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La Construccion Del Nexo de Violencia Y Culpa en La Novela
La Construccion Del Nexo de Violencia Y Culpa en La Novela
de violencia y culpa
en la novela La virgen
de los sicarios* nomadas@ucentral.edu.co • PÁGS.:184-204
Hermann Herlinghaus**
Traducción del inglés: Ana Rita Romero***
Este ensayo es un análisis de la perspectiva ética en relación con las matrices religiosas de la novela de Fernando
Vallejo, La virgen de los sicarios, perspectiva que los críticos literarios tienden a subestimar en la novela o, por lo
menos, sus interpretaciones no deconstruyen el edificio paradójico de sincretismo y dogmatismo religioso del escritor. El
ensayo toma distancia de las interpretaciones actuales para defender la idea de que la novela no es fundamentalmente
dedicada a los sicarios adolescentes, sino a la problemática del “sí mismo” intelectual y a su crisis global.
Palabras clave: crítica literaria, pensamiento crítico, Fernando Vallejo.
Este artigo é uma análise da perspectiva ética em relação com as matrizes religiosas da novela de Fernando Vallejo,
La virgen de los sicarios (A virgem dos sicários); perspectiva que os críticos literários tendem a subestimar na novela
ou, pelo menos, suas interpretações não destroem o edifício paradoxal de sincretismo e dogmatismo religioso do escritor.
O artigo distancia-se das interpretações atuais para defender a idéia de que na novela não é fundamentalmente
dedicada aos sicários adolescentes, senão à problemática do Si Mesmo intelectual e a sua crise global.
Palavras-chaves: crítica literária, pensamento crítico, Fernando Vallejo.
This essay is an analysis of the ethical perspective in relation with the religious topics of the Fernando Vallejo´s novel,
La virgen de los sicarios, perspective that the literary critical tend to underestimate or, at least, its interpretations of that
do not de-construct the paradoxical building of the writer`s syncretism and religious dogmatism. The essay takes distance
of the current interpretations about it, by defending the idea that the novel is not essentially dedicated to the adolescent
sicarios but rather to the problematic of the intellectual Self and its global crisis.
Key words: literary critical, critical thinking, Fernando Vallejo.
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¿Qué consecuencias trae asumir que Veamos las características pro- Mientras que la autobiografía co-
la ‘libertad’ que proporciona la es- piamente narrativas presentes en La múnmente evoca el pasado e
critura de ficción, condensada en virgen de los sicarios. El protagonis- incursiona en las complejas y a
la idea de un narrador ‘autónomo’, ta, que habla en primera persona menudo ‘escondidas’ dimensiones
se lleve hasta apoyar la agresión singular, es concebido como un in- del sí mismo narrativo, lo que aflora
virtual ejercida por ese mismo dividuo autobiográfico por el nom- en la novela es un torrente de de-
narrador? En La virgen, ‘actos agre- bre de “Fernando”. Fernando no claraciones inexorables, redundan-
sivos’ se pueden percibir, por ejem- sólo lleva el mismo nombre del es- temente afirmativas, junto con las
plo, en las reprimendas abusivas critor, sino que también se autode- acciones inmediatas del gramático
que el narrador (cuyo nombre tam- nomina renombrado filólogo y de las cuales él mismo se hace cro-
bién es Fernando) dirige a los escritor, o “gramático” si se usa el nista y guía.
lectores. Estas reprimendas se desa- término que conlleva la especial
rrollan en el registro literario de la resonancia del viejo sueño de cons- Después de haber vivido en el
‘libertad de expresión’. No pocos crí- trucción de nación de la elite le- exterior durante su vida activa, Fer-
ticos han reaccionado nando regresa a Me-
irritados, empujados dellín, su lugar de
hacia un abismo: la per- nacimiento, llevado
cepción de que la re- por la obsesión de una
lación entre los “niveles necesidad moral e in-
secundarios” de la “ex- telectual de ajustar
periencia estética” (uni- cuentas. El regreso a
dos a los modos de Colombia sirve de
reflexividad tanto figu- doble estrategia: ayu-
rales como narrativos; da a profundizar las
según la terminología tensiones entre el ‘sí
de Jauß (1984)) y la mismo’ y el ‘mundo’,
“identificación estética un aspecto que sus-
primaria” (basada en tenta la estructuración
juicios explícitos y temática de toda la
emociones fuertes, por Puente del Humilladero. Popayán, anónima, 1920. BPPM. novela. Y en segundo
ejemplo) no es una lugar, ofrece el esce-
simple cuestión estilística, exito- trada. A lo largo de la novela se nario central para vivenciar el de-
samente desjerarquizada y ‘de- mantiene una perspectiva que fun- seo de ‘volver a casa’ a toda costa,
mocratizada’ por la escritura de al narrador y al protagonista en ya sea física o trascendentalmente.
