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Culturas y sociedades venezolanas

Huriel Márquez- 29.925.348 - Diego Tellechea- 28.460.759


José Fernández - 27.068.145 - Camila Aparicio – 27.919.584

Los ‘musiús’ italianos en Venezuela – Un (intento de) estudio etnográfico de


los procesos de adaptación cultural e integración a la sociedad.
…ya en “tierra de gracia” se dedicó a la construcción, almorzaba con un pan canilla y una Coca-
Cola. Fueron tiempos difíciles para la primera generación de inmigrantes. Pero el trabajo duro y
honesto, a mediano plazo, traería bienestar para la familia.
Filippo Vagnoni

Hoy en día, los venezolanos nos encontramos en un constante y ya muy natural contacto
con descendientes de inmigrantes; somos sus amigos, familiares, o conocidos; disfrutamos
–en el alcance de lo posible- de los servicios que nos proveen muchos de los
establecimientos fundados por ellos; les hemos oído nombrar en las noticias, les vemos en
la línea del supermercado, en las paradas de autobús, en el bar, en la universidad, les
invitamos a casa; nuestra cultura entera es un híbrido, una mezcla de lo que cada uno ha
aportado a nuestra ‘propia idiosincrasia’, si es que podemos argumentar que existe una. La
principal razón de esto es por supuesto la tendencia humana al movimiento, y a partir de la
instauración de sistemas políticos que regulen este movimiento, una segunda razón será la
necesidad de algunos países de vigorizar a su economía con la entrada de recursos
humanos.

Este pequeño trabajo de investigación tiene como propósito estudiar específicamente a las
comunidades de inmigrantes italianos y sus descendientes, cuya población en Venezuela es
vasta y se extiende por todo el mapa. Según los datos oficiales de Ministero degli Affari
Esteri, (consultado en 2020) “Hoy hay unos 160,000 compatriotas (italianos nacidos en
Italia” registrados en los dos Consulados italianos en Venezuela (Caracas y Maracaibo),
(…) Además, se estima que hay más de un millón y medio de venezolanos con ascendencia
italiana.” Si llegásemos a preguntarnos acerca del origen de la inmensa cantidad de ítalo-
descendientes en el país, la respuesta principal –entre muchas y variadas respuestas que
podemos conseguir- está alojada en los libros de historia. Así que a modo de preámbulo,
daremos un breve paseo por los antecedentes históricos que hicieron posible la presente
investigación y tan necesarios para entender a cabalidad sus dimensiones.

A partir de 1936, durante el mandato de Eleazar López Contreras, se desarrolla en


Venezuela una política de estado con intenciones de poblar el país con mano de obra
extranjera, específicamente europea. Como lo expresa Araque (2014) “se mira hacia
Occidente y su capital humano, como la solución que requiere la economía y sociedad
venezolana para despegar hacia un exitoso porvenir.” Estas políticas contrariaban a aquellas
propuestas por el gobierno anterior; de Juan Vicente Gómez, quien promulgaba una
aversión colectiva hacia el inmigrante con fines de mantener estable su poder, ya que veía a
los inmigrantes como un “elemento que implicaba la propagación de ideas foráneas
subversivas y contrarias al régimen y que por ende podían producir desestabilización
social” (Araque, op cit.)

López Contreras establece así una legislación que facilita la entrada de inmigrantes al
territorio venezolano, instaurando asimismo ciertas normas o requisitos al inmigrante, que
Araque (op. cit) cita:

La idea preconcebida de arraigarse, formar una familia e integrarse a la sociedad, no


poseer prontuario criminal y contar con el dominio de algún oficio como agricultores,
obreros, entre otros. Además de estarle prohibido al extranjero la posibilidad de fundar
o pertenecer a organizaciones políticas, fomentar la promoción de ideas contrarias al
orden establecido, (…) el requisito de ser de “raza blanca asimilable al país.

