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definido
Estoy de acuerdo en que en toda dieta de definición hay que reducir la ingestión de
hidratos de carbono para obligar a que el cuerpo recurra a los depósitos de grasa como
fuente de energía, pero no soy partidario de las dietas muy bajas o incluso nulas en
hidratos de carbono, sino que pienso que hay que usar este nutriente con juicio, porque
cualquier cantidad adicional de carbohidratos por encima de la necesaria para saturar los
músculos con glucógeno, tiene una gran probabilidad de acabar acumulada como grasa
corporal.
Eso significa que debéis evitar incluir en vuestra última comida del día arroz, patatas,
boniatos o pasta. En cambio esa debe incluir proteínas limpias como aves o pescados,
junto con un acompañamiento de verduras y ensalada. Las verduras disminuyen la
velocidad de la digestión y la conversión de los almidones en azúcares simples, de
manera que así evitáis que se pueda generar acopio de grasa.
Todos queréis lograr músculos definidos y también os gustaría no tener que pasar
hambre y daros un gustito al paladar. De las cinco o seis comidas que debéis hacer al
día, el desayuno es el único en que os podéis permitir daros una cierta indulgencia sin
que acabe aumentando la grasa de la cintura, muslos, espalda baja y caderas.
Por la mañana los depósitos de glucógeno de los músculos están más bajos que en
ningún otro momento del día, aparte del momento inmediatamente después de una
sesión de entrenamiento. Y cuando los depósitos de glucógeno están bajos, la capacidad
del metabolismo para transformar los hidratos de carbono en tejido adiposo se ve
interferida e interrumpida, porque la absoluta prioridad es rellenar esos depósitos.
Así que cargad de hidratos de carbono en el desayuno, junto con 40-50 gramos de
proteína de calidad, para empezar el día con el combustible necesario y los materiales
de construcción muscular y no os preocupéis por poneros gordos, porque el
metabolismo está acelerado en esos momentos y quemaréis más calorías que en ningún
otro punto del día.
4º ¿Demasiada proteína?
Lo creáis o no este suele ser un error muy ligado al otro en apariencia opuesto, que
acaba produciendo efectos similares.
Pasarse en el consumo de hidratos de carbono puede tener efectos similares a los que se
producen cuando éstos se eliminan del régimen.
Toda dieta de definición debe incorporar una reducción de los hidratos de carbono, sin
embargo con frecuencia muchos culturistas se extralimitan y adoptan un enfoque muy
agresivo con la esperanza de acelerar la pérdida de grasa de la noche a la mañana, así
que van demasiado lejos en la reducción de los carbohidratos, y puede que hasta los
eliminen del todo. Y cuando reducís éstos hay que compensar dicha reducción
aumentando la ingesta de proteína, pero cuidado porque si el consumo es excesivo
también puede impedir la pérdida de tejido adiposo por medio del exceso de calorías
que puede suponer ese incremento.
En otras palabras si reducís 500 calorías eliminando los hidratos de carbono, pero luego
las sustituís por 800 procedentes de las proteínas, no os definiréis porque tenéis un
excedente calórico.
Como regla bastante fiable del consumo de proteínas, cuando busquéis subir de peso,
procurad consumir dos gramos por kilo de peso corporal y día, junto con bastantes
hidratos de carbono, mientras que cuando sigáis una dieta de definición consumid del
orden de dos gramos y medio a tres por cada kilo de peso y día, junto con unos pocos
hidratos de carbono.
Una vez de tanto en cuando, como un día por semana, debéis dejaros ir para romper con
los rigores de la dieta estricta. Lo creáis o no esa licencia os puede ayudar a perder grasa
y a definiros. La razón es que la dieta estricta de forma continúa conduce al
estancamiento porque el metabolismo aminora su ritmo metabólico, se adapta a una
ingestión calórica continua y estable y cada vez quema menos calorías y adiposidad,
porque se vuelve eficiente para preservar sus reservas de grasa. La dieta severa también
pasa su factura mentalmente y puede dejaros agotados, lo cual es una mala
combinación.
Tomar una comida alta en calorías una vez a la semana, o incluso dos según los casos,
no sólo proporciona una alivio mental de la dieta rigurosa, sino que os ayudará a superar
los obstáculos al evitar que el cuerpo entre en fase de preservación, en la que el ritmo
metabólico se reduce para subsistir realizando todas sus funciones sin apenas gastar
calorías… ni quemar una pizca de grasa.
De todas formas, tened cuidado de que esa comida extra no se convierta en todo el día
extra, porque en ese caso tiraréis por la borda todo lo conseguido durante el resto de la
semana.
Un modo de medir con exactitud la pérdida del peso, es usar los calibradores del pliego
de la piel para monitorizar la composición corporal, y saber así si la pérdida de peso es
grasa o músculo. El otro método es la observación de los cambios físicos en el espejo y
la anotación de los niveles de energía y de fuerza durante el entrenamiento.
El camino es moderarse con el cardio. Hacer 30-40 minutos de actividad aeróbica cuatro
o cinco veces por semana bastará más que de sobras para activar los procesos de
combustión de lípidos y al mismo tiempo acelerar el metabolismo. Si hacéis más de eso
corréis el riesgo de perder el precioso tejido muscular, lo cual afectará negativamente al
ritmo metabólico, puesto que cuanto mayor sea la masa muscular más activo y
acelerado es el metabolismo, aparte de que eso también mermará vuestra capacidad para
entrenar duro con las pesas.
En realidad ese tipo de entrenamiento es más de tipo cardiovascular con pesas que el
óptimo para aumentar la masa muscular. Incrementar la cantidad de trabajo al tiempo
que se reduce la ingestión de hidratos de carbono tiene como primer mecanismo un
aumento de la definición, pero al poco notaréis una caída en los niveles de energía y
también de fuerza y sobre todo al vaciar los depósitos de glucógeno muscular, por la
combinación de la dieta y del ejercicio, los músculos se quedarán planos, no sólo
perdiendo parte del volumen, sino también de su definición, cortes y dureza; de manera
que el efecto obtenido será el contrario.
Durante un programa de definición debéis dejar que la dieta actúe, que el ejercicio
cardiovascular acelere el metabolismo y queme la grasa, mientras que con las pesas
debéis seguir por todos los medios tratando de incrementar la masa muscular y para ello
no es conveniente reducir el peso empleado, ni tampoco realizar una cantidad excesiva
de entrenamiento de baja intensidad.