al mis-
tajas de trabajar con este diseño disciplinas: nos referimos concreta- mo tiempo lo suficientemente
amplio y flexible, puede constituir
reside precisamente en el hecho mente a la tendencia a la inter-
una de las herramientas que contri-
de que permite acceder a tipos disciplinariedad que puede ad-
buya a los estudios del género.
textuales muy variados y que no vertirse en los estudios sobre géne- Sin embargo, somos concientes
necesariamente ubican a la mujer ro. Quizás, el hecho de emplear de que estamos en una etapa inicial
como destinataria de los mismos. alguna de las estrategias aquí rese- y que nuestra propuesta requerirá
En efecto, conforme a los postula- ñadas pueda servir, en algunos ca- reformulaciones y ampliaciones en
dos teóricos presentados al comien- sos, para confirmar o descartar hi- la medida en que avancemos en su
zo de este trabajo, este método nos pótesis de trabajo. aplicación. Seguramente, necesita-
permite abordar las representacio- El abordaje de la subjetividad remos también del aporte de las
nes construidas en el proceso de femenina, en tanto construcción demás investigaciones sociales abo-
producción/circulación/reconoci- social, requiere del estudio de una cadas a la problemática del género.

5
Nos referimos específicamente a los trabajos elaborados con posterioridad a los
ya mencionados: Transformaciones y estrategias en el proceso de construcción de
representaciones sociales sobre la mujer y Historia oral, análisis del discurso y
género: a propósito de Doña María.

120
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121
Merleau - Ponty
y la teoría feminista sobre la experiencia

Linda Martin Alcoff*

Si la filosofía feminista ha de poreizada. Aunque el mismo cia de la mujer a la luz de las


ser útil en la consecución de una Merleau-Ponty tiende a universali- tachaduras y distorsiones falocén-
mayor autoridad para las mujeres, zar el cuerpo en su fenomenología tricas, desde la década de 1980
debe ofrecer un mejor análisis de la existencial, su ontología se atiene dicho proyecto se apartó amplia-
relación existente entre la razón, la a lo concreto y corpóreo que ofre- mente de la consideración de que
teoría y la experiencia subjetiva del ce un gran potencial para la filoso- la experiencia en sí misma es el
lenguaje corporal.1 Para citar a Rosi fía feminista, como lo hicieron no- sitio de la ideología en lugar de ser
Braidotti, necesitamos elaborar una tar Iris Young, Elizabeth Grosz, la fuente de la verdad. Dado esto, el
verdad que no se aparte del cuer- Judith Butler, y otras. énfasis que Merleau-Ponty pone en
po, que reclame (nuestro) cuerpo Pero llama la atención que en la primacía epistemológica de la
para (nosotras mismas)... (Nece- la teoría feminista angloamericana percepción ha sido tomado por
sitamos) desarrollar y transmitir en general sólo raramente se in- algunos como un enfoque inservi-
una crítica que respete y lleve la voca o se utiliza hoy a la fenome- ble y obsoleto, pese a su ontología
marca de la fuerza libidinosa e nología, y que la influencia de perfeccionada de la corporeidad.
intensiva que la sostiene.2 Si las Merleau-Ponty sea prácticamente Mientras que la preocupación
mujeres hemos de tener autoridad inexistente. Creo que esto se debe sobre los tratamientos no críticos de
y credibilidad epistemológica, es principalmente a que las feministas la experiencia resulta enten-dible,
necesario que reconsideremos el se han mantenido escépticas con sostendré que repudiar la
papel que desempeña la experien- respecto de que la postura feno- fenomenología es un error, y que la
cia corporal en el desarrollo del menológica sobre la centralidad teoría feminista podría beneficiar-
conocimiento. epistemológica de la experiencia se especialmente de los tratamien-
Es en el contexto de este pueda ser incorporada o compati- tos de la experiencia de Merleau-
proyecto que algunas teóricas fe- ble con la crítica del contendido Ponty. El feminismo post-
ministas se han interesado en la ideológico de la experiencia cor- estructuralista ha negado durante
obra de Merleau-Ponty como el poral que ha constituido la piedra mucho tiempo la importancia
mejor intento para trascender el fundamental de la crítica social fe- cognitiva de la experiencia fundán-
dualismo cuerpo-mente y comen- minista. Pese a que la labor feminis- dose en que la experiencia y la
zar con el pensamiento filosófico ta académica comenzó con el pro- subjetividad son producidas a tra-
a partir de una perspectiva cor- yecto de hacer visible la experien- vés de la interacción de discursos.

* Syracuse University.
1
Este ensayo es una versión revisada y ampliada de Phenomenology, Post-
structuralism, and Feminist Theory on the Concept of Experience, en Feminist
Phenomenology, editado por Linda Fisher y Lester Embree (Reidel, próxima-
mente). Asimismo, contiene pasajes de The Politics of Postmodern Feminism,
Revisited en CULTURAL CRITIQUE 36, primavera de 1997; págs. 5-27.
2
Rosi Braidotti, Patterns of Dissonance, New York, Routledge, 1991, pág. 8.

122
En esta postura, la fuente esencial cultura y la historia. Aunque en tidad, no queda justificado en una
de conocimiento sobre los signifi- realidad la fenomenología y el post- significación intrínseca de la identi-
cados sociales no puede ser la ex- estructuralismo no se oponen total- dad sino en la creencia de que la
periencia, ni menos, la percepción, mente, demasiado a menudo fun- identidad es un marcador, aunque
sino el lenguaje y la textualidad. La cionan como si fuesen mutuamen- imperfecto, para un determinado
experiencia desempeña un papel te excluyentes, y esto ha contribui- cuerpo de experiencias compar-
en el conocimiento siempre y cuan- do a generar una creciente división tidas.
do sea articulada, y algunos van aun entre la labor del feminismo en las Pero la experiencia en sí mis-
más lejos hasta el punto de negar la ciencias sociales, influenciada por ma, o la comprensión subjetiva de
validez ontológica de una expe- la fenomenología, y la labor del fe- nuestras experiencias personales
riencia articulada o inarticulada. Creo minismo en las ciencias humanas, propias incluyendo las experien-
que, aunque el post-estructuralismo influenciada por el post-estructu- cias afectivas, es el objetivo y el
haya aportado elaboraciones útiles ralismo. terreno de la ideología de género.
desde el punto de vista crítico de Uno de los temas críticos que Cuando la mujer manifiesta sentirse
cómo se producen y circulan los dominó en el saber feminista a lo contenida y feliz sólo en la esfera
significados sociales, el péndulo ha largo de la década de 1970 fue la doméstica, cuando la mujer siente
oscilado demasiado lejos hacia la idea de hacer visible la experiencia repulsión por su propio cuerpo, o
eliminación del papel formativo de la mujer y validarla en contrapo- cuando la mujer experimenta la
que desempeña la experiencia en sición a la multitud de teorías cien- violencia sexual como merecida,
el conocimiento, y que una aten- tíficas cuya finalidad era quitarle obviamente estas experiencias son
ción renovada a la obra de Merleau- legitimidad a gran parte de nues- el producto de fuerzas estructura-
Ponty puede proporcionar una en- tras propias respuestas y opinio- les que configuran los significados
mienda útil. nes, aun poniendo en tela de juicio de los hechos. Las estructuras socia-
Comenzaré con una explica- nues-tros informes sobre hechos e les complejas construyen subjetivi-
ción de la evolución de los trata- incidentes. dades como conjuntos de prácticas
mientos de la experiencia en la Desde sus comienzos, el estu- habituales que crean disposiciones
teoría feminista, poniendo de relie- dio y la investigación feminista en hacia determinados afectos e inter-
ve un ejemplo reciente de un enfo- campos como la psicología, la so- pretaciones de la experiencia. Las
que post-estructuralista. Luego, ciología y la antropología se dedi- experiencias subjetivas, o los pro-
pasaré a la obra de Merleau-Ponty y caron a fundar una nueva área de pios relatos de las mujeres sobre
mostraré las ventajas de su enfoque estudio sobre la propia compren- nuestras vidas y sus significados, no
utilizando un ejemplo que tomo de sión de la mujer y la interpretación pueden aceptarse sin críticas, sin
Foucault. de nuestra experiencia. Los grupos renunciar a nuestra capacidad para
emergentes de concienciación crea- desafiar las ideologías de género
ron un modelo de apropiación indi- enraizadas en esas estructuras. Esto
I vidual a través de la participación ha llevado a cuestionar el proyecto
colectiva, la validación y la reflexión de la ciencia social feminista en
La influencia creciente del post- sobre la experiencia personal. Y los hacer visible y válidas las experien-
estructuralismo ha trabajado en departamentos de Estudios de la cias de la mujer.
detrimento de la fenomenología Mujer surgieron de la idea de que la El giro feminista hacia el post-
sobre las bases de que ésta toma a identidad y la experiencia de los estructuralismo estuvo motivado
la subjetividad y a la experiencia investigadores tenían efectos por la necesidad de una crítica
subjetiva como causa y fundamen- epistemológicos y, por consiguien- meta-teórica y metodológica más
to cuando en realidad son meros te, el estudio de la mujer debía profunda de las raíces del sexismo
epifenómeno y efecto. La fenome- estar a cargo, fundamentalmen- y de los supuestos patriarcales en
nología se presenta a veces como te, de una mujer. El centrarse en la todos los dominios del conocimien-
desarrollando explicaciones meta- identidad misma, manifestada polí- to que la que puede aportar un
físicas de la experiencia fuera de la ticamente en las políticas de iden- feminismo basado en la experien-

123
cia. La teoría del discurso, el post- ción (o) un fundamento sobre el lo conocido, sino aquella que bus-
estructuralismo, el psicoanálisis y cual se funda el análisis.4 Este es el camos explicar, sobre la cual se
las formas literarias de análisis ofre- tipo de visión que caractericé como genera el conocimiento.5 En resu-
cían un medio para problematizar dominante en el feminismo de la men, la experiencia es un hecho
las formaciones de género como década de 1970. La crítica de Scott lingüístico... El problema que se
contingente, más que un sistema de esta explicación pre-hegeliana plantea entonces es cómo anali-
necesario de prácticas. Ayudaron a de la experiencia se centra en sus zar el lenguaje...6
revelar la ubicuidad de los sistemas limitaciones políticas; Scott sostie- De este modo, Scott convierte
de género que funcionan en todos ne que la misma sólo puede produ- la explicación ingenua de la expe-
los dominios de la práctica social y cir teorías liberatorias cuyo proyec- riencia en su centro. En su postura
del sistema del significado. Y ofre- to se centre en torno a hacer visi- la experiencia es un epifenómeno
cieron un modo de analizar la miso- ble la experiencia, es decir, en que se origina fuera del individuo
ginia como parte de la formación hacer visible aquella experiencia en estructuras lingüísticas, y su va-
misma de la subjetividad, explican- de identidades hasta el momento lor explicativo se ve entonces eclip-
do así como un argumento razona- invisibles, pero que dicho proyecto sado por la teorización del lengua-
do y las buenas intenciones podían impide un análisis del modo en el je. Así pues, se nos pide que elija-
seguir co-existiendo pacíficamente cual los sistemas ideológicos cons- mos entre una epistemología de la
con las prácticas y creencias sexistas truyen identidades y experiencias experiencia, en la que la experien-
en la vida de millones de varones y al igual que diferencias. Así, Scott cia sirve como un fundamento au-
mujeres. dice que el proyecto de hacer visi- torizado no problemático del cono-
Sin embargo, este giro ha ble la experiencia convierte en cimiento, y una epistemología de la
dejado sin resolver el tema del invisible la historicidad de la expe- teoría, en la que ésta interroga y
papel que desempeña la experien- riencia y reproduce los mismos busca explicar la experiencia. Ob-
cia en la cognición. La teoría femi- términos y condiciones sobre los viamente, esto es un falso dilema
nista ha oscilado desde el extremo cuales esa experiencia se funda, y, que repite los cansados debates
de tomar la experiencia personal por consiguiente, no puede contri- modernistas entre el empirismo y
como la base del conocimiento buir a una transformación de la el idealismo. Para desarrollar una
hasta el de desacreditarla como el experiencia. explicación alternativa que entien-
producto del falocentrismo. Esta La explicación alternativa que da a la experiencia como indispen-
última postura está claramente da Scott de la experiencia se articu- sable desde el punto de vista
articulada en una antología reciente la de la siguiente manera: No son epistemológico, pero jamás
editada por Judith Butler y Joan los individuos quienes tienen ex- autosuficiente, sólo necesitamos
Scott titulada Feminists Theorize periencia, sino los sujetos que se recurrir al concepto de Hegel de
the Political3 Joan Scott, en su constituyen a través de la expe- Erfahren. Pero el ensayo de Scott y
colaboración en este volumen, al riencia. Entonces, la experiencia la visión que presenta influyen
que ella misma titula Experiencia en esta definición no se convierte ampliamente en el eclipse de la
entre comillas, critica un punto de en el origen de nuestra explica- fenomenología dentro de la teoría
vista que recurre a la experiencia ción, ni tampoco en la prueba feminista y son, en parte, responsa-
como prueba indiscutible y como (porque puede verse y sentirse) bles del mismo. Y deriva de una
un punto originario de explica- autoritaria que da fundamento a tendencia derrideana en centrarse

3
Butter, J. and Scott, J. (eds.), Nueva York, Routledge, 1992.
4
Scott, Experience, pág. 24.
5
Scott, pág. 26.
6
Scott, pág. 34.

124
exclusivamente en los textos y en No ha de sorprendernos que nuevas concepciones sobre las po-
los discursos como sitios de repre- Scott concluya con un escepticis- sibilidades reales o, resumiendo, a
sentación cultural y de conocimien- mo epistemológico de tipo un conocimiento nuevo. Sin em-
tos, un foco que se cree justificado, rortyano. Como ilustración de su bargo, Scott rechaza en esencia
como lo discutiré más adelante, por argumento de que la experiencia esta lectura del relato de Delaney,
el punto de vista de que la totali- depende constitutivamente de ór- y la substituye por una lectura en la
dad de la experiencia y del cono- denes de significado que se origi- que la experiencia de Delaney no
cimiento operan dentro de un te- nan fuera del individuo y que su era el descubrimiento de la verdad
rreno lingüístico. valor explicativo se ve por consi- (concebida como la reflexión de
Pero permítaseme retomar la guiente eclipsado por la teorización una realidad prediscursiva) sino la
formulación de Scott en cuanto a la del lenguaje, Scott ofrece dos lec- substitución de una interpreta-
tarea de la teoría. De manera con- turas de un pasaje autobiográfico ción por otra.8 Si aún existe el
vincente Scott señala la importan- extraído de The Motion of Light conocimiento obtenido de la expe-
cia de reconocer el interés del co- in Water , de Samuel Delaney. En riencia en esta segunda lectura, no
nocedor en la producción del cono- este pasaje el autor relata una ex- es un conocimiento representati-
cimiento, y plantea la necesidad de periencia impactante que tuvo en vo, sino un conocimiento construc-
explorar las relaciones entre el dis- 1963 cuando visitaba un estableci- tivista o del tipo rortyano caracteri-
curso, la realidad y la cognición. miento de sauna y vio por primera zado como la capacidad de imagi-
Pero esto, desde luego, se aplica a vez una habitación enorme llena nar un nuevo lenguaje y nuevas
la teórica misma que analiza la de varones que mostraban abierta- interpretaciones más que la capaci-
producción de la experiencia: su mente su condición homosexual. dad de discernir nuevas verdades
(la de la autora) propia experiencia En su primer lectura de este pasaje, sobre una realidad compartida.
interviene en el desarrollo del aná- Scott lo presenta (siguiendo la mis- Al ofrecer estas lecturas com-
lisis. Ningún trabajo teórico es ajeno ma explicación de Delanay) como parativas, Scott sostiene que, todo
a la experiencia de su autor. Si no se una experiencia que cambió la com- reconocimiento de la experiencia
considera a la experiencia como prensión de Delaney del potencial de Delaney como la base del cono-
confiable desde el punto de vista político de la homosexualidad gay. cimiento, sería una especie de rea-
cognitivo, la ubicuidad de su in- Parafraseando aquí a Delaney, Scott lismo ingenuo. Así, su rechazo por
fluencia llevará al escepticismo. desarrolla su primer lectura para la primera lectura se basa en su
Entonces, o bien Scott mantiene un postular que la ‘aprehensión de hipótesis (implicada) de que la
punto de vista de la teoría como cuerpos en masa’ le dio al autor visión es una aprehensión directa,
potencialmente trascendente con (como lo hace, sostiene, a cual- sin mediadores, de un mundo de
respecto a la experiencia, o debe quiera, ‘hombre’, ‘mujer’, ‘clase objetos transparentes.9 La única
reconocer su influencia formativa, media’, ‘clase obrera’) un ‘sentido alternativa aparente para este rea-
en cuyo caso su rechazo de su del poder político’.7 En otras pala- lismo ingenuo es una visión en la
capacidad de justificar el conoci- bras, la experiencia perceptiva de cual la experiencia sea el producto
miento dará lugar a conclusiones Delaney de ver a los homosexua- de sistemas lingüísticos estructura-
escépticas. les en masa lo llevó a considerar les y nunca la fuente de la verdad.

7
Scott, pág. 22. Véase también Samuel R. Delaney, The Motion of Light in Water:
Sex and Science Fiction Writing in the East Village, 1957-1965, New York,
New American Library, 1988.
8
Scott, pág. 35.
9
Scott, pág. 23.

125
Dado esto, Scott niega que el he- cursivas. ¿Qué relación existe entre
cho de hacer visible la experiencia el discurso y la experiencia de la
pueda afectar los conocimientos violencia sexual? Contamos con ra-
dominantes y resistir las interpela- zones más que valederas para creer
ciones ideológicas, como suponían que las violaciones han ocurrido en
las feministas de la década de 1970. citas y en matrimonios antes de que
Es claro, no obstante que el se inventaran términos como ‘date
proyecto de hacer visible la expe- rape’ (violación en una cita) y ‘ma-
riencia ha tenido a veces el efecto rital rape’ (violación marital) y an-
de romper las formaciones discur- tes de que estos temas se debatie-
sivas dominantes. Téngase en cuen- ran ampliamente. Por otra parte,
ta, por ejemplo, la conmoción ac- también es obvio que los cambios
tual por la controversia generada en el discurso han provocado cam-
por el término date rape (violación bios en, al menos, alguna de las
perpetrada en una cita) y la incapa- experiencias de dichos traumas.
cidad que demuestran las leyes Pero una postura que une la expe-
estatales de los Estados Unidos para riencia al discurso con demasiada
reconocer la violación dentro del seguridad debería sostener que,
matrimonio. ¿Por qué motivo estos antes del discurso de la violación en
términos, que se basan en simples una cita, la experiencia misma po-
testimonios de la experiencia sufri- dría no ocurrir o, al menos, no la
da por las víctimas de la violación, clase de experiencia de semejan-
encuentran tanta resistencia para tes efectos traumáticos tal como
ser procesados o incorporados? Ob- hoy asociamos con la violación (y
viamente, porque la mera existen- este es el punto de vista que en la
cia de una experiencia semejante tuciones patriarcales, pero esta tác- actualidad promueven los artículos
a la de una violación dentro del tica de romper el silencio ha provo- del post-feminismo en los Estados
contexto de una cita heterosexual cado, sin duda alguna, un profundo Unidos, por ejemplo, el de Katie
o el matrimonio cuestiona, necesa- impacto político y tiene un tre- Roiphe). Se dice que la violación en
riamente, los modos principales en mendo potencial subversivo.10 Es- una cita es una invención de las
los que dichas instituciones son tas descripciones subjetivas han te- feministas que en la actualidad pro-
entendidas, al igual que los concep- nido a menudo efectos políticos duce efectos materiales traumati-
tos o prácticas como varón, mujer y subversivos cuando desafían las je- zando innecesariamente a las mu-
la heterosexualidad misma. La tác- rarquías epistémicas existentes con jeres jóvenes fácilmente impresio-
tica principal del movimiento de respecto a qué clase de hablantes nables. Esta postura podría obtener
sobrevivientes en Estados Unidos corporeizados tienen credibilidad y credibilidad a partir de la afirmación
ha sido romper el silencio, para autoridad, y cuando cuestionan la de que la experiencia y el lenguaje
hacer visible la realidad de la vio- condición benigna de la hetero- son co-extensivos.
lencia sexual y sus efectos. Es ver- sexualidad institucionalizada. En mi opinión, esta afirmación
dad que los informes descriptivos Este ejemplo resulta particu- es un error metafísico. La experien-
de las experiencias de los sobrevi- larmente útil para explorar el papel cia a veces excede al lenguaje; es,
vientes han sido recuperados por que desempeña la experiencia en en ocasiones, inarticulada. El femi-
los medios para solidificar las insti- relación con las formaciones dis- nismo no inventó el sexismo de la

10
Para un análisis de este efecto dual, véase Linda Alcoff y Laura Gray, Survivor
Discourse: Transgression or Recuperation, en SIGNS, 1993, págs. 260-290.

126
nada; proporcionó un lenguaje sí misma en vez de simplemente ses indudables retrotrayéndose a
nuevo por medio del cual se puede formadora de, sin ser formada por las cosas mismas. Pero él entendía
describir y comprender viejas ex- la experiencia corporeizada.11 Asi- esto como una intuición original o
periencias que luego modifican la mismo, necesitamos comenzar a una visión inmediata que se mani-
experiencia presente y futura. Cier- partir de descripciones de cuerpos fiesta en la presencia corpo-
tamente, el discurso impregna y específicos, con sus propias histo- reizada.12 Así, Husserl sostuvo que
afecta a la experiencia, pero decir, rias individuales específicas e ins- toda intuición dada originaria-
como lo hace Scott que la expe- cripciones, en lugar de partir de un mente constituye una fuente legí-
riencia es un hecho lingüístico, o concepto abstracto del cuerpo o de tima de conocimiento, que todo lo
que el discurso es la condición para uno que exista sólo en una repre- que se nos presenta originaria-
la inteligibilidad de toda experien- sentación textual. Sin embargo, si mente en la intuición, podríamos
cia, es borrar todos aquellos conoci- empezamos a unir la teoría a cuer- decir, en su presencia corporei-
mientos experimentales no sus- pos específicos, debemos también zada, debe tomarse simplemente
ceptibles a la articulación lingüísti- reconsiderar lo que la teoría afirma como aquello que se manifiesta en
ca. Si la experiencia significativa saber, esto es, su alcance metafísi- sí mismo, pero sólo dentro de los
debe pasar la prueba de la formula- co, o la condición ontológica de su límites en que se presenta en sí
ción del discurso, excluiremos lo pretensión de verdad. La tradición mismo.13 A pesar de la legitimación
inarticulado del reino del conoci- fenomenológica, desde el proyec- epistémica de la intuición, para
miento y las formas de opresión to de Hegel hasta la teorización del Husserl, sin embargo, la conscien-
susceptibles de ser borradas que no conocimiento tal como aparece cia no es un receptor pasivo, como
pueden expresarse bajo los regí- para la consciencia, y desarrollado para muchos filósofos modernos; la
menes reinantes del discurso. Un luego a través de la obra de Husserl consciencia es posicional, intencio-
punto de vista mejor sería aquel y, en especial, la de Merleau-Ponty, nal, inherente e incesantemente
que entendiese a la experiencia y ha luchado por formular una expli- abierta al mundo y además consti-
el discurso como imperfectamente cación del conocimiento y el as- tutiva del sentido de ese mundo y
alineados, con zonas de disloca- pecto cognitivo de la experiencia de nuestra experiencia dentro del
ción. sin separar la mente del cuerpo y mismo. La experiencia perceptual
Aquí es donde la fenome- sin reificar el objeto mundo por es indubitable no como un medio
nología y la obra de Merleau-Ponty sobre y en contra de la experiencia para conocer un objeto mundo se-
en particular pueden desempeñar corpórea subjetiva. parado de la experiencia humana,
un papel decisivo en la teoría femi- sino como un medio para conocer
nista actual. La teoría feminista ne- el mundo vivido y para descubrir
cesita un fundamento más sólido II las estructuras necesarias de la cons-
que explique la relación que existe ciencia.
entre la teoría y la experiencia, una El propósito del proyecto de Así, a pesar de su enfoque
explicación en donde la teoría se Husserl consistía en fundamentar sobre la inmediatez de la percep-
comprenda como corporeizada en el conocimiento filosófico sobre ba- ción, la fenomenología de Husserl

11
En dos libros recientes, Susan Bordo presenta argumentos sólidos en defensa de
esta afirmación y ofrece un modelo ejemplar de cómo hacerlo: Unbearable
Weight: Feminism, Western Culture, and the Body, Berkeley, University of
California Press, 1993; y Twilight Zones: The Hidden Life of Cultural Images
from Plato to O.J. Berkeley, University of California Press, 1997.
12
Véase Phenomenology: The Philosophy of Edmund Husserl editado por
Joseph Kockelmans,Garden City, New York, Doubleday, 1967.
13
Kockelmans, pág. 29-30.

