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La construcción del nexo

de violencia y culpa
en la novela La virgen
de los sicarios* nomadas@ucentral.edu.co • PÁGS.:184-204

Hermann Herlinghaus**
Traducción del inglés: Ana Rita Romero***

Este ensayo es un análisis de la perspectiva ética en relación con las matrices religiosas de la novela de Fernando
Vallejo, La virgen de los sicarios, perspectiva que los críticos literarios tienden a subestimar en la novela o, por lo
menos, sus interpretaciones no deconstruyen el edificio paradójico de sincretismo y dogmatismo religioso del escritor. El
ensayo toma distancia de las interpretaciones actuales para defender la idea de que la novela no es fundamentalmente
dedicada a los sicarios adolescentes, sino a la problemática del “sí mismo” intelectual y a su crisis global.
Palabras clave: crítica literaria, pensamiento crítico, Fernando Vallejo.

Este artigo é uma análise da perspectiva ética em relação com as matrizes religiosas da novela de Fernando Vallejo,
La virgen de los sicarios (A virgem dos sicários); perspectiva que os críticos literários tendem a subestimar na novela
ou, pelo menos, suas interpretações não destroem o edifício paradoxal de sincretismo e dogmatismo religioso do escritor.
O artigo distancia-se das interpretações atuais para defender a idéia de que na novela não é fundamentalmente
dedicada aos sicários adolescentes, senão à problemática do Si Mesmo intelectual e a sua crise global.
Palavras-chaves: crítica literária, pensamento crítico, Fernando Vallejo.

This essay is an analysis of the ethical perspective in relation with the religious topics of the Fernando Vallejo´s novel,
La virgen de los sicarios, perspective that the literary critical tend to underestimate or, at least, its interpretations of that
do not de-construct the paradoxical building of the writer`s syncretism and religious dogmatism. The essay takes distance
of the current interpretations about it, by defending the idea that the novel is not essentially dedicated to the adolescent
sicarios but rather to the problematic of the intellectual Self and its global crisis.
Key words: literary critical, critical thinking, Fernando Vallejo.

ORIGINAL RECIBIDO: 04-VII-2006 – ACEPTADO: 15-VIII-2006

* Este artículo hace parte de la investigación “Narrating Globalization. Violence, Ethics,


and Affective Marginalities”, financiada por la Universidad de Pittsburg, que en el año
2007 será publicado en un libro que lleva el mismo título.
** Catedrático en el Departamento de Lenguas y Literaturas Hispánicas de la Universidad
de Pittsburgh, y coeditor del Journal of Latin American Cultural Studies, Londres.
E-mail: herman.herlinghaus@gmx.de
*** Licenciada en Filología e Idiomas de La Universidad Nacional de Colombia.

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S i hay un libro que ha fami-
liarizado al público internacional
del “sí mismo” intelectual y su cri-
sis global. En esta obra, Vallejo pre-
terario de la crisis de los imagina-
rios nacionales en Colombia y
con la figura del “sicario” bien pue- senta a los jóvenes pistoleros de como recuperación literaria de un
de ser la novela de Fernando Medellín como criaturas que bási- terreno muy influenciado por los
Vallejo La virgen de los sicarios camente carecen de consciencia. En sociólogos 2 . Lo que ha quedado
(1994). De la misma forma, si hay consonancia con una estrategia sorprendentemente subestimado en
una novela latinoamericana que influyente de construcción de la mayoría de los estudios –según yo
parece minar la idea de que la lite- “otredad”, el héroe intelectual del los conozco– es el sincretismo reli-
ratura incursiona activamente gioso que hace de La virgen de
en los patrones históricos y los sicarios un tratado ficticio so-
epistemológicos de la identidad bre la centralidad ontológica y
colectiva, es la de Vallejo. A di- moral de la violencia y la culpa
ferencia de las historias testimo- en Colombia y en el mundo con-
niales, No nacimos pa´ semilla temporáneo.
(1990) de Alonso Salazar, la no-
vela de Vallejo suscita provo- Más allá de los niveles de re-
caciones que hacen parte de ferencia que se podrían encon-
una nueva imaginación tras- trar principalmente dentro de
cendentalizadora. Ambos tex- las tradiciones literario-críticas
tos literarios, que parecen y las preocupaciones artísticas,
enfocar el estatus de una juven- la novela de Vallejo confronta
tud marginal delincuente y los a sus lectores con temas que les
diversos ámbitos de experien- atañen de otra manera. Ella
cia e imaginación relacionados constituye una de las incursio-
con ella, pueden leerse como nes más desconcertantes en los
“localizaciones globales” (Bove, ámbitos ético y cultural con-
1996: 372) de problemas que temporáneos, en lo que tiene
trascienden cualquier referen- que ver con la violencia. Una
cialidad clasificadora –unos de las preguntas que en ella re-
nuevos imaginarios y concep- suenan con demoníaca ironía se
ciones en torno a las relaciones podría leer así: ¿Hay un punto
entre violencia, religión y mo- de convergencia de lo literario
dernidad global–. Salazar ha y lo político donde las estrate-
captado, a través de testimo- gias de creación literaria, tanto
Cartagena, calle Don Sancho, Germán Téllez,
nios, complejos hilos persona- Villegas Editores, 1995. posmodernas como ‘propiamen-
les, sociales y fenomenológicos te’ modernas, se encuentran
que enlazan el destino de los jóve- libro atestigua a los jóvenes asesi- ante el mismo colapso? Pocos críti-
nes que viven en las comunas más nos una carencia fundamental –de cos se han aventurado en tan peli-
violentas de Medellín con la histo- esencia y valores– para poder apro- groso terreno, una región donde
ria de la “violencia política” en Co- piar sus poderes reales1 . En la base de rencontres indeseados pudieran de-
lombia. A diferencia de éste, la esta clase de apropiación mimética terminar el tono para detectar, por
narrativa de Vallejo tiende a favo- de lo “Otro” descansa la expropia- ejemplo, un menage a trois en el que
recer el argumento antisocial. ción de sus narrativas materializadas: la religiosidad, la violencia y el
Tomando distancia de las interpre- los rituales de los sicarios y sus for- ‘pensamiento crítico’ se funden en
taciones existentes, avanzamos la mas de vida y de comunicación. un ‘acontecimiento literario’ de
idea de que La virgen de los sicarios Para explorar este mecanismo, es considerable poder. La potencia
no es una novela dedicada, en pri- necesario ir más allá de los actua- sorprendente de la novela radica en
mer lugar, a los sicarios adolescen- les análisis que, básicamente, han el grado por el cual es capaz de agra-
tes sino más bien a la problemática discutido la novela como reflejo li- var un problema bien conocido:

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¿Qué consecuencias trae asumir que Veamos las características pro- Mientras que la autobiografía co-
la ‘libertad’ que proporciona la es- piamente narrativas presentes en La múnmente evoca el pasado e
critura de ficción, condensada en virgen de los sicarios. El protagonis- incursiona en las complejas y a
la idea de un narrador ‘autónomo’, ta, que habla en primera persona menudo ‘escondidas’ dimensiones
se lleve hasta apoyar la agresión singular, es concebido como un in- del sí mismo narrativo, lo que aflora
virtual ejercida por ese mismo dividuo autobiográfico por el nom- en la novela es un torrente de de-
narrador? En La virgen, ‘actos agre- bre de “Fernando”. Fernando no claraciones inexorables, redundan-
sivos’ se pueden percibir, por ejem- sólo lleva el mismo nombre del es- temente afirmativas, junto con las
plo, en las reprimendas abusivas critor, sino que también se autode- acciones inmediatas del gramático
que el narrador (cuyo nombre tam- nomina renombrado filólogo y de las cuales él mismo se hace cro-
bién es Fernando) dirige a los escritor, o “gramático” si se usa el nista y guía.
lectores. Estas reprimendas se desa- término que conlleva la especial
rrollan en el registro literario de la resonancia del viejo sueño de cons- Después de haber vivido en el
‘libertad de expresión’. No pocos crí- trucción de nación de la elite le- exterior durante su vida activa, Fer-
ticos han reaccionado nando regresa a Me-
irritados, empujados dellín, su lugar de
hacia un abismo: la per- nacimiento, llevado
cepción de que la re- por la obsesión de una
lación entre los “niveles necesidad moral e in-
secundarios” de la “ex- telectual de ajustar
periencia estética” (uni- cuentas. El regreso a
dos a los modos de Colombia sirve de
reflexividad tanto figu- doble estrategia: ayu-
rales como narrativos; da a profundizar las
según la terminología tensiones entre el ‘sí
de Jauß (1984)) y la mismo’ y el ‘mundo’,
“identificación estética un aspecto que sus-
primaria” (basada en tenta la estructuración
juicios explícitos y temática de toda la
emociones fuertes, por Puente del Humilladero. Popayán, anónima, 1920. BPPM. novela. Y en segundo
ejemplo) no es una lugar, ofrece el esce-
simple cuestión estilística, exito- trada. A lo largo de la novela se nario central para vivenciar el de-
samente desjerarquizada y ‘de- mantiene una perspectiva que fun- seo de ‘volver a casa’ a toda costa,
mocratizada’ por la escritura de al narrador y al protagonista en ya sea física o trascendentalmente.
posmoderna. Esta relación se refie- un solo agente –la voz del “gramá- Sin embargo, lo que expresa la di-
re, al mismo tiempo, a la comple- tico”–. Es una voz que, avanzando mensión controversial del libro va
jidad de conflictos éticos que no en la narración en primera perso- más allá de la sublime nostalgia de
respetan géneros ni fronteras, has- na, comenta directamente las ac- un individuo solitario en busca de
ta el punto en que la escritura lite- ciones de Fernando y expresa sus un lugar para morir. Vallejo ha
raria es susceptible de convertirse convicciones, además de apelar al elegido un elemento de ‘insubordi-
en un polémico discurso moral. lector. Con frecuencia, se dirige al nación’ que, en palabras de su pro-
Ahora, ¿qué significa esto para una lector peyorativamente: “porque sé tagonista, iguala el verdadero
crítica que ha sido educada (con que no van a saber” (La virgen: 7); residuo del amor en un mundo mi-
o sin ‘Kant’) en los términos de una “…que usted, apuesto, no ha oído serable y mentiroso: jóvenes sica-
estricta separación entre teoría li- siquiera mencionar” (Ibíd.: 9); o: rios homosexuales. El anciano
teraria y filosofía moral? Las con- “bobito” (Ibíd.: 55). Esta construc- “gramático” se enamora del joven
secuencias incitadas por la novela ción resulta algo poco común si pistolero Alexis y, más tarde, de
han sido, hasta ahora, al menos buscáramos las características espe- Wilmar, a quienes llama “mis ni-
desconcertantes. cíficas del género autobiográfico. ños”. Así, deberíamos aprender so-

