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Beast of No Nation, de la inocencia a la guerra.

Quiero comenzar este ensayo con esta frase que decía Jorge Drexler en su

canción Milonga del moro judío que «la guerra es muy mala escuela, no importa el

disfraz que viste». Es una frase que me ayudó a entender muy bien el sentimiento que

inspira Beasts of No Nation. La andadura del pequeño Agu como niño soldado a través

de un país desangrado por el conflicto bélico es justamente eso: una terrible escuela de

la muerte, y esto es una triste realidad que viven muchos países que se encuentran en

guerra, donde los intereses políticos se han levantado en contra de los derechos

humanos, donde se involucran los más fuertes y los más vulnerables, donde

simplemente la vida ha perdido su esencia y lo importante es sobrevivir. La historia

narra la guerra civil, en un país africano cuyo nombre no se menciona, donde existen

dos frentes: el oficialismo que es un grupo de soldados del gobierno que invaden el país,

matando por doquier a los civiles que se opongan al pensamiento de la autoridad; y por

otro lado, los rebeldes que son una especie de guerrilla, formada por los jóvenes y niños

de la localidad, cuyo propósito es destruir a quienes en algún momento mataron a sus

padres, hermanos, amigos. La cruda realidad en que se desenvuelve la película, rebusca

en lo más profundo de la consciencia humana y la realidad de una guerra, en la que los

más inocentes; los niños, tienen que sobrevivir adaptándose a su cambio de mentalidad

y costumbres, reemplazando sus juguetes por armas. ¿Cómo un niño puede adaptarse a

una sociedad viciada, donde matar es algo normal y la guerra es la única salida para

ganar intereses?; esta es la pregunta que me he formulado al ver Beasts of No Nation,

queriendo buscar una respuesta a esta nefasta realidad.

La historia gira en torno a la vida de Agu, un niño con una familia normal, con padres,

un hermano y abuelo; cuya vida cambió cuando fue alejado de su madre y vio morir a

su padre, abuelo y hermano, asesinados por los soldados oficialistas. La concepción que
un niño puede tener del mundo puede cambiar de manera radical cuando percibe un

hecho que sea tan impactante en su vida, donde le ha sido arrancado todo lo que el ama,

todo su entorno; talvez muchos piensen que es algo normal madurar a través de

situaciones dolorosas o extremas en la vida de una persona, sin embargo tengo la firme

convicción de que un niño merece vivir a plenitud esa etapa, sin traumar y marcar su

vida, de tal manera que jamás pueda volver a vivir en plenitud. La guerra

lastimosamente, ha cambiado la realidad de muchas personas, los ha expuesto a

tragedias humanas que los ha despojado de todo. Agu, tenía familia, tenía futuro, tenía

mucho que vivir; y a su corta edad tuvo que probar el sin sabor de una guerra.

Dicho esto y enfocándonlo hacia el derecho internacional el derecho internacional es

mediador en estos conflictos y a pesar de que la participación de niños en el conflicto se

encuentra regulada por leyes de injerencia internacional como la Convención sobre los

Derechos de los Niños, el Protocolo Facultativo de la Convención sobre los Derechos

del Niño relativo a la participación en los conflictos armados, el Estatuto de Roma o los

Principios de París, se estima que cerca de 300.000 niños menores de 18 años participan

activamente en conflictos armados en el mundo y de estos, 120.000 se encuentran en el

continente africano. La participación directa de los niños en el conflicto ha sido

considerada desde 1999 una de las peores formas de trabajo infantil , ya que en el

conflicto los niños, niñas y adolescentes no solo operan como combatientes, mensajeros,

porteadores o cocineros, sino que también deben desempeñarse como servidores

sexuales en muchas ocasiones, perdiendo entre todas estas labores la esencia de la niñez

y la oportunidad de gozar de un mejor futuro, ya que en primer lugar interrumpen su

proceso escolar y su proyecto de vida se transforma considerablemente.

Los niños están protegidos por las garantías fundamentales relacionadas con el trato

debido a las personas que no participan directamente en las hostilidades, estipulado en


el articulo 3 común a los cuatro Convenios de Ginebra. En virtud de dicho artículo, los

niños tienen derecho, en estos conflictos a menudo de extrema crueldad, a que se les

trate, por lo menos, humanamente. No deben ser objeto de violencia alguna por lo que

atañe a su vida, a su persona o a su dignidad.

EnEn el desarrollo de la película, tras verse despojado de todo lo que él tenía, Agu,

conoce al “Comandante”, el líder del movimiento rebelde; una especie de “dios” para

todos los jóvenes y niños que habían perdido a sus familias en la guerra, un hombre que

era rendido culto todos los días y a cada hora. Es muy curioso que cada joven y niño,

miembro de este movimiento revolucionario, había perdido a sus familias y pensaba

haber encontrado otro padre en este hombre, el Comandante. Ahora, esto sería

totalmente correcto si el hombre del que hablamos cumpliría con todas las virtudes, o al

menos algunas de lo que representa un buen padre, cuando analizamos la película, nos

damos cuenta que esto no es así. Hay una famosa frase, cuyos orígenes son bíblicos, que

dice “Por sus frutos los conocerán”, si la analizamos y ponemos en el contexto de la

película, sabemos a ciencia cierta que esos frutos que salieron de estos muchachos

pertenecientes al ejército del Comandante, eran de perversidad, vicios, rencor, ira, odio

y rechazo a su propia vida.

Cómo conclusión se puede ver qué nuestra sociedad nos lleva en determinados puntos a

cuestionarnos sobre las cosas que estamos desarrollando en aparente defensa propia, sin

embargo el Norte se encuentra totalmente perdido en la mayoría de circunstancias; en

algún punto de nuestra existencia nos convertimos en “bestias” que solo tratan de

defender sus intereses políticos, sociales, religiosos y culturales, sin importar a quién

podemos hacer daño. Aunque el filme resulta bastante crudo, creo firmemente que

muestra la realidad que no solo viven niños, sino muchas personas alrededor del mundo;

entonces ya no importa destruir la inocencia ni violar los derechos humanos. Creo


fielmente que un niño tiene pleno derecho a vivir como tal, un arma no es el reemplazo

de un juguete; la guerra no es la respuesta a la libertad.

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