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"SAN PETERSBURGO: EL MODERNISMO DEL SUBDESARROLLO"

Una gran tesis cultural de Marshall Berman se propone demostrar que el subdesarrollo
encierra en su corazón una vena modernista especial, una forma de crear una modernidad
chocante y espectral. Incluso, pareciera constituir una forma de anti-modernidad o de no-
modernidad, pero no por esa apariencia desconcertante deja de integrar "la modernidad" de
manera importante. Los vientos del cambio irrumpen sobre un territorio extraño, tan extraño
terreno donde resultan enormemente exitosos algunos avances, que pareciera posible
alcanzar la punta. En ese sentido, la Rusia zarista del siglo XIX instaura el prototipo del Tercer
Mundo del siglo XX.

Fundar la ciudad de San Petersburgo define la mayor osadía expansionista de la dinastía


Romanov, como su intento de saltar hacia Europa Occidental, tensando las fuerzas vastas de
Rusia hacia una obra de magnitudes casi irrealizables. Y los esfuerzos capitaneados primero
por Pedro I y luego por la dinastía no crean solamente una "cosa" como una escultura
monumental sino integran también una entidad viva: una ciudad capital, unidad de espacios
arquitectónicos con las personas habitando. Para su diseño y concepción urbanos se
involucraron únicamente ingenieros y arquitectos extranjeros, revelando una honda voluntad
de cambio. El tipo de arquitectura de San Petersburgo no tenía precedentes en Rusia. En el
tremendo esfuerzo de ganarle el terreno de la nueva ciudad a los pantanos del río Neva
(palabra rusa que significa “lodo”) murieron unas 100,000 personas. La tragedia de la
edificación repite la idea romana de que el imperio se funda sobre las cabezas aplastadas.

Esa ciudad integra una unidad estética, diseñada en su conjunto, entonces debía otorgar un
sentido majestuoso y distinto a su construcción. Incluye puntos de referencia y una cuidadosa
medida de las perspectivas, que permitían una visión instantánea de conjunto hacia ciertos
puntos de referencia, como estrellas cardinales de la cuidad: las agujas de Pedro y Pablo y el
Almirantazgo. Esa unidad urbana, incluso visible al simple golpe de vista, encerraba su lado
oscuro, como había sido concebido como la magna obra de una dinastía despótica era la
cumbre de una idea de control en un mundo jerárquico. La dinastía debía demostrar una
presencia aplastante, incluso física sobre los habitantes, los cuales casi podríamos
considerarlos accesorios agradados dentro de la urbe. La gran estatua ecuestre de Pedro
representa en la primera gran obra literaria de Pushkin sobre la ciudad perfectamente ese
sentido aplastante de los monumentos de los Romanov. La escultura del fundador de la cuidad
se convierte en un fantasma que atormenta al personaje de la novela, quien ha perdido la
razón a causa de excesivos sufrimientos, en quien el deseo de rebelión languidece ahogado y
se convierte en una dolorosa paranoia.

Digamos, que de entrada, esa unidad majestuosa de la ciudad de Pedro el Grande no revela un
rasgo en sí moderno. En dado caso la creación de una ciudad capital señalaría una
majestuosidad comparable con las grandes obras de las dinastías legendarias, como la Gran
Muralla china, la fundación de “Alejandrías”, el Taj Mahal, etc. La grandeza de las
construcciones no revela algo específicamente moderno, sino que va surgiendo de la ciudad un
rasgo novedoso e inesperado: la calle cobra vida y los "hombres del subsuelo" van adquiriendo
una vitalidad superior dentro de ese nuevo ambiente. Los habitantes de la urbe, en el proyecto
de la dinastía estaban destinados a servir en el sentido riguroso del término, quedar
minimizados a su servicio al proyecto de los zares, por tanto su sitio modesto quedaba
confinado a obedecer el plan imperial.

LA CALLE Y LA MODERNIDAD
La vida de la calle de la cuidad moderna indica uno de los temas favoritos de Berman sobre el
cual despliega anchas velas bajo el viento de su creatividad y sensibilidad. Arrancando con
París y las transformaciones de los bulevares de la época de Haussmann, pasando por a
Perspectiva del Nevsky bajo los zares y culminando en Nueva York, desde los años veintes y
hasta los ochentas del siglo XX. Las grandes y bulliciosas avenidas recobran plenas su sentido
de signo y símbolo, las calles mismas son los estandartes de un tipo de vida específicamente
moderno. Esto se descubre en París mediante la mirada de Baudelaire, quien posee la
sensibilidad para captar el nuevo mundo abriéndose paso a partir de las obras de los grandes
bulevares de la reforma urbana del barón Haussmann a fines de 1850 y a lo largo de 1860. Esa
tremenda reforma arquitectónica del París bajo el régimen de Napoleón Tercero (apodado el
Pequeño) barre con el tipo antiguo de ciudad; digamos que la ciudad feudal, abigarrada y sin
espacios para el tráfico masivo de gentes y mercancías cae como bombardeada y sobre sus
escombros se levanta el esplendoroso nuevo París. Debemos destacar que la obra
arquitectónica modernista genera otro modo de relación entre las personas y abre el camino a
nuevas sensibilidades, se convierte en el terreno adecuado para la "aventura moderna". Ahora
bien, las calles de San Petersburgo nacían arquitectónicamente adecuadas para esa
"experiencia moderna", sin embargo, la formación completa de la ciudad dibujaba el proyecto
dinástico. Un solo hombre concentraba en Rusia el poder, ese era el zar; su poder empuñaba
vida o muerte y no existía ninguna institución para limitar su mandato, y la construcción misma
de la ciudad representó una obra dedicada a glorificar ese mandato. Las grandes avenidas
estaban dispuestas para orientarlas hacia los grandes palacios de los zares del imperio; las
estatuas se dedicaban a cantar la gloria eterna de los emperadores y su sentido religioso.

