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Unidos hay "profesionalismo" .

Frente al pueblo panameño que mayorita-


riamente repudia a Noriega, hay represión, torturas y hasta muerte .
Además, esa "masacre de proporciones colosales", ese "desenlace de
saldo aterrador", que anuncia, con rayos y truenos, como si fuera Júpiter,
el Canciller Ritter : ¿Será fortalecido con las armas enviadas a Noriega
por Cuba y por Nicaragua en 1988 ; con la participación de sandinistas,
israelitas a sueldo y libios, con el auxilio económico de Muammar Kaddafi
y con el apoyo económico y terrorista del Cartel de Medellín?

XIX. Noriega o el Cordero de Dios


Debemos insistir en que este libro no enjuicia la Narcodictadura norieg
uista,enod ryctiasgnfdoplític,namofrec
un análisis biográfico del Narcodictador . Nos limitamos a la crisis política
de Panamá durante el período electoral y sus derivaciones. Inevitable-
mente, estamos obligados a enfocar a Noriega, por su rol céntrico en el
mencionado lapso.
A medida que pasaban los días, las semanas y algunos meses, el ofi-
cialismo se fue recobrando del estupor, anonadamiento y paralización que
le produjo la aplastante derrota electoral . Aunque la crisis continuaba y
seguían produciéndose nuevos ángulos en la misma, las acciones pensadas
del oficialismo fueron surgiendo lentamente, como lo dejamos anotado .
La reacción de ejercicios militares paralelos a los del ejército norte-
americano tardó meses, pero al fin se produjo en agosto y su principal
expresión fue el operativo "Zape al intruso" . Noriega aprovechó ésta,
para escenificar, después de las elecciones, el primer acto de masas en
que él se ubicaría en el rol estelar, y ello ocurrió el 11 de agosto, con
el pretexto de la culminación de aquel operativo. Sin embargo, el acto,
una concentración masiva en el Estadio Revolución, de la ciudad de Pa-
namá, iba mucho más allá de dar por terminado un despliegue de fuerzas
que tenían la supuesta consigna bélica de enfrentarse al enemigo . Era la
celebración del sexto aniversario de la jefatura narcodictatorial norieguista
en el país . Era la ocasión para sentirse fuerte y retomar el supuesto
lirerazgo nacionalista en Panamá . Era la oportunidad de hablar claro,
desde el punto de vista político .
Nos parece que Noriega pudo ser el redactor de los borradores, de
su discurso, sobre todo porque no tiene coherencia interna y general . Pero
seguramente que sus asesores, que son estrictamente pseudo-intelectuales
con títulos universitarios, se encargarían de la forma y de agregarle al-

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algunas partes . Los discursos hablados de Noriega son muy parecidos a
aquéllos en que sigue un texto escrito, lo que explica la paternidad del
contenido, de las ideas y de muchas frases .
El haber pasado las últimas pruebas (las que siguieron a la elección)
y escollos, más o menos aceptablemente, en la superficie de las cosas,
hizo posible que Noriega hablara en un tono de mayor arrogancia y me-
galomanía que el acostumbrado.
"Este Comandante -expresó Noriega- ni pensó, ni trabajó, ni aspi-
ró, ni tenía el apellido, ni hizo "lobbies" para llegar a la posición jerár-
quica que él desempeña . Otras eran sus aspiraciones, otras eran sus que-
rencias, pero ese fue su destino y esa misión encomendada se seguirá
cumpliendo con mis compañeros de armas del Estado Mayor General" .
He aquí al hombre que se refiere a su destino superior y a una misión
encomendada . Originalmente, en su niñez, en su adolescencia, hasta en
su juventud, pensó en otras cosas más modestas, que no confiesa para
que resplandezca su augusto destino providencial, su misión histórica en-
comendada . El mecanismo de esta sublimación es muy conocido . La esca-
sa cultura de la mayor parte de los militares latinoamericanos que alcan-
zan el ejercicio dictatorial del poder les lleva, en la mayoría de los
casos, a explicarse lo inexplicable (que de la nada hubieran podido re-
montarse a la cumbre política tiránica), recurriendo a los poderes mági-
cos, sobrenaturales, a la teoría del destino superior, a la tesis de la misión
providencial encomendada a ellos . El ascenso un tanto meteórico hacia la
cúspide gubernamental los va transformando, metamorfoseando, autoso
;brestimando van incrementando su ar ogancia y l egan hasta la me-
galomanía .
Desde el pináculo político, esa misión encomendada se la atribuyen a
Dios : "Conceptúo que Dios ha sido magnánimo y misericordioso con este
hombre y que él es mi Pastor y sólo sus designios serán el árbitro decis.oridemDstno"(cTmayúul)an excelsa misión se la ha en-

comendado el propio Dios ; éste es su Pastor (con mayúscula) y él tan


sólo es su cordero, lógicamente . Por ello, "sólo sus designios serán el ár-
bitro de mi Destino" (suprimimos el adjetivo "decisorio" por innecesario,
redundante, ya que los designios de Dios son árbitro que decide el
Destino suyo) . El mensaje es rotundo : por disposición de Dios, de la
Divina Providencia, Noriega seguirá de Comandante (su Destino) hasta
que los designios supremos decidan otra cosa . Le ha faltado muy poco
para afirmar que Dios le comunica, le revela, esos designios ; y esa trans-
misión no puede ser más que esotérica . Y poco falta también para que
le haga el parangón al conocido "Dios y Trujillo" . No será Bush, ni

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Carlos Andrés Pérez, ni siquiera . el pueblo panameño, quienes puedan
decidir su Destino, sino los designios de Dios, únicamente .
En el cumplimiento de lo que considera como su misión por mandato
divino, Noriega dice inspirarse en una larga lista de héroes mundiales, a
saber : Washington, Bolívar, Sanmartín, Sucre, Hidalgo, Juárez, Martí,
De Gaulle, Tito, Atatur, Muhtar, Sun, Mao, Gandhi, Ben Gurión, Golda
Meir, Nasser, Kenyata, Lenin, Cabral, Mandela, Perón, Velasco Alvarad
.o,Asyíelnrdoca,RemónyTrijos(dCmantes)
menciona, uno tras otro, como sus modelos, como sus ejemplos de lucha .
Naturalmente que el cordero de Dios, el elegido de Dios, que ambas cosas
es al mismo tiempo, el que tiene una misión providencial, el que sigue
y recibe los designios de la Divinidad, no necesita ese ejército de inspira-
dores. Pero de todos modos, ahí están, dicho modestamente .
No sabemos por qué Noriega se queja de una omisión educativa en
cuanto a enseñar "la lucha de generaciones por la descolonización", ya
que en estos días los Batallones de la Dignidad, las Fuerzas de Defensa y
todo el pueblo panameño son los adalides de "la lucha de liberación con-
tra el neocolonialismo", pues "ella pertenece al Pueblo Panameño y a los
hombres de dignidad" (claro, los Batallones) . Las comillas son, desde
luego, del discurso .
No se enseña -continúa Noriega- "que el asesinato del Presidente
José Antonio Remón Cantera, de Panamá, en 1951, se fragua desde que
pronunció la frase "Ni Millones ni Limosnas, Queremos justicia" . "Tam-
poco se habla del asesinato del general Omar Torrijos Herrera, senten-
ciado desde que dijo "Siempre de Pie, Nunca de Rodillas" (muchas
mayúsculas en el texto) . Y aquí nos deparan los designios de Dios la
primicia, por conducto de Noriega, de que Omar Torrijos fue asesinado .
Se duele de que "tampoco se habla" de ese asesinato, pero desde 1981
jamás presentó Noriega, como asesinato, la muerte de Torrijos . Parece
que fue ahora, en los últimos días, cuando le llegaron los designios divinos
sobre el particular, tal vez un poco atrasados . Ninguna autoridad pana-
meña se hizo eco ahora mismo de esta capital denuncia relativa al asesi-
nato de Torrijos . Le complace a Noriega guardarse estos secretos por
largo tiempo y revelarlos años más tarde, pues en uno de los primeros
párrafos de este discurso de resucitación ha, recordado otra vez que en
diciembre de 1985 "le dijimos "no" a un almirante norteamericano que
quería que Panamá fuese la cabeza de playa contra Nicaragua" (Aludía
a Poindexter) .
El acto de masas de empleados públicos, de Batallones de la Digni-
dad, de las Fuerzas de Defensa, era el marco propicio para que Noriega