127
no acepta sin poner en tela de epistemología de Husserl y cambia que podemos conocer el mundo.
juicio la naturalidad de lo que la el énfasis de un proyecto funda- Pero también, porque ser es ser
conciencia encuentra; uno de los mentalista hacia el reconocimiento siempre en el mundo nuestro co-
propósitos de la reducción de la del hecho de que el conocimiento nocimiento es siempre incomple-
fenomenología trascendental es el es siempre inacabado e incomple- to, encerrado en el interior, arrastra-
de suspender la existencia natural to, precisamente por el carácter do hacia afuera por el flujo tempo-
de lo que percibo, distanciarme de abierto de la experiencia y del ral, e incapaz de alcanzar una re-
la familiaridad del mundo y conver- sentido. Merleau-Ponty desarrolló ducción completa. 15 De esta ma-
tir el mundo del orden de lo real en también una importante crítica del nera, reconocer el centralismo
el orden de lo fenomenológico, es abordaje de Husserl sobre la expe- cognitivo de la experiencia, lejos
decir, aquello cuya validez no está riencia que en algunos aspectos es de producir pretensiones de
aun determinada. No obstante el aplicable a la formulación de Scott. indudabilidad como en el realismo
arduo empeño de Husserl en el Para Merleau-Ponty, el propó- ingenuo, tiene, en realidad, el efec-
proyecto cartesiano para propor- sito de la fenomenología existencial to inverso. El mundo no es lo que
cionar fundamento a la certeza, la no es establecer el conocimiento pienso, sino lo que vivo. Estoy
experiencia no es, como lo fue para absoluto sino describir la existencia abierto al mundo, no tengo dudas
los positivistas lógicos, un dato cla- humana, como ésta es vivida en el de que me encuentro comunicado
ro, sino un conjunto de elementos punto medio entre mundo y cons- con él, pero no lo poseo; el mismo
que necesitan ser clarificados y ana- ciencia. En este espacio existe una es inexhaustivo.16 Colocar la ex-
lizados. Así, para Husserl la expe- síntesis dinámica y cambiante inca- periencia corporal en el centro de
riencia es un objeto complejo que paz de una total consistencia o de la epistemología tiene el efecto
excede la percepción sensorial e clausura a causa, precisamente, de preciso de desalentar toda espe-
incluye las facultades tanto cognitiva nuestra concreta, carnal encarna- ranza de certeza o de un funda-
como la interpretativa. ción. Las pretensiones hacia la abs- mento indudable.
La epistemología de Husserl tracción o hacia una perspectiva Mientras que el post-estruc-
queda, sin embargo, demasiado ata- trascendental son puntos de parti- turalismo fundamenta sus afirma-
da a la meta del establecimiento de da inapropiados e inadecuados para ciones sobre el hecho inevitable de
la certeza y demasiado segura del describir este espacio.14 los entendimientos incompletos,
valor de la reducción. Y su concep- Así, el papel central que sobre la ausencia de clausura y
to del ego trascendental queda, en Merleau-Ponty le otorga a la expe- sobre las diferencias de sentido en
importantes aspectos, desmembra- riencia perceptual no lo conduce, la naturaleza del lenguaje, la
do, con su valorización de la sepa- de manera alguna, hacia conclusio- fenomenología basa su posición
ración crítica como el camino hacia nes positivistas. Porque el cogito principalmente en un análisis des-
una imposición razonada de la ex- que se basa en la percipio es inse- criptivo de la experiencia humana
periencia inmediata. El desarrollo parable de la experiencia corporal vivida como un ser corpóreo en el
de Merleau-Ponty de la fenome- como incapaz de alcanzar el abso- mundo. La experiencia vivida es
nología de Husserl trasciende con lutismo o la permanencia. Sólo por- abierta, multifacética, fragmentada
mayor éxito el legado del dualismo que ser es ser siempre en el mun- y cambiante, no a causa del juego
mente-cuerpo que aun opera en la do, ni aparte ni por encima de él, es del lenguaje, sino por la naturaleza

14
Véase Vincent, Descombes, Modern French Philosophy, New York, Cambridge
University Press, 1980, pág. 57.
15
Véase Merleau-Ponty, The Phenomenology of Perception, traducida por Colin
Smith, New Jersey, en THE HUMANITIES PRAISE, p. xiv.
16
Merleau-Ponty, págs. xvi-xvii.

128
de la existencia corpórea temporal. en cuenta. Dos cuestiones, con El mundo no es un objeto
El mundo está cargado de una pro- seguridad, surgen aquí: ¿qué puede alejado de mí ni es aquello que yo
fundidad de significado no cerrado significar tomar en cuenta la expe- construyo o formo; es el trasfondo
totalmente o consistente, no por- riencia sólo a través del lenguaje y, del cual surgen todos los actos... el
que la diferencia sea la estructura saber si esta experiencia inarticu- lugar natural y el campo para
inevitable del significado lingüísti- lable está fuera de la cultura y de la todos mis pensamientos y todas
co sino porque la textura temporal historia? Responderé a la segunda mis percepciones explícitas.18
de la experiencia engloba lo ausen- cuestión en primer lugar. Como lo explica Iris Young por
te y el pasado en el momento pre- Para Merleau-Ponty el signi- Merleau-Ponty:
sente. ficado de una experiencia se pro-
Además, la posición de duce dentro de una síntesis corpo- La consciencia se funda en la
Merleau-Ponty sobre la experien- reizada de la consciencia en el percepción, los sentimientos
cia es irreductible a una postura del mundo. El significado existe en el corporalmente vividos y moviéndose
lenguaje porque desde su visión la intermundo de la historia y por lo entre las cosas, con una activa
experiencia no sobreviene ni de- tanto refiere a un mundo que siem- orientación finalista. A diferencia
pende ontológicamente del len- pre está allí antes de que me tope del cuerpo material cartesiano el
guaje. Es por esta razón que él con él y es aun el mundo en el cual cuerpo vivido posee cultura y
considera posible ofrecer una con- vivo, cuyo significado es siempre significado inscriptos en sus hábitos,
ceptualización de la experiencia un significado para mí (y por lo en sus formas específicas de percep-
animal, un proyecto impensable tanto cuyo significado necesaria- ción y de comportamiento. La
para una teoría que negara la posi- mente incluye valores). descripción de esta existencia
bilidad del conocimiento fuera del corporeizada es importante porque,
lenguaje. La diferencia crítica, en- Reconocemos, por lo tanto, alrededor en tanto cargado de cultura y de
tonces, entre su idea y la posición de nuestras iniciativas y alrededor significación, el significado
de Joan Scott sobre el lenguaje es: de ese proyecto estrictamente encarnado en el hábito, sentimiento,
¿cuál es la mejor manera de individual que es uno mismo, una y orientación perceptiva es general-
conceptualizar la relación entre len- zona de existencia generalizada y mente no discursivo.19
guaje, percepción y fenómeno? de proyectos ya formados, significa-
¿hay un fundamento para el len- ciones que se arrastran ente nosotros Así, la experiencia nunca pue-
guaje?. Si la experiencia es necesa- y las cosas que nos confieren la de ser entendida o representada
riamente un hecho lingüístico, en- cualidad de hombre, burgués u como previa a contextos culturales
tonces no puede ser analizada más obrero. Ni bien la generalidad e históricos específicos. Desde mi
que a través del lenguaje, y tiene interviene, ya nuestra presencia punto de vista, Merleau-Ponty no
sentido decir, como lo hace Scott, para nosotros es mediada por ella y captó totalmente todas las impli-
que el lenguaje debería ser el foco cesamos de ser consciencia pura, cancias de este análisis, en particu-
del análisis. Sin embargo, si el len- tan pronto como la constelación lar cómo las mismas repercutieron
guaje no agota el mundo sig- social o natural cesa de ser un esto sobre sus propias descripciones del
nificante, la experiencia, entonces, y cristaliza en una situación, tan comportamiento corporal. No obs-
incluyendo siempre la percepción pronto como tenga sentido, en suma, tante, sus caracterizaciones más
del fenómeno, necesita ser tomada ni bien existimos.17 generales de la experiencia reite-

17
MerleauPonty, pág. 450
18
Merleau-Ponty, pág. xi.
19
Iris Young, Throwing Like a Girl, Bloomington, Indiana Press, 1990, pág. 14.

129
ran su relación constitutiva con la nificado de los gestos es desplega- da, sin reducir la experiencia al
especificidad de la situación social. do directamente y no inferido por lenguaje? Podemos afirmar que, aun
El pasaje de Iris Young recién cita- aquél a quien es dirigido. En este si la experiencia excede lo lingüís-
do, ayuda también a explicar cómo sentido, sus significados son intrín- tico, nuestro conocimiento de la
podemos responder a la primera secos en lugar de relacionales. Por misma, no. Por lo tanto, a partir del
cuestión a propósito de cómo a- otro lado, el significado de cual- hecho de que la experiencia se
bordar la experiencia si no es a quier sonrisa ofrecida es también relaciona con el conocimiento, está
través del lenguaje. Según lo expli- convencional en el sentido de que necesariamente subordinada al cam-
ca Young, el significado es no la especificidad de su significado, la po de la articulación. Si, como lo
discursivo en el sentido de que su adecuación al contexto, etc., varía pone M.C. Dillon estamos siempre
fundamento no es el lenguaje ni según las culturas. Así, en cierto ya en el lenguaje... si la expresión
refiere esencialmente (sólo) al len- sentido, puede decirse que para es siempre la deformación cohe-
guaje. Merleau-Ponty desarrolla este Merleau-Ponty los gestos corpora- rente de las ya disponibles formas
argumento en su análisis del gesto, les son naturales y convencionales de expresión, si es imposible pene-
al que no entiende ni como una a la vez; naturales en el sentido de trar las capas del sedimento, en-
referencia transparente hacia algo la exhibición de formas corpo- tonces parecería que estamos apri-
externo al mismo ni como prede- reizadas comunes a los seres huma- sionados en la inmanencia lin-
terminado por una práctica lingüís- nos y convencionales en el sentido güística y que no hay estrato de
tica, y trabaja la hipótesis de que el de la especificidad que establecen significación que no esté ya me-
lenguaje devino originariamente de los códigos culturales. Esta explica- diado por significantes.22 Merleau-
las formas gestuales de la comuni- ción no toma la significación de los Ponty descarta esta creencia inspi-
cación.20 El significado de un gesto gestos como proveniente de prác- rada en Heidegger de la casa pri-
no se produce o se discierne com- ticas lingüísticas ni como ubicada sión del lenguaje, no porque el
pletamente mediante un sistema fuera de la cultura y de la historia. lenguaje sea innecesario para esta-
de referencias internas como en las Por el contrario, el significado es blecer la verdad, sino porque el
diacríticas saussurianas donde, por producido a través de las acciones lenguaje en sí mismo no es un
ejemplo, un gesto obtiene su signi- corporeizadas de la consciencia en sistema cerrado. Dice Merleau-
ficación a través de su sistema de el mundo, algunas de las cuales Ponty:
relaciones con otros gestos. Las involucran prácticas lingüísticas y
sonrisas son naturales en el sen- otras no. La práctica social, y por Los signos no evocan simplemente
tido de que son universales a la tanto la experiencia, no es un re- otros signos para nosotros, y así al
especie y, por ende, característica sultado del discurso, sino el lugar infinito, y el lenguaje no es como
evidente de nuestra forma de exis- en donde el significado se desa- una prisión en la que estamos
tencia corporeizada; no dependen rrolla.21 encerrados o una guía que debemos
completamente de un sistema in- Pero, ¿qué puede significar seguir ciegamente; porque estos
terno de referencias para ser conocer las características de la signos lingüísticos adquieren
inteligibles. Otra diferencia con el experiencia y ofrecer una descrip- significado y nos brindan tal
planteo saussauriano es que el sig- ción epistemológicamente adecua- completo acceso a eso creemos que

20
Véase Phenomenology of Perception, págs. 174; y Consciousness and the
Acquisition of Language, trand. Hugh Silverman, Evanston, III, Northwestern
Universsity Press, 1973.
21
Mi agradecimiento a Fred Evans por su ayuda para desarrollar este análisis, aunque
pueda no estar de acuerdo con algunas de mis formulaciones.
22
MC Dillon, Merleau-Ponty’s Ontology, Bloomington, Indiana, Indiana University
Press. 1988, págs. 198-199.

130
no tenemos más necesidad de ellos
para referirnos a él, finalmente
aparece en la intersección de todos
ellos. 23

Así Merleau-Ponty, no sugiere


que la experiencia provea un
conocimiento determinado y trans-
parente fuera o más allá de un en él. Este no es el caso, dada la cual llamamos visible, es, dijimos,
significado cargado de interioridad profundidad del mundo en el de- una cualidad preñante con una
mundana, ya que conduciría a un venir temporal. El mundo textura, la superficie de una
empirismo positivista. El error en el fenomenológico se repliega sobre profundidad, un corte transversal
lenguaje visto como casa-prisión es sí mismo constantemente, sumán- sobre un ser masivo, un grano o
que el lenguaje es una prisión. dose a lo que lo precede y a lo que corpúsculo engendrado por una ola
El significado y el conocimiento no permanece todavía en el fondo del del Ser. Dado que la totalidad visible
están encerrados dentro del len- momento presente; el pasado es está siempre detrás, o después, o entre
guaje, sino que emergen en la aquello que ha sido superado, em- los aspectos que vemos de ella,
intersección entre el gesto, la ex- pero permanece. No existen quie- solamente existe un acceso hacia
periencia corporal, y la práctica bres completos ni separaciones to- ella a través de la experiencia, la
lingüística. tales, sólo pliegues dentro de un cual, como el ser, está completamente
A Scott le interesa esencial- tejido continuo, preñado de signifi- fuera de sí misma. 24
mente el positivismo desde un cación latente.
punto de vista que tomaría la expe- Una figura ontológica tal no
riencia como evidencia indiscuti- Cuando hablamos de la carne admite determinación o consisten-
ble y como un punto originario de de lo visible, no nos referimos a la cia; no produce una evidencia in-
explicación o fundamento sobre el antropología, para describir un discutible.
cual se basa el análisis. Los matices mundo cubierto de nuestras propias La experiencia, entonces, no
entre significados múltiples, la mul- proyecciones, dejando de lado lo que está conformada por una serie de
tiplicidad de la connotación y la puede haber debajo de la máscara datos con significado transparente;
influencia de la convención se per- humana. Más bien,, significamos a y no provee de una evidencia
derían en este tipo de análisis. Sin ese ser carnal, como un ser de indiscutible para una interpreta-
embargo, Scott cree que toda ex- profundidades, de muchas hojas y ción simple. Sin embargo, es, y
periencia no discursiva será indis- muchas caras, un ser latente, y la debe ser, la base de la explicación.
cutible, tal como la noción positivis- presencia de cierta ausencia, es el No hay bases alternativas conce-
ta del datum, y este supuesto en sí prototipo del Ser, del cual nuestro bibles o justificación esencial para
presupone que un mundo no infil- cuerpo, el sintiente sensible (sensible el conocimiento más que la expe-
trado por el lenguaje es determina- sentient), es una variable significati- riencia de mi propio cuerpo en el
do y coherente, sin estratos de va, pero cuya paradoja constitutiva mundo. Si rechazamos este hecho,
significados conflictivos ya insertos reside en todo visible... Aquello a lo e intentamos definir la explicación

23
Merleau-Ponty, Indirect Language and the Voices of Silence, en SIGNS , traduc. por
RC McClearly Evanston, Illinois, Northwestern University Press 1964, pág. 81.
Citado en Dillon, pág. 200
24
Merleau-Ponty, The Visible and the Invisible, traducido por Alphonso Lingis,
Evanston, Illinois, Norwwesthern University Press, 1968, pág. 136. Enfasis
agregado.

131
como un sistema auto-referente símbolos, sino también, en el mo- me a mí mismo más que una parte
sin origen ni fundamento, estamos vimiento y en las consecuencias del mundo, un mero objeto de la
en efecto, defendiendo una forma de la acción; la experiencia lleva la investigación biológica, psicológi-
de escepticismo epistemológico, connotación del contexto y de la ca o sociológica.27 Al mismo tiem-
así como también, comprendiendo acción.26 po, en oposición a Descartes y
incorrectamente las carácterísticas Por otra parte, la experiencia Kant, la descripción fenomenológica
fenomenológicas del lenguaje mis- se entiende fundamentalmente también muestra que mi subjetivi-
mo. como histórica, antes que com- dad nunca está separada del mun-
El trabajo de Scott logra su puesta de componentes estables do, nunca libre ni clara, capaz de
plausible credibilidad de las pode- kantianos. La experiencia, por lo proveer su propio fundamento, o
rosas corrientes contemporáneas a tanto, nunca puede ser entendida meramente contenida en un cuer-
las que Dillon denomina escepti- fuera de su completo contexto po mecánico. Porque la subjetivi-
cismo post-hermenéutico yre- material. Si reducimos este contex- dad no es un objeto o un mero
duccionismo semiológico.25 El es- to a la esfera del lenguaje, perdere- fenómeno de algo más básico, no
cepticismo post-hermenéutico es mos las maneras en que los signifi- puede ser teorizada separada de su
una versión del escepticismo epis- cados, y así la marcha histórica de propia experiencia vivida y
temológico que repudia la posibili- las culturas, pueden ser impartidos corporeizada. De esta ma-nera,
dad del conocimiento del mundo y transformados a través de modos Merleau-Ponty intenta transitar por
sobre las bases de que todos los de práctica no-discursivos. Por esta la línea de aquellas posturas
argumentos sobre el conocimiento razón, en su búsqueda de la verdad estructuralistas que reconocen la
están teñidos de prejuicios e inter- filosófica, Merleau-Ponty se apoya importancia de la influencia social y
pretación, y ha surgido de la lectura aun más que Sartre en las diferen- de los relatos individuales que die-
del postulado de Heidegger sobre tes descripciones de la perspectiva ron cuenta de la intencionalidad
el Ser apresado para siempre den- subjetiva sobre los variados fenó- significativa. Con esa finalidad se
tro de la casa del lenguaje. El re- menos y eventos de la vida. esforzó en desarrollar un nuevo
duccionismo semiológico, tomado Como el estructuralismo y el lenguaje de descripción ontológica
de Saussure, sostiene que los sig- post-estructuralismo, y en mucha que permitiera evitar la invocación
nificantes refieren sólo a otros mayor medida que Sartre, el trabajo de los dualismos de sujeto y objeto,
significantes. Estas posturas, juntas, de Merleau-Ponty sobre la subjeti- cuerpo y mundo, pasado y presen-
han producido la justificación para vidad nos permite comprender te, percepción e imaginación.
la creencia de que la experiencia cómo ésta se constituye por y a Carne fue una de las palabras
no es inteligible fuera del lenguaje. través de prácticas e instituciones que Merleau-Ponty empleaba para
Sin embargo, dentro de la tradición culturales históricamente específi- describir el modo general del ser.
fenomenológica, las experiencias cas. No obstante, Merleau-Ponty Así como cada vez que toco un
no son perfectamente co-extensi- realiza una crítica consistente de objeto soy también tocado por él, la
vas o coincidentes con el reino del las descripciones objetivistas del carne es la experiencia del mundo
discurso o del lenguaje. Hay una ser de algunas versiones del estructu- en mí, una doble sensación imper-
experiencia pre-predicativa que ralismo. Dice que en una psicología fectamente representada por el
puede ser referida pero nunca to- fenomenológicamente descriptiva lenguaje dualista. Esta considera-
talmente articulada. Como dice no soy el resultado o el punto de ción tiene un gran potencial para
Young, el significado subsiste no convergencia de numeras accio- las reconstrucciones filosóficas fe-
solamente en los signos y en los nes causales...no puedo concebir- ministas de las tradicionales expli-

25
Vease Dillon, págs. 177-186.
26
Young, pág. 13.
27
Merleau-Ponty, The Phenomenology of Perception, pág. viii.

132
caciones trascendentales del ser tes incompletos pertenecientes a El tercer y cuarto aspecto es-
imbuídas de autonomía masculi- Merleau-Ponty: tán relacionados con lo que la au-
nizada y exagerado auto-control. sencia de dominio sobre el campo
Hay (por lo menos) cuatro aspec- ... la idea de quiasmo, es decir, visual implica para las relaciones
tos del informe de Merleau-Ponty cada relación con el ser es simultá- intersubjetivas. Hasta cierto punto,
en los cuales éste es el caso. neamente un tomar y un ser Merleau–Ponty desarrolla su teoría
Primero, la capacidad que tie- tomado, un dominio dominado, en oposición a Sartre, quien fue
ne el cuerpo de ver, centrada en la está inscripta y lo está en el mismo famoso por su pesimismo concer-
epistemología occidental como la ser del que se sostiene. A partir de allí niente a las relaciones humanas. El
base del dominio a través de una se elabora, entonces, una idea de pesimismo de Sartre se basaba en
mirada distante, objetivante, está filosofía: no puede ser una aprehen- su visión ontológica de la configura-
para Merleau-Ponty, basada en la sión total y activa, o posesión ción entre los seres y el mundo, en
propia visibilidad del cuerpo. Para intelectual, porque lo que debe ser el sistema de significados y valores,
decir que el cuerpo es un vidente, aprehendido es un desposeimiento. en el cual cada consciencia afirma
es, curiosamente suficiente, decir No se encuentra encima de la vida, su propio sistema de significados y
nada más que: es visible. Cuando sino subyace.29 de valores y afirma al Otro como
analizo qué quiero significar cuan- mero valor a configurar dentro del
do digo que el cuerpo es el que ve, De haber vivido Merleau-Ponty esquema. El conflicto surge inevita-
no encuentro nada más que: es hubiera desarrollado esa idea. Pero blemente sobre cuál sistema pre-
‘desde alguna parte’...Más exacta- claramente, aun en estas notas ilu- valecerá, en efecto, sobre cuál do-
mente: cuando digo que mi cuer- sorias se puede encontrar el cami- minio imperará para organizar el
po es un vidente, hay, en la expe- no para iniciar una epistemología campo social. En la teoría de
riencia que tengo de él, algo que sobre bases muy diferentes. Desde Merleau-Ponty, en cambio, ningu-
funda y anuncia la vista que el abajo, más que desde arriba, puede na consciencia puede llevar a cabo
otro obtiene de ello o lo que el desarrollarse el nuevo consejo fe- tal dominio, ni tampoco sobre el
espejo refleja.28 Así, en un sentido, minista metodológico para guiar al significado del mundo o del Otro. El
es nuestra propia objetivación, investigador dentro del objeto de Otro no es más tanto una libertad
nuestra encarnación en el mundo, y investigación más explícitamente, vista desde afuera como desti-
por tanto la mismísima oposición y para incorporar la posición subje- no y fatalidad, un sujeto rival para
del conocimiento la que funda- tiva del conocedor dentro de la un sujeto, pero es atrapado, como
menta la posibilidad de nuestra ontología de la verdad misma. Esto lo somos nosotros mismos, en un
visión. no significa que no se pueda cono- circuito que lo conecta al mundo
En segundo lugar, si nuestra cer en la ausencia de una posesión y, en consecuencia, también, en
capacidad de ver se basa en ser total, sino que ambos, el conocedor un circuito que lo conecta con
visto, o en ser capaz de ver, enton- y lo conocido se alteran en el pro- nosotros.30 Tenemos aquí dos as-
ces es necesario que el aspecto ceso. El conocimiento es una espe- pectos: uno es el de que no pode-
metafísico del conocimiento sea cie de compromiso inmanente en mos objetivar al otro más exito-
reconsiderado, lo cual, a su vez, el cual el propio ser es comprome- samente que al mundo visible, el
debe afectar la cuestión del grado tido por el mundo -tocado, sentido mundo que nos ve en nuestra vi-
de alcance de la epistemología. y visto- más que un miembro esta- sión de él. No hay posición de do-
Considérese este pasaje de los apun- ble y precedente. minio que se pueda ganar o perder,

28
Idem, pp. 273-274.
29
Idem, p. 266. Enfasis sobre el original.
30
Idem, p. 269.

133
y es probablemente nuestra supo- rosexualidad patriarcal, y naturaliza
sición de tal dominio la que crea las relaciones de género corrien-
una posición imaginaria que luego tes.32 Sin embargo, ni Young ni
es peleada. Para nosotros el otro no Grosz, atribuyen estos problemas a
es un objeto, como una cosa acaba- la metafísica de la fenomenología,
da y opuesta y que podemos ver ni ven a la descripción fenome-
como si fuera desde arriba; esta- nológica situando la experiencia
mos, por el contrario debajo del fundacional fuera de la cultura y la
otro, del mismo modo en que esta- historia. Antes bien, a su parecer, las
mos generalmente debajo del ser. deficiencias de Merleau-Ponty pro-
El segundo aspecto es que estamos ceden principalmente del hecho
primordialmente, irradicablemente de que su análisis de la corporeidad
conectados al otro. En la ontología no especifica la diferencia sexual, y
de Hegel, tanto como en la de así la corporeidad masculina queda
Sartre sobre las relaciones entre en representación de la totalidad.33
uno mismo y el otro, es posible Aun así, muchas de las categorías
teorizar el ser previo al otro, previo de la corporeidad pertenecientes a
al momento del encuentro y a la Merleau-Ponty pueden ser puestas
reacción por la existencia competi- gestos o lo que podemos llamar al servicio de análisis específicos de
tiva del mismo. Para Merleau-Ponty, lenguaje corporal. Así, las críticas las maneras en que la subjetividad
nuestra conexión con el otro está feministas con exageradas peticio- de género emerge de las prácticas
inscripta en nuestro ser, en nuestra nes sobre la autonomía, ganan sus- sexuales.
capacidad de ver, de tocar. Somos, tento con la descripción fenome- Por lo tanto, a pesar de sus
dice Merleau-Ponty, fundamental- nológica de la intersubjetividad de limitaciones, la fenomenología de
mente, una apertura, un escenario Merleau-Ponty. Merleau-Ponty ofrece una ontolo-
donde algo ocurre. 31 Nuestra cons- Con todo, para las feministas gía mas abierta a la asimilación de la
ciencia acerca de este hecho pue- hay problemas y limitaciones signi- corporeidad dentro de la epistemo-
de no estar explícita en nuestras ficativas en la filosofía de Merleau- logía que las tradiciones kantiana y
caracterizaciones orales de nuestra Ponty. Como Young, Butler y Grosz neo-kantiana. Esto marca un quie-
existencia - y en nuestras declara- han mostrado, el sujeto existencial bre importante desde las articula-
ciones, por ejemplo, de nuestra de Merleau-Ponty, particularmente ciones filosóficas del patriarcado
autonomía y de nuestra libertad- en La Fenomenología de la Per- que desvalorizaron al elemento fe-
pero es revelada a través de nues- cepción, es masculino, su concep- menino junto a la materia, el cuer-
tra conducta en el mundo, nuestros to de la sexualidad es la hete- po y las emociones. Así, la feno-

31
Idem, p. 263.
32
Véase Young, op. Cit.; Judith Butler, Sexual Ideology and Phenomenological
Description: A Feminist Critique of Merleau-Ponty’s Phenomenology of
Perception, en The Thinking Muse, ed. Jeffner Allen e Iris Young,
Bloomington, Indiana University Press, 1989, y Elizabeth Grosz, Merleau-Ponty
and Irigaray in the Flesh, en THESIS ELEVEN nº 36, 1993: 37-59.
33
Butler tal vez, ofrece la crítica más aguda, no sólo por sus informes acerca de los
cuerpos y las sexualidades, sino por la forma en la cual toma a la misoginia: como
una característica intrínseca de la percepción, y de la reificación de las relaciones
amo-esclavo en la estructura del deseo sexual. Considero obligatorio su análisis
en estos puntos.

