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Ale 3
Ale 3
Luego de todas estas exóticas experiencias, siguió la ruta trazada para perseguir a Bessos,
internándose en zonas que oscilaban entre desiertos y montañas. Hasta que llegó a Sogdiana y
Bactriana,62 donde entabló una relación de confianza con el sátrapa persa Artabazo II, cuya
hija, la princesa Roxana,63 con quien Alejandro se casó, sería su compañía a partir de ahí en las
campañas sucesivas.
Rebeliones
Finalmente, Bessos, el asesino del rey Darío, es arrestado por sus propios cortesanos, y
entregado vivo a Ptolomeo, general y amigo de Alejandro (y futuro regente de Egipto). Es
ejecutado, dando supuestamente por terminada la persecución. Alejandro dio aviso
inmediatamente a la familia de Darío, que su asesino estaba vengado.
Alejandro ordenó fortificar todas las ciudades y satrapías, ya ahora en pasos montañosos
defendibles. Pero el factor decisivo fue fortificar todos los oasis, dejando a Espitamenes sin
recursos para sus soldados y caballería.
En diciembre de 328 a. C., el comandante macedonio Coeno lo derrotó, y cuando los sogdianos
y las tribus nómadas se enteraron de que el ejército principal de Alejandro se acercaba, los
masagetas asesinaron a su líder y enviaron su cabeza al conquistador.
Espitamenes tenía una hija, Apama, quien se casó con uno de los generales más importantes
de Alejandro, Seleuco (febrero de 324 a. C.). La pareja tuvo un hijo, Antíoco. Tras la muerte de
Alejandro, Seleuco fundó la Dinastía Seleucida (todos los territorios persas desde Media, Asia
Central y este), siendo Apama reconocida como la madre de la Dinastía Seléucida. Varias
ciudades fueron llamadas Apamea en su honor.
India
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Año 327 a. C. Ocupación de las satrapías persas del este y región del Indo. Regreso a Babilonia.
Pronto llevaría a su ejército a atravesar el Hindu Kush64 y a dominar el valle del Indo, con la
única resistencia del rey indio Poros en el río Hidaspes.65
Tras la muerte de Espitámenes y su boda con Roxana (Roshanak en bactriano) para consolidar
sus relaciones con las nuevas satrapías de Asia Central, en el 326 a. C. Alejandro puso toda su
atención en el subcontinente indio e invitó a todos los jefes tribales de la anterior satrapía de
Gandhara, al norte de lo que ahora es Pakistán para que vinieran a él y se sometieran a su
autoridad. Āmbhi, rey de Taxila, cuyo reino se extendía desde el Indo hasta el Hidaspes, aceptó
someterse pero los rajás de algunos clanes de las montañas, incluyendo los aspasioi y los
assakenoi de la tribu de los kambojas, conocidos en los textos indios como ashvayanas y
ashvakayanas (nombres que se refieren a la naturaleza ecuestre de su sociedad, de la raíz
sánscrita ashva, que significa ‘caballo’), se negaron a ello.
Alejandro se enzarzó en una feroz contienda contra los aspasioi en la que le hirieron en el
hombro con un dardo, pero en la que los aspasioi perdieron la batalla y 40 000 de sus hombres
cayeron prisioneros. Los assakenoi fueron al encuentro de Alejandro con un ejército de 30 000
soldados de caballería, 38 000 de infantería y 30 elefantes, lucharon valientemente y
opusieron una tenaz resistencia al invasor en las batallas de las ciudades de Ora, Bazira y
Masaga, ciudad esta última cuyo fuerte fue reducido solo tras varios días de una sangrienta
lucha en la que hirieron a Alejandro de gravedad en el tobillo.
Cuando el rajá de Masaga murió durante la batalla, el comandante supremo del ejército acudió
a la vieja madre de este, Cleofis, la cual también parecía dispuesta a defender su tierra hasta el
final y asumió el control total del ejército, lo que empujó también a otras mujeres del lugar a
luchar por lo que Alejandro solo pudo controlar Masaga recurriendo a estratagemas políticas y
actos de traición. Según Quinto Curcio Rufo, «Alejandro no solo mató a toda la población de
Masaga, sino que redujo sus edificios a escombros». Una matanza similar ocurrió en Ora, otro
bastión de los assakenoi.
Mientras todas estas matanzas ocurrían en Masaga y Ora, varios assakenoi huyeron a una alta
fortaleza llamada Aornos donde Alejandro los siguió de cerca y capturó la roca tras cuatro días
de sangrienta lucha. La historia de Masaga se repitió en Aornos, y la tribu de los assakenoi fue
masacrada.
En sus escritos acerca de la campaña de Alejandro contra los assakenoi, Victor Hanson
comenta: «Después de prometer a los assakenoi, quienes estaban rodeados, que salvarían sus
vidas si capitulaban, ejecutó a todos los soldados que aceptaron rendirse. Las contiendas de
Ora y Aornos se saldaron de forma similar. Probablemente todas sus guarniciones fueron
aniquiladas».