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1. INTRODUCCIÓN

Un muro de retención es una estructura que se construye con el objetivo de


retener o suministrar cierto grado de confinamiento lateral al suelo o a otro tipo de
materiales sueltos. Estos materiales retenidos o confinados aplican presiones de
empuje contra el muro y lo tienden a volcar y/o deslizar. Los muros de retención son
utilizados en casos por ejemplo donde hay cambios abruptos de pendiente del suelo.
Lo típico de imaginar es muros que se construyen para el objetivo citado a lo largo de
carreteras o vías de ferrocarril. En general, los muros permiten mantener el ancho de
servidumbre de una vía dentro de un límite estipulado pues de no estar esta contención
el espacio necesario para que la tierra se mantenga con su pendiente natural sería muy
grande. También se los utiliza para apoyos de puentes, muros en subsuelos, etc. La
Fig. 1 muestra varios muros de sostenimiento en la ciudad de Sydney, Australia, para
permitir la entrada al túnel que cruza parte de la ciudad. Note los limitados espacios
disponibles.

Fig. 1
Muros de
sostenimiento
en la ciudad de
Sydney,
Australia.
Entrada a túnel
que cruza la
ciudad. Note
las diferencias
de nivel entre
calzadas y los
muros
necesarios

A continuación se verán varios tipos de muros de retención, pero en todos ellos,


a los efectos de cargas gravitatorias, habrá tres (3) tipos de fuerzas involucradas y que
hay que considerar para mantener el equilibrio: (i) las fuerzas gravitatorias del muro de
hormigón y de cualquier suelo que esté sobre la fundación del mismo; (ii) la presión
lateral del suelo y (iii) la resistencia del suelo. Dentro de la estructura, a su vez, se
deben cumplir condiciones de servicio y de resistencia, sin que se produzcan
asentamientos indeseables. Además, en zonas sísmicas se debe tener en cuenta las
acciones inducidas por los terremotos. La Fig. 2(a) muestra un esquema de las
acciones sobre una estructura de retención y de soporte de extremo de puente, durante
un sismo. La Fig. 2(b) un posible tipo de falla y la 2(c) muestra la falla que se produjo
en el puente Río Banano durante el terremoto de Costa Rica en 1990. Note que la
estructura de extremo, o sea el estribo, es la estructura de retención de la tierra y la vez
el apoyo del puente. Si el suelo no ha sido correctamente consolidado, durante el sismo
se puede producir un asentamiento del mismo, con deformaciones inesperadas en la
fundación, provocando asentamientos y rotaciones en la estructura. Cuando el sismo
ocurre, las presiones del suelo sobre el apoyo del puente se incrementan debido a las
aceleraciones del terremoto. Si hay impacto del puente en el estribo del mismo puede
generar presiones pasivas (pues el suelo ahora es empujado) muy fuertes que hacen
incrementar aún más la presión lateral del suelo. Eso puede llevar a falla del suelo
como se aprecia en la figura.
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(a) (b)

Fig. 2
Estribo: Estructura de retención de suelo y Soporte de
Puente.

(a) Empuje de suelo y acción de viga de puente;

(b) posible falla por asentamiento de suelo con


rotación del Estribo;

(c) falla por descenso y rotación del estribo en el


puente Río Banano, durante el terremoto de Costa
Rica, 1990.

2. TIPOS DE MUROS DE SOSTENIMIENTO

Es usual la clasificación de estas estructuras en dos tipos: (i) muros de gravedad


y (ii) muros en voladizo, aunque como muestra la Fig. 3, hay variaciones de diseño. El
muro de gravedad, Fig. 3(a) y Fig. 4(a), es construido de forma tal que retiene al suelo
trabajando simplemente con su peso propio. Su estructura suele ser tan masiva en
hormigón que no requiere ser armada, sino de hormigón simple. En general, bajo
cargas de servicio se impone que las tensiones de tracción en el hormigón se
mantengan bastante por debajo del valor f t ≤ 1 / 7 f c´ = 0.143 f c´ MPa . Estos muros son
económicos en general hasta una altura de 3 metros aproximadamente. Los muros de
gravedad también se pueden construir, como en el caso del dique Poterillos, Mendoza,
de piedra. Se la llama presa de escollera, con su núcleo de materiales sueltos
fuertemente compactados con elevada capacidad drenante. En esta obra, como
muestra la Fig. 5, existe del lado aguas abajo una pantalla de hormigón armado de
espesor aproximado a 150 mm para impermeabilizar la presa, al igual que aguas arriba
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con otra losa de unos 300 mm de espesor en la parte superior y 600 mm en la inferior.
Según los diseñadores, el hormigón armado de las pantallas no tenía responsabilidad
estructural pero sí confería confinamiento y mayor impermeabilidad.