EL JINETE DE BRONCE: EL APLASTAMIENTO


Sin detenernos en detalles tratemos de imaginar la sensación de abatimiento e impotencia de
los millones de hombrecitos y mujercitas quienes sufrían y morían sin ningún derecho civil
frente a ese gobierno omnipotente. Recordemos que, en efecto, ese poder autocrático de los
zares aplastaba sin misericordia las existencias de los pequeños habitantes, y lo hacía
regularmente casi sin darse cuenta. Se estima que cerca de cien mil ciudadanos rusos murieron
en las fatigosas tareas de la edificación de la ciudad, y esas muertes bajo el agotamiento e
insalubridad de un trabajo casi esclavista debieron dejar una estela de desesperación y
rencores. El estado de ánimo ante el aplastamiento y la adversidad frente a un régimen
político de tal magnitud resultaba muy especial, y así lo refleja la primera gran narración
literaria de la ciudad. La obra El jinete de bronce de Pushkin refleja el estado espiritual que
surge por la desproporción entre el "pequeño hombrecito" petersburgués y la omnipotencia
del Estado. El cuento narra una sencilla historia de amor trágico entre un funcionario y una
mujer. El marco de la historia queda bajo la celebración de la misma grandeza de San
Petersburgo, la cuidad-monumento para su creador, el zar Pedro, simbolizado por una
gigantesca estatua ecuestre: el jinete de bronce. Agreguemos, que esa ciudad se construyó a
contrapelo de los elementos, desafiando las turbulencias del río Neva, palabra rusa que
significa lodo, por los aluviones turbulentos que periódicamente arrastra. La complejidad de su
construcción radicó en el desafío de esa naturaleza difícil de domar. El personaje enamorado
es Eugenio, un simple funcionario, el primer héroe de la literatura rusa signado como un
hombre de la calle. Las aspiraciones personales de Eugenio permanecen muy sencillas:
desposarse con la mujer amada y vivir juntos. La fatalidad habrá de interponerse, porque ella
habita en una de las islas alejadas de la misma ciudad. Una noche la naturaleza se desata, los
vientos se contraponen con la creciente del río que termina por desbordarse convirtiéndose en
una calamidad, el Neva se levanta en oleadas sucesivas arrastrando todo a su paso. Al igual
que en otros rincones de la capital, la catástrofe hace presa de la isla donde habita la amada de
Eugenio. Se muestra una luz política en la trama cuando el zar considera que nada se puede
hacer contra los elementos desatados, pero la ciudad ha sido una obra del zarismo para
dominar a los elementos de la naturaleza. En un gesto desesperado, en medio de las feroces
tormentas, Eugenio sube a un bote para buscar a su amada, pero lo que encuentra es un
paisaje de desesperación y muerte. En ese trayecto Eugenio pierde la razón, y queda atrapado
por una búsqueda desesperada, donde su ropa se desgarra y su cuerpo se marchita. Eugenio
permanece en una travesía sin itinerario fijo entre los márgenes del delirio y la miseria hasta
que, en un momento de lucidez delirante, se reconoce ubicado en la plaza donde posa siempre
la imponente estatua del jinete de bronce, la figura del zar Pedro el Grande. Cuando Eugenio
reconoce ese símbolo se acuerda que el ídolo representa al constructor de maravillas, al
creador de la ciudad enfrentada con el río, el cual durante una creciente le ha arrebatado a su
amada. Surge la ira en el pecho de ese hombre común, que levanta la voz y dice "¡Conmigo
ajustarás cuentas!", pero la amenaza del hombre común frente a la representación del zar
dura como una chispa. Eugenio, ya convertido en un paria andrajoso, escapa corriendo
horrorizado, porque siente que el zar de la estatua de bronce ha levantado la cabeza rojo de la
furia, dispuesto a perseguirlo hasta aplastarlo. Desde entonces, vaya a donde vaya Eugenio, lo
siguen los cascos de un caballo gigante, persiguiéndolo siempre, amenazantes. El fantasma de
la dinastía persigue implacable a Eugenio hasta que, a la primavera siguiente, muere a la orilla
del río.
La historia de El jinete de bronce no relata una historia casual y sin sentido pues indica una
trama precursora creada por uno de los escritores claves de la literatura rusa. Creemos que la
triste historia de Eugenio revela estremecedoramente un estado de ánimo general de los
simples súbditos ante la majestad imperial, en esta alegoría literaria se muestra ese
aplastamiento interior extremo de quien ante la osadía de un enojo cae arrastrado hacia la
senda de la paranoia. El aplastamiento resulta tan completo que hasta la conciencia de la
rebeldía termina castigada dentro del delirio: ocurre la persecución fantasma de un monstruo
de proporciones enormes. El abatimiento de los ciudadanos de abajo ante la jerarquía resultó
necesario revelarlo para combatirlo. El autor, Pushkin, fue tanto un privilegiado como un
opositor político del régimen zarista quien sufrió personalmente la persecución debido a sus
simpatías con un movimiento de oposición al zar, el movimiento llamado “decembrista”.