134
menología puede ofrecerle a la a la primacía de la experiencia, tación en el lenguaje. Para teorizar
teoría feminista los comienzos de está así, en una posición única adecuadamente la violación debe-
una concepción expandida de la para ayudar a darle profundidad y mos recurrir a la descripción de la
razón y el conocimiento que no se sofisticación a los saberes y prác- experiencia corporal y no mera-
afirma sobre la exclusión de lo ticas feministas, de la experiencia mente a las posibles y reales dife-
femenino, lo concreto o lo particu- en las tareas de la acción políti- rentes representaciones discursivas
lar, y que no requiere de mujeres ca.34 de esa experiencia. Esto no implica
que imiten a los hombres para La posición que adoptamos que la experiencia de una violación
poder participar en la esfera del con respecto al papel de la expe- no sea susceptible de construccio-
pensamiento filosófico. Desde mi riencia en la cognición, tiene así, nes discursivas. Puedo experimen-
punto de vista, semejante transfor- una especial relevancia para la teo- tar la violación como merecida o
mación en nuestra concepción del ría feminista. En la sección final me no, como vergonzosa para mí o
conocimiento debe atribuirle a la serviré de un ejemplo tomado de para el violador, como una caracte-
experiencia un valor cognitivo: no Foucault para indicar aquello que rística inevitable de la suerte de la
sólo que el conocimiento se trans- está en juego en este debate para mujer, o como una maldición
mite a través de la experiencia, sino las feministas. extirpable. Pero cuando completo
que la experiencia produce conoci- el análisis de los discursos de la
miento. Como dice Grosz, la teoría violación con las fenome-nologías
feminista se ha apoyado en la expe- III de la experiencia de la violación
riencia vivida y el conocimiento desde las perspectivas de los so-
experimental como una piedra de Los intentos para explicar la brevivientes, estaré mucho menos
toque o criterio en la evaluación, experiencia como solamente cons- dispuesta a suponer que el rapto
no sólo de paradigmas teóricos y tituida por macro-estructuras fallan en sí mismo sea el producto de una
proposiciones, sino también de la al no en tomar en cuenta, seria o interpretación, ni un diagnóstico
política diaria y masiva. Mientras adecuadamente, la experiencia vi- equivocado o una experiencia cuyo
es verdad que la experiencia no vida, personal e individual. Merleau- efecto traumatizante es creado por
puede ser entendida como el crite- Ponty tiene razón cuando dice que una postura política privada.
rio no problemático para la contri- no hago, ni puedo, experimentar Sin descripciones fenomeno-
bución a los conocimientos, ...sin mi propio ser como el mero cruce lógicas los análisis discursivos de las
algún reconocimiento del rol prin- de agentes causales, o como una prácticas sexuales son más bien
cipal, por cierto, formativo de la mera construcción de estructuras. distorsionadas. En el volumen nú-
experiencia en el establecimiento Mi experiencia vivida incluye cosas mero uno del trabajo sobre la expe-
y funcionamiento de sistemas teó- tales como elecciones, intencio- riencia sexual escrito por Michel
ricos, socio-políticos, constructos nes, y una vasta extensión de afec- Foucault, Historia de la sexuali-
estéticos y valores morales y políti- tos inarticulados que exceden el dad 35 hay un ejemplo significati-
cos, el feminismo no tiene bases raciocinio. Experiencias tales como vo. Focault se encuentra a menudo
para disputar las normas pa- la violación no pueden ser reduci- agrupado entre los post-estruc-
triarcales. Merleau-Ponty, como das a efectos lingüísticos, ni es el turalistas, pero su viraje de una
uno de los pocos teóricos más o significado de la experiencia tan excesiva focalización en lo textual
menos contemporáneos dedicados ambiguo como lo es toda manifes- es bien conocido. Su trabajo ha

34
Grosz, págs. 3-4.
35
Las porciones del siguiente análisis son utilizadas y desarrolladas más ampliamente
en mi análisis, Dangerous Pleasures: Foucault and the Politics of Pedophilia, en
Feminist Interpretations of Foucault, editadas por Susan Hekman, University
Park, Pennsylvania, Penn State Press, 1996, págs. 99-136.

135
obtenido algunas caricias de una de las experiencias sexuales entre
pequeña, tal como él lo había hecho adultos y niños, un cambio de la
antes y lo había visto hacer por los situación en la que estas relaciones
pordioseros aldeanos a su alrededor; dejaron de ser placeres bucólicos
en el extremo del bosque, o en las insignificantes para convertirse
zanjas por el camino que conduce a en objeto de la intolerancia colec-
San Nicolás, solían practicar el tiva y de la acción judicial. Evi-
conocido juego llamado “leche dentemente, para Foucault, antes
cuajada”...[y] este campesino algo de la intervención de un discurso
ingenioso... solía darles dinero a las experto en sexualidad, el significa-
pequeñas, por los favores que las más do de aquel acto sexual de 1867
grandes se negaban a hacerle...37 entre el labrador y la niña era, sim-
plemente, el placer. Su narración
contribuido en gran medida a la Pero, esta vez, cuenta Fou- del hecho sugiere una visión en la
conceptualización material del po- cault, el conocido, habitual inciden- cual el placer se encuentra por un
der, la historia y la subjetividad. Y te en la vida de la aldea, el aconte- lado, en una especie de forma pura,
aun así, en lo referente a sexuali- cimiento diario [de] los placeres inocente e inofensiva, y por otro
dad, el planteo de Foucault le otor- bucólicos insignificantes se con- lado está el discurso, el poder y el
ga al discurso la sola habilidad de virtieron en objeto de la interven- dominio. Expone este argumento a
unir significados y valoraciones con ción judicial y médica. El labrador la luz de lo que él toma como una
nuestros sentimientos y sensacio- fue sometido a un detallado, yuxtaposición disparatada entre la
nes.36 Esto puede tener efectos invasivo cuestionario acerca de sus insignificancia de este hecho y la
desastrosos en nuestra compren- pensamientos, inclinaciones, há- ominosa respuesta por parte de las
sión de la violencia sexual. bitos, sensaciones y opiniones.38 autoridades, a la que se refiere
Foucault presenta un caso del Los expertos estudiaron su anato- como la extensión del cotidiano
año 1867, sito en Francia, que con- mía al punto de investigar su es- pedazo de teatro con su solemne
tribuyó a marcar aquel momento tructura ósea facial y medir su discurso.40 De esa manera la capa
en la historia de la sexualidad cuan- capacidad cerebral, en busca de de discursos expertos sobre actos
do el sexo se coloca bajo la jurisdic- degeneración.39 Al final fue ence- sexuales produce lo que Gayle
ción de discursos expertos en las rrado en un hospital. Rubin ha dado en llamar un exceso
ciencias humanas. El caso involucra El objetivo de Focault al con- de significación .41
a un labrador simple quien fue siderar este caso es puntualizar Las bases de este análisis nos
entregado a las autoridades luego que el mismo marcó un punto de llevan a colocar el placer como
de haber viraje discursivo en la construcción antitético al poder. Foucault no

36
Foucault, The Use of Pleasure, traducido por Robert Hurley, New York,
Random, 1985, págs. 3-4.
37
Foucault, The History of Sexuality, Vol. I traducido por Robert Hurley, New
York, Random, 1980, págs. 31-32.
38
Foucault, The History of Sexuality, pág. 31.
39
Foucault, The History of Sexuality, pág. 31.
40
Foucault, The History of Sexuality, pág. 32.
41
Véase su Thinking Sex: Notes Toward a Radical Theory of the Politics of Sexuality,
en Pleasure and Danger, ed. Carole Vance, Boston, Routledge, 1984, pág. 279.

136
cree que el placer esté siempre Considérese una descripción
desconectado del discurso y del fenomenológica de tal encuentro
poder, y, en gran parte de su volu- desde el punto de vista subjetivo
men se toma el trabajo de revelar de una criatura. He reconstruido la
las maneras en las que los placeres descripción valiéndome de testi-
son tomados como hábito y acepta- monios corrientes hechos por adul-
dos por los discursos institucionales. tos supervivientes del abuso sexual,
Su punto de vista es, más bien que, tanto como de mis propias expe-
cuando el placer está adecuada- riencias. En estos informe el trauma
mente desembarazado de las aso- es a menudo enmascarado como
ciaciones del discurso dominante, una confusión, porque una criatura
es inocente e inofensivo y hasta no tiene nombres para identificar
llega a ser el sitio privilegiado de las pruebas sufridas o las sensacio-
resistencia. Así, finaliza su volumen nes que siente. En encuentros simi-
con la afirmación de que el punto lares al descripto por Foucault, la
de convergencia para el contra- criatura exhibe la necesidad de que
ataque en contra del despliegue de lo sostengan o abracen, de afecto o
la sexualidad [como una forma de atención, o tal vez de obtener algún
poder/conocimiento]...debe bien básico como dinero para comi-
...ser....los cuerpos y placeres.42 da o abrigo. El adulto consiente
Pero ¿ Es éste el caso en que pero con la condición de la
los placeres en sí mismos, cuando estimulación genital. Esta respues-
no están investidos de evaluación y ta equivocada produce en la criatu-
de categoría discursiva, son re- ra miedo y dolor mezclados con
sistentes al poder? Retomemos el compulsión e intimidación, una
caso de 1867. Es innecesario decir coacción creada por la inseguridad
que Foucault carece de suficiente y la disparidad entre las suaves
evidencia para avalar sus afirmacio- palabras y las dolorosas, incómodas
nes acerca de la participación de la invasiones, con la imposición del
niña o de sus sentimientos sobre el silencio y la confianza de que todo
suceso. Si estas relaciones fueron
eso que está sucediendo es normal
recíprocamente iniciadas y placen-
y se basa en el afecto. El adulto,
teras para ambas partes, por qué,
confiable, le dice a uno que se lleve
entonces, se hizo necesario el pago
de algunas monedas para asegurar la cosa a la boca, que le permita
la participación de la niña? Acepta- explorar a tientas, que realice actos
do esto, ¿en qué basa Foucault su penosos que se sienten humillan-
afirmación de que existió algún tes y extraños. Mientras la criatura
placer de parte de la criatura? Su tiene náuseas y se queja (o grita y
apresuramiento para asumir tal co- llora), el adulto suspira y gime,
nocimiento evidencia, desafortu- sosteniéndolo fuertemente para que
nadamente, patrones de arrogancia no escape. El placer es aquí oscura-
epistémica típicamente masculinos mente percibido por la criatura
y adultos. como dependiente, de algún modo,

42
Foucault, The History of Sexuality, pág. 157.

137
de la propia angustia, el producto gunte silenciosamente cómo será a través de las diferencias cultura-
de los terrores íntimamente expe- posible sobrevivir a este tormento, les. Si la racionalidad y el conoci-
rimentados. Después la criatura cuánta más violencia le está reser- miento son encarnados, entonces
teme confiar nuevamente en al- vada, y que la muerte sería un fin queda claro cómo y por qué las
guien, sintiendo que todo aquel reconfortante, puede detectar el experiencias sexuales son cog-
que se interesa por ella sólo quiere gozo sexual experimentado por el nitivas: porque, esto es, tienen la
sexo. La criatura siente también la otro, en su rápida acometida, su capacidad de impartir críticamente
vergüenza marcada en el cuerpo incesante tanteo, su energía sexual. importantes significados específi-
mismo, como una cosa para ser Aquí el placer se percibe corpo- camente concernientes al cuerpo,
usada, una especie de escupidera ralmente como el producto del a uno mismo, y a los límites y
viviente. La carne de nuestro pro- dolor y el tormento propios. posibilidades de las relaciones con
pio cuerpo engloba e incorpora al Una de las características más otros. Esto no establece que los
temido Otro, con su desprecio para centrales del patriarcado es que el actos sexuales tengan significados
con uno y su capacidad para la placer puede obtenerse a través de uniformes, pero que de todos mo-
violencia física y/o psíquica. No es la humillación y el daño físico a dos, poseen significativos significa-
extraño que estos hechos produz- otro. La violación no es el único dos de la constitución del sujeto.
can a menudo trastorno psíquico ejemplo, sino también el humor Mi sugerencia es que necesita-
desde el propio presente corporal cruel y hostil que divierte por mos completar los informes
y la propia capacidad de acepta- medio del ridículo y el escarnio, y discursivos de la construcción cul-
ción para habitar este cuerpo, el las competencias agresivas que tural de la experiencia sexual con
cual ya es el asiento continuado del producen sensaciones placenteras informes fenomenológicos de los
Otro. El cuerpo de uno retendrá de satisfacción y contento a través efectos de la corporeidad sobre la
para siempre una capa de expe- de actos de conquista y dominio subjetividad de ciertos tipos de
riencia recordada como el espacio sobre otros. En tales prácticas la prácticas. Los sentidos y la signifi-
colonizado por una subjetividad asociación entre placer y violación cación de los actos sexuales son
monstruosa. es más que la mera yuxtaposición; parcialmente inherentes a las mis-
Este tipo de fenomenologías es más cercana a una relación de mas experiencias corporeizadas,
de la violencia sexual, suministra- dependencia ontológica. puedan o no ser inteligibles dentro
rían, confío, una ontología política Ahora he yuxtapuesto una de cualquier formación discursiva.
del placer muy diferente a la que descripción fenomenológica esco- Mucho más es necesario decir
Foucault propone. Durante una vio- gida de informes contemporáneos sobre los complicados aspectos que
lación, atrapada en la pantomima con la narrativa de un período cul- giran alrededor de las relaciones
del abrazo, consumida por senti- tural muy diferente, y esto podría entre discurso, significado y expe-
mientos de miedo, dolor y angustia, muy bien parecer un movimiento riencia sexual. En conclusión, deseo
uno ve o siente los signos de placer no válido. Pero mi propósito es puntualizar que estas descripcio-
en el otro. Tal vez uno sienta un cuestionar las afirmaciones de nes fenomenológicas deberían ser
pene erecto, oiga un gemido, o vea Foucault de que los discursos pue- una parte crítica de cualquier inten-
los ojos vidriosos y el rostro agitado den alterar la experiencia de he- to para explicar la experiencia, y no
por el éxtasis post-orgásmico. Aun- chos como las relaciones sexuales meramente puntos finiquitados o
que las manos estén ligadas, la boca entre adultos y niños al punto de datos que requieran iluminación
cubierta, aunque todos los múscu- transformarlos en placeres insigni- teórica, sino capaces de arrojar luz
los estén entumecidos, golpeada y ficantes. Esta afirmación es des- sobre la teoría misma. Esto será vital
lastimada por el esfuerzo de querer mentida por la misma fenome- si vamos a replantear el papel de la
liberarse, uno puede percibir la nología del sexo, la cual involucra experiencia corporal en el desarro-
marcha frenética del deseo en los zonas singularmente sensibles, vul- llo del conocimiento.
movimientos urgidos, impulsivos nerables y físicamente importantes
del otro. Aun mientras uno se pre- del cuerpo, un hecho que persiste Traducción de Larissa Zadorojny

138
Del parentesco al género.
Entrevista con François Héritier

Nora Domínguez, María Luisa Femenías,


María Gabriela Ini y Alba Romano*

Invitada por la Fundación Navarro Viola, la — ¿Cuál ha sido su formación?, ¿ de qué manera se
antropóloga François Héritier, la principal discí- fue acercando al estudio de los sistemas de paren-
pula de Claude Lévi-Strauss, estuvo en Buenos tesco?
Aires en el mes de mayo de 1998. En esa oportu- — No tuve formación antropológica por la simple
nidad dictó una conferencia en nuestra Facultad, razón de que no existía una carrera en mis días de
despertando con algunas de sus polémicas afirma- estudiante. Ahora hay una carrera y los estudiantes
ciones cierto estupor y debate. La entrevista que pueden ir a la Universidad, seguir un curso completo
sigue da, en parte, cuenta de ello. y obtener un diploma en antropología, pero en mi
Su trayectoria, como se sabe, es amplia y, como época de estudiante, no. Simplemente tengo un
ella misma señala, producto de una serie de certificado en etnología del Musée de l’Homme,
circunstancias casuales. Tras sus años de forma- específicamente mis estudios fueron en geografía e
ción y trabajo de campo en Africa, especialmente historia. La mayoría de mis colegas, de mi generación,
entre los Samo, ha sido profesora del Collége de que se han convertido en antropólogos, vienen tam-
France (1982-1988), Directora de Estudios de bién de disciplinas diferentes. Muchos de ellos, de la
L’EHESS (1980-1998), Directora del Laboratorio de filosofía. Lévi-Strauss fue el primero que provenía de
Antropología Social (1982-1998), Miembro del la filosofía pero pertenecía a una generación anterior.
Consejo Económico Social de la Sección de Es por azar, por esa curiosidad de estudiante que uno
Relaciones Exteriores del Estado Francés (1995- tiene y también por placer, que me interesé en la
1998), Presidenta del Consejo Nacional del SIDA antropología y seguí los cursos de Lévi-Strauss, quien
(1989-1994), Miembro del Comité Internacional en ese momento adquiría una reputación ascendente.
de Etica sobre el SIDA (1989-1994) y Miembro Los temas que trataba me resultaban muy espinosos
del Alto Consejo de la Población y la Familia y extraordinarios, sobre todo porque yo venía de
(1995-1996). historia y de geografía. Ese año se publicó un anuncio:
Entre sus numerosas publicaciones destacamos un colega, filósofo de la Universidad de Bordeaux en
las más recientes: Masculin/Féminin: La pensée el Institut des Sciences Sociales Appliqueés, buscaba
de la différence (1996), L’Anthropologie un etnólogo, un geógrafo para una misión fuera del
symbolique du corps (1996), Séminaire de Estado. Presenté mi candidatura. La verdad es que él
François Héritier: de la violence (1996), quería a un hombre y no lo encontró. Finalmente,
Un probléme toujours actuel: l’inceste et son partí por primera vez a un viaje de campo. Tenía que
universelle prohibition (1996), Les mille et un hacer un trabajo como geógrafa, pero naturalmente
formes de la famille (1997), Les butoirs de la no me contenté con eso. El azar también quiso, una
pensée (1997). serie de azares que se han entrecruzado, que entre las

* Investigadoras del Instituto Interdisciplinario de Estudios de Género. UBA.

139
dos poblaciones que debíamos estudiar atravesára-
mos un territorio enorme que estaba ocupado por otra
población: los Samo, cuyo habitat era muy diferente
de los otros y que me seducía terriblemente. Me
detuve muchas veces simplemente para hacer
algunas preguntas y me dije, si vuelvo, iré a ver a esa
misma gente. Y tuve la fortuna de integrarme al
Centre National de la Recherche Scientifique (CNRS)
a causa de mis estudios y de volver a trabajar con esa
comunidad que ya había conocido. Una vez que
estuve con ellos, después de unas pocas preguntas
simples, muy elementales, descubrí que tenían un
modo de gobierno que era extremadamente intere-
sante. Era una nación claramente jerárquica, con
cuadros de poder muy estrictos. Las aldeas estaban
rodeadas por grupos de árboles muy compactos que
los obligaba a una ocupación del terreno muy particu-
lar. Pero, por otra parte, era una población que
aparentemente no tenía jefe. Todas estas razones
motivaron mi deseo de seguir investigando y cuando
estuve entre ellos comencé a hacer un estudio del
parentesco. Era necesario estudiar ese sistema de
parentesco. Y como yo soy muy metódica había
preparado un conjunto de preguntas que me permi-
tiría no olvidarme de nada. Había buscado en todos los
diccionarios las relaciones de parentesco por es una conchilla blanca con una hendidura en el centro
consaguineidad y por alianza. Comencé entonces a que representa la femineidad, una especie de vagina,
utilizar ese sistema pero obtenía respuestas cuyo de vagina dentata, esa conchilla era la moneda
sentido no comprendía, ya sea porque ellos no africana de los países del centro y del oeste de Africa
comprendían lo que yo quería decir, ya sea porque y representa lo femenino. Usé las conchillas para
tenían demasiado miedo. Entonces, decidí inventar- representar la posición femenina, piedras para repre-
me un método para asegurarme que los hombres sentar la posición masculina, fósforos para represen-
comprendieran las preguntas que yo les hacía. Pronto tar los vínculos de consaguineidad, de colateralidad y
me di cuenta de que era extremadamente difícil filiación y los vínculos de alianza. Esto funcionó formi-
encontrar una fórmula de parentesco. dablemente. Yo hacía comentarios y decía: he aquí
su madre, su padre, la hermana de su padre y una
— ¿Cómo resolvió los problemas de traducción en hija. No me daban una respuesta directa pero me
sus diferentes niveles? Es decir, ¿el del traspaso de daban la razón. Mostrando, por ejemplo, la conchilla
una lengua a otra y el de las traslaciones de las el informante me decía: es mi madre y yo la llamo así,
diferentes posiciones del parentesco? aquí mi madre tiene su propia madre y la llama su
— Les preguntaba cómo llamaban al hijo de la hija de madre. Ellos me hacían todos los esquemas de paren-
la hermana del padre de su madre. Yo hablaba de tesco lo que me permitía construir finalmente mi
otros (cómo se llama la hija, de la hija de la hermana) pequeño diccionario. Yo constaté con sorpresa, des-
mientras que ellos hablaban de ellos mismos. La pués de haber usado a varios informantes, tanto
dificultad era la traducción, la traducción en sí era la hombres como mujeres, que las mujeres gozaban de
parte más complicada. Decidí entonces utilizar un un status de inferioridad social. Esto sucedía en l960.
sistema de trabajo basado en los elementos de la Cuando volví a Francia, con cuadernos enteros con
propia cultura: la moneda tradicional de la comunidad esquemas de parentesco, busqué en la literatura

140
antropológica casos similares y descubrí que se trata- esto, pero olvidó poner un vínculo con la valencia
ba de un sistema particular de parentesco del que se diferencial de los sexos. Es decir, la jerarquía de lo
desconocía la existencia en Africa. Era efectivamente masculino sobre lo femenino, son los hombres los que
una revelación. Había muchos estudios antropológicos se adueñan de las mujeres y las consideran objetos de
llevados a cabo en Francia y en Inglaterra pero jamás intercambio. A partir de esta constatación yo empecé
se habían interesado en el parentesco sino simple- a interesarme por esta cuestión.
mente en los términos más elementales, estudiando
los parentescos pero sólo en los niveles más simples — ¿Ud. considera que el hecho de ser mujer le
en dos o tres grados solamente. Eso me estimuló. La permitió realizar determinadas observaciones que
estructura de parentesco y la relación matrimonial desde una posición masculina no hubieran sido
indicaba que se trataba de una sociedad patrilineal, posibles?
incluso patriarcal. En esta primera estadía, había — Yo pienso personalmente que un hombre pudo
desbrozado una buena cantidad de cosas. Este tipo de haber llegado a la misma constatación. Es un esfuerzo
sistema debía estar acompañado por otro de prohibi- de reflexión lógica, pero el azar quiso que fuera yo
ción, de alianza y de linaje, lo que me llevó a tomar quien se viera llevada a hacer estas investigaciones e
la decisión de trabajar sobre la alianza. hiciera los hallazgos. Como etnóloga, al menos en
ciertos tipos de sociedades, no dentro del tipo de
— ¿En qué consistía el status de inferioridad feme- sociedades árabes, una mujer acepta más cosas que
nino? un hombre. Entre los samo fui recibida como un
— Volví sobre la alianza para descifrar el ejercicio del hombre entre los hombres; luego podía acompañar-
parentesco. Me concentré en la lógica del sistema de los en todas sus actividades: asistí a las asambleas de
apelación y descubrí que las hijas-niñas que son los hombres y se dieron cuenta de que yo tenía
nacidas en un linaje, sea cual fuere su generación, sin habilidades que me ponían en el orden de lo mascu-
importar qué varón haya en ese linaje, son considera- lino. Al mismo tiempo podía asistir al mundo de las
das como hermanas o hijas. Los hombres llaman a mujeres. En cambio, los etnólogos varones no tenían
todas las mujeres, mis sobrinas, mis hijas. Es siempre acceso a las prácticas de las mujeres en estas socie-
una relación estatutaria de inferioridad. Los hombres dades.
ven a las mujeres como hijas-niñas. Si las mujeres son
mayores, las llaman de otra forma que restituye la — ¿Considera que a los antropólogos varones les
situación de parentesco. Esto atrajo mi interés sobre está limitada la comunicación con las mujeres de la
la cuestión de género. Faltaba algo que el mismo Lévi comunidad estudiada?
Strauss, que era un hombre, no se había preguntado. — No tengo una respuesta estricta para contestar esta
pregunta. Sin embargo creo que es más fácil ser
— ¿Cuál sería esa pregunta ausente en el esquema mujer para preguntar ciertas cosas. Si se piensa que el
de Lévi-Strauss? espíritu de los hombres y el de las mujeres tienen las
— Cuando él habla de la prohibición del incesto la mismas capacidades, el otro sexo debería llegar a
define como la prohibición a tener acceso sexual con pensar de la misma forma. En el caso de Lévi-Strauss,
la madre, las hermanas o las hijas. Al prohibirse ese él mismo piensa que es natural que los hombres
acceso sexual se debe intercambiar a las hermanas o intercambien mujeres y no lo contrario. El no se
hijas por las hijas o hermanas de otros hombres. La formuló la pregunta, era lo que pasaba en su cultura.
regla de exogamia es una cuestión de hombres. No es Se trata de esa invisibilidad casi natural que funciona
una visión machista de la sociedad como dice la crítica normalmente. Yo postulo que las mujeres participa-
feminista de la época. En las sociedades humanas son mos de la misma cultura, nosotras también pensamos
los hombres los que intercambian mujeres y no lo que es normal y casi biológicamente fundado. Hay
contrario. Lo que Lévi-Strauss no vio, y me parece que hacer un esfuerzo grande y constante sobre una
fundamental, es que la ley de exogamia, intercambio misma para pensar de una manera diferente a esas
de mujeres y división sexual de labores, no hace al ideas normalizadas. Hice esa reflexión porque soy
matrimonio estable. En un célebre artículo se refirió a mujer. Cuando digo que debemos constantemente