Fig. 3 Tipos de Muros de sostenimiento


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Fig. 4
Tipos de Muros de
sostenimiento

Fig. 5 Corte esquemático de la Presa del Dique Potrerillos en Mendoza

Los muros de semi-gravedad, como los de Fig. 3(b), están, en cuanto a


funcionamiento estructural, entre los de gravedad y los de voladizo. Para su estabilidad
dependen de su propio peso más algo de suelo que actúe detrás del muro. Se utilizan
también en alturas entre 3 a 4 metros, y suelen tener algo de armadura de refuerzo.

Los muros en voladizo, Fig. 3(c), y Fig. 4(b), se utilizan hasta alturas de
aproximadamente 7 a 8 metros. Las figuras indican las nomenclaturas de las partes del
muro. Cuando hay necesidad de mayor altura, los momentos en la unión del cuerpo y
losa de base es tan importante que por razones económicas y de rigidez es necesario
colocar refuerzos a través de contrafuertes, como muestran las Figs. 3(d) y (e) y 4(c).
La decisión del tipo de refuerzo es función del problema que se presente.
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Fig. 6
Otros tipos de Muros de sostenimiento

Cuando el muro debe ser colocado en un


límite de propiedad, o cercano a
construcción existente, es posible que no
sea posible construir el puntal, como en la
Fig. 6(a), o el talón, como indica la Fig. 6(b).
Esta última suele dar problemas para
cumplir las condiciones de estabilidad, y
puede requerir dimensiones importantes de
estructura.

Hay casos, como se vio en Fig. 2 y


muestra la Fig. 6(c), en los que el muro
debe cumplir la función de retención de
suelo con apoyo de losa de acercamiento al
puente, y además, de apoyo al tramo
extremo de un puente.

El uso de muros prefabricados va en


incremento. En este caso el muro es
constituido por unidades prefabricadas mientras que las fundaciones y las uniones de
las unidades son coladas in situ.

3. DRENAJE

Uno de los ítems más importantes a tener en cuenta en el diseño y construcción de


muros de sostenimiento es el de tomar medidas contra la acumulación de agua detrás
de los mismos. Si esto no se evita, podría resultar una presión de agua del suelo muy
fuerte sobre el muro que puede empeorar en climas fríos debido al efecto de
congelamiento. La ref.[2] indica que las fallas que ocasionalmente ocurren en muros de
retención se deben, en su mayor parte, a estas causas, individual o combinación: (i)
exceso de presión bajo la fundación del muro con consecuente inclinación del mismo
hacia delante, y (ii) drenaje insuficiente del relleno posterior. La presión hidrostática del
agua superficial acumulada durante o después de lluvias torrenciales o riegos sin
control, aumenta notablemente el empuje sobre el muro. Si hay posibilidades de
congelamiento, las presiones que ejerce el hielo agravan el problema en suelos
pobremente drenados. A veces la combinación de ambos es muy grave pues los
grandes empujes aumentan las presiones de contacto con la zapata.

Las presiones admisibles de contacto se deben adoptar luego de profundos


estudios. Los asentamientos pueden provocar grandes desplazamientos y rotaciones.
No sólo es necesario investigar el suelo inmediato debajo de la zapata, sino también
los estratos que se encuentran a una profundidad al menos igual a la altura del muro a
construir.

El mejor relleno para colocar en la parte posterior del muro es un suelo con buen
drenaje y sin cohesión. Además, se suelen colocar agujeros lloraderos de unos 100 a
200 mm, colocados como tubos por ejemplo como muestra la Fig. 4(c) y Fig. 7, en
distancias entre 1.5 a 3.0 m en vertical y horizontal. Para facilitar drenaje y evitar
taponamiento se coloca piedra triturada en el extremo posterior de cada lloradero,
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cuidando de que, si el material es muy fino tipo arena trituradas, colocar piezas de
mayor tamaño alrededor de los orificios. Deben tomarse precauciones para que el agua
que proviene de los drenajes sea evacuada en forma rápida y segura sin que se
estacione o penetre en el suelo cercano a las fundaciones del muro. Los drenajes hacia
el frente del muro no son muy agradables desde el punto de vista estético, por lo que a
veces se colocan drenajes longitudinales embebidos en piedras trituradas o gravas a lo
largo de la cara posterior del muro, en uno o más niveles, con buenas pendientes, los
cuales deben tener sus descargas en los extremos. Se muestran esquemas en Fig.
4(a) y (b) y Fig. 7(b).