posmoderna. Esta relación se refie- un solo agente –la voz del “gramá- Sin embargo, lo que expresa la di-
re, al mismo tiempo, a la comple- tico”–. Es una voz que, avanzando mensión controversial del libro va
jidad de conflictos éticos que no en la narración en primera perso- más allá de la sublime nostalgia de
respetan géneros ni fronteras, has- na, comenta directamente las ac- un individuo solitario en busca de
ta el punto en que la escritura lite- ciones de Fernando y expresa sus un lugar para morir. Vallejo ha
raria es susceptible de convertirse convicciones, además de apelar al elegido un elemento de ‘insubordi-
en un polémico discurso moral. lector. Con frecuencia, se dirige al nación’ que, en palabras de su pro-
Ahora, ¿qué significa esto para una lector peyorativamente: “porque sé tagonista, iguala el verdadero
crítica que ha sido educada (con que no van a saber” (La virgen: 7); residuo del amor en un mundo mi-
o sin ‘Kant’) en los términos de una “…que usted, apuesto, no ha oído serable y mentiroso: jóvenes sica-
estricta separación entre teoría li- siquiera mencionar” (Ibíd.: 9); o: rios homosexuales. El anciano
teraria y filosofía moral? Las con- “bobito” (Ibíd.: 55). Esta construc- “gramático” se enamora del joven
secuencias incitadas por la novela ción resulta algo poco común si pistolero Alexis y, más tarde, de
han sido, hasta ahora, al menos buscáramos las características espe- Wilmar, a quienes llama “mis ni-
desconcertantes. cíficas del género autobiográfico. ños”. Así, deberíamos aprender so-
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mentales para la identidad del su- periores, no utilitarios, en los que los héroe intelectual. Para comenzar,
jeto autobiográfico. En el “regalar sujetos de tal intercambio son los Fernando cuenta al lector, en una
muchachos” podemos recordar los jóvenes que “no pertenecen a na- retórica seudo-religiosa, cómo el
caprichos inherentes a una vieja die”. Un lugar como el apartamen- enamorarse de Alexis lo ayuda a es-
práctica aristocrática, presente en di- to de José Antonio se puede tablecer un pacto que lo lleva más
ferentes escenarios históricos. Po- identificar como territorio sagrado, allá de los límites de la vida ordina-
dríamos pensar, al mismo tiempo, en dentro del cual se entablan rela- ria: “Alexis empezó a desvestirme y
la alusión de Platón al Eros adoles- ciones exclusivas. yo a él; él con una espontaneidad
cente homosexual como una inspi- candorosa, como si me conociera
ración para la búsqueda de ideas La relación de Fernando con desde siempre, como si fuera mi án-
sublimes, junto con el debate filo- Alexis –el muchacho que le han “re- gel de guarda” (Vallejo, Op. cit.: 12).
sófico y moral desde Platón, De ahora en adelante, la re-
Jenofonte, Isócrates y Aristó- lación romántica llevará a
teles hasta Michel Foucault Fernando a tener una visión
y que continúa más allá (Cfr. apoteósica, “[…] entendí que
Foucault, 1990: vol. II: 259f Alexis no respondía a las le-
y III: 243s, 303, 304). yes de este mundo; y yo que
desde hacía tiempos no creía
Mas, obviamente, lo que en Dios dejé de creer en la
llega a la mente es la figura ley de la gravedad” (Ibíd.:
de gratificar a muchachos ele- 17). Parece como si el sica-
gidos de origen pobre o mar- rio homosexual representara
ginal en un intercambio de para el protagonista una sen-
lealtad homoerótica u ho- da radicalmente masculina
mosexual. Al mismo tiempo, que lo llevará a Dios. Pero,
este patrón se puede asociar dado que Dios está ‘fuera de
con la mitología de las rela- lugar’ en este mundo, espe-
ciones ambivalentes entre cialmente en Colombia, se
padre-hijo, por ejemplo, en requiere un ritual de incor-
la forma como ha sido formu- poración –una experiencia a
lada por Freud (2000: 157) través de la cual se incorpo-
cuando enfatiza en las “co- ra la sustancia sagrada en el
nexiones más profundas” sí mismo intelectual. Lo que
(Verbindungswege) entre el prefigura esta incorporación
complejo del padre y la im- es el encuentro con el Ángel
potencia y miseria del ser Guardián, una imagen que el
humano. En la novela de gramático ha estado añorando
Vallejo, a propósito de los Calle de las aguadas, Caramanta, Antioquia, Javier Osorio Gómez, durante largo tiempo.
1982. BPPM.
jóvenes asesinos, nos encon-
tramos con una constelación que galado” y que lo lleva al salón ma- Para Fernando, la supuesta
abarca tanto la desprotección y la riposa– se inicia con la mutua ex- proximidad entre la muerte y la de-
adopción, como la inversión de las periencia de enamorarse, seguida cadencia en Colombia es una señal
reglas comunes del juego a medida de una historia de adopción. Adop- retórica, que muestra de qué ma-
que se involucra la violencia. Nin- tar al sicario no es un acto cuyas nera él se está convirtiendo en un
guno de los profanos negocios consecuencias incluyan que el vie- testigo auto-obsesivo –por evocar
delictivos, conspiraciones crimina- jo cuidará el futuro del adolescen- la muerte en todo momento y por
les o entretenimiento adictivo ocu- te, sino más bien un proyecto de ‘atestiguar’ aquellos fenómenos que
rren en este lugar. El “templo” surge empoderamiento que, en primer le sirven para su ajuste de cuentas
como un lugar de intercambios su- lugar, sirve a las necesidades del con el país entero–. Sólo la muerte
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autobiográfica más sutil. El estilo una especie con otro de otra, lado, a la “mentalidad procreadora”
oscila entre la descripción sobria y como por ejemplo un burro con que castiga al país con pobreza y,
el comentario cínico. La postura una vaca. ¿Ves?” Después, sa- por otro, a la debilidad y corrup-
argumentativa del sujeto confron- biendo que me iba a contestar ción de la autoridad del Estado (la
ta las expectativas ‘propiamente’ li- que sí, por no dejar, le devolví falta de ‘soberanía real’) junto con
terarias con un tono agresivo y la pregunta y le pregunté si a él el cataclismo del Estado-nación.
