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Lectura 1: REALIDAD NACIONAL

El Perú, es un país con un régimen democrático, y una larga historia; enmarcado en


una cultura de paz, mega diverso, multiétnico, pluricultural y multilingüista. Se asienta
en un territorio de 1.25 millones de Km2. Tenemos una población, según censo el
censo del año 2017 datos realizados por el Instituto Nacional de Estadística e
Informática ( INEI ), cerca de 31 millones 237 mil 385 habitantes en territorio peruano,
divididos en tres zonas geográficos: costa (zona árida), sierra (valles interandinos y
alta montaña) y selva (amazonía).    La mayoría de la población se asienta en la zona
urbana (74%) y la población rural representa el 26%. de la población. Lima, capital de
la República,  concentra a casi 8.5 millones de habitantes.
Con un crecimiento económico sostenido en los últimos 7 años de una tasa que se ha
elevado del 4% al 6% anual, pero con una redistribución inequitativa de la riqueza, que
limita el desarrollo económico, propiciando patrones de injusticia social. Los principales
problemas en del Perú de hoy se pueden sintetizar en la situación de pobreza en que
se encuentra el 48 % de la población del campo y en la ciudad; el cambio climático: la
desertificación y pérdida de la biodiversidad biológica y cultural; y con una gran
dependencia alimentaria y dependencia de los mandatos del mercado; y teniendo un
Estado absolutamente centralista, no solo en términos económicos sino también
políticos.  Ello solo se puede explicar por un régimen económico y social excluyente,
que privilegia la extracción y explotación indiscriminada de los recursos naturales, la
inversión de las grandes transnacionales y extranjera; además de una política agraria
que discrimina al pequeño agricultor y a las comunidades campesinas, cuyo principio
básico es el libre mercado como el único asignador de los recursos.  Pero este sistema
y políticas, encuentran resistencia en el sector rural, gracias a una agricultura de
subsistencia, a una no dependencia del mercado y a una cada vez mayor articulación
de los diferentes sectores agrarios en defensa de sus intereses.
La inequidad se traduce en la situación de pobreza en la que vive el 48.7% de la
población peruana a nivel nacional; la zona urbana alcanza el 36.8%, mientras que en
la zona rural alcanza un 70.9% de pobres del total de la población rural; y esta se
eleva en la sierra rural al 77.3%. Por elloE se dice que la pobreza tiene un sello
predominantemente andino y rural.   Pero ello no invalida la cantidad de personas que
viven en situación de pobreza en las zonas urbanas, lo cual también requiere un
tratamiento especial.
Como se ve el sector rural es el más empobrecido e invisibilizado del país, siendo
necesario resaltar que son las mujeres y los jóvenes campesinos el grupo más
vulnerable y afectado por el desarrollo económico imperante; por ello se dice que la
«pobreza tiene rostro de mujer».
A pesar del proceso de regionalización puesta en marcha, en el cual se han
establecido gobiernos regionales, el Perú sigue siendo un país profundamente
centralista, teniendo a Lima, como concentradora del poder político y económico, de
las principales empresas, órganos de gobiernos, universidades, etc.  Y ello se acentúa
porque el proceso de regionalización, encuentra a los pueblos y comunidades
campesinas, con organizaciones debilitadas y a las instituciones regionales y
municipales con escasas capacidades organizativas y técnicas para enfrentar los retos
del nuevo contexto político, social y económico que vivimos.  Y al mismo tiempo la
descentralización tiene debilidades en los procesos realmente democratizadores, los
mecanismos de participación regional y local no están garantizando ni la participación
de las comunidades campesinas ni su incidencia en la toma de decisiones; ni mucho
menos existe una autentica delegación de responsabilidades y decisiones desde el
Estado central hacia los espacios de poder regional y local.
La historia reciente de violencia política y dictadura fujimorista, hizo que los
movimientos y organizaciones del espacio rural perdieran fuerza en la década de los
80 y 90, produciéndose desplazamientos forzados y asesinatos de líderes y miembros
de las comunidades campesinas y del movimiento popular; y destruyendo el tejido
social e institucional existente, como de los partidos políticos, los sindicatos, los
movimientos campesinos, etc.   Así la comunidad campesina quedo relegada, en
pleno 2007 y 2008 que los sistemas de explotación de sus recursos naturales (la
minería) provocaron que retome fuerza el movimiento campesino, esta vez de manera
espontánea y sin una organización fuerte, pero con actores que creen en la necesidad
de empoderarse y poner en agenda pública sus derechos y demandas.   
Otro aspecto son las consecuencias de un mundo crecientemente globalizado, que
aplica políticas neoliberales a todo nivel, privilegiando la incidencia del capital externo
y privado. Y que en el Perú, a partir de la década de los 90 , no solo se vende y
concesiona la propiedad del Estado al sector privado, principalmente de capitales
extranjeros, sino que además la propiedad privada nacional es adquirida por el capital
privado extranjero. Esto genera crecientes diferencias y polaridades territoriales y
sociales, con especial incidencia en el campo.  Dado que el modelo supone que es el
mercado el mejor asignador de los recursos.