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bre el espectáculo de iniciación que Hay un detalle fenomenológico un lugar de encuentro de homo-
acompaña el regreso de Fernando que caracteriza el lugar. Además sexuales? O, ¿qué obtienen estos
a Colombia, para seguir la tras- de los relojes mudos, como “nega- adolescentes de las comunas deján-
gresión hacia la que se dirige la no- ción del tiempo”, está la “televi- dose caer por este lugar de genero-
vela. La verdadera llegada a casa sión furiosa” que vomita una sos encuentros? Si hacemos la
se expone en un apartamento de telenovela tras otra e insinúa una pregunta desde otra perspectiva:
“José Antonio Vásquez” –un viejo dualidad peculiar en la vida de los ¿qué pueden ganar otras personas
amigo homosexual de Fernando y sicarios: por un lado, “vacío” y como nuestro héroe, el gramático?
sobreviviente del “Medellín anted- muerte y, por otro, un fluir pene- Estamos tratando con un lugar pa-
iluviano”–. Es este viejo amigo trante de imágenes y ruidos. Y con- radigmático de la ficcionalización–
quien presenta al adolescente sica- tinuamos preguntándonos, ¿qué uno que permite a los sicarios dejar
rio Alexis a Fernando: “Aquí te re- significa este extraño y tenebroso atrás su medio sociocultural para
galo esta belleza” (Ibíd.: 10). apartamento? convertirse en seres elegidos. Desde
el punto de vista del
El escenario para protagonista, el lugar
iniciar un romance ho- ritual funciona en for-
mosexual no es un ma opuesta. Pone al
lugar de encuentros gramático en contacto
azarosos ni uno parti- romántico con los ate-
cular, sino un lugar que morizados asesinos, a
sirve para atribuirle a los cuales, de otra ma-
Medellín un aire míti- nera, él no hubiera
co. Los jóvenes pisto- tenido acceso. La afir-
leros homosexuales, mación que hace Fer-
como Alexis, hacen nando (de su viejo
su aparición en el amigo) nos muestra
apartamento de forma cómo él participa en la
natural. Surge aquí construcción de su pro-
una situación de um- Casas, Granada (detalle), Guillermo Melo G., 1988. BPPM.
pio ritual de iniciación
bral, a través de la (dentro de las realida-
cual la búsqueda ‘autobiográfica’ ¿Y qué se ganaba José Antonio des colombianas):
de Fernando adquiere sus contor- con ese entrar y salir de mucha-
nos de ficcionales: chos, de criminales, por su casa? [...] ¿A quién sino a él le da por
¿Que le robaran? ¿Que lo mata- regalar muchachos que es lo más
[...] por ese apartamento de José ran? ¿O es que acaso era su apar- valioso? “Los muchachos no son
Antonio, por entre sus relojes de- tamento un burdel? Dios libre y de nadie –dice él–, son de quien
tenidos como fechas en las lápi- guarde. José Antonio es el per- los necesita”. Eso, enunciado así,
das de los cementerios, pasaban sonaje más generoso que he co- es comunismo; pero como él lo
infinidad de muchachos vivos. nocido. Y digo personaje y no ponía en práctica era obra de mi-
O sea, quiero decir, vivos hoy y persona o ser humano porque sericordia, la decimoquinta que
mañana muertos [...], jóvenes eso es lo que es, un personaje, le faltó al catecismo, la más gran-
asesinos asesinados [...] ¿Qué como sacado de una novela y de, la más noble, más que darle de
iban a hacer allí? Por lo general no encontrado en la realidad beber al sediento o ayudarle a bien
nada: venían de aburrirse afuera [...]. (Ibíd.: 12) morir al moribundo (Ibíd.: 12).
a aburrirse adentro. En ese apar-
tamento nunca se tomaba ni se Podemos alterar ligeramente la Estas palabras que, a primera
fumaba: ni marihuana ni basuco pregunta –¿Qué gana el mítico ami- vista, parecen insinuar frivolidades
ni nada de nada. Era un templo go José Antonio con el entrar y salir con las cuales caracterizar un esce-
(Ibíd.: 11). de jóvenes delincuentes si su casa es nario “desviado”, se tornan funda-

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mentales para la identidad del su- periores, no utilitarios, en los que los héroe intelectual. Para comenzar,
jeto autobiográfico. En el “regalar sujetos de tal intercambio son los Fernando cuenta al lector, en una
muchachos” podemos recordar los jóvenes que “no pertenecen a na- retórica seudo-religiosa, cómo el
caprichos inherentes a una vieja die”. Un lugar como el apartamen- enamorarse de Alexis lo ayuda a es-
práctica aristocrática, presente en di- to de José Antonio se puede tablecer un pacto que lo lleva más
ferentes escenarios históricos. Po- identificar como territorio sagrado, allá de los límites de la vida ordina-
dríamos pensar, al mismo tiempo, en dentro del cual se entablan rela- ria: “Alexis empezó a desvestirme y
la alusión de Platón al Eros adoles- ciones exclusivas. yo a él; él con una espontaneidad
cente homosexual como una inspi- candorosa, como si me conociera
ración para la búsqueda de ideas La relación de Fernando con desde siempre, como si fuera mi án-
sublimes, junto con el debate filo- Alexis –el muchacho que le han “re- gel de guarda” (Vallejo, Op. cit.: 12).
sófico y moral desde Platón, De ahora en adelante, la re-
Jenofonte, Isócrates y Aristó- lación romántica llevará a
teles hasta Michel Foucault Fernando a tener una visión
y que continúa más allá (Cfr. apoteósica, “[…] entendí que
Foucault, 1990: vol. II: 259f Alexis no respondía a las le-
y III: 243s, 303, 304). yes de este mundo; y yo que
desde hacía tiempos no creía
Mas, obviamente, lo que en Dios dejé de creer en la
llega a la mente es la figura ley de la gravedad” (Ibíd.:
de gratificar a muchachos ele- 17). Parece como si el sica-
gidos de origen pobre o mar- rio homosexual representara
ginal en un intercambio de para el protagonista una sen-
lealtad homoerótica u ho- da radicalmente masculina
mosexual. Al mismo tiempo, que lo llevará a Dios. Pero,
este patrón se puede asociar dado que Dios está ‘fuera de
con la mitología de las rela- lugar’ en este mundo, espe-
ciones ambivalentes entre cialmente en Colombia, se
padre-hijo, por ejemplo, en requiere un ritual de incor-
la forma como ha sido formu- poración –una experiencia a
lada por Freud (2000: 157) través de la cual se incorpo-
cuando enfatiza en las “co- ra la sustancia sagrada en el
nexiones más profundas” sí mismo intelectual. Lo que
(Verbindungswege) entre el prefigura esta incorporación
complejo del padre y la im- es el encuentro con el Ángel
potencia y miseria del ser Guardián, una imagen que el
humano. En la novela de gramático ha estado añorando
Vallejo, a propósito de los Calle de las aguadas, Caramanta, Antioquia, Javier Osorio Gómez, durante largo tiempo.
1982. BPPM.
jóvenes asesinos, nos encon-
tramos con una constelación que galado” y que lo lleva al salón ma- Para Fernando, la supuesta
abarca tanto la desprotección y la riposa– se inicia con la mutua ex- proximidad entre la muerte y la de-
adopción, como la inversión de las periencia de enamorarse, seguida cadencia en Colombia es una señal
reglas comunes del juego a medida de una historia de adopción. Adop- retórica, que muestra de qué ma-
que se involucra la violencia. Nin- tar al sicario no es un acto cuyas nera él se está convirtiendo en un
guno de los profanos negocios consecuencias incluyan que el vie- testigo auto-obsesivo –por evocar
delictivos, conspiraciones crimina- jo cuidará el futuro del adolescen- la muerte en todo momento y por
les o entretenimiento adictivo ocu- te, sino más bien un proyecto de ‘atestiguar’ aquellos fenómenos que
rren en este lugar. El “templo” surge empoderamiento que, en primer le sirven para su ajuste de cuentas
como un lugar de intercambios su- lugar, sirve a las necesidades del con el país entero–. Sólo la muerte

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puede darle a su vida la unidad que grammaticus que llamaremos ‘la manera se convirtió en renombra-
ha estado añorando y, por lo tanto, suma voz egolátrica’. do escritor en el extranjero. Como
sus continuos llamados a ella le sir- una verdad incuestionable, se pre-
ven para producir una transforma- Entre los asombrosos rasgos de senta al lector que Fernando llegó
ción consciente: le ayudan a apelar la novela de Vallejo está el hecho a ser Vir clarisimus durante un tiem-
al mundo desde el punto ventajoso de que el escritor, que construye un po pasado que permanece en com-
del ‘más allá’. Su edificio autobio- narrador que lleva su nombre, des- pleta oscuridad. El tono perentorio
gráfico sólo enlaza algunos recuer- carta cualquier posibilidad de de su narración en primera persona
dos de la infancia y la evocación aporética que esté implicada en la y su comportamiento de santo se
de la muerte. Palabras que se supo- búsqueda de una identidad exclu- consideran testimonios suficientes
ne dan unidad a la existencia de Fer- siva; por ejemplo, que la noción de de su estatus superior, de modo que
nando son dirigidas a Alexis, el sujeto letrado puede resultar pro- se autoriza su terrible enojo por la
sicario, quien se expone a la muer- blemática en sí misma. Esto es evi- forma en que las cosas han empeo-
te pero sin la cohesión espiritual dente en las palabras elegidas para rado desde que salió de Colombia.
que posee el gramático. “Mira la entrada de Fernando en el tiem- Mientras Vallejo esconde la histo-
Alexis, tú tienes una ria de vida del sujeto
ventaja sobre mí y es autobiográfico, releva
que eres joven y yo ya la autoría auto-cons-
me voy a morir, pero ciente, capaz de cono-
desgraciadamente pa- cer y, por lo tanto, de dar
ra ti nunca vivirás la forma en el discurso, al
felicidad que yo he vi- más alto resultado del sí
vido” (Ibíd.: 13, 14). mismo. Una misión su-
Si juzgamos a Fernan- perior es más importan-
do por lo que dice, te que una memoria
esta es la felicidad de imperfecta. Fernando ha
alguien que es capaz decidido actuar como
de definir la virtud un misionero, descartar
eterna de su vida y, cualquier experiencia
por lo tanto, puede colateral y hacer su ta-
hacer una afirmación Calle de Caramanta, Antioquia (detalle), Jaime Osorio Gómez, 1985. BPPM.
rea muy claramente:
absoluta de sí mismo. “Yo soy la memoria de
Fernando ‘conoce’ desde el comien- po abstracto, un tiempo de discur- Colombia y su consciencia y des-
zo las palabras que sobre él deben so escrito en latín que evoca un pués de mí no sigue nada. Cuando
grabarse para la eternidad. En el nombre impersonal: “… unum et me muera aquí, sí que va a ser el
momento cuando la muerte “rema- idem e pluribus unum, summum acabóse, el descontrol” (Ibíd.: 21).
te el epitafio”, a un lado de la puer- jus…”. El gramático de Vallejo, de No exageramos si interpretamos la
ta de la casa donde nació, estas modo revelador, eleva su nombre identidad de esta voz narrativa
palabras deben decir, junto a su (impersonal), aunque no cuenta la como un tipo de superego platóni-
nombre y en letras mayúsculas, historia que podría emerger de las co. Tal autoconstrucción amenazan-
escritas en latín: Vir clarisimus, gram- memorias de su pasado. De hecho, te no es ajena al delirio historicista
maticus conspicuus, philologus illus- ávidamente se abstiene de recordar- del sujeto moderno. Lo que permi-
trisimus, quoque pius, placatus, lo. Este hombre que ha regresado a te que la novela dé tan sorpresivo
politus, plagosus, fraternus, placidus, Medellín para morir, oculta las cla- golpe a las expectativas de com-
unum et idem e pluribus unum, ves autobiográficas –sean ellas plejidad estética, es la forma como
summum jus, hic natus atque mortuus traumáticas o no– que pudieran de- se moldea el autoempoderamiento
est (Ibíd.: 104). Podemos entender cirnos la razón por la cual había de su protagonista, en especial, la
ahora, que hay una profunda obse- salido de su país hace algunas dé- ausencia de mediadores que po-
sión por la voz y la mente del cadas. Tampoco nos dice de qué drían servir a una reflexividad