DOSTOIEVSKY: OFICINISTAS POBRES EN EL SUBSUELO


Mucho se podría decir todavía sobre ese mundo de las pobres gentes, de los empleaditos
sometidos a rutinas agotadoras y sin una perspectiva de calidez ni entusiasmo. Las chispas de
inteligencia, de sensibilidad y de sentimiento se ahogan en una noche sin sentido, el imperio
dormita y en el bajo mundo de los pobres las capacidades humanas se están pudriendo sin
oportunidad de salida. Los personajes de Dostoievsky (el más famoso novelista ruso del siglo
XIX) muestran la extrema sensibilidad, la perspicacia y hasta la inteligencia empantanadas
entre la carencia de voluntad o en las desmesuras de la pretensión, que no conducen hacia
ningún lado. La sensibilidad sin ámbito para expresarse se convierte en una espantosa soledad,
sin camino que lleve desde la calle al prójimo o desde la palabra al oído receptivo. Las primeras
novelas, Pobres gentes y El doble muestran esa clausura de las posibilidades para los
funcionarios pobres, ubicadas la década de 1840. Dos décadas después la literatura rusa estará
captando los registros de la rebeldía de los hombres nuevos, los simples oficinistas quienes
recuperan un sentimiento de dignidad y responden. Un primer retrato de ese cambio de
espíritu aparece en Turgneyev, que en su obra Padres e hijos muestra a un joven estudiante de
medicina, Bazarov, quien se burla del arte y de la moral, de las instituciones e ideas existentes,
dedicando su tiempo a estudiar matemáticas y disecar ranas. Turgneyev acuña el término
nihilismo para describir a Bazarov [1], pero con el tiempo ese término adquirió un sentido
político más fuerte para caracterizar una tendencia extrema.
En la década de 1860 surgen los hombres y mujeres de San Petersburgo dispuestos a la acción.
El 1º de septiembre de 1861, sucede algo que nunca antes se había visto, cruza un jinete la
ciudad lanzando volantes donde se pide fin al gobierno del zar y ceder paso a una república. El
23 de septiembre (equinoccio de otoño día simbólico de la justicia, inicio del signo de la libra)
sucede un evento todavía más sorprendente: una manifestación de estudiantes afectados por
medidas administrativas. Así, las calles eran inauguradas como espacio político.
En julio de 1862 fue arrestado el periodista radical Chernichevsky, permaneciendo dos años
encerrado sin juicio en la ciudadela de Pedro y Pablo, hasta que fue condenado a cadena
perpetua en el glacial e inclemente destierro interior de Siberia, siendo liberado veinte años
después, ya casi a punto de morir. En sus dos años de confinamiento solitario este periodista
elaboró una novela titulada ¿Qué hacer? [2] en la cual muestra una serie de episodios donde
los ciudadanos de abajo desafían a los poderosos. En la novela emergen pobres que no bajan
la cabeza ni se apartan humildes del camino de los aristócratas o dignatarios, a esos pobres
Chernichevsky los considera los "hombres nuevos". Con estos personajes plasmados en papel
él escenifica por primera vez en Rusia el sueño socialista de la modernización desde los
humildes, los “de abajo”.
En las Memorias del subsuelo de Dostoievsky aparecen diversas alusiones de Chernichevsky y
su novela anterior. En el tema general, como casi siempre, existe afinidad, porque en ambos el
tema muestra al pequeño hombre enfrentándose al mandatario, pero en Chernichevsky el
estilo de los choques pareciera irreal por la línea simple tomada por los desposeídos, mientras
que en Dostoievsky acontece un tortuoso y “hamletiano” viaje interior del hombre del
subsuelo hasta que cumple con el designio de enfrentarse con su superior. Digamos que
Dostoievsky revela una verdadera guerra presente al interior del hombre del subsuelo, quien
combate feroz contra sus propias limitaciones hasta lograr una lucecita de acción, la cual le
permite recuperar su dignidad y autoestima, cuando finalmente ya no cede el paso a un
mandatario.