141
hacer un esfuerzo sobre nosotras mismas es porque ocurriendo desde hace un tiempo muy breve y yo
somos parte de esta cultura. Creo que no hay dos prefiero ver las cosas a largo plazo. En realidad los
culturas, una masculina y otra femenina. Yo lo creo hombres ven esto como un peligro enorme. En mi
profundamente. Lo veo dentro de mi propia vida si propio país se lucha constantemente contra estas
ustedes quieren. No soy feminista en el sentido libertades. Continuamente hay intentos por tratar de
guerrero de la palabra. Sí, milito por la igualdad abolir el derecho al aborto y a la anticoncepción. Por
estatutaria y lo subrayo con fuerza todas las veces que eso digo que no se ha ganado nada porque aquí está
siento una posición negativa. Activamente soy tam- lo importante: el control de la fecundidad por las
bién una buena ama de casa, me gusta recibir a mis mujeres. Los demógrafos dicen que si se deja el
amigos y que me elogien si les cocino algo rico. En fin, manejo de la fecundidad al arbitrio de las mujeres
son cosas que me han inculcado desde mi infancia. Sé bajarán los niveles de descendencia y eso traería una
que tengo que reconsiderar mi status profesional caída vertiginosa de la fecundidad. Algo de eso pasa
como una realidad. Pienso siempre que el status de en Italia y en España. No es cuestión de considerar el
profesor en el Collège de France es un lugar pensado futuro de un país solo de acuerdo con su desarrollo
para los hombres. Es necesario que luchemos en demográfico sino también por la inmigración, una de
nosotras mismas contra nosotras mismas. las problemáticas centrales actualmente en Europa
que encubre un nacionalismo político con una argu-
— Ud dice que hay que encontrar la forma de mentación aparentemente científica. Todo se centra
cambiar las cosas. ¿Cúal sería para usted esa forma? en la fecundidad. Recuerdo -y esto me ha quedado
— La verdad es que no lo he dicho en Masculin- grabado-, una frase espontáneamente pronunciada
Fémenin. Si pudiera hacer una nueva edición agre- por un diputado francés. Cuando Simone Weil, habló
garía cosas. Como saben es un libro compuesto a del control de la natalidad -y esto está en las actas- un
pedido a partir de una serie de artículos que ya había diputado dijo, si aceptamos eso los hombres perde-
escrito. En la nueva edición ya pondré lo que falta: un rán la orgullosa conciencia de su virilidad fecunda
artículo sobre el dominio de lo masculino sobre lo (La fière conscience de leur virilité féconde). Decía
femenino y sobre las formas de superarlo. Para mí hay exactamente lo que se debía decir, son los hombres
algo que es evidente pero no sé si es aceptable para los que se consideran fecundos y tienen conciencia
todos. Considero que la dominación de lo masculino y las mujeres no tienen el derecho de suprimir esa
sobre lo femenino depende del poder de la mujer de conciencia en los hombres. Todo el mundo reproduce
dar a luz a los dos sexos. En el funcionamiento de u- este discurso, las mujeres también. La clave está en la
na sociedad ideal sería natural que los hombres anticoncepción.
tuvieran varones y las mujeres niñas, pero las mujeres
dan a luz a ambos sexos y es por eso que los hombres — ¿Cuál es su postura acerca de la clonación y qué
quieren apropiarse de ese poder. Por eso la mujer transformaciones podría producir en la conceptua-
fértil interesa y la menopáusica no le preocupa a lización del género?
nadie. El período importante es el período de fecun- — En este momento estoy por publicar un estudio
didad. Si se acepta la idea principal, de la dominación sobre la clonación. Me parece normal que el gobier-
de lo masculino sobre lo femenino el problema se no, por lo menos el francés, haya condenado la
basa fundamentalmente en la fecundidad de la mujer. práctica de la clonación humana. Hay que respetar la
La forma de superar la dominación está en el control alteridad, la diferencia y sobre todo la diferencia
de la fecundidad. genética. No creo en la igualdad de hombres y
mujeres, creo en la alteridad. No en la identidad de los
— ¿Cómo piensa las formas de este control?, ¿qué hombres y mujeres, sino en la diferencia. Es un error
grupos deberían hacerse cargo de él? para las mujeres actuar como hombres y recíproca-
— Cuando las mujeres tengan acceso a la libre mente. La clonación, si se convirtiera en el único
elección sobre sus cuerpos (anticoncepción, aborto), modo de reproducción, suprimiría la alteridad. Para
su situación cambiará fundamentalmente para la hu- que haya masculino en la fertilización in vitro es
manidad. Los cambios que se empiezan a ver vienen necesario lo femenino. No habrá más que tomar una

142
dentemente horrorosa, para los hombres sobre todo.
De todos modos no sería una sociedad igualitaria. Pa-
ra lograrla hay que pensar de forma diferente. La ima-
gen que presenté es pensable en la lógica del sistema,
en él es posible la desaparición de lo masculino.

— Algunas corrientes radicales de los años sesenta,


como, por ejemplo, Shulamith Firestone en La dia-
léctica del sexo, proponían este tipo de reproduc-
ción como forma de liberación de las mujeres. En esa
época estas posturas eran utópicas e hipotéticas.
— Esto es ahora posible desde el punto de vista cien-
tífico, sin embargo, cuando los gobiernos intentan
controlar estas prácticas, no se equivocan.

— Las nuevas tecnologías reproductivas, como las


clonaciones, están controladas por médicos hom-
bres que reproducen los valores tradicionales de
familia y matrimonio. Las mujeres solas no pueden
recurrir a estas técnicas. Hay toda una construcción
político cultural que lo impide, los médicos, la jus-
ticia y los legisladores se oponen. Tampoco se puede
fecundar a parejas lesbianas.
— Esto es igual en Francia. Yo misma pongo un cierto
número de límites a toda reproducción médicamente
asistida. Unos están fundados en reflexiones comple-
tamente lógicas. Por ejemplo, en lo que concierne a
las madres portadoras, las mujeres que aceptan llevar
célula femenina a la que se le ha sacado el núcleo, y en su vientre al hijo de su hija. Hay un caso en
a esta célula, este óvulo, se le saca el gameto. En lugar Sudáfrica en que una hija ha pedido a su madre que
del núcleo se pone una célula masculina. Se obtiene lleve su hijo en el vientre. He sabido que reciente-
de esta manera, un nuevo óvulo cuyo núcleo es la mente en Argentina una mujer prestó su vientre a su
célula masculina, de un organismo masculino cual- hermana. Ante esto mi postura es que no se debe
quiera y se lo hace llevar por un útero. Esta expe- hacer por medios artificiales lo que la ley natural
riencia ya se ha hecho en Francia. Se necesitan dos prohibe. Esta ley prohibe, por ejemplo, que una mu-
organismos femeninos: uno que da el óvulo y otro que jer tenga relaciones con el marido de su hija o que
lo lleva. Para la reproducción se necesita que todo sea lleve en su vientre un hijo del marido de su hija o del
femenino y no hay necesidad de masculino. En un marido de su hermana. Sin embargo, las formas arti-
caso extremo se puede imaginar una situación tal que ficiales de reproducción podrían permitir estas cosas
ya es cuestión de ciencia ficción. Pero bastarían unos que la ley natural no permite. No es que esto no
pocos hombres, digamos una decena, ya que hay suceda en la realidad. Hay mujeres que se acuestan
millones de espermatozoides en el esperma, para con sus yernos, pero eso se llama incesto. Es un
hacer una fecundación masiva. Podrían eliminarse incesto en segundo grado pero nuestra ley, por lo
todos los hombres. Por ejemplo, tomo uno de mis menos la ley francesa, prohibe este tipo de relación.
óvulos, le saco el núcleo, tomo algunas de mis células ¿Por qué aceptar la reproducción artificial para este
que coloco en lugar del núcleo y me reproduzco a mí tipo de relaciones? Yo me pongo sólo dentro de la
misma. Se puede imaginar una clonación perpetua de lógica para rechazar este tipo de relación. Esto ya
lo femenino sin ayuda de lo masculino. Imagen evi- estaba contemplado en los centros de conservación

143
de esperma y óvulos. Allí se pregunta a las mujeres — Para terminar, ¿cuál es su posición frente a las
que no pueden producir óvulos y que necesitan que corrientes denominadas postmodernas que tratan
alguien les dé un óvulo, si pueden traer un donante. de deconstruir no solo la noción de género sino
Como es algo bastante pesado dar un óvulo no también la de sexo?
cualquiera lo acepta, solo una hermana o una amiga — Tengo dificultad para responder a esa pregunta
muy cercana. Se le aplica un tratamiento hormonal porque no me preocupa. Mi respuesta será afectiva.
bastante fuerte y cuando llega al hospital a dar el Soy muy o bastante hostil, en líneas generales, a esas
óvulo resulta que no es para la hermana sino para otra tendencias posmodernas del pensamiento occiden-
mujer, justamente para no reproducir el incesto. Es tal. Detesto todo lo post: postmodernismos, post-
decir, cuando la mujer está preparada para recibir el estructuralismos, postindustrialismos que implican la
desaparición del género, la desaparición del trabajo, la
óvulo, recibe el de una mujer desconocida.
desaparición de la historia. Todo eso me parece vacío.
Creo que la historia se está haciendo siempre, que
— ¿Qué opina de las técnicas que permiten que
siempre va hacia adelante utilizando lo que ya existe,
mujeres menopáusicas puedan quedar embaraza- y transformándose sin necesidad de declarar la muer-
das? te de nada. Personalmente, tal vez porque soy an-
— No me parece una buena idea tener hijos cuando tropóloga, veo las cosas a la vez en la permanencia,
se han pasado los 50 o 60 años, va en contra del en el parecido, en la diferencia, en la variabilidad y en
interés de los niños. Sé que en Italia hay un médico el cambio. Puede ser estúpido pero creo que puede
que lo hace. Lo pienso por mí misma que tengo 65 haber permanencia en la diversidad y en el cambio.
años. Me imagino lo que es criar a un niño a esta edad Esta formas pesimistas y desencantadas responden a
y los problemas que se le pueden presentar a un niño una fórmula muy común en Francia. Esto me parece
que sabe que los padres van a morir y lo dejarán que es una forma propia de mirar nuestra historia, que
inmaduro. La naturaleza hizo las cosas bien cuando es fértil en eventos, tal vez demasiado rica, y tenemos
nos permitió tener hijos cuando jóvenes. Es un poco dificultad para digerir todo. Así nos perdemos en los
reaccionario, pero lo pienso así. detalles sin mirar la totalidad.

144
«Detrás de bambalinas»
Una entrevista a Marta Lamas

Juan Besse*, Ana Encabo** y Javier Moro*

Primero nuestro detrás de escena. El devenir de — ¿Cómo se inicia tu relación con las prostitutas?
las relaciones humanas nos sentó a la mesa de la — Fue en 1989. Hubo un primer coloquio sobre SIDA
casa que Marta Lamas habita en el barrio de en México, y a mí me invitaron a ser ponente como
Tlacopac, San Ángel, ciudad de México. Por esos antropóloga para hacer un análisis de la cuestión de la
días rondaba en nuestras cabezas la idea de cultura. En el panel había un representante del
hacerle una entrevista. Cuando nos sentamos a episcopado, un funcionario de la Secretaría de Salud,
conversar, primero en la sala y luego en la mesa un líder del movimiento gay, un sociólogo, y una
aún dudábamos en proponerle la entrevista. La mujer muy elegante, enjoyada, con el pelo rubio pla-
charla discurría con cadencia de sábado, los tino, que no se sabía de donde venía y yo. Y bueno,
cuatro integrantes del encuentro -más aún la todos fuimos hablando y al final cuando le tocó hablar
desprevenida Marta Lamas- no parecíamos
a la señora enjoyada dijo que era ex prostituta, lo cual
tentados con trocar los bueyes perdidos, los
inmediatamente generó una reacción de asco por
comentarios sobre nuestras vidas (algunos recién
parte del funcionario de gobierno y del representante
nos conocíamos) por preguntas acerca de su
actividad como antropóloga y su militancia de la iglesia católica, entre quienes estaba sentada, y
en el feminismo. que se hicieron de lado como si fuera una persona
Un eventual relato sobre los inicios de su investi- apestada. Al terminar su exposición me acerqué a
gación acerca de la prostitución cuadró como felicitarla; le dije que me había parecido muy valiente
tema para la entrevista. A ella no le desagradó y que lo que había dicho estaba muy bien y ella me
continuar hablando frente a una grabadora sobre miraba con cara de «esta loca de dónde salió»; resulta
aquello que en algún momento comenzó, y a que de repente alguien con aspecto de señora
nosotros, tampoco, seguir escuchándola. Demás «decente» se le acercaba porque, en general, eran las
está decir que el relato de éste «detrás» del mujeres quienes le huían más que los hombres. Yo le
producto de investigación fue recorrido por picos comenté que era feminista, que trabajaba por la
de hilaridad. autorganización de las mujeres, que me imaginaba
La estructura de su narración oscureció las que el colectivo de las prostitutas podría estar tratan-
preguntas. A poco de comenzar el relato se acercó do de organizarse y que yo había leído mucho sobre
a una «confesión». Tal vez, a lo que Foucault cómo se habían organizado las prostitutas en otras
denominaría «los orígenes bajos « que operaron (y partes, Francia, Italia, y que el día que quisiera
operan) en la constitución de los dominios de hablábamos y le dejé mi nombre y mi teléfono.
saber. En éste caso vemos cómo la experiencia vital, A los pocos días, suena el teléfono a las tres de la
el indagar en sí misma, se amalgamó con la mañana y era Claudia (la ex prostituta) que me decía
posibilidad de abordar problemas aparentemente que estaba con unas compañeras en una delegación
distantes a través de la construcción de estrategias de policía, que las habían detenido y que si podía
de investigación que se caracterizan por acercar ayudarlas. Esa noche me paré, con un nivel de
la práctica política a la práctica científica y excitación y de emoción impresionante, y me vestí
viceversa. de «licenciada» para ir a pelearme en la delegación con

* Investigadores del Instituto de Geografía de la FFyL. UBA.


** Estudiante de la carrera de Ciencias de la Educación.

145
los funcionarios de policía. Llegué y con el más en el artículo académico, pero una mujer responsable
descarado tráfico de influencias, dando el nombre del de un grupo de «chicas» que se paran en la calle a
delegado y del jefe de policía, dos personas que ni trabajar es llamada madrota) de la zona de Súllivan
conocía, pero que mentí que sí, logré que las dejaran delegación Cuáuhtemoc habían estado solicitando
salir sin pagar multa. Eso se repitió varias veces a lo una cita con el responsable y se la habían negado.
largo de unos tres meses; visto ahora en perspectiva, Claudia, que me había visto operar como «influyente»
creo que fue una prueba. Porque Claudia quería ver en las otras delegaciones, prometió que conmigo se
realmente hasta donde contaba conmigo y hasta iba a conseguir la cita con el delegado. En ese
donde el interés por ellas iba más allá del morbo, pues momento yo trabajaba en la revista Nexos, que era
hubo una dosis alta de morbo de mi parte, lo reconoz- una revista que reunía a un grupo importante e
co claramente. interesante de intelectuales y eso tenía un peso en el
medio político mexicano, pero de nada sirvió que yo
— O sea que empieza a darse una relación a nivel dijera que era de Nexos al tratar de conseguir una cita;
personal... el delegado no daba citas. Entonces le hablé a Carlos
— Sí, después de un tiempo empezó a darse una Monsiváis. Yo sabía que cualquier funcionario al que
relación de amistad. Algunas noches nos íbamos a le hable Monsiváis pidiendo una cita se la da, y fue lo
cenar a «Noche y Día», un restaurant que está abierto que ocurrió. A las seis de la tarde de ese mismo día se
toda la noche; a veces a casa de alguna de ellas. presentó Monsiváis, conmigo atrás de él y detrás de
Claudia estaba muy interesada en la cuestión del SIDA mi Claudia y seis de las madrotas; tuvimos una reunión
porque se le había muerto una amiga, María Antonieta, con el mero delegado, el lic. Ignacio Vázquez, como
infectada por esa enfermedad y había visto como en de tres horas, en donde se revisaron todos los acuer-
el ambiente de la prostitución había un descreimien- dos verbales. La prostitución no está prohibida por
to. Cuando se empezó a hablar de SIDA casi todas las ley, lo que está prohibido es el lenocinio. Por eso no
chicas1 pensaban que era un invento del gobierno hay más que contratos verbales entre «responsables»
para controlarlas, para hacer una razzia sanitaria. (madrotas y padrotes) y autoridades.
Claudia decía que al principio nadie creía, lo empeza- La idea de Claudia era reunirse con las encargadas de
ron a creer en la medida que se empezó a morir gente varios puntos y ver que se podía hacer para negociar
a su alrededor. De todo ese grupo de mujeres, la que mejores condiciones de trabajo, menos extorsión.
tenía mayor conciencia social y más preparación era
Claudia. Ella venía del trabajo en departamentos y — ¿Consiguieron hacer esas reuniones?
estéticas, las otras, del trabajo en la calle. — Al principio empezamos a juntarnos en los
Sanborn’s2, pero nos corrían, luego en Potzocallis, y
— ¿Cómo empezaste a colaborar en la organización también. Las reuniones no podían ser en la mañana
de las prostitutas? porque las chicas trabajan hasta las cuatro o cinco de
— Hubo un momento donde en la zona de Súllivan la mañana; eran en la tarde, pero no podían ser muy
en la colonia Cuáuhtemoc hubo mucho problema con temprano porque si no se les cortaba el día. Las
la policía, pues habían subido mucho las cuotas reuniones solían ser entre siete y ocho de la noche
acordadas de «mordida» (de coima). Entonces las porque ya de ahí se iban a trabajar; obviamente ya
«madrotas», las «madamas», que son las encargadas de venían vestidas para el trabajo y por eso nos corrían
las chicas (la organización de la prostitución la aclaro de los lugares decentes. Acabamos reuniéndonos en

1
Este término de «las chicas», es el que usan entre ellas. En México no es como
en Argentina, que se dice los chicos y las chicas, decir las chicas inmediatamente
tiene el significado de trabajadora sexual.
2
Así se llama una de las cadenas de bares más conocidas en México.

146
la sala de juntas de la revista Nexos. Yo le pedí a este tipo. La otra asociación civil, la de «Humanos del
Aguilar Camín, el director de la revista, si me dejaba mundo contra el sida», tenía a dos funcionarias de
tener reuniones con feministas en la sala de juntas. Y Conasida en los puestos importantes y tenía a Claudia
cuando me dijo que sí, le aclaré que estas eran unas y dos o tres de las madrotas. La segunda asociación
feministas sui géneris: «son trabajadoras del sexo, te lo civil se llamó Cuilotzin, que en nauhatl quiere decir los
digo para que no te sorprendas». Aunque él entendió que usan el culo o una cosa por el estilo. Cuilotzin eran
el asunto, hubo gente en la oficina que se molestó, por Claudia, Gerardo, y Josefina que era un travesti que
esto de que las mujeres decentes no pueden ver a las hace mucho tiempo que circula siempre vestido de
prostitutas. Pero tuvimos varias reuniones en la revista mujer y con el que ocurrió una cosa muy chistosa que
Nexos y luego una doctora de Conasida, que había ahora les cuento.
estado tratando de organizar una asociación civil, que El día que fuimos a firmar el acta a la notaría para
trabajaba cuestiones de SIDA y que conocía muy bien constituir la asociación civil Cuilotzin S. A., el entonces
a Claudia, empezó a hacer estas reuniones en Conasida secretario privado del Procurador de Justicia del
con algunas madrotas y con Claudia. Ahí hubo una Distrito Federal tenía una notaría y le pedí que nos
pugna de intereses entre el grupo de las mujeres de hiciera el acta de la asociación civil sin cobrarnos y
Cuáuhtemoc y Claudia, que venía del mundo de la aceptó. A él le daba mucha risa todo este numerito.
prostitución de departamentos y estéticas y no hacía Entonces fuimos a firmar el acta. Venía la Mema, que
prostitución en la calle. Claudia era la más inteligente, era el coordinador de los travestis, Claudia y la Jose,
la más comprometida, a la que realmente le interesa- que es un hombre pero que siempre va vestido de
ba más el sida y la que se perfilaba como líder de esa mujer. Cuando llegamos, el secretario del notario, un
asociación civil; las otras habían descubierto que hombre joven quedó impactado por la Jose. Además
mostrar preocupación por el sida era una manera de la Jose es muy femenina, muy guapa, con el pelo
trabajar con las autoridades, de tener por primera vez largo, muy bien formada y muy coqueta y venía
una cierta legitimidad y de quitarse el estigma, pero vestida escandalosa, y cruzaba la pierna para aquí y
en el fondo el problema no les interesaba mucho. Lo para allá. Se la pasaron coqueteando, el secretario del
veían principalmente como una fachada para poder notario y ella todo el tiempo y al llegar la hora de
seguir con el negocio sin mucha interferencia de las firmar el acta que dice José Antonio tal y cuando ella
autoridades. dijo «soy yo», el tipo se demudó porque se dio cuenta
que había estado coqueteando con un travesti. El
— ¿Cómo fueron las negociaciones y qué consi- notario se sacó de onda y dijo, «así no se puede firmar
guieron? el acta, tiene usted que venir vestido de hombrecito»
— Aunque Claudia participó en la primera asociación y nos citó para otro día. Al día siguiente, Jose vino
civil, que se llamaba «Humanos del Mundo contra el vestido de pantalón, con el pelo recogido en una cola
sida», al poco tiempo ese grupito la corta porque de caballo y sin maquillaje para firmar como José no
descubren el «negocio» de «proteger» a las mujeres, y como Josefina. Ese día ya no se apareció el secretario
Claudia empieza a organizar su propia organización. del notario, se le deben de haber cruzado los cables
Durante todo este tiempo yo me sigo reuniendo con sustantivamente.
ella y con un grupo de amigas de ella, que son
también madrotas de calle y con un amigo de ella que — Con todo esto en lo que te fuiste metiendo, lo
es un travesti que se llama Gerardo Ortega, le dicen hacías con algún tipo de cobertura o respaldo
la Mema, y que era el que coordinaba el trabajo de institucional?
muchos travestis en la zona de Insurgentes. Claudia y — Antes de seguir, me regreso atrás. Esto había
Gerardo deciden hacer ellos una asociación civil en pasado como un año después de haber empezado a
donde Gerardo quedaba de presidente, Claudia de trabajar con Claudia. A los seis meses de estar traba-
secretaria, yo de tesorera y nos jalamos a Monsiváis y jando ella y yo, diseñamos un modelo de intervención
a Elena Poniatowska al Consejo porque la idea era con las trabajadoras del sexo: yo decía que era
meter a figuras importantes para romper la vulnera- funcionaria de Conasida (sin serlo), entrábamos a la
bilidad que pudiera significar una asociación civil de delegación y podíamos detectar a todas las chavas

147
que tenían detenidas y ver los casos. En paralelo pedir dinero. Era importante para que esto se acabara
Conasida, a través de la doctora Patricia Uribe, estaba y así, por lo menos, frenar en parte el problema de la
planteando la necesidad de que las chicas tuvieran corrupción. Sucede que las chicas daban a veces las
una tarjeta de Conasida, que significaba que estaban tres cuartas partes de lo que ganaban: primero a su
limpias y en función de eso que la policía las dejara de «representante» y luego en mordidas a la policía. Tres
hostigar. Después de un tiempo de haber estado tipos diferentes de policías, los de Gobernación, los
trabajando diciendo que era de Conasida fui a ver al de la Procuraduría, los del Distrito Federal, en una
director, Jaime Sepúlveda, y le dije, «Oye, he estado misma noche llegaban a los puntos de trabajo para
diciendo que soy de Conasida y espero que tú no me recoger las mordidas y dejarlas trabajar. Nuestra idea
dejes caer». Yo había ido como representante de era ir a ver a la gente de la Procuraduría, de la Policía
Conasida con el procurador de justicia del D.F. a y de Gobernación para que las autoridades desacti-
pedirle que frenara a los agentes judiciales para que varan esa «rutina» y se reconociera que había un serio
ya no estuvieran deteniendo a las trabajadoras del problema de corrupción, que además estaba impi-
sexo. Claudia tenía muchas denuncias de las chicas diendo un trabajo con las propias trabajadoras en
sobre ciertas patrullas y hasta de ciertos agentes. Con términos de prevención del sida, que era lo que le
apoyo del procurador se armó todo un operativo para, importaba sobre todo a Conasida. Ya por entonces
en cierto hotel de paso donde solían ir ellas, poner llevaba un año trabajando con ellas en este tipo de
gente que viera como los agentes judiciales venían a negociaciones. Fuimos a otras dos delegaciones más,
también vía Monsiváis; o sea, el delegado no nos daba
cita, y Monsiváis la volvía a pedir. Primero fue en la
delegación Cuáuhtemoc, después en la Carranza. En
la delegación Miguel Hidalgo ya no fue necesario que
fuera Monsiváis, porque yo conocía a la delegada y
fue a través de mí el conecte. Siempre nos mandaban
con los encargados de «servicios especiales», que son
los que trabajan el asunto de la prostitución.
Si bien la entrada al mundo de la prostitución callejera
en la ciudad de México era parte de mi proyecto
feminista, mi amistad con Claudia fue una agradable
sorpresa. Claudia empezó a viajar a los diferentes
estados a ver cómo estaban las chicas allí y con la idea
de ir creando una organización a nivel nacional. Ella
estaba muy preocupada porque quienes laboran en la
prostitución no se estaban tomando en serio la proble-
mática del SIDA y el uso del condón.