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autobiográfica más sutil. El estilo una especie con otro de otra, lado, a la “mentalidad procreadora”
oscila entre la descripción sobria y como por ejemplo un burro con que castiga al país con pobreza y,
el comentario cínico. La postura una vaca. ¿Ves?” Después, sa- por otro, a la debilidad y corrup-
argumentativa del sujeto confron- biendo que me iba a contestar ción de la autoridad del Estado (la
ta las expectativas ‘propiamente’ li- que sí, por no dejar, le devolví falta de ‘soberanía real’) junto con
terarias con un tono agresivo y la pregunta y le pregunté si a él el cataclismo del Estado-nación.
perentorio. le gustaban las mujeres. “No”, Sus proclamas son tan asombrosa-
contestó, con un “no” tan rotun- mente misóginas, que no podemos
No hay forma de soslayar la cues- do, tan inesperado que me dejó abstenernos de citarlo en su idio-
tión de la pureza que Fernando persi- perplejo. Y era un “no” para ma ‘natural’: en Colombia, “a pe-
gue insistentemente. Parafraseando siempre: para el presente, para dir, a pedir, a pedir […] es lo que
una expresión nietzscheana, estos el pasado, para el futuro y para mejor saben hacer los pobres amén
asuntos son capaces de abrir abismos toda la eternidad de Dios: ni se de parir hijos” (Ibíd.: 10). En una
“sobre los cuales ni siquiera un había acostado con ninguna ni imagen escatológica que introduce
Aquiles librepensador la cuestión de la culpa,
podría sortear sin un es- encontramos juntos la
tremecimiento” (Nietz- feminidad procrea-
sche, 2000a). Demos dora, la pobreza como
un vistazo a los puntos un cuerpo masivo de
de vista de Fernando y perversión y la violen-
Alexis sobre la mujer. cia descontrolada.
Como en todos los ca-
sos de la perspectiva Ni en Sodoma ni en
dominante, la voz de Gomorra ni en Me-
Alexis se incrusta for- dellín ni en Colom-
malmente en la expre- bia hay inocentes;
sión del protagonista, aquí todo el que exis-
quien se dirige directa- te es culpable y, si se
mente a su amante: reproduce, más. Los
“Mira Alexis: Yo tenía pobres producen más
Casa en la plaza de Pamplona, Santander; actualmente Museo de Arte Moderno,
entonces ocho años…”; Germán Téllez, Villegas Editores, 1995. pobres y la miseria
(cfr. Vallejo Op. cit.: más miseria, y mien-
14), o se refiere a él a través del ha- se pensaba acostar. Alexis era im- tras más miseria más asesinos y
bla personal indirecto (“me pregun- previsible y me estaba resultando mientras más asesinos más muer-
tó si me gustaban las mujeres”; (Ibíd.: más extremoso que yo. Conque tos. Esta es la ley de Medellín,
18)). Las respuestas de Fernando lle- eso era pues lo que había detrás que regirá en adelante para el
gan como una declaración vital de de esos ojos verdes, una pureza planeta tierra. Tomen nota.
principios. incontaminada de mujeres. Y la (Ibíd.: 83)
verdad más absoluta, sin atenuan-
[...] para mí las mujeres eran como tes ni importarle un carajo lo que Mientras que, según Salazar, en
si no tuvieran alma. Un coco piense usted que es lo que sos- No nacimos pa’ semilla, mucha gen-
vacío. Y que por eso con ellas tengo yo. De eso era de lo que me te en Colombia y aún muchos
era imposible el amor. “Es que había enamorado. De su verdad. sicarios creen que la maternidad es
yo estudié con los curitas sale- (Ibíd.:18, 19) sagrada, el gramático de La virgen
sianos del colegio de Sufragio. la ve como una “verdadera falta de
Con ellos aprendí que la rela- Fernando percibe la contempo- caridad cristiana” hacia el resto del
ción carnal con las mujeres es el raneidad colombiana como dege- mundo (Ibíd.: 100). Él la juzga co-
pecado de la bestialidad, que es neración en cuanto feminización, lo mo una forma extrema de delin-
cuando se cruza un miembro de cual presuntamente se debe, por un cuencia y culpabilidad, expresada

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en un cuadro de miseria y desgra- directamente hacia el estado actual ces no existirían los lazos libidi-
cia, que cualquier “perra humana de los asuntos. nales entre hombre y hombre, y
embarazada” (Ibíd.: 101) causa al la humanidad se encontraría re-
resto del mundo. A su vez, es de la Construyamos una conexión ducida al principio de la fami-
figura del sicario que vive el extre- imaginaria entre la concepción ‘ex- lia. Pero como se sabe, la familia
mo más radical de la violencia, de tremista’ de Fernando del estatus fe- nunca constituye la base del Es-
donde se deriva una contra-imagen menino y el punto de vista del tado (Blüher, citado en Bruno-
de pureza y verdad. El prerrequisito psicólogo político, alemán, Hans tte, 2004: 84, 85).
que da lugar a esta exaltación (o, Blüher, cuyo texto más importante
¿deberíamos decir perver- El concepto de hombres
sión religioso-política del carismáticos “invertidos”,
papel de los adolescentes comprometidos en favor de
asesinos?) es que el neófito la ilustración y la organiza-
incorpora, de una vez y para ción de varones adolescentes
siempre, una renuncia fun- estuvo inspirado directamen-
damental a la mujer. Única- te, en la visión de Blüher, por
mente de esta forma, él se el deseo de comprometerse
puede convertir –como en los “acontecimientos so-
Alexis– en una imagen de ciológicos esenciales de la
pureza y ‘santidad’ (el ángel formación socio-humana del
guardián) que representa va- Estado” (Ibíd.). Hay varias ra-
lores eternos como la ver- zones para justificar esta
dad, la belleza (belleza conexión. Ya que la contem-
celestial), y la muerte como plación distante no es lo que
el presagio que se cierne per- le atrae a Fernando, ¿cuál es
petuamente sobre la vida de la función estratégica del dis-
estos adolescentes. Aunque curso religioso en el texto de
la novela está cargada de Vallejo? ¿Estamos preocu-
invocaciones del legado pados por una búsqueda in-
judeocristiano y de la anti- dividual de eternidad? El
güedad grecolatina, tiene en clamor de Fernando por re-
su centro espiritual el des- presentar la memoria de Co-
plome moral y político de la lombia no es una alegoría,
modernidad. Cuando al co- sino una metáfora categóri-
mienzo leemos que Colom- Museo de Arte Moderno de Pamplona, Jeremy Horner,
Villegas Editores,1995.
ca. Colombia está consagra-
bia está consagrada a Jesús, da al sufrimiento eterno y,
cuyo corazón continúa sangrando es Die Rolle der Erotik in der männ- por eso, necesitaría de una voz trá-
(Ibíd.: 7, 8) y, un poco más adelan- lichen Gesellschaft (1921; El rol del gica distinguible que pueda actuar
te, que jóvenes sicarios elegidos es- erotismo en la sociedad masculina). proféticamente: alguien que presa-
tán destinados a completar el Las siguientes palabras se asocian es- gie lo que pasará como consecuen-
trabajo que aún “falta por hacer pecialmente a la relación entre cia de la caída, que actúe como
desde el catecismo”, reconocemos homosexualidad y soberanía de Es- abogado diabólico, pero que no
el papel destinado a jugar por una tado. Blüher escribió en 1914: puede alterar el curso de los even-
sexualidad masculina trascenden- tos. Pero, ¿es cierto que Fernando
talmente enaltecida. La actitud de Si pensáramos que toda la rama no puede interferir en el ‘curso de
Fernando puede sonar anticuada y de la inversión [homosexual] los eventos’? O, ¿es que su proyec-
extrañamente arcaica pero, cuan- fuese excluida de las esferas to va más allá de la profecía? Este
do oscila entre la nostalgia y las de- libidinales de la humanidad, es un aspecto que demanda una par-
claraciones extremistas, apunta ¿qué resultaría de esto? Enton- ticular atención. De todas formas,

HERLINGHAUS, H.: LA CONSTRUCCIÓN DEL NEXO DE VIOLENCIA Y CULPA EN LA NOVELA LA VIRGEN DE LOS SICARIOS NÓMADAS 191
Vallejo confronta astutamente a los nal ni su posición es marginal. Por La calle todavía no asfaltada
lectores con una visión teológica el contrario, esta es una situación que conduce al lugar de su infan-
del mundo que supera la contem- en la que establece su autoridad cia, convierte a Sabaneta en un lu-
plación. La manera como Fer- fundamental como electo letrado. gar ‘subdesarrollado’, un pueblo
nando, el narrador, reclama y El viaje conmemorativo marca el desolado y anónimo, lo que hace
reivindica el rigorismo, convierte pasaje desde su ‘autoridad natural’ que el héroe se enfurezca con aque-
los asuntos de la culpa y la violen- para intervenir en los asuntos pú- llos que deberían haberlo ‘cuidado’
cia en el más controversial campo blicos, que una vez perteneció a durante su ausencia. Este resenti-
de batalla impulsado por una no- todo niño varón que crece en las miento que él expresa es digno de
vela contemporánea. clases altas del país, hacia la legiti- un rey destronado y olvidado. Des-
midad de un philologus illustrisimus pués de su llegada a Sabaneta,
Al inicio del libro se relata un quien, a su regreso a casa, aspira a mientras observa la peregrinación
viaje que Fernando hace a Saba- convertirse en la voz más importan- que se amontona en la iglesia de la
neta, su lugar de nacimiento, acom- te en la tarea de ‘entender’ y juzgar Virgen, Fernando decide para sí mis-
pañado de Alexis, que sirve para a Colombia. El lector aprende que mo, “Yo no soy de aquí. Me aver-
redefinir las relaciones güenzo de esta raza
entre el protagonista y limosnera.” (Ibíd.: 15)
‘su país’ de una manera Distanciarse, obvia-
que conduce del pro- mente, es necesario
nombre “nosotros” a la para convertirse en “la
palabra “ellos”. Duran- consciencia” (Ibíd.:
te su ausencia del país, 21) de Colombia. Por
después de su infancia, otra parte, exige al Es-
“Colombia... como se tado inmediata acción
“les” desbarajó a ellos en su beneficio, diri-
porque a mí no, yo aquí giéndose a la institu-
no estaba, yo volví des- ción en la que menos
pués, años y años, dé- cree. Para actuar co-
cadas, vuelto un viejo, mo la “memoria” del
a morir” (Vallejo, Op. país, el gramático exi-
cit.: 8). Si lingüística- Barichara, Santander, Jeremy Horner, Villegas Editores, 1995.
ge la protección de la
mente hablando, hay ley. “Señor Fiscal Ge-
un agente que sustenta esta formu- ninguno de los últimos presidentes neral o Procurador o como se lla-
lación, es un habla que pasa de una de Colombia –como el “bobo ma- me, mire que ando en riesgo de
responsabilidad presuntamente rica, fabricador de armas y destila- muerte por la calle: con las atri-
compartida a un imperativo de cul- dor de aguardiente, forjador de buciones que le dio la nueva Cons-
pabilidad, que se imputa a la otra constituciones impunes, lavador de titución protéjame” (Ibíd.: 21). La
parte. Mientras viaja en el taxi a dólares, aprovechador de la coca solicitud se realiza en la forma de
Sabaneta, Fernando exclama, “¿Es [...] –” (Ibíd.: 84) –en alusión al un acto ilocutorio negativo3 . Se le
que estos cerdos del gobierno no presidente César Gaviria– podía solicita a la otra parte que actúe
son capaces de asfaltar una carre- cumplir la tarea de resolver la cri- para que muestre lo inapropiado
tera tan esencial, que corta por en sis, ni podía ser absuelto de cul- de no hacerlo. Se exige la protec-
medio mi vida? ¡Gonorreas! (Go- pa. Únicamente un Mesías podría ción no de un derecho elemental
norrea es el insulto máximo en las interferir con el reino de terror y sino uno superior. Dirigirse a las au-
barriadas de las comunas…)” ( Ibíd.: re-establecer la pureza, al partici- toridades legales colombianas de
12). Al viajar a lo que ahora se ha par de la imagen producto de la tal manera es una locura calcula-
vuelto una zona marginal y al usar relación entre la homosexualidad da, una declaración que conscien-
una expresión de los tugurios, el gra- y la sublime fuerza masculina de temente decreta un resultado
mático no habla un idioma margi- la acción. negativo.