EL PALACIO DE CRISTAL
Uno de los contrapuntos más interesantes entre Dostoievsky y Chernichevsky reside en su
diferencia en torno al Palacio de Cristal. Esa obra arquitectónica de la Inglaterra del siglo XIX se
convirtió para los rusos en una metáfora de la lejana modernidad. Para Chernichevsky el
Palacio de Cristal sirve como el símbolo de las nuevas formas de felicidad y libertad, mientras
que para Dostoievsky ahí se encierran los horrores del futuro, amenazas ante las cuales se
debe permanecer en guardia. ¿Por qué resulta tan importante este símbolo en Rusia, incluso
más importante aún que en Inglaterra? "En los países avanzados, donde la modernización
económica, social y tecnológica es dinámica y pujante, la relación del arte y el pensamiento
modernista con el mundo real que los rodea está clara, aún cuando -como hemos visto en
Marx y Baudelaire- tal relación es asimismo compleja y contradictoria. Pero en países
relativamente atrasados, conde el proceso de modernización todavía no ha impuesto, el
modernismo, allí donde se desarrolla, adquiere un carácter fantástico, espejismos, sueños.
Para los rusos de mediados del siglo XIX, el Palacio de Cristal fue uno de esos sueños modernos
más obsesivos e irresistibles"[3].
El tema se torna más interesante si consideramos que el Palacio de Cristal de Londres
existente era muy distinto al símbolo vislumbrado por los grandes literatos rusos. Esa
edificación fue construida en seis meses con materiales prefabricados para albergar a la Gran
Exposición Internacional de 1851, y posteriormente fue desmontado y vuelto a armar en otro
punto de Londres en 1854. Edificaron una estructura de vidrio, sostenida por delgadas vigas de
metal apenas perceptibles desde la distancia. Su mayor semejanza correspondería a la de un
enorme invernadero, pues además se encerraron grandes árboles en el mismo sitio donde fue
levantado. La arquitectura pertenece a Joseph Paxtron y se le llegó a considerar "el edificio
más aventurado y visionario de todo el sigo XIX. Sólo el puente de Brooklyn y la torre Eiffel,
una generación más tarde, serán comparables a su expresión lírica de las posibilidades de una
era industrial"[4]. Sin embargo, dentro de Inglaterra la reacción ante tal edificación
vanguardista expresó tonos de adversidad por el lado de la cultura oficial del momento[5],
mientras se convertía en un paseo muy popular y los visitantes extranjeros se entusiasmaban
con el sitio. Subrayemos que tal lugar invitaba a pasearse, mientas dibujaba formas suaves que
armonizaban con la naturaleza y hasta la integraban, y además tenía un sello de transitoriedad
por sus materiales. Hablando de transitoriedad debemos comentar que un incendio destruyó
esa construcción y ya no hubo interés por recrearlo dada la animadversión oficial dentro de
Inglaterra.
Por su parte, los rusos vieron otros significados en ese símbolo arquitectónico. En un sentido
positivo, para Chernichevsky anunciaba una utopía, pues en el futuro se debería instalar la
gente para habitar en esa clase de palacios, sustituyendo a las ciudades caóticas o con un
orden jerárquico de su tiempo. Ese el destino lo profetizaba para los hombres y mujeres
nuevos: habitar el palacio de cristal.
El comentario de Dostoievsky sobre del susodicho palacio lo coloca como una obra majestuosa
y definitiva. "Todo el edificio es pomposo y pesado; el mensaje que proclama no es
únicamente una culminación histórica, sino una totalidad e inmutabilidad cósmica"[6]. El
edificio transparente el revela un símbolo de perfección y de claridad. La opinión del hombre
del subsuelo cavila en el sentido de una obra indestructible. El material de fabricación, el
transparente cristal, indica un signo de la verdad. Lo escalofriante en la opinión del literato
ruso es que parece un pliegue interior del "espíritu ruso", sospecho que habitaba, en medio de
noches de fiebre invernal sazonadas con vodka, un deseo de eternidad poderosísimo en los
racionalistas rusos. Reitero, este detalle de la opinión de Dostoievsky: existe hambre de
eternidad entre los racionalistas rusos, descontentos con el sistema zarista. Existía un deseo de
eternidad tan potente, que cuando estalló por los aires el edificio de la monarquía zarista, los
marxistas rusos se embarcaron a sí mismos en una interpretación monumental de su tarea
histórica. Los marxistas rusos, primero dando un giro sutil y después torciendo por completo,
se dieron a la tarea de "construir" un nuevo sistema social. Hago énfasis en la palabra
"construir" donde el genio de la ingeniería predomina, con un sesgo rígido y sin flexibilidad. La
intentona de construir el comunismo en la U.R.S.S., es decir, la edificación de la misma
sociedad soviética sobre el esqueleto del imperio zarista, implicaba una obra de ingeniería
social de ambición colosal. Continúa el sueño arquitectónico de Chernichevsky hecho sociedad,
eso fue el Palacio de Cristal materializado en Sociedad Soviética. Cumpliendo el debate
implícito entre dos literatos del siglo XIX, el Palacio Soviético de Cristal encerró su lado de
sueño y pesadilla. La pesadilla política del estalinismo como dictadura totalitaria muestra lo
gélido de una verdad (a medias) petrificada. También este asunto de la encarnación del sueño
del palacio de cristal se puede enfocar distinto, para Berman la Rusia estalinista no estaba en
condición de levantar sus palacios de cristal en el sentido arquitectónico mismo por su
carencia de recursos materiales y humanos, en cambio en Estados Unidos después han
proliferado los centros arquitectónicos de cristal como sedes de grandes empresas y comercios
mostrando un idea de un mundo más controlado, encerrado y ordenado. Ante el crecimiento
de estos nuevos palacios de cristal, el crítico alarmado nos comenta "Dostoievsky se hacía cada
vez más importante para la vida moderna cotidiana, de un modo que nunca antes lo fuera"[7].
Retomando el hilo de Berman vemos que el lado soñador de la ingeniería arquitectónica
implica su actividad, el estar construyendo despliega una aventura, generación del cambio. En
ese sentido, la ensoñación constructora también plantea una empresa de modernidad
sorprendente, capaz de sacudir cualquier rutina. Pero la actividad debe desembocar en la obra,
lo creativo debe coagularse en lo creado, entonces la ingeniería cambia de signo y el resultado
habla por sí mismo, "pero en cuanto el constructor deja de construir y se atrinchera en las
cosas que ha construido, las energías creativas se anquilosan y el palacio se convierte en una
tumba" [8]. La magnifica obra antes soñada y ahora ya edificada queda convertida en rutina y
entonces domina la dialéctica de la conservación; pasamos de creación magnífica hasta la
enormidad de la conservación.
Extrañamente Chernichevsky había soñado una gran posibilidad que abarcaba tanto la
creación de hombres y mujeres nuevos como una herramienta tecnológica total, diseñando en
una especial de profecía involuntaria, porque lo descrito por él había resultaba, sin tantas
pretensiones, una visión utópica, para contrastar con la helada celda donde lo había recluido el
zar.