Los políticos y pensadores importantes de la época promovían la ‘difusión cultural’, como


lo es el caso de Alberto Adriani (1929), quien consideraba que “la población venezolana
era muy pequeña y mal preparada.” Razón por la cual promovía la entrada y naturalización
-entonces ingreso y colonización- del extranjero europeo. El mismo Adriani propone que
“con un buen plan de inmigración y colonización Venezuela podría (…) contribuir al
mejoramiento de su raza y a la nivelación de su cultura.” (p 179)

Esas mismas políticas son adoptadas y hasta reforzadas por el siguiente gobernante, Pérez
Jiménez, quien instaura lo que llamará la política estatal de “puertas abiertas” y la
promulgación de la ley de naturalización. (Rodríguez, 2010) En suma a las ya existentes
políticas de inmigración, durante el mandato de Pérez (1952-1958) ocurren dos
acontecimientos –uno interno y el otro externo- que sellarán el destino de la inmigración en
Venezuela durante ese periodo: El primero es un crecimiento sin precedentes de la
economía nacional, debido a los altos ingresos petroleros y el segundo son las
repercusiones que tuvo la Segunda Guerra Mundial en Europa; especialmente en Italia:
Según Pereira (2014) “ Italia fue uno de los países más afectados durante y después de la
Segunda Guerra Mundial; su estructura política, económica y social estaba en colapso.”

Según Medina (2014) “algunos italianos se dedicaron a la agricultura, mientras que los
otros se desempeñaron en el área de la mecánica, micro-mecánica, trabajos de artesanía y
construcción.” Esto denota la gran gama de oportunidades de trabajo que se les ofreció en
aquel momento. Aunado a esto, se promovía a través de la política de naturalización
(1955), la previamente mencionada “idea de arraigarse”, pero esta vez con la condición
explícita de no sólo introducirse en la sociedad, sino también de mezclarse genéticamente.
El artículo 6, que expone las condiciones favorables para la naturalización, y citado por
Rodríguez, op cit denota, entre otras cosas:

2. El número de hijos que tenga en Venezuela bajo la patria potestad.


5. Tener una larga residencia en la República.
6. Estar casado con mujer venezolana.
8. Haber cursado estudios y obtenido títulos científicos de una Universidad
venezolana.
La promoción de tal mezcla será la razón desencadenante de nuestro contacto tan natural y
familiar con el fraterno ítalo-descendiente.

El presente trabajo etnográfico a pequeña escala tiene como principal objetivo realizar un
análisis de las dimensiones de vida de seis familias de inmigrantes italianos, con enfoque en
dos grupos etarios principales: aquellos de primera generación –quienes en el caso
particular de nuestra investigación, hoy en día tienen entre 70 y 90 años- y aquellos de
tercera generación –cuyos entrevistados hoy en día tienen entre 15 y 23 años.

Según las palabras de Conrad (1974) y a manera de síntesis, la etnografía o método


etnográfico es la serie de técnicas que los antropólogos emplean para llevar a cabo el
estudio holístico de una comunidad.

Estas técnicas están divididas en muchas posibles opciones de recolección de datos, como
lo son la observación directa sobre la comunidad, que permite la interacción del
investigador con la comunidad estudiada, permitiendo así la observación participante; la
construcción de un rapport a través de entrevistas que se asemejan más a una conversación
cotidiana que a una entrevista estructurada; las genealogías, que consisten en el
establecimiento de relaciones de parentesco, descendencia y matrimonio, necesarias para
comprender las relaciones sociales y la importancia de los sistemas familiares en una
comunidad; trabajo con informantes clave, quienes por distintas razones poseen en su haber
información precisa que sea útil para la investigación; las historias de vida, que consisten
en la recolección de las experiencias de vida de un individuo en específico y cuáles fueron
sus reacciones personales a las situaciones que se le presentaron; y la investigación
longitudinal, que consiste en estar en contacto con la comunidad varias veces en un
determinado periodo de tiempo.

Es pertinente para comprender nuestro método de recolección de datos saber qué es una
guía de entrevista etnográfica. La propuestas de Conrad nos dicen que es un “formato
(cédula) que se usa para estructurar una entrevista formal, pero personal” tal entrevista
requiere la interacción cara a cara entre el etnógrafo y todos aquellos pertenecientes a la
comunidad estudiada. En esto se diferencia del cuestionario sociológico, aplicado de
manera impersonal a una población de muestreo.