— ¿En qué momento te interesó la cuestión como


objeto deinvestigación, más allá o más acá de la
práctica política?
— Cuando yo ya llevaba un año trabajando con
Claudia, el Dr. Mauricio Hernández, que entonces era
el director de Epidemiología, me dice que está en
curso una investigación internacional muy importante
sobre el uso del condón en trabajadoras sexuales y
que no tiene quien se haga cargo de la parte antropo-
lógica; no han logrado meter gente, porque el am-
biente de la prostitución es muy cerrado. Sí, entrar ahí
no es fácil. Yo había entrado por razones políticas, ya

148
estaba adentro y era una antropóloga; él piensa — (Risas) Te olvidaste de la máxima etnográfica que
aprovecharme y me hace la propuesta de que yo señala al antropólogo no como observador, sino
haga la parte de observación participante. Se requiere como el observado.
información sobre cómo se hace la negociación de — Sí, por eso antes de empezar a trabajar en el punto,
cliente-prostituta: cuántas veces en una noche, qué yo estuve yendo muchas semanas a otros puntos para
número de clientes llega, cuántos de ellos dicen que conocer la mecánica del trabajo. En un hotel, cerca del
sin condón, cuántos aceptan el condón y si las chicas cruce de Viaducto e Insurgentes estaban dos amigas
están o no realmente usando el condón; es decir, qué de Claudia, y allí fui muchas noches a ver cómo se
pasa realmente. A mí me resulta muy interesante, daba la relación de los clientes y las chicas, antes y
pero digo que va a depender hasta dónde Claudia y después de cada servicio. Hay dos maneras de
el grupo de gente alrededor de ella lo acepten; no voy referirse a la relación sexual: como «servicio» o como
a hacer la investigación sin que ellas lo sepan y «rato». A principios de siglo los hombres que iban con
acepten que cambie mi estatus de compañera políti- prostitutas pedían estar un «rato» con las mujeres;
ca a investigadora. Se lo planteo a Claudia, le gusta la actualmente un «rato» es un lapso como de 20 minutos
idea y se nos ocurre una cosa genial. Me dice, «va a ser entre que llegas al hotel, te quitas la ropa o te la alzas,
muy difícil hacer una observación en todos los puntos haces lo que tienes que hacer y sales. Y si es más del
de la ciudad de México, porque hay un nivel de «rato» se cobra un segundo turno o servicio.
competencia feroz y si llega alguien de afuera van a Estuve yendo al hotel del puente de Insurgentes, y
pensar que los estás investigando para saber cuánto también estuve viendo cómo trabajaba la gente de
dinero está saliendo» (igual tuve posibilidad de estar Sullivan y luego estuve en Comisión Federal y en las
algunas noches en algunos de estos puntos). Lo que calles de Querétaro. Quería entender la mecánica y el
Claudia propone es que hagamos un punto experi- trato, tanto para tener información, como para no
mental, es decir, que gracias a que hay un apoyo de parecer tan novata.
Conasida negociemos para que ella pueda pararse en El sistema, para protección de las chicas, es poner los
una esquina. Todas las esquinas o lugares donde hay puntos cerca de hoteles de paso. Ninguna chica se
prostitución están negociados con las autoridades. Tú sube al coche del cliente. En esas zonas casi todos son
no puedes, simplemente por tus pistolas, pararte una clientes que vienen en auto, muy pocos son clientes
noche a buscar cliente porque inmediatamente no de a pie; estos básicamente van a la zona de los
sólo te llega la policía sino la misma red de la gente mercados, en la zona de La Merced, donde hay otro
que está en el ambiente de la prostitución, que tiene tipo de manejo, son como grandes galerones donde
territorializada la ciudad con zonas de control. hay cortinas y catres. Es la prostitución más barata que
Claudia propone hacer el punto experimental entre hay, luego viene la de calle, de ahí te vas a las estéticas
las calles de Insurgentes y Monterrey, en una callecita y de ahí a los departamentos.
que se llama El Oro. El punto del Oro se había venido En el punto del Oro, los hombres vienen en coches;
abajo, pero había sido en un momento determinado hay como una especie de shopping: los hombres
un punto conocido. Le sugerimos al director de salen casi siempre juntos dos o tres, pero también
Epidemiología hacer una carta a las autoridades de las vienen solos; pasan enfrente de un punto y ven la
delegaciones para informar que ese va a ser un punto «mercancía». Se van a otro punto, hacen todo el
de investigación, y Claudia se pone a reclutar chicas recorrido y de repente, recuerdan a una chica que les
nuevas que se vengan a trabajar ahí. Yo voy a entrar gustó más o que les hizo clic y regresan por ella. En
como una más, supuestamente ellas no iban a saber el punto llegan al acuerdo, y se van al hotel. En el
quién soy o de dónde venía, porque en los demás punto hay un chofer, a quien la chica les paga la
puntos ya me conocían un poco. dejada como chofer de taxi. A veces el cliente se sube
Las chicas que se iban a reclutar tenían que ver más al taxi también. Los choferes son sobrinos, hijos ,
con los ambientes cerrados (departamentos y estéti- familiares o amigos de las madrotas. El negocio es
cas). Claudia las conocía y ellas no me conocían a mí. todo un modelo familiar, donde la madrota controla a
Yo ilusamente pensaba que podía hasta cierto punto las chicas, la hija de la madrota trae ropa de Estados
pasar desapercibida, lo cual no fue tan fácil. Unidos y les vende a las chicas, la cuñada trae el café

149
y los alimentos que se venden en la noche, el hijo vienen en un plan muy agresivo, muy violento; la
tiene el coche que las lleva al hotel, etc. Cuando se misma policía, las patrullas, son sumamente agresivas.
realiza la transacción, se quedan de ver en el hotel. Se Estábamos paradas en una esquina, y especialmente
ven allí y están el tiempo convenido. En el hotel hay los viernes y los sábados como a las dos de la mañana,
una cierta vigilancia, porque sí ha habido bastantes pensaba «aquí nos van a atropellar». Los coches se
crímenes y agresión a las trabajadoras; luego el taxi frenan enfrente, meten el coche encima de la vereda,
regresa a los veinte minutos para traer a la chica de algunas veces hubo balazos. Fue todo un descubri-
vuelta al punto. miento el grado de violencia alrededor de la transac-
ción «comercial». Yo me asustaba, y las chavitas, a la
— A esta altura es evidente que estabas muy primera de cuentas, descubrieron que yo no tenía
involucrada. nada de trabajadora sexual, que era un loca amiga de
— Sí, de hecho había estado haciendo de todo, Claudia y como tal vez pensaron que ya no tenía
inclusive había fungido como chofer, manejando del posibilidades con los hombres y que la única manera
punto al hotel para ver qué pasaba cuando los clientes de conseguir era esa, me adoptaron.
hacían la transacción en el taxi. Los clientes alucinaban
conmigo, porque están acostumbrados a que se — La imagen de loca sirvió para que negociaras
meten al coche y hay un gañán taxista; aunque yo mejor tu, por decirlo de algún modo, papel en el
trataba de pasar desapercibida, tener el pelo recogido campo...
y todo, es obvio que no tengo facha de taxista, se — Se portaron muy protectoras conmigo. De repen-
sorprendían un poco; algunos, muy borrachos, no se te se acercaban varios hombres que querían con la
daban cuenta; había de todo. Varias veces llevé a las güerita (conmigo). Entonces ¿cómo decir que no, sin
chicas al hotel. Una vez me ofrecieron, en uno de los que eso significara una mala imagen para el punto?
hoteles espiar por el espejo, tipo cámara Gessel, para Porque también si los hombres llegan a un lugar y la
saber cómo era el asunto pero mi puritanismo no me chica dice que no, es difícil que regresen al mismo
permitió eso; me pareció un exceso. punto: el rechazo hace que le huyan al punto. Una de
Obviamente el plan de pasar desapercibida no fun- las reglas implícitas en el punto, y esa es una de las
cionó. Para empezar la primera noche que llegué, cosas muy buenas del trabajo en la calle, es el nivel de
Claudia me dijo: así nos espantas a la clientela, quítate libertad que tienen las chavas para rechazar a los
los anteojos y maquíllate más. Según yo, me había clientes. En la calle nadie puede obligar a una chica a
disfrazado muy ad-hoc. El tipo de ropa que me puse irse con un hombre. En una estética o en un departa-
era una minifalda pero, como hacía mucho frío, con mento es a fuerzas, aunque el tipo te dé asco o no
unas medias de colores y botas. Realmente lo que más quieras, si te tocó te tocó. En calle no; ahí hay un
me impresionó de ese trabajo fue el frío que pasan. margen mucho mayor de negociación y libertad. Las
Las chicas van muy escotadas; hay toda una cosa chicas a veces le dicen al cliente no me voy a ir con-
simbólica con la ropa, que yo no pude copiar básica- tigo, o lo que sea. Ahí hay un gran nivel de interacción
mente por el frío. Creo que me hubiera disfrazado con pero, al mismo tiempo, ellas saben que no pueden a
escotes si el clima del Distrito Federal fuera el de abusar de ello, porque si tú llegas a un punto y cuando
Acapulco. Otra dificultad fue mi timidez con los tipos. vas a elegir a una chica, la chica sale con que no, ya ni
Una cosa era ver y otra estar ahí. Cuando yo había regresas. Hay un difícil equilibrio entre tu libertad de
estado yendo a los lugares todavía conservaba mi decir que no y el no fastidiar el negocio del punto;
distancia, algo así como «yo vengo aquí a ver qué entonces, se dice que no cuando realmente te disgusta
pasa». Pero de repente pasar a ser una más fue muy muchísimo el tipo. Pero yo les iba a decir que no a todos.
duro. Tenía miedo y vergüenza. Lo primero fue
quitarme los anteojos, yo estaba ahí, parada en la calle — ¿Nunca sentiste el deseo de ser una «nativa»,
y pensaba que no pase un amigo de mi mamá, y me aunque sea por unos minutos?
vea y yo ni siquiera me dé cuenta porque le va a ir a — En un momento hubo mucha presión por parte de
decir que su hija está parada en el punto del Oro. Y ellas para que yo diera el último paso y me fuera con
luego fue durísimo el nivel de violencia. Los tipos un cliente. Me decían que debería levantarme uno, y

150
cratas, funcionarios o empresarios; este no tenía nada
que ver. El no me había elegido, había elegido a otra.
Lo que pasa es que iba ahogado de borracho, se ve
que estaba así como en un truene o una cosa
emocional. Yo lo vi y podría haber intervenido para
llevármelo, pero no lo hice. Claudia me insistía mu-
cho: no seas miedosa, órale, vas a ver que no es nada.
No se si fue por un rollo moralista pero sí me dio
miedo. Y además es que, fuera de ese tipo que me
pareció atractivo, con los demás hubiese sido como lo
hacen ellas: desconectar. Me acuerdo un día que una
chica se negó a irse con un tipo y cuando le pregunté
por qué, me dijo «es que se parece mucho a mi papá»;
el parecido al padre la había frenado, el tabú de
incesto ahí jugó. Pero excepto ese tipo de cuestiones,
el acueste lo viven muy desconectadamente, real-
mente como un trabajo que hay que hacer. A veces
ni siquiera se quitan la ropa, se alzan la falda y es muy
así de «bueno, órale» y ya.
Hubo mucha presión por parte de las chicas, insistían
«para que seas una de nosotras». Con ellas hubo un
aunque jugué realmente con la idea, no sé hasta proceso de mucha cercanía. Cuando terminábamos
donde fue mi puritanismo o hasta donde fue el miedo de trabajar a las dos o tres, a veces a las cuatro de la
al SIDA lo que al final me lo impidió. Llevaba mucho mañana, nos íbamos todas juntas a un restaurante que
tiempo sin pareja en ese momento y jamás había está abierto toda la noche, el Noche y Día. De ahí a
usado condón en la vida. Yo nada más había aprendi- veces nos íbamos a casa de alguien, a fiestas y así ya
do cómo ponerlo con un plátano con cáscara; esa es se fue estableciendo una relación. Fue impresionante
una lección que da Claudia, donde te enseña a poner el proceso.
el condón con la boca, teniendo las manos libres para
que el hombre no se dé cuenta que le están poniendo — ¿En algún momento sentiste que se modificaba
un condón; como ese hay una serie de trucos; pero tu percepción acerca de la prostitución?
una cosa es aprenderlos en la teoría y otra en la — Yo entré a todo el trabajo político con ellas con una
práctica. A mí me daba miedo: ¿y si se rompe el idea de mucha victimización de las trabajadoras, con
condón, o si no lo puse bien o si a la hora de la sacada esta onda que ha tenido el feminismo de llegar a salvar
me lo contagio?... Eran tipos desconocidos. No creo a las compañeras de la opresión o a inducir una
que haya sido tanto el puritanismo porque bueno, con reflexión o a ofrecer una serie de herramientas para
un acueste más en la vida a mi reputación no le va a que enfrenten tal o cual situaciones. Pero en el caso
ir ni muy bien ni muy mal. Eso no me parecía grave. de las trabajadoras sexuales yo creo que una de las
Pero era el miedo. Era un momento donde yo había cosas que a mí más me sorprendió y más modificó mis
descubierto lo del SIDA, lo veía muy cerca y el nunca esquemas fue el constatar el margen de disfrute que
haber tenido relaciones con condón, y no saber como tienen. No de disfrute de placer sexual, que lo tienen
iba a funcionar eso me daba miedo. por fuera con sus compañeros o compañeras, sino de
Volviendo a tu pregunta, una vez hubo un tipo que un disfrute raro, como de vivir al filo de la navaja, en
me gustó, el único día que realmente dudé porque la marginalidad, la atracción de la violencia de la noche
tenía la facha que me gusta. Un tipo muy, muy y de un cierto poder sobre los hombres. Ellas tienen
atractivo y que me gustó, de swetercito de cashmere la sartén por el mango. Hay una situación de poder
y pantalón de pana, para nada el tipo de clientela con respecto al cliente muy, muy evidente; ellas
habitual que era clase media, clase media alta, buró- dicen cómo, qué, y muchas veces lo estafan, lo burlan

151
muy claramente. Eso me sorprendió mucho. Tienen pobrecitas vulnerables y contar la historia de cómo
mil triquiñuelas, por ejemplo, tienen muy clara la ellas cayeron en el fango ahí arrastradas porque un
vulnerabilidad del machismo y del narcisismo mascu- hombre las abandonó. Todas tienen un mismo discur-
lino. Por aquel entonces ellas cobraban 100 pesos por so hacia el cliente, muy pocas reivindican lo que se ha
un rato, por esos veinte minutos; entonces le decían vuelto una reivindicación política de Claudia: «este es
que si quería un buen servicio completo, de más de un trabajo que yo he elegido». La prostitución como
una hora eran 500 o 400 pesos. Lo que hacían era que lugar elegido no se le muestra al cliente sino que la
el hombre se viniera muy rápido y enseguida que se prostitución se muestra como consecuencia de algu-
venía empezaban a hostigarlo sexualmente y al cuate na maldad externa y ellas son las víctimas. Juegan
le resultaba muy prematura la segunda vez y apenas mucho la mancuerna de víctima-salvador con el
se había repuesto y, entonces empezaban a joderlo: cliente.
«qué, no se te para» u otra cosa así, muy insultante y
el tipo prefería cortar en ese momento, y la despedía, — En un momento hablaste de la territorialización
habían sido 25 o 30 minutos, habiendo cobrado de la ciudad. ¿Cómo influyó esto en el acceso al
muchísimo más. Esa era una de las trampas que campo?
tenían. Decir «bueno, si no quieres ya me voy», o «¿qué, — Cuando Claudia abrió el punto del Oro, las mujeres
quieres dormir? pobrecito, te tienes que recuperar». Y que estaban como a tres calles, en la avenida Álvaro
los hombres en vez decirles: «no, yo te pagué una hora Obregón, vinieron a golpearla. Se armó una batalla
y te quedas aquí una hora a ver cuando se me para», campal a golpes, y tuvo que intervenir la policía. Y
frente al hostigamiento de las chicas las dejan ir aunque los «representantes», o sea las personas que
inmediatamente. Saben por donde entrarles, al me- controlan las zonas, les decían ustedes tienen que
nos entre las de la calle, que es un fenómeno muy estar aquí y ellas allá, igual ellas venían a empujar a
distinto al de los establecimientos cerrados; ellas dicen Claudia. A pesar de que entre las propias compañeras
con quién y es al ritmo que ellas imponen. Ellas sí hay mucha solidaridad, hay competencia entre los
pueden ser más receptivas, más agradables, más puntos.
cariñosas o desvestirse más pero de repente una cosa No fue sencillo, implicó un trabajo de mucho tiempo.Yo
puede ser así como muy seca y pueden burlarse del estuve seis meses haciendo trabajo en los lugares, tres
hombre. A veces hay clientes que son muy fieles, a meses intensos de estar jueves, viernes, y sábado en
veces ellas se enganchan con los tipos, a veces se la noche, las tres noches. El primer mes fue todos los
enganchan más con la plática, se vuelven como días, excepto los domingos y los lunes: iba martes,
psicólogas y establecen una relación donde ellas son miércoles, jueves, viernes y sábado, era durísimo pero
maternales o como hermanas mayores y hablan y después sólo fui tres noches. Yo seguía con mi trabajo
todo. en Nexos, me acostaba todos los días como a las
A mí me sorprendía la frialdad y precisión con la que cuatro o cinco de la mañana, dormía alrededor de
podían caracterizar a los distintos tipos de hombres, cuatro horas, hasta las nueve, me iba a trabajar a
saber con cuál iban a usar qué método, por qué Nexos, regresaba y a la tarde me dormía una siesta de
algunos les caían tan simpáticos y los trataban bien,
por qué a otros los trataban tan mal, cómo hacían para
sacarles más dinero, cómo tenían muy claro que lo
que estaban haciendo era un trabajo, cómo tenían un
código de las cosas que pueden hacer y las que no,
por ejemplo un beso en la boca no, eso es prototípico.
Yo entendí que este cambio de pasar de llamarlas
prostitutas a trabajadoras sexuales sí está fundamen-
tado; sí, es un trabajo, un trabajo muy calculado, una
transacción en la que tratan de conseguir mayor
beneficio y mayor dinero. Para eso hay toda una serie
de técnicas, una común es hacerse ver como las

152
cuatro a seis u ocho y regresaba con ellas. Estuve así — Una pregunta puntual ¿Cómo te las ingeniabas
como dos o tres meses. Luego fue más relajado. para constatar si usaban o no condones?
Claudia me llevó a muchos de los otros puntos de la — Para la observación, lo que me costó más trabajo
ciudad, a ver cómo estaban funcionando. fue chequear los basureros del cuarto, después de que
Esta experiencia me significó todo un reposiciona- salían y me daba cuenta de que no habían usado
miento ideológico en términos de entender, como condones; en el basurero no estaba el condón o
feminista, que el trabajo sexual de veras puede ser muchas veces traían una bolsita con condones y al
una decisión; a lo mejor suena muy neocontractualista, final de la noche de trabajo, en el restaurante les abría
pero lo pude ver como un lugar elegido en donde la bolsa y le decía préstame un kleenex y me daba
ciertas condiciones como la flexibilidad del horario, lo cuenta que traía la misma cantidad de condones con
que realmente ganan las chicas, que significa una los que había salido a trabajar. Una chica me había
diferencia enorme en términos de ventaja con lo que dicho que había usado ocho de esos diez condones y
ganarían como obreras o secretarias. Además durante al revisar estaban todos. Esa fue la parte más dura:
el trabajo ocurre un fenómeno al que le estoy tratando darme cuenta que hay un nivel de autoengaño de
de seguir la pista: la auto-hipnosis, los procesos por los ellas mismas, que dicen (y piensan) que sí están
que te puedes autoinducir estados hipnóticos. En usando condón y el engaño se generaliza y entre ellas
México la han estado utilizando para operaciones se dicen que usan condón. Mi conclusión, deprimente
donde necesitarías anestesia. Ciertas personas hablan al más, fue que por un lado la presión de los hombres
de la posibilidad de inducirte ciertos trances o estados y por el otro el hecho de que usar condones en cada
hipnóticos, donde no sientes y puedes desensibilizarte relación sexual les resulta muy irritante, sobre todo los
en términos de sistema nervioso. En el Hospital condones que tienen nonoxynol, lleva a que no los
Ángeles le hicieron a una de estas personas que usen. Hubo una iniciativa de Conasida de traer el
trabajan con autohipnosis una operación sin anestesia. condón femenino. Claudia hizo la prueba de usarlo,
Yo creo que con ellas pasa algo similar: hay un pero también es un armatoste incomodísimo y extra-
momento, que suele ser cuando entran al hotel, ñísimo. Para el artículo de investigación de
donde hasta corporalmente hay una reacción de Epidemiología yo hice unos cuadros planteando cuán-
rigidez. Así como en la calle, en el punto estaban en tos clientes llegaban por noche, de esos clientes qué
el chacoteo, fumaban, bailaban, comían, venían los porcentaje, que era como el 40%, exigía que fuera sin
hombres y les coqueteaban, y corporalmente las condón y cómo, cuando las chicas les decían «no, aquí
veías relajadas, en el momento en que entran al hotel es con condón», se iban a otra parte. Pero lo que ya no
como que empiezan a actuar algo, hay una reacción pude averiguar fue qué pasaba con el 60% restante,
muy impostada que es, yo creo, la reacción defensiva que aceptaba con condón, pero a la hora de llegar al
de ahorita viene el servicio y a lo que truje y ya. No hotel muchas chicas no lo usaban. Cuando las confron-
se si el cambio se da en el taxi. Si yo hubiera sido té, muchas dijeron que era porque se les olvidaba,
taxista más tiempo tal vez habría podido percibir pero supongo que si el tipo les decía «sin condón te
cómo estaban, pero las chicas estaban viendo la pago el doble», rápidamente lo aceptaban.
reacción del cliente al verme a mí, les daba mucha risa Esa es básicamente la historia. Claro que, como antro-
que yo manejara y era muy extraño. Ahí se daba una póloga atisbé mucha cuestiones interesantes, por
triangulación, ellas estaban muertas de la risa ver la ejemplo los rituales que tienen. Uno de estos es el del
reacción del cliente de que Marta las estuviese llevan- día que por primera vez fuimos a trabajar al punto del
do, yo estaba tratando de ver cómo reaccionaban ellas Oro, hicieron pipí en la calle en forma de cruz y
y los clientes estaban viendo a una chofer atípica. Al echaron azúcar alrededor, para «atraer» más a los
principio en los puntos donde más las observé, antes clientes. Había que desarrollar una parte más etno-
de que se hiciera el Oro, me estacionaba en el coche gráfica de la investigación con este tipo de ... La
y la madrota se venía a platicar conmigo. Ellas ya están patrona de las prostitutas es la Santa Muerte; obvia-
acostumbradas a que gente de la familia o cercana mente la iglesia católica no tiene en su haber a la Santa
llegara en la noche. Yo iba sólo algunas veces, no Muerte, es un invento. La Santa Muerte aparece en
muchas, para que no les entrara desconfianza una medalla que tallan los presos en las cárceles, con

153
trabajan -algunas lo hacen hasta los ocho meses, pues
hay clientes que las prefieren cuando están embara-
zadas. Claudia me dio su testimonio de lo que es el
trabajo en las estéticas, es un trabajo muy diferente el
de los clientes fijos al de la calle, la estética es un lugar
controlado donde no puedes decir que no.
Aunque mi muestra es muy pequeña, debo haber
entrevistado a treinta o cuarenta mujeres y conocer
bien, bien, cómo trabajan y cómo eran sus vidas, como
a ocho, creo que vale para entrar a ese mundo.

— ¿Cuáles son las demandas más frecuentes que


aparecen en las charlas con las prostitutas?
— En general la mayoría lo que pide es que no las
moleste la policía. Claudia, que tiene mucho más
armado el discurso del reconocimiento del trabajo
sexual con derechos y obligaciones, pide que puedan
tener seguro social, que puedan pagar impuestos. Ella
tiene una postura mucho más reflexiva, pero las
chicas no. Excepto Claudia y dos o tres que se han
lanzado a hacerle competencia, nadie quiere dar la
cara, por el estigma. A Claudia si la invitan a un
programa se presenta como ex prostituta, sus hijos lo
saben, y hace toda una reivindicación de las compa-
ñeras; las demás no. Las chicas lo que quieren es que
las dejen en paz. Es notable como las muy jóvenes lo
viven como una actividad «por mientras»: mientras
llega el príncipe azul a rescatarlas, mientras se enamo-
ran, mientras se casan, mientras están estudiando.
Ellas piensan que tienen trabajo sexual para comple-
mentar ingresos, para comprar un departamento. Lo
ven como un cosa transitoria aunque duran mucho.
Muchas entran pensando que va a ser transitorio y
luego por el nivel de ingresos es muy difícil salirse;
empiezan a generar una serie de necesidades y es
impresionante como sus familias las explotan. Existe
el modelo abierto y el modelo encubierto; en el
encubierto ellas dicen que son meseras, que trabajan
en un turno de noche; la familia sospecha pero como
guadaña. Con esa medalla se protegen. Yo le pregun- están ganando mucho dinero se aprovechan y piden,
té a Claudia por qué la Santa Muerte y dijo «porque piden y piden. De repente en una fiesta se emborra-
para las trabajadoras sexuales la muerte siempre está chan y les reclaman «tú crees que yo no sé que eres
presente en cualquier momento, porque nos pueden prostituta» y todas lloran y hacen un drama y al día
matar, que por eso nos encomendamos a ella». siguiente no pasó nada. También hay casos donde
Tengo ganas de armar algo con algunos testimonios, toda la familia está metida en el negocio de la
relatos de sus formas de trabajo, de cómo aprenden prostitución y donde las parejas saben que la mujer
a trabajar, de cómo se enganchan, de qué pasa con las trabaja en eso y ellos hacen de choferes; este es el
chicas que trabajan embarazadas, hasta qué mes modelo abierto.