Fig.7

Drenajes
en Muros
de
Retención.

Como se expresó antes, el efecto de las heladas no debería ser subestimado, y la


colocación de los materiales triturados o grava natural son muy eficientes para liberar
presiones. Lo mejor es tratar de que el agua no llegue al suelo en contacto con el muro.
Una de las formas es tratar de crear drenajes que diverjan el agua hacia otros lugares,
o colocar una capa de asfalto u otro material que aleje el agua con mínima penetración.
La Fig. 8 muestra detalles a tener en cuenta en el diseño, para reducir los efectos de
las presiones del agua contenida en el suelo a retener.

Fig. 8

Muro como estribo de


puente y Drenajes
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4 PRESIÓN LATERAL SOBRE LOS MUROS


4.1 INTRODUCCIÓN
La presión real que se produce detrás de un muro de sostenimiento es difícil de
estimar pues depende de varias variables del suelo cuyas características son
complejas de evaluar. Factores como el tipo de relleno, su evolución en el tiempo,
contenidos de humedad, variaciones de la misma, tipo de compactación, presencia o
ausencia de sobrecargas en la superficie del suelo, etc., hacen que la estimación de la
presión sea aproximada y haya que trabajar con rango de valores.

Con relación a su comportamiento físico, los suelos ocupan una posición intermedia
entre los líquidos y los sólidos. Cuando una arena se descarga de una volqueta si bien
fluye, no adopta una
superficie horizontal como lo
haría un líquido sin fricción,
sino que se mantiene en una
pila con un ángulo de reposo
con la horizontal cuya
tangente es casi igual al
coeficiente de fricción inter
granular.

Si se lleva a cabo una


excavación en suelo
arcilloso, sus lados pueden
mantenerse verticales hasta
profundidades considerables
sin necesidad de soporte
lateral. Es decir, un suelo
arcilloso se comporta casi como un sólido y mantiene la forma que se le dé. Pero a
diferencia de un suelo tipo rocoso, si el hueco se inunda, los lados cederán y en
muchos casos la arcilla se
convertirá en un líquido. La
arcilla tiene mucha cohesión
interna, pero si es inundada
la pierde casi por completo.

La Fig. 9 muestra el caso


de una excavación para la
construcción de un edificio
en altura en la ciudad de
Mendoza. En la parte inferior
del muro se observa que se
ha realizado un gunitado
para estabilizar aún más el
suelo.

Fig. 9 Obra en Mendoza. Observe corte vertical en suelo


arcilloso. Se trata de muros de subsuelo de edificio en altura
que tiene muros de sostén de suelo con rigidizadores.
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Si se construye un muro
en contacto con un sólido,
por ejemplo corte en roca,
ésta no ejercerá presión
sobre el muro. La Fig. 10,
muestra el corte en roca
para la fundación de un
reactor nuclear en Australia.
En la foto inferior se ve que
en cierto nivel hay una
separación entre el muro y la
roca.

En el otro extremo, si el
muro debe contener un
líquido como el caso de un
embalse, Fig. 5, la estructura
estará sometida a una
presión hidrostática de valor
wwh donde ww es el peso
específico del agua y h la
profundidad desde la
superficie.

Fig. 10
Excavación vertical en suelo
rocoso. Muros

Cuando un muro vertical contiene suelo, la presión de tierra también aumenta en


forma proporcional con la profundidad h, y la misma se expresa como:

Ph = Co wh (1)

En este caso w es el peso específico del suelo y Co es una constante que depende
no sólo de la naturaleza del suelo. Este valor de Co tiene un rango de variación muy
amplio, y experimentalmente se ha determinado que puede variar desde 0.3 a 0.4 para
suelos no cohesivos hasta 0.8 si los mismos están bien compactados, mientras que
para suelos cohesivos puede variar entre 0.7 y 1.0, o aún mayor para cierto tipo de
arcillas. Las arenas y las gravas limpias se consideran superiores a todos los demás
suelos porque son altamente permeables, no son susceptibles a la acción del
congelamiento y no pierden estabilidad con el paso del tiempo. Por ello, los rellenos se
especifican en general con material no cohesivo.

En la Fig. 11 se muestran unos gráficos que se pueden utilizar para estimar las
presiones horizontal y vertical que inducen distintos tipos de suelos de hasta 6.0 metros
de altura. Los pesos unitarios de los suelos considerados varían aproximadamente
entre 1.40 a 1.60 t/m3 (90 a 100 lb/ft3) para arcillas blandas, 1.60 a 1.90 t/m3 (100 a 120

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