Otro hecho importante acerca de las investigaciones etnográficas que debemos acentuar es
que, tradicionalmente, están dirigidas a estudiar comunidades completas, estos se lo pueden
permitir ya que los antropólogos trabajan con sociedades pequeñas. Los sociólogos son los
que se encargan de trabajar con comunidades complejas. Como lo dice el mismo Conrad:
“Los antropólogos realizan su trabajo de campo en comunidades y estudian la totalidad de
la vida social. Los sociólogos estudian muestras para hacer inferencias acerca de una
población más grande.”

A partir de esa premisa, deducimos que el presente no es sino una versión a pequeña escala,
una especie de simulacro de un trabajo etnográfico; pues si bien lo realizamos siguiendo
una guía de entrevista etnográfica; procurando hacer todas las entrevistas de manera que
pudieran ser personales, más parecidas a una conversación y tomando en cuenta para el
presente análisis la totalidad de los testimonios, no sólo un grupo de muestreo; es indudable
que la cantidad de personas con las que tratamos para obtener nuestros resultados no se
acerca si quiera a la totalidad de la comunidad de ítalo-descendientes en Venezuela.

Esta investigación busca analizar los procesos de adaptación o resistencia cultural


-conscientes o inconscientes- de aquellos familiares que llegaron primero y la relación de
estos procesos con su contexto histórico; razón por la cual será pertinente un enfoque
histórico pues, como lo resalta Bastidas (2017) refiriéndose a su trabajo etnográfico en las
comunidades de Palmarito y Gibraltar “Las sociedades existentes sobre las cuales trabajan
los etnólogos son el resultado de transformaciones de otras sociedades que le precedieron
en la historia”.

En un segundo plano, la investigación busca entender cuáles son las características de la


vida con respecto a la vida social de aquellos nietos de inmigrantes, cuyos lazos familiares
los ligan a Italia, pero para quienes el resto de las experiencias los asocian a Venezuela.

Uno de nuestros objetivos es precisamente averiguar cuál es el nivel de conciencia que los
individuos estudiados tienen sobre su proceso de adaptación a esta nueva cultura, muchas
veces totalmente desconocida. Al mismo tiempo, intentar comparar los datos y hacer una
especie de análisis de en qué medida influyeron el contexto político y social del país de
acogida en los procesos de adaptación cultural de esos primeros inmigrantes.

Un tercer objetivo es indagar en el tema de aceptación social que reciben hoy en día los
descendientes de inmigrantes italianos y qué papel han desempeñado las relaciones en
mayor y menor medida que estos puedan tener con sus raíces culturales.

Metodología

La recolección de datos se llevó a cabo a través de dos medios: primero, una serie de
entrevistas etnográficas realizadas a varios italianos e ítalo-descendientes, y posteriormente,
documentación acerca del contexto histórico que rodeó esa primera llegada de nuestros
sujetos de estudio al país.

Herramientas de recolección: grabadoras y apunte varios.

Población en estudio
Como comentamos anteriormente, la población de estudio es bastante reducida en
comparación a lo que una investigación etnográfica debería tener. Esto ocurre por dos
razones principales: la premura y los recursos aún limitados cognitivos de sus
investigadores, quienes aún tenemos mucho que recorrer; la presente ha de servir como una
introducción al mundo de la antropología y no tiene aspiraciones de ser vista como más eso.

Se realizaron entrevistas a 6 núcleos familiares, siempre intentando hablar con los dos
grupos etarios en los que nos enfocamos, pero cuando por cuestiones ajenas a nuestra
voluntad, aquellos de la primera generación no estaban disponibles, acudimos a realizar
preguntas a sus hijos, que nos informaran indirectamente de las afirmaciones que estos
hubiesen hecho a lo largo de su vida.

Una vez recolectados los datos, se realizó un “desgrabe”, resaltando las partes que
consideráramos pertinentes para el presente análisis. Posteriormente, se contrastaron los
datos obtenidos por la entrevista con el material bibliográfico teórico e histórico
seleccionado.

Una primera generación oscilante entre el pasado y el presente

A partir de los resultados obtenidos en las entrevistas, podemos deducir que del
movimiento migratorio de aquellos primeros miembros de la familia que pisaron tierra
venezolana, se produjeron –entre muchos otros- dos fenómenos principales y
diametralmente opuestos, en muchos casos simultáneos: uno de adaptación y otro de
resistencia cultural en forma de auto-segregación.

