Fuerza Mayor Berny

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Parece ser que esa univocidad no se daba por falta de condiciones de posibilidad para que

se diera, pero ahora con las telecomunicaciones, el transporte actual, la globalización


expresa el hecho de que esa univocidad histórica es ahora posible y, aunque la fuerza
histórica haya sido la libertad y por ello proteica ahora puede imaginarse y explicarse
porque la globalización impone y anula la singularidad y reduce los márgenes de libertad.

Estoy de acuerdo en que tal y como dice Nicol en que se ha perdido la capacidad electiva
más que el haber preferido un modelo de trabajo y que ello significaría un contrasentido
en tanto que libertad y naturaleza se contraponen al punto de que no elegir es sujeción a
lo natural pero, ¿es a la naturaleza a lo único que estamos sujetos?, yo pienso que
también estamos sujetos los individuos a la cultura ya que estamos sujetados al contexto,
es decir a las posibilidades dentro de cierto entorno.

A su vez, el individuo se hace hombre en el trabajo incluyendo el hecho de que también


ahí hace el mundo, lo cual es super fundamental y también el hecho de cómo la
interdependencia solidaria es antes que otra cosa, vínculo, pero ¿acaso este vínculo
necesario no es histórico en tanto que es producto del devenir y por ello sólo lo tomamos
sin modificar ni el vínculo, ni el trabajo más que para eficientizar los valores y objetivos de
la contingencia histórica, es decir, los del capitalismo que no son mas que maximizar
beneficios y minimizar costos a lo cual queda suboordinado el hombre.

Las necesidades humanas y las disponibilidades son el marco general las condiciones
singulares de las culturas y sus economías, sin embargo, ahora sabemos que mientras
unas culturas perecen o se mantienen en condiciones terribles, otras tienen los beneficios
de la opulencia de recursos basadas en el hecho de ser dueñas de los recursos de esos
países pobres, dicho de otra forma, el exceso en un lado requiere del faltante en otro
lado, con lo cual se distingue el hecho de que globalmente se dan las relaciones de
solidaridad e interdependencia y que ya no hay espacio en el mundo para la cultura local.

Nicol identifica el hecho de que el manejo tecnocrático de tipo cuantitativo despersonaliza


lo político de la distribución de los recursos, los vuelve anónimos y con ello es fácil
preguntarse si esta cuantificación no es más que síntoma de un sistema enajenador, es
decir, cosificador, mecanizador y, además olvidado en ese proceso de sí mismo el
individuo, las comunidades locales y las sociedades completas.

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