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con su chaleco de seguridad a prueba de balas hasta el cuello (cuidado
con los designios de Dios), halagara a las Fuerzas de Defensa .
"Que esta armonía, que estas bendiciones, que esta fuerza moral de
soporte no es extraña y obedece y se extiende a la espiritualidad, a la
inocencia, a la humildad, a la gran capacidad magnética y dinámica de
esta tropa, de estos oficiales que provienen de un barro terrenal que es
el origen y la esencia del pueblo panameño . A esta tropa, a ellos y ante
ellos, después de Dios, solamente me inclino en señal de reverencia y
respeto, porque los he conocido en las montañas con hambre, en los ríos
con frío, en los campos con necesidades, en las tristezas con lágrimas, en
los momentos libres con un trago de ron malo y con ellos, yo, su Coman-
dante, he cumplido las. misiones más difíciles de arrojo a órdenes de otros
comandantes, misiones de arrojo y de decisión dentro del territorio y más
allá de nuestras fronteras en misiones de soberanía pero nunca, nunca ni
añingotados ni con miedo" .
El cordero de Dios se inclina reverente y humilde, primero ante la
Divinidad, y después ante la tropa . Le habla a ésta, en un lenguaje que
cree "campechano" y que es chabacano, de "ríos con frío", de "hambre
en las montañas", de "tragos de ron malo en los momentos libres", de
"añingotados", de las "misiones de arrojo", que nosotros desconocemos,
porque hasta donde llega nuestro conocimiento la última acción armada
de un ejército panameño ocurrió en 1921, por el asunto de Coto, con
Costa Rica . Pero no hay que olvidar a los gobernantes "hasta 1999"
(¿Por qué esa limitación?) :
"Los presidentes hasta 1999 tienen que ser de la madera y de la
forma de Manuel Solís Palma, porque ya él dio un hito en la Historia
de la dignidad panameña . No pueden ser ni gringos, ni . gringueros, ni
pueden sufrir de impotencia patriótica, ni pueden vivir, ni alimentarse
del coqueteo de las llamadas telefónicas o de las palmaditas en el hombro
que le da el amo a su esclavo" .
El Comandante humilde y reverente, ahora, pleno de sapiencia y de
poder, traza el perfil de los Presidentes de la República, porque él ha
puesto la línea divisoria entre la dignidad y el entreguismo, colocando a
los que hablan por teléfono con Bush (Endara) en la categoría de as-
pirantes descartados .
También en el discurso se reitera la apelación a los lugares comunes
de la época de Torrijos. "No seremos una estrella más en la bandera
norteamericana" ; "una sola bandera y un solo territorio" ; "el relevo
generacional" en la lucha nacionalista, etcétera, etcétera . Y luego de cerra-
da la histórica pieza de oratoria política y patriótica, hace que un niño

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le entregue una banderita nacional y le prevenga : "para que nos la en-
tregue en el año 2025" (Crítica, 12 de agosto) . Ya no es suficiente el
año 2000, porque está cercano ; ahora comienza a pensar en el año 2025
(de aquí a 35 años), cuando el Narcodictador octogenario cumpla el
simbolismo con que ha dado final al "histórico día" (así lo denominó)
en que celebró su sexto aniversario de jefatura narcodictatorial en Panamá .
A veces uno suele preguntarse si esta clase de discursos se leen para
consumo de la opinión pública local o internacional, y que detrás de
ellos puede haber una realidad distinta que se quiere ocultar . Sin duda
que los gobernantes acostumbran a usar cierta dosis de falsedad, por
conveniencia momentánea . Los dictadores también lo hacen, y en ocasio
.nePs,romuchaádqitlsrgobena diros
megalómano, en momentos en que está bailando en la cuerda floja, no
altera la esencia de su voluntad prepotente, cuando, como en el caso
de Noriega, se ve constreñido a poner las cartas sobre la mesa, para
orientar y obtener apoyo de todo su séquito, porque del otro lado sólo
tiene el repudio inmenso de toda la nación .

XX. Primer aniversario de la muerte de Arnulfo Arias

El día anterior al "acto histórico" montado el 11 de agosto, en el Estadio


Revolución, por la Narcodictadura castrense, es decir, el 10 de agosto,
fue conmemorado por el arnulfismo el primer aniversario de la muerte
del Dr . Arnulfo Arias . En el ambiente represivo e intimidatorio que
hacía prevalecer el régimen cuartelario contra la Oposición ; luego de
una campaña política destrozada en sus efectos cívicos y democráticos
por la Narcodictadura no era fácil que resultara este llamado arnulfista
a un primer homenaje de recordación al líder fallecido .
El año anterior, la muerte de Arias, acaecida en Miami el 10 de
agosto de 1988, produjo en la fecha de su entierro, en Panamá, la pere-
grinación necrológica y la manifestación política de mayores proporciones
humanas, en toda la historia panameña del presente siglo . A lo largo de
la Avenida Central y de la Vía España ; desde la Iglesia de Catedral,
en el casco viejo de la capital, hasta el Jardín de Paz, en Parque Lefevre,
barriada que está como a veinte kilómetros del punto inicial, el cúmulo
de personas fue extraordinario e impresionante . Por sus propios medios,
viajaron del interior del país incontables amigos del ex-presidente desapa-
recido; y por su propia decisión espontánea estuvieron presentes miles y
miles de habitantes de la ciudad de Panamá, todos partidarios políticos

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de Arias. Las calles adyacentes del Jardín de Paz y éste, se encontraban
repletos de un mar humano que, a su paso, iba despidiendo los despojos
mortales de Arias, con flores, pañuelos blancos, lágrimas, banderas na-
cionales y de partidos políticos oposicionistas, hasta cuando un compacto
grupo que iba tras el féretro, ya próximo al cementerio, irrumpió en gritos
ensordecedores contra el Narcodictador Noriega . Se calcula imparcial-
mente que al paso del cadáver y tras el catafalco, se apretujaron nada
menos que doscientas mil personas . El desfile duró, desde las dos de la
tarde, hasta las ocho de la noche .
Esta vez, cuando muchos creyeron que por las disensiones internas que
en el arnulfismo produjo la muerte de Arias y por las presiones dolosas
de la Narcodictadura, a las cuales nos hemos referido' en la Primera
Parte de este libro, sólo asistiría a este primer homenaje de aniversario
un grupo reducido, la misa inicial celebrada en la Iglesia del Carmen, a
la una de la tarde, y la marcha larga hasta el jardín de Paz, bajo . una
llovizna constante, concentraron una fuerte muchedumbre de sesenta mil
personas . Sin duda que fue un peregrinaje antinorieguista, sin gritos con-
tra el Narcodictador, pero tal acto no podía deslindar su . mensaje emo-
cional de su sentido político.

XXI. Gastos en la propaganda "nacionalista"

Se han reanudado, en junio, julio y agosto (porque las expresiones del


"nacionalismo castrense" ocurrieron a mediados de 1987), las inversiones
de la Narcodictadura norieguista, para traer al país, constantemente, gru-
pos de toda clase, cuya visita de varios días termina en la manida reso-
lución de apoyo a Panamá y a Noriega, en el enfrentamiento que tienen
con los Estados Unidos . Diputados peronistas, un cónclave de parlamen-
tarios latinoamericanos, militares latinoamericanos retirados, los muni-
cipios de América Latina y otras obscuras constelaciones, hasta impro-
visadas para hacer turismo, pasan por Panamá, seguramente que con
gastos espléndidamente pagados .
El Presidente de la Asamblea, Sr . Celso Carrizo, candidato derrotado
a la reelección en el Circuito de Ocú, ha viajado por toda la América
Latina y ha traído resoluciones de varios Parlamentos o de grupos parla-
mentarios, que expresan desacuerdo genérico con la injerencia extranjera,
cosa que es normal, y abogan por el cumplimiento de los Tratados Torri-
jos-Carter, otro lugar común . Estos documentos no constituyen obliga-
ciones ni compromisos reales de los firmantes, sino que son manifestaciones