Javier Diez Canseco, Conferencia Magistral: “Realidad Nacional y Globalización”


realizada en el Taller de Planeamiento Estratégico de  Heifer Peru, Lima 11-14
diciembre del 2007

Lectura 2. ECONOMÍA- LA REALIDAD NACIONAL, LA NEOLIBERALIDAD, LA


PRIVATIZACIÓN Y EL REAL IMPACTO SOCIAL

En los último años hemos venido escuchando por diversos medios tanto internos como
externos de que el Estado debe reducirse solo a labores democráticas y sociales,
otros los más radicales van más allá de ello, piden prácticamente que desaparezca su
participación e interacción con el mercado y del entorno empresarial, para ello nos han
vendido la idea de planteamientos de lograr eficiencia en los servicios, una sustancial
reducción en el tamaño del Estado, el desmantelamiento de regulación y control de
precios, la ampliación de la participación de la competencia y una reducción de la
corrupción oficial, pero no se ha dicho el verdadero objetivo oculto de la privatización,
la de Aumentar los ingresos del sector oficial para que pueda mejorar los desembolsos
de intereses de la deuda externa.

Muchas saltaran a la palestra y dirán que no es cierto pero la realidad nos viene
demostrando la real, desnuda y cruel que es la neoliberalidad del mercado en la vida
social de un país como el nuestro y la renuncia tácita de un Estado a llevar a cabo su
verdadero rol de promover el desarrollo y crecimiento de una nación a que sea justa,
sana y humana, pero ello no solo fue error del Estado, ya que tampoco no fue
percibida su impacto socioeconómico por los organismos sociales, laborales, etc, hoy
vemos que la desmedida privatización ha conllevado a nuestro país a una situación de
seudo desarrollo y mayor pobreza aparte de su aberración conceptual en lo que a
conducción política se refiere, que incluye algunos efectos de hondo impacto, como el
aumento del desempleo, la pobreza, inseguridad ciudadana, el analfabetismo y la
informalidad; la concentración de capital en manos de pocos monopolios financieros
nacionales y un aumento exponencial en la riqueza de las multinacionales que deciden
participar con gran ventaja en la subasta y remate de los activos estatales, cuyos
hechos han sido denunciados por la misma Cepal.

Más aún somos participes de una inhumana política denominada libertad laboral, la
que consiste simplemente en golpear o eliminar los derechos adquiridos por los
trabajadores a lo largo de muchos años de lucha, especialmente a nivel sindical. Y si
bien es cierto que muchos sindicatos de trabajadores han sido prácticamente
colonizados por actores o pensadores de ideas extremas, desvirtuando con ello lo que
debería ser la función esencial de su existencia, no es menos cierto que ellos han
protegido en cierta forma a quienes los integran, de la voracidad insana de
muchísimos empleadores que quisieran haber vivido en los siglos del feudalismo.

Para ahondar este escenario negativo, las medidas del Banco Mundial pretenden dar
mayor autonomía a los empleadores, ofreciéndoles la posibilidad de entregar menores
beneficios salariales y  de mayores recortes de prestaciones de protección y seguridad
social a los trabajadores. Asimismo, cada día se fortalece el subempleo disminuyendo
el costo de la mano de obra a niveles incipientes. Un ejemplo más dramático de esto
se encuentra en nuestro país en el sector industrial, civil, público, manufacturero,
agroindustrial y de la salud, en donde sus trabajadores, han venido perdiendo sus
prestaciones, sus niveles de ingreso y su misma posición social, al considerarse al
sector como una enorme fuente de ingresos para el grupo de capitales nacionales y
extranjeros.