Los primeros en llegar fueron hombres, solteros y de familia, que vinieron para escapar de
la situación económica decadente de aquella Italia de postguerra, (normalmente llegaron a
Caracas y se esparcieron luego por el país). Posteriormente vinieron sus esposas e hijos
para así juntarse a la fuerza de trabajo, con miras en hacer más dinero. Justo como Burelli
(2009) lo dice “Italianos llegaron de todas las edades, condiciones sociales y niveles
educativos con un rasgo común y definitorio: la voluntad de trabajar.”
Algunos de los inmigrantes pasaron por un proceso de adaptación cultural –integración,
específicamente- en el que acogieron muchos aspectos de la cultura venezolana, la principal
razón de esto parece haber sido un profundo amor que sintieron por las tierras que
habitaban.

…mis abuelos se adaptaron muy bien a Venezuela, en el momento en que ellos


lograron aprender español, no volvieron a hablar italiano. (Trevisi, 20 años)
…Cuando él se casó, al poco tiempo mi tío se fue para Italia. Pero él no se quiso ir, a él
le gustó muchísimo Venezuela; tanto que él nunca nos hablaba en italiano. Mi tío
siempre hablaba italiano con los hijos, él no; él decía que él era más venezolano que
cualquier venezolano… (Falconi, 50 años)

Es importante resaltar esa última frase del testimonio: “Más venezolano que cualquier
venezolano.” Esta es una de las frases predominantes en aquellos que pertenecieron al
primer grupo de inmigrantes.

…no conozco mucho de su experiencia. Yo sé que amaba Venezuela con locura, se


sentía más venezolano que muchos venezolanos… (Grossi 24 años)

Estos testimonios se asemejan a las aseveraciones de Burelli op. cit. “el italiano se propuso
desde un principio integrarse al venezolano. (…) En ellos destaca una expresa voluntad de
compartir con “el criollo”, aprender su idioma y asimilarse a su modo de vida.” Y a pesar
de que existían lazos irrompibles entre ellos y la añoranza por su país,

Todo, él amaba Italia, sobre todo el mar, porque mi papa siempre fue un hombre de
mar, era matado por el mar, él tenía que llegar y tenía que llegar al mar. Es más, antes
de morir me acuerdo que me dijo, estaba en el hospital y me dijo que le tomara una
foto al mar, que si se veía el mar desde allí, y le dije sí papa, entonces me dijo tómele
una foto al mar que necesito verla que quiero verla y bueno eso hice por ahí la tengo…
amaba todo, la comida… todo. (Cannistra, 50 años)

También se enamoraron de Venezuela, que los recibió cuando huyeron de este estado de
precariedad que vivía Italia. Este es el modelo de inmigrante italiano en primera instancia,
quien también cumple con los estándares propuestos por Durán (2017) que suponen “para
llegar a ser un inmigrante exitoso allende los mares, necesitas amar la tierra adoptiva como
propia.”

Una segunda razón para haberse adaptado tan voluntariamente a las costumbres
venezolanas tiene que ver con las condiciones sociales, económicas y sobre todo políticas
del país en ese momento; las políticas gubernamentales promovían la naturalización, todo
el mundo podía ser venezolano y tenía derecho a una vida digna como un nacional
naturalizado:

Pérez Jiménez abrió las fronteras… nos abrió las puertas. Él era una persona
constructiva, que nos dejó tener una vida decente, él le abrió la puerta a todo el mundo
(Ingrá, 80 años)

A esto se suman la gran bonanza económica ya antes mencionada y el efecto que ella tuvo
sobre los índices de criminalidad, que según varios de los testigos eran increíblemente
bajos:

Y también me contaron mucho sobre que Venezuela les encantaba porque había
muchísima vida. La gente era súper amable, que era súper seguro… hay una anécdota
de ella caminando por una de las principales avenidas de caracas y dice que así recién
llegada de una semana a caracas, iba con su bolso y se le cayó la cartera y ya iba tres
calles más allá y llego un chico corriendo a devolverle la cartera, que el chico la venia
llamando tres calles atrás, siempre me contaba eso que era súper seguro y la gente
súper amable y eso le encanto y por eso se enamoró de Venezuela (Linschinsky, 21
años)