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nes obsecuentes de solidaridad, que la Narcodictadura norieguista publica
en plan de apoyo a sí misma .
Ignoramos de qué arcas salen los dineros para pagar estas inver-
siones cuantiosas, pues el Gobierno se retrasa en el pago de los salarios
a los empleados públicos y a los jubilados de la Caja de Seguro Social . Y
de qué arcas salen los fondos para pagar los Batallones de la Dignidad
y actos como el del sexto aniversario de la jefatura de Noriega . A los
extranjeros se les hace presenciar "la agresión", "la invasión", y "la
guerra" desatadas por los Estados Unidos "contra Panamá", que ha
popularizado el Comando Sur . En los hospitales de asistencia pública y
en las Clínicas del Seguro Social escasean, y a veces no hay, los medi-
camentos básicos, los alimentos para los pacientes y los equipos médicos
están paralizados, por falta de repuestos o por inservibles . No hay por
qué referirse a la situación de otros servicios públicos . La causa es una
sola : la agresión norteamericana . Pero menudean los actos, los viajes, el
turismo de la propaganda "nacionalista" y nada se comenta ni se indaga,
ni se permite hacerlo, sobre las realidades terroristas de la Narcodictad .uracsten

Algunas personas ya comienzan a sospechar que en estas erogaciones


que recomponen la fachada exterior del "nacionalismo castrense", está
la mano áurea del narcotráfico, cubriendo su cuota por protección y
actividad libre, porque Noriega, de su fortuna personal calculada en no
menos de cuatrocientos millones de dólares, no da un centavo.

XXII. La falsedad de las campañas periodísticas


y televisadas de la Narcodictadura

Desde el inicio de la Dictadura torrijista, los periódicos que edita ERSA,


prácticamente incautados por la plana mayor de la Guardia Nacional
desde 1969, se han dedicado sistemáticamente a mentir, a distorsionar, a
enlodar, a falsificar, a diestra y siniestra, de acuerdo con los intereses
del momento que la Dictadura castrense necesita defender . Nadie en
Panamá, ni siquiera los empleados públicos y los esbirros de la Dicta-
dura, cree en las falsas campañas de los medios de comunicación ofi-
cialistas, absolutamente desprestigiados .
Únicamente venimos aprovechando como fuente documental, entre
los diarios del oficialismo a Crítica, y muy ocasionalmente a La Repú-
blica (que los domingos se publica con el aditamento de Dominical),
pues también El Matutino se dedica a repetir lo que aparece en Crítica y

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los otros dos no valen ni siquiera su precio en papel, a más de que su
venta pública es casi nula .
Si bien entre los panameños tales periódicos han perdido, hace mu-
chos años, la más mínima credibilidad, hacemos un comentario especial
con respecto a esta labor periodística, porque el lector poco informado
debe saber algo sobre la publicidad que lleva a cabo la Narcodictadura
panameña .
Nos limitamos a algunos de los grandes titulares de ambos diarios
(Crítica y La República Dominical), a fin de julio y en agosto, como
una simple muestra de este bombardeo en el vacío .
El grupo político mejor organizado y más combativo de la Oposición
panameña ha sido el Partido Demócrata Cristiano (hacemos constar que
nunca hemos sido ni tenemos interés en ser demócratas cristianos) . Por
ello la falsía burda de las campañas impúdicas del régimen castrense se
ensaña en los demócratas cristianos, pero a veces caen bajo su férula
otras clases de personas.
Las imputaciones de los titulares y algunos comentarios :
"De su último viaje a E .U . Arias Calderón trajo un Millón para
Disturbios" (La República Dominical, 30 de julio) .
"Recibió Luis Anderson Dinero para Sobornar a Dirigentes Sindi-
cales" (La República Dominical, 13 de agosto) .
Anderson fue un directivo panameño de un sindicato en la ex-Zona
del Canal, cuyo apoyo se ganó Torrijos y lo elevó a puestos destacados
en la maquinaria oficialista (Viceministro y Ministro de Trabajo) . La
Dictadura norieguista lo tenía como miembro de la junta Directiva del
Canal, integrada por cinco norteamericanos y cuatro panameños, hasta
cuando Anderson, poco después del 10 de mayo, renunció ese cargo,
criticando la represión dictatorial .
"Para Fomentar la Violencia en los Colegios, Comando Van Cleef
Patrocina Democracia Cristiana en Chiriquí" (Crítica, 14 de agosto) .
"Planea Oposición Acciones para Sabotear el Diálogo . Distribuyen
Dinero para Subvertir el Orden en Panamá" (La República Dominical,
20 de agosto) .
"Caos, Violencia, Terror y Muerte Promueve la ADOC" (Crítica, 21
de agosto) .
"Comandos Van Cleef Listos para - fomentar el Caos esta Semana . El
Comando está integrado por elementos de la Democracia Cristiana y
Contras de Nicaragua que entraron por la Base Howard" (Crítica, 28
de agosto) .

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Estos macabros planes subversivos jamás tuvieron realidad de nin-
guna clase. Pero ahí están los grandes titulares impunes, con las grandes
mentiras.

XXIII. La fracción intelectual reclutada por la Narcodictadura

Después de que a Torrijos su propio Estado Mayor quiso darle un golpe


frustrado, al ausentarse con fines de diversión a México, en diciembre de
1969, el grupo de civiles que le rodeaban interesada y burocráticamente,
le aconsejó que buscara apoyo popular y que emprendiera una lucha
salvadora contra la Oligarquía panameña y el Imperialismo norteameri-
cano . Por este camino, Torrijos logró una alianza burocrática con el
Partido del Pueblo (pequeño grupo de los comunistas de Panamá, ni
"partido", ni "del pueblo"), y varios intelectuales inestables e incautos,
compañeros de viaje, recibieron gajes, prebendas y distinción, de parte
de Torrijos .
El caso más conspicuo, en los primeros tiempos, fue el del poeta y
dramaturgo de gran mérito intelectual, Dr . José de Jesús Martínez, a
quien en Panamá se le conoce con el alias de "Chuchú" . Fue el vínculo
para traer a la corte torrijista a muchos intelectuales latinoamericanos y
europeos (Graham Grene, Gabriel García Márquez, Mario Vargas Llosa
y otros astros menores), a fin de que, en obsequio de las espléndidas
atenciones y distinciones recibidas, le hicieran propaganda escrita al fol-
klórico dictador, según frase del Presidente colombiano López Michelsen .
Aunque Noriega no tiene las pretensiones intelectualoides con que a
veces se presentaba Torrijos, desde un comienzo advirtió la conveniencia
política de esas relaciones y trató de utilizarlas, local e internacionalmente,
aunque en menor escala . Siguiendo los tratos que tuvo con Torrijos, el
Partido del Pueblo apoyó públicamente a Noriega (aunque con muy
pesadas declaraciones de Rubén Darío Sousa, su Secretario General eter-
no), desde mediados de 1987 . Y el grupo de intelectuales que hacen causa
común con ese Partido, a través de un pseudo-marxismo lamentable,
adoptó la línea norieguista .
Ni la fracción de intelectuales de Panamá al servicio de Noriega, ni
las fracciones intelectuales latinoamericanas que aquélla compromete con
el norieguismo, han querido darse cuenta de la verdad relativa al "na-
cionalismo castrense" de Noriega . Esos intelectuales, unos por su izquier-
dismo y otros por su oportunismo, sólo toman en consideración "la
guerra", "la invasión", "la agresión" del "imperialismo yanki en Pana-