A ello también se suma en el encarecimiento de los servicios públicos, con una


fachada de la optimización de los ingresos del Estado que se encuentra en el aumento
en los costos de los servicios públicos y en las reformas tributarias que cada vez
arrancan una mayor parte de los magros ingresos de todos aquellos que no pueden
ocultar sus ingresos, como los trabajadores dependientes. La elitización resultante es
también evidente. Uno de los impuestos que más ha golpeado a las clases media y
popular es el IGV.

Siendo en resumen, con el socorrido argumento de la modernización y la privatización,


organismos internacionales como el Banco Mundial con la complicidad de gobiernos
débiles e ineficientes pretende arrancar los pocos recursos de los gobiernos para
cancelar deudas de usura sin prestamistas mundiales.

Pero ya se ha hecho una mala costumbre de la extrema derecha y de sus


beneficiados, que cuando alguien intenta criticar los sistemas económicos que atentan
contra la dignidad y el respeto de la persona como ente humano y pensante, se lo
acusa de "comunista" y apátrida, incluso he recibido misivas de personas que me
acusan de subjetivo, falto de estadística y sin un piso matemático para sustentar estos
argumentos, como si no existieran en diversos organismo tanto nacionales como
internacionales la abundancia de semejantes documentos.

No obstante, existen doctrinas tan importantes como la de la Iglesia Católica que han
planteado la obligación social del Estado en aspectos tan importantes como el bien
común, la solidaridad, la sujección de los medios de producción al trabajo humano ( y
no a la inversa) y la dignidad humana por encima de cualquier tipo de beneficio
mezquino de algunos pocos.

Existen documentos tan trascendentes como las Encíclicas Quadragesimo anno (Pío
XII 1931), Pacem in terris (JUan XXIII 1963), Populorum progressio (Paulo VI 1967) y
Centrodimus Annus (Juan Pablo II 1991), son solamente algunos de los que defienden
el bienestar y bien común por encima del beneficio particular y privado de grupos
específicos que han precipitado con su inhumano egoísmo y desaforado apetito
económico y de poder una desigualdad social que solamente culminará en una
desgracia para todos.

Repasemos y observemos el horizonte hacia los países que han sufrido la desmedida
locura neoliberal veremos una imagen social poco alentadora, por ello es importante
mencionar el planteamiento de la Comisión de Deuda Social del Parlamento
Latinoamericano, cuyos miembros han urgido la necesidad de una "mejor distribución
de la riqueza", pues los fenómenos de la globalización han pauperizado y afectado
negativamente a quienes constituyen los elementos más débiles de la sociedad,
especialmente las mujeres y los niños. Todo esto, para mostrar la vergüenza de la
impresionante cifra de ciento diez millones de pobres absolutos en nuestro continente.

Ante tan triste y volátil escenario, preocupados los ideólogos neoliberales por el
polvorín social que implica y conllevaría esta situación, se ha hablado de una inversión
social, creando fondos y empresas que en lugar de acabar con la pobreza,
simplemente la administran, con criterios asistenciales transitorios y fines clientelistas
del ejecutivo, como vemos en los programas manejados por el Ministerio de la
Presidencia y el de la Mujer.

En nuestro país, el gobierno de Fujimori fue la plataforma que ha llevado al desastre


económico actual, ahondado por la torpeza de este gobierno actual. El Neoliberalisno
es el culpable real de gran parte de los problemas sociales que hoy nos aquejan, al
lograr incentivar y empujar a la miseria absoluta a más del cincuenta por ciento de
nuestra población, con sus consecuencias, de fortalecimiento de la delincuencia,
desigualdades sociales, discriminación y del ahondamiento en la pérdida de valores y
de dignidad que durante mucho tiempo acompañaron a nuestra sociedad.

El neoliberalismo extremo es el peor enemigo de la sociedad latinoamericana, de su


conglomerado desprotegido y de las políticas sociales que intentan aliviarlo. Un
economista chileno Manfred Max-Neef (Premio Nobel alternativo de economía) ha
expresado: "...La política neoliberal que están adoptando la mayoría de los países
latinoamericanos, los llevará directo al colapso..."

El neoliberalismo económico, puesto de manifiesto en los eventos de la vida nacional


en los últimos años, representando una de las ideologías más peligrosas que han
conocido los países del tercer mundo, debido a las profundas repercusiones sociales
que las medidas de gobiernos que, como el del presidente Fujimori el de Toledo,
tomaron en favor del capital internacional y en desmedro de la calidad de vida de los
pobres peruanos.