154
— Si te parece pertinente la distinción, ¿cómo de que yo supiera realmente cuánto se cobraba,
influyó en la relación con ellas el que pasaras de cuánto se ganaba, cuántos clientes tenían. Una madrota
compañera militante política a antropóloga que está tiene, en el acuerdo con la delegación, derecho a
haciendo una investigación? parar a diez mujeres. Los días de mucho trabajo tienen
— Cuando pasé de compañera política a investiga- a cuarenta subidas en un departamento, y en el
dora hubo tensión. No con Claudia, sino con las otras momento en que se van ocupando, van bajando una
madrotas, porque además hubo una bronca entre las a una y siempre tienen diez ahí, aunque haya diez o
de Sullivan con el grupo de Claudia y yo opté por el veinte en los hoteles. Es decir, hay madrotas que
grupo de Claudia. Hubo un chisme de que yo estaba manejan grupos de cuarenta o cincuenta. Hay otras
manejando el punto y que yo sacaba dinero de la que no, que manejan los ocho o diez que se permiten.
prostitución. Hubo una cosa fuerte en mi contra. Por Tal era el caso de Claudia, que hizo las cosas muy
otro lado también me tocó jugar una parte heroica y legalmente. Le dieron permiso de diez y paraba a
es que me convertí en la defensora de las prostitutas. diez. Ahora, si los días de mucho trabajo cada una de
Fui a muchos programas de televisión y siempre ellas se ocupa de ocho a diez veces, ganando enton-
hablaba en términos muy respetuosos de mis compa- ces 100 pesos y la mitad se lo debe dar a la madrota.
ñeras, las trabajadoras del sexo y planteaba que, en ¡Es una cantidad de dinero impresionante! Cuando
última instancia, era muy tenue la línea de quién es dejé de ser compañera de lucha y me volví
prostituta y quien no. Si tu caracterizas como prosti- antropóloga, el miedo que ellas tenían era eso, y
tuta a una mujer que accede a tener una relación hubo, por parte de dos o tres, mucha resistencia a que
sexual, no por el placer de la relación, sino por otro yo estuviera yendo a ver cómo trabajaban.
tipo de intercambio, muchísimas amas de casa caen Yo aprendí más y me di cuenta de más cosas cuando
en esa definición. El que yo de repente dijera esas no pretendí investigar que cuando pretendí hacer la
cosas públicamente, más allá de que yo estuviera investigación. Todo ese primer año, que para mí era
posicionada del lado de Claudia, me ganó cierto la gran novedad y que yo iba a sus casas y que me
respeto entre las madrotas, pues no había nadie en contaban las cosas así como en plan de amigas, yo era
ese momento en México que diera la cara en defensa mucho más inocente e ingenua y hacía unas pregun-
de sus derechos y que una mujer «decente» o no tas que después, desde mi papel de investigadora, las
prostituta lo hiciera, para ellas fue muy importante. viví de otra manera. Mucha de mi experiencia espon-
En general lo que les resultaba irritante de mi discurso, tánea el primer año fue lo que luego me ayudó a
sobre todo a las mujeres «decentes», era que marcara procesar la segunda parte. Cuando planteé claramen-
lo tenue de la diferencia entre las prostitutas y no
te la investigación, Claudia, que sí ha sido muy atípica,
prostitutas. Eso es lo que más molesta. La mayoría de
en el sentido que tiene una apertura impresionante y
las mujeres sí quiere que exista una división entre las
que sí se daba cuenta que era una investigación para
mujeres decentes y las putas. Ese asunto, la división
epidemiología, no puso resistencia pero las demás
entre las mujeres putas y las decentes, lo trabajo en
el último ensayo que se publicó en la revista de decían «qué chingado quiere saber el gobierno sobre
estudios sociológicos del Colegio de México. la transacción prostituta-cliente, acá lo que nos quie-
Al principio también hubo mucho temor de que lo ren chequear es cuánto dinero se está moviendo y
que estaba investigando sirviera para que Hacienda cuánta gente controlamos».
llegara y les cobrara impuestos. Había mucho miedo Bueno no sé si es esta la entrevista que querían.

155
Reseñas

EPINEY-BURGARD, continuación de las pre- época, por ejemplo, Ber- diversas ediciones en va-
Georgette; ZUM BRUNN, sentaciones de la vida y la nardo de Claraval. Acaso rias lenguas y una profusa
Emilie, Mujeres obra de cada una de estas esta dimensión pública de lista de literatura secunda-
trovadoras de Dios. pensadoras, dan cuenta de Hildegarda justifique la di- ria, lo cual certifica una vez
Una tradición silenciada esta característica común. fusión que tuvo su obra en más que nos hallamos fren-
de la Europa Medieval, El papel que desempeña la la misma Edad Media. te a un texto que saca a la
Barcelona, Paidós, 1998, voluntad o el Amor es deci- Otra suerte, sin em- luz una profunda investi-
238 págs. sivo. Con todo, fieles a sus bargo, han corrido las, se- gación.
espíritus profundamente gún las autoras, delibera- Celebramos, pues, la
Dos importantes inves- místicos, este Amor no tie- damente ocultadas místi- aparición de este estudio
tigadoras de la vertiente ne en ellas un sentido acti- cas que florecen un siglo en nuestra lengua pues
mística del pensamiento de vo sino más bien receptivo después. El rasgo común a creemos que cubre una de
la Edad Media, presentan o pasivo. La pasividad sim- todas ellas es el haber sido los hitos fundamentales de
aquí la historia “perdida” plifica el alma volviéndola beguinas o, al menos -como la línea de espiritualidad
de la espiritualidad femeni- un querer liberado que, al es el caso de Beatriz,monja que se extiende desde los
na medieval. Las mujeres coincidir con su objeto, se cisterciense- haber sido padres griegos hasta Teresa
incluidas en este volumen convierte en un no-querer. educadas por ellas. Como de Ávila y Juan de la Cruz.
recorren todo el bajo Me- Son trovadoras, pues can- se sabe, el movimiento be- Las autoras hacen hinca-
dioevo desde el siglo XII tan al Amor, pero realizan guino había nacido a fines pié en los valores femeni-
hasta comienzos del XIV: una curiosa alquimia por la del siglo XII en los Países nos de esta espiritualidad y
Hildegarda de Bingen (1098- cual trasmutan el amor cor- Bajos donde se organizan proponen una mirada ha-
1179), Matilde de Magde- tés del trovador popular reuniones de mujeres pia- cia ellos en busca de la
burgo (1207/1210-1282/ -que canta los méritos de dosas bajo el modelo de la supervivencia de nuestro
1294), Beatriz de Nazaret su amada- por el Amor eter- vida de clausura. Estas propio tiempo: libres de sí
(1200-1268), Hadewijch de no que le canta a su Aman- mujeres, empero, no renun- mismas y de las cosas, estas
Amberes (hacia 1240) y te divino. cian por completo al mun- mujeres aspiraron a acce-
Margarita Porete (†1310). La figura de Hilde- do ni a la vida urbana, sólo der sin intermediarios a lo
De procedencia no- garda de Bingen, cuya vida guardan la castidad, la ora- que es, oponiéndose a la
ble, el monasterio repre- y obra han quedado abun- ción y la pobreza, sin votos actividad desenfrenada del
senta para ellas la posibili- dantemente documentadas, ni reglas fijas. Aunque las siglo.
dad de una cierta emanci- es presentada como un ca- más célebres han sido cita-
pación y el acceso a la cul- so excepcional de lo que das por pensadores medie- Claudia D’Amico
tura: todas, sin excepción una mujer noble podía rea- vales de la talla de Eckhart
llegan a poseer una sólida lizar en el siglo XII, tanto en o Ruysbroeck, su destino
formación teológica y me- el plano artístico y cultural fue marcado por la misogi-
tafísica. Sin embargo, se -como lo evidencia su obra nia de la época y la sospe-
ubican del lado opuesto al enciclopédica- como en el cha de una Iglesia que veía
de los doctores escolásti- de la acción. Como abade- en ellas un peligro herético.
cos. Con diferentes mati- sa benedictina no duda en El símbolo máximo resulta
ces, desplazan el énfasis tomar partido en la lucha la condena y muerte de
que éstos ponían en el inte- entre el poder espiritual y el Margarita, víctima de la In-
lecto -a expensas, precisa- temporal librada en su tiem- quisición y su brazo secu-
mente, de la imaginación y po. En este sentido, resulta lar de entonces, Felipe el
los sentidos, simbolizados muy significativa la inclu- Hermoso.
por la mujer-, hacia la vo- sión en este volumen de La bibliografía que
luntad. Las fuentes que es- una parte del intercambio completa el volumen pre-
tupendamente han sido se- epistolar con célebres y po- senta una muy amplia refe-
leccionadas y ubicadas a derosos personajes de la rencia a las fuentes y sus

156
DEL VALLE, Teresa. mos dejar de señalar.Un urbanismo. Las posturas en el cual la imagen toma
Andamios para una primer comentario nos más destacadas en urba- prioridad epistemológica
nueva ciudad. merece la noción de “es- nismo acerca del espacio sobre la sustancia tangible.
Madrid. Cátedra 1997. tructura profunda”, utiliza- pueden sintetizarse en las El espacio social en este
251 págs. da en este trabajo para ha- tres siguientes: una primera caso, se pliega en el espa-
blar de aquellos modelos interpretación esencialmen- cio mental, en representa-
Desde nuestro punto generados “desde” las mu- te empiristas, positivistas, ciones de la espacialidad
de vista, Andamios para jeres, que en ciertas situa- proveniente del materialis- más que en su realidad
una nueva ciudad es un ciones afloran a la superfi- mo mecánico, considera la social material. La espacia-
interesante estudio que cie. En principio se puede espacialidad (diferentes al lidad es un ordenamiento
incursiona en el difícil ca- poner en cuestionamiento espacio) centrada en las mental de fenómenos. Este
mino de deconstruir prejui- la existencia de tales “es- apariencias superficiales, idealismo está apoyado en
cios y principios cristaliza- tructuras”. Para quien co- inmediatas. La espacialidad el supuesto de que la orga-
dos, tanto a nivel de la incide, sin embargo, en su es interpretada como una nización espacial de la so-
planificación profesional, existencia, nos parece que colección de cosas, como ciedad puede ser vista
como del conocimiento y resulta muy dificultoso e apariencias sustantivas que como una proyección de
actuar cotidiano de las per- impreciso -epistemológi- pueden en último término modos de pensamiento
sonas en el espacio urba- camente hablando-, deter- ser relacionadas a la cau- hipotéticamente indepen-
no. La autora revisa temas minar los criterios que per- sación social pero que pue- dientes de las condiciones
que parecen evidentes pero mitan diferenciar cuando den ser explicadas en pri- sociomateriales.
no lo son tanto, a saber: la estamos en presencia de mer término como cosas- Por último, existe una
ciudad como un espacio estos modelos elaborados en-sí-mismas. La espaciali- postura que se presenta
que ni es neutro, ni asexua- “desde” las mujeres, y cuan- dad es comprendida y teo- como superadora de las
do, sino que contiene, co- do nos encontramos en rizada como apariencias dos anteriores: una inter-
mo todas las otras institu- presencia de modelos que objetivas, aprehendidas a pretación materialista de la
ciones humanas, al sexismo. sólo reproducen lo existen- través de alguna combina- espacialidad (Giddens,
El espacio público, aparen- te. No toda manifestación ción de percepción basada Lefebvre, Etc.). Aquí, la so-
temente uno y el mismo, de inconformismo por par- en los sentidos; “primera ciedad es entendida como
sin embargo, se constituye te de las mujeres en el espa- naturaleza” susceptible de constituida tanto por el
agente humano, como por
en un contexto negativo cio público traduce una es- ser analizada por el descu-
la estructura, y concretizada
para el desarrollo de prác- tructura esencialmente de brimiento de regularidades
en un tiempo y un espacio
ticas igualitarias entre hom- mujeres. empíricas. El espacio social
socialmente producidos.
bres y mujeres. La mujer, Un segundo comenta- es interpretado como espa-
Los agentes humanos in-
aunque con una incorpo- rio que nos interesa marcar cio físico. Dentro de esta
formados son incorpora-
ración cada vez más im- en la obra, es la ausencia óptica, el conflicto social dos en formas sociales his-
portante a la esfera de la de una teoría clara acerca queda enmascarado per- tóricas y geográficamente
producción, sin embargo, de la noción de espacio. Si diendo de vista los oríge- específicas. El espacio no es
sigue configurando sus des- bien a lo largo del texto hay nes sociales, conflictivos de una “reflexión de la socie-
plazamientos y horarios ciertas notas sobre esto, en la espacialidad y su pro- dad”, es la sociedad, una de
determinados por la esfera tanto se define al espacio ducción y reproducción sus dimensiones materiales
doméstica. Estos y otros como “un área física problemáticas. fundamentales. Por lo tanto,
replanteos trabajados por delimitable por la variabili- Una segunda postura las formas espaciales, serán
Del Valle tienen hoy una dad de actividades, la gente de corte kantiano, presenta producidas como lo son to-
vigencia y un valor inesti- y el contenido simbólico”, a la espacialidad como cog- dos los demás objetos, por la
mables. o como “texto expresivo”, nición, como diseño men- acción humana. (Castells,
Aún sosteniendo lo no hay una postura defini- tal. La espacialidad es redu- 1983).
antedicho, hay dos obser- da que permita insertarse cida a una manera de pen- Siendo estas cuestio-
vaciones que no quisiéra- en los debates actuales del sar, o proceso ideacional, nes de vital importancia para

157
el análisis del espacio urba- relación con el espacio ur- protagonismo, visibilidad y
no, nos parece que debe- bano, la pertinencia de las reconocimiento, en el resto
rían recibir una reflexión al categorías en uso, etc. de los espacios posibles, y
menos introductoria. A su A pesar de estos se- la recreación de una au-
vez, resultaría útil analizar ñalamientos puntuales con sencia de referentes simbó-
cuales de éstas (y otras) que nos iniciamos, recono- licos alternativos como ins-
postura, brindan herramien- cemos en Andamios para tancia identificatoria para
tas conceptuales para una una nueva ciudad, un las mujeres. El binomio
mejor comprensión de la aporte importante desde la público-privado es utiliza-
ciudad desde la perspecti- antropología y los estudios do dentro del conjunto de
va del género. de género para una reinter- reflexiones para aportar
Por otra parte existe el pretación contemporánea explicaciones generales
conocido debate moderni- del espacio socialmente acerca de la situación de
dad/posmodernidad, producido. La autora inten- desigualdad de las mujeres
reinterpretado por cada una ta una conexión entre la y sobre las presiones que
de las diferentes discipli- conceptualización y praxis las llevan a la permanencia
nas, que puede constituirse de la organización espacial en las casas. En este estu-
en una vía de análisis para de la urbe y la reflexión dio se trabajan simultánea-
el tema del espacio y su sobre la construcción del mente las incidencias que
conjugación con el género. género. Desde esta pers- la construcción público-
En el campo específico de pectiva, el género viene a privado tiene en la organi-
la arquitectura y en una de dar cuenta de las diferentes zación del poder y del
sus versiones más actuales, interpretaciones que las dis- estatus en general, propo-
el “deconstructivismo”, tintas culturas crean, fijan y niéndose además una ela-
dualidades conceptuales recrean del hecho de que boración conceptual de lo
clásicas como forma/fun- la especie humana es que significa en dicho con-
ción, público/privado, sexuada. texto lo interior, lo exterior
abierto/cerrado, etc. son La investigación se lle- y lo público, así como las
puestas en entredicho o va a cabo en Euskadi sobre gradaciones que presenta
denunciadas al igual que las ciudades de Bilbao y cada uno de ellos. Se trata
aquellos otros tópicos pro- San Sebastián. El libro cons- entonces de reflexionar
movidos por el Movimien- ta de dos partes claramente sobre la incidencia que tie-
to Moderno, como racio- diferenciables. En la prime- nen los procesos de reduc-
nalización, zonificación o ra parte, la autora intenta ción tanto en la amplitud
estandarización. Conce- poner de manifiesto estra- de los desplazamientos
diendo así un debilitamien- tegias y mecanismos a tra- como en la calidad del es-
to en los valores más asu- vés de los cuales se logra pacio a visualizar, recorrer
midos y cristalizados por la una cierta inmovilidad en y disfrutar. El espacio con-
historia de la arquitectura. las mujeres. Se trata de una creto se constituye en la
Dentro de estos nuevos serie de procesos que por arena competitiva tanto para
escenarios tanto al interior su naturaleza tienden a crear la producción y la repro-
de los cuerpos teóricos dinámicas involutivas, ducción sociales (en este
como de la realidad social reduccionistas, limitadoras. caso del sistema sexo-gé-
misma, es preciso abrir el Inmovilismo de roles y va- nero) como para las prácti-
juego a una nueva batería lores que vinculan a las cas sociales dirigidas o al
de preguntas acerca del mujeres con espacios fijos mantenimiento y refuerzo
papel que desempeña el y devaluados como lo es la de la espacialidad existen-
movimiento de mujeres, su esfera doméstica. Falta de te, o bien a su reestructura-

158
ción significativa y posible directo, que en su presen- GARRY, Ann and ra la filosofía feminista
transformación. cia cuantitativa, ya que tan- PEARSALL, Marilyn (ed.) transforma varios de los
En la segunda parte se to en San Sebastián como Women, Knowledge and campos de la filosofía con-
apela a una interpretación en Bilbao, la población fe- Reality: Explorations temporánea.
dinámica del espacio, como menina es numéricamente in Feminist Philosophy. La primera sección ti-
un análisis procesual de superior a la masculina. 1996, New York, Routledge, tulada Metodología reúne
conservaciones, transfor- Nuestra autora insiste 489 págs. cuatro trabajos, cada uno
maciones y creaciones que en la necesidad de incor- de los cuales es un capítulo
ocurren en la ciudad a pe- porar estas nuevas formas Tal como lo indica su de la compilación. En pri-
sar de la dominación pa- de conceptualizar la ciu- nombre, esta compilación mer lugar, Janice Moulton
triarcal y desde las mujeres. dad retomando los saberes recorre, desde un enfoque analiza y critica una meto-
Espacios puente, manifes- de las mujeres y la transmi- feminista, dos de los princi- dología filosófica que acep-
taciones temporales, ritos, sión de sus experiencias. A pales pilares de la filosofía: ta un punto de vista positi-
se toman como lugares ge- la hora de planear nuevos la teoría del conocimiento vo de la conducta agresiva
nerados por las mujeres que espacios de ocio, viviendas y la metafísica. Su objetivo y lo utiliza como un para-
dejan “verlas” en la lucha alternativas y una mayor principal es brindar a los digma de razonamiento fi-
de intereses que les son socialización de los servi- lectores, ya sean gradua- losófico. En el capítulo se-
propios y en la apropiación cios es necesario, si la pla- dos o estudiantes, una gran gundo, Naomi Scheman
de lugares que les han sido nificación está diseñada variedad de contribuciones centra el problema meto-
vedados. La autora habla desde una óptica democrá- a la filosofía feminista con- dológico en el análisis del
de nuevos modelos desde tica, incorporar a las muje- temporánea, desde distin- género en filosofía dado su
las mujeres que expresan res a los aspectos públicos tas perspectivas y áreas fi- rol en las normas de la
los conceptos o represen- del espacio exterior. losóficas. subjetividad filosófica para
taciones que ellas mismas Como segunda edi- la constitución de la autori-
generan en situaciones or- Laura Morroni ción, respeta los linea- dad epistémica y tanto bell
dinarias y/o extraordinarias, mientos generales de la pri- hooks como Marilyn Frye,
donde el contexto hace mera: se acentúa la tradi- en los capítulos tercero y
posible que afloren las es- ción filosófica occidental, cuarto, abordan distintos
tructuras profundas. En las se enfatizan las temáticas aspectos de la posibilidad
situaciones problemáticas e contemporáneas y se ex- de un proyecto teórico fe-
inciertas que las mujeres cluyen ensayos cuyo foco minista.
deben resolver es posible principal concierne tanto a La segunda sección,
hallar formas alternativas, la ética, como a la filosofía Metafísica comienza con
cambios cualitativos en la política y a la filosofía so- el trabajo de Kristeva en
creación de nuevos valores cial. donde analiza las relacio-
y contravalores distintos de A los efectos de una nes entre la temporalidad y
aquellos sectores que do- mayor organización y de la subjetividad femenina.
minan el proyecto y la di- una mejor utilización de Continúa con el de Sally
rección de la ciudad. En los artículos por parte de Haslanger que focaliza las
esta parte del trabajo, se los estudiantes y de los pro- nociones de realidad, ver-
analizan los espacios que fesores, la compilación tie- dad y conocimiento y su
responden a un “pensar” la ne una introducción gene- vinculación con las políti-
ciudad desde los sectores ral y está estructurada en cas feministas y antirracis-
periféricos. En relación a siete secciones. Cada una tas. En el séptimo capítulo,
las mujeres esta periferia se de ellas está, a su vez, pre- Ann Ferguson aboga en fa-
basa más en la ausencia de cedida de una introduc- vor de un concepto del yo
prestigio social y lejanía de ción que ayuda a los lecto- no fijado sino construido a
donde se ejerce el poder res a apreciar de qué mane- través de varios aspectos y

159
niveles asociados a diver- Shiva sobre la necesidad y considera las psicopato- BURIN, Mabel
sas normas ético-políticas y el desafío de recuperar un logías (tal es el caso de la y MELER, Irene,
modos de autocompren- principio femenino frente a anorexia nerviosa) que se Género y familia,
sión. En el último capítulo un proyecto científico pa- desarrollan en una cultura Buenos Aires, Paidós,
de esta sección, Lourdes triarcal, reduccionista y an- no como anomalías sino 1998, 437 págs.
Torres también dirije su tiecologista. Lynn Nelson como expresiones caracte-
atención a la construcción propone la reconsideración rísticas de esa cultura y María Este libro nos propo-
del yo, pero a través de un de una construcción de la Lugones teoriza sobre las ne realizar un recorrido crí-
género literario relativamen- filosofía feminista de la causas de la imposibilidad tico a través de diversas
te nuevo: la autobiografía ciencia teniendo en cuenta de una identificación per- concepciones teóricas pro-
de mujeres latinas. los compromisos que se sonal entre mujeres de venientes de las ciencias
La tercera sección, adquieren, relacionados “mundos” diferentes. sociales, de la antropolo-
Teoría del Conocimiento, se con un cuerpo de conoci- Hilde Hein inaugura gía y sobretodo del psicoa-
inicia con un artículo de miento, de prácticas y de en el capítulo 23 la última nálisis acerca de la cons-
Geneviève Lloyd en donde normas ya establecidas. sección, cuyo tema es Filo- trucción de la subjetividad,
compara la posibilidad de Sandra Harding, ya en el sofía de la Religión, eva- especialmente la femenina.
realización de la racionali- capítulo 16, defiende la via- luando el alcance del tér- Basándose no sólo en una
dad plena en el hombre y bilidad del proyecto de una mino espiritualidad y los amplia bibliografía sino tam-
en la mujer a través de un ciencia y epistemología fe- géneros femenino y mas- bién en su propia experien-
análisis de la racionalidad ministas en oposición a las culino. Toinette Eugene cia clínica, Mabel Burin e
en el siglo XVII. Allison críticas postmodernas. estudia las vinculaciones Irene Meler nos proponen
Jaggar se ocupa en su artí- La sección quinta se entre espiritualidad y sexua- revisar y revelar el sesgo
culo de mostrar cuál es la ocupa de la Filosofía del lidad negra, en tanto aspec- androcéntrico de las cien-
carga epistémica que se Lenguaje. Temas como la tos de un estilo de vida cias sociales y, en particu-
puede asignar a las emo- posibilidad de una lingüís- holista de los afroamerica- lar, del psicoanálisis cuan-
ciones en una teoría femi- tica feminista y la relación nos. La compilación con- do estas disciplinas han tra-
nista. Lorraine Code efec- entre el lenguaje, el poder y cluye con el trabajo de Lu- tado de explicar la subjeti-
túa un análisis crítico de la la pasión, son desarrolla- ce Irigaray que investiga vidad de las mujeres, su
llamada epistemología S dos por Andrea Nye en el por qué las mujeres no tie- salud mental y reproduc-
sabe que p y sus condicio- capítulo 17. Carol Davies se nen un dios adecuado a su tiva.La urgencia de esta re-
nes necesarias y suficientes ocupa de la mujer, el len- género y el establecimiento visión estaría en que mu-
proponiendo tener en guaje y su reposiciona- de una propia subjetividad. chos de los paradigmas ex-
cuenta a la subjetividad. miento. Alessandra Tane- plicativos sobre el psiquis-
Finalmente, Patricia Collins, sini considera la categoría Patricia Cristina Brunsteins mo femenino, sostenidos
critica a la epistemología analítica mujer desde la hasta el momento, contri-
por no poder producir y perspectiva del lenguaje buyen a mantener la subor-
validar el conocimiento del proponiendo su propia ex- dinación de las mujeres a
pensamiento feminista ne- plicación y sus consecuen- los varones. En esta inda-
gro. cias epistemológicas. gación se van haciendo ma-
La sección cuarta de- La sección sexta está nifiestas numerosas cues-
dicada a la Filosofía de las dedicada a la Filosofía de la tiones que destacan el ca-
Ciencias comienza con un Mente incorporando temas rácter relacional de la mas-
artículo de Helen Longino no clásicos de esta discipli- culinidad y la femineidad,
que cuestiona la posibili- na. Judith Butler, por ejem- articuladas con otras varia-
dad de una ciencia femi- plo, hace un intento de bles como el sector social,
nista no en principio sino desconstrucción de las ca- la edad, el origen étnico,
en la práctica. Continúa una tegorías de género e identi- etc. Se trata entonces, de
contribución de Vandana dad sexual. Susan Bordo demostrar que las relacio-