LA IMPOSIBILIDAD IMAGINARIA DEL PUENTE MODERNO


Pero en los escritos de los literatos rusos estamos todavía en el punto de la fantasía social,
donde la imagen de un lugar donde termina la disonancia y el conflicto presenta una
ensoñación subversiva, así los literatos no verían el resultado. Además existe otro ingrediente
interesante de ese espíritu crítico ruso del siglo XIX, porque para ellos el Palacio de Cristal
señala una criatura de la Europa Occidental y ellos están a medio camino entre los bárbaros
nómadas de Asia Central y la civilización europea. Asumiendo una inferioridad social relativa
de Rusia al futuro altamente civilizado ellos lo consideran tan lejano que distorsionan sus
propias posibilidades y devalúan sus realizaciones. Por ejemplo, en una anécdota de su viaje a
Alemania, Dostoievsky comenta un altercado en un puente donde él se siente muy ofendido
por el orgullo nacionalista de un ciudadano alemán, quien le embarra en la cara la excelente
construcción moderna del puente, que el bárbaro ruso debería admirar. Se ofende el escritor
ruso aceptando que los puentes de Alemania, por principio resultan inigualables, pero pasa
por alto el hecho, de que en ese tiempo, el puente suspendido más adelantado del mundo se
había construido en Rusia, sobre el gran río Dniéper. Parecer casual que un literato sea
ignorante en el tema de puentes, sin embargo Dostoievsky había estudiado ingeniería, su
ignorancia debe encerrar el síntoma de un fenómeno de conciencia mayor, una especie de
bloqueo traumático de la percepción. Lo característico es descubrir que toda la intelectualidad
rusa no mostraba ni el menor interés sobre las obras materiales modernas en Rusia. "Es como
si la creencia de que Rusia era constitucionalmente incapaz de desarrollo (...) hacía que todos
fueran ciegos a los avances que se estaban produciendo realmente"[9]. La creencia de que era
imposible la modernización del país bajo el zarismo estaba generalizada entre las gamas del
espectro ideológico, aunque con la entrada del siglo XX empezó a cambiar ligeramente el
panorama. De cualquier forma esa perspectiva, en efecto, incapacita para explotar las
limitadas posibilidades de modernidad en un territorio signado por el atraso como una
desventaja relativa.
Un fenómeno ideológico similar se repite en la convicción exagerada en la absoluta carencia de
potencialidades de modernidad o desarrollo entre los ideólogos del Tercer Mundo. En efecto,
el atraso se convierte en la perspectiva de un "mundo", una totalidad cerrada sellada por el
destino de la fatalidad. Por el lado de las perspectivas contrarias y optimistas, por regla, éstas
suelen ser demasiado forzadas, marcadas por compromisos políticos y tendientes a la
demagogia. El repetitivo fracaso de las perspectivas optimistas del desarrollo redunda en
mayor prestigio de las profecías sombrías sobre el círculo de la dependencia. El tema es muy
complejo como para abordar un balance de la división entre desarrollo y atraso en el mundo
capitalista, pero resulta significativo como fenómeno de conciencia del atraso dentro del
modernismo. La obra singular moderna (este puente, este edificio…) tienden a quedar
anulados, bajo el bosque del atraso, los “eventos” de modernidad por contraste resaltan más
el bosque del atraso, contribuyendo a sellar las faltas de perspectiva de avance. Y entonces se
genera ese campo de la perspectiva del subdesarrollo, una percepción del camino cerrado
hacia el futuro, y eso contribuye al planteo de vías alternativas, de puentes diferentes de
acceso al futuro, tal como lo descubrió el bolchevismo ruso. Entre el “puente moderno” dentro
del país atrasado (el país del Zar) y el país completamente moderno los separa un abismo
completo, tal como lo reveló la Revolución Rusa, y ese salto solamente lo cumplió el más audaz