192 NÓMADAS NO. 25. OCTUBRE 2006. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA


Lo increíble verdaderamente pia autoridad en el umbral entre la lución?”, pregunta refiriéndose a la
va a ocurrir –Fernando incurrirá en vida y la muerte. El hombre ilus- historia nacional de violencia en
una batalla de violencia y asesina- trado realiza, entonces, su último Colombia que se ha convertido en
tos por su propia cuenta y da inicio deseo: después de regresar del Nor- ‘maligno’ semillero en las comunas
a la acción con un golpe teatral que te donde llevaba una vida ‘normal’ marginales. “Mi respuesta es un si
sella su juicio sobre el Estado como y profesionalmente exitosa, su meta rotundo como una bala: el pare-
“el primer delincuente de Colom- no es sólo convertirse en un inte- dón. Otra cosa sería buscarle la
bia”– (Ibíd.: 84). Con el televisor lectual ‘proscrito’ (su afirmación de cuadratura al círculo” (Ibíd.: 29).
de su apartamento encendido, y ser el último gramático, olvidado Y para ser más específico, “¡Dere-
siempre versátil en maniobras retó- en Colombia por el público y la chitos humanos a mí! Juicio suma-
ricas, Fernando le pide prestado el ley), sino ganar un rol trascenden- rio y al fusiladero y del fusiladero
revólver a Alexis. El pistolero, al pudridero. El Estado es para
preocupado por este gesto sui- reprimir y dar bala. Lo demás son
cida de su amante y benefac- demagogias, democracias” (Ibíd.:
tor, agarra el arma y dispara 100). De acuerdo con esta vi-
toda la carga contra el televi- sión, el “Pueblo” solo puede ser
sor en el preciso momento en imaginado como una esfera ab-
que “el presidente” está en la yecta –la multitud de los pobres
pantalla. De acuerdo con la ló- y codiciosos que amenaza con
gica simbólica, el habla ilocu- derrocar a la sociedad comple-
torio negativo ha prefigurado el ta–. Así que se necesita un nue-
acto por el cual la imagen de la vo pacto normativo. Un vínculo
persona que personaliza la ley masculino capaz de romper to-
debe ser “liquidada” (“quebra- dos los tabúes y terminar con el
do”, en el argot de los sicarios; desorden.
Ibíd.: 36). Como resultado del
asesinato simbólico del presi- Hay una ambigüedad parti-
dente, se despliega el verdade- cular en la visión que defiende
ro poder del vínculo entre el Fernando, “el último gramáti-
amor homoerótico masculino y co”: no se duda de la efectivi-
la búsqueda de un poder supre- dad del uso extremo de la
mo. Si el Estado se ha hundido violencia ‘desde arriba’ para po-
en una total indolencia con res- ner en orden a la sociedad. La
pecto a sus responsabilidades, cuestión que queda por resolver
especialmente la protección de de una vez es: ¿quién puede re-
la vida y el orden, entonces el clamar la autoridad para posar
gramático tiene el derecho de o actuar como la sapiente fuer-
aprovechar los poderes y los es- Balcones, calle de Las Damas, Germán Téllez, za correctiva: el Estado, Dios, el
Villegas Editores, 1995.
píritus de un no declarado es- conspicuo gramático? Con esto,
tado de excepción y tomar en sus tal. El estado general de maldad se podemos abordar la raíz epistémica
manos el destino de la soberanía debe a la ausencia de soberanía en de la relación del héroe con los
colapsada de Colombia. un país donde “nadie es inocente” sicarios, un romance homosexual
(Ibíd.: 100). El único medio por el en medio de la oscuridad –un ro-
A través del establecimiento de cual se puede recuperar la inocen- mance negro–. El pacto sexual y
un pacto con Alexis que es, sobre cia (pureza) y derrotar la culpa romántico con Alexis, el adolescen-
todo, mítico, más que una respues- general, como lo expone el gramá- te asesino, se escenifica como una
ta a las condiciones de vida y cos- tico, es imaginando una soberanía experiencia específica de trasgre-
tumbres de los sicarios, Fernando que descanse en el castigo y la re- sión que hará que Fernando se vuel-
ha comenzado a diferenciar su pro- presión. “¿Tiene este problemita so- va actor en la esfera de la violencia.

HERLINGHAUS, H.: LA CONSTRUCCIÓN DEL NEXO DE VIOLENCIA Y CULPA EN LA NOVELA LA VIRGEN DE LOS SICARIOS NÓMADAS 193
Lo que prefigura esta trasgresión es como para establecer un negocio, que se esté comunicando en un
un mecanismo de ‘adopción’ pecu- pero no tiene propiedades persona- idioma universal, sino que debe es-
liar y, de hecho, terrible. Dado que les: puede permitirse el lujo de lan- perar que las palabras pierdan cual-
Fernando conoció a Alexis en el zar grabadoras y televisores desde quier doble sentido. Ya que el suyo
“apartamento sagrado”, el neófito la ventana de su apartamento en el es un discurso que niega los malen-
siempre ha aceptado una especie de sexto piso (Vallejo, Op. cit.: 14); tendidos, excluye la posibilidad de
autoridad natural del hombre ma- habla en una lengua salpicada de recobrar significados que ‘se perdie-
yor. Por un lado, Fernando satisfa- imágenes religiosas y afirmaciones ron en la traducción’. Su estrategia
ce el apetito del joven para algunos abstractas, y sus veredictos caen so- lingüística es plenamente conscien-
bienes de consumo y, por otro, la bre los presidentes tanto como so- te. Hablando desde un punto de vis-
devoción del adolescente al maes- bre Dios. Lo que Alexis no puede ta político-filosófico, formularíamos
tro va más allá de estos asuntos pro- reconocer detrás de las palabras de que el gramático actúa en el margen
fanos. Desde el punto de vista Fernando es que la representación, de las relaciones normativas mo-
literario, es más bien dernas, entre la razón
irrelevante preguntar- instrumental y la tras-
se las razones por las cendental. ¿Socava la
cuáles Alexis acepta ‘dialéctica’ de estas ca-
incondicionalmente tegorías –hermanas po-
esta autoridad. Lo que líticas–, por ejemplo,
cuenta es más bien cuando la ‘razón’ de la
una verdad apodíc- ley existente es tempo-
tica: el poder ya no ralmente reemplazada
pertenece al discurso por la ‘razón de la ac-
de un Estado deslegi- ción’ (los asesinatos)?
timado sobre la base De modo revelador, las
de la comunidad, sino intenciones del ególa-
que, por el contrario, tra letrado no están en-
el poder se imagina caminadas solamente a
como un nuevo mode- Casa campesina, Nariño, Guillermo Melo G., 1992. BPPM. dejar intacta la dicoto-
lo de autoridad pater- mía de la razón occi-
nal ejercido sobre –y con la ayuda en tanto sostiene la inconfundible dental, sino que se inclinan hacia
de– algunos de los agentes más vio- sofisticación de la cultura occiden- su cumplimiento superior al vol-
lentos del país: los sicarios. tal, está usualmente situada en el tearla sobre el sujeto marginal, no
extremo opuesto a la acción, así político. Un paso decisivo en esa
Cuando Fernando adopta a que una idea se puede tomar como dirección se puede observar en la
Alexis como su amante lo lleva ha- ley informal, sin que de ella se de- sumisión de Alexis a su nuevo pa-
cia un tipo de violencia de la cual riven consecuencias prácticas. En dre, que se equipara a la subordi-
él, –el grammaticus– es el espíritu una cultura como la de los sicarios, nación de la acción violenta al
rector. Una autoridad siniestra por el contrario, donde está virtual- discurso superior (trascendental).
subyace tras este mecanismo: el mente ausente la normalidad de la Por lo menos, este es el sueño so-
poder sobre la muerte de Fernando ley como regla positiva y donde las bre el cual la novela sustenta su ar-
se establece por virtud de una ac- relaciones comunes se guían por có- gumento de ficción: superar la
ción discursiva. Por ejemplo, cuan- digos rituales, las palabras pronun- pasividad ‘discursiva’ que distingue
do éste reprocha al taxista, Alexis ciadas vibran con un poder político a los intelectuales modernos. Para
lo asesina, para ‘completar’ el acto inmediato. que su amante neófito lo vea como
verbal del regaño. A los ojos de un ser superior, Fernando no nece-
Alexis, Fernando aparece como el Cuando vir clarisimus deja caer sita ninguna cualidad guerrera. Una
hombre adorado cuyas palabras son sus palabras en los delicados oídos vez que es aceptado como el que
sagradas. Tiene suficiente dinero del joven sicario no puede suponer ‘sabe’, se convierte a los ojos de