Muchos economistas neoliberales pregonan el resurgimiento del poder del mercado,


con la eliminación o reducción del papel del Estado en el plano económico y social,
con sus consecuencias de re-evaluación del concepto de soberanía para cambiarlo
por el de globalización y la evidente abusiva prevalencia de lo privado sobre lo público.

Una de las ciencias que etiquetan es la macroeconomía son los encabezados y


defensores de un aumento del crecimiento económico (Ellos equiparan crecimiento
con desarrollo), un aumento de las exportaciones, preferiblemente de materia prima
poco elaborada (minera) y que requiere de mano de obra barata, un absoluto control
de la inflación y una reducción sistemática del ingreso real de la población. Para ello
preconizan una reducción del déficit fiscal mediante el recorte del gasto público y la
eliminación de la inversión y subsidios, esencialmente para aumentar la posibilidad del
pago de la deuda externa y el enriquecimiento de las transnacionales y de los
monopolios nacionales y extranjeros.

Una de la fuentes modernas del neoliberalismo se encuentran en la escuela


monetarista del economista Milton Friedman, quien expresa que la desigualdad es
positiva en tanto contrarresta la centralización del poder político y, al mismo tiempo,
incentiva al individuo en originalidad y producción. Y en su contraparte europea, la
denominada "escuela austríaca", representada por Friedrich Hayek y Ludwig von
Mises, quienes afirman que el capitalismo eleva el nivel de vida de todos, incluyendo
los más pobres, pues el aumento en la riqueza aumenta el altruismo individual.

Veo con temor y asombro afirmaciones como la del "libertario" Robert Nozick, quien
sin ruborizarse plantea que "Nadie puede exigir un derecho al ingreso por el simple
hecho de necesitarlo para sobrevivir, pues al hacerlo, se coarta la libertad de alguien
más". E incluso los extremos de otros libertarios extremistas, como Murray Rothbard y
David Friedman, para quienes los pobres tienen la culpa de su propio destino.

Tengamos en cuenta que detrás del planteamiento neoliberal se encuentra, en


esencia, el clamor de la Banca Internacional por cobrar su deuda a los países del
Tercer Mundo.

El Consenso de Washington, en 1993, planteó de manera muy específica una serie de


pasos para conseguir estos propósitos:

 Luchar por el apoyo político para la reforma neoliberal, aún a sabiendas del
efecto desastroso sobre la población.

 Garantizar la estabilidad macroeconómica del país para que produzca un


excedente fiscal.

 Impulsar y Favorecer la privatización.

 Facilitar la inversión y el crecimiento económico.


No olvidemos que las autoridades de la República están constituidas para proteger a
todas las personas residentes en el Perú, en su vida, honra, bienes, creencias y
demás derechos y libertades, y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales
del Estado y de los particulares. A lo anterior se suma el concepto de las funciones
económicas del sector público, que incluyen la procura de la eficiencia económica, la
redistribución de la renta, la estabilización de la economía y el establecimiento de sus
políticas específicas.

Los visionarios de la privatización plantean el retiro del Estado de la arena económica


del mercado, dejándolo esencialmente como un pequeño regulador entre particulares.
Pretenden entonces que el ente social coloque en venta los bienes escriturados a la
nación para poderlos explotar en el escenario de la economía de mercado, con el
objeto de volverlos eficientes y eficaces para, en esa forma, obtener ganancias que
reviertan hacia quienes se han tomado la molestia de volverlos rentables. Quienes
apoyan la privatización hablan de ella como la única vía al crecimiento económico, al
mejoramiento de la eficiencia empresarial, la creación de nuevos empleos, la
promoción de la competencia, el desarrollo de mercados de capitales, la liberalización
de los recursos estatales y la reducción de la presión fiscal.

Pero el problema no es simplemente la torpeza e ineficiencia del Estado. Lo que


subyace en el fondo es la impresionante corrupción gubernamental a través de
enormes aparatos burocráticos, desfalcos de cantidades inimaginables, tráfico de
influencias, desvío de fondos hacia manos privadas y otros fenómenos que
simplemente llevan a un camino común: El desprestigio del aparato estatal por efecto
de sus mismos agentes.

Sin embargo, un aspecto que no ha sido suficientemente analizado, es el origen de los


entes que ocasionan la corrupción del Estado y sus agentes. Y es innegable que la
principal fuente de corrupción estatal se encuentra en la misma empresa privada,
ávida de los recursos oficiales y para quien "fuera del erario público no hay salvación".
El interés público que debería constituir la razón de ser del trabajo estatal, se ve
influenciado por las presiones de empresas productoras que consideran al Estado
como su mejor y más adinerado cliente. Y a través de sobornos, influencias,
recomendaciones y toda clase de manipulaciones, se apoderan de jugosos contratos y
se benefician del enorme desvío de recursos que acompaña a la ya tradicional
"comisión de servicios".