perentorio. le gustaban las mujeres. “No”, Sus proclamas son tan asombrosa-
contestó, con un “no” tan rotun- mente misóginas, que no podemos
No hay forma de soslayar la cues- do, tan inesperado que me dejó abstenernos de citarlo en su idio-
tión de la pureza que Fernando persi- perplejo. Y era un “no” para ma ‘natural’: en Colombia, “a pe-
gue insistentemente. Parafraseando siempre: para el presente, para dir, a pedir, a pedir […] es lo que
una expresión nietzscheana, estos el pasado, para el futuro y para mejor saben hacer los pobres amén
asuntos son capaces de abrir abismos toda la eternidad de Dios: ni se de parir hijos” (Ibíd.: 10). En una
“sobre los cuales ni siquiera un había acostado con ninguna ni imagen escatológica que introduce
Aquiles librepensador la cuestión de la culpa,
podría sortear sin un es- encontramos juntos la
tremecimiento” (Nietz- feminidad procrea-
sche, 2000a). Demos dora, la pobreza como
un vistazo a los puntos un cuerpo masivo de
de vista de Fernando y perversión y la violen-
Alexis sobre la mujer. cia descontrolada.
Como en todos los ca-
sos de la perspectiva Ni en Sodoma ni en
dominante, la voz de Gomorra ni en Me-
Alexis se incrusta for- dellín ni en Colom-
malmente en la expre- bia hay inocentes;
sión del protagonista, aquí todo el que exis-
quien se dirige directa- te es culpable y, si se
mente a su amante: reproduce, más. Los
“Mira Alexis: Yo tenía pobres producen más
Casa en la plaza de Pamplona, Santander; actualmente Museo de Arte Moderno,
entonces ocho años…”; Germán Téllez, Villegas Editores, 1995. pobres y la miseria
(cfr. Vallejo Op. cit.: más miseria, y mien-
14), o se refiere a él a través del ha- se pensaba acostar. Alexis era im- tras más miseria más asesinos y
bla personal indirecto (“me pregun- previsible y me estaba resultando mientras más asesinos más muer-
tó si me gustaban las mujeres”; (Ibíd.: más extremoso que yo. Conque tos. Esta es la ley de Medellín,
18)). Las respuestas de Fernando lle- eso era pues lo que había detrás que regirá en adelante para el
gan como una declaración vital de de esos ojos verdes, una pureza planeta tierra. Tomen nota.
principios. incontaminada de mujeres. Y la (Ibíd.: 83)
verdad más absoluta, sin atenuan-
[...] para mí las mujeres eran como tes ni importarle un carajo lo que Mientras que, según Salazar, en
si no tuvieran alma. Un coco piense usted que es lo que sos- No nacimos pa’ semilla, mucha gen-
vacío. Y que por eso con ellas tengo yo. De eso era de lo que me te en Colombia y aún muchos
era imposible el amor. “Es que había enamorado. De su verdad. sicarios creen que la maternidad es
yo estudié con los curitas sale- (Ibíd.:18, 19) sagrada, el gramático de La virgen
sianos del colegio de Sufragio. la ve como una “verdadera falta de
Con ellos aprendí que la rela- Fernando percibe la contempo- caridad cristiana” hacia el resto del
ción carnal con las mujeres es el raneidad colombiana como dege- mundo (Ibíd.: 100). Él la juzga co-
pecado de la bestialidad, que es neración en cuanto feminización, lo mo una forma extrema de delin-
cuando se cruza un miembro de cual presuntamente se debe, por un cuencia y culpabilidad, expresada
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Vallejo confronta astutamente a los nal ni su posición es marginal. Por La calle todavía no asfaltada
lectores con una visión teológica el contrario, esta es una situación que conduce al lugar de su infan-
del mundo que supera la contem- en la que establece su autoridad cia, convierte a Sabaneta en un lu-
plación. La manera como Fer- fundamental como electo letrado. gar ‘subdesarrollado’, un pueblo
nando, el narrador, reclama y El viaje conmemorativo marca el desolado y anónimo, lo que hace
reivindica el rigorismo, convierte pasaje desde su ‘autoridad natural’ que el héroe se enfurezca con aque-
los asuntos de la culpa y la violen- para intervenir en los asuntos pú- llos que deberían haberlo ‘cuidado’
cia en el más controversial campo blicos, que una vez perteneció a durante su ausencia. Este resenti-
de batalla impulsado por una no- todo niño varón que crece en las miento que él expresa es digno de
vela contemporánea. clases altas del país, hacia la legiti- un rey destronado y olvidado. Des-
midad de un philologus illustrisimus pués de su llegada a Sabaneta,
Al inicio del libro se relata un quien, a su regreso a casa, aspira a mientras observa la peregrinación
viaje que Fernando hace a Saba- convertirse en la voz más importan- que se amontona en la iglesia de la
neta, su lugar de nacimiento, acom- te en la tarea de ‘entender’ y juzgar Virgen, Fernando decide para sí mis-
pañado de Alexis, que sirve para a Colombia. El lector aprende que mo, “Yo no soy de aquí. Me aver-
redefinir las relaciones güenzo de esta raza
entre el protagonista y limosnera.” (Ibíd.: 15)
‘su país’ de una manera Distanciarse, obvia-
que conduce del pro- mente, es necesario
nombre “nosotros” a la para convertirse en “la
palabra “ellos”. Duran- consciencia” (Ibíd.:
te su ausencia del país, 21) de Colombia. Por
después de su infancia, otra parte, exige al Es-
“Colombia... como se tado inmediata acción
“les” desbarajó a ellos en su beneficio, diri-
porque a mí no, yo aquí giéndose a la institu-
no estaba, yo volví des- ción en la que menos
pués, años y años, dé- cree. Para actuar co-
cadas, vuelto un viejo, mo la “memoria” del
a morir” (Vallejo, Op. país, el gramático exi-
cit.: 8). Si lingüística- Barichara, Santander, Jeremy Horner, Villegas Editores, 1995.