Ahora, en segundo plano, un fenómeno adyacente, que es a nuestro parecer bastante


natural, ocurrió; aquél de intentar mantener los aspectos idiosincráticos de su cultura de
origen delimitando el terreno entre los venezolanos y ellos. La segregación, el apartamiento
en colonias, el contacto con italianos fundamentalmente les permitió mantener una
tradición –aunque ‘criollizada’- esencialmente italiana:

Nosotros (…) siempre estuvimos rodeados de gente italiana (…) de mi infancia no


recuerdo ningún venezolano. Pero me acuerdo de todos los italianos habidos y por
haber. (…) También mi mama siempre nos decía que nos rodeáramos con gente que
estuviera en la colonia italiana (Falconi, 50 años)

Si bien el gobierno de Pérez Jiménez promovía la inclusión de los italianos en la sociedad e


incluso las relaciones ítalo-venezolanas, los inmigrantes decidieron aplicar las leyes a la
Jim Crow, con una pequeña transgresión: iguales pero separados.

Cuando llegamos a Venezuela, nos instalamos en una zona de Caracas muy bonita,
donde vivían puros italianos…entonces si nuestros hijos se casaban entre ellos era
porque se conocían desde muy niños (Ingrá, 84 años)

A pesar de considerarse muy venezolanos e hibridar muchas de sus tradiciones; adaptarlas a


la tierra que los recibió, muchos permanecieron unidos en una zona segura, -muchas veces
lejana de las viviendas de los nativos- en donde hicieron vida. Si se movían de lugar, solían
aconsejarle a sus amigos de la colonia comprar los inmobiliarios en las cercanías, para así
mantenerse juntos.

…Y mi esposo les avisaba a los paisanos “mira, que aquí hay un edificio nuevo ¿te
vienes con nosotros para allá?” y nos íbamos yendo todos uno detrás del otro, para
poder estar todos juntos. (Ingrá, 84 años)

Este pasado en común les permitió crear unos lazos fraternos que en aquel entonces les
ayudaron a mantener presente un lazo que los atara a su tierra natal. Posteriormente estos
lazos permanecerán y serán llevados de generación en generación.

Yo como descendiente ítalo-venezolana, yo puedo notar que hubo amistades


generacionales que se hicieron cuando llegaron mis bisabuelos. Tengo ciertos grupos
de familia, familias italianas, que llegaron en el mismo tiempo que mis abuelos, esas
amistades se mantienen, y donde nosotros todavía nos reunimos a comer comida
italiana de hecho, a sentarnos en una mesa y comer y hablar y simplemente pues pasar
tiempo y hablar pues de… pues de todo (Trevisi, 20 años)

Estas tradiciones de reunión de ítalo-descendientes, precisamente todos reunidos comiendo


comida italiana nos llevan a nuestro segundo punto de discusión; la razón de este fenómeno
de resistencia. Proponemos que en una primera instancia esta razón no está precisamente
basada en el etnocentrismo. Este grupo tan grande de inmigrantes tenía miras en mantener y
cuidar celosamente sus tradiciones, y lo lograron a partir de la segregación; manteniendo
amistades italianas o en su defecto extranjeras –muy probablemente para evitar que las
relaciones de poder estuviesen desbalanceadas-.

En efecto, fueron muchas las tradiciones que se mantuvieron a lo largo del tiempo. Sin
embargo, a partir de las entrevistas, deducimos que aquellas que más perduraron fueron las
culinarias, tanto los platos como los rituales a la hora de comer y de cocinar.