de los puentes de la ingeniería social a un costo extraordinario.
En las mentalidades progresistas rusas y quizá en el país entero, el signo del atraso se integró
como la sustancia misma del país, identificando plenamente una imposibilidad de un avance
cualitativo hacia un futuro, generando un modelo de subdesarrollo, donde los eventos
modernizadores resultan accidentes antagónicos a la sustancia de atraso. El atraso ruso se
convertía en una esencia incorruptible e imbatible, mientras no apareciera un salto cualitativo.
La naturaleza de ese salto cualitativo cautivó el debate de la inteligencia rusa del siglo XIX,
enfrascada entre las oportunidades de ingresar a una modernidad capitalista y el acceso de un
salto comunista, tal cual se intentó finalmente, pero incluso los protagonistas de tal salto
comunista mediante la Revolución de Octubre siguieron debatiendo ampliamente sobre el
sentido y las modalidades para alcanzar un portentoso salto futurista, donde los extremos
ideales emblemáticos aparecieron entre un “socialismo a paso de tortuga” de Bujarin y una
“revolución permanente” de Trotsky. El desenlace del puente de la tentativa comunista resulta
conocido, mas su naturaleza interior permanece enigmática y debatida.
También San Petersburgo fue el escenario directo del episodio inaugural de la revolución
bolchevique de Rusia. El asalto bolchevique al Palacio de Invierno anunciado por el acorazado
de nombre “Aurora” inició una de las grandes aventuras sociales de la humanidad. El escenario
del modernismo del subdesarrollo se convertía en el sitio ideal para izar un puente social hacia
expectativas insospechadas; los subsecuentes territorios de un subdesarrollo agudo también
provocaron el impulso para nuevos experimentos sociales, de estilo socialista, nacionalista,
comunista, tercermundista, etc., una diversidad de gamas expresando un enorme malestar con
la situación de atraso ante las metrópolis, un dínamo social hambriento de una vía corta para
escapar de las contradicciones sociales y alcanzar rápido un bienestar colectivo de la manera
más rápida posible.
EN LA SELVA DE LOS SIMBOLOS  ALGUNAS  OBSERVACIONES SOBRE EL MODERNISMO

La ciencia el arte y la poesía compiten por inventar cosas nuevas y es una competencia el que
mas innové y tenga ideas diferentes.            

Al mismo tiempo la ciudad puede ser ordenada y rígida

Habla sobre el destino de todo lo sólido, que poco a poco se va desvaneciendo, todo se va
desvaneciendo como el dinamismo innato, la economía moderna,  la cultura que nace de la
economía, ambientes físicos instrucciones sociales, aniquila todo lo que se crea , , inscruccione
sociales,  ideas metafísicas, visiones artísticas,  y los valores morales con el fin de crear cada dia
mas.

Se quiere situar y ver algunas corrientes de NY, que es el entorno que lo rodea, dice que es lo
que le ha dado energía y  forma a la vida de Berman.

NY ha sido el centro de comunicaciones del mundo y una interacción del mundo entero , lo
cual hace que esta ciudad tenga que satisfacer muchas necesidades.

El estilo de vida de NY es un claro ejemplo de esta vida moderna y época en la que vivimos y la
variedad de hombres modernos que la habitan.

Los habitantes viven en un ámbito de símbolos representativos de la ciudad.

Considerando la construcción de NY se puede ver un claro ejemplo de cómo acción y


comunicación simbólica, y de lo que es una vida moderna y  como vive el  hombre moderno..

La mayoría de  construcciones de esta ciudad se puede ver como expresión simbólica de la


modernidad. (fotos)
Análisis de Robert Moses ( el mayor creador de formas simbólicas en NY) EL MUNDO DE LA
AUTOPISTA

Gracias a el modernismos tenemos unas características especificas y somos de tal manera por
el entorno que nos rodea.

