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Platón y Wittgenstein

Hipias mayor o de lo bello y primera parte de los Cuadernos azul y marrón


Raúl Villaseñor Hernández

En el diálogo entre Hipias y Sócrates hay la búsqueda constante de encontrar lo bello


como algo que pudiera ser definido en sí mismo, como algo que fuera posible encontrar
en alguna forma pensando, reflexionando sobre ello, así, el problema de hallar lo bello
implicará ir diferenciando aspectos que permitan ir especificando y desmenuzando la
búsqueda, por ejemplo, “lo bello, por consiguiente, ¿es alguna cosa en sí?” 1 le pregunta
Sócrates a Hipias lo cual implicaría que aquello que es bello es lo que hace que las cosas
sean bellas, por lo tanto aunque Hipias todo el tiempo dice distintos objetos bellos no es
posible dar con lo bello como algo en sí.

El entendimiento en el uso del lenguaje ordinario no contiene las respuestas para


preguntas tales como ¿Qué es ese algo en sí?. Por supuesto se puede decir que el en sí es
lo que hace que algo sea lo que es, la esencia de lo bello es aquello que hace bellas las
cosas, pero, ¿es posible decir algo más específico en esa búsqueda? Me parece que no,
Sócrates va descartando ideas, el caballo, la mujer, la honra en la muerte, la virtud, lo
conveniente, la utilidad, el poder, ni el bien, ni los placeres de la vista y el oído son lo bello
en sí, el diálogo termina sin hallarlo.

Lo peculiar de este análisis es que hallar lo bello es un problema que trasvasa las
capacidades de los buscadores que, sin embargo, demuestra que lo propio del análisis
filosófico no sólo es la forma del planteamiento del problema, sino también las
herramientas utilizadas para comprobar si efectivamente la respuesta fuera consistente al
no hallarle refutación y con ello, volverlo un argumento sólido, perdurable.

También se puede resaltar el uso de la lógica como en la diferenciación de causa y efecto


como algo indispensable para distinguir si una idea tiene consistencia de manera que la
causa no puede pasar a ser efecto de lo mismo, o igual, de la diferencia que hay en que lo
que hace bello a la vista no lo sea para el oído o viceversa y entonces lo que no es para
los 2 no puede ser calificado como bello, lo cual sea inconsistente con los hechos.

Platón busca la idea esencial, algo que debiera de existir en algún lado, de donde este
mundo es producto y por lo tanto efecto de ese otro, en cambio, para Wittgenstein el
objetivo es muy distinto a lo que Platón busca, el lenguaje es el mundo donde nos
movemos, el espacio con amplitud en los significados. Donde se vuelve necesario conocer
las operaciones del lenguaje, por ejemplo, en las expresiones sinonímicas que aunque
muy diferentes son equivalentes en significado y función en cierto nivel de acciones (como
en el caso de los albañiles).

1
Platón. Hipias mayor o de lo bello. Diálogos. P. 233. Edit. Porrúa. Sepan cuántos. 1979.

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Platón y Wittgenstein
Hipias mayor o de lo bello y primera parte de los Cuadernos azul y marrón
Raúl Villaseñor Hernández

Conocer el lenguaje es conocer sistemas mentales, el lenguaje está hecho de juegos


donde se transmiten muchas cosas de manera consciente e inconsciente, en el lenguaje
transmitimos a través de categorías distintos fines e ideas, transmitimos de manera
“numérica-cuantitativamente” y de manera “objeto-cualitativamente”. Así los juegos del
lenguaje de uso ordinario son nebulosos, inespecíficos, no técnicos, es decir, no alcanzan
a funcionar para describir el tipo de fenómenos que se intenta comunicar.

Las distintas culturas en su historia han creado distintos sistemas numéricos para cubrir
las funciones operativas dentro de una comunidad, sin embargo, estos lenguajes
numéricos son distintos, hay sistemas numéricos que se repiten cuantas veces sean
necesario para contar la cantidad requerida (suponiendo que este concepto de cantidad
requerida sea el mismo que en una etnia en específico, que lo dudo porque ellos
probablemente no necesitarían determinar específicamente el total de totales de una
repartición de frijoles por ejemplo), lo cual es completamente diferente al sistema decimal
el cual, es un sistema de construir numerales que no es lo mismo que tener un límite en
los numerales que se puede repetir indefinidamente.

Nuestro sistema de construir numerales permite la expansión y la exactitud, permite hacer


contabilidad, hacer cuentas precisas y objetivas, registrar el tiempo, no da espacio para
mucha inexactitud, me parece que es expresión de la actitud de control total de esta
cultura occidental hegemónica.

El lenguaje expresa el tipo de experiencias que tenemos y eso implica el tipo de mundo en
el que estamos, nuestras experiencias son y construyen el mundo y este mundo se
conoce por su lenguaje ya que el expresa todo lo que tenemos para decir.

Cabe señalar que cuando menciona a William James diciendo sin citar que la persona llora
porque está triste o está triste porque llora, refleja este campo de interpretaciones al que
las personas estamos sujetas ya que la expresión denota 2 tipos distintos de situarse ante
el fenómeno, la persona llora porque está triste, es decir percibe el fenómeno y lo
interpreta o percibe el fenómeno pero no refiere nada del fenómeno y primero expresa su
interpretación y luego describe el fenómeno. Me parece que esta frase de James contiene
un prejuicio porque llorar puede ser consecuencia de otros sentimientos distintos a la
tristeza y por lo tanto inferir que la tristeza explica el llorar es inexacto por lo menos.

Uno de los fenómenos claves del estudio del lenguaje es la secuencialidad del lenguaje
con el pensamiento acompletando a través de interpretaciones del sujeto lo dicho o
expresado por el otro, aclarando que Wittgenstein se refiere al lenguaje hablado y al
expresado con el cuerpo, lo cual amplia enormemente el campo de expresiones al cual se

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atiende con lo que se demuestra lo insuficiente del lenguaje escrito y hablado aunque sea
lo único que como humanidad hemos realizado.

Wittgenstein demuestra que hay muchas interpretaciones que explican el fenómeno y que
concuerdan con la realidad independientemente de la que el sujeto haya realizado, de tal
manera que no es posible necesariamente atribuir una sola causa para un efecto para
ciertos fenómenos (no aclara si así es para la mayoría de fenómenos o sólo casos
particulares) y, pensando en ello, el Hipias está muy lejos de considerar esto ya que todo
el diálogo versa sobre aspirar a encontrar algo que explique qué es lo bello que a su vez
hace bellas a las cosas. Así no se imaginan que pudiera haber algo que hace bello a algo y
otro algo que hace bello a ese otro algo.

Tocando las fronteras de la psicología ¿hay una coherencia entre la sensación y el hecho
de expresar la creencia?, entendiendo esta sensación como una experiencia dentro del
sujeto imperceptible para otro que no sea él mismo. El sujeto no puede saber si siempre
hay coherencia en el sujeto observado porque no siempre se cumplen las condiciones
preestablecidas para considerar que haya coherencia entre creencia y sensación.

Por otro lado, el sujeto ve lo que desde su subjetividad puede ver e interpretar, por lo
tanto, independientemente de lo que el sujeto observado haga, la única posibilidad de
saber algunos aspectos es entrevistando al sujeto observado.

De esta manera, la relación entre los actos corporales, el pensamiento, las decisiones, la
voluntad son expresiones que dependen de la otra mente a la que no es posible percibir
en su operación y conocer de otro forma que no sea a través del lenguaje.

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