Si, en mi familia siempre se mantuvo mucho la costumbre italiana, hacíamos comidas


como muy típicas, hacíamos pasta casera, mi abuelo nos levantaba muy temprano para
hacer ñoquis en la casa, siempre la comida era como la hora más importante para
reunirnos como familia, todos siempre cocinamos juntos, nadie nunca se iba cuando
era la hora de cocinar, siempre estábamos siempre juntos, y eso es como súper
italiano… (Linschinsky, 21 años)
Siempre hemos tratado de mantener la costumbre de mantener la comida sagrada
comiendo todos en la mesa en familia dando gracias y rezando nosotros en español y
una de mis hermanas en italiano y ella usa mucho el italiano. (Falconi)
Hemos resaltado esas últimas palabras del testimonio anteriormente citado para referirnos a
un tercer fenómeno que se dio en menor cantidad y cuyas causas desconocemos, por tanto
no lo trataremos a fondo en la presente investigación: Algunos de los llegados a Venezuela
hace setenta años más o menos, de quienes se esperaría un buen nivel de lengua,
simplemente no lograron adquirir el español. De una manera u otra se las arreglaron para
tener una vida normal, -en cuanto a lo meta-social, a lo necesario; los bancos, mercados,
campos laborales- a pesar de las grandes barreras del idioma. Las razones de esta falla de
aprendizaje permanecerán desconocidas para nosotros. Sin embargo, consideramos que fue
un tema interesante e inexplorado que decidimos mencionar con intenciones de exhortar a
que algún día se exploren estas áreas engorrosas del idioma.

A modo de resumen, vemos dos principales movimientos retratados como una síntesis de la
pluralidad de casos de inmigración que se dieron a Venezuela desde la Italia de la
posguerra: uno de adaptación asimilativa que tuvo lugar en sus costumbres de vivienda, en
el afecto a esta nueva tierra, a sus condiciones sociales, tan opuestas en aquél entonces a la
decadencia de Italia en posguerra; y uno de resistencia cultural, mediante el cual lograron
mantener tradiciones y transmitirlas de generación en generación.

Situación de los ítalo-descendientes de tercera generación

Nos gustaría comenzar hablando sobre un fenómeno que ocurrió después de tantos intentos
por la creación de políticas de recibimiento de italianos y tanta promoción de integración y
mezcla:

La relación entre la administración de Pérez Jiménez y la importante comunidad


italiana provocó, a la caída del primero, un extraño e inusual caso de xenofobia en el
país, en el cual los venezolanos repudiaron la presencia los segundos. El rechazo
contra los italianos tuvo que ser detenido por la Junta de Gobierno (…) para
tranquilizar la situación de descontento en la población, por la estrecha relación de los
italianos con el gobierno perezjimenista. (Rodríguez, 2010)

Este brote de xenofobia, estaba presente en verdad por una desaprobación al gobierno
pasado, considerado como una dictadura por muchos, que por una verdadera aversión a los
italianos, con quienes habían compartido lugares de trabajo, derechos, y beneficios sin
problemas. Este año, Canelón (2020) publicó un artículo titulado “La xenofobia anti
italiana en la Venezuela de 1958” en el cual habla abiertamente de un fenómeno de
violencia interétnica que se instauró en Venezuela a partir de la caída de Pérez Jiménez. El
autor asegura que:

Varios comercios de italianos habían sido saqueados e incendiados (…) Muchos


miembros de la comunidad italiana recibían llamadas anónimas con amenazas de
muerte. (…)Los italianos eran amenazados e insultados en sus trabajos y comercios y
se les acusaba de perezjimenistas. (…) y los panfletos señalaban la noche del 24 de
febrero como el día que saldrían a quemar los negocios de los italianos y a asesinarlos.

Sin embargo, esta última promesa de asesinato nunca se dio y las aguas se calmaron muy
pronto; los actos violentos de hostilidad fueron neutralizados y nunca se volvió a ver un
trato rencoroso de tal magnitud. Según un testimonio de Rajhiv (2020) en el mismo
artículo: “Ese brote xenófobo duró poco tiempo porque la Junta de Gobierno además de
Uslar Pietri y otros llamaron a la gente a deponer esas actitudes” otro de Giuseppe Gino
(2020) “Esto resultó ser una anécdota, nada más. Nunca hubo racismo de venezolanos con
los italianos.” Uno último de Juan Perozo (2020) asegura que:

Lo cierto es que Muchos extranjeros vinieron a Venezuela, se quedaron aquí, formaron


familias, estudiaron y se desarrollaron en muchos ámbitos en esta tierra, eso nadie lo
puede discutir porque de eso provienen las mezclas culturales, fenotípicas y genéticas
que existen actualmente en Venezuela.