160
nes entre varones y muje- cas: a) es siempre relacional hacerlo, al bienestar y auxi-
res se han compleji-zado aunque hasta ahora tal re- lio de las familias y de las
cada vez más por muy di- lación siempre fue entendi- parejas. La cuarta y última
versas causas dando lugar da y expresada como una parte, Familia y género: de-
a cambios fundamentales relación de poder y domi- safíos actuales expresa las
en las subjetividades feme- nación. Importa pues, esta- esperanzas de Mabel Burin
nina y masculina, en la blecer las huellas que deja e Irene Meler en que la
concepción de la familia, la en la constitución de las revisión a través de la no-
maternidad, la división subjetividades femenina y ción de género de las dis-
sexual del trabajo, las rela- masculina. b) es una cons- tintas teorías que intentan
ciones entre el estado y las trucción histórico-social, es explicar las subjetividades
organizaciones familiares. decir que sufre cambios a masculina y femenina, la
Para estas dos autoras asu- través del tiempo.c) el gé- familia, la maternidad, etc.
mir los cambios implica nero nunca se presenta de permita aceptar la comple-
hacer manifiesta la com- forma pura ya que en la jidad de estas problemáti-
plejidad actual de las rela- construcción de la subjeti- cas sin caer en una actitud
ciones de pareja, familia- vidad existen otros factores escéptica frente a su com-
res, etc. en las postrimerías que intervienen como la prensión y evolución.
del siglo XX, revisar los raza, la religión, la clase Las representaciones
paradigmas explicativos y social. tradicionales de lo masculi-
desalentar cualquier acti- El libro está articulado no y lo femenino, del matri-
tud de añoranza de un pa- en cuatro partes. La prime- monio, la maternidad, la
sado mejor aunque no sea ra Género, familia, subjeti- familia están en una crisis
posible ni claro predecir las vidad, introduce las cate- manifiesta que genera pro-
situaciones futuras. gorías de análisis a ser estu- fundas ansiedades. Pero es
El concepto clave que diadas, además de un re- necesario para estas auto-
permite esta revisión crítica corrido histórico sobre su ras en primer lugar, la acep-
es el de género. En efecto, evolución y desarrollo. La tación crítica de los cam-
las dos autoras defienden segunda parte, La vida fa- bios producidos, de hecho,
esta categoría como una miliar: vicisitudes evoluti- en la condición social de
herramienta imprescindible vas y accidentales caracte- las mujeres ( mayores opor-
a la hora de desenmascarar riza puntualmente los pro- tunidades laborales, edu-
el falocentrismo. La utiliza- blemas de la familia actual: cativas y de participación
ción del concepto de géne- las relaciones amorosas, las en el ámbito público, la
ro implica aceptar los sen- nuevas formas de filiación maternidad como opción y
tidos y las consecuencias y parentalidad, el divorcio, no como mandato «natu-
sociales y subjetivas que las nuevas técnicas de re- ral», por ejemplo) y en se-
tiene pertenecer a uno u producción, el cambio en gundo término, el sosteni-
otro sexo; objetan manifes- la concepción de la mater- miento responsable de la
tando la pretendida natura- nidad. La tercera parte, Fa- incertidumbre que estos
lidad de tales sentidos y milia, instituciones educa- cambios han generado,
consecuencias para insistir res, conductas que diferen- tivas y asistenciales, reco- analizando las nuevas prác-
en su carácter cultural. El cian a varones y mujeres, rre la experiencia clínica de ticas de vida que sin duda,
género puede ser entendi- estableciendo jerarquías y las autoras en diversas te- generan nuevas subjetivi-
do desde un punto de vista desigualdades entre ambos. rapias ya sea de pareja o dades que reclaman su le-
descriptivo como la red de A su vez, el género como familiares y una revisión gitimación.
creencias, rasgos de la per- categoría de análisis impli- por las instituciones que
sonalidad, actitudes, valo- ca una serie de característi- contribuyen o, debieran María Marta Herrera

161
POSADA KUBISSA, Luisa, predominio de un sexo La pregunta que cierra Por otro lado, para
Sexo y Esencia, sobre el otro: la mujer por esta primera parte se centra Luisa Muraro, la incompe-
Cuadernos Inacabados 26, su natural disposición no en la utilidad, para las tencia simbólica de las
Madrid, Horas y horas, puede ser sujeto y por lo mujeres de hoy, de acen- mujeres estaría en la pérdi-
1998, 147 págs. tanto, ciudadana de dere- tuar su diferencia genérica, da de la relación madre-
cho. Esta visión antropo- permaneciendo así, fuera hija. Recuperar tal relación
La tesis general de este lógica de Kant, trastoca su del «juego verdadero» de originaria implica defender
libro muestra cómo el concepción ética, en cuan- los individuos reales. Y un nuevo orden simbólico
esencialismo de algunos to a los requisitos de igual- además, en preguntarse si que llevaría a una cultura
pensadores ilustrados del dad y reciprocidad, dando las diferencias esenciales femenina mediada por la
s. XVIII se mantiene en cuenta de una razón más de las tesis ilustradas, como autoridad de la madre. La
ciertas posiciones feminis- que universal, patriarcal- las de Kant, difieren real- intuición de Muraro podría
tas que pretenden ser más mente interesada. mente de aquellas sosteni- sintetizarse en tres concep-
actuales y originales en su Tales revelaciones, por das por el feminismo de la tos: Lo Real-La Autoridad-
propuesta teórica. otra parte conocidas por diferencia, en la actualidad, La Decibilidad. Sólo si las
Resulta interesante o los/las innumerables estu- liderado especialmente por mu-jeres recuperan la au-
francamente asombroso, diosos/as y críticos/as del la Librería delle donne di toridad materna podrán te-
recorrer el camino que nos filósofo, pero curiosamen- Milano. ner acceso a la palabra y en
sugiere la autora, en la pri- te olvidadas, no tienen como La segunda parte De consecuencia a lo real y a
mera parte de su libro (De finalidad sólo mostrar un esencialismos heredados, la posibilidad de modifi-
esencialismos encubiertos), minucioso estudio de los está conformada por dos carlo.
en su lectura de uno de los verdaderos hilos conduc- capítulos y un apéndice. El feminismo de la di-
puntales del pensamiento tores de la filosofía kantiana, Cada capítulo corresponde ferencia entre los sexos, que
ilustrado, Emmanuel Kant. sino desenmascarar las dis- a una crítica exhaustiva de con diversos enfoques de-
A modo de introduc- tintas críticas feministas que, las dos pensadoras, según fienden Irigaray y Muraro,
ción, nos presenta un elen- en pos de sostener la dife- la autora, más representati- esencializa a la mujer. Los
co singular de afirmacio- rencia sexual y rechazar el vas del feminismo de la intereses siguen siendo los
nes kantianas que señalan discurso andro-logocén- diferencia: Luce Irigaray y mismos de la filosofía tradi-
su especial misoginia, en trico, acaban en el mismo Luisa Muraro. cional: perpetuar y preser-
parte herencia ancestral, en esencialismo de Kant, tan En el caso de Luce var ese ser mujer.
parte elaboración sistemá- duramente criticado. Irigaray se presenta la ma- Toda lucha por las
mujeres, ya sea desde la
tica e interesada de la dife- En efecto, sostener terialidad corporal de la
conciencia de la materiali-
rencia entre los sexos. Apo- desde una crítica feminista mujer como nexo central
dad específica de la mujer,
yada por la hermeneútica la diferencia sexual, con- de auto-afirmación, como
ya sea desde la construc-
feminista alemana, Posada duce a caracterologías tan aquello no reducible al dis-
ción de un nuevo orden
Kubissa nos señala cómo tajantes que desembocan curso andro-logocéntrico,
simbólico, no puede ser
la antropología kantiana en una dualidad ontológica a través del cual sería posi- fructífera si no se han trans-
piensa a las mujeres como irreconciliable. Más aún, ble la reivindicación de la formado los órdenes real y
un objeto de la Razón prác- niegan la posibilidad de la mujer. La naturaleza huma- simbólico en los que efec-
tica de los varones. Esto lle- igualdad legal entre indivi- na se divide en dos particu- tivamente nos movemos. Es
vado a los hechos, significa duos de una misma espe- laridades y deben existir decir, parece muy difícil
el sometimiento real de las cie. La aceptación generali- entonces, dos culturas y conquistar una cultura fe-
mujeres y su exclusión del zada de la diferencia sexual dos órdenes simbólicos en menina, un terreno femeni-
ámbito de los sujetos racio- podría, por otra parte, tener los cuáles se expresen. La no fuera de los modelos
nales, autónomos e igua- consecuencias sociales y apropiación de la diferen- masculinos, sin alcanzar
les. La justificación para tal políticas, que el movimien- cia sexual es la única salida previamente un cierto sta-
concepción estaría en la to feminista ha combatido para constituir una socie- tus, un punto cero de igual-
ley natural que sostiene el desde siempre. dad de nosotros. dad.

162
Posada Kubissa aspi- AGRA ROMERO, también diferentes concep- naturaleza / cultura, desa-
ra a un nominalismo más María Xosé (comp): tualizaciones, prácticas y rrollo y progreso. Las au-
sano que haga posible a las Ecología y Feminismo; políticas, diferentes formas toras van alternativamente
mujeres ser únicas y dife- Granada, COMARES, de entender la conexión en- aceptando, criticando, re-
renciadas. El debate no se 1998; 259 págs. tre los movimientos sociales formulando estas nociones.
cierra, queda abierto en el y de liberación. De ahí que En un intento de agrupar
apéndice, con las palabras La segunda mitad de sea necesario partir del re- sus propuestas -irreduc-
de Celia Amorós y Luisa este siglo se caracterizó por conocimiento de las distin- tibles, por cierto- podría-
Muraro: la Igualdad y la el surgimiento de movi- tas posiciones, o lo que es lo mos decir que algunos tex-
Diferencia. mientos sociales críticos de mismo, de los feminismos y tos son más activistas en
Considero que la lec- la modernidad y de su es- de las ecologías (Introduc- el sentido de privilegiar la
tura de este libro es particu- tructura económico-políti- ción; pág. 3). acción y las propuestas po-
larmente enriquecedora ca, el capitalismo. Desde Así, a lo largo de los líticas (D’Eau-bonne, Mies,
para aquéllos/as que in- entonces fueron desarro- artículos, desfilan los femi- Diamond, Agarwal, Warren)
cursionan en la teoría del llándose, tanto reivindica- nismos radical, liberal, so- mientras que los otros re-
género, desde la filosofía. ciones agrupadas en el cialista…; las ecologías so- sultan más teóricos pues se
Si bien no comparto total- rubro ‘feminismo’ como cial, política, profunda…; concentran preferentemen-
mente la interpretación que bajo el rótulo ‘ecología’ o en sus múltiples conexio- te en la revisión crítica de
la autora hace de Luisa Mu- ‘medioambientalismo’. Es nes. Sin embargo, hay una categorías y el análisis
raro, creo que nos muestra en estos dos ejes que pro- contención a las relaciones concep-tual (Salleh, Shiva,
cómo mantener un debate cura centrarse la compila- presentadas; ya que, si bien King, Plumwood).
abierto y por demás polé- ción a cargo de Agra Ro- la ecología es política y La compilación se
mico enmarcado en un ri- mero. culturalmente mucho más abre con el trabajo en el
gor argumentativo y un res- Claro que esto no im- importante en Alemania que que Françoise D’Eaubonne
peto académico remar-ca- plica simplicidad. Si nos en los EEUU, la selección crea el término ecofemi-
bles. detenemos en el título, de textos se concentra bási- nismo (1971/74). Se trata
Ecología y Feminismo, camente en la literatura más bien de una especie de
María Marta Herrera podemos captar la preten- anglosajona. Tampoco se manifiesto que bajo el lema
sión de mostrar todas las hace referencia alguna a la ‘el feminismo o la muerte’
tramas posibles del tejido presencia ecofeminista en proclama un nuevo huma-
que conecte ambas postu- España. De igual modo no se nismo, en el que la relación
ras. Entonces, vamos a re- aborda directamente la co- entre los sexos se entiende
sistir la tentación de simpli- nexión con el pacifismo, ni como una cuestión huma-
ficar el tema en un vocablo: se da cuenta de la reflexión nista y una cuestión ecoló-
ecofeminismo; pues este ecofeminista que desarro- gica, que obliga a abordar
término, en boga en los ‘90, llan, desde su perspectiva, en profundidad la lucha de
está lejos de generar un por ejemplo, las teólogas, clases, la demografía y la
consenso y constituye, más puesto que el objetivo era ecología, frente al poder
bien, parte del debate aquí mucho más modesto, ver la masculino y, por lo tanto,
propuesto. En todo caso interrelación entre Feminis- como un asunto de muje-
habría que hablar de mo y Ecología (Introduc- res. Encontramos aquí un
Ecofeminismos. En general ción; p. 21). humanismo radical que re-
podemos hablar de un movi- La bisagra donde úne las reivindicaciones por
miento y teoría feminista y pivotean los planteos de cualquier tipo de opresión
de un movimiento y teoría los nueve textos presenta- sin atender a sus especi-
ecologista, pero en el seno de dos está conformada por ficidades: la única revolu-
ambos no sólo se entrecruzan las nociones de patriar- ción será la que abolirá la
feminismo y ecología, sino cado, género, dualismo noción misma de poder y el

163
estado de proletario, al mis- del feminismo ecológico minista, asimila la opresión tinuar el afianzamiento de
mo tiempo que el sexismo radica en la posibilidad de sexista a las demás formas las mujeres dentro de la divi-
(pág. 43). dotarse de un marco con- de opresión y así define el sión del trabajo. Más bien,
Por su parte, desde la ceptual no opresivo, que feminismo como el movi- debería servir para crear las
óptica de la ética y la res- no responda a la lógica de miento para acabar con to- condiciones que ayudarían
ponsabilidad, María Mies dominación del patriarca- das las formas de opresión a universalizar la unidad
reivindica una epistemolo- do. En este sentido, reivin- (pág. 127), haciéndole per- con la naturaleza, por ejem-
gía y una metodología que dica como práctica inno- der especificidad. plo, liberando de clase y gé-
parta del reconocimiento vadora la narrativa en pri- Al mismo grupo perte- nero los modos en que se or-
explícito de la parcialidad mera persona abogando nece Plumwood -cuyo artí- ganizan las actividades de
de toda investigación, y del por una ética feminista y culo fuera ya publicado en producción y reproducción
fin político que persigue el medioambientalista con- MORA nº 2-. Esta autora des- (222/3 págs.).
feminismo: la liberación de textual, plural, que consi- estima que la ética sea ubi- Bajo la propuesta de
las mujeres de la domina- dere la teoría como un pro- cada en el centro del pro- un ecofeminismo de la
ción, la violencia y la ex- ceso, inclusiva, no neutra; blema así como el enfoque construcción social, apare-
plotación. En este sentido, que rescate los valores del ético basado en los dere- ce el trabajo de King que
propone como alternativa cuidado, el amor, la amis- chos para la naturaleza no sostiene -afirmación inquie-
una sugerente Guía para la tad. Pero, desde el sustrato humana. Considera que se tante- una base ontológica
investigación feminista que lógico del argumento ecofe- debe seguir indagando en para una nueva ética. La
contribuya a disolver el la ética particularista y lo misma estaría dada por un
matrimonio entre conoci- intenta desde una crítica a punto de convergencia
miento y fuerza. Así, su los conceptos de yo utiliza- universal de las metas de
propuesta apunta a recu- dos por la Ecología Profun- todos los movimientos que
perar los objetivos políticos da. Estos, al confundir dua- luchan contra las opresio-
del feminismo después de lismo con atomismo, no nes. Nuevamente la indis-
la academización esteri- logran superar los proble- tinción, afirmada ahora
lizante de los Estudios de la mas de las posturas univer- desde la hipótesis Gaia que
Mujer. salistas; en particular, las de privilegia la cooperación a
Irene Diamond com- Kant y Rawls. la competencia.
prende la fuerza del femi- Agarwal apuesta con- Finalmente, están los
nismo en sus raíces ilustra- cretamente por un medioa- aportes de dos autoras a las
das pero la del movimiento bientalismo feminista al que que Davion llama ecofe-
Verde en el intento pos- arriba desde una metódica meninas debido al recurso
moderno de superar los crítica al esencialismo y un a ‘lo femenino’. Por un lado,
dualismos occidentales. Por análisis pormenorizado de Ariel Kay Salleh critica el
eso entiende el ecofe- la relación entre medioam- esencialismo y reformismo
minismo como la promesa biente y género en la India. de la Ecología Profunda
de un cambio planetario Así, concluye: Las experien- para concentrar el proble-
donde los humanos se re- cias de las iniciativas de las ma en la supresión de ‘lo
conozcan como una parte mujeres dentro de los movi- femenino’ en la constitu-
del tapiz de la vida, lo que mientos medioambientales ción de los propios hom-
favorecerá la humildad y sugiere que la militancia de bres que deberían redescu-
no la violencia. las mujeres está mucho más brir a las mujeres dentro de
Karen Warren se vinculada a los problemas ellos mismos.
enrola entre quienes bus- de supervivencia de la fami- Por otro, Vandana
can integrar feminismo y lia que la de los hombres. Shiva, desde la India, opo-
medioambientalismo. Para Pero esto no debería servir ne la visión viviente y
ella el poder y la promesa como argumento para con- nutriente de la naturaleza a

164
la occidental: de repara- POCCIONI, Mª Teresa. se realizaron, se sustenta- taran, analógicamente, las
ción y dominación. Postula Mujeres & Salud, ban sólo en dos paradigmas: características del total. Su
una dualidad en la unidad en un estudio la concepción instrumental estudio fue abordado me-
que rescata ‘lo femenino’ de recepción televisiva; de la investigación norte- diante entrevistas semi-
como principio y desprecia La Plata, REUN, americana y la ideologista estructuradas, en los hoga-
la categoría de género por 1997; 100 págs. de la teoría social latinoa- res, analizadas con la me-
considerarla biológicamen- mericana. Ambas perspec- todología semiótica de
te determinista y reforza- Este libro recoge los tivas convergen en una Magariños de Morentin. A
dora del patriarcado. Esto resultados de la investiga- concepción de los medios partir de los resultados, sur-
la conduce a una visión ción llevada a cabo por Mª masivos como herramien- gió la necesidad de una
esencialista de ‘las mujeres’ Teresa Poccioni para su tas que Poccioni propone investigación exploratoria
del Tercer Mundo, aguda- Tesis de Licenciatura en superar elaborando un sobre dos programas
mente criticada en el artícu- Ciencias de la Comunica- marco teórico y metodo- televisivos dedicados a la
lo de Agarwal. ción. El estudio de la autora lógico particular. salud: ‘La salud de nuestros
El panorama abierto a estuvo centrado en las for- Para ello recurre a las hijos’ y ‘El derecho a la
través de las nueve autoras mas de recepción de los men- teorías de Bourdieu y de salud’.
contribuye positivamente a sajes masivos referidos a la Magariños de Morentin -Di- Este prolijo análisis
abordar los cruces entre temática de la salud por parte rector de su Tesis-. Del pri- condujo a la autora a con-
Ecología y Feminismo de de las mujeres de los sectores mero, toma los conceptos clusiones llamativas como
modo no estereotipado, a populares (pág. 11). de ‘objetivación del sujeto las de que la relación que se
desvanecer los prejuicios El trabajo investigativo objetivante’, de ‘habitus’ y establece con los mismos
con que apresuradamente procura superar el nivel pre- de sentidos ‘objetivo, sub- [medios] no es de ‘informa-
suelen abordarse estas cario de los sondeos de jetivo y práctico’. Del se- ción’ y que la televisión cu-
cuestiones. Puede verse opinión para inscribirse en gundo, su perspectiva se- bre la ausencia de relacio-
aquí la riqueza del desarro- la corriente de análisis cul- miótica definida como ‘me- nes interpersonales (pág. 97).
llo de las interacciones en- turales difundida entre otros todología de base’ consti- En cuanto a la valora-
tre estos movimientos que por Néstor García Canclini. tuida por tres instancias: ción de este texto, me gus-
permiten reflexionar sobre Un caso particular de esta ‘abductiva-acrónica’, ‘dia- taría destacar la rigurosidad
la interconexión entre mu- perspectiva, que nunca léctica-sincrónica’ y ‘dialéc- metodológica en el armado
jeres y crisis ecológica, en- había pasado del plano teó- tica-diacrónica’. muestral para las entrevis-
tre género y naturaleza y, rico en nuestro medio, es el A partir de esta pers- tas así como en el análisis
por lo tanto, no pueden de los ‘estudios de recep- pectiva, basándose en la de contenido de los pro-
resultarnos indiferentes. ción’. Poccioni aplica este epistemología de Samaja, gramas de televisión. Del
encuadre a la realización la autora ubica su investi- mismo modo, resulta ex-
Mabel Alicia Campagnoli de entrevistas a una mues- gación en el nivel descrip- haustiva la revisión de los
tra de mujeres cuyos hijos tivo y ahonda la caracteri- estudios precedentes en
poseen la cobertura médi- zación del universo de aná- relación a comunicación y
ca del Hospital Zonal Espe- lisis, formado por las 100 salud. Aunque también
cializado ‘Noel Sbarra’ de mujeres del mencionado podrían señalarse algunas
La Plata (Programa de Ayu- Programa de La Plata. Las debilidades; fundamental-
da a la Crianza). cualidades del universo mente respecto a la aplica-
La autora revisa el es- surgen a partir de datos ción de ciertos elementos
tado de situación en esta secundarios: una encuesta que conforman el marco
problemática encontrando que había sido realizada teórico y metodológico.
que en el rubro ‘comunica- desde extensión universita- Por ejemplo, en refe-
ción y salud’ hubo princi- ria en 1993. La muestra se rencia a una de las con-
palmente estudios teóricos formó tomando 11 mujeres cepciones de Bourdieu, la
y, los pocos concretos que del universo que represen- autora dice traducir la

165
‘objetivación del sujeto los elementos tomados de Domínguez, Nora; político, y/o por la cultura
objetivante’ en el hecho de Bourdieu. Carmen Perilli (comps.), o subcultura de pertenen-
tener en cuenta que tanto mi Finalmente, la inferen- Fábulas del género. cia-, y que relegitima ese
situación social (...) íntima- cia sobre una posible polí- Sexo y escrituras en margen, intentando recu-
mente ligada al ‘género’ de tica de salud, hubiera sido América Latina, perar así una heterogenei-
pertenencia (...) como mi preferible que figurase en Rosario, Beatriz Viterbo, dad constitutiva que le ha
práctica intelectual (...) eran el cuerpo de la obra y no 1998; 223 págs. sido denegada. Visible es-
elementos determinantes que sólo mencionada por pecialmente en la apela-
realizaban un primer sesgo Magariños de Morentin en Los trece artículos re- ción conjunta a la lectura
a mi percepción de la prác- el prólogo: no tanto la trans- unidos en esta compilación fundacional de Josefina
tica social a investigar (p. misión de información que recorren diversos textos de Ludmer sobre las tretas del
32). Pero sólo en ese párra- modifique comportamiento, la literatura latinoamerica- débil, la mayoría de los ar-
fo parecería quedar resuel- sino más bien la recupera- na, poniendo en evidencia tículos tiende a reconocer
to el conflicto planteado. ción y el refuerzo de los vín- la instrumentación de polí- las estrategias de resisten-
Considero, por mi parte, culos de solidaridad entre ticas comunes de disputa y cia ficcionalizadas por la
que tener en cuenta verda- las mujeres de los sectores resistencia frente a los dis- escritura, y el modo en que
deramente esa concepción populares (p.10). cursos homogeneizadores la escritura misma deviene
de Bourdieu implicaría algo A pesar de estos del poder. Tal como se des- una estrategia privilegiada
más que la simple mención señalamientos, quisiera des- prende de la compilación, de resistencia desde el mar-
de la propia posicionalidad tacar la riqueza de las con- desmontar las fábulas del gen.
del sujeto investigador/a. clusiones, que aparecen género (sexual) en América Sin embargo, reivindi-
Quiero decir, una/o no es- muy bien sostenidas. Las latina implica desmontar car la resistencia implícita
taría asumiendo cabalmen- mismas resultan sumamen- también las fábulas del co- en la articulación de una
te dicha perspectiva si no te esclarecedoras respecto lonialismo cultural, pues doble voz (capaz de obede-
anticipara, por lo menos, de la conceptualización de etnocentrismo y patriar- cer los límites impuestos
qué tipo de interferencias ‘salud’ que maneja el gru- calismo convergen en la por la institución literaria y
podría conllevar en la in- po en análisis así como del construcción histórica de a la vez desviarse de ellos)
vestigación la circunstan- rol de la TV. las identidades tanto de no deja de comportar ries-
cia propia del/a investiga- género como nacionales y gos importantes para la crí-
dor/a. Mabel Alicia Campagnoli continentales, situando a tica. En este sentido, Nora
Otro caso que podría mujeres y cultura latinoa- Domínguez advierte que si
considerarse es el de un mericana en una posición bien es productivo consi-
elemento metodológico que subalterna que homo- derar ese doble movimien-
resultaría desdibujado, al geiniza lo heterogéneo y to, éste puede conducir a
quedar mencionado sin esencializa a los sujetos, una nueva esencialización
que se evidencie su funcio- identificándolos negativa- resultado de presuponer
namiento en la investiga- mente con la irracionalidad que todo desvío constituye
ción. Me refiero a la ‘meto- y la no-cultura. una resistencia, o que la
dología de base’ tomada de Inspirados en un mar- duplicidad es una condi-
Magariños de Morentin. co teórico-metodológico ción sine qua non del Femi-
Sugiero que quizá hubiera común, los artículos mues- nismo o incluso un rasgo
resultado útil explicitar su tran la configuración de una inherente a las escrituras
movimiento en el desarro- instancia de enunciación por mujeres. Tal como ella
llo específico de la investi- que se identifica con el sugiere, para evitar este
gación, del mismo modo margen -por el género reduccionismo, se vuelve
en que la autora se preocu- sexual o literario, por la imprescindible reinscribir
pó por mostrar la pertinen- posición ocupada dentro los análisis en sus contex-
cia y funcionamiento de del campo intelectual y tos culturales de enuncia-

