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A MI “YO” DEL PRESENTE

Cuando de pequeños nos preguntaban qué queríamos ser de mayor, siempre


decíamos un montón de locuras inimaginables.

Ahora voy veo un sinfín de caras serias merodeando por las calles en traje y
corbata, pies con prisa en la calle, miradas perdidas hasta que suena un
teléfono.

Y es que me he dado cuenta que los cerebros de la gente al crecer se vacían


con los años, que esos cohetes en la cabeza ya se han apagado. Que los mayores
tienen miedo a hacer el ridículo por pensar más en los demás que en ellos
mismos.

Hoy en día estar en la oficina es lo correcto, no llegar tarde o dar


explicaciones de tu propia vida. Que si no piensas igual te vuelves raro, que no
está permitido soñar en ese vertedero de sueños que llaman ciudad.

Con lo bien que saben las ambiciones, es un sabor a fresas con nata que te
acaricia la autoestima.

Por eso quiero decirle a mi yo del pasado que ha hecho bien en seguir pintando
corazones en la pared, en hacer oídos sordos a todas esas barreras verbales.
Que estoy orgullosa de que nunca se diera por vencida, ni cuando las piernas
flaquean o las lágrimas deciden revelarse.

A mi yo del futuro le escribiría un montón de proyectos que tengo en mente y


que espero que haya cumplido para entonces. Que quiero que le hayan salido
arrugas de tanto reír con personas especiales, y de tanto llorar por tantas
lecciones. Que quiero que cuando sea anciana pueda decir ‘hice todo lo que
quise, cumplí todos mis sueños’

La vida es color, por eso le digo ahora a la chica del presente, la misma que
está escribiendo estas palabras, que tinte la vida de arcoíris, que sea rebelde y
que no deje que nada ni nadie la ate. Que si no hace algo que le llene jamás será
feliz del todo. Por eso la vuelvo a decir que no deje de caminar hasta el final,
que siga siendo esa persona que quiso ser, y que para cuando se dé cuenta, vea
que ha tenido la suerte de poder llorar riendo.

Que aproveche cada segundo como si fuéramos a desaparecer mañana y que le


de igual todo.
Porque la vida es luz, es respirar y cerrar los ojos, es tirarte en paracaídas sin
saber dónde vas a aterrizar, es adrenalina pura, es risa y llanto…

Y que para cuanto te vuelvan a preguntar ¿Qué quieres ser de mayor? Puedas
decir, feliz.

Porque yo en su día dije que quería ser astronauta y hoy creo que lo he
cumplido, mi mente está más en las nubes que en la cola del cine.

Porque la felicidad no es una meta, sino un estilo de vida.

¿Y tú? ¿Qué quieres ser de mayor?

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