ge la protección de la
mente hablando, hay ley. “Señor Fiscal Ge-
un agente que sustenta esta formu- ninguno de los últimos presidentes neral o Procurador o como se lla-
lación, es un habla que pasa de una de Colombia –como el “bobo ma- me, mire que ando en riesgo de
responsabilidad presuntamente rica, fabricador de armas y destila- muerte por la calle: con las atri-
compartida a un imperativo de cul- dor de aguardiente, forjador de buciones que le dio la nueva Cons-
pabilidad, que se imputa a la otra constituciones impunes, lavador de titución protéjame” (Ibíd.: 21). La
parte. Mientras viaja en el taxi a dólares, aprovechador de la coca solicitud se realiza en la forma de
Sabaneta, Fernando exclama, “¿Es [...] –” (Ibíd.: 84) –en alusión al un acto ilocutorio negativo3 . Se le
que estos cerdos del gobierno no presidente César Gaviria– podía solicita a la otra parte que actúe
son capaces de asfaltar una carre- cumplir la tarea de resolver la cri- para que muestre lo inapropiado
tera tan esencial, que corta por en sis, ni podía ser absuelto de cul- de no hacerlo. Se exige la protec-
medio mi vida? ¡Gonorreas! (Go- pa. Únicamente un Mesías podría ción no de un derecho elemental
norrea es el insulto máximo en las interferir con el reino de terror y sino uno superior. Dirigirse a las au-
barriadas de las comunas…)” ( Ibíd.: re-establecer la pureza, al partici- toridades legales colombianas de
12). Al viajar a lo que ahora se ha par de la imagen producto de la tal manera es una locura calcula-
vuelto una zona marginal y al usar relación entre la homosexualidad da, una declaración que conscien-
una expresión de los tugurios, el gra- y la sublime fuerza masculina de temente decreta un resultado
mático no habla un idioma margi- la acción. negativo.
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Lo que prefigura esta trasgresión es como para establecer un negocio, que se esté comunicando en un
un mecanismo de ‘adopción’ pecu- pero no tiene propiedades persona- idioma universal, sino que debe es-
liar y, de hecho, terrible. Dado que les: puede permitirse el lujo de lan- perar que las palabras pierdan cual-
Fernando conoció a Alexis en el zar grabadoras y televisores desde quier doble sentido. Ya que el suyo
“apartamento sagrado”, el neófito la ventana de su apartamento en el es un discurso que niega los malen-
siempre ha aceptado una especie de sexto piso (Vallejo, Op. cit.: 14); tendidos, excluye la posibilidad de
autoridad natural del hombre ma- habla en una lengua salpicada de recobrar significados que ‘se perdie-
yor. Por un lado, Fernando satisfa- imágenes religiosas y afirmaciones ron en la traducción’. Su estrategia
ce el apetito del joven para algunos abstractas, y sus veredictos caen so- lingüística es plenamente conscien-
bienes de consumo y, por otro, la bre los presidentes tanto como so- te. Hablando desde un punto de vis-
devoción del adolescente al maes- bre Dios. Lo que Alexis no puede ta político-filosófico, formularíamos
tro va más allá de estos asuntos pro- reconocer detrás de las palabras de que el gramático actúa en el margen
fanos. Desde el punto de vista Fernando es que la representación, de las relaciones normativas mo-
literario, es más bien dernas, entre la razón
irrelevante preguntar- instrumental y la tras-
se las razones por las cendental. ¿Socava la
cuáles Alexis acepta ‘dialéctica’ de estas ca-
incondicionalmente tegorías –hermanas po-
esta autoridad. Lo que líticas–, por ejemplo,
cuenta es más bien cuando la ‘razón’ de la
una verdad apodíc- ley existente es tempo-
tica: el poder ya no ralmente reemplazada
pertenece al discurso por la ‘razón de la ac-
de un Estado deslegi- ción’ (los asesinatos)?
timado sobre la base De modo revelador, las
de la comunidad, sino intenciones del ególa-
que, por el contrario, tra letrado no están en-
el poder se imagina caminadas solamente a
como un nuevo mode- Casa campesina, Nariño, Guillermo Melo G., 1992. BPPM. dejar intacta la dicoto-
lo de autoridad pater- mía de la razón occi-
nal ejercido sobre –y con la ayuda en tanto sostiene la inconfundible dental, sino que se inclinan hacia
de– algunos de los agentes más vio- sofisticación de la cultura occiden- su cumplimiento superior al vol-
lentos del país: los sicarios. tal, está usualmente situada en el tearla sobre el sujeto marginal, no
extremo opuesto a la acción, así político. Un paso decisivo en esa
Cuando Fernando adopta a que una idea se puede tomar como dirección se puede observar en la
Alexis como su amante lo lleva ha- ley informal, sin que de ella se de- sumisión de Alexis a su nuevo pa-
cia un tipo de violencia de la cual riven consecuencias prácticas. En dre, que se equipara a la subordi-
él, –el grammaticus– es el espíritu una cultura como la de los sicarios, nación de la acción violenta al
rector. Una autoridad siniestra por el contrario, donde está virtual- discurso superior (trascendental).
