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RAZAS, IDENTIDAD Y SISTEMA-MUNDO CAPITALISTA

Gustavo Rojas García

El sistema económico mundial, tal cual lo conocemos, surge del uso que los seres humanos
le hemos dado a la naturaleza en su conjunto. Ésta nos brinda lo que necesitamos para estar
vivos, como son el alimento, agua, cobijo, energía, minerales, etc. Es necesario resaltar que
el modelo contemporáneo de desarrollo social, político y económico es resultado de una
cosmovisión europea que permitió la construcción de la modernidad y el sujeto ilustrado
unilateralmente. Se crea en el imaginario colectivo de la humanidad la idea bajo la cual, los
seres humanos, por lógica, ejercemos una posición “natural” de dominación sobre la tierra
y sus recursos. Así, nuestro planeta se convirtió en un gran laboratorio, sometido a todo tipo
de experimentos destinados a hacer crecer los beneficios económicos.

En ese sentido, quisiera en esta reflexión, destacar la importancia de revisar la historia,


puesto que la misma nos permite cuestionar los supuestos bajo los cuales se ha edificado
nuestro presente, por tanto, la historia importa, no solo porque afecta el presente, sino
también porque determina nuestras decisiones en él. Si bien, la humanidad ha presenciado
desde la antigüedad, cómo los poderosos han intentado imponer su voluntad. Los europeos
lograron, a partir de muchas formas de violencia, someter pueblos y expandir un sistema
económico a escala global. Al tener en cuenta el conjunto de cambios geopolíticos que
propiciaron los países europeos occidentales, debemos destacar una de sus principales
características, la colonización y la creación de identidades inferiores a ellos.

En este contexto, América Latina y lo que poseen sus territorios, juegan un rol importante
en la instalación de un nuevo ciclo político y económico que, bajo las lógicas territoriales
de la colonización impidieron que existiera una interacción equitativa entre las diversas
culturas y, por tanto, se negó la posibilidad de generar expresiones culturales compartidas.
De ahí nace la inferioridad de ciertos humanos, solo pretendidos como recursos productivos
o para ser explotados, es una deuda histórica que tienen las culturas del norte hacia los
pueblos sometidos del sur.

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