194 NÓMADAS NO. 25. OCTUBRE 2006. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA


Alexis en la persona investida con eso lo que se suponía que él exacta- al asesinato con una simple pala-
el más sólido poder para actuar. mente debería hacer –darle a las pa- bra suya, descubre cuál es el poder
Esto significa que Fernando no es labras de su maestro un significado real de sus deseos una vez verba-
lo que debería representar para la fresco y activo, en el cual se esfu- lizados. Si en un momento avanza-
mayoría de las personas –un indi- man las ambigüedades de la repre- do de la catástrofe, la violencia se
viduo cuyas relaciones con los jue- sentación–. Alexis ‘malinterpreta’ la equipara a la verdad, como afirma
gos del lenguaje de la sociedad y el situación cuando Fernando se que- el filólogo cuando admira la belleza
orden simbólico están definidas por ja del comportamiento del vecino, de “su niño”, el sicario, hay una es-
su estatus como ciudadano indivi- “ese metalero condenado ya nos fera siniestra donde el más lúcido
dual–, sino que, para Alexis, él es dañó la noche [...] Yo a ese mama- acto intelectual puede cumplirse.
el maestro que dirige y actúa con rracho lo quisiera matar” (Ibíd.: 25). Dado que una idea no colapsará en
su palabra. Esta es la forma como Al día siguiente, Alexis vio al veci- su consumación si su autoría es au-
realmente se convierte en su padre, no en la calle, y actuó con suma ra- téntica, se necesita alguien más para
por medio de una llevar a cabo el asun-
adopción que crea la to. Así, la adopción de
imagen de que Fer- los sicarios encuentra,
nando pertenece a en el proyecto del “gra-
una aristocracia miste- mático”, unos con-
riosamente poderosa – tornos schmittianos
la de aquellos que por excelencia: “sobe-
tienen el poder de rano es aquel que de-
transformar las pala- cide sobre la vida y la
bras en acciones in- muerte”, sin cometer
mediatas–. Su poder directamente el asesi-
no tiene que ser ejer- nato (Schmitt, 1922:
cido, está allí, y el jo- 13). La ficción de Va-
ven asesino subordina llejo suprime, de un
Hacienda “El Paraíso”, Valle, Foto Luis F. Escarria, 1920. BPPM.
su vida a él, por lo que solo golpe, las nume-
la adopción revela los contornos de pidez. “Corrió hacia el hippie, se le rosas preocupaciones que la ecua-
un ‘abandono’4 a un malentendido adelantó, dio media vuelta, sacó el ción razón-soberanía ha generado
calculado, un vacío de lenguaje, revólver y a pocos palmos le chantó insistentemente a través del tiem-
‘trompe-l’œil’ que hace que el len- un tiro en la frente, en el puro cen- po. Los críticos literarios, entonces,
guaje aparezca como acción –un tro, donde el miércoles de ceniza te estarían obligados a retomar un pro-
abandono ipso facto de su función ponen la santa cruz. ¡Tas!” (Ibíd.: blema que hubiesen preferido no
representativa–. 26). Para Fernando, el propósito de tocar del todo (por lo menos desde
cualquier muerte violenta tiene que que la modernidad proclamara la
Para que Fernando se convierta estar cimentado en una esencia ideal ‘autonomía’ contra el ‘instrumen-
en el Mesías de su país, Alexis debe del delito, para cuya articulación se talismo’): ¿Cómo debería ser tra-
malinterpretarlo. Veamos un poco requiere un ‘espíritu rector’. El ‘es- tado hoy un fundamentalismo
más la ‘política del abandono’. Es- píritu’ representa esa esencia, por lo educado, cuando emerge como re-
tamos tratando con un abandono de que ‘él’ no tiene que cometer los sultado de la escritura de ficción y,
la ‘representación’ occidental. Para- actos. Él es más bien un ‘delincuen- se sirve, para redimir al mundo con-
dójicamente, este funciona como un te en avance’. Sus discípulos son los temporáneo, de sujetos y comuni-
abandono de Alexis a la represen- ‘no-sujetos’ que habitan los márge- dades marginales? El proceso de
tación, puesto que la representación nes extremos de la sociedad actual. construir “otredad” que la novela
es lo que él no entiende. ¿Cómo iba realiza es astuto. Bajo esa luz, La
a saber que no tenía que tomar las En el momento en que el “gra- virgen de los sicarios aparece como
palabras de su maestro literalmen- mático” de Vallejo se da cuenta de un golpe literario que retorna la per-
te? Sin embargo, posiblemente, era cómo Alexis puede ser conducido cepción de la violencia a la necesi-

HERLINGHAUS, H.: LA CONSTRUCCIÓN DEL NEXO DE VIOLENCIA Y CULPA EN LA NOVELA LA VIRGEN DE LOS SICARIOS NÓMADAS 195
dad de un Otro mítico, por el cual tos divinos cuyo verdadero ordena- autobiográfico, para hablar de al-
el significado universal puede dor, se dice, es Tánatos, también lla- guna manera– es ‘testimoniar’ la
obtenerse. Se ha construido de an- mado “Santo rey”, o “Rey Herodes” existencia del mal, para lograr la
temano un discurso del desastre, (Ibíd.: 101). Mientras Fernando se purificación a través de la violen-
que autoriza a un aristócrata inte- llama a sí mismo la mente profética cia. Por lo tanto, la pobreza adquiere
lectual a apropiarse de la violencia y sabia, “Alexis era el ángel Exter- valor ‘metódico’: ella se redefine en
como verdad última. minador que había descendido so- términos excepcionalmente sexistas
bre Medellín a acabar con su raza y totalitarios como una condición
Fernando la voz ególatra, la perversa” (Ibíd.: 55). mítica que sólo puede remediarse
“memoria de Colombia” y el juez con la intervención de poderes sa-
del destino del país, pasa a compro- Si la pobreza se encuentra en la grados. Después de todo, no sor-
meterse activamente con los asesi- raíz de toda maldad, los pobres son prende la postura antipsicológica
natos. Como se describe, “su niño”, culpables. Al mismo tiempo la po- que atraviesa la narración –culmi-
el sicario, es ‘abandonado’ a una breza constituye un tropo ambiguo na con un mecanismo por el cual
mala interpretación lingüística pre- –los sicarios adoptados por el pro- el protagonista logra la ‘salvación’
viamente calculada a través del sacrificio
(“lo quisiera matar”). que efectúa con la ayu-
La autoridad del dis- da de “su niño”, ma-
curso sobre la acción tando a docenas de
aparece así en su pun- habitantes de ‘su’ raza
to más siniestro, aun- perversa–. Para ser
que singularmente precisos, es en este ri-
eficiente. Alexis se tual salvador donde se
convierte en un ins- afirma la dimensión
trumento al servicio antipsicológica, que
del sadismo social, agi- nos guía dentro de la
tado por un profundo Casa de hacienda El Hato, Valle del Cauca, Germán Téllez, Villegas Editores, 1995. simbolización religiosa
odio y repulsión sexual, que el tagonista son ellos mismos los vás- que configura el impulso política-
autodenominado “magistrado” di- tagos de la pobreza–. Al elevar a mente primordial –o deberíamos
rige contra “la horda humana” – Alexis y más tarde a Wilmar a la decir completamente patológico–
“era la turbamulta invadiéndolo santidad (el “Ángel Guardián”, el de esta historia de ficción.
todo, destruyéndolo todo, empuer- “Ángel Exterminador”), los con-
cándolo todo con su miseria crapu- vierte en seres antisociales. El hilo Los ‘malentendidos’ descritos
losa”– (Vallejo, Op. cit.: 64, 65). que lleva de la pobreza a la pureza antes, que prefiguran la cruzada em-
Sensible ante lo que parecen tras- está unido a la ideología sacrificial prendida por un enfurecido filólogo
misiones telepáticas, Alexis pron- que guía la campaña de ejecucio- junto con su “bebé”, son la última
to aprende a leer los pensamientos nes. El narrador establece el centro maniobra, la más importante de
del gramático relativos a la acción de la maldad con dogmática pa- Fernando, para minar la personali-
punitiva, lo que lo convierte en un sión. El odio crea un Otro total a dad de Alexis: subjetividad enten-
sublime asesino. Fernando lo llama tal extremo, que sostiene el argu- dida como la variada pertenencia
“mi máquina asesina”. Mientras mento ‘autobiográfico’: para el gra- de los sicarios a una cultura mar-
Alexis se dedica a matar transeún- mático, su propio rol como la ginal que Fernando no desea ra-
tes en medio de las calles de situación colombiana es fruto del cionalizar y, por ello, tiene que
Medellín, de preferencia niños o odio que reina entre sus habitan- mitificar. La incorporación de
mujeres embarazadas, para su be- tes. Y su ‘devolver’ el odio a la po- Alexis a la estrategia de Fernando
nefactor él es “su servidor”. Esto sig- blación se convierte en la pasión conduce, finalmente, a la muerte
nifica, por una parte, que sirve a los real de la novela. Recordemos que del adolescente. El gramático pre-
intereses de Fernando, pero, por la estrategia celebrada por la egó- fiere responsabilizar de ella a las cir-
otra, que actúa en nombre de asun- latra voz de Fernando –el dogma cunstancias externas y le cuenta al

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lector que, en un acto de vengan- de Wilmar, y después, éste tiene ‘forma correcta’ representada por la
za, fue baleado por otro sicario que morir. Esto es como si la mor- fuerza de su ideal, convierte el te-
(Wilmar). Sin embargo, la lógica tal práctica de la transubstanciación rror en procedimiento normal.
del trabajo purificador que ha pues- –la trasgresión que incorpora al Como el gran clarividente, él no
to en marcha como genio satánico, otro– pasara por diferentes etapas, solamente disfruta de una conscien-
contradice esta eventualidad. En primero al abrazar el cuerpo real de cia más alta, sino que es el agente
vez de convertirse en la víctima de Alexis y luego, en un segundo paso, de justicia suprema; de hecho, sos-
una batalla entre pandillas, el jo- el cuerpo mítico de Alexis que ha tiene que vir clarisimus (el poseedor
ven homosexual asesino tiene que tomado forma en la persona de de la ‘verdad absoluta’) y summum
ser sacrificado, no porque haya co- Wilmar5 . Ambos asesinos, Alexis y jus (el mensajero de la ‘justicia ab-
metido actos violentos contra la Wilmar, son catálisis y víctimas den- soluta’) son uno, en lo que tiene
población civil colombiana, sino tro del mismo ritual. La meta es la que ver con la quintaesencia de su
porque, inevitablemente, está en purificación de la culpa, lo que personalidad. Esta unidad lo califi-
conflicto con una cultura que apo- hace de Fernando el auténtico hé- ca para la eternidad. El total de la
ya la centralización (purificación roe y lo eleva a un reino donde la retórica suena como una blasfemia
discursiva) de la –no es por acciden-
violencia. En cuan- te que nos recuerda
to tiene que ver con al discurso de Jesús
la purificación, solo tal como está retra-
el gran autor del cri- tado en el Evangelio
men (summum jus), según Juan–. Jesús
no su instrumento, dijo a la multitud de
puede reclamar segu- judíos que “Yo y mi
ridad. Sin la muerte padre somos uno”,
de Alexis, sería im- declaración que pro-
posible la evolución vocó que los fariseos
trasgresora de Fer- lo apedrearan (The
nando (“convertirse Casa de “Cañasgordas” (detalle), Cali, anónima, 1920. BPPM.
Wholy Bible, Juan,
en el “Invisible” – 10:30; Cfr. Shadia
ser restaurado a su esencia–”). El sig- violencia encuentra su lugar ‘real’, Drury, 2004: 5). El gesto paradóji-
nificado trasgresor de la relación no es decir, trascendental. Sólo desde el co y absoluto a la vez consiste en
permite, precisamente, un final fe- punto de vista de esta ‘incorporación’ una exclusión de la lógica así como
liz homosexual. En primer lugar, la perversa de los amantes adolescen- de la fuerza de la evidencia. La ana-
muerte del adolescente asocia el ri- tes, junto con la violencia converti- logía con los evangelios tiene que
tual eucarístico de forma aberran- da en una cualidad trascendental, ver con los mecanismos de organiza-
te. Una estrategia sagrada hace que puede entenderse el inesperado cam- ción de la narración para fundamen-
el cuerpo del Otro esté disponible bio en el romance –Fernando adop- tar su juicio último. A diferencia de
para la incorporación: Alexis paga ta al asesino de su primer amante sin los evangelios, la entusiasta homilía
con su propio cuerpo y vida para malos sentimientos–. que comprende la mejor parte de la
que Fernando pueda lograr la novela de Vallejo, no está focalizada
‘transubstanciación’ y llegar a ser Recapitulemos los dictámenes en un ideal positivo, ni siquiera en
‘eterno’. Este ritual libera al prota- metafísicos para rematar nuestro una visión positiva del Dios del An-
gonista intelectual de su ‘sí mismo análisis de la epistemología religio- tiguo Testamento. La suposición
terrenal’. En calidad de vir clarisimus, sa que atraviesa la novela; tarea central descansa en un nexo gene-
él necesita apartarse de su oficio algo complicada, ya que Vallejo fa- ral de la impureza y la culpa, prove-
profano y unirse a la ‘divinidad os- vorece un sincretismo religioso par- yendo la pobreza y la procreación
cura’. El mecanismo que hace rea- ticular y, al mismo tiempo, una descontrolada la esfera que clama
lidad su meta ocurre dos veces. narración dogmática. Para Fernan- por la intervención violenta. Alexis
Alexis muere primero, por manos do, el genio maléfico, establecer la asesina, al parecer, como deporte,