subyace tras este mecanismo: el mente ausente la normalidad de la Por lo menos, este es el sueño so-
poder sobre la muerte de Fernando ley como regla positiva y donde las bre el cual la novela sustenta su ar-
se establece por virtud de una ac- relaciones comunes se guían por có- gumento de ficción: superar la
ción discursiva. Por ejemplo, cuan- digos rituales, las palabras pronun- pasividad ‘discursiva’ que distingue
do éste reprocha al taxista, Alexis ciadas vibran con un poder político a los intelectuales modernos. Para
lo asesina, para ‘completar’ el acto inmediato. que su amante neófito lo vea como
verbal del regaño. A los ojos de un ser superior, Fernando no nece-
Alexis, Fernando aparece como el Cuando vir clarisimus deja caer sita ninguna cualidad guerrera. Una
hombre adorado cuyas palabras son sus palabras en los delicados oídos vez que es aceptado como el que
sagradas. Tiene suficiente dinero del joven sicario no puede suponer ‘sabe’, se convierte a los ojos de
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dad de un Otro mítico, por el cual tos divinos cuyo verdadero ordena- autobiográfico, para hablar de al-
el significado universal puede dor, se dice, es Tánatos, también lla- guna manera– es ‘testimoniar’ la
obtenerse. Se ha construido de an- mado “Santo rey”, o “Rey Herodes” existencia del mal, para lograr la
temano un discurso del desastre, (Ibíd.: 101). Mientras Fernando se purificación a través de la violen-
que autoriza a un aristócrata inte- llama a sí mismo la mente profética cia. Por lo tanto, la pobreza adquiere
lectual a apropiarse de la violencia y sabia, “Alexis era el ángel Exter- valor ‘metódico’: ella se redefine en
como verdad última. minador que había descendido so- términos excepcionalmente sexistas
bre Medellín a acabar con su raza y totalitarios como una condición
Fernando la voz ególatra, la perversa” (Ibíd.: 55). mítica que sólo puede remediarse
“memoria de Colombia” y el juez con la intervención de poderes sa-
del destino del país, pasa a compro- Si la pobreza se encuentra en la grados. Después de todo, no sor-
meterse activamente con los asesi- raíz de toda maldad, los pobres son prende la postura antipsicológica
natos. Como se describe, “su niño”, culpables. Al mismo tiempo la po- que atraviesa la narración –culmi-
el sicario, es ‘abandonado’ a una breza constituye un tropo ambiguo na con un mecanismo por el cual
mala interpretación lingüística pre- –los sicarios adoptados por el pro- el protagonista logra la ‘salvación’
viamente calculada a través del sacrificio
(“lo quisiera matar”). que efectúa con la ayu-
La autoridad del dis- da de “su niño”, ma-
curso sobre la acción tando a docenas de
aparece así en su pun- habitantes de ‘su’ raza
to más siniestro, aun- perversa–. Para ser
que singularmente precisos, es en este ri-
eficiente. Alexis se tual salvador donde se
convierte en un ins- afirma la dimensión
trumento al servicio antipsicológica, que
del sadismo social, agi- nos guía dentro de la
tado por un profundo Casa de hacienda El Hato, Valle del Cauca, Germán Téllez, Villegas Editores, 1995. simbolización religiosa
odio y repulsión sexual, que el tagonista son ellos mismos los vás- que configura el impulso política-
autodenominado “magistrado” di- tagos de la pobreza–. Al elevar a mente primordial –o deberíamos
rige contra “la horda humana” – Alexis y más tarde a Wilmar a la decir completamente patológico–
“era la turbamulta invadiéndolo santidad (el “Ángel Guardián”, el de esta historia de ficción.
