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Maestro: Sabio Compañero en el Viaje de la Educación.

Opción 1 (Cita de un experto): Analice la siguiente afirmación de Henry Giroux (1990): “[…] si los profesores han de
educar a los estudiantes para ser ciudadanos activos y críticos, deberían convertirse ellos mismos en intelectuales
transformativos.”

La revolución más grande del sistema educativo en los últimos años, se centra en
dos aspectos fundamentales. Considerar al estudiante como un ser perfecto,
integral, que viene con sus potencialidades y requiere de guías que lo acompañen
a descubrir y aflorar aquello que lo hará único. El segundo la necesidad de
encontrar verdaderos Maestros en el Arte de acompañar en el proceso educativo a
sus estudiantes. El ciudadano del siglo XXI que anhela la humanidad, es un ser
integral capaz de lograr todas sus metas y anhelos, respetando las de los demás y
responsable de su ecosistema.

El siglo veinte, fue el siglo de la supremacía humana, donde el hombre por su


ambición al poder arrasó todo lo que encontró a su paso, creando guerras
sangrientas, propiciando una desigualdad social abrumadora, y destrozando el
planeta. Conscientes de que si no hay un cambio de rumbo inmediato la
humanidad y el planeta están abocados de la destrucción. La violencia, la
individualidad, el egoísmo y la pérdida de valores son el gran reto a transformar de
la humanidad, y el laboratorio para desarrollar este cambio de paradigma es la
institución educativa. Tomando las palabras de Gibran Jalil Gibran, poeta y
novelista libanes que decía:” Aquel que desee convertirse en maestro del hombre,
debe empezar por enseñarse así mismo antes de enseñar a los demás; y debe
enseñar primero con el ejemplo antes de que lo haga verbalmente. Pues aquel
que se enseña a sí mismo y rectifica sus propios procedimientos, merece más
respeto y estimación que el que enseña y corrige a otros, eximiéndose a él
mismo”.

Entendemos que la misión del Maestro, en resumen se convierte en un modelo a


seguir por sus estudiantes y un facilitador en el proceso del descubrimiento de los
saberes. Y el estudiante, es el protagonista y centro del desarrollo del
conocimiento. Cuando el educando entrase a un aula se le debería recibir con la
frase de la Escritora y oradora Estadounidense Luise l. Hay: “Todos somos
maestros y alumnos. Pregúntate: ¿Qué vine a aprender aquí y qué vine a
enseñar?” de esta manera el estudiante entiende que es el motor de su propio
aprendizaje. Sin embargo el Maestro debe estar en permanente actualización no
solo en su especialidad, sino además en absorber toda la cultura general posible
ya que como afirmaba Newton: “El hombre que se gradúa hoy, y deja de aprender
mañana, pasado mañana volverá a ser un ignorante”. El aprender es continuo y
permanente, y se requiere de técnicas para el desempeño de su actividad y al
mismo tiempo el desarrollo de su talento.

El ser hijo de una Maestra, me ayudo a aprender, a vivir y a comprender desde el


hogar, que cuando hay un propósito en la vida, esta adquiere su total significado;
mi madre, una mujer que vivió su profesión como un apostolado, donde sus
estudiantes ya siendo grandes profesionales años después, la abrazan y
recuerdan con cariño y gratitud, fue mi primer y más grande ejemplo a seguir,
además de crear en mí, un espíritu crítico que mantengo hasta hoy. Hace años leí
una frase de Paulo Coelho que ahora viene a mi memoria y creo que ilustra bien
la afirmación hecha al principio de este escrito, decía: “Un niño siempre puede
enseñar tres cosas a un adulto: a ponerse contento sin motivo, a estar siempre
ocupado con algo y a saber exigir con todas sus fuerzas aquello que desea”.

El aula de clase se debe convertir en un foro permanente, donde el estudiante y el


docente son compañeros que interactúan y socializan sus conocimientos para
llegar a la evidencia y el conocimiento. En estos tiempos actuales la verdad no se
enseña, se descubre a partir de la investigación y la reflexión del grupo, y el
Maestro debe ser un faro que guía a sus estudiantes en el basto océano del
conocimiento. Para finalizar comparto una reflexión que alguna vez leí y se me
quedo grabada como ejemplo de vida. En la antigüedad en oriente los maestros
que enseñaban, tenían tanto respeto por su profesión, que si un discípulo
formulaba una pregunta que el maestro desconocía, inmediatamente se marchaba
del recinto y no regresaba hasta tener la respuesta. Esto me impacto
profundamente y entendí lo difícil de esta profesión; sin embargo en los años que
llevo dedicado a la docencia encontré un camino menos radical y es que cuando
uno se equivoca o desconoce la respuesta, debe inmediatamente reconocerlo con
sinceridad a sus estudiantes y proponerles encontrar entre todos la respuesta mas
cercana a la verdad.

Referencias.

 Gibran, Jalil. (1883-1931).


 Hay, Luise l. (1984). Usted puede sanar su vida. Barcelona. Círculo de
Lectores.
 Newton,Isaac. (1642-1727).
 Coelho, Paulo. (2002). La quinta montaña. Barcelona. Planeta.

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