2 60
:Panmá",progdaesviquntaoclr tadelmon
los vínculos de asalariado que tuvo Noriega por muchos años con la
CIA, su colaboración entreguista con el Comando Sur desde que ocupó
la Comandancia de las Fuerzas Armadas en 1983, las "maniobras con-
juntas" del ejército norteamericano con grupos de militares panameños
por todo el territorio nacional, la correspondencia de elogios que le en-
viaban los Estados Unidos a Noriega, por su colaboracionismo o "coope-
ración" con ellos . Y sobre todo, esos intelectuales se tornan avestruces
ante la criminal alianza de Noriega con el Cartel de Medellín .
Por esta vía de "lucha anti-imperialista" y de silencio frente a la reali-
dad delincuente de la Narcodictadura norieguista, las fracciones de inte-
lectuales latinoamericanos que emiten documentos de apoyo a Noriega,
creen subjetivamente estar desplegando una justa oposición al Coloso
del Norte . Y algunos intelectuales serios caen en el lazo de esta forma
de oportunismo .
Para el mexicano Gastón García Cantú, quien escribe en el diario
Excélsior, se trata de enfrentar el siguiente dilema : "Con el Derecho in-
ternacional y la Autodeterminación o con el dominio de los Estados Uni-
dos" . La situación real es mucho más compleja y profunda que la vieja
simplificación del siglo pasado : "Los Estados Unidos aparecen con su
rostro histórica : el de los adversarios de América Latina", según palabras
de García Cantú . Y todo el artículo, titulado "De México a Panamá :
la Sombra del Garrote", reproducido en Crítica, del 11 de agosto, no
hace más que dar vueltas en torno al mismo esquema : "El problema
no es el de la moralidad de Noriega, sino el de la intervención de los
Estados Unidos" .
Realmente, el problema no es el de la moralidad de Noriega, que
el mismo García Cantú pone en mucha duda, sino la crisis general de
Panamá, propiciada desde veinte años, por la Dictadura castrense, en sus
formas torrijista y norieguista, Dictadura que el narcotráfico ha sacado
de las manos de los Estados Unidos, para provecho mutuo del Narcod .ictadoryelC dMlín

No es necesario referirnos al caso del conocido Gregorio Selser, pe-


riodista argentino autor del Rapto de Panamá, porque su antiimperia-
lismo es de vieja data, aunque también ha entrado en el programa del
turismo norieguista .
La mercancía averiada que nos ofrecen ciertas fracciones intelectuales
de Panamá y de América Latina, defendiendo la feroz y represiva Narcodictaurnegs,ocapdenti-mralso,npdíquear

sin la puntualización de estas líneas.

261
XXIV. Estertores de la Misión Conciliadora

Debemos regresar al diálogo tripartito, que prácticamente se paralizó cuan-


do el 4 de agosto la ADOC formuló su propuesta detallada para someter
a plebiscito las tres proposiciones de las partes .
El día 16 de agosto, en la noche, vino a Panamá el Secretario General
de la OEA, Baena Soares, sin aviso previo, y el día siguiente llegó "sor-
presivamente", según despacho emanado de Quito, Ecuador, el Canciller
Diego Cordovez, quien manifestó que venía a petición del Presidente
Londoño Paredes . Conforme a sus propias palabras ufanas y vacías, "ven-
go a tomarle el pulso al diálogo" (La Estrella de Panamá, 18 de agosto) .
Aunque las partes habían celebrado reuniones esporádicas los tres días
anteriores, nada se había avanzado, porque cada cual objetaba las pro-
puestas contrarias, y cada posición era irreductible .
Como el arribo de Cordovez coincidió con extensas maniobras norte-
americanas, éste aprovechó la oportunidad para formular otra de sus
infaltables declaraciones : "Las maniobras pueden crear un clima que no
es favorable para el diálogo" (La Estrella de Panamá, 18 de agosto),
un antecedente de la acusación que figuraría en el informe de la Misión .
En realidad, ese pulso del diálogo a que se refirió Cordovez no con-
sistía en otra cosa que en recoger las últimas tratativas dadas para el
informe que debía presentar la Misión en Washington el 23 de agosto, es
decir, cinco días después .
Como las partes, en la reunión del 18 de agosto, con la presencia
de la Misión, reiteraron su imposibilidad de alcanzar un entendimiento,
mediante debate conjunto, fue acordado que al día siguiente se celebra-
rían reuniones por separado con la Misión a fin de procurar que ésta,
en diálogo independiente con cada parte, llevara a cabo lo que iba a
ser, inevitablemente, un último esfuerzo por alcanzar fórmulas satisfac-
torias y de aceptación general .
La nueva mecánica, adoptada como etapa final, no salvaría los desa-
cuerdos esenciales. Los esfuerzos del sábado 19, el domingo 20 y el
lunes 21, no pudieron arribar a ninguna coincidencia . En la tarde del
21, las partes y la Misión dieron por concluido, infructuosamente, el diá-
logo tripartito . La Estrella de Panamá, del 22 de agosto, hizo un recuento
breve del diálogo, que prácticamente consumió dos meses (entre comien-
zos de junio y el 21 de agosto), bajo el siguiente titular : "SIN ACUER-
DOS TERMINO AYER EL DIALOGO TRIPARTITO" .

262
En su editorial del domingo 20 de agosto, refiriéndose a los estertores
del diálogo y a su frustrado cierre inminente, La Estrella de Panamá,
expresó :
"El diálogo se enfrenta ahora a una carrera de velocidad, en donde
la mesura, el equilibrio, la sensatez y el positivismo no tienen cabida .
No habrá manera de que en tan poco tiempo, puedan armonizarse po-
siciones tan radicales como las que han venido dividiendo a la nación
y al pueblo panameño por tantos años . Ese hecho que lógicamente se
asomará como una realidad negativa y perturbadora, vendrá a provocar
una mayor confusión y un empeoramiento de la crisis que nos ha ve-
nido azotando" .
Era cierta la figura : "no podían armonizarse posiciones tan radicales
como las que han venido dividiendo a la nación y al pueblo panameño
por tantos años" . Pero la verdad profunda que esas palabras resumían
con imprecisión es la siguiente : desde el golpe de Estado de 1968, cuan-
do se inauguró la Dictadura castrense, el país se dividió en una minoría
de militares y su séquito, que secuestró el poder, e indirectamente el país,
y una mayoría del pueblo panameño, cada vez más numerosa, que vino
repudiando lenta, firme y ya abiertamente a la Dictadura castrense, tanto
en su período torrijista, como en su etapa norieguista, y que aprovechó
las elecciones del 7 de mayo, como último esfuerzo pacífico para liquidar
democráticamente a . la Narcodictadura .
Tan pronto se puso fin al diálogo tripartito al mediodía del 21 de
agosto, los artífices de la labor desplegada por la Misión conciliadora,
los Cancilleres Cordovez y Londoño Paredes, se apresuraron a declarar al
unísono, uno desde Panamá ("los resultados del diálogo tripartito no
constituyen un fracaso', La Estrella de Panamá, 22 de agosto), y el otro
desde Bogotá ("la Comisión de la OEA que medió para buscar una
solución negociada a la crisis panameña no fracasó en la misión que le
fue encomendada", Crítica, 23 de agosto) .
Ambos Cancilleres querían "tapar el sol con las manos" . La Estrella
de Panamá, del 23 de agosto, editorializó diciendo : "Las conversaciones
protagonizadas por los sectores envueltos en el conflicto, como se conoce,
no pudieron llegar a un acuerdo concreto que pudiera vislumbrar la so-
lución del problema . Ante ese evidente fracaso, la reunión de la OEA
se plantea con demasiada incertidumbre" .