HERLINGHAUS, H.: LA CONSTRUCCIÓN DEL NEXO DE VIOLENCIA Y CULPA EN LA NOVELA LA VIRGEN DE LOS SICARIOS NÓMADAS 197
pero tenemos que preguntarnos: rización se lanzaran una vez: Las per- mino que llevará a la salvación a
¿Quién es más culpable que el asesi- sonas son castigadas no por sus he- través de la violencia. Si seguimos
no de sangre fría? Según la retórica chos, sino por sus creencias (su pensando en San Pablo, deberíamos
de Fernando, en el pueblo colom- moral inherente)–. Aquí es también agregar el segundo nivel a la “peli-
biano, la falta de inocencia y de pu- útil recordar la declaración de San grosa metonimia”. El primero era
reza es infinitamente más terrible Pablo, tal como es citada por Alain “la fe es lo que nos salva, no nues-
que el asesino, lo cual se equipara – Badiou (2003: 75): “la fe es lo que tras obras”; el segundo postula: “Ya
según nuestra analogía del Evange- nos salva, no nuestras obras”. Sólo no estamos bajo el imperio de la
lio– a la falta de auténtica fe. de esta manera uno puede revelar ley, sino de la gracia” (Ibíd.). Fer-
el “método” establecido por Fernan- nando se ha convertido en el ver-
Éticamente hablando, las ‘cua- do, la mente maestra, al reclamar el dugo de la gracia, y esta es su
lidades’ que en última instancia son asesinato de tantos transeúntes en auténtica misión intelectual.
importantes no se manifiestan en las calles de Medellín. Fernando se
acciones y hazañas, pues hay vícti- sintió ofendido por la simple pre- Una clave más está en la inter-
mas de la cruzada de pretación polémica de
Fernando que fueron la figura de Cristo. Por
asesinadas por las mis- un lado, “Cristo es el
mas conductas por las gran introductor de la
cuales otras fueron ab- impunidad y el desor-
sueltas. La construc- den en este mundo.
ción discursiva del Cuando tú vuelves en
odio y de la impureza Colombia la otra me-
está enfocada en las jilla, de un segundo
mujeres y los pobres, y trancazo te acaban de
en especial en las mu- desprender la retina. Y
jeres pobres, criaturas una vez que no ves, te
predestinadas para ser cascan de una puñala-
juzgadas y castigadas da en el corazón” (Va-
por summum jus. Esa llejo, Op. cit.: 73). La
atribución del odio a Casa de “Cañasgordas”, Valle del Cauca (detalle), anónima, 1920. BPPM. preferencia del gramá-
los pobres, los campe- tico es escalofriante-
sinos y las mujeres –aunque a pri- sencia física de sus compatriotas co- mente clara cuando recupera a un
mera vista nos puede hacer pensar munes, más que por cualquier cla- Cristo violento: “¿Y Cristo donde
en la “genealogía del resentimien- se de comportamiento ‘inmoral’ está? ¿El puritano rabioso que sacó
to” de Nietzsche (2000b)– se ubi- activo. Es aquí donde la metáfora a fuete a los mercaderes del tem-
ca mucho más cerca de la retórica de la contaminación de Colombia plo? ¿Es que la cruz lo curó de
de los evangelios. El motivo cen- revela su motor fanáticamente re- rabietas, y ya no ve ni oye ni hue-
tral que aproxima el discurso del ligioso. Las víctimas asesinadas por le?” (Ibíd.: 53). Con una irónica bo-
narrador Fernando al del Cristo Alexis, y más tarde por Wilmar, en fetada contra el principio de la
vengador en los evangelios de Juan nombre de Fernando, son culpables Trinidad, Fernando exclama: “Es mi
y Mateo, se encuentra en la extir- puesto que viven en un país y en nueva teología de la Dualidad,
pación de la rectitud moral en sus un mundo donde, per dictum, su opuesta a la de la Trinidad: dos per-
relaciones con la acción y el com- existencia no puede servir a ningún sonas son las que se necesitan para
portamiento prácticos. Repitamos buen fin. A su vez, participar en una el amor; tres ya empieza a ser or-
el horrendo criterio que da autori- misión superior no admite condi- gía” (Ibíd.: 54). A pesar del sarcas-
zación a la cruzada de asesinatos en ciones ni disculpas. Requiere un ser mo, la “dualidad”, que se refiere a
la novela –veredicto contra el cual, elegido y una especial castidad, ma- Alexis y a su maestro, no es distan-
históricamente hablando, no sólo nifestada en la veneración al amor te de una semántica que la Biblia
la modernidad política y la secula- homosexual masculino como el ca- hace posible, por ejemplo, el Padre

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en el cielo y Jesús juntando fuerzas Para evitar confusión y para su- una moralidad moderna– de las ac-
para montar un régimen de terror brayar lo increíble, es necesario rei- ciones delictivas, sino del mal que
sobre la humanidad malvada, una terar que el hilo que conecta unas las personas no tienen opción de
raza humana que ha sido corrom- palabras bíblicas y los pensamien- elegir o rechazar. Los culpables son
pida por la Caída. A la luz de la tos en La virgen de los sicarios está señalados por la autoridad del
declaración de Jesús, “Yo y mi Pa- marcado por la erosión del criterio summum jus. Es parte de esta ‘anti-
dre somos uno”, la “teología de la del actuar humano, en su relevan- lógica’ que la acción del narrador
dualidad” de Fernando aparece cia normativa para los valores mo- pueda incurrir en el asesinato y el
como un antiguo dictamen (Juan, rales. Para usar las palabras de delito, y aún seguir estando por en-
10:30). Pero, el “gramático” in- cima de toda culpa.
vierte el sacrificio de Jesús al sa-
crificar a sus amantes, sus “niños”, Los sentimientos de Fernan-
sus “bebés” (Ibíd.: 156). Al des- do hacia la Iglesia Católica
terrar el aspecto del amor y la Romana son ambivalentes e
misericordia de Jesús, tal como incómodos. Por un lado, reme-
este también resplandece a tra- dando el poder retórico de un
vés de los evangelios, Fernan- Cristo fanático, parece inclina-
do restituye una imagen del do al radicalismo calvinista o lu-
Cristo fanático, únicamente terano más que hacia la doctrina
para fundamentar su propio ri- ‘más delectable’ de procedencia
tual. Este Cristo tiene el poder católica, que equilibra el papel
–de la palabra– para equilibrar del pecado y las acciones ‘rec-
la erosión de la ley con la gra- tas’ para que la salvación sea ase-
cia. Pero, dado el extremo al que quible a la humanidad (Drury,
han llegado las cosas en el mun- Op. cit.: 15-29). Por otro lado,
do, sintetizado por la Caída de Fernando y Alexis con frecuen-
Colombia, él también necesita cia visitan las iglesias donde se
usar el poder del acontecimien- encuentran con la Virgen mise-
to (para el caso, los asesinatos) ricordiosa. Fernando es reacio
como San Pablo lo sabía bien a abandonar su devoción a
(Badiou, Op. cit.: 75 ss). El filólo- María Auxiliadora, “la virgen
go, después de haber castigado la mía, de mi niñez, la que más
ciudad de Medellín con terror quiero” (Vallejo, Op. cit.: 16).
Baño, casa de hacienda “Yambitará”, Popayán,
purificador y derramado tanta Jeremy Horner, Villegas Editores, 1995.
Pero, ¿no es la religión católica
sangre inocente, se ha vaciado de romana pragmáticamente sa-
sus características profanas y se vuel- Shadia B. Drury (2004: 9), la reli- bia, al incorporar lo mundano den-
ve omnisciente y transparente. gión del Nuevo Testamento “sitúa tro de lo sagrado? Más aún, ¿no es
Como el “Invisible” de Medellín, los pensamientos y creencias correc- el narrador de Vallejo imperdona-
cita el Evangelio de Mateo: tas en un nivel tan elevado que ha- blemente cruel e inescrutable? Si un
cen sombra a la buena conducta y pueblo pecador, que incluye a los
“Que los muertos entierren a sus eclipsan las acciones correctas”. sicarios, tuvo el derecho de la ex-
muertos”. Y por entre los muer- Similar al Jesús autocrático retrata- piación de sus pecados en las casas
tos vivos, caminando sin ir a nin- do por los evangelios, el grammaticus de Dios, ¿cómo un Mesías fanático
guna parte, pensando sin pensar, de Vallejo castiga a sus conciuda- pudo restaurar el castigo violento?
tomé a lo largo de la autopista. danos, al haber matado a más de Irónicamente, las numerosas iglesias
Los muertos vivos pasaban a mi cien de ellos, no por su comporta- de Medellín adquieren el papel de
lado hablando solos, desvarian- miento sino por pertenecer a una lugares útiles y protectores: inclu-
do (Vallejo, Op. cit.: 120; Cfs. raza contaminada. De ahí que, la sive, Fernando visita los lugares sa-
Mateo, 8:21-22:). culpa no nace –como establecería grados regularmente para encontrar

