Está en la página 1de 4

Cá ncer de Pulmó n e Inmunoterapia ¿Un Nuevo aire de esperanza?

En el mundo actual una de las palabras má s temidas y, tristemente, también de uso


má s frecuente en el ambiente médico de un tiempo a esta parte es el término Cá ncer,
vocablo de origen griego que, aunque casi siempre escuchamos mencionar en
singular, denota en realidad no a una enfermedad, sino a un conjunto de
enfermedades que atacan diversos ó rganos y regiones del cuerpo humano y que
tienen como denominador comú n el estar relacionadas con el crecimiento
desordenado de nuevas células anormales en el organismo, crecimiento que
comú nmente tiene como consecuencia la formació n de los denominados tumores
malignos.
Así, esta temida palabra de origen griego, sirve en realidad para agrupar bajo una
misma denominació n, segú n se acepta hoy, a má s de un centenar de padecimientos
asociados a esta multiplicació n desordenada e indetenible de células dañ inas,
llamadas células cancerosas, las cuales se ubican en los tejidos situados alrededor de
la zona de aparició n de la enfermedad, conformando como ya dijimos tumores que
tienen como característica destacada la capacidad de diseminarse hacia otra á reas,
invadiendo nuevos ó rganos y afectando su funcionamiento.
Justamente y en funció n de su lugar de origen, existen segú n sabemos al presente, má s
de 100 tipos de cá ncer, la mayoría de los cuales se nombran por ese sitio de origen.
Tenemos entonces que, el cá ncer de mama comienza en la mama y el cá ncer de
pulmó n comienza en el pulmó n. Luego, la diseminació n de un cá ncer desde una parte
del cuerpo a otra se conoce con el nombre de metá stasis, hecho que suele ocurrir en
funció n de las características y grado de desarrollo de la enfermedad.
Cabe señ alar que este conjunto de enfermedades a las que agrupamos bajo la etiqueta
de cá ncer son hoy por hoy, uno de los padecimientos que mayor preocupació n causa a
la ciencia médica, tanto por su incidencia en las poblaciones humanas como por
muchos de sus perjudiciales efectos, de donde son mú ltiples y variados los esfuerzos
desplegados para explicar sus posibles causas. No obstante, y pese a esos esfuerzos, la
investigació n en esta á rea no ha arrojado resultados definitivos por lo que suelen
señ alarse de manera genérica una serie de factores al intentar explicar las causas de
esta comú n enfermedad en el mundo moderno, entre los que podemos mencionar
elementos que van desde problemas genéticos vinculados a la herencia, pasando por
el consumo de determinadas sustancias como el alcohol o el cigarrillo, hasta factores
relacionados con la exposició n prolongada e inadecuada a determinados elementos
como la radiació n, o el contacto con determinadas sustancias químicas.
Lo cierto es que el cá ncer al presente representa para los habitantes de los distintos
países del planeta, una de las mayores amenazas a su salud y por ello también una de
las principales fuentes de preocupació n para los Estados a la hora del diseñ o de sus
políticas pú blicas, toda vez que segú n datos de la Organizació n Mundial de la Salud
(OMS) publicados en su sitio oficial en Internet, cada añ o son diagnosticados a escala
mundial má s de 14,1 millones de casos de cá ncer de los diversos tipos, falleciendo
anualmente por causa de esta enfermedad un estimado de 8,1 millones de seres
humanos, lo que la OMS ha calculado representa el 13% del total de las muertes que
se producen en el planeta.
Acá , las diferencias socioeconó micas, lamentablemente, también marcan distancias
estadísticas pues, segú n datos del Informe Mundial sobre el Cáncer 2014 de la OMS, se
evidencia la existencia de importantes desigualdades en la atenció n del cá ncer en
todo el orbe, ocurriendo de hecho que la cantidad de muertes debidas a la enfermedad
entre los pobres del mundo viene aumentando a un ritmo má s veloz de lo esperado de
donde segú n datos de este informe, para el añ o 2025 casi el 80% del crecimiento
previsto en el nú mero total de muertes por cá ncer se originará en las regiones menos
desarrolladas.
En el caso del Ecuador, la publicació n en abril de 2017 por parte del Ministerio de
Salud Pú blica de la llamada Estrategia nacional para la atención integral del cáncer en
el Ecuador, ha aportado datos concretos sobre la presencia de la enfermedad en el
país; así, sabemos que durante el añ o 2012 -ú ltimo período del que se cuenta con
datos confiables- se diagnosticaron un total de 23.360 nuevos casos de cá ncer, de los
cuales 12.370 fueron mujeres y 10.990 hombres, con una tasa promedio de
ocurrencia de 151 casos por cada 100.000 habitantes para ambos sexos en conjunto.
Segú n estos datos contenidos en el citado documento oficial, de seguir la situació n de
la enfermedad en el país como hasta ahora, se calcula que para el añ o 2020 existirá en
Ecuador un estimado de 31.420 personas con cá ncer y que casi 19.000 fallecerá n a
causa de este grupo de enfermedades.
Vale decir que pese a estas alarmantes estadísticas que permiten calificar a esta
enfermedad de amenaza a la salud global, El cá ncer se puede en buena medida
prevenir y controlar mediante la aplicació n de correctas estrategias basadas en la
educació n, toda vez que su ocurrencia está vinculada como ya dijimos a factores de
riesgo como el consumo de tabaco, el uso nocivo del alcohol, la falta de actividad física
o una baja ingesta de frutas y hortalizas, todos factores modificables con cuyo cuidado
se podrían prevenir segú n estima la OMS, de 30 a 40 por ciento de los cá nceres que se
diagnostican hoy. Así, parte de la lucha exitosa contra la enfermedad se basa en la
puesta en marcha de políticas para apoyar la difusió n de estilos de vida saludables,
entre los miembros de una sociedad.
Cá ncer de Pulmó n: Un flagelo vinculado a los há bitos de la sociedad moderna
Justamente, si algú n tipo de cá ncer se halla de manera clara y demostrada,
directamente vinculado con la existencia de factores de riesgos asociados a
determinadas prá cticas de la vida moderna, este es el cá ncer de pulmó n, uno de los
má s comunes a escala mundial y cuya triste celebridad se debe a su incontrovertible
relació n con el há bito del tabaquismo. De hecho, el cá ncer de pulmó n figura en la
actualidad como el má s comú n entre los hombres y uno de los má s recurrentes en las
mujeres después del cá ncer de mamas.
Es importante destacar de entrada que, al hablar de Cá ncer de Pulmó n, debemos
también distinguir tipos o variantes, siendo de hecho dos las formas má s comunes de
este padecimiento: el denominado Cáncer Pulmonar de células NO pequeñas –que es el
má s comú n- y el llamado Cáncer Pulmonar de células pequeñas, que representa un
veinte por ciento del total de los casos de cá ncer pulmonar que se diagnostican en la
actualidad. Ambos padecimientos, aunque guardan algunos elementos en comú n por
tratarse de afecciones a un mismo ó rgano, poseen rasgos específicos desde sus causas
y características, hasta su tratamiento, que hacen conveniente que hablemos de ellos
por separado.
Cáncer Pulmonar de células NO pequeñas (CPCNP)
Este tipo de cá ncer, el má s comú n por estar en gran medida vinculado al consumo de
tabaco, consiste en una enfermedad por la que se forman células malignas o
cancerosas en los diversos tejidos presentes en los pulmones y se origina cuando las
células sanas del pulmó n cambian y crecen descontroladamente, formando entonces
un tumor, lesió n o nó dulo que podría comenzar en cualquier lugar del pulmó n. Cabe
destacar que en funció n de la clase de células malignas y de su apariencia, este tipo de
cá ncer a su vez puede subdividirse en carcinoma de células escamosas, carcinoma de
células grandes y adenocarcinoma, existiendo ademá s otras tipologías menos
comunes tales como el cá ncer pleomó rfico, el tumor carcinoide, el carcinoma de
glá ndula salival y el carcinoma no clasificado.
Vale la pena reiterar que el principal factor de riesgo asociado a la aparició n de todos
estos tipos de CPCNP, es el mundialmente extendido há bito de fumar, há bito que en
funció n de la edad de inicio, intensidad y añ os de duració n, eleva de manera
importantísima el riesgo de padecer este tipo de cá ncer; no obstante existen ademá s
otros factores de riesgo que, por sí solos o especialmente potenciados por su acció n
conjunta al há bito de fumar, pueden originar la aparició n de algú n tipo de CPCNP, tal y
como es el caso de la exposició n ambiental prolongada a ciertas sustancias químicas
como el asbesto, niquel, alquitrá n, o la exposició n a determinadas formas de radiació n
como la que puede liberar una explosió n ató mica, o la aplicació n de ciertas pruebas
con imá genes como las tomografías computarizadas (TC).
La sintomatología asociada al desarrollo de las diversas tipologías de CPCNP suele
estar encabezada por la presencia en quien posee el padecimiento de una tos
persistente, que suele ademá s ir acompañ ada de otros síntomas tales como dificultad
para respirar, silbido respiratorio, dolor en el pecho, ronquera frecuente sin causa
aparente, presencia de sangre en las secreciones respiratorias, dificultad para tragar,
hinchazó n en las venas del cuello y falta de apetito. Es importante advertir sin
embargo que en algunos casos, la presencia de un CPCNP puede no presentar
sintomatología alguna y que, como es ló gico tener en cuenta, la recurrencia de uno o
varios de estos síntomas no implica necesariamente que la persona que los posea está
padeciendo o vaya a padecer necesariamente cá ncer de pulmó n.
En cuanto al diagnó stico, el protocolo médico establece en la actualidad la realizació n
de diversas pruebas de manera conjunta para detectar y determinar en que posible
estadio se encuentra, en caso de existir, el tumor o lesiones asociados al cá ncer de
pulmó n de células no pequeñ as. Entre esas pruebas y de entrada, debe iniciarse todo
diagnó stico por un adecuado examen físico que incluya la necesaria revisió n de los
antecedentes del paciente, a los fines de determinar no solo la posible sintomatología,
sino ademá s para valorar los posibles factores de riesgo.
Adicionalmente y casi siempre de manera simultá nea y coordinada, deben realizar
distintas pruebas de laboratorio y exá menes entre los que se encuentran la
radiografía de tó rax, tomografías computarizadas, la toracentesis y la citología de
esputo. Cuando estos exá menes determinan la sospecha de existencia de algú n tipo de
CPCNP, debe entonces procederse a la realizació n de una biopsia, procedimiento que
permite verificar de manera científica en la muestra de tejidos del paciente, a través
de distintos métodos, la existencia de células cancerígenas, así como su correcta
caraterizació n.

También podría gustarte