263
XXV . El último informe de la Misión

La lectura atenta del Informe presentado el 23 de agosto por la Misión


conciliadora a la sesión plenaria de la OEA, en Washington, permite
determinar las cuatro finalidades del mismo, a saber : 1) escamotear la
realidad del fracaso de la Misión conciliadora en avenir a las partes del
conflicto; 2) suministrar una puerta falsa de escape, a fin de diluir la
responsabilidad de la OEA frente a la crisis panameña ; 3) culpar a los
Estados Unidos como factor contribuyente a la insolución de la crisis ; 4)
señalar la violación gubernamental de los derechos humanos en Panamá .
Debemos reproducir lo pertinente del Informe, en cada caso :
"El proceso debió interrumpirse el 21 de agosto, porque surgieron
obstáculos a la solución de dos problemas que ADO CIVILISTA, con
respecto a uno de ellos, y el. órgano Ejecutivo y COLINA, con respecto
al otro, consideró (sic) de importancia fundamental . La Misión piensa
que, de haber habido tiempo, se habría llegado a una fórmula mutua-
mente aceptable para solucionar esos dos problemas . . . "La Misión con-
fía en consecuencia que la interrupción de las conversaciones con motivo
de la presente sesión de la Reunión de Consulta constituye esencialmente
una pausa en la consideración de esos dos aspectos cruciales a fin de
que en esa forma se pueda avanzar hacia el acuerdo negociado que los
panameños aguardan con impaciencia y angustia" (pág . 7) .
El 21 de agosto, el último día del diálogo, pues la Misión debía estar
en Washington en la noche del 22, dice el Informe que el diálogo se
paralizó, por razón de dos obstáculos insalvables . Vamos a demostrar,
con el mismo informe, que el diálogo se estancó desde el 4 de agosto
y que el 18, al regreso de la Misión a Panamá, continuaba estancado .
A página 6 del Informe se lee : "Una vezz que se presentaron pro-
puestas concretas no se pudo llegar a una discusión específica ni a un
examen de las posibilidades, que indudablemente existían, de encontrar
fórmulas de transacción, de combinar diversos aspectos de diferentes pro-
puestas y, en general, de buscar alternativas viables" .
A página 7 del Informe se lee : "Cuando la Misión regresó a Panamá
para preparar su informe a la Reunión de consulta, el diálogo había en-
trado, por las razones que se han explicado, en una fase de impasse" .
En otras palabras, estos dos últimos párrafos desmienten la parte idí-
lica del Informe, antes reproducida por nosotros, en cuanto a que "de
haber habido tiempo, se habría llegado a una fórmula mutuamente acep-
table para solucionar esos dos problemas" y en cuanto a que la termi-

264
nación frustránea del diálogo el 21 de agosto "constituye esencialmente
una pausa en la consideración de esos dos aspectos esenciales".
Pero, como lo hemos aseverado, lo que pretendía la Misión, a través
del Informe, era escamotear su propio fracaso, planteando falsamente que
había una perspectiva de éxito inmediata en la continuación del diálogo
más allá del 23 de agosto .
En segundo término, el Informe "señala un punto que considera muy
positivo : todos los participantes parecen haber adoptado como objetivo
unánime de las negociaciones el establecimiento, dentro de un plazo re-
lativamente corto, de un gobierno democrático y constitucional que mar-
que el principio de una nueva etapa en la historia republicana de Pa-
namá" (pág. 8) .
Estas palabras de apaciguamiento iban encaminadas a suministrar al
plenario la idea de que había el consenso, entre las partes, de que a
plazo corto se establecería "un gobierno democrático y constitucional" .
Así, el pleno podía omitir una posición de mayor compromiso y limitarse
a formular buenos deseos en cuanto a ese próximo milagro "de una nueva
etapa en la historia republicana de Panamá" . Pura falsedad y demagogia
barata .
En tercer lugar, el informe "considera necesario señalar el efecto ne-
gativo que han tenido las maniobras realizadas por las fuerzas armadas
de los Estados Unidos . Sin pronunciarse sobre la legalidad o ilegalidad de
tales operaciones la Misión considera que han sido inoportunas" (pág . 8) .
Con el burdo atuendo de una falsa imparcialidad jurídica, la Misión
culpa a los Estados Unidos de producir serios efectos negativos, por razón
de las maniobras militares que varias veces hemos destacado en esta obra .'
Por último, el informe, para dar prueba de su equilibrio en lo re-
ferente a señalamientos, expresa que "la Misión quiere informar que ha
recibido repetidas y frecuentes denuncias de violaciones de derechos huma-
nos, civiles y políticos, cometidos por el actual gobierno . . . "La Misión
ha hecho gestiones ante el gobierno para que se eviten tales situacio-
nes . . . "La Misión no puede dejar de registrar su honda preocupación
por el aumento de medidas que en nada contribuyen a crear el clima
necesario para solucionar la crisis" (pág . 8) . Hé aquí la sola concesión
que se permite el Informe en favor del pueblo panameño, víctima de una
fuerte represión que conoce muy bien, no sólo la Misión, sino todo
el mundo.
8 Cabe anotar que unos cinco días antes de la sesión plenaria de la OEA seña-
lada para el 23 de agosto, el ejército norteamericano suspendió todas sus maniobras
en Panamá . Las reanudó poco tiempos después .

265
XXVI. Cae el telón de la OEA

Toda persona que tuviera un mínimo de conocimiento sobre la crisis polí-


tica de Panamá sabía con seguridad absoluta que el pleno de la OEA,
señalado para el 23 de agosto, era el último pleno, en la injerencia que
asumió el organismo regional en esa crisis, porque una semana después
( lo. d e septiembre) debía darse, conforme a la Constitución panameña,
la transferencia de poder a quienes hubieran triunfado en la elección del
7 de mayo, elección que fue anulada por la Narcodictadura norieguista .
Pero lo que iba a hacer la OEA el 23 de agosto, ya venía determi-
nado por la decisión del 20 de julio, en la que recomendaba la cele-
bración de nuevas elecciones en Panamá, dando con ello validez a la
nulidad de las elecciones del 7 de mayo, decretada por el régimen cas-
trense. Esa nulidad, admitida alevosamente por la OEA, permitió a la
Narcodictadura norieguista imponer las condiciones que le convenían en
el diálogo tripartito y hacerlo desembocar en su fracaso.
El Presidente julio Londoño Paredes dio inicio a las conversaciones
preliminares del 23 de agosto, con un desayuno del Grupo de los Ocho,
del cual ese Presidente formaba parte . Venezuela planteó la necesidad de
medidas perentorias que lograran un pronto restablecimiento de la demo-
cracia en Panamá. Sin embargo, México se opuso, reiterando la conve-
niencia de insistir solamente en que las propias partes del conflicto en
Panamá apresuraran la concertación de un acuerdo nacional . En cierta
forma, recibió el apoyo del Perú, cuyo Presidente, Alan García Pérez,
había sugerido una fórmula sorprendente : que los Estados Unidos ofrez-
can entregar a Panamá el Canal, mucho antes de 1999, si esa transfe-
rencia del Canal se hace a un gobierno democráticamente electo . García
Pérez consignó su nueva fórmula en un artículo que publicó el New York
Times, del 21 de agosto, bajo el título de "A Way to Force Noriega
Out" ("Una Vía para Desalojara Noriega") . Los otros cuatro países
del Grupo (Argentina, Brasil, Colombia y Uruguay) giraban en torno a
los dos extremos (Venezuela y México) y cada quien proponía moda-
lidades especiales en torno a la salida de Noriega . Pero no llegaron a
ningún acuerdo, por lo que el Presidente Londoño optó por celebrar una
segunda reunión informal en la mañana, pero ahora con la participación
del delegado norteamericano Lawrence Eagleburger .
El problema continuó siendo la salida de Noriega, que cada cual
quería se diera con situaciones especiales, a fin de salvaguardar el princi-
pio de no intervención. Hasta se llegó a discutir si Noriega debía renun-
ciar ante un gobierno provisional inmediato o ante un gobierno electo

26 6
democráticamente (había un pequeño problema, consistente en que No-
riega no se había comprometido con nadie a renunciar) . Tampoco hubo
acuerdo en estos aspectos, y hasta se habló de una especie de "protocolo
secreto", que recogiera un compromiso en torno a la posición de Noriega
(La Estrella de Panamá, 24 de agosto) .
A la sesión formal de las tres de la tarde, los Cancilleres fueron sin
haber adoptado previamente ningún entendimiento. Hubo varios pro-
yectos de resolución . Se discutió con todo tiempo y espacio . El consenso
estaba muy lejos, para una solución efectiva . En una reunión a puertas
cerradas, el Subsecretario de Estado Lawrence S . Eagleburger y el Sub-
secretario para Asuntos Interamericanos Bernard Aronson expresaron que
para los Estados Unidos eran inaceptables los proyectos que estaban en
debate, porque dejaban a Noriega tras el trono en Panamá (The Wash-
ington Post, 24 de agosto) .
Al reanudarse la sesión pública, el delegado venezolano Tejera París
se dolió de que su proyecto no hubiera tenido respaldo . Ya en las horas
de la madrugada del 24 de agosto, el terreno estaba abonado para un
duelo oratorio entre la delegación norteamericana y la delegación pana-
meña, porque estaba circulando un proyecto de declaración del Presidente
Londoño, que no decía nada, para obtener el consenso final ; permitía a
todos irse con las manos limpias y vacías y crucificaba al pueblo de Pa-
namá . Pero no antes de que tronaran los oradores .
En efecto, Eagleburger habló por última vez, para la XXI Reunión
de Consulta . Su discurso, con ser largo, no fue demasiado extenso . Una
pieza clásica de serena elocuencia . Comenzó por referirse al proceso de-
mocrático que está progresando en el mundo y citó los ejemplos de El
Salvador, de Argentina y de Bolivia, en América y los de Filipinas,
Hungría y Polonia, en el resto del mundo .
"Aquellos que se interponen en el camino de ese proceso se sitúan
del lado equivocado de la historia y, en última instancia, se hallarán a
sí mismos, como se hallarán finalmente todos los dictadores, en el basu-
rero de la historia" (Comentario : Es una ironía política que Eagleburger
hubiera echado mano de la célebre frase de Trotsky sobre "el basurero
de la historia", como recipiente de las clases sociales periclitadas) .
"Sólo existe un obstáculo para resolver la crisis y todos sabemos
quién es .
"El pueblo de Panamá, los gobiernos de este hemisferio y la Orga-
nización de Estados Americanos desean que termine esta crisis . Pero la
voluntad peligrosa y violenta de un dictador y unos cuantos partidarios
desesperados se interponen en el camino de la democracia y de la paz