Gracias a esta modernidad existen situaciones y entornos donde el ser humano simplemente
no debería vivir, pero esto se debe a la forma de pensar del hombre moderno. Como
consecuencia se ve las calles llenas de drogas, pandillas, incendios, asesinatos ,  falta de
conciencia ect.

Pero existe la autopista y se dice que es así de rápida por que la gente quiere salir lo mas
rápido posible del bario mas peligroso de NY THE BRONKS.

Esta autopista ha sido un cambio para los hombres modernos de NY, pues su transportación y
movilización ha sido mas fácil gracias a esta autopista.

Se puede ver las diferencias sociales en los lados de la autopista, un escenario donde solo se
ven construcciones y un desorden de ladrillos rotos y basura.

Esta autopista también significo un escape para los jóvenes del Bronx donde tienen una salida
a la vida, gracias a la autopista la percepción de Bronx cambia. ( comunas en Medellín)

1953 abrir una inmensa autopista, la gente critico a Moses por que toco desplazar a muchas
familias del brox entre ella judías.

Moses convenció a el gobierno que era necesario esta autopista para seguir con la vida tan
acelerada que todos viven, con la vida moderna.

Hasta mediados de los 70 solo existia caos y kilómetros de construcciones y maquinaria


pesada.

Familias fueron desplazadas por las construcciones y edificios fueron abandonados, casi the
Bronx estuvo a punto de caer en el temible espiral de las plagas humanas.
Cuando se le preguntaba que si existía problemas urbanos gracias a la obra decia que existen
malestares pero que se ha exagerados, pero hay mas gente que se interpone.

Cuando hay una sobrecontruccion de edificios toca abrir camino con el hacha de acero.

Energía obsesiva y su gran ambición y  su vision prospectiva cambio la vída de muchos
hombres modernos

 MOSES durante 40 a;os tuvo la vision modernista , aunque se gano muchos enemigos y al final
le quitaron el permiso para contruir., per estas personas que estan acostumbradas a las cosas
tal como están y no quieren avanzar, pero para poder avanzar toca hacer cambios.

Las grandes contrucciones de moses son símbolos de progreso con la renovación y la reforma,
lo cual nos ense;a otros valores.

La calidad de vida de todos cambio, tuvo un valor agregado que sin darse cuanta esta autopista
ayudo a muchos.

Los edificios Concorde representaban el  colmo de la modernidad, muchos de estos edificon de


tradición fueron destruidos pero ese es el precio que toca pagar para una modernidad.

Aca se ve la tragedia del mundo moderno, lo problemático y peligroso que puede llegar a ser.
Con la destrucción de la tradiccion de un entorno.

EL SIGNIFICADO DE LA MODERNIDAD Y LOS VALORES PERDURABLES

La contruccion de parque y espacios urbanos y publicos , el parque estatal de long Beach en el


perimetro de NY contiene a medio millon depersonas sn estar con la sensación de estar
espichados. Se ven casas de el estilo art deco lo cual hace que el arte salga de los museos y sea
para todos., este parque representa un despliegue primarias de la naturaleza, das formas
primarias que son aire, agua , tierra , sol y cielo.

En este parque existen varias intucciones de negocios, lo cual hace que cambie la vida de
varios ayudandolos económicamente.
La cultura de la congerecion de NY aun se ve en los parques.

El minimalismo de los a;os 70 y las pinturas de Mondrian se ven gracias  Jones Beach que
representa el gran romance del mediterráneo.

El Modernismo en New York - Ciudad de la ambición -

La modernidad, una era de transformaciones radicales, rápidas, donde la vida diaria adquirió
un ritmo desastrosamente acelerado y donde el ser humano confrontaba un cambio en el
pensamiento, en las actitudes, en las costumbres y en los valores, una era en donde el destino
de "todo lo sólido" es "desvanecerse en el aire", donde lo sagrado e inmutable es profanado y
destruido, y donde entran en crisis la forma de entender el mundo y de comportarse frente a
situaciones humanas básicas como el amor, la amistad y la felicidad, todo esto debido al
dinamismo de la nueva economía y a la cultura que consigo trae ésta, en donde encontramos
que los valores morales, las instituciones sociales, las ideas artísticas y metafísicas y los
ambientes físicos en general son aniquilados con el fin absoluto de crear cosas nuevas y
reconstruir un mundo nuevo infinitamente. Este dinamismo innato de la modernidad nos
hacen reflexionar y cuestionar sobre lo esencial, significativo y real de la vida.

Si nos detenemos a analizar el desarrollo de íá ciudad de New York, podemos decir que este es'
considerado como una gran puesta en escena del poder político y económico, demostrando así
la grandeza y majestuosidad del capitalismo y la burguesía como clase social dominante, pero
más allá para demostrar el verdadero poder del hombre moderno y de la acción humana
organizada. Es así que New York se convirtió en sinónimo de progreso, expansión y
modernidad con todos sus rascacielos, puentes y autopistas, en una selva de símbolos
baudelairiana. Si analizamos la obra urbanística de Robert Moses, podemos definirlo como el
"mayor creador de fuerzas simbólicas", que delimita una nueva fase en la modernización del
espacio urbano y del pensamiento modernista, construyendo hoy el mundo del mañana.

