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PRODUCTOS PESQUEROS
En este capítulo se examinan algunos de los requisitos para los establecimientos que
elaboran alimentos pesqueros. Varios libros (Shapton y Shapton 1991, Hayes 1985,
ICMSF 1988) y reglamentos oficiales (p.ej. EEC 1991b) dan una información detallada
de los edificios, el equipo y los procedimientos de elaboración, los mismos deberán
consultarse en el caso de que se vaya a construir una nueva planta. A continuación, se
examinan algunos de los aspectos más importantes.
Una planta debe ubicarse en una lugar de tamaño adecuado (para las necesidades
actuales y para futuras ampliaciones), con un acceso fácil por carretera, tren o barco.
Debe disponerse de un suministro adecuado de agua potable y energía eléctrica
durante todo el año a un costo razonable. Debe prestarse particular consideración a la
eliminación de los residuos. Normalmente, las plantas que elaboran productos
pesqueros generan cantidades elevadas de materia orgánica que debe ser eliminada
antes de que las aguas residuales sean vertidas a los ríos o al mar. La manipulación
de los residuos sólidos también requiere una planificación cuidadosa y se debe
destinar o disponer de un espacio adecuado fuera de la planta.
Los alrededores físicos inmediatos de una planta pesquera deberán estar bien
cuidados y presentar un aspecto atractivo para el visitante (o comprador potencial de
los productos). No obstante, deberá efectuarse de tal manera que no se atraiga a
roedores y pájaros. Los arbustos deberán estar situados al menos a un distancia de 10
m de los edificios y deberá bordear la pared exterior de los edificios una franja sin
malezas cubierta con una capa de pasto o gramilla. Esto permite inspeccionar
detalladamente las paredes y el control de los roedores.
La distribución general y las instalaciones de las áreas o salas dentro de una planta de
elaboración son importantes para reducir al mínimo el riesgo de contaminación del
producto final. Con las materias primas entran gran número de bacterias (patógenas y
bacterias de deterioro). Para evitar la contaminación cruzada es esencial que las
materias primas se reciban en una zona separada y sean almacenadas en una cámara
refrigerada independiente. A partir de este momento, la secuencia de las operaciones
de elaboración deberá ser tan directa como sea posible - y se considera que un flujo
de elaboración en “línea recta” es el más eficaz (Hayes 1985). Esta distribución reduce
al mínimo el riesgo de recontaminación de un producto semielaborado.
Figura 7.1. El aspecto externo limpio, ordenado y si es posible con jardines bien
cuidados, es la primera impresión de una industria alimentaria que se ofrece a un
visitante.
La separación física, claramente definida (p. ej. una pared), entre zonas “limpias” y
“sucias” es de importancia primordial. Las zonas “sucias” son aquéllas en las cuales se
manipulan las materias primas. A menudo, una operación de limpieza (lavado) o, por
ejemplo, un tratamiento térmico (cocción de los camarones) marca el punto donde el
flujo del proceso de elaboración pasa de zonas “sucias” a “limpias”. Así, el ICMSF
(1988) define una zona “limpia” como la zona en la que cualquier contaminante
añadido al producto se transmitirá al producto final, es decir, no existe una fase
posterior del proceso de elaboración que reduzca o destruya los microbios
contaminantes. Otras expresiones utilizadas para las zonas “limpias” son “zonas de
alto riesgo” o “zonas de sumo cuidado”.
También deben separarse las salas refrigeradas de las salas calientes donde se
realiza la cocción, ahumado, esterilización, etc. Las salas secas deben separarse de
las salas húmedas y la ventilación debe ser suficiente para eliminar el exceso de
humedad.
La separación entre las zonas limpias y sucias debe ser total. No deberá haber
circulación de personas entre estas zonas, y el equipo y los utensilios utilizados en las
zonas sucias nunca deberá emplearse en la zona limpia. Para una identificación fácil,
el personal deberá llevar ropas protectoras de colores diferentes para las distintas
operaciones (p. ej. blanco en la zona limpia y azul en la zona sucia).
Son siete los principios fundamentales para un diseño higiénico adecuado, de acuerdo
a un grupo de trabajo nombrado por la Federación de Fabricantes de Alimentos (Food
Manufacturers Federation - FMF) y la Asociación de Maquinarias para Alimentos (Food
Machinery Association - FMA) (FMF/FMA 1967) según se cita en Hayes (1985):
1. Todas las superficies en contacto con los alimentos deben ser inertes al
alimento en condiciones de uso y no deben migrar a los alimentos o ser
absorbidas por estos.
2. Todas las superficies en contacto con los alimentos deben ser lisas y no
porosas, de tal forma que las partículas diminutas de alimento, las bacterias o
los huevos de los insectos no sean atrapados en las hendiduras microscópicas
de la superficie y se hagan difíciles de desalojar, llegando a ser una fuente
potencial de contaminación.
3. Todas las superficies en contacto con los alimentos deben ser visibles para la
inspección o el equipo debe ser facilmente desmontable para la inspección, o
debe ser posible demostrar que los procedimientos rutinarios de limpieza
eliminan la posibilidad de contaminación por bacterias o insectos.
4. Todas las superficies en contacto con los alimentos deben ser fácilmente
accesibles para la limpieza manual, o si no son fácilmente accesibles, podrán
desmontarse fácilmente para la limpieza manual, o si se utilizan técnicas de
limpieza en el lugar, debe ser posible demostrar que los resultados logrados sin
desmontar son equivalentes a los obtenidos desmontando y limpiando
manualmente.
5. Todas las superficies internas en contacto con los alimentos deben estar
dispuestas de tal forma que el equipo sea autovaciante o autodrenante.
6. El equipo debe estar diseñado de tal forma que proteja el contenido contra la
contaminación externa.
7. Las superficies exteriores, no en contacto con el producto, deberán estar
dispuestas de forma que no sirvan de refugio para la suciedad, las bacterias o
plagas, tanto en el interior como en la superficie del equipo mismo, así como en
su contacto con otros equipos, suelos, paredes o soportes colgantes.
En el diseño y construcción del equipo es importante evitar las zonas muertas, donde
los alimentos puedan quedar atrapados y tener lugar el desarrollo bacteriano. También
deben evitarse los puntos muertos (p. ej. cavidades para los termómetros, piezas de
tuberías en forma de T no utilizadas), además, todas las piezas del equipo deben estar
diseñadas de tal forma que el flujo del producto sea siempre siguiendo el principio
“primero en entrar, primero en salir”.
La facilidad de limpieza del equipo involucra diversos factores, tales como: los
materiales de construcción, la accesibilidad y el diseño. Los errores de diseño más
normales que dan lugar a dificultades en la limpieza son (Shapton y Shapton 1991):
El diseño del equipo es uno de los mayores problemas de la higiene moderna de los
alimentos. Muchas máquinas y equipos nuevos se diseñan y construyen sin prestar la
suficiente atención al hecho de que estas herramientas tienen que ser limpiadas y
desinfectadas. La Directiva de la Unión Europea 89/392/CEE (EEC 1989) hace
referencia a las normas de seguridad e higiene de la maquinaria. Algunos de los
puntos destacados son: