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Para otros usos de este término, véase Cielo (desambiguación).

Vista desde un avión del panorama.

Vista diurna del cielo.

Cielo (del latín caelum; de caelum tangi: ser –tocado– herido por el rayo)1 se define a menudo
como el espacio en el que se mueven los astros y por efecto visual parece rodear la Tierra.
En astronomía, cielo es sinónimo de esfera celeste: una bóveda imaginaria sobre la cual se
distribuyen el Sol, las estrellas, los planetas y la Luna. La esfera celeste se divide en regiones
denominadas constelaciones.
En mitología, entre los romanos, nombre latino del dios Urano y de las deidades preolímpicas.
En meteorología el término cielo hace referencia a la zona gaseosa más densa de
la atmósfera de un planeta.
Algunos de los fenómenos naturales vistos en el cielo son las nubes, el arcoíris y la aurora.
El relámpago se puede ver en el cielo durante las tormentas eléctricas. Como resultado de
actividades humanas, la neblina se ve a menudo sobre ciudades grandes durante las primeras
horas del día.

Vista del cielo nublado.

Índice
 1El color del cielo
 2Día
 3Noche
 4Otros casos
 5Referencias y citas
 6Véase también
 7Enlaces externos

El color del cielo[editar]

Vista desde un avión del cielo, donde se ve el cambio de tonalidad.

El color del cielo es resultado de la gran interacción de la luz solar con la atmósfera. En


un día de sol el cielo de nuestro planeta se ve generalmente celeste. El color varía entre
el naranja y rojo durante el amanecer y al atardecer. Cuando llega la noche el color pasa a ser
un azul oscuro. Durante el día el Sol se puede ver en el cielo, a menos que esté oculto por
las nubes. Durante la noche (y en cierto grado durante el día) la Luna, las estrellas y, en
ocasiones, algunos planetas vecinos son visibles en el cielo.2
Según explicaciones de la NASA "La luz del sol se ve blanca, pero en realidad está
compuesta por todos los colores del arco-iris, del rojo al violeta, pasando por el naranja,
amarillo, verde y azul, y todos sus matices", por otro lado, la luz viaja en "olas", vibrando a
través del espacio. Algunos tipos luz viajan en olas largas y suaves, como las que componen
el color rojo, mientras que otras, como el azul, viajan en olas más cortas. Si bien la luz viaja en
línea recta, puede ser reflejada (como en un espejo), curvada (como en un prisma), o bien
dispersada (como cuando choca con ciertas moléculas). Cuando la luz llega al planeta Tierra,
colisiona con las moléculas que componen la atmósfera, pero no todas lo hacen de la misma
manera: las ondas lumínicas que viajan en las "olas más cortas", las azules, chocan más con
las moléculas de la atmósfera que las largas, se dispersan entonces con más amplitud y
frecuencia por el aire, "opacando" al resto y el cielo se ve azul. 3
A su vez, cuando el sol se pone en el horizonte, la luz que emite tiene que pasar por más
cantidad de moléculas atmosféricas y entonces el azul se dispersa en exceso, dando
oportunidad al resto de los colores, sobre todo a los que viajan en olas largas y suaves como
el rojo, el naranja, y el amarillo, a que se manifiesten ante los ojos de quien mira un atardecer. 3
Por otro lado, en lugares sin atmósfera, como la Luna, por ejemplo, la luz del Sol no choca con
moléculas y llega "blanca". De esa manera es que, desde la Luna, se puede ver el espacio
directamente.3

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