En nuestro país el Estado ya se encuentra privatizado, debido a varios aspectos, entre


otros la corrupción de los funcionarios que benefician a las empresas privadas, el
clientelismo burocrático, la egocéntrica avidez de algunos sindicatos, asociaciones de
empresarios y el respaldo estatal a empresas esencialmente privadas.

Conllevando a que el costo de los servicios públicos se ha incrementado casi en un


ciento por ciento, convirtiéndose en fuente de uso de una élite económica privilegiada
que puede pagarlos, la concentración de riqueza se ha concentrado en manos de
unos; la pauperización de grandes masas de población ha alcanzado niveles
insostenibles para cualquier gobierno (Sesenta por ciento de los latinoamericanos en
la miseria absoluta).
Recordemos lo que decían algunos neoliberales, a principios de los 90, no solo en el
Perú, sino en toda América Latina. Y agregaban: los que se oponen a la globalización
y privatización son dinosaurios que aún no han salido de Jurassic Park (Daniel
Hokama ex Ministro de Energía y Minas del Perú).

El escritor y periodista del Diario La República Humberto Campodónico, nos recuerda


en su columna que la realidad es otra ya que EEUU subsidia al Pentágono y la NASA,
que a su vez contratan a Boeing y Lockheed, mientras que los europeos subsidian al
Airbus, que beneficia a sus empresas. Asimismo, ambos lados del Atlántico subsidian
a sus agricultores con miles de millones de dólares. Y hace unos meses, la estatal
china CNOOC no pudo comprar a la petrolera Unocal, debido a la fuerte oposición del
Congreso de EEUU. La lista de intereses nacionales que defienden los Estados es, en
verdad, interminable.

Pero en el Perú buena parte de la clase política, del empresariado y de los medios de
comunicación sigue pensando que el Estado es el demonio. Hemos llegado a tal punto
que la Constitución de 1993 dice que no debe haber empresas públicas (Art. 60). Si
algunas aún no se han vendido, eso se debe al rechazo de la población, mas no a la
voluntad gubernamental. Lo que es peor. No las dejan invertir y desarrollarse, lo que
nos perjudica a todos. Es el caso de ENAPU y las grúas en el Callao; de EGEMSA y la
II Etapa de la central de Machu Picchu; de Petroperú en la Refinería de Talara. Yo
pongo como ejemplo la diversidad de proyectos viables que se encuentran durmiendo
el sueño de los justos que las pocas empresas estatales que a pesar de todos los
obstáculos y medidas que le han venido poniendo para su gestión y desarrollo
autoridades del Estado que vienen de ellas mismas a través de sueldos, aportaciones,
dietas, etc., aún ante ello arrojan utilidades y coadyuvan a controlar los desmedidos
apetitos de las empresas privadas, como por ejemplo en el sector energético.

Otra es el dogma anti-Estado no significa que se haya dejado de usarlo para hacer
negocios: si no revisemos como nos trae a recordar es el DS 120 94; exoneraciones
tributarias; contratos de estabilidad tributaria. En una palabra, el “buen” Estado es el
que está al servicio de los intereses privados.

Hoy en día somos participes y testigos preferentes de la ambición de nuestros


recursos por otros países como nuestro mar y de nuestro gas en el denominado “anillo
energético” -que solo es venderle gas a Chile a cambio de nos pague con energía
eléctrica el precio que ellos dispongan. Encima no tenemos para garantizar el
abastecimiento interno y pretendemos regalarles a otros.

Magíster Luis A. Meneses Romero - LMENESESarrobaelectroperu.com.pe


Licenciado en administración, Magíster en Dirección Estratégica de la PUCP,
experto en gestión, administración y dirección con post grado en la Universidad
de ciencias Aplicadas, experto en Logística y Operaciones con Post Grado en
ESAN, experto en comercio internacional, derecho tributarios, derecho
aduanero, derecho administrativo con Post Grado en Comercio Exterior y
Agente de Aduanas, experto en temas de Recursos Humanos, Gestión
Organizacional, Gestión Estratégica de Recursos Humanos. Consultor en temas
Gerenciales y de Proyectos.

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