Es a partir de ese último comentario que observamos la realidad objetiva hoy en día. A
pesar de ese episodio casi psicótico que parecen haber sufrido los venezolanos durante ese
tiempo de la caída de Pérez Jiménez, la realidad es que los italianos, sus hijos y nietos, se
fueron mezclando progresivamente con la sociedad dominante hasta borrar cualquier
frontera que existiera entre ambas comunidades y conformando una mezcla homogénea.
Esta es la razón por la cual esta sección será un poco más corta, pues no hubo mucho sobre
lo cual hacer un hincapié. Si bien los ítalo-descendientes forman un grupo bien definido,
son pocos los testimonios que nos pudieran dar sobre diferencias étnicas o culturales con
respecto a la cultura dominante.

En cuanto a los problemas de identidad que les pudo haber causado el sentir algún tipo de
dualidad incómoda dentro de las sociedades venezolanas, encontramos que ninguno de los
entrevistados alega haberse sentido distinto de ninguna manera con respecto a su entorno.
La única referencia a algún tipo de conflicto que pudo haberse generado por su condición
de descendientes de extranjeros, tiene que ver con las preguntas de los demás al notar que
su apellido sonaba distinto al del resto, evento repetitivo por el que ninguno alega no
haberse sentido excluido ni alienado.

Pues es mi caso, creo que no le prestaba mucha atención. Tal vez de chiquito los niños
eran como que: ay, es de Italia ¡wow! pero ya. O sea, de joven es como que: okey,
normal. (Cannistra, 23 años)
…yo siento que no para nada, o sea nunca, nunca me sentí rechazada de ninguna
manera por ser como de familia extranjera en lo más mínimo. Cosa que por ejemplo si
me pasó cuando viví un tiempo en México; con el apellido europeo, y siendo
venezolana si sentía como muchos apodos, muchas burlas, pero en Venezuela jamás
(Linschinsky, 21 años)
Lo único que siempre me preguntaban era y de donde es ese apellido y yo Italia (…)
El único cabio que notaba era el de sus caras preguntándome ¿cómo rayos se escribe
eso? (Cannistra, 15 años)

En los tres testimonios anteriores podemos observar que estos inmigrantes de tercera
generación no sienten ningún tipo de diferencia entre ellos y los venezolanos; a pesar de
mantener aspectos culturales de Italia, tal vez por cuestiones de presión social, acceso a la
educación de los hijos de segunda generación, procesos de integración que tuvieron a estos
hijos de inmigrantes como cabecilla, fue que estas familias -muchas veces mezcladas ya
con venezolanos- terminaron por una unificación con la comunidad huésped.

Encontramos que uno de los testimonios sí encajaba con nuestra pequeña hipótesis de que a
pesar de no ser italianos nacidos en Italia, hoy en día, estos descendientes de tercera
generación recibían un trato de algún modo privilegiado:

…Yo si considero que yo tuve un trato muy positivo respecto a mi apellido. También
tiene, supongo, que tiene que ver aparte que si yo noto que en Venezuela cuando tú
tienes un apellido extranjero como que te miran con un ojo más de superioridad de
alguna forma, creo que por el hecho de que mi familia tiene una empresa de muchos
años donde el nombre es mi apellido… (Trevisi, 20 años)

Pero como el testimonio mismo nos lo asegura, puede que este trato preferencial se deba a
otro aspecto de su identidad; su posición social elevada por su posición económica. Lo cual
nos dejaría en el mismo argumento con el que empezamos esta sección: no existe ya una
diferencia visible entre los venezolanos y los ítalo-descendientes. Somos parte de esta
Venezuela multicultural, multiétnica.

Un último aspecto a tratar fue uno que no verbalizamos jamás, pues cada vez que hacíamos
la pregunta, los miembros de la comunidad investigada la ignoraban o cambiaban de tema:
las relaciones sentimentales actuales de la mayoría (cinco de siete) de los pertenecientes a
la tercera generación son con otros descendientes de italianos. Eso llamó nuestra atención
pues si bien ellos aseguraban no sentirse alienados ni diferentes de la comunidad
‘dominante’, decidían juntarse con miembros de un mismo grupo étnico en vez de
‘mezclarse’ con venezolanos.