HERLINGHAUS, H.: LA CONSTRUCCIÓN DEL NEXO DE VIOLENCIA Y CULPA EN LA NOVELA LA VIRGEN DE LOS SICARIOS NÓMADAS 199
alivio a las agresiones que, según reconocer como escepticismo ateo? legado se puede detectar en el uso
dice, vive en la calle. ¿El discurso autocrático del gramá- de metáforas y comentarios que se
tico no está acompañado por su refieren al concepto bíblico de la
Cuando el narrador ególatra de propia falta de fe en Dios? Y, por lo creación. Además, un deseo de sal-
Vallejo, que actúa como un ventrí- tanto, ¿podría atribuírsele una pos- vación impregna la consciencia de
locuo perfecto del escritor del mis- tura más agnóstica y nihilista que la voz narrativa desde el comienzo.
mo nombre, desata su ira contra la una inclinación religiosamente Las referencias a la creación descu-
humanidad envilecida, no hay evi- doctrinal? Nuestra lectura sugiere bren al grammaticus como el gran
dencia de que haya tenido en cuenta problematizar críticamente la rela- apóstata. Cuando Alexis y él en-
los valores históricos de justicia, ción de Fernando con la religión, cuentran un perro callejero herido,
equidad o una inclinación mo- que no tiene posibilidad de so-
ral imparcial. La falta general brevivir, Fernando declara,
de ‘inocencia’ en Colombia y culpando ostensiblemente al
más allá, alimenta su despre- Dios del Antiguo Testamento:
cio y su capricho beligerante. “Solo Dios sabrá, él que es cul-
No es por accidente que el na- pable de estas infamias: El, con
rrador esté llevando a cabo su mayúscula, con la mayúscula
misión mientras coquetea con que se suele usar para el Ser
temas metafísicos. Se ha ins- más monstruoso y cobarde,
pirado particularmente en un que mata y atropella por mano
espacio hermenéutico ambi- ajena, por la mano del hom-
guo, donde las relaciones en- bre, su juguete, su sicario”
tre el Antiguo y el Nuevo (Ibíd.: 77).
Testamento relativas al papel
de Dios, Su competencia so- Aparece como una incon-
bre el estatus del pecado y la gruencia chocante que el
salvación, la violencia y la ley, maestro y su niño, después de
la fe y el conocimiento, toda- acabar con la vida de doce-
vía son capaces de perturbar nas de transeúntes, se preocu-
al pensamiento ético 6 . Fer- pen tanto por un perro herido,
nando es consciente de la mucho más cuando Alexis es
ambivalencia y de la ‘belige- incapaz de darle el coup de
rancia’ cuando saca a flote el grace, que después le da Fer-
rostro de Jesús del Nuevo Tes- nando. Sin embargo, esta es-
tamento –especialmente el cena del perro y otras referidas
rostro que apoya el terror, las Casa de hacienda “Baza”, Boyacá, Jeremy Horner, a los animales (como el canto
Villegas Editores, 1995.
trampas y las emboscadas para de las aves que los humanos
garantizar una oportuna imagen de más que descartarla por contradic- no deben imitar con silbidos), nos
pecaminosidad y desastre–. Dentro toria o incoherente. Por ejemplo, ayudan a darnos cuenta de que se
de semejante imaginario, el lugar ¿qué se podría decir de la polémica mira la existencia desde el punto
de la violencia, de hecho, pide ser del narrador con el legado de la de vista de la “creación” (o termi-
reinventado. Iglesia Católica Romana? nación), y no a través de los lentes
de los conflictos sociales o de la di-
Hay un misterio que sigue sin Al crecer en una familia de la námica histórica. Esto atañe tam-
desentrañar. Recriminando regular- oligarquía terrateniente colombiana, bién a la pobreza y a la impureza
mente a la religión y a Dios, el na- y por el carácter conservador de su femenina: representan la parte ab-
rrador de Vallejo ha puesto una clase, Fernando estuvo expuesto de yecta del “génesis”. Al contrario de
trampa hábil. ¿No hay en la novela manera ‘natural’ al catolicismo des- practicar una política apoyada en
un sentido que los lectores podrían de su infancia. La persistencia de tal el canon católico romano, que

200 NÓMADAS NO. 25. OCTUBRE 2006. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA


equilibra las enseñanzas sobre la ron confrontados con la desvalori- meraria o culpable improvisación
creación y la doctrina de salvación, zación de los fundamentos históri- por una divinidad deficiente, con
el philologis ilustrisimus desafía enfá- cos sobre los cuales se sustentaba material ingrato” (Ibíd.: 214).
ticamente este equilibrio. Confron- la llegada del Apocalipsis (Ibíd.).
ta a los lectores con una posición En la visión de Jacob Taubes, esta Si buscamos patrones imagina-
de sincretismo religioso irreconci- experiencia fue convertida por los rios, una insinuación que tiene que
liable: no desprecia la doctrina ca- gnósticos en una fantasía en la que ver con la relación entre Vir clasimus
tólica romana como tal, pero ésta, la reprensión del Dios del Antiguo y el asesino Alexis permitiría en-
escasamente, puede sostener incó- Testamento es consecuente con la contrarlos en la figura de un “Jesús
lume su autoridad. La “basura de exaltación de las nociones de in- de Luz Iluminador”. De acuerdo
humanidad que se extiende sobre trospección, con gnosis diseñando con Taubes, un “Jesús de Luz” es la
la tierra, es demasiado desastrosa” el conocimiento secreto y elitista persona divina que entra en el mun-
(Ibíd.: 14). “Dios no existe y si exis- que generaría sus propias revelacio- do más bajo de depravación e ig-
te es la gran gonorrea” (Ibíd.: 78), nes. Este fue el conocimiento que norancia humana para traerle la
continúa Fernando, gnosis vivificante que
mientras un aguacero se refiere, ante todo, a
apocalíptico cae sobre la iluminación de las
él. Este era “un mun- almas. El absoluto va-
do con el que Dios no cío interior de Alexis
puede. A Dios, como ofrece la posibilidad
al doctor Frankenstein perfecta para llenarlo,
su monstruo, el hom- a través del narrador
bre se le fue de las ma- ególatra, con tales ins-
nos” (Ibíd.: 99). piraciones. La narrati-
va gnóstica cuenta
La conexión ‘per- como el Jesús de Luz
dida’ que completa el despierta a Adán de su
sincretismo teológico sueño mortal, lo libe-
de la novela es el gnos- ra del demonio, le
ticismo, específicamen- hace probar del árbol
Casa de la Cultura, Mompox, Jeremy Horner, Villegas Editores, 1995
te las ideas que soportan de la vida, y luego le
una determinada memoria interpre- tuvo la capacidad de iluminar el permite abrir su ojo interior y le-
tativa del Antiguo Testamento. alma, asumiendo que las fuerzas ne- vantar la voz contra Dios el Crea-
Varias de las afirmaciones de Fer- gativas han estado siempre activas. dor (Taubes, Op. cit.: 153). La
nando podrían caber, con facilidad, La maldad era una característica analogía aún es válida: no es tanto
en el decálogo de herejías tal como que se atribuyó a los dioses en una que Alexis el sicario sea desperta-
fueron formuladas durante el siglo gama de versiones, imaginando el do a su propio sí mismo (su alma),
segundo de la era cristiana y des- “Génesis absoluto” como fenómeno lo cual es importante, sino que él
critas, por ejemplo, por Hipólito en que emerge de las luchas y rivali- es llevado a la acción trascenden-
Refutatio omnium haeresium: “Con la dades entre los Poderes Celestiales. tal contra la maldad bajo la tutela
sangre se regocija el Dios de este El gnosticismo del segundo siglo, de Fernando el maestro –el último
mundo. Este es el que en los últi- que la iglesia buscó suprimir rápi- gramático de Colombia, su autén-
mos días del tiempo de Herodes damente, encuentra una interpre- tica memoria–.
apareció en forma Humana…” tación irónica en las palabras de
(Taubes, 1971: 152). Los gnósticos, Borges (1996: 215): Su intención En términos de imaginación, si
mientras fueron educados en la na- “es la de resolver sin escándalo el hay un paralelo importante entre la
rrativa de la salvación –“la salva- problema del mal”. Lo que es co- forma en que la novela aborda la
ción escatológica que Dios tiene mún en las narrativas gnósticas, de crisis de Colombia y el edificio ima-
reservada para ellos en Jesús”– fue- acuerdo con Borges, es “nuestra te- ginario del gnosticismo, se lo pue-

HERLINGHAUS, H.: LA CONSTRUCCIÓN DEL NEXO DE VIOLENCIA Y CULPA EN LA NOVELA LA VIRGEN DE LOS SICARIOS NÓMADAS 201
de encontrar en el vínculo que hace suposición psicoanalítica de que un quedaríamos cortos para ver sus
posible conectar una visión prehis- trauma haya bloqueado las referen- posturas actuales. Como consecuen-
tórica (la fábula de la creación) con cias autobiográficas al pasado vivi- cia ética, el discurso de La virgen
una construcción poshistórica (una do. Finalmente, una libertad que no permite eludir la discusión de lo
historia de castigo y redención). ayude a dominar cualquier senti- que Foucault (1990: 135 ss) ha lla-
Obviamente, las visiones poshis- miento personal de rencor y culpa mado: “El derecho de la Muerte y
tóricas están profundamente incrus- posibilita la incorporación de la el Poder sobre la Vida”. Si fuéra-
tadas en conflictos históricos. La “justicia suprema”, que se hace mos a mirar la situación de Colom-
obsesión poshistórica de Fernando manifiesta en el gesto (violento) de bia desde los años 80 hasta los 90,
no está impulsada por suposiciones “gracia” extendido a un mundo dentro de marcos de referencia po-
ingenuas. Él se ve a sí mismo como anárquico. líticos, lo que inmediatamente
un dinosaurio que fue arro- llama la atención es la pre-
jado a morir en un mundo sencia conflictiva de fuerzas
occidental podrido; pero, él, independientes del Estado
como el último gramático colombiano que, cada una
que queda en su país, ha de- por sus propias razones, dis-
cidido que su aspiración fi- ponen de enormes cantida-
nal será una libertad activa des de poder biopolítico.
y singularmente radical. Te- Ahora, ¿no llamaría la desas-
niendo en cuenta la perspec- trosa coexistencia de estas
tiva gnóstica, es necesario fuerzas a un modelo de acuer-
preguntar: ¿cuál es el estatus do con el cual el “poder del
de la libertad, de acuerdo con soberano sobre los sujetos
el sincretismo cristiano de puede ser ejercido en forma
Fernando? Esto se refiere, es- absoluta e incondicional?”
pecialmente, al concepto de (Ibíd.) ¿Es eso lo que Vallejo
libertad en relación con un imagina como la verdad su-
mundo culpable. La libertad perior de la violencia que su
está reservada al proyecto de beligerante narrador nos
un sujeto ilustrado aunque pone en frente?
autocrático, miembro de
una elite universal y espiri- La lógica del gramático es
tual que, por virtud de su ca- sobrecogedora. Lo que im-
pacidad de ver claramente, plica es la suspensión de
puede abrazar el abismo. Así Casa cural, Villa de Leyva, Germán Téllez, Villegas Editores, 1995. cualquier relación democrá-
que esa ‘libertad’ permite ex- tico-moderna entre el poder
teriorizar la culpa, expulsarla del cír- Cuando el gramático declara y la violencia. De acuerdo con
culo de pecado y expiación, por que no hay nadie inocente, esto Hannah Arendt (1970: 51), “el po-
medio de aquella clarividencia mís- hace difícil considerarlo como un der es [...] la esencia de todo gobier-
tica que la gnosis puede dar a unos “terrorista”, pese a que él ha sido el no, pero no la violencia. La violencia
pocos elegidos. Si nuestro excursus cerebro detrás de la muerte de es instrumental por naturaleza [...]
sobre gnosticismo demuestra su uti- miembros de la población civil. “Y ella agrega: El poder no necesi-
lidad, incluso podría explicar como Cuando todas las elecciones están ta justificación, lo que requiere es
Fernando ha logrado asumir la pre- previamente polarizadas, las alter- legitimidad” (Ibíd.: 52). En la no-
sencia del ‘mal’ en su propia clase nativas se eclipsan –desaparecen de vela de Vallejo, la legitimidad y la
social: por ejemplo, el rechazo ca- la imaginación–. Si bien podríamos justificación son de hecho temas
tólico de la homosexualidad. En ese descalificar a la novela por ser un cruciales. Para Arendt, la noción de
sentido, su ira gnóstica resulta más ejemplo sofisticado de neofana- legitimidad está por encima de la
reveladora que cualquier posible tismo bíblico, sin embargo, nos de “justificación”, porque aquella