todo, destruyéndolo todo, empuer- “Ángel Exterminador”), los con-
cándolo todo con su miseria crapu- vierte en seres antisociales. El hilo Los ‘malentendidos’ descritos
losa”– (Vallejo, Op. cit.: 64, 65). que lleva de la pobreza a la pureza antes, que prefiguran la cruzada em-
Sensible ante lo que parecen tras- está unido a la ideología sacrificial prendida por un enfurecido filólogo
misiones telepáticas, Alexis pron- que guía la campaña de ejecucio- junto con su “bebé”, son la última
to aprende a leer los pensamientos nes. El narrador establece el centro maniobra, la más importante de
del gramático relativos a la acción de la maldad con dogmática pa- Fernando, para minar la personali-
punitiva, lo que lo convierte en un sión. El odio crea un Otro total a dad de Alexis: subjetividad enten-
sublime asesino. Fernando lo llama tal extremo, que sostiene el argu- dida como la variada pertenencia
“mi máquina asesina”. Mientras mento ‘autobiográfico’: para el gra- de los sicarios a una cultura mar-
Alexis se dedica a matar transeún- mático, su propio rol como la ginal que Fernando no desea ra-
tes en medio de las calles de situación colombiana es fruto del cionalizar y, por ello, tiene que
Medellín, de preferencia niños o odio que reina entre sus habitan- mitificar. La incorporación de
mujeres embarazadas, para su be- tes. Y su ‘devolver’ el odio a la po- Alexis a la estrategia de Fernando
nefactor él es “su servidor”. Esto sig- blación se convierte en la pasión conduce, finalmente, a la muerte
nifica, por una parte, que sirve a los real de la novela. Recordemos que del adolescente. El gramático pre-
intereses de Fernando, pero, por la estrategia celebrada por la egó- fiere responsabilizar de ella a las cir-
otra, que actúa en nombre de asun- latra voz de Fernando –el dogma cunstancias externas y le cuenta al
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pero tenemos que preguntarnos: rización se lanzaran una vez: Las per- mino que llevará a la salvación a
¿Quién es más culpable que el asesi- sonas son castigadas no por sus he- través de la violencia. Si seguimos
no de sangre fría? Según la retórica chos, sino por sus creencias (su pensando en San Pablo, deberíamos
de Fernando, en el pueblo colom- moral inherente)–. Aquí es también agregar el segundo nivel a la “peli-
biano, la falta de inocencia y de pu- útil recordar la declaración de San grosa metonimia”. El primero era
reza es infinitamente más terrible Pablo, tal como es citada por Alain “la fe es lo que nos salva, no nues-
que el asesino, lo cual se equipara – Badiou (2003: 75): “la fe es lo que tras obras”; el segundo postula: “Ya
según nuestra analogía del Evange- nos salva, no nuestras obras”. Sólo no estamos bajo el imperio de la
lio– a la falta de auténtica fe. de esta manera uno puede revelar ley, sino de la gracia” (Ibíd.). Fer-
el “método” establecido por Fernan- nando se ha convertido en el ver-
Éticamente hablando, las ‘cua- do, la mente maestra, al reclamar el dugo de la gracia, y esta es su
lidades’ que en última instancia son asesinato de tantos transeúntes en auténtica misión intelectual.
importantes no se manifiestan en las calles de Medellín. Fernando se
acciones y hazañas, pues hay vícti- sintió ofendido por la simple pre- Una clave más está en la inter-
mas de la cruzada de pretación polémica de
Fernando que fueron la figura de Cristo. Por
asesinadas por las mis- un lado, “Cristo es el
mas conductas por las gran introductor de la
cuales otras fueron ab- impunidad y el desor-
sueltas. La construc- den en este mundo.
ción discursiva del Cuando tú vuelves en
odio y de la impureza Colombia la otra me-
está enfocada en las jilla, de un segundo
mujeres y los pobres, y trancazo te acaban de
en especial en las mu- desprender la retina. Y
jeres pobres, criaturas una vez que no ves, te
predestinadas para ser cascan de una puñala-
juzgadas y castigadas da en el corazón” (Va-
por summum jus. Esa llejo, Op. cit.: 73). La
atribución del odio a Casa de “Cañasgordas”, Valle del Cauca (detalle), anónima, 1920. BPPM. preferencia del gramá-
los pobres, los campe- tico es escalofriante-
sinos y las mujeres –aunque a pri- sencia física de sus compatriotas co- mente clara cuando recupera a un
mera vista nos puede hacer pensar munes, más que por cualquier cla- Cristo violento: “¿Y Cristo donde
en la “genealogía del resentimien- se de comportamiento ‘inmoral’ está? ¿El puritano rabioso que sacó
to” de Nietzsche (2000b)– se ubi- activo. Es aquí donde la metáfora a fuete a los mercaderes del tem-
ca mucho más cerca de la retórica de la contaminación de Colombia plo? ¿Es que la cruz lo curó de
de los evangelios. El motivo cen- revela su motor fanáticamente re- rabietas, y ya no ve ni oye ni hue-
tral que aproxima el discurso del ligioso. Las víctimas asesinadas por le?” (Ibíd.: 53). Con una irónica bo-
narrador Fernando al del Cristo Alexis, y más tarde por Wilmar, en fetada contra el principio de la
vengador en los evangelios de Juan nombre de Fernando, son culpables Trinidad, Fernando exclama: “Es mi
y Mateo, se encuentra en la extir- puesto que viven en un país y en nueva teología de la Dualidad,
pación de la rectitud moral en sus un mundo donde, per dictum, su opuesta a la de la Trinidad: dos per-
relaciones con la acción y el com- existencia no puede servir a ningún sonas son las que se necesitan para
portamiento prácticos. Repitamos buen fin. A su vez, participar en una el amor; tres ya empieza a ser or-
el horrendo criterio que da autori- misión superior no admite condi- gía” (Ibíd.: 54). A pesar del sarcas-
zación a la cruzada de asesinatos en ciones ni disculpas. Requiere un ser mo, la “dualidad”, que se refiere a
la novela –veredicto contra el cual, elegido y una especial castidad, ma- Alexis y a su maestro, no es distan-
históricamente hablando, no sólo nifestada en la veneración al amor te de una semántica que la Biblia
la modernidad política y la secula- homosexual masculino como el ca- hace posible, por ejemplo, el Padre
HERLINGHAUS, H.: LA CONSTRUCCIÓN DEL NEXO DE VIOLENCIA Y CULPA EN LA NOVELA LA VIRGEN DE LOS SICARIOS NÓMADAS 199
alivio a las agresiones que, según reconocer como escepticismo ateo? legado se puede detectar en el uso
dice, vive en la calle. ¿El discurso autocrático del gramá- de metáforas y comentarios que se
tico no está acompañado por su refieren al concepto bíblico de la
Cuando el narrador ególatra de propia falta de fe en Dios? Y, por lo creación. Además, un deseo de sal-
Vallejo, que actúa como un ventrí- tanto, ¿podría atribuírsele una pos- vación impregna la consciencia de
locuo perfecto del escritor del mis- tura más agnóstica y nihilista que la voz narrativa desde el comienzo.