Robert Moses: El mundo de la Autopista

El Bronx, el lugar de las pesadillas urbanas, es una imagen simbólica de la ruina y devastación
modernas, ya que tuvo que ser casi destruido para dar lugar al plan modernizador de Moses en
New York, aquí es donde se hace más evidente la frase: "Tienes que abrirte camino, con hacha
de carnicero", donde Robert Moses quiso enfatizar que, a menudo el precio de hacer avanzar y
expandir la modernidad es la destrucción no solo de ambientes tradicionales y premodernos,
sino también de todo lo más vital y hermoso del propio mundo moderno. (En este caso, la
modernidad del bulevar urbano fue sentenciada y aniquilada por la autopista interestatal).
Esto nos lleva a reflexionar que el vertiginoso desarrollo de la modernidad ha hecho que la
ciudad moderna misma resulte pasada de moda y obsoleta.
Encontramos que la obra urbanística de Moses se puede dividir en dos partes representativas,
en la que en su mejor momento era considerado como creador de posibilidades sociales y
materiales, la de los años 30, donde el espíritu de su obra era el del sentido social ciudadano; y
la que en su peor momento fue considerado como ejecutor de imperativos y directrices
preestablecidas, la de los años 50, en la posguerra, donde sus obras simplemente eran para
abrumar e imponer respeto, donde las personas ya no eran queridas en su individualidad del
ser, sino que eran amadas como público espectador, y donde Moses era burlonamente
indiferente a la calidad de vida humana y era movido por el dinero gastado y recibido por sus
obras, y se había convertido en Hombre de la Organización.

Entonces ¿podemos identificar en Moses algo del Fausto de Goethe?

Los años sesenta: un grito en la calle

- La calle es un microcosmos de la diversidad y plenitud del mundo moderno.

El mundo de la autopista, surgido en la época de la posguerra, alcanzó la cima del poder y el


reconocimiento en los años 60, pero es a finales de esta década que una serie de pensadores
de la modernidad se oponen al mundo de la autopista, al mundo generado por Moses, ya que
ellos creen que este no es el único mundo moderno posible, puesto que existen otras visiones
de vida moderna alternativas.

La vida cotidiana en las calles, pensada por Jane Jacobs, se opone totalmente al mundo de la
autopista, ya que está llena de vitalidad, diversidad y plenitud, con la que no cuenta la visión
de vida moderna engendrada por Moses, cuya única finalidad era acabar con la calle, y que
logro que durante muchos años fueran abandonadas y empezaran a simbolizar algo sucio,
desordenado y obsoleto. Jacobs se esfuerza por mantener vivo el ambiente de la calle,
diciendo que esta nos nutre de experiencias y valores y que es allí donde se pueden encontrar
todas las fuerzas modernas.

"La ciudad es un paisaje que vale la pena disfrutar, la suciedad tiene hondura y belleza. Me
gusta el olor del hollín y el tizne. La mugre de la cuidad, la perversidad de la publicidad, la
enfermedad t del éxito, la cultura popular". Este modernismo dio una riqueza y una vibración
especial a la vida pública, que en el transcurso de la década de los 60, se hacía cada vez más
abrasiva y peligrosa.

Los años setenta: De regreso a casa con todo

Durante los años setenta, los modernistas ya no podían permitirse el lujo de aniquilar el
pasado y el presente con el fin de crear un mundo nuevo, aquí es donde se recobran las
formas de vida , pasadas, que estaban enterradas pero no muertas, donde se aprende a
atenderse con el mundo ,; que se tiene y se comienza a actuar desde él, sin aniquilar ni borrar
nada, simplemente se < descubren nuevas fuentes de vida mediante imaginativos encuentros
con el pasado.

Encontramos que en esta etapa de la modernidad, lo primario y más importante de la filosofía


moderna es el recuerdo, voltear la mirada al pasado, al hogar, donde encontraremos espacios
personales y privados, donde los significados y posibilidades de vida se basan en las viejas
formas , de vivir el mundo.

En esta última fase, se cuestiona toda la filosofía de la modernidad de los años 30, ya que solo :
¡ manteniendo vivos los lazos que nos atan al pasado, nosotros los nuevos hombres y mujeres
de la modernidad podemos ser libres. Entonces si nos centramos en la idea primaria de
Marshall Berman, podemos cuestionarnos si es necesario que todo lo sólido, todo lo que
tenemos como bases de nuestro pasado y presente debe ser destruido y debe desvanecerse
en el aire, ya que una vez nos desprendamos de los lazos que nos atan ai pasado, nuestra vida
perdería sentido y profundidad y seriamos consumidos inevitablemente por la vorágine de la
vida moderna

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