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CAPÍTULO V: FUNDAMENTOS DE DERECHO

1. Con relación a la obligación de respetar los derechos contenida en el


art.1, el derecho a la personalidad jurídica contenida en el art 3, los
derechos políticos en el art. 23 y el derecho a la vida y a la salud
propiamente dicha contenido en el art. 4 de la CADH.

● El artículo 1.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos


señala que “Los Estados parte de esta Convención se comprometen a
respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a garantizar su
libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin
discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión,
opiniones políticas o de cualquier otra índole origen nacional o social,
posición económica, nacimiento o cualquier otra condición social.

● El artículo 3 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos


señala que “Toda persona tiene derecho al reconocimiento de su
personalidad jurídica”.

● El artículo 4.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos


señala que “Toda persona tiene derecho a que se respete su vida. Este
derecho estará protegido por la ley y, en general, a partir del momento de
la concepción. Nadie puede ser privado de la vida arbitrariamente”.

● El artículo 23.1 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos


señala que “Todos los ciudadanos deben gozar de participar en la
dirección de asuntos políticos, de votar y ser elegidos y asimismo de tener
acceso de forma generalizada a las funciones públicas de su país como
principio de igualdad de todos los ciudadanos”.

A.1 Configuración de vulneración de derechos por parte de la


comunidad Umbra, a la personalidad jurídica
La parte peticionaria alega respaldados bajo el art 3 de la Convención Americana de
Derechos Humanos que hubo una vulneración por parte del Estado colombiano en
cuanto a dicha personalidad jurídica, lo cual directamente implicaba que hubiera un
desconocimiento en términos absolutos con respecto a la posibilidad de ser titular
de los demás derechos que se desprenden de ello, lo cual según la parte argumenta
que ello conlleva a la vulnerabilidad frente a los individuos por causa de la no
observancia de dichos derechos por parte del mismo Estado o de los demás
particulares. Es por ello que se acusa al Estado colombiano responsable por la
vulneración en cuanto a dicha personalidad jurídica, ya que se considera que al no
existir un reconocimiento real de dicha comunidad indígena se da un
desconocimiento de derechos, privando a los titulares de ellos del goce y disfrute y
despojándose de su capacidad de ejercicio sobre ellos. De lo cual, se desprende
que dicha vulneración integra la afectación a ciertos derechos de los que también se
hace responsable el Estado, de lo cual se hablará posteriormente.

Como ya se había expresado anteriormente en cuanto a la posición de los Estados,


el Estado Colombiano expuso que si bien sí existió una exclusión de la comunidad
Umbra con respecto al censo, esto se dio por causa de las dificultades que se
presentaba por causa de la ubicación o asentación de dicha comunidad, ello por
causa de su condición de nómadas y el difícil acceso que representaba dicha
situación para los equipos encargados para el desarrollo o estudio del censo en el
país, llamado DANE, esto respecto a la zona en la que la comunidad habita.

Ahora bien, el Estado colombiano reconoce el derecho a la personalidad jurídica


consagrado en el art 3 de la Convención Americana de Derechos Humanos de
todos los ciudadanos habitantes dentro del territorio, y se considera que también
existe ese reconocimiento para con dichas comunidades indígenas pero por causa
de lo expuesto anteriormente la situación se torna compleja debido a que es
necesario que para dicho procedimiento exista una asentación fija de los
ciudadanos a los cuales se les vaya a incluir dentro del proceso de registro y control.

Sin embargo, las autoridades estatales de nuestro país han hecho un proceso arduo
de investigación en el que se ha llevado a cabo distintas acciones y medidas de
protección y reparación con el fin de resarcir los perjuicios que causó esta exclusión
y de salvaguardar los derechos de las presuntas víctimas. En cuanto a ello, también
el Estado empezó unas investigaciones disciplinarias a los funcionarios encargados
del censo en la zona fronteriza del Amazonas, las cuales fueron archivadas de
manera motivada después de concluir la etapa de indagación

Otra cuestión a considerar es que, si bien es deber del Estado colombiano


reconocer y proteger los derechos de dicha comunidad indígena por habitar dentro
del territorio, no es solo responsabilidad netamente de dicho Estado, ya que como
se ha surtido dentro del trámite del proceso también se reconoce la responsabilidad
del Estado de Brasil dada la conexidad y relación de la comunidad indígena Umbra
con dicho país fronterizo. Y es así como a pesar de los muchos intentos que el
Estado de Colombia ha tratado de comunicarse y llegar a un acuerdo entre
territorios para resolver tal situación ello ha sido en vano.
Finalmente, como lo ha indicado la Corte, el derecho al reconocimiento de la
personalidad jurídica representaba un parámetro para determinar si una persona era
titular o no de los derechos de que se trate, y si los podía ejercer. Es así como se
configura la no responsabilidad del Estado y de las entidades gubernamentales por
causa de ello, ya que al no existir la forma de reconocer el derecho no se puede
determinar la titularidad de los demás derechos a los sujetos y por lo cual no habría
una vulneración.