mo nombre, desata su ira contra la una inclinación religiosamente Las referencias a la creación descu-
humanidad envilecida, no hay evi- doctrinal? Nuestra lectura sugiere bren al grammaticus como el gran
dencia de que haya tenido en cuenta problematizar críticamente la rela- apóstata. Cuando Alexis y él en-
los valores históricos de justicia, ción de Fernando con la religión, cuentran un perro callejero herido,
equidad o una inclinación mo- que no tiene posibilidad de so-
ral imparcial. La falta general brevivir, Fernando declara,
de ‘inocencia’ en Colombia y culpando ostensiblemente al
más allá, alimenta su despre- Dios del Antiguo Testamento:
cio y su capricho beligerante. “Solo Dios sabrá, él que es cul-
No es por accidente que el na- pable de estas infamias: El, con
rrador esté llevando a cabo su mayúscula, con la mayúscula
misión mientras coquetea con que se suele usar para el Ser
temas metafísicos. Se ha ins- más monstruoso y cobarde,
pirado particularmente en un que mata y atropella por mano
espacio hermenéutico ambi- ajena, por la mano del hom-
guo, donde las relaciones en- bre, su juguete, su sicario”
tre el Antiguo y el Nuevo (Ibíd.: 77).
Testamento relativas al papel
de Dios, Su competencia so- Aparece como una incon-
bre el estatus del pecado y la gruencia chocante que el
salvación, la violencia y la ley, maestro y su niño, después de
la fe y el conocimiento, toda- acabar con la vida de doce-
vía son capaces de perturbar nas de transeúntes, se preocu-
al pensamiento ético 6 . Fer- pen tanto por un perro herido,
nando es consciente de la mucho más cuando Alexis es
ambivalencia y de la ‘belige- incapaz de darle el coup de
rancia’ cuando saca a flote el grace, que después le da Fer-
rostro de Jesús del Nuevo Tes- nando. Sin embargo, esta es-
tamento –especialmente el cena del perro y otras referidas
rostro que apoya el terror, las Casa de hacienda “Baza”, Boyacá, Jeremy Horner, a los animales (como el canto
Villegas Editores, 1995.
trampas y las emboscadas para de las aves que los humanos
garantizar una oportuna imagen de más que descartarla por contradic- no deben imitar con silbidos), nos
pecaminosidad y desastre–. Dentro toria o incoherente. Por ejemplo, ayudan a darnos cuenta de que se
de semejante imaginario, el lugar ¿qué se podría decir de la polémica mira la existencia desde el punto
de la violencia, de hecho, pide ser del narrador con el legado de la de vista de la “creación” (o termi-
reinventado. Iglesia Católica Romana? nación), y no a través de los lentes
de los conflictos sociales o de la di-
Hay un misterio que sigue sin Al crecer en una familia de la námica histórica. Esto atañe tam-
desentrañar. Recriminando regular- oligarquía terrateniente colombiana, bién a la pobreza y a la impureza
mente a la religión y a Dios, el na- y por el carácter conservador de su femenina: representan la parte ab-
rrador de Vallejo ha puesto una clase, Fernando estuvo expuesto de yecta del “génesis”. Al contrario de
trampa hábil. ¿No hay en la novela manera ‘natural’ al catolicismo des- practicar una política apoyada en
un sentido que los lectores podrían de su infancia. La persistencia de tal el canon católico romano, que
HERLINGHAUS, H.: LA CONSTRUCCIÓN DEL NEXO DE VIOLENCIA Y CULPA EN LA NOVELA LA VIRGEN DE LOS SICARIOS NÓMADAS 201
de encontrar en el vínculo que hace suposición psicoanalítica de que un quedaríamos cortos para ver sus
posible conectar una visión prehis- trauma haya bloqueado las referen- posturas actuales. Como consecuen-
tórica (la fábula de la creación) con cias autobiográficas al pasado vivi- cia ética, el discurso de La virgen
una construcción poshistórica (una do. Finalmente, una libertad que no permite eludir la discusión de lo
historia de castigo y redención). ayude a dominar cualquier senti- que Foucault (1990: 135 ss) ha lla-
Obviamente, las visiones poshis- miento personal de rencor y culpa mado: “El derecho de la Muerte y
tóricas están profundamente incrus- posibilita la incorporación de la el Poder sobre la Vida”. Si fuéra-
tadas en conflictos históricos. La “justicia suprema”, que se hace mos a mirar la situación de Colom-
obsesión poshistórica de Fernando manifiesta en el gesto (violento) de bia desde los años 80 hasta los 90,
no está impulsada por suposiciones “gracia” extendido a un mundo dentro de marcos de referencia po-
ingenuas. Él se ve a sí mismo como anárquico. líticos, lo que inmediatamente
un dinosaurio que fue arro- llama la atención es la pre-
jado a morir en un mundo sencia conflictiva de fuerzas
occidental podrido; pero, él, independientes del Estado
como el último gramático colombiano que, cada una
que queda en su país, ha de- por sus propias razones, dis-
cidido que su aspiración fi- ponen de enormes cantida-
nal será una libertad activa des de poder biopolítico.