202 NÓMADAS NO. 25. OCTUBRE 2006. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA


se basa en un llamado al pasado. década en un tipo de estado de co- lado, si la novela puede mantener su
La justificación, por el contrario, existencia perversa, son desastrosa- apuesta apologética, es por virtud de
“está relacionada con un final que mente problemáticas7 . eso que el libro oculta, relativo a la
descansa en el futuro” (Ibíd.). Fer- autobiografía –unas memorias perso-
nando el gramático, mensajero en Si la novela de Vallejo es nales que, después de todo, no son
nombre de Herodes, ha hecho in- apologética, por lo menos se pue- más ni menos que un asunto de la
visible esta misma relación. Ya no de conceder que lo es sólo en vir- misma imaginación–.
hay ninguna legitimidad moral que tud de la imaginación. Y, después
se pueda derivar del pasado ni de de todo, su protagonista es un via-
las estructuras legales y políticas jero que –de acuerdo con sus pro-
existentes, ya que la creación y el pios planes– a lo mejor saldrá del Citas
génesis, junto con la corrup-
ción y la locura, han puesto 1 Para afirmar esa carencia funda-
al mundo por fuera del orden. mental, el narrador rechaza con ma-
lograda ironía las ideas de “los so-
Hasta la justificación ya no se ciólogos” sobre los sicarios (ver, por
necesita para habilitar a la vio- ejemplo, pp. 15-16). Ese tono an-
lencia, sino la que es produ- tisociológico se enlaza fácilmente
con la escritura trascendente del
cida por la violencia misma. texto literario. Aquí no es el lugar
para discutir si estas referencias ne-
La visión novelística de gativas a la sociología se refieren
específicamente al libro No nacimos
Fernando Vallejo se sitúa, en pa’ semilla que salió publicado pocos
el fondo, bastante cerca de años antes de La virgen de los sicarios.
aquellas afirmaciones que su- Más significativo nos parece men-
cionar que la novela de Vallejo, efec-
gieren, que el caso colombia- tivamente, busca recuperar un te-
no ha hecho del concepto rreno simbólico que está en conflic-
“violencia extrema” un tema to con los esfuerzos productivos em-
prendidos por autores de sociología
clave, porque el poder sobe- cultural, antropología y estudios de
rano se ha perdido y se ha la comunicación en Colombia, los
erosionado la base moral que que dieron importancia a una visión
desmitificadora de las identidades ju-
podría guiar y sostener a la na- veniles, por ejemplo, a lo complejo y
ción. En otras palabras, en una paradójico de la violencia juvenil
situación donde las fronteras marginal. Mencionamos, entre
entre poder político y violen- otros, el excelente libro “Viviendo a
toda” Jóvenes, territorios culturales y
cia se han vuelto muy inesta- nuevas sensibilidades editado por
bles, la llamada para hacer una Casa Juan de Castellanos, Germán Téllez, Villegas Editores, 1995.
Cubides, Laverde y Valderrama en
tabla rasa biopolítica puede 1998. Ver en ese libro, el ensayo de
Jesús Martín-Barbero “Jóvenes: desorden
estar a la orden del día. Dado que país de nuevo, después de que su cultural y palimpsestos de identidad” y el
Colombia no está en posición de la segundo amor, Wilmar el sicario, de Alonso Salazar, “Violencias juveniles:
absoluta soberanía ni autorizada a también ha sido sacrificado. La res- ¿contraculturas o hegemonía de la cultura
emergente?”; ver, asimismo, José Fernan-
ser un interlocutor soberano en los puesta a la pregunta en cuyo nom- do Serrano (2004).
actuales asuntos mundiales relativos bre él ha estado transitando, el 2 Ver, entre otros estudios: Erna von der
al poder, podría estar destinada a nombre de Herodes, o más bien al- Walde (2001: 27-40); Rory O’Bryan,
prolongar su situación de conflictos guien más, permanece abierta. Esa (2004: 195-204). La polémica con ‘la so-
ciología colombiana’, en el ensayo de von
y violencia destructiva, o debería ser respuesta probablemente tendría der Walde, contribuye a erigir fronteras,
geopolíticamente saneada bajo una que abordar temas mundiales y su mientras que para desentrañar las dimen-
guía imperial. Numerosos análisis relación con las experiencias y la mi- siones fenomenológicas y culturales de la
violencia no es suficiente rescatar la ‘par-
han subrayado que ambas alternati- sión de summum jus, ya que el ticularidad’ literaria frente a las ciencias
vas, que efectivamente han estado grammaticus ha pasado la mayor par- sociales. Por ejemplo, hacer hermenéu-
tomando forma durante la última te de su vida en el exterior. Por otro tica crítica de la religiosidad de las ficcio-

HERLINGHAUS, H.: LA CONSTRUCCIÓN DEL NEXO DE VIOLENCIA Y CULPA EN LA NOVELA LA VIRGEN DE LOS SICARIOS NÓMADAS 203
nes novelísticas de Vallejo requiere in- BOVE, Paul, 1996, “Afterword: Global/Lo- NIETZSCHE, Friedrich, 2000a, The Birth of
sertarse en diferentes dimensiones de cal Memory and Thought”, en: Rob Tragedy, en: Basic Writings of Nietzsche,
imaginarios, tanto literarios como filosó- Wilson y Wimal Dissanayake (eds.), Glo- traducido y editado por Walter Kauf-
ficos y teológicos. bal / Local. Cultural Production and the mann, Nueva York, The Modern Library.
Transnational Imaginary, Durham / Lon-
3 Ver la discusión de Butler sobre el con- , 2000b, On the Genealogy of
dres, Duke University Press.
cepto the “illocutionary speech act” de Morals, en: Basic Writings of Nietzsche,
Austin en Butler (1997: 3 s). BUTLER, Judith, 1997, Excitable Speech. A traducido y editado por Walter Kauf-
Politics of the Performative, Nueva York / mann, Nueva York, The Modern Library.
4 Estamos parafraseando el uso metafórico
Londres, Routledge.
que Agamben (1998: 87-90) hace del O’BRYAN, Rory, 2004, “Representations of the
término ‘abandono’, aunque nuestra dis- CUBIDES, Humberto J., María Cristina City in the Narrative of Fernando Vallejo”,
cusión se diferencia en que está dirigida a Laverde Toscano y Carlos Eduardo en: Journal of Latin American Cultural
la ‘vida sagrada’, no como término jurí- Valderrama (eds.), 1998, “Viviendo a Studies, vol. 13, No. 2, pp. 195-204.
dico sino como ético y cultural. toda”. Jóvenes, territorios culturales y nue-
SALAZAR, Alonso, 1998, “Violencias juve-
vas sensibilidades, Bogotá, Universidad
5 Parafraseamos, en asociación libre, una niles: ¿contraculturas o hegemonía de la
Central – DIUC / Siglo del Hombre Edi-
idea de Kantorowicz (1957). cultura emergente?”, en: Humberto J.
tores.
Cubides, María Cristina Laverde Tosca-
6 Drury escribe: “En el Viejo Testamento,
DRURY, Shadia, 2004, Terror and Civili- no y Carlos Eduardo Valderrama (eds.),
los pecados son acciones, no creencias.
zation. Christianity, Politics, and the 1998, Viviendo a toda” Jóvenes, territorios
En contraste, en el Nuevo Testamento
Western Psyche, Nueva York, Palgrave culturales y nuevas sensibilidades, Bogotá,
la loyalidad frente a la Ley es secundaria
/ Macmillan. Universidad Central – DIUC / Siglo del
a creer en Jesús. Y cuando el creer en Él
Hombre Editores.
es en sí mismo un don de gracia, tene- FOUCAULT, Michel, 1990, The History of
mos una imagen de un Dios remoto, ar- Sexuality, vol. I, II y III, Nueva York, , 1990, No nacimos pa’ semilla, Bo-
bitrario e inescrutable que está más allá Vintage Books. gotá, Cinep.
de cualquier reproche” (2004: 32).
FREUD, Sigmund, 2000, “Die Zukunft einer SCHMITT, Carl, 1922, Politische Theologie
7 Ver, entre otras fuentes: Garry Leech Illusion”, en: Sigmund Freud, Fragen der I, Berlín, Duncker y Humboldt.
(2002); Cecilia Menjívar y Néstor Gesellschaft, Ursprünge der Religion,
Rodríguez (eds.) (2005); Michael SERRANO AMAYA, José Fernando, 2004,
Frankfurt Main, Fischer Taschenbuch
Taussig (2005) (versión abreviada en es- Menos querer más de la vida. Concepcio-
Verlag.
pañol en: Hermann Herlinghaus/ Mabel nes de vida y muerte en jóvenes urbanos,
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Aguilar / Alfaguara. Hermann Herlinghaus y Mabel Moraña
LÓPEZ de la ROCHE, Fabio, 2006, “Hannah (eds.), 2003, Fronteras de la modernidad
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tros (colombianos) tiempos de oscuri-
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Tomo I, Barcelona, Emece. Terror, Austin, University of Texas Press.

204 NÓMADAS NO. 25. OCTUBRE 2006. UNIVERSIDAD CENTRAL – COLOMBIA


Más de 5.000 láminas elaboró la Expedición Botánica del Nuevo Reino, comen-
zando siempre por el dibujo en negro, que después sería iluminado con los colores de
la planta. “El acopio de la nomenclatura botánica vulgar y de la información acerca
de la utilidad dada a las plantas por la tradición nacional mestiza produjo el comien-
zo de una simbiosis entre ciencia botánica universal y la cultura etnobotánica indí-
LAS ILUSTRACIONES
gena”. El “esplendor iconográfico” de las láminas atrajo la crítica del “sabio” Caldas,
quien le escribe al Virrey, una vez muerto Mutis: “hablando con verdad, retardan el
progreso de las ciencias. Unas láminas pequeñas, sin...” hubieran bastado para
ilustrarnos y para sacar todas las utilidades que promete un vegetal”. El trabajo de la
Expedición se suspendió, las láminas fueron enviadas a España, y los nuevos ímpe-
tus regresaron sólo hasta el siglo XX, con el botánico Enrique Pérez Arbeláez.

Las isometrías de templos y los dibujos de fachadas


de iglesias con que finalizan los artículos fueron
realizados en 1990 por el arquitecto DA-
NIEL RESTREPO para el libro Rescate del
patrimonio arquitectónico de Co-
lombia, publicado por el Ban-
co de la República en
Bogotá en 1991.

AGRADECEMOS muy especialmente a la Biblioteca Pública Piloto de


Medellín el haber dejado a nuestra disposición su extraordinario
archivo «100 años de arquitectura de Colombia», que ha nutrido
buena parte de este número de la Revista. Igualmente le agradecemos a
la «Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá» su generosidad al
prestarnos material invaluable de su importante archivo fotográfico.
De la misma manera, nos sentimos en deuda con el reciente y
utilísimo ATLAS DE BOGOTÁ, que ha llenado un vacío en la
bibliografía capitalina, por la amabilísima atención que nos brindó.
Nuestro agradecimiento también al ICANH y al profesor Fernando Urbina.

Las fotografías con el crédito a “Villegas Edi-


tores” pertenecen al libro de Germán Téllez:
Casa Colonial - Arquitectura Doméstica Neo-
granadina, publicado en Bogotá en 1995. La
mayor parte de las fotografías de este libro son
de Germán Téllez, complementadas por
Jeremy Horner (ps. 191, 192, 199, 200, 201),
Antonio Castañeda...
Villa de Leyva, Boyacá, Germán Téllez

HERLINGHAUS, H.: LA CONSTRUCCIÓN DEL NEXO DE VIOLENCIA Y CULPA EN LA NOVELA LA VIRGEN DE LOS SICARIOS NÓMADAS 205

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