267
en Panamá" (Comentario : Ello lo demostró categóricamente la elección
del 7 de mayo, en la que hasta muchos empleados públicos y muchos
miembros de las Fuerzas de Defensa votaron con la Oposición, para
repudiar a Noriega) .
"La dictadura de Noriega pensaba que podía usurpar el derecho na-
tural del pueblo panameño el 7 de mayo y que el mundo entero volvería
la vista hacia otro lado . En lugar de ello, la dictadura nunca ha estado
más aislada interna e internacionalmente que hoy día . Y continuará así .
La crisis no se resolverá hasta que se haya cumplido plenamente el man-
dato de la OEA. De hecho, únicamente empeorará" (Comentario : Había
que subrayar esta circunstancia y así lo hizo el delegado norteamericano) .
El segundo enfoque general del . discurso de Eagleburger está dedi-
cado a la complicidad de Noriega con el narcotráfico :
"Los países que proveen refugio y apoyo a los carteles del narcotrá-
fico amenazan la paz y la seguridad de este hemisferio, tanto como si
usaran sus propias fuerzas militares para atacar nuestras sociedades. La
verdad es, y cada uno de nosotros lo sabe, que el general Noriega ha
convertido a Panamá en un refugio de los narcotraficantes y centro de
lavado de dólares y de trasbordo de cocaína . ¿Se permitirá al general
Noriega ampararse falsamente detrás de la bandera de la soberanía pa-
nameña, mientras los carteles de la droga, de los que es aliado, inter-
vienen en todo el hemisferio? Eso, señor Presidente, es agresión, tan clara
como lo fue la invasión hitleriana de Polonia hace cincuenta años" (Co-
mentario : Si al Sr. Eagleburger le estaba vedado confesar que Noriega
estuvo por muchos años en la planilla de la CIA, nosotros no podemos
olvidarlo, ni olvidamos tampoco que son los Estados Unidos los respon-
sables de haber entrenado, fortalecido y apoyado logísticamente a las
Fuerzas de Defensa de Panamá, que el narcotráfico ha logrado sustraer
a los dictados de Washington . Ellos engendraron el monstruo que oprime,
tiraniza y aniquila a Panamá) .
"Cuando se escriba la historia del retorno de Panamá a la democra-
cia, y Panamá regresará a la democracia, sus páginas recordarán por
siglos aquellos que antepusieron los intereses de una sufrida nación y
aquellos que defendieron hasta el último extremo una dictadura corrom-
pida" (Comentario : : Es una lástima que el séquito norieguista, de civiles
y soldados, no lo comprenda así . Pero ese séquito es cada día más
reducido) .
Como era de esperarse, la delegación panameña se había preparado
para defender a la Narcodictadura norieguista, de esta ofensiva verbal
demoledora . Para tal fin, el Dr . Rómulo Escobar Bethancourt, un asesor

2 68
de Torrijos y siempre aliado de Noriega, reemplazó en la tribuna al Can-
ciller Ritter, que nunca ha pasado de hablar con la voz asordinada de
un profesor en clases . El Dr . Escobar habló largamente, por dos horas,
con su elocuencia de barricada . Y exaltado por ésta, fue mucho más allá
de lo que hubiera querido Noriega .
El Dr . Escobar defendió la triste y deprimente actuación de la Misión
conciliadora, con todos los registros de la distorsión (no pudo decir el
Dr. Escobar que él hizo un viaje especial a Quito, para entrevistarse
personalmente con Cordovez, ni explicó tampoco los acuerdos a que
llegaron) ; alabó la propuesta gubernamental en el diálogo tripartito ;
atacó a los Estados Unidos, denunciando las violaciones del Tratado
Torrijos-Carter; defendió a las Fuerzas Armadas de Panamá, y finalmente
hizo la apología de Noriega. Hé aquí su párrafo culminante :
"La tragedia de Noriega es que ha tenido que soportar con estoicismo
todas esas calumnias y diatribas, porque no se ha querido prestar para
masacrar a los hermanos de Centroamérica y porque no ha querido acatar
arreglo para que prolonguen las tropas de los Estados Unidos su estada
en Panamá más allá del año 2000 . Y nosotros los panameños, que cono-
cemos sus trayectorias, no tenemos ningún empacho en afirmar que así
como el general Omar Torrijos puso el nombre de Panamá en la geogra-
fía del mundo, Manuel Antonio Noriega ha puesto el nombre de Panamá
en la geografía de la dignidad y la resistencia de los pueblos libres del
mundo" .
En esta apología de Noriega, Escobar Bethancourt incluso defendió
al Noriega aliado del Cartel de Medellín, retando al delegado de los
Estados Unidos para que trajera las pruebas correspondientes, así : "Yo
desafío a los representantes de los Estados Unidos que les presenten a
ustedes las pruebas contra Noriega aquí . No me digan que Noriega es
narcotraficante, que traigan las pruebas, señores de la OEA . Aquí están
las pruebas de que Noriega es narcotraficante, yo les creo, señores re-
presentantes de los Estados Unidos, que les traigan las pruebas a la
Organización de los Estados Americanos de que Noriega es narcotrafi-
cante para que ellos le crean" .
Y este reto, al calor de la exposición de barricada, no lo podía haber
autorizado Noriega, porque era la oportunidad para exhibir detalles muy
inconvenientes, como en su oportunidad lo veremos .
Después de semejante cruce de espadas oratorias, en que el Dr . Es-
cobar superó a Eagleburger en extensión y en retórica efectista, llegán-
dose a la mitad de la madrugada, no había más que guardar silencio
absoluto, para que la Declaración del Presidente Londoño Paredes, muy

269
corta por cierto, diera fin a la infeliz actuación de la OEA en la crisis
de Panamá . Con ese documento insubstancial, anodino, de retirada a
hurtadillas, cayó el telón de la OEA .