166
ción, poniendo en eviden- propia enunciación poéti- categoría de género y la re-
cia las demás hegemonías ca como sobre las circuns- legitimación del espacio de
que, junto con la de géne- tancias cotidianas de crea- enunciación marginal, en
ro, intervienen en la diná- ción. María Alejandra To- ficciones contemporáneas
mica del poder. rres señala la centralidad producidas en contextos
Varios trabajos com- de la figura de Sor Juana en política y culturalmente he-
pilados trazan una genea- la construcción posterior de terogéneos. Francine Masie-
logía sobre la crítica de gé- una genealogía de mujeres llo explora la hipótesis de
nero en América latina, y escritoras en América lati- que tales textos, en Améri-
sugieren un canon propio na, al considerar el modo ca latina, denuncian las fi-
de ficciones y redes de afi- en que Teresa de la Parra suras del actual molde so-
liación textual mediante las traza una sutil o explícita cial del neoliberalismo des-
cuales se ha ido consoli- identificación de sí misma de una perspectiva origi-
dando ese lugar de enun- con Sor Juana, reivindican- nal. En este sentido, recorre
ciación genérico. Así, fic- do un modelo compartido un corpus muy amplio de
ciones y lecturas críticas de escritora-monja. Así, fun- textos críticos, narrativos y
forjan hacia atrás sus pro- da una suerte de vínculo poéticos, (Gloria Pampillo,
pios linajes, revelando el lesbiano con la escritora Eugenia Brito, Pedro Leme-
arduo proceso de conquis- mexicana, no centrado en bel, Tununa Mercado,
ta de un cuarto propio en el la homosexualidad sino Néstor Perlongher, Ricardo
espacio simbólico de la cul- (más bien) en la resistencia Piglia, Hugo Achúgar y
tura latinoamericana. compartida al Patriarcado. Nelly Richard, entre otros)
En esta dirección, un A la vez, Carmen Perilli encontrando tematizacio-
conjunto de artículos for- devela las tretas del débil nes comunes -especial-
ma un núcleo de proble- implícitas en un poema li- mente, la configuración de
matización común en tor- meño anónimo de comien- una subjetividad marginal
no a la escritura de Sor Jua- zos del s. XVII -el “Discur- que problematiza la cate-
na Inés de la Cruz. Victoria so en Loor de la Poesía”-, goría de género e imple-
Cohen Imach señala el sutil en el que el sujeto de enun- menta microprácticas por
movimiento de acerca- ciación se configura como medio de las cuales busca
miento y desvío de la poeta una voz femenina ampara- eludir la mirada del Esta-
mexicana frente al canon da en el anonimato, para do-. Para Masiello, los tex-
genérico, como parte de colocarse en una posición tos conducen a cuestionar
una más amplia puesta en marginal que desestabiliza cualquier totalización en la
cuestión de las ficciones de el sistema de atribuciones construcción de la identi-
identidad asignadas por la genérico/discursivas. Final- dad personal y colectiva, y
cultura patriarcal al género mente, Graciela Batticuore de este modo atentan de
femenino. Carolina Sancho- considera las estrategias manera mediata contra el
luz propone una relectura implementadas por algunas patrimonio del Estado y del
original de la poesía de Sor novelistas latinoamericanas mercado. La autora presu-
Juana, subrayando la mo- a fines de s. XIX para volver pone que los textos abor-
dernidad contenida en la socialmente aceptables los dan el problema de la re-
autorrepresentación poéti- modelos emergentes de es- presentación política
ca: su trabajo rastrea la pues- critora profesional y lectora desplazándolo hacia el pro-
ta en escena de la escritura competente. blema de la representación
en algunos poemas de esta Por su parte, otro gru- discursiva, poniendo en
autora, develando la auto- po de trabajos reflexiona evidencia el contenido so-
rreflexión tanto sobre la sobre la politización de la cial implícito en el desfasaje

167
que media entre lenguaje y dimensión política implíci- ancla sus textos en una la medida en que no toda
referente, entre cuerpo y re- ta en la categoría de género, zona intermedia que susci- marginalidad tiene el ven-
presentación, y entre refe- al desenmascarar la estre- ta el diálogo entre lo priva- tajoso doblez del desvío y
rente político y realidad sub- cha articulación entre el bi- do y lo público, y conduce la resistencia, ¿hasta dónde
jetiva / social concreta. Para narismo sexual y el resto de a una politización de am- es posible discriminar el
Masiello, las ficciones in- las oposiciones en que se bas esferas. Sin embargo, grado de resistencia positiva
tentan aprehender ese des- fundan históricamente o- junto con el reconocimien- contenido en la condición
fasaje, ese intersticio que tros sistemas de exclusión. to de este mérito en marginal, sin correr el riesgo
lograría evadir el control Coincidentemente, Rossana Poniatowska, Perilli critica de subestimar o perder de
del poder; consecuente- Nofal considera Son cuen- lúcidamente cierto realis- vista la dominación efectiva?
mente, expondrían de ma- tos chinos de Luisa Fu- mo ingenuo implícito en sus En ese sentido, podría ser
nera implícita el fracaso del toransky desde el punto de ficciones, especialmente fructífero profundizar el
lenguaje para aprehender a vista de la configuración de visible en la configuración reconocimiento de los di-
los sujetos políticos. Tam- una instancia de enuncia- de un colectivo de sujetos versos matices que encierra
bién Marcela Castro consi- ción alternativa, enfrentada subalternos frente a otro la condición del margen.
dera, en El beso de la mu- a los discursos hegemó- colectivo que ejerce la coer- La compilación mues-
jer araña de Manuel Puig, nicos. ción. Tal como advierten tra la productividad tanto
la resistencia desde el in- Por su parte, Carmen Perilli para el caso de del género como categoría
tersticio y la puesta en cues- Perilli sitúa el proyecto na- Poniatowska y Domínguez de análisis como de la ar-
tión del orden binario insti- rrativo de Elena Ponia- en las Reflexiones finales ticulación de esta categoría
tuido por los sistemas hege- towska en el límite de la para el caso de la crítica de con otros dispositivos. Sin
mónicos de categorización institución literaria, en la género, la legitimación del embargo, creemos que en
de la realidad. medida en que establece margen puede conducir a esta articulación se eviden-
Nora Domínguez ana- una doble ruptura, en la una lectura reduccionista cian ciertas limitaciones de
liza dos textos -Los vigi- construcción del discurso de la dominación. la teoría para desentrañar el
lantes de Diamela Eltit y La y en el tratamiento de la En conclusión, a pesar papel del género frente a las
ingratitud de Matilde historia, convirtiendo la fic- de la heterogeneidad de los demás oposiciones que
Sánchez- poniendo en evi- ción misma en un espacio objetos abordados, la organizan las identidades y
dencia el vínculo histórico de subalternidad contesta- compilación logra articular las exclusiones. Es decir,
entre género literario y taria del poder -por ejem- eficazmente la crítica al ¿las funda, o simplemente
sexual. Colocados en el bor- plo, al desarticular la legiti- sistema de géneros literario se articula con ellas? Y, a la
de del subgénero epistolar, midad de la categoría autor y sexual, evidenciando la vez, ¿es equivalente la o-
estas ficciones cuestionan cediendo el espacio dis- dimensión política de la peratividad de cada uno de
tanto el espacio de enun- cursivo a las voces subalter- categoría de género, la estos mecanismos de ex-
ciación configurado histó- nas de los entrevistados-. emergencia de nuevas clusión, o se halla pendien-
ricamente como femenino, Al revisar la emergen- modalidades de represen- te todavía una reflexión teó-
como los límites del género cia histórica de la confluen- tación de lo político, y el rica que profundice sus di-
literario; a la vez, muestran cia entre género menor y reconocimiento de diversas ferencias?
críticamente la complicidad enunciación subalterna, prácticas de resistencia. Sin Más allá de estas re-
recíproca entre las institu- Perilli señala un desvío in- embargo, desde nuestra flexiones personales, Fábu-
ciones de la literatura, la teresante en el proyecto perspectiva, casi todos los las del género constituye
familia y el Estado, en el narrativo de Poniatowska: artículos afrontan un un aporte significativo que
ejercicio de una coerción mientras el modelo histo- problema clave para la permite reconocer la vasta
dirigida especialmente ha- riográfico dominante en la crítica de género, acerca productividad de la crítica
cia el sujeto femenino. Tam- escritura de mujeres ha sido del cual reflexiona Nora de género en América lati-
bién para Silvana Daszuk, fundamentalmente la histo- Domínguez en el final, pero na. Tal como lo prueba esta
el El vestido rosa de César rización de la vida cotidia- que merecería ser recon- compilación, la aparente
Aira pone en evidencia la na, la escritora mexicana siderado en cada caso: en paradoja que enuncia Sor

168
Juana -Óyeme sordo pues me FILC, Judith, con las estructuras de po- objetivos iniciales: de tratar
quejo muda- adquiere una Entre el parentesco der económico, político y de identificar el papel del
significación plena al en- y la política. social. modelo tradicional de la
trar en diálogo con las de- Familia y dictadura, No es tarea fácil revi- familia en el discurso de la
más formas de coloniza- 1976-83, Buenos Aires, sar ese pasado. Sin embar- dictadura pasó a pensar el
ción del otro. Editorial Biblos, go el libro de Judith Filc se problema de la configura-
1997, 224 págs. acerca a esa dolorosa etapa ción de los espacios público
Alejandra M. Mailhe alejándose de los lugares y privado (p.13). Sin em-
El período histórico comunes. Busca las hue- bargo, ambos están íntima-
transcurrido entre 1976 y llas del pasado en diferen- mente vinculados pues de
1983 ha sido escasamente tes narraciones: los relatos esa unión emerge la tesis
estudiado en la literatura orales de las víctimas de la más atractiva del libro y es
socio-histórica. La experien- represión, los testimonios aquélla que dice que los
cia de la represión durante de las organizaciones de cambios producidos en la
la última dictadura militar derechos humanos, los dis- estructura familiar por la
más bien forma parte de cursos oficiales y las ficcio- dictadura militar muestran
una especie de convulsión nes literarias. En este plano que el espacio privado (el
mnemónica expresada en parece querer decirnos que de la familia resguardado
la última década a través de todas las narrativas, todos de los torbellinos sociales y
artefactos culturales y ex- los sitios, todos los textos políticos) se disuelve en uno
periencias que van desde permanecen como objetos nuevo que combina ele-
las conmemoraciones has- hasta que son leídos por mentos de lo público y de
ta las memorias personales los individuos que piensan lo privado (p. 32). Es que el
materializada en imágenes históricamente. Y la autora gobierno de los comandan-
y recuerdos. En los últimos lo hace de manera convin- tes de las fuerzas armadas
años se han publicado de- cente en los capítulos refe- combinando dos metáfo-
cenas de trabajos basados ridos al análisis del discur- ras: guerra total y perma-
en los testimonios orales de so autoritario sobre la fami- nente al enemigo - lo que le
las víctimas del pasado re- lia (cap. I), a los significa- permitía destruirlo donde
ciente. La memoria indivi- dos que le otorgan los éste estuviera -y el de na-
dual se constituye como la miembros de los organis- ción enferma- que lo lleva-
base de la memoria colec- mos constituidos por los ba a extirpar el tejido enfer-
tiva, en particular de una familiares de detenidos y mo lograba borrar las divi-
generación que -a partir de desaparecidos (Cap. II), y siones existentes entre lo
los sobrevivientes- busca en el que examina las me- privado y lo público dando
convertirse en la concien- morias de los presos políti- forma a una nueva línea
cia histórica de la sociedad cos (Cap. V). Mientras que divisoria (adentro y afuera)
y se transforma también en esa propuesta analítica se de las fronteras de la na-
una batalla contra una cul- resiente cuando se ocupa ción.
tura de amnesia que trata de las novelas Conversa- Según la autora, fue la
de apoderarse del pasado y ción al Sur de Marta Traba política del terrorismo de
del futuro de esa misma y La invitación de Beatriz Estado la que generó cam-
sociedad. En la mayor par- Guido ambas publicadas bios en las relaciones fami-
te de esos textos se des- durante la dictadura (capí- liares, alteró las comunica-
dibuja la noción de que la tulos III y IV) . ciones y contribuyó a crear
memoria es selectiva y que La autora señala los una imagen de sociedad
tiene una dimensión políti- deslizamientos que se fue- despolitizada constituida
ca derivada de su relación ron produciendo en sus como una buena familia

169
cristiana basada en la obe- humanos en los hogares un relato demasiado ex- tes sobre un pasado que
diencia al padre encarnado adonde se podía encontrar haustivo del contenido de sigue esperando que los
en el Estado. Sobre la base apoyo. Me interesa remar- las novelas de Marta Traba historiadores lo examinen
de un modelo de familia, car que la autora sostiene y Beatriz Guido. Ese énfa- más profundamente.
que no era nuevo desde el que la familia ideal adqui- sis desdibuja una mínima
punto de vista histórico sino rió una nueva centralidad interpretación sobre por qué Mirta Zaida Lobato
que adquiría un significa- en la retórica oficial como una de las autoras mezcla
do distinto en el contexto en la de la oposición y se el amor erótico y familiar
político de la época, se dio convirtió en una herramien- en su narración y de dónde
forma también a un mode- ta discursiva fundamental proviene su idea sobre la
lo de nación basado en la para legitimar y deslegitimar desaparición del hogar
obediencia y dentro de una al Estado represor. como un lugar seguro, no
moral cristiana que borra- El texto de Filc me sólo por la represión sino
ba cualquier noción con- parece atractivo porque abre también porque los senti-
tractual de derechos y de- una puerta para pensar el mientos más íntimos pue-
beres políticos. pasado de una generación den aflorar. O por qué la
A su vez, los oposito- y sus familias, pero tam- otra novelista insiste en es-
res políticos que formaban bién el de una sociedad, tablecer nexos estrechos
parte de esa visión histórica en aquellos aspectos que entre padre - Estado represor
común sobre la familia y no son siempre agradables - peronismo y autoritaris-
sus miembros fueron rear- y aceptables y , más allá de mo tanto en el seno de la
mando otra imagen: la del su formación en Literatura, familia como en la socie-
amor familiar arrasado por lo hace a través de los dad argentina. Si la autora
el padre-Estado anormal y planteos ficcionales tal vez hubiera corrido el riesgo de
monstruoso según los tér- por pudor frente a las per- contextualizar y explicar las
minos de los organismos sonas que entrevista. Es a particulares condiciones de
de derechos humanos y la partir de las novelas que producción de esas nove-
de hijos impregnados de uno advierte que los miem- las o el clima de ideas en las
devoción patriótica y soli- bros de las organizaciones que fueron escritas, las ten-
daria que se habían sacrifi- habían construido un culto siones entre las imágenes
cado por dar vida a una a la muerte, que la repre- familiares ficcionales y las
nueva sociedad. El amor sión y las prácticas de resis- que surgen de los relatos
familiar se colocó en la tencia estaban cruzadas por de las víctimas de la repre-
base de las prácticas políti- las diferencias de género y sión y de sus familiares po-
cas y afectó la concepción de clase, que en el seno de drían haber enriquecido el
de la familia nuclear pues las familias se había exa- examen de los nuevos sig-
poco a poco las nuevas cerbado la confrontación nificados dados al discurso
familias incluían a los que entre padres e hijos y que oficial sobre la fa-milia.
compartían una misma meta las familias se alejaban y Este comentario no
política y los hijos se multi- separaban como conse- desmerece para nada el li-
plicaban con los hijos de cuencia de las diferencias bro de Judith Filc. En me-
otros. Las reconfiguraciones políticas existentes en ellas dio de la proliferación de
de las relaciones y vínculos y por el peso del temor que libros de memorias es un
familiares se extendió a los generaban los secuestros, intento serio, novedoso y
espacios. Lo público -la pla- asesinatos y exilios forzo- fundamentado por encon-
za- se convirtió en un nue- sos. trar un sentido a la compe-
vo hogar y las sedes de los Sin embargo, los capí- tencia que entablan los
organismos de derechos tulos III y IV se apoyan en múltiples recuerdos existen-

170
LEMEBEL, Pedro, deritas tricolor por la vuelta table de gay uniformado
De perlas y cicatrices. del chacal a la seguridad de por la moda y, por lo tanto,
Crónicas radiales. una justicia nacional silen- integrado a una segmenta-
Santiago de Chile, ciada y cómplice. ción diferencial del merca-
LOM Ediciones, Colección En estas crónicas, do. El activismo de las Ye-
Entre Mares, 1998, 218 págs. Lemebel interpreta, descri- guas no se limitó a practicar
be y valora hechos y perso- la necesaria proclama polí-
En De perlas y Cica- najes, actuales o actualiza- tica en un país en el que se
trices, su cuarto libro lue- dos, al propio tiempo que prohibe la homosexualidad
go de Incontables, La es- inmiscuye, explícitamente, en un artículo legal, el 365,
quina de mi corazón y su mirada a la manera de sino que a partir del trabajo
Loco afán. Crónicas de un testigo fugaz, pero agu- sobre diferentes materiales
sidario, Pedro Lemebel do, y disfrazado, en su y experiencias se convoca-
recorre, bajo la forma de la travestización del lenguaje ba a una serie de conflictos
crónica, una serie de gestos popular -el de los bloques culturales como modos de
y rituales que avalaron y urbanos en los que trans- acción directa contra dis-
reprodujeron las pesadillas currió su infancia- como tintas formas de desigual-
de la dictadura pinochetista, estrategia simuladora que dad jerarquizante tanto
y que hoy, en épocas de busca hacer estallar “Esta materiales como simbóli-
desengaño democrático y lata de gusanos que se abre cas. La escritura de Lemebel
rémora conservadora de desde adentro”, como reza provoca al politizar el espa-
cambio, se repiten hasta el el subtítulo del primer con- cio entre letra y letra, entre
hastío en una especie de junto de crónicas, en las palabra y palabra, entre fra-
carnaval burlesco, en el que que se convocan y desgra- se y frase y entre silencio y
la música de fondo es la nan múltiples rostros de la silencio. Su travestización
risotada neoliberal que cursilería dictatorial y post- cuerdos y autobiografía, re- del lenguaje popular en len-
anuncia el “triunfo” del ca- dictatorial: la adulación de sistiéndose a una clasifica- guaje culto consiste en lo
pitalismo globalizado. un grupo de artistas plásti- ción genérica estricta de su que el propio escritor ca-
La elección de la cró- cos a Lucía Sombra, la hija escritura, que sí tiene la cer- racteriza como una estrate-
nica como vehículo de es- de Pinochet, la complici- teza de reconocerse como gia que busca poner ala-
te conjunto de setenta es- dad con el régimen de Glo- práctica política. Praxis que cranes en las jerarquías de-
tampas responde a la in- ria Benavídes, conductora Lemebel, junto con Fran- lineadas por el poder. En
tención de bosquejar la de un show masivo y po- cisco Casas, activaron en el ésta, el lenguaje popular
multiplicidad de persona- pulachero, la acentuación colectivo político-estético nada tiene que ver con un
jes y creencias urbanas que, de la mueca de asco social Yeguas del apocalipsis, crea- sedimentado folclore, sino
en tanto acontecimientos, que caracteriza al ricacherío do en 1987, en el que el que es aquél que se articula
se articulan, en modos y repetida para asemejarse travestismo de sus integran- en los devenires de la vida
muchas veces impensados, a la lejana monarquía in- tes puso en jaque no solo a de la pobla, que utiliza la
con los sucesos políticos, glesa durante la visita de la la homofobia y a la lesbo- palabra no como mera he-
sociales y culturales del Tatcher al país transandino, fobia, sino también al inci- rramienta de comunicación,
Chile camino al socialismo, y la “caridad cristiana” de piente conservadurismo sino que, como sostiene
del sofocado por la bota las señoras de los militares que comenzaba a bosque- Steiner, es utilizada al modo
milica de Pinochet y el ac- que juntaron cadenitas de jarse, a principios de los de arma e instrumento de
tual que se debate contra la oro para reconstruir el país ´90, en algunos movimien- venganza y beligerancia. La
supervivencia de un lega- luego del golpe del ´73. De tos de las minorías por orien- irrupción de estas crónicas
do autoritario hecho grito este modo, Lemebel deviene tación sexual, en tanto pre- no producen solo la desar-
chauvinista en las gargan- “memorialista” y el género conizaban el modelo ame- ticulación de los modos de
tas de los que agitan ban- crónica se astilla con re- ricano, prolijo, liberal y es- dominio contra los que van

171
dirigidas, sino que también mitos y las negaciones so- de protesta, el valor de las
facilitan la implosión de la bre el río Mopocho -el mis- lesbianas en la fundación
autoridad académica amu- mo en el que flotaron los de la Colectiva Lésbica Fe-
rallada en la asepsia incita- cuerpos de los desapareci- minista Ayuquelén, después
da por el modelo neoliberal, dos-, el festival de Viña y del brutal asesinato de la
que pretende encerrar el sus consecuencias amnési- lesbiana Mónica Briones,
poder intepretativo, y un cas, y la descripción de la el gesto de amor que un ex-
consecuente canon, en las estética arribista de barrios preso obsequió al propio
cuatro paredes de institu- pequeño burgueses como escritor en una metálica
ciones cada vez más as- el Ñuñoa y el Florida son noche en Santiago, luego
fixidas desde afuera y por algunas de las imágenes de reconocerlo como aque-
complicidades internas. sobre las que Lemebel ela- lla voz que leía crónicas en
Así, en un marco de bora su escritura. Pero en- la Radio Tierra, constituyen
flexibilidad genérica y es- tre estas crónicas de hastío sólo algunos de los signos,
critura política, Pedro frente a la responsabilidad de los puntos de fuga que
Lemebel explora y subvier- y la complicidad propia de dejan abierto el horizonte.
te, al modo de una micro- kapos versión ‘90, hay lugar De este modo, la in-
guerrilla político-estética para otras en las que se clusión explícita de la pro-
que avanza en diferentes recuperan experiencias de pia mirada de Lemebel, el
puntos y sin tregua sobre amores y de luchas. Bendi- reconocimiento de la pro-
una galería de figuras: con- ta fecha en que Allende fue pia subjetividad puesta en
ductores/as de T.V., mode- elegido presidente espeta juego en cada crónica - siem-
los, cantantes, gente de Lemebel no sólo contra la pre críticas- de hastío y de
pobla, políticos/as, y sitios lengua lagarta de la dere- homenajes son argucias
en los que puede leerse cha, sino también como aceptadas por el propio
algún párrafo de la historia acusación dirigida a tanto
escritor como modo de ar-
reciente de Chile o en don- aggiornado activista que en
ticular estrategias, ya que
de se inscriben algunas de los ‘70 se había sometido
sus letras son pura pasión,
las condiciones de las sin discusión, y en pose de
puro deseo, y eso es lo único
gatopardistas democracias adoratriz, a la más férrea
que queda cuando las ideo-
que arrasan América Lati- disciplina del Partido Co-
logías están al servicio del
na. Militares, personajes munista Chileno que llegó
snobs de la nueva cultura a prohibir el uso de los poder de turno, abriendo el
de la noche, ex-militantes cosméticos entre sus filas espacio del desacato, polí-
izquierdistas devenidos pro- femeninas y el de la mari- tico, cultural, sexual y ge-
lijos funcionarios, las huana entre la totalidad de nérico, ya que, como sos-
sufrientes señoras burgue- sus cuadros revoluciona- tiene en una de sus cróni-
sas que peregrinan bajo la rios. La figura del ex-presi- cas, ...si se trata de soñar,
imagen de la Virgen Del dente socialista, la de su que importa, soñemos lo im-
Carmen con sus sirvientas secretaria-amante, La Payita, posible.
mapuches que caminan la de estudiantes que toma-
siempre tres pasos atrás, los ron la Universidad en señal Flavio Rapisardi

172
índice
A la memoria de Liliana Zuccotti (1964-1999)
Comité Editorial
3

dossier
Rosi Braidotti: diferencia sexual y nomadismo / Ana Amado y Nora Domínguez
4

Diferencia sexual, incardinamiento y devenir / Rosi Braidotti


8

Un feminismo deleuziano. Entrevista a Rosi Braidotti / A. Amado y N. Domínguez


20

La doxa de la diferencia / Rita Felski


33

artículos
El Tractado de la divinança de Lope de Barrientos y el surgimiento del estereotipo demonizado
de la bruja en la España tardo-medieval / Fabián Alejandro Campagne
53

Los métodos en debate. La marca de los dualismos en la geografía feminista


Silvina Quintero
75

Bioética, herencia y descendencia. Algunas reflexiones acerca del asesoramiento genético


Susana E. Sommer
90

Políticas médicas de la histeria: mujeres, salud y representación en el Buenos Aires del fin de siglo
Gabriela Nouzeilles
97

Subjetividad, discurso y género: una propuesta metodológica / Sara Pérez y Julia Zullo
113

Merleau-Ponty y la teoría feminista sobre la experiencia / Linda Martin Alcoff


122

entrevistas
Del parentesco al género / Entrevista a François Heritier
139

“Detrás de bambalinas” / Entrevista a Marta Lamas


145

reseñas
156

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