A.2 Consideraciones sobre la vulneración del derecho a la vida y a la salud


propiamente dicha

Con respecto a las consideraciones expuestas por parte de los peticionarios en


cuanto a la vulneración de los derechos políticos y el derecho a la salud
propiamente dicha, el Estado colombiano establece que si bien como fue sustentado
anteriormente la comunidad Umbra no ha podido ser vinculada al censo registral
nacional realizado por parte del DANE ello ha conllevado a una negligencia por
parte de las diferentes entidades estatales de salud, más no consideramos que
exista una responsabilidad directa por parte de la vulneración de estos derechos, ya
que como se ha sostenido y con el respaldo de las pruebas documentales que se
han anexado en dicho informe se muestra la voluntad del Estado para con la
comunidad de añadirlos en ello.

La parte peticionaria alega que durante varias ocasiones intentó ser atendida por
entidades de salud del país pero que no fueron atendidas adecuadamente dado que
no contaban con los documentos necesarios para ello, y por lo tanto se acusa de
una negligencia de dichas entidades al negar la atención. Sin embargo, como se
sostuvo anteriormente no se considera que el Estado deba ser condenado por una
responsabilidad directa de los hechos, ya que se han buscado soluciones en busca
de un arreglo. En nuestro Estado para que se configure una responsabilidad de
manera directa debe existir un daño antijurídico que sea claramente imputable,
causado por la acción o la omisión de los entes públicos. Este daño antijurídico
según la Corte Constitucional se denomina como una lesión de un interés legítimo,
patrimonial o extrapatrimonial, que la víctima no esté en la obligación de soportar.
En el caso concreto si existió y hubo una negligencia por parte de las entidades del
Estado en la no atención médica necesaria para los sujetos de la comunidad, no
hubo un daño o afectación a las víctimas que no fueran capaz de soportar, ya que
como se ha comprobado en las pruebas documentales que fueron remitidas por
parte de los entes de salud, estos si llegaron para que fueran atendidos pero no se
consideraban lesiones o daños emergentes los cuales requirieran de pronta
atención.

Es así como en la presente petición el Estado colombiano no se considera


responsable de manera directa, pero reconoce la negligencia de las entidades
estatales, y por lo tanto, se reconoce la vulneración del derecho de los sujetos de la
comunidad, por lo cual se han realizado diferentes medidas de reparación integral
por medio de brigadas de salud a fin de atender de manera íntegra a las personas
de la comunidad indígena Umbra las cuales cuentan con una atención integral para
mujeres, hombres y niños y ejerciendo controles constantes para su protección.

A.2 Consideraciones sobre la vulneración de los derechos políticos

En cuanto a el reconocimiento de la vulneración de dichos derechos políticos la


parte peticionaria alega que hubo una violación en cuanto al art 23 de la Convención
Americana de Derechos Humanos (el cual reconoce este tipo de derechos), ya que
en las pasadas elecciones, integrantes de la comunidad en representación de todos
se dirigieron hacia la ciudad a fin de ejercer su derecho al voto y las autoridades a
cargo del lugar no les permitieron acceder al centro de votación, dado que dichos
miembros no contaban con los documentos de identidad correspondientes de ese
país. Es así como la comunidad alega que el Estado colombiano debe responder
por una responsabilidad directa en cuanto a dicha vulneración y ello relacionándolo
con el apartado de violación al derecho a la personalidad jurídica que se conecta
con estos derechos políticos a los cuales tiene derecho la población.

Es por ello, que a la hora de reconocer el ejercicio de los derechos políticos dentro
del territorio se ha tornado difícil dado las condiciones registrales que son
fundamentales dentro del Estado colombiano para dicho proceso electoral. Por tal
motivo, el Estado de Colombia no reconoce la responsabilidad de vulneración de
estos derechos dado que al existir la intención y el actuar según la buena fe, no se
debe reconocer una responsabilidad directa. También se señala que cada Estado es
autónomo en su forma de categorizar o reconocer los derechos que son
reconocidos en el ámbito Internacional, y en este caso concreto, la legislación
colombiana es clara al establecer que aunque el voto es un derecho y un deber
ciudadano, para que dicho derecho sea reconocido y ejercido de manera plena, los
sujetos a la hora de ejercer dicho derecho deben ser CIUDADANOS que cumplan
con la mayoría de edad y que tenga la cédula de ciudadanía la cual respalda este
requisito.

Del mismo modo, como se ha sostenido a lo largo de dicho fundamento de derecho,


se considera que el Estado no debe ser condenado por responsabilidad directa
tampoco en cuanto a estos derechos políticos ya que muchos han sido los intentos
de registro y reconocimiento de la personalidad jurídica para la comunidad indígena
Umbra, pero ha sido una labor compleja lo que ha impedido el desenvolvimiento de
los demás derechos.