XXVII . El consenso de la OEA y sus consecuencias

El lector paciente merece que reproduzcamos en su contenido íntegro el


lacónico documento del Presidente Londoño Paredes, aprobado por un
letárgico silencio de la OEA.
"DECLARACION DEL PRESIDENTE DE LA XXI REUNION
DE CONSULTA DE MINISTROS DE RELACIONES EXTERIO-
RES (Aprobada en la séptima sesión plenaria celebrada el 24 de agosto
de 1989) .
"1. Se expresa el agradecimiento a los Cancilleres de Ecuador, Gua-
temala y Trinidad y Tobago, así como al Secretario General de la Or-
ganización de los Estados Americanos, por la paciente y eficaz labor
cumplida en acatamiento del mandato que les encomendó la XXI Reunión
de Consulta de Ministros de Relaciones Exteriores .
"2. Se expresa la profunda preocupación por que los participantes en
el diálogo político en Panamá no han logrado aún una solución a la crisis
de su país, la cual corresponde única y exclusivamente a los panameños,
y se les exhorta decididamente a realizar nuevos y urgentes esfuerzos para
alcanzar un acuerdo nacional, de conformidad con la Resolución 1 del
17 de mayo y la Declaración del Presidente del 20 de julio, antes del
l o. d e septiembre, para lo cual, si lo solicitaren todas las partes, podrán
contar con la asistencia de la Misión" .
"3. Se reafirma la necesidad de que, en la solución de la crisis pa-
nameña, se asegure la vigencia de los principios democráticos en el libre
ejercicio de la soberanía y autodeterminación del pueblo panameño" .
"4 . Se solicita a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
que realice, con la anuencia del Gobierno de Panamá, a la mayor bre-
vedad, una nueva visita a Panamá con el objeto de completar y actua-
lizar la información sobre la situación de los derechos humanos en ese
país" .
"5. Se mantiene abierta la Reunión de Consulta" .
De los tres Cancilleres que vinieron a Panamá, desde mayo hasta
agosto, sólo puede resaltarse la actividad y la locuacidad desplegadas por
Diego Cordovez, ya que los otros dos Cancilleres y el Secretario General

270
Baena Soares nunca pasaron de escuchar a las partes y formular una o
dos declaraciones a la prensa . Cordovez, en su papel "presidencial",
puede decirse que hizo las veces de Misión. Era casi imposible que pu-
dieran ir más allá de registrar las posiciones contrarias e irreconciliables
de las partes . El documento del Presidente Londoño Paredes, les agradece
"la paciente y eficaz labor cumplida" (inciso lo .) .
La Declaración continúa expresando "profunda preocupación" por
la imposibilidad de que las partes hubieran logrado una solución con-
junta, pero desde cuando el 20 de julio la OEA decidió que se celebrara
una nueva elección en Panamá, ya colocaba al Gobierno en una posición
de enorme ventaja, para que impusiera en el diálogo una inflexibilidad
decisiva . Ahora, el 24 de agosto, la OEA exhortaba a las partes para que
realizaran "nuevos y urgentes esfuerzos", "antes del lo, de septiembre",
a fin de "alcanzar un acuerdo nacional" . Exhortación baldía, inútil, irreal.
Las partes, que prácticamente habían llegado al impasse desde el 4 de
agosto, ni siquiera volverían a verse, lo que era fácilmente previsible .
Exhortación que tenía la sonoridad de una mascarada, pero que estaba
muy de acuerdo con el último Informe de la Misión, que afirmaba la
proximidad de un entendimiento y al que no se había llegado, por la ne-
cesaria pausa de que la Misión regresara a Washington para el plenario ;
es decir, por falta de tiempo, como también lo externa el Informe .
En el inciso 3o ., se alude a una solución a base de "principios de-
mocráticos", "libre ejercicio de la soberanía" y "autodeterminación del
pueblo panameño" . Y esto lo reafirman quienes habían decidido, precisa-
mente, aceptar la anulación norieguista de la elección del 7 de mayo, de
la cual quedaron, por lo menos, las dos terceras partes de las Actas legí-
timas de la votación celebrada en las respectivas Mesas electorales . Al
echar por la borda esa realidad electoral categórica, contundente, aplas-
tante, inescapable, la OEA se condenaba como reo de insólita complicidad
con la Narcodictadura norieguista, apuñalando tiránicamente la voluntad
mayoritaria del pueblo panameño .
El documento termina solicitando a la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos que visite nuevamente a Panamá, en cumplimiento
de sus funciones . ¡Qué caritativos y humanitarios son los Cancilleres de
la OEA! Los panameños recordamos esa Comisión y la "guerra sucia
argentina", de sus genocidas militares ; o recordamos la situación de los
derechos humanos en la Nicaragua de los Tachitos Somozas ; o recorda-
mos . . . Ya nos agobia una amargura dolorosa, y nos negamos a conti-
nuar destacando tanto sarcasmo frustrante .

27 1
La verdad es que, dada la experiencia de amarga frustración que ha
dejado la OEA, como balance de su azarosa existencia, y observando,
en el caso de la crisis panameña, la actuación dolosa de Cordovez, lo
mismo que la decisión del 20 de julio, ya aprendimos, una vez más, a
no esperar nada de la OEA, en contraste con lo que expresó multitudinar
iamentlpuboameñlgrios7demay,qufglado
tres días después, el 10, por la cuchilla feroz e implacable del pequeño
verdugo .
El triste consenso de la OEA, producido el 24 de agosto, tenía, para
el pueblo panameño, el mismo significado que señalamos en esta misma
Cuarta Parte, al hacer la Crítica de la decisión de la OEA .
Pero ahora, la decisión del 24 de agosto llevaba implícito un fiero
postscriptum :
"General Noriega, dejamos en sus manos al pueblo panameño, en
nombre de la democracia, de la no intervención y de la autodetermina-
ción de los pueblos" .
Siete días después, el 31 de agosto, como era esperado, caería nueva-
mente la cuchilla del pequeño verdugo .

XXVIII. Eagleburger acusa a Noriega

Cronológicamente, y por la entidad anfitriona, hay un hecho con el que


debemos cerrar esta Cuarta Parte, sucedido el 31 de agosto en Wash-
ington, ante el Consejo Permanente de la OEA : la acusación contra
Noriega, que haría el delegado norteamericano Lawrence S . Eagleburger,
aceptando el desafío lanzado por el Dr . Rómulo Escobar Bethancourt,
para que los Estados Unidos presentaran las pruebas sobre la condición
narcotraficante de Noriega .
La convocatoria del Consejo Permanente, un organismo en que los
embajadores americanos acreditados en Washington pueden reemplazar
a los Ministros de Relaciones Exteriores, se formuló con carácter de
urgencia para el . 31 de agosto, a petición de Norteamérica, suscrita por
el Representante Interino William T . Price, a la que accedió el Presidente
del Consejo, el embajador de Suriname, Sr . William Udenhout.
El Canciller Ritter declaró a Prensa Latina, el 30 de agosto, que
"Estados Unidos pretende utilizar la convocatoria a una reunión urgente
de la OEA para justificar una posible intervención armada en la nación
istmeña" (Crítica, 31 de agosto) . Una evidencia más de que la "inmi-
nente" invasión de los Estados Unidos se había transformado en una

27 2
obsesión, en una psicosis de la Narcodictadura norieguista y especialmente
del Canciller Ritter, que en el Primer Encuentro de Cancilleres de Amé-
rica Latina y el Caribe, celebrado en Cartagena, el 31 de julio, ya había
calificado de "inminente" esa invasión . Fueron sus palabras textuales : "Es
inminente una intervención militar de Estados Unidos en Panamá, a
pesar del clamor de nuestro pueblo y de los países de América Latina"
(La Estrella de Panamá, l o . de agosto) . Un mes después, seguía Ritter
con la "inminencia" de la invasión .
Lo que expuso Eagleburger, ante el Consejo Permanente de la OEA,
constituye una extensa acusación, en la que se utilizaron documentos,
tanto como datos de importancia . De este modo, Noriega fue sentado
moralmente, por enésima vez, en el banquillo de los acusados, pues el
Consejo Permanente no es un tribunal que pudiera ventilar un juicio
penal contra el Narcodictador . Remitimos al lector al texto completo de
la acusación formulada por Eagleburger, pero conviene resaltar y comen-
tar algunos párrafos de ese discurso acusatorio .
"En la Corte Federal de Distrito para el Distrito Intermedio de Flo-
rida (con sede en Tampa) se acusa al General Noriega y a Enrique
Pretelt de conspiración para importar y distribuir marihuana . . . Las acu-
saciones señalan que millones de dólares en moneda americana, que re-
presentan las ganancias de la importación con éxito de 126,000 kilos de
marihuana en Estados Unidos por Steven Michael Kalish y otros, fueron
transportados a Panamá y lavados a través de bancos y empresas pa-
nameñas . Ello con la aprobación y ayuda de los acusados . Las acusacio-
nes alegan que Noriega y otros acordaron facilitar la importación de
180,000 kilos de marihuana a Estados Unidos y el lavado de más de cien
millones de dólares en ganancias ilícitas a través de Panamá . Y llegan a
la conclusión de que durante el período de la conspiración, Kalish hizo
pagos a Noriega y otros aproximadamente de un millón de dólares por la
autorización y aprobación por Noriega del contrabando de marihuana
y actividades de lavado de dinero en Panamá" .
"En el Tribunal Federal de Distrito del Distrito Sur de Florida, con
sede en Miami, el general Noriega ha sido acusado de explotar su posi-
ción oficial como jefe de la Sección de Inteligencia de la Guardia Na-
cional de Panamá, y luego como Comandante en jefe de las rebautizadas
Fuerzas de Defensa panameñas, para recibir pagos a cambio de ayudas
y proteger a traficantes internacionales de drogas. Las personas a quienes
Noriega ha sido acusado de ayudar en el desarrollo de operaciones de
narcóticos y lavado de dinero en Panamá incluyen a Pedro Escobar Gaviria

