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En el ámbito urbano los terrenos baldíos son propiedades industriales e instalaciones comerciales

que están infrautilizadas (y pueden estar disponibles para su reutilización). La ampliación o


remodelación de estas propiedades es a veces complicada por la percepción de que existe
contaminación ambiental y responsabilidad por esta.

Las zonas industriales abandonadas a menudo contribuyen a condiciones deterioradas y al sentido


de desesperanza en las zonas afectadas por este tipo de propiedades. La falta de desarrollo o re‐
desarrollo de estas propiedades puede conducir a la expansión urbana. A menudo, la percepción
pública es que estas propiedades están contaminadas por productos químicos y compuestos
tóxicos, que pueden afectar al agua, aire y suelo de la propiedad. Si un terreno baldío tiene
problemas de contaminación, existe el potencial peligro para enfermedades asociadas con ese
contaminante en particular. Aun así, ningún o poco riesgo para la salud existiera, el sitio sigue
siendo percibido como un riesgo para la salud, lo que disminuye su desarrollo. Los terrenos baldíos
pueden tener un impacto financiero tremendo en nuestra comunidad a través de los ingresos
fiscales perdidos, devaluación de la propiedad, pérdida de oportunidades de desarrollo económico
y empleos. También son mal vistos y reducen el valor percibido de la comunidad circundante. En el
ámbito general los baldíos deben considerarse como un bien público escaso, se presenta el
contexto que caracteriza el modelo económico prevaleciente bajo las dinámicas de globalización
contemporáneas, que han promovido el acaparamiento y la expansión de grandes proyectos en
tierras, especialmente en países en vía de desarrollo. Esta dinámica involucra a importantes
capitales internacionales y domésticas, que con sus inversiones pueden generar graves
implicaciones en materia social, tales como la profundización de los indicadores negativos de
pobreza rural, la disminución de la oferta de alimentos a poblaciones rurales, la reproducción de
graves impactos medioambientales y sociales, así como la agudización de la inequidad en el acceso
efectivo a la tierra de los campesinos y trabajadores agrarios en muchos de los países receptores
de las inversiones. El acceso a nuevas fuentes de información estadística sobre la asignación de
tierras de domino estatal, incluido el reparto de parcelas de reforma agraria, nos condujo a
prestarle especial atención a la conformación histórica de la propiedad agraria en Colombia y a
realizar una nueva lectura de los estudios sobre la estructura agraria y las políticas de tierras del
Estado colombiano en la segunda mitad del siglo XX y la primera década del XXI. Con el propósito
de evidenciar las diferencias regionales en cuanto a la estructura agraria, las dinámicas
demográficas, las fuerzas económicas, sociales y políticas, y las políticas de tierras, en diferentes
contextos.

¿Es idónea la estructura legal y normativa relacionada con la administración de baldíos en


Colombia y las entidades encargadas de su ejecución y cumplimiento?

¿hace falta legislación respecto a los terrenos baldíos en Colombia?

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