CAPÍTULO VI: OBSERVACIONES A LAS REPARACIONES, COSTAS, Y


CONCLUSIONES
La Comisión Interamericana señaló en el informe que solicitó a la Corte que
disponga como medidas de reparación las recomendaciones del informe de fondo
N° 160/2020. En dicho informe la CIDH recomendó al Estado de Colombia y Brasil
lo siguiente:

i.La implementación de medidas prontas y eficaces acordes para la


resolución del caso concreto a fin de garantizar la protección del
derecho a la personalidad jurídica de la comunidad indígena Umbra por
medio de una relación de cooperación de Estados

Como se ha señalado en el presente escrito y a través de las diferentes


pruebas documentales expuestas en la contestación a la parte peticionaria,
aunque han sido muchos los intentos del Estado colombiano por unir
medidas de ejecución para la problemática con el país fronterizo del Estado
de Brasil, dichos intentos han sido en vano, dado que no hemos tenido
respuesta positiva por parte de dicho país para establecer medidas que
contribuyan a la resolución del caso demostrando muy poca cooperación
Internacional que tenga como objetivo dicho fin y por medio del cual se
considera que debe ser un apoyo mutuo dada las características particulares
de la comunidad indígena ya que al encontrarse ubicada bajo la jurisdicción
de ambos Estados, ambos deben trabajar en pro de la protección de sus
derechos.

Sin embargo, el Estado colombiano reconoce su responsabilidad en el


proceso y ofrece a la parte peticionaria un acuerdo en el que pueda
consolidarse un censo de apoyo a la comunidad en la que estos muestren su
disposición para ser añadidos al censo estatal colombiano de manera pronta
y eficaz, a través del acompañamiento del grupo especializado para este
proceso, que en este caso es el DANE.

ii.Adoptar todas las medidas necesarias para el fortalecimiento del plan


de desarrollo interfronterizo con el fin de que por medio de este se
pueda dar solución y protección al derecho de garantía a la
personalidad jurídica y por ende a los demás derechos conexos a este.

Aunque este proceso de desarrollo interfronterizo fue una de las primeras


medidas utilizadas para la intervención de la problemática, este no tuvo un
desenvolvimiento óptimo dado el conflicto que surgió entre los Estados, ya
que a la hora de ejecutar el plan de estrategia el grupo de censo utilizado por
nuestro Estado colombiano nos informaba que las entidades que se debían
presentar en el momento de investigación dentro de la comunidad Umbra no
asistían al proceso, o simplemente dejaban toda la labor al grupo colombiano
y es por ello que se reflejaba la poca eficacia en cuanto a este tipo de
desarrollo.

Sin embargo, dada las recomendaciones expuestas por la CIDH el Estado


colombiano y el Estado de Brasil hemos pactado por escrito unos acuerdos
previos para las mejorar y ejecuciones del plan de desarrollo interfronterizo, a
fin de garantizar el derecho a la personalidad jurídica de toda comunidad
indígena Umbra y por ende los demás derechos conexos a este.

iii.Y finalmente, la CIDH recomendó a los Estados adoptar medidas


necesarias en contra de las entidades gubernamentales que rechazaron
la atención a los miembros de la comunidad indígena Umbra para
atención médica y desarrollo de sus derechos políticos.

En esta recomendación el Estado colombiano desiste de ella, ya que aunque


hubo negligencia por parte de las entidades en la no atención de los
miembros de la comunidad indígena Umbra dichas entidades se vieron
forzadas dada las condiciones de indocumentación en la que se encuentran
los sujetos que requerían ser atendidos, y así mismo sucedió con los puntos
para las elecciones populares.

Sin embargo, en esta recomendación expuesta por la CIDH el Estado de


Colombia ha venido adelantando durante el proceso unas medidas de
reparación integral y así mismo se entregó a la comunidad indígena Umbra
una suma de cincuenta millones de pesos para reparaciones por daños y
perjuicios y una brigada de salud y vacunación durante una semana cada
mes.

CAPÍTULO VII: CONCLUSIONES

El Estado colombiano señala que los argumentos presentados por la parte


peticionaria en cuanto a las violaciones alegadas en cuanto al derecho a la
personalidad jurídica, y en conexidad la vulneración de los derechos a la vida y la
salud propiamente dicha y los derechos políticos, se fundamentan en la supuesta
responsabilidad estatal directa en contra de la comunidad indígena Umbra.

Sin embargo, en el análisis del presente escrito se ha demostrado que no existe


responsabilidad Internacional del Estado colombiano respecto a los derechos
mencionados, consagrados en los artículos 3°, 4.1° y 23.1° de la Convención
Americana de Derechos Humanos en conexidad con el artículo 1.1° de la misma.
Por lo cual, el Estado colombiano solo reconoce una vulneración en cuanto al
derecho a la vida y a la salud propiamente dicha por causa de la negligencia de las
entidades estatales y los derechos políticos, aceptando pues una responsabilidad,
pero en este caso, una responsabilidad indirecta basada en actuaciones de buena
fe, dado los intentos del Estado por la protección y garantía de los derechos hacía
dicha comunidad indígena.

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