y singularmente radical. Te- Ahora, ¿no llamaría la desas-
niendo en cuenta la perspec- trosa coexistencia de estas
tiva gnóstica, es necesario fuerzas a un modelo de acuer-
preguntar: ¿cuál es el estatus do con el cual el “poder del
de la libertad, de acuerdo con soberano sobre los sujetos
el sincretismo cristiano de puede ser ejercido en forma
Fernando? Esto se refiere, es- absoluta e incondicional?”
pecialmente, al concepto de (Ibíd.) ¿Es eso lo que Vallejo
libertad en relación con un imagina como la verdad su-
mundo culpable. La libertad perior de la violencia que su
está reservada al proyecto de beligerante narrador nos
un sujeto ilustrado aunque pone en frente?
autocrático, miembro de
una elite universal y espiri- La lógica del gramático es
tual que, por virtud de su ca- sobrecogedora. Lo que im-
pacidad de ver claramente, plica es la suspensión de
puede abrazar el abismo. Así Casa cural, Villa de Leyva, Germán Téllez, Villegas Editores, 1995. cualquier relación democrá-
que esa ‘libertad’ permite ex- tico-moderna entre el poder
teriorizar la culpa, expulsarla del cír- Cuando el gramático declara y la violencia. De acuerdo con
culo de pecado y expiación, por que no hay nadie inocente, esto Hannah Arendt (1970: 51), “el po-
medio de aquella clarividencia mís- hace difícil considerarlo como un der es [...] la esencia de todo gobier-
tica que la gnosis puede dar a unos “terrorista”, pese a que él ha sido el no, pero no la violencia. La violencia
pocos elegidos. Si nuestro excursus cerebro detrás de la muerte de es instrumental por naturaleza [...]
sobre gnosticismo demuestra su uti- miembros de la población civil. “Y ella agrega: El poder no necesi-
lidad, incluso podría explicar como Cuando todas las elecciones están ta justificación, lo que requiere es
Fernando ha logrado asumir la pre- previamente polarizadas, las alter- legitimidad” (Ibíd.: 52). En la no-
sencia del ‘mal’ en su propia clase nativas se eclipsan –desaparecen de vela de Vallejo, la legitimidad y la
social: por ejemplo, el rechazo ca- la imaginación–. Si bien podríamos justificación son de hecho temas
tólico de la homosexualidad. En ese descalificar a la novela por ser un cruciales. Para Arendt, la noción de
sentido, su ira gnóstica resulta más ejemplo sofisticado de neofana- legitimidad está por encima de la
reveladora que cualquier posible tismo bíblico, sin embargo, nos de “justificación”, porque aquella
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nes novelísticas de Vallejo requiere in- BOVE, Paul, 1996, “Afterword: Global/Lo- NIETZSCHE, Friedrich, 2000a, The Birth of
sertarse en diferentes dimensiones de cal Memory and Thought”, en: Rob Tragedy, en: Basic Writings of Nietzsche,
imaginarios, tanto literarios como filosó- Wilson y Wimal Dissanayake (eds.), Glo- traducido y editado por Walter Kauf-
ficos y teológicos. bal / Local. Cultural Production and the mann, Nueva York, The Modern Library.
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3 Ver la discusión de Butler sobre el con- , 2000b, On the Genealogy of
dres, Duke University Press.
cepto the “illocutionary speech act” de Morals, en: Basic Writings of Nietzsche,
Austin en Butler (1997: 3 s). BUTLER, Judith, 1997, Excitable Speech. A traducido y editado por Walter Kauf-
Politics of the Performative, Nueva York / mann, Nueva York, The Modern Library.
4 Estamos parafraseando el uso metafórico
Londres, Routledge.
que Agamben (1998: 87-90) hace del O’BRYAN, Rory, 2004, “Representations of the
término ‘abandono’, aunque nuestra dis- CUBIDES, Humberto J., María Cristina City in the Narrative of Fernando Vallejo”,
cusión se diferencia en que está dirigida a Laverde Toscano y Carlos Eduardo en: Journal of Latin American Cultural
la ‘vida sagrada’, no como término jurí- Valderrama (eds.), 1998, “Viviendo a Studies, vol. 13, No. 2, pp. 195-204.
dico sino como ético y cultural. toda”. Jóvenes, territorios culturales y nue-
SALAZAR, Alonso, 1998, “Violencias juve-
vas sensibilidades, Bogotá, Universidad
5 Parafraseamos, en asociación libre, una niles: ¿contraculturas o hegemonía de la
Central – DIUC / Siglo del Hombre Edi-
idea de Kantorowicz (1957). cultura emergente?”, en: Humberto J.
tores.
Cubides, María Cristina Laverde Tosca-
6 Drury escribe: “En el Viejo Testamento,
DRURY, Shadia, 2004, Terror and Civili- no y Carlos Eduardo Valderrama (eds.),
los pecados son acciones, no creencias.
zation. Christianity, Politics, and the 1998, Viviendo a toda” Jóvenes, territorios
En contraste, en el Nuevo Testamento
Western Psyche, Nueva York, Palgrave culturales y nuevas sensibilidades, Bogotá,
la loyalidad frente a la Ley es secundaria
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Hombre Editores.
es en sí mismo un don de gracia, tene- FOUCAULT, Michel, 1990, The History of
mos una imagen de un Dios remoto, ar- Sexuality, vol. I, II y III, Nueva York, , 1990, No nacimos pa’ semilla, Bo-
bitrario e inescrutable que está más allá Vintage Books. gotá, Cinep.
de cualquier reproche” (2004: 32).
FREUD, Sigmund, 2000, “Die Zukunft einer SCHMITT, Carl, 1922, Politische Theologie
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