273
viria, Gustavo de Jesús Gaviria Rivero, Jorge Ochoa Vásquez y Fabio
Ochoa Vásquez" .
"El general Noriega protegió envíos de cocaína despachados por avión
desde Medellín, Colombia, a Estados Unidos, a través de Panamá . Ade-
más, hizo los arreglos para el transbordo y la venta al Cartel de Medellín
de éter y acetona, e incluso substancias químicas de este tipo previa-
mente confiscadas por las Fuerzas de Defensa panameñas" .
En verdad, sí hay pruebas de las dos acusaciones presentadas por
Fiscales norteamericanos en Florida, contra Noriega . Los cargos formu-
lados son graves y específicos . No es posible que se trate de casos falsos,
y Noriega nombró abogados para que lo defendieran en ellos . Por razo-
nes del procedimiento legal norteamericano, que exige la presencia per-
sonal del acusado, los expedientes respectivos se mantienen en suspenso
y las pruebas aportadas al juicio tienen carácter reservado .
"Según estimados prudentes -continuó Eagleburger-, calculamos
que la fortuna personal (de Noriega), gran parte de la cual se halla ocul-
ta en cuentas bancarias secretas en el exterior, alcanza por lo menos de
doscientos a trescientos millones de dólares" .
"El representante panameño (Dr . Rómulo Escobar Bethancourt) afir-
mó que la redada de Noriega en mayo de 1984 contra una planta de
elaboración de cocaína en la Provincia de Darién mostró su compromiso
de combatir el narcotráfico . . . El Cartel de Medellín, sin embargo, se
sintió traicionado . Se necesitó la intervención de Fidel Castro para me-
diar en la disputa . Al final, la central eléctrica de 40 megavatios, la ma-
quinaria, la cocaína procesada, las sustancias químicas usadas para el
procesamiento y los aviones decomisados, fueron todos devueltos al Cartel
de Medellín .
"En 1982 Noriega abrió una cuenta en la sucursal en la ciudad de
Panamá del Banco Internacional de Crédito y Comercio que, según él
alegó, era una cuenta de "servicio secreto" que permaneció abierta hasta
principios de 1988 . Sólo él (Noriega) tenía firma autorizada para operar
la cuenta . Además, su mujer y sus tres hijas tenían tarjetas de crédito,
cuyos cargos eran pagados con esta cuenta . Aun cuando la cantidad de
dinero depositado en esta cuenta de transacciones fluctuaba, hubo en ella
en varias ocasiones una cantidad de una magnitud que oscila entre veinte
y veinticinco millones de dólares" .
Esta selección de párrafos es lo más saliente, en lo que concierne a
las acusaciones contra Noriega en los negocios de marihuana, cocaína y la-
vado de dinero . La prensa de todos los países ha informado sobre la
posición del Banco Internacional de Crédito y Comercio, tanto en los

27 4
Estados Unidos, como en Panamá . Ese Banco ha aceptado su participa-
ción en el lavado de dinero y abrió sus archivos documentales a las auto-
ridades norteamericanas . Están probadas, en esa documentación, las cuen-
tas millonarias que tuvo Noriega en la sucursal panameña de ese Banco
y en sucursales del extranjero (Luxemburgo y Londres) .
Si el Dr. Rómulo Escobar Bethancourt y el general Manuel Antonio
Noriega pueden demostrar el origen lícito de esos fondos y de la enorme
fortuna personal de Noriega, descrita con algunos detalles por Eagleburg
er, entonces ha debido Noriega demandar por calumnia, en los tribu-
nales de los Estados Unidos, al delegado norteamericano, aunque éste
alegara inmunidad por actuar como diplomático . Hay demasiadas prue-
bas en Panamá y en el extranjero que sustentan lo que el Secretario de
Estado Interino Lawrence S Eagleburger demominó "la culpabilidad
criminal de Noriega" . Esas pruebas, sobre las cuales la prensa interna-
cional ha informado con lujo de detalles, forman un grueso expediente
con el que sería condenado Noriega, en cualquier tribunal del mundo y
no sólo en Panamá o en los Estados Unidos .»
Después de la extensa apología de Noriega que hizo el Dr . Escobar
Bethancourt, ante la OEA, el 24 de agosto, y después del desafío con
que exhortó a la presentación de pruebas, Noriega comentó elogiosa-
mente en Panamá (lo hizo por televisión) que Escobar Bethancourt había
ido más allá de lo que se esperaba de él, pero quien conozca a Noriega
sabe que algún día le exigirá cuentas a su defensor oficioso y apologista
exaltado, por provocar la reunión del Consejo Permanente de la OEA,
del 31 de agosto, en la cual fue exhibido sinténticamente su historial de
contrabandista de drogas, de cómplice abierto del Cartel de Medellín y
de Narcodictador cresomaníaco de Panamá.
Precisamente, el Dr . Escobar Bethancourt formuló extensas declara-
ciones públicas en Panamá, a raíz de la sesión del Consejo Permanente
de la OEA, con el propósito de justificar su desafío (La República Do-
minical, 3 de septiembre) . "Ese es el planteamiento que nosotros hicimos
en la OEA", trata de convencer Escobar Bethancourt . Repitamos sus
desesperadas reiteraciones : "Eso es todo lo que nosotros le hemos exigi-
do" . "Noriega no es más que un pretexto y nosotros, al asumir la res-
ponsabilidad de exigirles a ellos esas pruebas, es porque tenemos mil y
un argumentos y mil y una demostraciones de que ellos no tienen prue-

9 Véase la importante información que suministra Stephen Labaton, del New York
Times Service, publicada por The Miami Herald, del 11 de agosto de 1989, sobre la
confesión del lavado de dinero hecha por el Banco de Occidente (Panamá), cl que
tenía varias cuentas en el Continental Bank, de New York .

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bas de ninguna clase" . "El general Noriega no ha cometido ningún delito
en Estados Unidos. Ese es mi criterio y mi firme convicción" . "Entonces,
yo creo que es un deber de nosotros, no sólo como compañeros de No-
riega, como amigos de Noriega, sino como panameños, defender a un
connacional nuestro que es víctima de esa infamia en el plano internacio-
nal" . "Esa es la propaganda internacional y por eso es que hay que salir
en defensa de estas cosas y exigirles a ellos en cada afirmación, en cada
foro, en que se presenten, donde ellos hagan una acusación contra Norie-
ga, inmediatamente salirles al paso y decirles : ¿Ud . hace esa acusación?
Presente la prueba" .
Todas las frases anteriores, extraídas del extenso alegato justificativo
que formuló el Dr. Escobar Bethancourt, trataban de sustentar la razón
de su descontrolado desafío, a fin de hacerlo aceptable a Noriega, y
hacerle aceptable, sobre todo, la sesión del Consejo Permanente de la
OEA, que ese desafío provocó . Fue un campo abierto para renovar las
acusaciones contra Noriega, independientemente de que las mismas pu-
dieran probarse o no, fuesen verdades o fuesen calumnias . Pero al menos
es seguro que no todo ello era falso . Esas acusaciones, tan graves y tan
escandalosas, retumbaron por los salones y pasillos del edificio de la OEA
en Washington, proyectando su eco hasta el último confín del Hemisfe-
rio, en forma difícilmente excusable .
El mismo día, 31 de agosto, que se daba en Washington la acusación
contra Noriega, éste y su séquito se reunían para concretar la "transfe-
rencia del poder", que debía darse el l o. d e septiembre, es decir, al día
siguiente de tan sonada acusación .

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