Conocemos ya, por la sección pasada, que varias de las tradiciones traídas desde Italia se
mantienen como parte de los rituales familiares. Tratamos específicamente con los
culinarios, pero hay muchos más, entre ellos la religión, el idioma (que en algunos casos se
mantiene dentro del hogar), o las expresiones gestuales tan características del italiano.

Nuestra -una vez más, pequeña- hipótesis, que es incomprobable al menos por el momento,
es que existe una necesidad muy probablemente inconsciente de buscar personas cuyo
origen y cuya formación sean más o menos los mismos para evitar, en primera instancia, el
tener que explicar su cultura y en segunda instancia, contemplar perderla. Sin embargo,
nada de esto es claro ni obvio. Una vez más, queda pendiente una investigación más a
fondo sobre el fenómeno presentado.

Conclusiones

El gobierno y las políticas de Pérez Jiménez fueron un factor muy importante en las
tendencias migratorias de la época y determinaron el destino de muchos italianos en este
país, quienes hoy en día

Como pudimos observar, las líneas que imaginaria y teóricamente nos dividen los unos de
los otros, se han visto forzadas a borrarse; nuestra condición de humanos prevalece y
aquellas de nacionalidad o culturales se atenúan con cada generación y hasta –quién sabe si
algún día pasará- desaparecer. A pesar de que es cierto, visible, palpable y comprobable
que existen métodos a los que ambas comunidades acuden para intentar hacer visible una
diferencia entre ellas (un gran ejemplo sería la presencia de clubes ítalos a lo largo del
país), la realidad nos muestra que hoy en día, por distintas razones, estas diferencias se
tacharon y fueron reemplazadas por inclusión, (un gran ejemplo es el hecho de que
cualquiera –venezolano, italiano, español, chileno…- que pague la membresía puede ser
parte del club ítalo).
Referencias
 Araque, J (2014) El estado y la inmigración. Consultado en:
http://inmigracioneuropeaenvzlad1936a1961.blogspot.com/
 Bastidas, L. (2017) Identidad y representación de la historia en las comunidades negras de
Palmarito y Gibraltar. Fermentum, Mérida-Venezuela.
 Burelli, G (2009) Italia y Venezuela: 20 testimonios. Consultado en:
http://historico.prodavinci.com/2009/09/09/artes/testimonios-inmigrantes/italia-y-
venezuela-20-testimonios/
 Canelón, L (2020) La xenofobia anti italiana en la Venezuela de 1958. Consultado en:
https://venezuelainmortal.com/la-xenofobia-anti-italiana-en-la-venezuela-de-1958/
 Conrad, K. (2011) Antropología Cultural, 14 edición. Parte 1 Capítulo 3: Método y teoría
en antropología cultural. The McGraw-Hill Companies, Inc.
 Durán, M (2017) Viaje al fondo de un inmigrante: Filippo Vagnoni. Consultado en:
https://efectococuyo.com/la-humanidad/viaje-al-fondo-de-un-inmigrante-filippo-vagnoni/
 Medina, R. (2014) Análisis de las generalidades psicológicas de los inmigrantes europeos y
sus anfitriones venezolanos (1945-1965). Consultado en:
http://inmigracioneuropeaenvzlad1936a1961.blogspot.com/
 Ministero degli Affari Esteri Sección de Italia y Venezuela. Relaciones bilaterales.
Consultado en https://ambcaracas.esteri.it/ambasciata_caracas/it/i-rapporti-bilaterali/
 Pereira, D. (2014) Causas de inmigración europea después de la Segunda Guerra Mundial.
Consultado en: http://inmigracioneuropeaenvzlad1936a1961.blogspot.com/
 Rodríguez, F. (2010) La Inmigración en la Administración de Pérez Jiménez (1952-1958).
Heurística, revista digital de historia y educación, Universidad Simón Bolívar. Caracas,
Venezuela.
 Romero (2019) Antología de Alberto Adriani. Ensayo escrito por Adriani en 1929, (pp.
152-179) Consultado en: https://books.google.com/books/about/Antolog%C3%ADa.html?
id=QgmtDwAAQBAJ

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